Las Cosas Por Su Nombre

Iré algo desde lo personal. Trabajé toda mi vida, desde los quince años de edad, como periodista. Pero de los de antes, de los que habían sido capacitados y formados para ubicarse en medio de todas las facciones en litigio, sin involucrase con ninguna y, a partir de su innata imparcialidad, informar a la gente con limpieza, transparencia y carencia de intereses propios, cuestiones que les permitieran sacar sus propias conclusiones. Te lo aviso: no existe tal barbaridad corrupta como hacer un periodismo militante. No hay tal cosa. En todo caso, lo que sí puede haber es algún jugoso premio para mentirle a la gente a favor de tal o cual sector, que es el que te dará ese premio a tu lealtad…

Y militancia, también. Siento profundo respeto por los militantes de los distintos sectores ideológicos conocidos. Con algunos puedo compartir algunas ideas más que con otros, de hecho, pero jamás los ataqué con críticas simplemente por pensar diferente. Si formo parte de un sistema democrático, aunque me sobre experiencia y sabiduría para encontrarle tremendos errores, mi obligación moral de hombre bien nacido, será comportarme tal como ese sistema lo predica y lo incentiva: pensando y permitiendo pensar. Argumentando a favor de mis ideas, naturalmente, pero no insultando o agrediendo a los que tienen otras opuestas a las mías. Eso no es democracia, eso sigue siendo autoritarismo. Y los emperadores dejaron de existir hace mucho tiempo. Ahora bien; con todos esos elementos en las manos, como periodista me llevaron a ser: desconfiado, descreído y escéptico. Desconfiado de quienes me aseguraban ser los mejores y los únicos. Descreído de todos los discursos y relatos a favor o en contra y escéptico de todos los que aseguraban tener la gran solución para llevarnos a un mundo mejor.

Claro está que, con todos esos elementos personales en las manos, ¿Me puedes explicar cómo llegué a ser un creyente genuino e hijo de Dios por nuevo nacimiento? Yo tengo la respuesta: eso fue un milagro. Sacar de mi mente todo ese nivel de incredulidad general y convertirlo en auténtica fe casi ciega en lo dicho por el que convertí en Señor de mi vida, tuvo que ser un milagro sobrenatural. Ninguna persona, desde el convencimiento, el discurso o la estrategia que fuera, hubiera podido lograrlo en mí. La noche en que mirando aquellas estrellas brillantes en el telón negro del firmamento le dije a Dios que, si era cierto que existía, me ayudara a encontrarlo, no se lo dije con dudas ni tratando de sacar alguna ventaja. Se lo dije creyendo absolutamente que Él me estaba escuchando y que algo, que todavía no podía saber qué sería, iba a hacer a mi favor y yo iba a poder salirme de esa situación asfixiante a la que una vida personal no del todo correcta me había llevado. ¿Podría argumentar que hubo terceros que tuvieron responsabilidad en esa asfixia? Si, pero eso sería proceder como el psicópata, que siempre cargará culpas a los demás de sus propios errores. Convertirte, es comenzar a hacerte cargo de tus decisiones. Nadie te obliga a ser ni a hacer nada. Siempre eres tú el que eliges ser o no ser, hacer o no hacer, lo que sea.

Entonces, la cuestión es que fui estrictamente salvo por Gracia. No me lo merecía en lo más mínimo. Si bien no había asesinado a nadie, ni tampoco estafado, ni violado a nadie, eso no me convertía en un santo lleno de virtudes. Fui un pibe, (Así llamábamos aquí a los jóvenes que pasaban de la adolescencia a la madurez), decente, bastante puro, obediente y trabajador. Pero al mismo tiempo, por vivir y convivir con todo lo que se vive y se convive en esta sociedad de la que formamos parte, también pequé bastante y de todos los colores que puedas imaginarte. Buena persona, sin dudas, como muchos, pero pecador de cabo a rabo, como todos los que viven, o vivían sin Dios. Lo que vino después más o menos lo sabes, porque lo he contado en otros trabajos anteriores, y no me gusta repetir demasiado algo dicho, porque ese es uno de los signos más visibles de la senilidad galopante que va llegando a una vida. Ojo: no me molesta en absoluto estar envejeciendo, todo lo contrario. ¿Sabes por qué? Porque lo único que evita envejecer sin fallo alguno, es morirse. Y si bien es un destino final que todos tenemos en nuestro futuro, a mí, como supongo a la mayoría de ustedes, no me da ni medio gramo de gana apurarme para que llegue. No le temo y lo acepto, pero no tengo ninguna prisa, no sé si soy claro.

Primeramente, creí en el Dios Católico Apostólico Romano. Luego creí en el Dios de la iglesia evangélica. Hoy estoy creyendo en el Dios de la Biblia. Y tengo certeza de estar creyendo en lo correcto, por dos motivos. Primero, porque esa Biblia contiene la Palabra de Dios en toda su intensidad, la misma Palabra utilizada para crear todo lo visible e invisible. Y, en segundo término, porque a esa misma Biblia no todos los sectores anteriormente mencionados la creen y respetan fielmente. Tanto la iglesia católica como la evangélica, respetan de la Biblia solamente lo que coincide con las doctrinas por ellos mismos construidas, enseñadas y hasta obligadas a respetar fielmente. Y si a eso le sumamos distintas áreas en cada uno de ambos credos, entonces ya entramos en un derrotero bastante sinuoso, donde subsiste mucho más lo que le hacemos decir a esa Biblia que lo que ella te está diciendo en verdad. No invento nada si te digo que he conocido personas que no vacilan en interpretar algún texto bíblico de manera tendenciosa para hacerlo coincidir con sus pensamientos. Llegaron al extremo de darles a David y Jonatan una entidad casi homosexual, con la simple intención de justificar esa forma de vida.

De hecho, lo más serio, si me permites verlo de ese modo, que la Biblia contiene, es que no te arrima ningún argumento detallado de la existencia de Dios. Lo que sí te dice, con esa tremenda y contundente simpleza que tienen las verdades absolutas que sólo existen en lo sobrenatural, es que si quieres ver a Dios puedes verlo en todo lo creado. Y eso nos impide algo a lo que el hombre, en su naturaleza caída y pecadora, es tan afecto: colocar todo bajo el microscopio de su sapiencia humana y luego adherirle un rótulo, una etiqueta que diga que eso es tal y cual cosa y no se habla más del asunto. Demasiado lineal y vacuo como para incorporarlo a un ámbito que, como el espiritual e invisible, es altamente profundo e inescrutable desde los cinco sentidos carnales. Podemos estudiar a Dios, nadie te lo va a prohibir, ni siquiera Él mismo. Pero lo que no podemos hacer en modo alguno es analizarlo, y mucho menos desde la lógica racional humana. Es contundente y determinante: sólo podemos saber y conocer de Dios, lo que Él esté dispuesto a revelarnos. 

Por eso, Cuando los Dibujantes te muestran a ese Dios anciano, de profusa barba y largos cabellos blancos, es más que obvio que no han recibido ninguna revelación, sino sólo el impulso interno y carnal de sus propias imaginaciones creativas, que pueden ser muy útiles y hasta positivas para todo el andamiaje publicitario o de ficción, pero jamás en lo concerniente al mundo espiritual. Si alguno de ellos hubiera tenido el mínimo contacto con el Espíritu Santo, hubiera entendido que Dios es eterno, y que hasta donde podemos saber, nada que posea el concepto de eternidad vive dentro del tiempo cronos que vivimos nosotros, los seres humanos que poblamos este planeta. Dios, simplemente ES. Ni un niño, ni un adolescente, ni un joven de físico cultivado en gym, ni un hombre de edad madura onda empresario y mucho menos un anciano. ¿Por qué? Porque no vive en este tiempo material, porque es Espíritu y los espíritus viven en un ámbito sin tiempo. ¿Entenderlo? No, con tu mente finita y carnal, es imposible que entiendas esto. ¿Sabes qué? Créelo, con eso te alcanzará. Al menos, hasta que recibas algo de revelación y luz.

¿Tan así? Eso me han preguntado muchas veces. ¿Es serio enseñar que se debe creer lo que no se ve, aunque no exista ningún elemento de prueba que ayude a creer? Para el concepto de nuestro mundo que analiza, examina y prueba y comprueba todo desde su propia sabiduría terrenal, no. No parece ser demasiado serio, pero ¿Sabes qué? Es tan serio como cuando Jesús le hizo recuperar la vista a un ciego escupiendo sobre la tierra y pasándole el resultado de esa acción por los ojos al hombre. ¿Es que el barro puede sanar una ceguera de nacimiento? Media iglesia que sí, la otra que no. Comienzo de una grieta ideológica, religiosa y política en marcha. Divisiones. Satanás chocho de la vida y de parranda corrida celebrando las idioteces humanas con disfraz eclesiástico. Barristas por un lado, anti barristas por el otro. La estupidez humana, a veces, no tiene límites. Aunque semanalmente se junten en un lugar a cantar coritos, levantar sus manos y cerrar sus ojos en un ensueño o éxtasis producto de sus emociones o, lo peor, simulado.

En el principio, creó Dios los cielos y la tierra, dice el primer verso del Génesis en la versión Reina Valera tradicional. Un voluminoso moreno puertorriqueño que trajo palabra ungida en los años noventa a mi país, cuando aquí todavía se enseñaba el evangelio según escuelita bíblica para niños, dijo que aquel que entendiera este primer verso de Génesis, estaba en condiciones de entender todo el libro. Y redoblando la apuesta ante ojos abiertos como un par de huevos fritos de todos nosotros y nuestra mandíbula caída por exceso de ignorancia, añadió que quien lograra entender Génesis, iba a comprobar cómo toda la Biblia le tomaba sentido. Tenía total y absoluta razón. Era mandato del Espíritu Santo que nos dijera eso justo en ese tiempo y momento, donde todavía aquí había una batalla global entre católicos y evangélicos y, yendo hacia dentro, bautistas versus pentecostales. Si existen o no existen los demonios, si se habla o no se habla en lenguas y un sinfín de tonterías religiosas por el estilo, ocupando el lugar de atención general, en lugar de darle prioridad a lo más importante: conocer a Cristo y ser un mismo espíritu con Él.

A mí no me cerraba eso de En el principio… ¿Cómo que en el principio? ¿De qué principio me está hablando, si en el concepto de eternidad no existe el tiempo tal como nosotros lo medimos con nuestros relojes o ahora con nuestros teléfonos móviles? ¿No existe Dios desde siempre de los siempres? Ya lo sé, no puedes entender eso, ¿Verdad? No te preocupes, yo tampoco, pero así funcionan nuestras mentes finitas destinadas a nacer, desarrollarse, crecer y morirse. ¿A quien se le ocurre, con esos elementos, entender a un ser que dice ser eterno? ¿Alguno de ustedes me puede explicar con pelos y señales qué cosa es la eternidad? ¡Sí, ya sé lo que dicen los buenos libros escritos sobre el tema! Pero no te estoy hablando de libros, te estoy hablando de sabiduría genuina, esa que te viene desde adentro y que no puedes saber de donde y por qué te viene. ¿Entonces te estoy diciendo que no hubo un día o momento en que Dios dijo ¡Zácate! y todo esto que vemos se formó? No lo sé, yo más bien creo que se fue formando de a poco, una cosa detrás de la otra. Pero no hubo un principio, hubo una prosecución de algo que en la eternidad ya estaba formado. Sólo debió reproducirlo en lo visible aquí y ahora.

¡Muy bien! ¡Genial! ¡Grande el maestrito Néstor! Ahora dime gran sabihondo humanoide por qué motivo ese versículo dice lo que dice. Por qué dice En el principio, si ya entendemos que no hubo ningún principio. La respuesta era tan simple que me dio vergüenza el día que se hizo la luz en mi entendimiento, de no haberla visto antes. Porque hubo un error de traducción en la versión tradicional que conocemos. Porque aquellos monjes decidieron entender que donde dice principio, está refiriéndose a comienzo, a inicio de todo. Y ahí nomás interpretaron eso y le mandaron lápiz, carbón, pluma, ya que teclado todavía no existía. Digo: ¿Nadie pensó que esa interpretación provenía de un montón de mentes que tomaban los manuscritos sagrados y antiguos con una preponderancia intelectual formada por las escuelas griegas? No. Eran monjes y, como tales, dueños de ese Dios y sus mandatos, como religión derivada del judaísmo. ¿Para qué se iban a tomar el trabajo monótono de indagar en los originales para ver si lo que estaban escribiendo era así? ¡Que a ese trabajo lo hiciera algún tonto! Okey, aquí tienes a uno de esos tontos. Obviamente no el único, hubo otros que también lo hicieron, gracias a Dios.

Fui a consultar a otras versiones y eran todas más o menos dependientes de la tradicional, que como todos sabemos, fue traducida al español previo paso anterior por el inglés. Es decir que mucho de lo que se lee en nuestras biblias, es producto de una doble traducción. Del hebreo o griego, conforme a si es del Antiguo o Nuevo Testamento, al inglés, y de allí al español. Muy meticuloso y prolijo, pero peligroso en cuanto a lo interpretativo. Porque en la versión Biblia Textual, que es la única que tengo noticias fue traducida directamente de los originales al español sin pasar previamente por el inglés, me encuentro con una novedad para nada menor: Allí no se lee En EL principio, sino En UN principio. Y allí se nos dan vueltas patas para arriba todas nuestras interpretaciones de craneotecos teológicos. Porque no es lo mismo usar EL, que cualquier literato menor sabe que un artículo determinado neutro que se antepone a un sustantivo masculino para indicar que el referente es conocido por el hablante y el oyente que UN. EL principio, es efectivamente el comienzo y todo lo que creímos y entendimos durante años.

Sin embargo, decir En UN principio, es otra cosa. Porque UN, que, si bien también es un artículo, en este caso es indeterminado, lo que te dice a ti y a mí que se utiliza para presentar o introducir sustantivos que designan personas o cosas desconocidas o no mencionadas anteriormente. Con lo que, haciendo un muy somero análisis literario normal, llegas a darte cuenta que decir en UN principio no te está hablando de comienzo, sino de modelo, de patrón, de croquis, de¡Diseño! Haz la prueba simple, doméstica y hasta casera. Lee ese verso con esta modificación. ¿Qué te dirá? Que En UN diseño de Dios fueron creados los cielos y la tierra. ¿Verdad que suena mucho más coherente que lo anterior? Porque nuestro Creador de todos los universos habidos y por haber, de todos los cielos conocidos y por conocerse y de todos los planetas entre los que se encuentra el nuestro, tenía un diseño divino a infalible para ejecutarlo. Y así fue como lo hizo. Eso es, de alguna manera, entender ese primer versículo y, tal como lo dijo aquel moreno, ahora podrás entender el resto del Génesis. Haz la prueba. Yo no soy un comentarista que te estudiará el Génesis, apenas soy alguien que da de lo que ha recibido por Gracia y revelación. Sólo eso.

¿Y qué cosa es el contenido básico o elemental de este libro adjudicado nada menos que a Moisés? En primer término, que te muestra el fundamento de las doctrinas del pecado, de la caída, de la redención y de la justificación. No es poca cosa, créeme. Pero no se queda con eso, sino que también te va a mostrar la promesa del Mesías, la personalidad y la persona del Dios en el que creemos y el Reino de ese Dios y sus jurisdicciones y fundamentos. Eso en un comienzo. Luego te deja vislumbrar el origen del universo que habitas, su orden y complejidad, la organización operativa de nuestro sistema solar, los elementos que componen nuestra atmósfera e hidrósfera, el de la vida, el del hombre e, incluso, el del mismísimo matrimonio, que es como dimos en denominar legalmente lo que para Dios sencillamente era una unión bajo pacto delante de Él. Asimismo, Génesis te muestra acabadamente el origen del bien y el mal y, como corolario, el lenguaje, el gobierno, la cultura, las naciones y la religión. ¿Y sabes qué? Debido a que la gente ha abandonado la Verdad que se lee en Génesis, es que la sociedad hoy navega en tal nivel de confusión.

¿Te doy un dato técnico, pero que de ninguna manera es menor? Tú, que estimas que lo que realmente vale de la lectura bíblica es el Nuevo Testamento, ya que el Antiguo, -te enseñaron-, sólo es una compilación de historia hebrea, te cuento que, en este libro del Nuevo Pacto, directa o indirectamente, literal o implícitos, hay no menos de doscientas citas del libro de Génesis. Eso me dice a mí y te dice a ti que, aunque hayan pasado los tiempos, Génesis es importante para el Reino de los Cielos, y a mi eso me basta. Y si te quedan dudas, también puedo contarte que Jesús declaró la importancia de creer lo que Moisés había escrito, y dijo lo que Juan 5:46-47 consigna: Porque si creyereis a Moisés, me creerías a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis sus escritos, ¿Cómo creeréis mis palabras? En suma: ninguno de nosotros puede decir que cree en Jesús sino cree en el libro de Génesis escrito, a la sazón, por Moisés. Por algo Martín Lutero expresó que por muy simples que parezcan, las palabras de Génesis son juicios y hechos de la alta Majestad, poder y sabiduría de Dios.

El tema es que la Creación, con toda su dimensión y su tremenda mezcla de ciencia, sabiduría y cultura ha sido, es y seguirá siendo por mucho tiempo un verdadero misterio. Y por más que me esfuerce en escribir lindo y con contenido creíble a toda mente, no solo la de mis hermanos en la fe, no encuentro la manera. Es imposible escribir sobre nuestro Dios desde la óptica humana. O lo hago desde mi ubicación celestial en la que estoy sentado desde mi conversión o no lo hago. Ya lo intentaron algunos alumnos de una de las clases de Albert Einstein, que supongo que sabes quien fue. Ellos fueron y le dijeron que habían decidido creer y pensar que no había ningún Dios. Einstein, entonces, les preguntó que cuanto del conocimiento del mundo suponían que tenían ellos en conjunto. Los muchachos lo discutieron un rato y decidieron que era no más de un cinco por ciento. Einstein pensó que la estimación era demasiado generosa, pero lo dejó pasar para preguntarles: ¿Entonces podría ser posible que ese Dios exista en el noventa y cinco por ciento de lo que no conocen? Tremendo.

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¿Libres o Esclavos?

Las dos palabras del título presentan, a la hora de los análisis, propiedades distintas, pero consecuencias similares. Una cosa es la libertad vista desde la óptica secular y otra muy distinta desde la divina. Una cosa es la esclavitud desde el plano del mundo natural y otra muy distinta desde el ámbito del espíritu. Sin embargo, tanto libertad como esclavitud recorren las distintas páginas de nuestras biblias y nos deparan frescas revelaciones, en la medida que las busquemos bajo el simple acto de escudriñarlas. Pablo les habla a los Romanos de ambas cosas y les deja una serie de conceptos que bien vale la pena determinar. Por eso el título no apunta a una pregunta que nos lleve a reflexionar, sino a una sentencia que debemos respaldar con nuestros actos.

Romanos 8: 14 = Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. (15) Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! Es adecuado que los hijos de Dios sean guiados por el Espíritu de Dios. Sin embargo, no debemos pensar que ser guiados por el Espíritu es una condición previa para ser un hijo de Dios. En lugar de eso, nos hacemos hijos primero y luego el Espíritu de Dios nos guía. ¿Y como nos hacemos hijos? Entrando en el ámbito del unigénito de Dios Padre, Cristo. Cuando nuestra entrega es fiel y sincera, pasamos a estar EN Cristo, y eso nos convierte, automáticamente, en hijos de Dios. Él tiene un solo hijo, y si nosotros estamos EN Él, formamos parte de inmediato de su familia real.

Hay mucha confusión con respecto a esta calidad de hijos. Hay mucha gente que cree cosas que les enseñaron personas carentes de compromiso serio con el evangelio genuino. Fíjate que Pablo nunca dijo: “Todos los que van a la iglesia, estos son hijos de Dios”. Él no dijo: “Todos los que leen sus Biblias, estos son hijos de Dios”. Él no dijo: “Todos los que son patriotas de su país, estos son hijos de Dios”. No dijo: “Todos los que participan en la comunión, estos son hijos de Dios”. En este texto, la prueba para ver si somos hijos es si somos guiados por el Espíritu de Dios. La pregunta que surge, una vez más, es: ¿Cómo nos guía el Espíritu Santo? Tengo tres clases de respuesta que nos pueden resultar útiles: 1 – Somos guiados con dirección. 2 – Somos guiados al acercarnos. – 3 – Somos guiados por un gobierno de autoridad.

“No dice: ‘Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios’. No, el diablo es un conductor, y cuando penetra en la mente de los hombres o, incluso, hasta en los cerdos, los conduce furiosamente. Recuerda cómo todo el hato corrió violentamente hacia el mar y se ahogaron. Cuando veas a un hombre fanático y salvaje, cualquier espíritu que haya en él no es el Espíritu de Cristo. La otra pregunta al tono que también surge, es: ¿A dónde nos guía el Espíritu Santo? Aquí las respuestas llegan a la media docena. 1-  Nos guía al arrepentimiento. 2 – Nos guía a pensar poco en nosotros y mucho en Jesús. 3 – Nos guía a la verdad. 4 – Nos guía al amor. 5 – Nos guía a la santidad. 6 – Nos guía a ser útiles.

El vivir como un hijo de Dios significa una relación íntima, de gozo, con Dios, no como la esclavitud y temor mostrados por la ley. Un hijo de Dios puede tener una relación tan cercana con Dios que puede clamar: ¡Abba, Padre! (Que significa algo así como decirle cariñosamente ¡Papi!). ¿Ese es el trato de Cristo con su Padre? Puede, ¿Quién lo dudaría? Es fácil para nosotros ver a Jesús relacionándose con el Padre con esta confianza bienaventurada, pero podemos pensar que no somos dignos de hacerlo nosotros. Sin embargo, recuerda que estamos EN Cristo: tenemos el privilegio de relacionarnos con el Padre de la misma manera que lo hace Cristo Jesús.

(16) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. En pocas palabras, Pablo dice que aquellos que son hijos de Dios, nacidos de nuevo por el Espíritu de Dios, conocen su estatus porque el Espíritu Santo testifica a nuestro espíritu que así es. Esto no quiere decir que no haya quienes piensen o asuman erróneamente que son hijos de Dios aparte del testimonio del Espíritu. También hay cristianos cuyas mentes están tan nubladas por ataques espirituales que comienzan a creer la mentira de que, después de todo, no son hijos de Dios. Sin embargo, el testimonio del Espíritu todavía está allí. No debemos de preguntarnos si en verdad somos cristianos o no. Los hijos de Dios saben quiénes son. La ley judía decía que de la boca de dos o tres testigos todo debía de ser establecido Hay dos testigos de nuestra salvación: nuestro propio testimonio y el testimonio del Espíritu Santo.

(17) Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Debido a que estamos EN Cristo, tenemos el privilegio de relacionarnos con el Padre de la manera que lo hace Jesús. Mejor dicho, todavía. El que se relaciona con el Padre es Jesús, y nosotros conjuntamente con Él porque vivimos EN Él. Por lo tanto, somos herederos de Dios y coherederos con Cristo. El ser un hijo de Dios también significa tener una herencia. En Lucas 18 el hombre principal le preguntó a Jesús: “¿Qué haré para heredar?” Pero el hombre principal no entendió porque la herencia no es cuestión de hacer, es cuestión de ser, de ser parte de la familia correcta. Debido a que estamos en Cristo, también somos llamados a compartir Su padecimiento. Los hijos de Dios no están inmunes al sufrimiento o a la aflicción. De hecho, el compartir los padecimientos presentes es una condición para nuestra futura glorificación. En lo que a Dios concierne, todo es parte del mismo paquete de filiación, sin importar cuánto quiera nuestra carne tener la herencia y la gloria sin el sufrimiento.

(18) Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Pablo no era ajeno ni ciego a las aflicciones de la existencia humana; él experimentó más que la mayoría de nosotros hoy. Sin embargo, aún consideraba que la gloria futura sobrepasaba a las aflicciones presentes. Sin una esperanza celestial, Pablo consideraba a la vida cristiana como necia y trágica. Pero a la luz de la eternidad, es la decisión más sabia que alguien puede hacer. Esta gloria venidera no solamente será revelada a nosotros, sino que, en realidad, será manifestada en nosotros. Dios ha puesto esta gloria en el creyente desde ahora mismo. Cuando estemos en el cielo, la gloria simplemente será manifestada. “La gloria será manifestada, no creada. La implicación es que ya existe, pero no es aparente.

(19) Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. (20) Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; (21) porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. (22) Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; Pablo considera que la creación misma está esperando ansiosamente la manifestación de los hijos de Dios; debido a que la creación fue sujetada a vanidad debido al pecado del hombre, y se beneficiará de la redención definitiva del hombre.

Isaías 11:6-9, describe esta redención de la creación en ese día: Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. Solo Dios pudo sujetar a la creación en esperanza. Esto no fue obra del hombre ni de Satanás. Esto no solo beneficia a los hijos de Dios, sino a toda la creación. Hasta ese día, la creación gime a una, y a una está con dolores de parto. Ciertos grupos con una mentalidad “súper cristiana” han tomado la idea de la manifestación de los hijos de Dios para decir que toda la creación está esperando por su grupo particular de cristianos súper espirituales para ser manifestados de una manera poderosa e increíble. Esto es una fantasía puramente egoísta. La creación no está llevando dolores de muerte . . . sino dolores de parto.

(23) y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (24) Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? (25) Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Esto significa que probamos esa gloria por venir. ¿Se nos puede culpar si anhelamos el cumplimiento de lo que hemos recibido en las primicias? Estamos esperando nuestra adopción. A pesar de que ya hay un sentido en el cual ya somos adoptados, también hay un sentido en el cual esperamos la consumación de esa adopción que sucederá en la redención de nuestro cuerpo

Dios no ignora a nuestros cuerpos físicos en Su plan de redención. Su plan para estos cuerpos es la resurrección, cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 1 Corintios 15:53 dice:  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Con paciencia lo aguardamos: El cumplimiento de nuestra redención es algo que todavía está distante, pero la esperamos con fe y paciencia, confiando que Dios es fiel a Su palabra y que la gloria prometida será una realidad. Alguien escribió que la paciencia es la actitud del soldado el cual en medio de la batalla no desmaya pero pelea con firmeza sin importar las dificultades.

(26) Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (27) Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Cuando somos débiles, y no sabemos exactamente lo que hemos de orar, Dios mismo (Por medio del Espíritu Santo, dice que con gemidos indecibles, esto es, con palabras que no se entienden si no es por revelación o interpretación) nos ayuda haciendo intercesión por nosotros. Esta ayuda del Espíritu puede incluir orar con el don espiritual de las lenguas, pero ciertamente no es limitada a orar en una lengua extraña. La idea es simplemente el comunicar algo que nosotros no somos aptos para expresar. Estos gemidos dentro de nosotros no se pueden articular sin la obra intercesora del Espíritu Santo. Este, por supuesto, es el propósito del don de lenguas: permitirnos comunicarnos con Dios de una manera que no es limitada a nuestro propio conocimiento o habilidad de articular nuestro corazón ante Dios. El propósito de las lenguas no es probar que estamos “llenos del Espíritu” o que somos especialmente espirituales. La ayuda del Espíritu Santo en la intercesión es perfecta porque Él escudriña los corazones de aquellos que Él ayuda y puede guiar nuestras oraciones conforme a la voluntad de Dios.

(28) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (29) Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (30) Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. La soberanía y la capacidad de Dios para manejar cada aspecto de nuestras vidas es demostrada por el hecho de que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, aunque debemos de enfrentarnos a las aflicciones del tiempo presente. Dios puede hacer que incluso esas aflicciones obren para nuestro bien y para el suyo. Dios es capaz de obrar todas las cosas, no solo algunas cosas. Él obra cada una para bien. Esta promesa es para aquellos que aman a Dios dentro del marco del entendimiento bíblico del amor, y Dios maneja los asuntos de nuestra vida porque somos llamados conforme a su propósito. La cadena eterna de la obra de Dios se ve en la conexión entre los que antes conoció, predestinó, llamó, justificó, y glorificó. Dios no comenzó una obra en los romanos simplemente para abandonarlos en medio de su aflicción presente.

Pablo está diciendo que Dios es el autor de nuestra salvación, y eso desde el principio hasta el fin. No debemos pensar que Dios puede tomar acción solamente cuando le damos permiso. Por supuesto que creo en la predestinación, ya que está claramente enseñada en las Escrituras. La doctrina puede asumirse, aún si la palabra no hubiera sido utilizada explícitamente. Es una verdad emocionante que no me molesta para nada porque no es para lo individual, son para lo grupal. La iglesia genuina no religiosa es la predestinada. Y tú también, si eres parte de ella. El hecho de que Él nos eligió y comenzó la buena obra en nosotros prueba que Él continuará de hacerla. No nos traería hasta aquí solo para dejarnos. Sin embargo, nuestra participación en este plan eterno es esencial, reflejada en su meta: que podamos ser conformes a la imagen de su Hijo; y este es un proceso que Dios hace con nuestra cooperación, no algo que Él simplemente nos “hace. Que él sea el primogénito entre muchos hermanos: Esta es la razón del plan de Dios. Dios nos incorpora EN su Hijo a Su familia con el propósito de hacernos como Cristo Jesús, similares a Él en la perfección de Su humanidad.

(31) ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Si todo lo que tuviéramos fueran los primeros capítulos del libro de Romanos, algunos podrían creer que Dios estaba contra nosotros. Ahora que Pablo ha mostrado todo lo que Dios hizo para salvar al hombre de Su ira y equiparlo para tener victoria sobre el pecado y la muerte, ¿quién puede dudar que Dios es por nosotros? Nuestros corazones débiles, propensos al legalismo y la incredulidad, reciben estas palabras con gran dificultad: Dios es por nosotros . . . Ellos le han fallado; pero Él es por ellos. Ellos son ignorantes; pero Él es por ellos. Ellos aún no han dado mucho fruto; pero Él es por ellos.  Casi todos los hombres dicen o piensan que Dios es por ellos, los terroristas comenten crímenes horribles pensando que Dios es por ellos. Sin embargo, el Espíritu Santo guarda esta declaración con un “si”, para que podamos saber que solo porque un hombre piense que Dios está con él no significa que así sea. Dios es solamente por nosotros si estamos reconciliados a Él por medio de Cristo Jesús. Del mismo modo, a pesar del sufrimiento que enfrentan los cristianos, si Dios es por ellos, ¿Qué importa si otros están en contra de ellos? Una persona más Dios hacen una mayoría invencible. En verdad podemos ser engañados al pensar que Dios es por nosotros cuando no lo es (Como lo hacen los religiosos y aquellos como ellos). Pero no se puede negar que para aquellos que están en Jesucristo, ¡Dios es por ellos!

(32) El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Si el Padre ya dio Su regalo más grande, ¿cómo podemos pensar que no nos dará los regalos más pequeños?

(33) ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. (34)¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (35) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (36) Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. (37) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (38) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, (39) ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Estamos seguros de cualquier cargo contra nosotros. Si somos declarados “no culpable” por el juez supremo, ¿Quién puede presentar un cargo adicional? También estamos seguros de toda condenación. Si Jesús es nuestro defensor, promoviendo nuestro beneficio, ¿Quién puede condenarnos? No importa cuáles sean nuestras circunstancias, ningunas aflicciones del tiempo presente pueden separarnos del amor de Dios. Esto nos hace más que vencedores. Cuando habla de desnudez, este término el día de hoy sugiere indecencia en desfile. En aquel entonces significaba la falta de ropa simplemente porque alguien no tenía los medios o la manera de conseguirla. Cuando habla de espada, esta palabra implica ejecución. Es el único objeto de la lista que Pablo aún no había experimentado personalmente.

 Más que vencedores: ¿Cómo es el cristiano más que vencedor? 1 – Él vence con un poder mayor, el poder de Jesús. 2 – Él vence con un motivo mayor, la gloria de Jesús. 3 –  Él vence con una victoria mayor, sin perder nada aún en la batalla. 4 –  Él vence con un amor más mayor, conquistando enemigos con amor y convirtiendo a los enemigos con paciencia. Ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro: Nada que aparente ser bueno o nada que aparente ser malo nos podrá separar del amor de Dios.

Y en el cierre de todo esto, quiero compartirte algo muy importante surgido simplemente de tomarse el trabajo de obedecer el mandamiento de escudriñar las Escrituras. Porque ellas, con toda claridad, describen a los inconversos, que nosotros llamamos también incrédulos, como sigue. Te doy los calificaivos y el texto donde eso está escrito. No lo leeré porque no me dan los tiempos, pero tú puedes hacerlo como confirmación y respaldo a todo esto. Dice que son Hijos del diablo (Mateo 13.37–39; Juan 8.44; 1 Juan 3.3–10). Que están en el reino de Satanás (Colosenses 1.12–14). Y también atados por el diablo (Hechos 26.18).

Añade que están cegados por Satanás de manera que no pueden recibir por sí mismos el evangelio (2 Corintios 4.3–4; para comprender su origen véase 2 Corintios 3.14–15). Están, asimismo, en poder del maligno (1 Juan 5.19), en sus garras y bajo su dominio, dormidos en los brazos de Satanás. ¡Tremendo!  Son concretamente propiedad del diablo (Mateo 12.22–29). Y lo que sigue, creo, es el epicentro de todo lo que en este tiempo vive la humanidad en su conjunto. Porque añade que se hallan esclavizados a un sistema mundial controlado por Satanás (Juan 12.31; 14.30; 16.11; 1 Juan 5.19). Entregados al príncipe de la potestad del aire: Su vida es activada por el poder sobrenatural del mal. Listo. Esto es lo escrito.

Ala luz de estas declaraciones escriturales, sacamos la siguiente conclusión cuádruple en cuanto a la situación de los redimidos y de la guerra a la que nos enfrentaremos para traerlos a la fe en Cristo: 1. Los incrédulos están espiritualmente perdidos sin la fe en el Señor Jesucristo. Están potencialmente endemoniados en un grado u otro. No afirmo que los demonios han sido capaces de invadir la vida de todos los inconversos. Pienso que en la mayoría de los casos querrían hacerlo si pudieran, pero no pueden. Aquí encaja lo que hemos dicho acerca de los seres humanos como portadores de la imagen de Dios y, por lo tanto, capaces de impedir la entrada a los espíritus malos. Lo que sí afirmo es que, ya que están espiritualmente perdidos y pertenecen a Satanás, podrían llegar a estar endemoniados. Debemos estar alerta en cuanto a la posible vinculación de los demonios a la vida de los no cristianos, aunque no manifiesten las disfunciones de la personalidad normalmente asociadas con la demonización.

Esta dimensión, en el testimonio cristiano , surge de la resistencia al reino de las tinieblas a cada paso que damos para ganar almas para Cristo y traerlos bajo el gobierno de Dios. Por lo tanto, debemos comprender el mundo espiritual como nos enseñan las Escrituras. No hemos de ignorar las maquinaciones de Satanás, ni contra los creyentes ni contra los incrédulos. Debemos aprender a desafiar, mediante la oración, la Palabra hablada y una fe firme, a los principados y las potestades que imperan sobre los seres humanos individuales, las sociedades y las regiones del mundo. Ministrar eficazmente a las personas influenciadas por demonios exige que creamos que el campo sobrenatural del mal ya ha sido derrotado. Satanás y sus demonios han sido destronados de su posición de autoridad en los lugares celestiales gracias a la actividad redentora de Cristo. El tema clave siempre es la autoridad.

Ahora lo principal. A toda esta gente, la cual probablemente nos produce un rechazo por razones obvias, es a la que Dios amó y por causa de ellos, dio a su Hijo unigénito para que muriera en esa cruz por todos sus pecados. ¿Creeremos en un Dios eclesiástico o en uno que ES AMOR

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Por Caminos Raros

El que me diga que la guerra espiritual no existe, que se busque una religión al tono. En el evangelio del Reino, la guerra sí existe y se pelea todos los días. Todos MIS días. Todos TUS días. Cómo será la somnolencia que ciertos grupos cristianos padecen, que hasta los he oído decir, predicar y enseñar que en el Antiguo Testamento no se habla de guerra espiritual, de demonios, ni de Satanás. Que todo eso es una innovación por fuera del judaísmo que nace desde las dudosas interpretaciones que Roma realizó con las sagradas escrituras. Suena lindo, ¿Verdad? Tanto que no fueron pocos los conservadores rígidos y espiritualmente congelados que se tomaron de esas enseñanzas y las hicieron suyas.

Sólo un pequeño problema: ni esos pseudo maestros y, mucho menos, esos cabezones alumnos, se dispusieran a lo único que debían hacer sí o sí para acceder a las verdades: leer sus Biblias con paz, serenidad y sin influencias dogmáticas o doctrinales ciento por ciento carne, otra hubiera sido esta historia.  Porque de haberlo hecho, hubieran observado que en Levítico 17, Deuteronomio 32, 2 Crónicas 11 y el Salmo 106, se habla de ellos. Y que en 1 Crónicas 21, Job 1 y 2, Salmo 109 y Zacarías 3, también se menciona a Satanás. Es muy cierto que no figura la palabra infierno y tampoco la compuesta de guerra espiritual, pero supongo que no habrá que ser demasiado ungido para darse cuenta que en esos textos están implícitas ambas cosas, ¿Verdad?  

Durante años, el cristianismo mayoritario, ha confundido transparencia y pureza con ingenuidad y estupidez. Suena duro y feo, ya lo sé, pero no encuentro algo más elegante para definirlo. Nos enseñaron en la escuelita dominical para parvulitos, que Dios creó a Adán y Eva y que, de allí en más, aparecimos todos nosotros. De acuerdo, hay un vestigio de verdad en esto, pero no es la verdad total y mucho menos completa. En primer lugar, lo que Dios forma del polvo de la tierra, es una figura humana de género masculino. Inanimado, sin vida, tierra mezclada con enorme porcentaje de agua y otros elementos anexos.

Ese muñeco rojizo, porque la arcilla usada en esa región tenía ese color, tiene un nombre que la identifica como arcilla rojiza. Ese vocablo es Adam, así, con “m” final.  A la “n” que conocemos, se la añadieron los hombres después para otorgarle más categoría. De todos modos, ese Adam, que es rojo o rojizo, recién se despabiló y cobró vida cuando Dios mismo le sopló en su nariz algo que la Biblia llama aliento de vida, pero que se describe como pneuma, una especie de recipiente maleable y contenedor de aire, de oxígeno, (De allí nace nuestro término de rodamientos, neumático) y que es mucho más simple traducirlo como espíritu, así con la “e” minúscula, porque no es el de Dios, sino el que Dios le cede al ser humano.

Lo cierto es que el tal Adán, no es el nombre de ese primer hombre. De hecho, el original Adam, o Adamah, sintetiza mucho más la calidad de ser humano que de hombre de género masculino. Hay un texto muy poco difundido, en Génesis 2:23, que nos cuenta que el mismo Adán, (Así es traducido en nuestras Biblias), que fue quien le implantó el nombre a todo lo creado por orden de Dios Padre, también lo hizo con ese ser femenino que le crearon a partir de su costado como ayuda idónea y que él determinó llamarla Varona, porque del Varón, que era él mismo, fue tomada. No dijo Eva, dijo Varona. Sin embargo, al tomar conciencia que ella sería madre de todos los vivientes, el mismo Adán cambió de idea y, como leemos más adelante en Génesis 3:20, la rebautizó como Eva.

En realidad, el original dice Kjavvá, que se traduce como dadora de vida, o Java; luego Eva. Pero esta ida y vuelta no es la única en la etapa de la creación, sino que también quedaron algunas perlas que están por fuera de las densas, profundas y hasta aburridas clases al respecto. Una de ellas, ni tan dorada ni tan rara, es la que tiene que ver con la creación de la pareja en sí. Independientemente de sus nombres y significados, está la contundencia de sus géneros. Cuatro textos avalan algo que de tan claro resulta tedioso buscar y mucho más complicado encontrar, algo que nos muestre que no fue tan así.

Eso, si deseamos justificar algunos cambios que estos tiempos pretenden introducir incluso en la iglesia, como pasibles de justificación. Génesis 1:27 dice, además de a su imagen, que Dios los creó varón y hembra. Lo mismo se reitera en Génesis 5:2, donde además de varón y hembra, dice que Adán fue el nombre de ellos. ¿De ambos? Con relación a la base de arcilla roja, sí, de ambos. Para no errar, Mateo e19:4 y Marcos 10:6, reiteran esa calificación genérica: varón y hembra. Zakár y Nequebá, si lo quieres en el idioma original hebreo del Antiguo, o Arren y Dselús, en el griego Neotestamentario.

 No creó un tercer sexo ni tampoco los determinó bisexuales. Y lo que digo no es una antigüedad ni un impulso legalista: es Palabra y punto. No hay nada que nos incentive a investigar más allá. Como siempre, luego el hombre usará su voluntad como desee, y será responsable de sus decisiones ahora y después de esta vida. Porque ese hombre, como quiera que se comporte en esta tierra, y donde quiera que por ese motivo deba pasar su eternidad, así y todo, fue, es y seguirá siendo el centro de la creación. Si bien cronológicamente Dios creó todo lo que vemos y como si fuera lo que vulgarmente llamamos la frutilla del postre, puso al hombre para que disfrutara y señoreara, que significa gobernara, sobre todo lo creado, lo hizo con un motivo.

 Porque lo que resulta implícito de todo esto es que todo fue creado para él, para que supiera valorarlo, aprovecharlo y honrarlo, o no, según su santa o profana voluntad. Incluso, luego de la famosa expresión respecto a que no era bueno que ese hombre estuviera solo, Dios se preocupó mucho y bien por traerle lo que masivamente los cristianos llamamos ayuda idónea, pero que muchos machistas ingobernables siguen viendo como una especie de bastón o muleta que ayude a que su majestad el hombre camine bien, en la traducción amplia no es precisamente así. Porque decir ayuda idónea es, a todas luces, referirnos a lo mejor que Dios encontró para ese hombre, nada menos.

Y es precisamente respecto a esa mujer, la primera que vemos pisando el planeta, que lo dicho en la escritura en más de una ocasión me dejó pensando. Confieso que no lo tengo resuelto y que para mi gusto todavía el Espíritu Santo no ha dado una última palabra al respecto, pero hay un texto que todavía no termino de interpretar correctamente. Lo intento, con absoluta imparcialidad y sin involucrarme en ninguna teoría rara ni fantasiosa. Es un término el que me tiene tieso y sin saber cómo verlo. Te doy un ejemplo en primer término. En Génesis 16:10, cuando el ángel de Jehová le transmite a Abraham el pensamiento de Dios, le dice multiplicará tanto su descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.

 La matemática es clara y concisa: para una suma se necesitan dos cantidades. Para una resta, también. Pero para una multiplicación, es necesario un número al cual multiplicar por la cantidad de veces que se desee. De UN hijo de Abraham, se multiplicarán por miles, cosa que de hecho ha sido, es y seguirá siendo así a partir de la reproducción multigeneracional. ¿Está claro? Multiplicar es tomar una cantidad ya presente y hacerla reproducir y crecer hasta el infinito.orrecto, estamos en claro y entendimos perfectamente la base de esa operación matemática. Entonces allí es cuando me doy de narices con Génesis 3:16, y leo que, como parte de la maldición que Dios desata contra la pareja humana por causa de su desobediencia y pecado, a la mujer, estrictamente a ella y por fuera de lo que ya le dijo y le dirá al hombre, le dice que multiplicará sus dolores en sus preñeces.

 De hecho, así ha sido desde entonces y todavía hoy, pleno siglo veintiuno, con todos los avances técnicos y científicos que se te ocurran, nadie puede disminuir ni atenuar los considerados como naturales dolores de parto. Que cada mujer sabe muy bien que, aunque luego con el niño en sus brazos comienzan a olvidarse, en el momento que los padece, le hace pensar que se morirá allí mismo. Todo bien, pero… ¿Alguien me puede explicar por qué Dios le dice que multiplicará esos dolores, si se supone que ella jamás había tenido ninguno, y eso considerando que era la primera mujer que pisaba esta tierra? ¿Cómo multiplicaría Dios, algo que todavía no se había manifestado? Si esa mujer hubiese parido un niño sin dolor y luego le llega este decreto, sería entendible, pero no había parido ninguno, ¿Cómo lo entendemos?

No lo sé, pero lo que sí sé es que, la versión denominada como de Lenguaje Actual, comete un minúsculo pero importante error. Como lo dicho por Dios no le cierra igual que a mí, sus redactores optan por lo más sencillo, decirlo como -por lógica- debería decirse: Cuando tengas tus hijos, ¡Haré que los tengas con muchos dolores! Correcto, reitero, desde el punto de vista de la lógica humana y griega con la que, intelectualmente, pretendemos traducir las cosas de un Dios que no es ni griego, ni humano y mucho menos lógico. Porque si acudimos a una interlineal, veremos que, en el original, el término es rabá, y no se traduce como multiplicar, sino como aumentar, que, en todo caso y acorde a lo dicho anteriormente, lo confirma.

Nadie puede aumentar lo que no existe. Crear algo que no hay, es una cosa, pero aumentar es, definitivamente, hacer crecer algo que ya existía y se aumenta en su volumen, intensidad o lo que sea. La gran duda que queda flotando, es: ¿Hubo pariciones de la primera mujer, antes de poner a Caín en el mundo y comenzar esa historia que todos conocemos? De acuerdo, no es vital ni clave, pero es un tema que muy bueno sería que el Espíritu Santo nos arroje luz definitiva. ¿Y mientras tanto, qué? Hacer lo que todo hijo de Dios bien nacido de nuevo debe hacer: creer lo que tiene, creer lo que hay, creer lo que ya sabe y esperar en el Espíritu Santo una revelación que le demande modificar algo de lo aprendido. Si el pueblo de Dios hubiese hecho eso, hace ya mucho tiempo que sería apto para ver y entrar al Reino de los Cielos. Pero, en lugar de eso, ese pueblo porfiado, rebelde y presuntuoso, eligió irse por caminos raros, porque así se lo demandaban sus mentes intelectuales.

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Más que Saber, es Ver

Alguien pronunció, no hace mucho tiempo, esta frase que hoy tienes en el título, y de alguna manera resumió de manera excelente el máximo principio de la Palabra de Dios. La oye y entiende el que tiene oídos espirituales para oír; la racionaliza, la teologiza y hasta la tergiversa a su medida, aquel que no tiene esos mismos oídos para oír lo que llega vía celestial. En suma, es lo que estamos adelantando, que el evangelio no se fundamenta en lo que sabes, sino en lo que puedes ver. ¿Ver? Sí, pero no con tus ojos físicos, no con tu vista como parte de tus cinco sentidos, sino con esos ojos espirituales que solamente cuando llegas a estar verdaderamente EN Cristo puedes tener. Allí es cuando comienzan a funcionar los otros sentidos, si me permites llamarlos así a modo de comparación. Ves, oyes, gustas y hasta hueles lo que emana del Trono de Dios. No lo palpas porque no es mundo físico, pero sí todo lo demás. Hay ejemplos y pruebas suficientes como para que esto no quede en un voluntarismo místico y fantasioso. Pablo habla de eso, también.

Efesios 3: 1-7 = Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

Pablo termina de decirles a los Efesios que por revelación le fue declarado el misterio. Parece una frase más de las tantas frases bíblicas que leemos y repetimos como papagayos amaestrados sin tomarnos el más mínimo trabajo de examinar o escudriñar lo que se nos quiere decir. Para hablar de misterio, podemos estar todo un día recorriendo textos y aportes de valor. Pero hoy elijo referirme a la primera palabra utilizada, revelación. ¿Qué es una revelación del Espíritu Santo? ¿Cuál fue su sustancia desde lo conceptual y bíblico? Partamos desde la base que lo sostiene, el propio Espíritu Santo. ¿Qué dijo Jesús acerca del Espíritu Santo y cómo nos beneficia? Jesús habló del Espíritu Santo como nuestro Consolador y Ayudador divino, prometiendo que vendría para guiarnos en toda verdad y recordarnos sus enseñanzas. El Espíritu Santo, entendemos que nos beneficia al capacitarnos para vivir una vida conforme a la voluntad de Dios, fortaleciéndonos en nuestra fe, dándonos discernimiento espiritual y consolándonos en tiempos de dificultad. A través del Espíritu Santo, podemos experimentar la presencia de Dios de manera íntima y recibir su dirección y poder en nuestras vidas diarias. Eso, por un lado.

Por otro lado, además de ser un Consolador, Jesús también describió al Espíritu Santo como un Guía y Maestro para sus discípulos. En Juan 16:13, Jesús dijo: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. MI simple pregunta, es: ¿Cómo se supone que nos hará saber todas esas cosas que habrán de venir? Es un Espíritu, es invisible a nuestros ojos, no lo vemos. ¿Lo oímos? Si tienes oídos espirituales entrenados y lo crees, es obvio que sí. Y si tienes los ojos que en algún momento tuvo Pablo, también ves lo que se te quiere enseñar. Pero esto no es lo único, porque Jesús enseñó que el Espíritu Santo capacitaría a sus seguidores para ser testigos de su mensaje. En Hechos 1:8, Jesús les dijo a sus discípulos antes de ascender al cielo: Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Revelaciones del Espíritu, hoy, podemos ver algunas plasmadas en palabra de excelencia, pero, ¿Poder? Me temo que es la gran asignatura pendiente en toda la iglesia.

Además de capacitarnos para testificar, el Espíritu Santo nos fortalece en nuestra vida diaria. En Efesios 3:16, el apóstol Pablo escribe: Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu. ¿Cuántos de ustedes, hoy, se sienten débiles ante cualquier personero del enemigo? Sugerencia: prueben con el Espíritu Santo. Para eso Jesús enseñó que el Espíritu Santo es el agente principal en la regeneración y renovación de la vida del creyente. En Juan 3:5-6, Jesús dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No habla del agua de un bautisterio, aunque nadie se opone a eso. Habla del agua de vida, que es la que compone en un setenta por ciento nada menos que la sangre.

El Espíritu Santo también produce un fruto en la vida del creyente. Gálatas 5:22-23 enumera el fruto del Espíritu como amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Pero, cuidado, no son nueve frutos como normalmente se nos enseñó a la mayoría. Es UN fruto, EL AMOR. Y como consecuencia de ello, surgen todos los demás de manera natural. Por ese motivo es que Jesús enfatizó la importancia de tener una relación íntima con el Espíritu Santo. En 2 Corintios 13:14, el apóstol Pablo escribió: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. De hecho, no se refiere solamente a una común unión con el Espíritu Santo, sino en algo mucho más amplio y global. Como ejemplo, podemos decir que el Espíritu Santo no solo está presente en momentos espirituales especiales, sino que también nos guía en nuestra vida diaria. Romanos 8:14 nos dice: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Es importante, créeme, buscar la dirección del Espíritu Santo en todas las áreas de nuestra vida.

Jesús enseñó que el Espíritu Santo sería enviado por Dios como Consolador y Ayudador para los creyentes. También dijo que el Espíritu Santo guiaría, enseñaría y recordaría las palabras de Jesús a sus seguidores. Además, Jesús prometió que el Espíritu Santo les daría poder para ser testigos de él en todo el mundo. Describió la función del Espíritu Santo en su ministerio como un Consolador y Guía que enseñaría a sus seguidores, les recordaría sus enseñanzas y les daría poder para testificar acerca de él. ¿Y cómo se supone que lo haría? Por revelación directa, sin intermediarios humanos. Que luego la población haya sufrido un síndrome de comodidad, no es su culpa. Allí nacieron los predicadores itinerantes. ¿Alguien recuerda cuáles fueron las palabras exactas de Jesús acerca del Espíritu Santo en la Biblia? En la Biblia, Jesús dijo: Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.

Pablo fue uno de los llevó testimonio acerca de Jesús el Cristo. Y muy pronto cayó en prisión por ello. Y desde allí les escribió a los Colosenses y les dijo: Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios. Hay una diferencia notoria y notable entre lo que marca la organización estructural eclesiástica y una visión clara de una tarea ministerial enviada. Los primeros, otorgan y hasta se enfrentan por cargos y posiciones. Los otros, nos dedicamos a ser ministros competentes, tal como nos fue ordenado. ¿En exclusividad? ¡Para nada! ¿No has leído nunca que se nos dice que, si estamos EN Cristo, seremos TODOS ministros competentes? ¿A quien la vas a creer? ¿A la Biblia que es la Palabra del Dios vivo o a lo que digan los panfletos de una denominación evangélica? Lapídenme si eso los hace feliz, pero yo a lo que dice mi Biblia.

Fíjate que cuando Pablo le da instrucciones a su discípulo Timoteo, en una de sus cartas, la primera, creo, le dice: Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Cuando leía esto no podía menos que recordar la infinidad de debates teológicos que he presenciado, (Gracias a Dios, nunca participado), respecto a muchas de estas cosas que se detallan aquí, tales como doctrinas diferentes y fábulas. Lo de las genealogías viene más en lo de épocas pasadas. Allí aprendes, que la palabra debate, que tiene muy buena prensa en cuanto a lo democrático, en realidad en una mayoría de casos suele ser sólo una palabra sin peso propio, encaminada a convencer o reforzar ideas determinadas sin estar dispuestos a modificarlas bajo ningún aspecto. Pablo relata, por allí por Hechos 22, que cuando se convierte, le sobrevino un éxtasis y, durante esa experiencia, oyó una voz que le ordenaba salir de Jerusalén, advirtiéndole que no sería escuchado su testimonio acerca de Jesús. ¿Revelación? De ida y vuelta, sin dudas.

En el primer capítulo de su carta a los Gálatas, lo confirma una vez más, cuando les dice: Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. ¿Cómo revela Jesucristo? Como sea u voluntad. Puede hacerlo por visión o por voz audible, como Hijo o como Espíritu Santo. Eso no nos corresponde a nosotros decidirlo, el Dios Trino es quien lo hace del mejor modo que amerite el tema. Y un punto anexo a este pasaje: ¿No deberían ser así todos nuestros mensajes, enseñanzas y predicaciones? Si. Así es como el diseño de Dios para su iglesia lo determina. No es su culpa si los hombres eligen otras sendas para gloriarse ellos, en lugar de esta para darle la gloria a Él. Y en Romanos 16:25-27 lo vuelve a mostrar como en Efesios: Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.

Con los Corintios da una idea respecto a cómo deben ser considerados los ministros que realmente son enviados desde la oficina Cielo. Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. ¿Cómo hago para administrar un misterio? Porque un misterio es algo que está escondido u oculto. Buscando se me revele ese misterio. ¿Estás entendiendo? Eso es un ministro genuino, un administrador en la tierra de los misterios de Dios revelados por Su Espíritu Santo. Gálatas 3:29 nos da otro panorama: Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. Si somos de Cristo, somos herederos según la promesa. ¿Y qué cosa es ser de Cristo? Estar EN Él, no solamente tener información acerca de Él, o hablar de Él, o incluso sanar o liberar en Su nombre. Esto puede hacerse y no ser conocido por Él en el tiempo final. Siempre hemos sentido una mezcla de compasión, tristeza y desasosiego por aquellos que deciden vivir sin Dios y se perderán irremediablemente. Pero nada de esto se compara con la idea de que haya mucha gente que también ser pierda cuando estaba convencida no sólo que era salva, sino que Dios estaba orgulloso de ellos. Esto es terrible, pero terrible de verdad, sin exageración ni dramatización alguna.

Efesios 3: 8-13 = A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.

Soy el más pequeño. ¡El que lo dice es Pablo! El mismo Pablo que, en muchos lugares cristianos de prestigio, nivel y fidelidad, se lo considera y se lo tiene algunos escalones más abajo que el propio Jesús, nada menos. De hecho, un altísimo porcentaje del Nuevo Testamento se debe a su pluma y a sus revelaciones. Peo é se considera el más pequeño. Y al que piense por un instante que se trata de falsa modestia, lo invito que examine, a partir de toda su producción, el tremendo nivel de humildad que este hombre tenía, con basamento en haber sido perseguidor de la iglesia antes de su conversión, cuando allí sí, era el Gran Saulo de Tarso. Así se lo confiesa a los Corintios, en su primera carta, capítulo 15 y versos 8 y 9, cuando, hablando de lo que Jesús hizo con todos los otros hombres fuertes del evangelio, al aludir a sí mismo: y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 

Si Pablo considera que por haber perseguido a la iglesia no es digno de ser llamado apóstol, ¿Qué quedará para tantos de nosotros que, si bien no fuimos perseguidores de cristianos en nuestra época de incrédulos, si nos sumamos a los que se burlaban y calumniaban a los que lo eran? A los Gálatas, él les relata una parte de lo que fue el comienzo de su ministerio, cuando en el primer capítulo de su carta y versos 15 al 17, les dice: Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Cuando agradó a Dios, dice en el principio. Esto nos quita de un golpe esa falsa enseñanza de que nosotros somos quienes decidimos cuando somos salvos y luego qué es lo que haremos con esa salvación. Nosotros decidimos aceptar a Cristo, pero todo lo demás, es decisión y agrado de Él. Fue apartado desde el vientre de su madre, pero anduvo en tinieblas mundanas hasta que Cristo se reveló a su espíritu. Así es como funciona. No con las cuatro verdades y todas esas estrategias racionales que armaron los hombres.

Y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; La dispensación, tal como lo consigna nuestro diccionario, tiene que ver con dar, conceder u otorgar algo. Es eximir a alguien de una obligación, algo similar a absolver o disculpar. Habiendo sido confiado con tales riquezas, la pasión de Pablo era dar a conocer este evangelio a todas las personas. Quiere que todos vean y compartan la comunión de este misterio – que es un misterio precisamente porque era desconocido e incognoscible hasta que Dios lo reveló. En cuanto a la dispensación del misterio, también debemos considerar cuidadosamente lo que significa esta frase. Demuestra que estos no son solo hechos para conocer, sino también una vida para vivir, unidos en Jesús con otros creyentes, sin ninguna separación como la que existía entre judíos y gentiles. Y respecto a estar escondido, eesto refuerza la idea de que hay algo realmente nuevo en el Nuevo Pacto, y que no es absoluta y totalmente correcto considerar a Israel simplemente como la Iglesia del Antiguo Testamento y a la Iglesia como el Israel del Nuevo Testamento.

Con relación a esto, Pablo les dice a los Colosenses, en el primer capítulo y versos 24 al 27: Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, Y prosigue diciendo en Efesios: para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, Cuando leemos “multiforme sabiduría”, no siempre alcanzamos a tomar dimensión correcta de lo que eso significa. De h echo, no hay absolutamente ningún ser humano en todo el universo, que posea una sabiduría de esas características. Apta para todo, en todo y de todos. El hombre suele pavonearse en su soberbia cuando posee un mínimo porcentaje de sabiduría para un solo tema. Dios es sabio en todos los temas. Multiforme. Sin forma humana.

Pedro dice, en su primera carta, primer capítulo y verso 12: A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. Si un día el Espíritu Santo considera revelarte algo que hasta hoy no es conocido y estaba escondido como misterio en Dios, miles de ángeles vendrán a colocarse a tus espaldas para ver lo que escribes de esa revelación o escuchar lo que dices. ¿Te das cuenta en el nivel que estás? En 1 Corintios 2:7-8 Pablo dice: Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Todavía hay muchos creyentes que piensan que, en comparación con aquellos hombres, no saben nada o saben muy poco. Perdón, pero no leyeron bien sus biblias. Así como Pablo recibió revelación sobre algo que ninguno de los contemporáneos de Jesús conocía, así también hoy puedes recibirla tú, si la buscas escudriñando.

Y esta porción del capítulo tercero de la carta a los Efesios se cierra diciendo: conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. Indudablemente, hay un propósito claro en Dios mediante Cristo Jesús, que tiene como principal objetivo darnos acceso a su trono. Es exactamente lo que escribe el autor de la carta a los hebreos, cuando dice podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¿Qué sería acercarnos confiadamente al trono de la gracia? No menos de cien respuestas distintas podríamos encontrar para esta pregunta, pero la primera que se me ocurre es abandonar de una vez por toda esa solemnidad protocolar casi rozando lo hipócrita con la que pretendemos relacionarnos en oración con nuestro Señor. Una cosa es reverencia, respeto, seriedad, sobriedad, pero otra muy distinta es armar una estructura de solemnidad que termina, generalmente, por ahuyentar a todos los que se acercan con sinceridad y de manera humilde. No es una actuación lo que Dios nos pide, es un caudal de palabras que nazcan en nuestros corazones limpios, pero se canalicen a través de un espíritu humano sometido al Suyo.

No pretendo con todo este trabajo colocarme en un sitial similar al de Pablo. Dios me libre de tamaña presuntuosidad. Lo que si deseo, es dejar sentadas las bases más sólidas y fuertes para lo que en cada especial y particular de aquellos que hoy me escuchan, se fundamente un ministerio capaz de glorificar a Dios, más que aportarle algo menor a una congregación local. No soy un orador entretenido, y soy incapaz de armar un show que sirva para distraer un poco a cristianos aburridos de escuchar siempre las mismas cosas. No me interesa hoy ni me ha interesado nunca disponer de algo que concite muchedumbres o millones de seguidores. Sé por donde estoy transitando y la cualidad de revelación del Espíritu el material que mayoritariamente entrego. Cuando esporádicamente no sea así, es porque mi carne se metió demasiado y lo dañó. Todo lo que me llegue de contraataque por causa de caminar sobre la Verdad que es Cristo, será asumido como parte de un todo. Y aquí sí, al igual que lo dijera Pablo hace tanto tiempo atrás, puedo expresar que, Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.

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Mandatos Que Siguen Con Vida

Hoy quiero entrar en el dilema casi existencial de presentarte ese Dios que tú no conoces, aunque de pronto tengas como veinte o treinta años asistiendo a una iglesia y supuestamente te lo predican. En la medida que vayas leyendo, te darás cuenta, o no, si eso que te digo con apoyatura bíblica, te ha sido enseñado o predicado correctamente o, si como pienso, de acuerdo a mi propia experiencia, algunos hasta se atrevieron a modificar páginas de sus Biblias con el sentido concreto, (Nadie dice que mal intencionado, pero intencionado al fin), de darle otra interpretación a lo que en origen, no la tiene. Dejemos hablar al Espíritu Santo con libertad, ¿De acuerdo?

Aspiro, de todos modos, que, por la simple transferencia de la Gracia y la Unción del maestro, que la incentivación y el deseo de proseguir, escudriñar y buscar más en las profundidades, implique cumplir con este objetivo y así abrir puertas para todo lo que Dios tenga preparado para quienes le obedecen. Es mi intención traerte al Dios No Conocido, al mismo que vimos presentar a Pablo a los griegos, pero llevado al hoy, a un hoy en el que en casi todos los lugares donde se le rinde adoración, se lo encuentra en sentidos y vertientes que, en muchos casos, no tienen nada que ver con las realidades.

Sin embargo, antes de comenzar con la etapa neo testamentaria, y la presentación en sociedad de ese Dios No Conocido, y también con lo que Jesús dejó para nuestro aprendizaje y enseñanza, habrá que regresar una vez más a los antiguos mandamientos divinos, a aquellos diez, a los que un día marcaron a fuego al pueblo de Israel. Al Israel de Dios. Al que entonces era una nación. Al que hoy es tipología fiel y firme de la Iglesia. ¿Recuerdas cómo fue? Aquí va la historia y sus implicancias. (Éxodo 19: 20) = Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.

Este término que se utiliza aquí como subió, es la palabra alah, e implica algo más que ascender o subir como mero acto de movimiento físico. Tiene que ver también con levantarse, y es un verbo que aparece más de ochocientas veces en el Antiguo Testamento. Implica tanto levantar como ofrecer cuando se refiere a sacrificios. Y te digo más, aún: toda la ofrenda quemada se llama alah porque el humo de la ofrenda asciende al cielo. En el Salmo 24: 3  leemos: ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quien estará en su lugar santo? Alah se refiere a la ascensión de los justos al monte santo de Dios. Alah también es la raíz de la palabra aliyah, que es “ascensión” o “subir”, que alude en especial a la subida a Sión, o al retorno a Israel desde la diáspora. Por último, alah es la raíz de elyon (El Altísimo), parte a su vez del título divino “El Elyón”, que significa: Dios Altísimo.

(21) Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. (Aprende y enseña: el pueblo de Dios, es un pueblo que conoce sus límites porque sabe que los tiene, y acepta tenerlos, entonces decide no traspasarlos. Nada que ver con tropezones o caídas por trampas de Satanás. Si Dios puso esos límites, es porque ya te hizo saber que tienes poder y dominio propio como para superarlos y vencer sobre cualquier estrategia satánica.)

(22) Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago.  (Observa que si eres sacerdote y no estás santificado cuando te acercas a Dios, eso puede causarte un estrago en tu vida, tu ministerio, tu familia o lo que sea. ¡Ah, claro! ¡Hoy no hay sacerdotes, ya! ¿Ah, no, ¿eh? ¿Y un ministro, un pastor, un líder, qué otra cosa es?)

(23) Y Moisés dijo a Jehová: el pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. (Creo que ya lo estás viendo: el Dios No Conocido en gran mayoría, es un Dios que desciende, no uno que espera que tú subas. Es más; te ha dicho que no debes subir. ¿Y entonces porqué en muchos lugares se ora, se alaba, se adora y se espera que baje la presencia de Dios?)

(24) Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; más los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago. (25) Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.

Es importante consignar que aquí, todo Israel tuvo la experiencia que Moisés conoció en el monte Sinaí. La intención estaba muy clara: Dios venía a su pueblo, para instruirle. Aunque íntima, su relación con Dios se mantendría dentro de ciertos límites. Y esos límites obedecían a la santidad de Dios; esta distancia podía ser salvada, únicamente, por Jesucristo, quien permite a los hombres penetrar lo que Hebreos llama detrás del velo. Pero algo nos tiene que quedar en claro como pueblo de Dios en la tierra, coincida o no coincida con nuestras veleidades de modernismos eclesiásticos: Nuestro Dios No Conocido es un Dios de límites. No legalistas, no crueles ni invasores de tu personalidad. Tú eres el que quiere acceder a su Reino, Él le pone límites a su jurisdicción y tú luego decides si aceptas y te quedas y te adaptas a esos límites o no aceptas y te vas y haces la vida que te dé la gana. Eres libre.

(Éxodo 20: 1)= Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: (2) Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. (Ahora y aquí no me dan los tiempos y el espacio, porque este trabajo apunta a otra dirección, pero quiero que recuerdes lo que el mismo Dios está diciendo: que en este texto, están todas las palabras que él habló. Todas.)

Las diez sentencias o mandamientos que vienen a continuación, equivalen a diez leyes o principios básicos que son permanentes y que no admiten excepción alguna. El propio Jesús confirmaría, posteriormente, su eterna validez, aunque haya mucha gente que los soslaya bajo el argumento de una Gracia barata. La Gracia llegó y está, pero no es para que tú decidas hacer lo que le da la gana a tu alma no-sujeta o a tu cuerpo descarriado. Y cuando hablo de Sujeción, está más que claro que me refiero a Espíritu Santo, no a hombre o a credenciales. Observa que Dios proclama, en el verso 2, su victoria a favor del pueblo, no sobre el pueblo. Cuando dice Yo soy Jehová tu Dios, identifica al que habla, como aquel que había realizado los milagros del éxodo.

(3) No tendrás dioses ajenos delante de mí.

Es el carácter de Dios el que te demanda lealtad. El creyente demostrará esa lealtad adorando al único y verdadero Dios. ¡¡Pero eso era antes, hoy nadie adora dioses falsos!! Es cierto, nadie adora a dioses falsos, pero se refiere a esos que son de yeso o material, pero sí sigue adorando oros dioses; dioses paganos, tales como La Fama, el Poder, el Sexo, etc. ¿Sabes qué? Aquí nos encontramos con la primera perla que nuestro Dios No Conocido reclama para sí: La Lealtad. Miles, quizás millones de cristianos tienen más que claro lo que deben hacer o no hacer para mantener su lealtad a su líder, a su pastor, a un hombre. Pero muy pocos de ellos tienen tan claro qué deberían hacer y hasta qué punto deberían jugarse lo que son y tienen, para ser leales al Dios que los creó.

Al respecto, Jeremías 35:15 añade: Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; más no inclinasteis vuestro oído ni me oísteis. Me pregunto si existen demasiadas diferencias con relación a esto y si, en verdad, el pueblo de Dios en alguna franja, no sigue adorando dioses ajenos y, por tal motivo, están expuestos a circunstancias adversas de las que luego se quejan amargamente culpando a Dios por sus desventuras.

(4) No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

Tú sabes, porque es mucha la gente que lo ha enseñado, que Israel estaba rodeada de gente que adoraba imágenes, a las cuales también se les llamaba dioses. Como ninguna cosa humana podía representar adecuadamente a Dios, el Señor prohibió que se le crearan imágenes, tanto de tipo material como conceptual. Y fue en este aspecto, justamente, que los israelitas se convirtieron en un caso único entre los pueblos vecinos. Ahora bien: tomando como base sólida e inexpugnable este mandamiento, ¿Bajo qué perspectivas, credos que dicen ser cristianos, prosiguen sosteniendo doctrinas donde la adoración de imágenes forma parte de lo que se denomina liturgia y que tiene que ver con rituales que, dicho sea de paso, también están prohibidos por la misma Biblia que dicen enseñar?

Vamos a ver; recapitulemos: ¿Es esta una crítica aguda, ácida, mal intencionada y sin otro objetivo que establecer una lucha entre credos que se disputan los favores o la adhesión de las personas? ¿Se trata sólo de eso? ¿Tan pobre es el pueblo de Dios para caer en esta batalla mínima y tan escasa de nivel espiritual que roza el infantilismo? Para mi gusto, y esto es una óptica estrictamente personal, esto tiene que ver con una alta dosis de mediocridad. Entiende: no se trata de esta iglesia sí y aquella no; se trata de la Palabra de Dios y punto. Tengo una segunda expresión perteneciente a ese Dios No Conocido: No Tiene Imagen Visible. Por algo sigue adelante con este asunto en el verso siguiente cuando dice:

 (5) No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, (6) y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

¿Por qué se supone que alude, en el verso 5, a la tercera y cuarta generación? Sé que, entre otras cosas, como ejemplo, porque era posible que cuatro generaciones vivieran alrededor del anciano de una familia. Y debido a los estrechos vínculos que existían en una familia patriarcal, la influencia del patriarca, del jefe o máxima figura de esa familia, fuera esta buena o mala, afectaba a todas las generaciones bajo su control. En este tiempo, eso ya no es tan frecuente ni tan posible, a menos que el anciano se encuentre en inmejorables condiciones físicas y mentales, ya que de otro modo y por imperio de las obligaciones laborales de todo su entorno familiar, esta no podrá cuidarlo o atenderlo debidamente y entonces será derivado, inexorablemente, a los llamados “residenciales geriátricos”, aunque también vale consignar que este es un tiempo en donde la sabiduría por experiencia ha dejado, inexorablemente, paso a las modernas tecnologías que parecerían haberlo reemplazado todo. De todos modos, el sedimento de todo esto nos sirve para recordar que nuestro Dios No Conocido, es un Dios Multigeneracional.

(7) No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Lo que aquí se enseña, es que el nombre de Dios no debería ser falsamente invocado, porque su ser y su nombre son inseparables. El nombre de Dios, sin ir más y lejos y como ejemplo, ha sido invocado de forma falsa en la magia, en un intento de apoyar verdades por medio de un juramento y en expresiones profanas. Es decir que este tercer mandamiento no solo se refiere al uso del nombre de Dios, sino también al dominio de nuestra lengua. Un caso singular en nuestros días es la ficción. ¿Qué podría haber de malo que, en una novela de la televisión, o incluso en una película, alguien hable de Dios o se represente a sí mismo como un ministro a su servicio, tanto para ser tomado en serio como en burla? Aparentemente nada, pero créeme que eso también es tomar el nombre de Dios en vano. Y no es legalismo urticante el que te estoy compartiendo, es respeto por un mandamiento. Dicho en términos bíblicos, es guardar un mandamiento. No sé si recuerdas que tenemos mandato respecto a eso.

En el libro de Levítico 19:12 hay otra expresión al respecto, cuando se lee: Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. Por si esto no fuera suficiente, Mateo 5:33-37 amplía el concepto cuando señala: Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: no perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: no juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

No hay dudas. Este mandamiento, conforme a lo dicho a los antiguos y a los modernos, es transgredido, mayoritariamente, por los propios gobiernos seculares que, en sus ceremonias de asunción de mando, hacen jurar a sus servidores y lo hacen no pocos de ellos mismos, “por Dios y los santos evangelios, mientras ponen sus manos sobre el libro donde habita la Palabra de Dios que se los está prohibiendo con entidad de mandamiento divino. ¿Y esa es la gente a la que se nos manda respetar y obedecer? Sí, pero en tanto y en cuanto no transgredan leyes divinas y diseños establecidos, porque en ese caso hay otra palabra que nos dice que es menester obedecer a Dios, antes que a los hombres.

 La Palabra de Dios tiene todas las soluciones, no es problema de Dios si los hombres no la consultan. O la consultan, pero no la obedecen. Y luego rematan la rutina con un: Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”. ¡Pobres ilusos! No saben que, pese a su tranquilidad, fruto de que las patrias nada hacen ante sus fallas o pecados, Dios sí se toma en serio ese juramento y los estará esperando al final de sus carreras terrestres para preguntarles qué es lo que han hecho con ese pacto formulado en su presencia. ¿Habrá alguien que vaya a decírselos antes que sea demasiado tarde?

Y quiero dedicarle un pequeño párrafo, porque tampoco voy a invertir demasiado tiempo en lo que ya hemos hablado en muchas ocasiones, a todos los hermanos o no hermanos que, a partir de sus posiciones en la iglesia, tienen la posibilidad de ocupar los púlpitos o las plataformas con la intención, (A veces sana) de compartir textos bíblicos o mensajes en forma de predicación. Si en ellas se alude a Dios en modos, comentarios, opiniones o lo que fuere de contenidos ciento por ciento humanos que coinciden con la postura o la ideología del predicador, pero no siempre con la palabra escrita, eso también es tomar al nombre de Dios en vano. Que se sepa y se difunda, para que nadie pueda argumentar que a eso nadie se lo enseñó ni se lo recordó. Yo estoy haciendo, en el nombre de Jesús, las dos cosas.

(8) Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

(9) Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; (10) más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

(11) Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

Cabe consignar que el día de reposo sería una especie de feriado dispuesto por Dios. La palabra hebrea significa “desistir”. Alguien que viva bajo el pacto dispuesto por Dios debe detener sus actividades cotidianas para honrar a Dios descansando cada siete días. Dios estableció el patrón de la creación: seis días trabajó y al séptimo descansó. Pero atención: no necesariamente será un sábado (el antiguo “sabbat”) o el más occidentalizado domingo, sencillamente aquí se nos dice que deberá ser UN día. El Día de Reposo. A continuación, muestra la planificación concreta y específica al respecto.

(12) Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

Es más que notoria la sabiduría ancestral de este mandamiento. Como la familia era el componente fundamental de la sociedad, en su seno se debían mantener apropiadas relaciones. Hoy mismo, el enemigo está llevando un ataque tremendo en contra de la iglesia a partir, precisamente, de la destrucción de sus células básicas: las familias; y a partir, concretamente, de un trabajo de socavamiento del matrimonio, que es el fundamento de cada núcleo. Honrar, mientras tanto, significa tener en alta estima, mostrar respeto, glorificar y exaltar. Sostener económicamente a sus padres porque estos no llegan a cubrir sus gastos con sus magros ingresos jubilatorios, cundo así se dan las cosas, no es sinónimo de honra, sino una parte casi obligatoria de cada hijo.

 Parte de las mismas prerrogativas con las cuales los padres tienen la obligación de sostener a sus hijos menores. La honra comienza exactamente en el sitio en el que terminan las obligaciones éticas y morales. Todo esto tiene una intencionalidad muy específica: que vivas más años, que no partas de este mundo en juventud. Porque eso es lo que dice: que, si honras a tu padre y a tu madre, agregarás años de vida a tu estadía terrenal. ¿Una de nuestro Dios No Conocido que la sabemos, pero que no siempre la recordamos? Que nos añade días a nuestras vidas en la tierra. Cuidado; no nos quita días, no nos empuja a morir, eso sucede por decantamiento propio. Cuando Dios participa de este tema, es para añadir.

(13) No matarás.

El concepto, es indudable que se fundamenta en el hecho de privar a alguien intencionalmente de su vida. Se inspira en la santidad de la vida humana ante los ojos de Dios. Fíjate que este mandamiento es concreto y no deja sitio ni espacio para ninguna doble interpretación o elasticidad. No es “no matarás, a menos que…” Tampoco es “No matarás, salvo que…” Es sencillamente No Matarás. Por lo tanto, discutir “posiciones” o “teorías” cristianas con respecto a la pena de muerte como sentencia máxima para el delito, es improcedente.

Lo mismo vale para la eutanasia que es la llamada “técnica de ayudar al bien morir”, o para los que sufren de enfermedades dolorosas, o el mismísimo aborto en cualquiera de sus circunstancias. Todos estos items quedan inexorablemente bajo el prisma de este mandamiento. O sea: no da ni para discutir. Dios ya habló. Punto. Es verdad; hay mucha gente que no llega a entender ciertas cosas, pero a Dios más que entenderlo en sus disposiciones, hay que obedecerle. “No matarás”, significa exacta y precisamente eso mismo: No matarás. Y no le quites ni le agregues. Y no intentes aclarar el concepto porque lo vas a oscurecer.

(14) No cometerás adulterio.

Otro mandamiento específico y concreto. Comprende, claro está, todo tipo de infidelidades. Aunque está dirigido a la conservación de la pureza en el matrimonio, también tiene que ver con el principio que rige nuestras relaciones con Dios y con las demás personas. El concepto de pureza también se aplica a nuestros pensamientos. Es habitual que, en la sociedad secular, se comprendan y justifiquen adulterios a partir de la base de ciertos hechos íntimos de la pareja. Un marido alcohólico, violento o cosa por el estilo, ha servido para que determinados núcleos sociales hayan justificado y hasta compartido la infidelidad de una esposa.

 Y factores negativos en la personalidad de una mujer y ciertos conceptos machistas, también lo han hecho con la de un esposo. Sin embargo, esto es más que claro: es pecado, Dios lo aborrece y lo sentencia. Y no sólo la consumación, sino el pensamiento, que es tomado como adulterio en su corazón, antesala al que pueda producirse con todo el resto del cuerpo. Y mucho cuidado y atención con esto: que tú asistas a una congregación cristiana los días domingos, hagas todo lo que allí se hace, incluso hasta tengas alguna clase de función de servicio en el grupo y seas fiel con tus diezmos y ofrendas, pero en la semana acudas a horóscopos u otras formas de ocultismo, también es adulterio.

(15) No hurtarás.

Es indudable que este mandamiento tiene la connotación de otorgar la seguridad de que todo lo que se posea sea adquirido a través de medios legítimos. Yo no puedo saber cómo es esta historia en diferentes lugares del planeta, porque cada cultura, cada sociedad, se maneja de modos distintos. Pero aquí en mi país, en Argentina, es más que normal y corriente que, si tú dejas un objeto, aunque sea de ínfimo valor, olvidado en un lugar de tránsito de personas, no podrás esperar hallarlo si regresas a buscarlo en un término, digamos, de cinco minutos. ¿Es que justo habrá acertado a pasar un ladrón por allí y llevárselo? No necesariamente. Para un episodio así, no necesitamos a un delincuente nato y declarado. Cualquier persona se lo puede llevar sin cargo de conciencia alguno.

¡Es que estaba allí y no era de nadie! Te dirán. ¡Y si no me lo llevaba yo se lo iba a llevar cualquiera! Eso también es muy cierto, pero… ¿Nadie va a pensar por un momento, al menos, que, si bien no era de nadie y se lo iba a llevar cualquiera, tampoco era tuyo y no tenías derecho a tenerlo? Así es la naturaleza humana por estos barrios. Claro; la cosa se complica cuando se le dice a esa gente que esto es, según los mandamientos de Dios, tan pecado como adulterar o matar. Y mucho más se complicará si el objeto que dejamos olvidado y desapareció es una Biblia y el lugar en cuestión es el templo al cual concurrimos todos los domingos. ¿Nunca te ocurrió esto a ti? Si me dices que no, sólo puedo gemir un: ¡Pobre país el mío! O, mejor dicho… ¡Pobre congregación aquella a la que yo asistía!

Claro que este al cual me he referido, no es el único hurto por el cual somos pasibles de juicio y sentencia divinos. Porque hay otros hurtos, otros robos que, sin contabilizar objetos materiales, tienen que ver con propiedad privada. El robo de confianza, por ejemplo, que es sumamente doloroso y angustiante. La Biblia lo llama “fraude” o “cohecho”, y es moneda corriente en el marco social secular. Y también en algunos grupos autodenominados “cristianos”. Otro robo muy peculiar es el de tiempo. Cuando alguien se toma todo su tiempo para atenderte a ti en un sitio donde la atención debería ser rápida y eficaz, está quedándose con un tiempo que es tuyo y que tú podrías haber destinado a otras cosas importantes. Sobre esto no hay legislación humana. Sobre esto, incluso, no hay condena por parte del hombre. No le hace. Dios ha dicho No hurtarás. Y eso sigue siendo vigente y activo, más allá de las “chicanas” que tú puedas argumentar para evadirlo.

(16) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

Este mandamiento, que es el noveno, nos llama a ser confiables y veraces. “¡Pero hermano! – Me dirá cualquiera de ustedes -, “¡Somos hijos de Dios! ¿Cómo vamos a necesitar un mandamiento para ser confiables y veraces? ¿A quién se le puede ocurrir que miembros del Reino del Dios Todopoderoso sean personas no confiables o mentirosas? Mira; debería decirte que, a la vista de lo que estamos estudiando, – Y créeme que lo lamento -, que, al que se le ocurrió esa – Según tú – “barbaridad”, ¡¡es a Dios!! Porque Él fue quien lo hizo dejar escrito en el libro. Y se sobreentiende, que, si lo hizo colocar allí como premisa básica, es porque Él sabe que entre lo que se auto titula como “su pueblo”, puede haber, efectivamente, gente que no es digna de confianza o mentirosos.

¡No hermano! ¡Me resisto a creerlo! Tú resístete a lo que se te ocurra, yo debo decirte que Dios tiene razón. Aunque nos duela. No se trata de pasarle revoque a una pared despareja para que no se noten las imperfecciones. Se trata de restaurarla y dejarla mejor que nueva. ¿Qué es un falso testimonio? Asegurar sobre alguien, algo que no es cierto. En grupos compactos, cuando eso sucede, se le llama calumnia o Injuria. Ahora te pregunto: ¿Jamás observaste, o al menos te enteraste de algún hecho cercano, de un pastor defenestrado de su congregación por causa de una serie de calumnias no del todo comprobadas sobre su vida privada?

Ya sé que, en muchos casos, los hechos pudieron ser verdaderos, pero también han existido muchos otros donde no sucedió absolutamente nada y todo tuvo que ver con la calumnia armada por gente que le guardaba rencor por algunas de esas cosas emparentadas con los cargos o posiciones eclesiásticas internas. ¿Y aquellos que suben a la plataforma a contar testimonios sobre milagros que jamás ocurrieron, ya sea para lucirse, ya sea para fortificar campañas evangelísticas o simplemente para demostrar que son mimados de Dios? Falso testimonio. Todos culpables por igual, no importa el calibre de esa falsedad.

(17) No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Vamos por partes: ¿Qué es Codiciar? Codiciar significa tener un imperativo deseo o lujuria. No es desear algo equivocado, necesariamente, sino el querer obtenerlo a expensas de otros o a causa de la envidia o los celos. No está desactualizado el texto con respecto a la casa porque aún hoy a mucha gente le produce envidia y celos la calidad de la vivienda de otros. Tampoco está desactualizado ni por asomo lo que tiene que ver con la mujer de tu prójimo (O el hombre de tu “prójima”, es lo mismo). El mundo está lleno de cónyuges de distintos sexos que están convencidos que el cónyuge de su vecino es infinitamente mejor que el propio, lo cual es una cuestión de naturaleza humana, ya que no son pocos los casos que, habiéndose divorciado de su cónyuge para unirse a ese que siempre le pareció infinitamente mejor, con el correr de los tiempos, vive exactamente la misma cosa con otra persona diferente.

Lo que sigue, podría cambiarse conforme a nuestras épocas por: automóviles, prendas de vestir, alhajas, utensilios de confort, etc. Cualquiera de estas cosas despierta la codicia humana. En el mejor de los casos, sencillamente par envidiar silenciosamente; en el peor, para intentar robarlo. Al respecto, Romanos 7: 7 consigna lo siguiente: ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. (La declaración de Pablo de que “estamos libres de la ley”, suscita la cuestión de si la ley es pecado. Su reacción es de horror. Inmediatamente comienza a mostrar cómo la ley de Dios es buena, suponiendo que comprendamos su función, que es la de revelar y enseñar lo que es justo, incapaz en sí misma de dar frutos de justicia, expone sin embargo la realidad del pecado. Por lo tanto, convengamos en que la ley es santa, pero no nos ayuda a obedecer.

Pablo mismo está pidiendo que no se lo malinterprete como si dijera que la ley es mala en sí misma. Varias veces enfatiza que es buena, pero al mismo tiempo explica vívidamente la imposibilidad de cumplirla empleando las propias fuerzas. Y lo remata en esta misma carta cuando, en 13:9-10, repite los conceptos de la ley para concluir con una manifestación concreta y sublime. Allí dice: Porque: no adulterarás, no matarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Mucha es la gente que habla del amor de Dios como un todo. Asimismo, no son pocos los que suponen que Dios es solamente amor, cuando Él es mucho más y muchas cosas más al unísono.

El amor compendia la ley moral de Dios, aunque lo que sirve de síntesis no debe contradecir ningún aspecto de lo recopilado. De allí que decir que el amor por el prójimo exige quebrar de vez en cuando algunos de los mandamientos de Dios (A esto en más de una ocasión lo hemos visto en situaciones límite), es mal interpretar la Escritura y cometer un error que puede llegar a costar un precio demasiado elevado. Son los antiguos mandamientos, los diez de los que habla todo el mundo cristiano. Y para que quede en tu entendimiento casi con valor de doctrina, debo recordarte que Dios jamás quiso que hubiera una ley. Él sólo deseaba que su pueblo fuera obediente y viviría con total y absoluta libertad custodiada por Él mismo. Pero el pueblo quería pecar y luego ser redimido, entonces fue necesario implantar la ley. Ese creo que es el mayor baluarte de nuestro Dios No Conocido. Dios no es religioso. Dios no es legalista.

Muy bien; creo haber podido introducirte en tema. De aquí en más, ya no serán capítulos pequeños, porque comenzaremos a recorrer juntos, si es que has decidido acompañarme, al evangelio de Mateo. No me preguntes por qué lo elegí, fue mi Padre el que me lo designó y yo simplemente obedecí. En ese tour por Mateo, que algunos seguramente se empeñarán en denominarlo como un simple comentario, otro más de los tantos que este evangelio ha soportado, quiero ir entresacando de lo escrito, aspectos no siempre sabidos y asumidos de nuestro Dios No Conocido. Este trabajo recorrerá verso por verso los veintiocho capítulos y llegará al final, con una conclusión muy clara: lo que nuestro Dios No Conocido ha dicho, en muchos casos, tiene mayor peso, relieve e impacto que lo que sí. Ha dicho. Y porque soy bueno y no quiero enemistarme con nadie, no voy a referirme ni siquiera como al pasar a todo lo que le han hecho decir, que es mucho peor que ignorarlo.

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¿Qué Significa Estar EN Cristo?

Tengo muchos años en el evangelio. Y conozco a gente que tiene más tiempo que yo y otros que tienen menos. Pero si en algo hemos coincidido a través de todos los tiempos es en que, al predicar, enseñar o simplemente hablar con otro creyente de estas cosas, todos hemos repetido casi como en una ceremoniosa letanía que el gran secreto de la vida de fe, es vivirla EN Cristo. Sólo un problema. Recién hoy, en este tiempo y por toque divino a través de palabras encontradas en el viento pneuma del Espíritu, soy movido a estudiar, entender y luego tratar de enseñar qué cosa es estar EN Cristo. Nada menos.

Me encuentro con que lo que está escrito, te diría que es casi elemental, una mezcla de algo de tecnología teológica entremezclada con algún eufemismo de tono espiritual tirando a espiritualoide. Pero tratado con la seriedad que esto requiere, muy poco. Mayoritariamente, te llevan el estar EN Cristo, a otro verbo, permanecer. La expresión permanecer en Cristo describe una relación íntima y estrecha, no solo un conocimiento superficial. Jesús les dice a Sus discípulos que es vital recibir Su vida, utilizando la metáfora de los sarmientos unidos a la vid, y concluye diciendo: El que permanece en mí y yo en él llevará mucho fruto; pues separados de mí nada podéis hacer. El que no permanece en mí será echado fuera como sarmiento seco. Estos se recogen, se echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, ¡y se os concederá!

Sin esa unión fundamental Con Cristo como fuente de salvación, la vida y la productividad van de la mano. En suma, parecería ser que, cumpliendo con todos los mandamientos de Cristo, que no son los diez legendarios, sino muchos más, teniendo intimidad con Él y conociendo su mente, ya estaría cumplimentado ese estar EN Cristo, pero no podemos descartar ni omitir la validez en cuanto a esto del que denominamos como nuevo nacimiento. ¿Sabes qué? Cuando lo leí, no me terminó de cerrar y, ahora que toca compartirlo contigo, tampoco. Creo que lo que me falta, voy a consultarlo con Pablo, que fue el apóstol que, por lejos, logró estar más EN Cristo que ninguno de todos los otros. No te voy a citar capítulo y versículo para que no te resulte tedioso, sólo te voy a dar libro y capítulo, porque lo que me interesa y presumo que a ti también, es el tema.

Pablo a los Romanos. En el tercero, viene advirtiéndoles que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios por esa causa, pero les aclara que son justificados por Su Gracia, mediante la redención que es EN Cristo Jesús. O sea: nuestra redención es en Cristo o no es. En el sexto, hay tres menciones. La primera es una pregunta: ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados EN Cristo, hemos sido bautizados en su muerte? Te recuerdo, bautizados hay que leerlo como sumergidos. Es en Cristo, de otro modo no existe. La segunda es una definición: Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios EN Cristo Jesús, Señor nuestro. En lo natural, muertos al pecado. En lo espiritual, vivos para Dios, pero sólo en Cristo. Y la tercera es una sentencia. Porque la paga del pecado es muerte, mientras la dádiva de Dios es vida eterna, EN Cristo Jesús Señor nuestro. Esa vida eterna tan ansiada y aguardada por todo creyente, sólo es factible estando en Cristo.

El octavo también tiene tres menciones. La primera es básica, central y hasta te diría que clave en esto que estamos viendo. Ninguna condenación hay para los que están EN Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Listo. ¿No quieres estar bajo condenación? Tienes que andar como quiere el Espíritu y no tu carne. Eso será, estar EN Cristo. La segunda es casi un complemento de esta. Porque la ley del Espíritu de vida EN Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Es la ley de vida del Espíritu de Dios estando en Cristo el que te libra de la ley del pecado y de la muerte, nada menos. Y la tercera, que viene dando un detalle de lo que no podrá ser separado del amor de Dios, lo aclara que ese amor siempre es EN Cristo. El noveno, siempre en Romanos, tiene una sola y es en la que el apóstol, para certificarles a los Romanos que lo que dice es verdad, les dice que es una verdad EN Cristo, y que por esa causa, no puede ser mentira.

En el decimosegundo, dice que siendo muchos, somos un cuerpo EN Cristo y todos miembros los unos de los otros. De esto se debería hacer un estudio extenso y profundo explicándolo todo a prueba de tontos o sordos. ¿Por qué digo esto? Simple: porque de cada diez cristianos, ocho declaran ser parte del cuerpo de Cristo, pero de esos ocho, no sé si uno o dos llegan a entender lo que es ser parte de ese cuerpo. El decimoquinto, nos muestra a un Pablo gloriándose EN Cristo en lo que a Dios se refiere. ¿Existe alguna otra manera de gloriarse en Dios que no sea en Cristo? No existe, es la única. El decimosexto, último de la carta a los Romanos, tiene cuatro menciones. Lo llamativo es que, por ser el de la despedida, todas son de menciones de sus colaboradores, y que, en todas, Pablo consigna muy claramente que lo fueron EN Cristo. Así desfilan Priscila, Aquila, Andrónico, Junias, en ese caso también parientes, Urbano, Eustaquis, Apeles y Aristóbulo. Colaboradores en Cristo. De otro modo, si no es EN Cristo, nadie puede colaborar espiritualmente con nadie, me queda claro.

En la Primera carta a Los Corintios, también encontramos detalles. En el capítulo inicial, hay tres menciones. La primera nos muestra que, si bien somos llamados por Dios a ser santificados, sólo podemos serlo EN Cristo, jamás por fuera de Él. La segunda, nos deja en evidencia que la Gracia, que es simplemente un favor sin mérito de nuestra parte y que nos fue dada, fue también EN Cristo. No hay favor ni gracia por fuera de Él. Y la tercera, es otra de las llaves de ingreso a nuestro estar EN Cristo, ya que allí nos muestra que eso nos fue dado por Dios mismo. ¿Cuándo? En el momento de nacer de nuevo, de renacer, de crucificar nuestra carne con Él y resucitar en renacimiento con Él. En el Tercero, Pablo les dice textualmente: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños EN Cristo. Esto significa que puedes encontrar a gente que está EN Cristo, pero con un pronunciado y alto grado de inmadurez, todavía. Naces, creces y te reproduces EN Cristo, ese es el punto.

El Cuarto también tiene tres menciones, pero te sugiero que prestes mucha atención a la primera que voy a compartirte. Textualmente dice: Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, más vosotros prudentes EN Cristo; nosotros débiles, más vosotros fuertes; vosotros honorables, más nosotros despreciados. La insensatez, que es falta, entre otras cosas, de prudencia, se da porque dependemos solamente del amor DE Cristo. La prudencia, que es la contrapartida, nos llega sólo al estar EN Cristo. No es lo mismo. La siguiente, expresa: Porque aunque tengáis diez mil ayos EN Cristo, no tendréis muchos padres; pues EN Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Los ayos eran algo así como los niñeros, encargados de cuidar niños de ese tiempo. EN Cristo, sólo tenemos un Padre y EN Cristo hemos sido engendrados. No es religión de afuera h hacia adentro, es convicción de adentro hacia afuera. Y la restante tiene que ver con lo que Pablo les recuerda, respecto a su proceder conforme a estar EN Cristo, sencillamente diferente a todo proceder ajeno a ese estado espiritual.

El decimoquinto nos muestra que, así como en Adán morimos, EN Cristo todos seremos vivificados. Y créeme que esto no es algo menor o que figure en tu Biblia como relleno teológico. Es básico, porque habla de vida. En el decimosexto Pablo se despide de ellos aclarándoles que su amor es EN Cristo, lo que te deja entrever que, fuera de Cristo, puedes hacer todas las mejores obras que se te ocurran, pero experimentar verdadero amor, es imposible. Ya en la Segunda Carta, en el inicio dice que el que nos confirma con vosotros EN Cristo, y el que nos ungió, es Dios. Eso aclara un punto que no siempre está a la vista de todos: nadie puede decir que está en Cristo si no ha sido confirmado por el mismísimo Dios Padre allí. Eso se revalida en la primera de las dos menciones que hay en el segundo, cuando leemos: Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo EN Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Parece increíble, pero es real. Todo el conocimiento divino está en cada uno de nosotros cuando estamos en Cristo. En la segunda mención, destaca que también nuestro hablar es en Cristo o es carnalidad pura.

Y luego me encuentro con el verso que, sin ninguna duda, es la base central del evangelio del Reino. 2 Corintios 5:17, donde Pablo dice: De modo que si alguno está EN Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Creyente, a ti te pregunto. En tu vida actual, ¿Puedes dar fe que las cosas viejas pasaron y todas fueron hechas nuevas? ¿Sí? ¡Gloria a Dios! ¡Estás EN Cristo porque eres nacido de nuevo! Si la respuesta fue negativa, deberás entregarte de verdad y no simular hacerlo para cumplir con tu doctrina denominacional. Por eso no resulta casual que el último del quinto, nos diga que Dios estaba EN Cristo cuando reconcilió al mundo consigo. Y por estar en ese nivel no les tomó en cuenta a los hombres sus pecados y nos encargó a todos nosotros la palabra de reconciliación. Es en Cristo o no es.

Pero la que le sigue, ya en el capítulo 12 de esta segunda carta, es clave para entender el resto y también por qué el único que habla de esto de estar EN Cristo es Pablo. En el segundo verso, leemos: Conozco a un hombre EN Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. La conclusión es más que simple. Ese hombre que catorce años atrás a la hora de escribir esa carta, fue arrebatado hasta el tercer cielo y vivió una experiencia que luego se relata, fue el propio Pablo. Y aclara, al inicio, que eso sucedió porque estaba EN Cristo. Hay demasiado facilismo a la hora de difundir el evangelio. Se ha dado a entender que, con formar parte de una buena congregación, estar en buenas relaciones con su pastor y gozar del afecto y respeto de los hermanos, es suficiente para aspirar a cosas mayores. No lo pongo en duda porque Dios sigue siendo Soberano, pero tengo la sensación de que, si no vivimos EB Cristo, ese evangelio no podrá entregarnos el gozo de vivir de su magnífico poder sobrenatural.

Cuando Pablo escribe su carta a la iglesia de Galacia, utiliza ese término de estar EN Cristo, nueve veces. En la primera hace mención a su visita a la iglesia de Judea que ya operaban EN Cristo. Eso me dice a mí en forma implícita que existían otras que no funcionaban así. Luego, habla de los falsos hermanos que se introducen a escondidas en las congregaciones para espiar, -dice- como funcionan a partir de nuestra libertad EN Cristo, cosa que indudablemente no tenían en otras similares. La tercera habla de que nuestra justificación indefectiblemente será EN Cristo y no en ninguna otra forma de religión. En la siguiente alude a la bendición de Abraham que alcanza a los gentiles y consigna que la misma se produjo EN Cristo. ¿Desde Abraham? Desde Abraham, sin dudas. En la quinta sostiene que todos somos hijos de Dios por la fe EN Cristo. De hecho, esto se corrobora en otros textos con suma claridad. El Hijo es Cristo, y nosotros sólo podemos serlo si estamos EN Él.

Luego les aclara que todos los que han sido bautizados EN Cristo han sido revestidos. ¿Qué cosa significa estar re-vestidos? Que se han cambiado nuestras antiguas ropas de pecado por unas nuevas de santidad. Concretamente, nuevo nacimiento, de eso está hablando. Y si tienes todavía alguna duda de lo que estamos enseñando aquí y ahora, mira lo que les dice a los Gálatas en el capítulo 3 y verso 28: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno EN Cristo Jesús. Yo me pregunto si hoy, a tantos años de todo esto, sea en el lugar del mundo que sea, habrá un sitio donde esto finalmente se haya vuelto una realidad cotidiana. Se corrobora con lo dicho en 5:6, cuando les expresa: porque EN Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Y lo repite y concluye en el sexto capítulo, donde a esto mismo que dice aquí, le intercambia lo de la obra por el amor con la contundente idea de que es una nueva creación.

La carta a los Efesios no se diferencia mucho a la de los Gálatas en cuanto a la mención de estar EN Cristo. Diez veces lo encontramos. La primera, cuando les dice que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales, pero no porque sí ni así a secas, sino EN Cristo. La segunda, cuando los insta a reunir, que significa unir algo que estaba desunido, EN Cristo y en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, tanto en los cielos como en la tierra. La siguiente, para hacer referencia a la espera que todos nosotros, los que de una u otra manera, esperamos lo que esperamos, EN Cristo y no en ninguna criatura humana. El cuarto, cuando Dios Padre muestra su bondad para con nosotros EN Cristo, no por ninguna forma de religión. Y el quinto, cuando les hace saber que todos nosotros fuimos creados por Él EN Cristo y no para jugar a las iglesias o a los cristianos ritualistas e inmaduros, sino para buenas obras. Y las buenas obras de un hombre imperfecto, sólo pueden emanar de él si está en Cristo. De otro modo es imposible, todos lo sabemos.

La sexta mención nos muestra que todos los que anteriormente estaban lejos, luego estuvieron cerca por estar EN Cristo. Es el cambio sobrenatural indispensable para ser quien debemos ser. Es el nuevo nacimiento requerido. La séptima, nos asegura que somos copartícipes de la promesa EN Cristo Jesús por medio del evangelio. Luego, en el octavo, dice que la multiforme sabiduría de Dios es dada a la iglesia para que la transmita a los principados y potestades conforme al propósito eterno EN Cristo Jesús. Luego, en el noveno, les dice que a Él será la gloria en la iglesia EN Cristo Jesús por todas las edades y por todos los siglos. ¿Te haces una vaga idea de lo que significa esto? Y en el último, Pablo les da una instrucción sintética pero firme cuando les dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros EN Cristo.

Con los Filipenses no es menos expresivo. En principio, envía su carta sólo a los santos que están EN Cristo en ese lugar. Les declara que, cuando estuvo n prisión, lo hizo caminando EN Cristo, no en su soporte humano. Cuando ellos se sienten glorificados por su visita, él les aclara que eso es porque está EN Cristo, de otro modo no significaría nada. Les muestra que, EN Cristo, además de todo lo otro, también hay consolación. Les recomienda que haya en ellos el mismo sentir que hubo EN Cristo. Lejos de gloriarse en su carne, se gloría EN Cristo. En 3:14 hace una declaración profética que justifica su edición textual: prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios EN Cristo Jesús. Para luego, en 4:7 corroborarla con esto: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos EN Cristo Jesús. Conjuntamente con el clásico de 4:13: Todo lo puedo EN Cristo que me fortalece. Y finaliza con la sentencia de que les será suplido todo conforme a las riquezas en gloria EN Cristo Jesús.

En su misiva a los Colosenses, reitera algunas de las expresiones ya compartidas, pero en 1:28 dice algo que conviene tener muy en cuenta: a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto EN Cristo Jesús a todo hombre; Clarísimo. La perfección humana, conforme a la carne de cada hombre o mujer del planeta, no existe. Solamente es posible estando EN Cristo. Y; no con Él dentro nuestro, sino con nosotros dentro de Él. Curioso, ya en esta etapa de definiciones no mencionadas todavía, es lo que les escribe a los Tesalonicenses en su primera carta en el 4:16: Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos EN Cristo resucitarán primero. ¿Leí bien? ¿Dice que resucitarán primero los que murieron EN Cristo? ¿Y los que NO murieron en Cristo? Esperarán. A Timoteo, en su Primera carta le dice que fue constituido predicador y apóstol, y para que el discípulo le crea, se lo asegura diciendo que dice todo eso EN Cristo. Imposible mentir.

En la segunda carta a Timoteo, Pablo habla de la gracia que nos fue dada EN Cristo Jesús antes de los tiempos de los sistemas. Luego le manda que retenga sus palabras y que lo haga en la fe y el amor que es EN Cristo. De no estar en Cristo, la fe y el amor brillarán por su ausencia, aunque se lo trate de reemplazar con miles de acciones humanas. Le añade, más adelante, que debe esforzarse en la gracia. Y no le dice que esa gracia proviene o emana de Cristo, le dice que esa gracia es EN Cristo o no es. Lo mismo que la salvación, de la que le hará mención luego a su discípulo amado. Pero en el 3:12 hay un texto que bien vale la pena transcribir textual porque está vigente aún hoy, en este tiempo, lugar y momento: Y también todos los que quieren vivir piadosamente EN Cristo Jesús padecerán persecución; Finalmente, a Filemón le deja en evidencia que tiene libertad EN Cristo para mandarle lo que le conviene. Y se concluye con este contenido bíblico con la única expresión de Pedro al respecto. En 1 Pedro 3:16, dice: teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta EN Cristo.

La conclusión de todo esto, independientemente de cada adjetivo que le hayas añadido al estar EN Cristo y no simplemente creyendo en Él como está una gran cantidad de cristianos nominales, es que hay algo que es clave. No mora Cristo en nosotros, tal como hemos creído y pensado durante siglos, y tampoco somos seguidores de Cristo, que es como nos ve y nos rotula el mundo secular, a partir de las burlas de aquellos griegos que nos apodaron “los cristitos” o, como luego pasaría a formalizarse, “los cristianitos”. Si queremos tener vida y vida abundante, donde debemos estar es EN Cristo, o sea, formando parte activa de Él. Entonces allí es donde tú me podrías decir: ¿Pero entonces primeramente hay que morir y luego resucitar EN Cristo? No, sólo hay que aceptar, tomar y darle actividad a algo que ya está hecho desde el principio. ¿O no fuimos crucificados y luego resucitados CONJUNTAMENTE con Cristo? Si de verdad lo fuimos, entonces no hay ninguna duda que estamos EN Él. ¿Cómo puedes saberlo con seguridad? Hay muchas maneras, pero la más visible sin dudas es: que el maligno no te toca…

Curiosamente, la muerte que se espera de nosotros no es ni física ni convencional, sino crucificada con Él. Muerte de nuestra carnalidad, eso nos lleva a estar EN Cristo. Porque si no lo estamos, la realidad nos muestra que estamos muertos, pero no en la carne sino en el espíritu. Y alguien espiritualmente muerto, es alguien que no oye, no entiende, no cree y no vive nada. Si tienes la clásica duda de pensar que si no será una exageración decir que estás espiritualmente muerto, piensa en el huerto. ¿Qué fue lo que ocurrió allí? Adán, que era un ser viviente destinado a la eternidad al igual que Dios mismo, cayó en el engaño, comió del árbol que no debía comer y por ese motivo perdió su condición de eterno y pasó a ser mortal. Si lo quieres ver en consecuencia a ese rótulo que tiene Satanás cuando se dice de él que fue homicida desde el principio, Satanás asesinó a Adán y, por natural consecuencia, a toda la raza humana, que, desde allí, está condenada a nacer, crecer, desarrollarse y un día morir. En lo natural y físico, es así y no hay vueltas.

Donde sí hay vueltas y son a favor, es en lo espiritual. Porque allí hay un solo nombre que es por sobre todo nombre, y sin ese nombre en nuestras vidas, nos quedaremos espiritualmente exactamente allí, sin vida. Jesús el Cristo. No hay nada más. Es una vida en Él o una muerte en Adán. ¡Pero es que yo me porto bien y no le hago mal a nadie! Dale, pero quieras o no, estás viviendo conforme a ese árbol del conocimiento del bien y del mal del cual comieron sin permiso Adán y Eva. Ese árbol determinó a un hombre viviendo en su carne y condición humana conforme a lo bueno o lo malo. Cristo está en otro nivel. En Cristo no hay ni bien ni mal porque Cristo ES el bien y el mal no tiene lugar en Él. Por lo tanto, si tú quieres ser ese más que vencedor que has leído tantas veces o hacer las cosas que Él hizo y aun mayores, deberás estar EN Cristo y no en Adán. Y estar en Cristo, es vivir conforme a todo lo que hemos detallado casi milimétricamente durante todo este trabajo.

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Más Allá de la Historieta

Tengo una certeza. Cada uno de nosotros, aunque lo disimule, emule o simule, sabe muy bien quién es verdaderamente. Eso, más allá de todos los gestos, actitudes, expresiones o acciones que lleve a cabo durante su vida. Y cuando hablo de disimular, me estoy refiriendo a ver tal o cual falencia en nuestro ser y hacerla a un lado como si no existiera. Y reemplazarla con algún gesto que produzca en los demás esa mezcla de reconocimiento y admiración que tanto anhelamos para amortiguar carencias. Luego digo emular, que suena parecido, pero que es apenas la consecuencia. Cuando tú entras a una congregación y el primer ujier con el que te cruzas te saluda estrechándote tu mano con una fuerza tal que casi te tritura los huesos, tú vas anticipándote a lo que será el saludo del pastor del lugar: el mismo. Eso es emular. No siempre funciona, obvio. Y a simular, no tengo que adornarlo demasiado con frases pintorescas.

Cuando tú levantas tus manos en medio de una música tenue e instrumental, y cierras tus ojos conjuntamente con todos los hermanos con los que compartes templo, pero tu mente divaga en cualquier cosa menos en adorar al Dios viviente, tú simulas. Tampoco funciona. Tu Dios conoce tu corazón. Y si eso es bueno en un sentido, porque te deja tranquilo en cuanto a que Él es el único que sabe de verdad quién eres, más allá de lo que diga la gente que te rodea, por otro lado, tiene un problema puntual: cuando simulas y pareces sentir lo que no sientes, Él también lo sabe. Dios no puede ser burlado. Linda frase, pero como podrás imaginarte, no es mía. No me pertenece. Si de vez en cuando lees una Biblia, allí vas a encontrarla sin demasiado esfuerzo ni ayuda de concordancias. Si, por el contrario, sólo tomas tu Biblia a la hora de ir al templo y allí la llevas con sus páginas todavía pegadas por la falta de uso, entonces lo mejor será que le preguntes a un cristiano dónde está ese texto.

Pero, mucho me temo que tendrá que ser un cristiano maduro al que consultes, ya que, de otro modo, te vas a caer en la historieta, que hoy por hoy, todavía tiene más peso en la mente y los corazones de las personas, que el verdadero evangelio. Porque la historieta pseudo cristiana te sigue mostrando, en la creación, a un hombre y una mujer desnudos, tapados con hojitas sueltas y con rostro de no tener ni la menor idea de lo que están haciendo allí. O con rostro de “yo no fui, como decía un viejo predicador que conocí. Con eso te daba a entender que, la creación según el libro de la historieta bíblica, tiene tanta y buena intención de ser simple y no complicarle la vida y la comprensión a nadie, que no vacila en inventar muñequitos casi ridículos y colocarlos en un Edén más emparentado con una isla caribeña que en lo real, porque de ese modo supone que resultarán más creíbles.

Después de todo, dijeron los incrédulos monjes traductores bíblicos primarios, ¿Quién que use la mente inteligente que tiene, va a creer que un Dios al cual no pueden ver ni palpar, creó de la nada a una pareja humana tal como hoy la conocemos? ¿Entiendes lo que significa lo que termino de decirte? Exacto, y aférrate de lo que puedas, pero esa es la cruda verdad que no siempre oímos y que pocos o casi ninguno se atreve a mostrar. La Biblia, sagrado depósito de la Palabra de Dios, fue traducida en los inicios por monjes que tendrían las mejores intenciones y claros deseos personales de mejorar la moral y la calidad de vida de la gente, pero que, en lo espiritual, estaban a un medio paso de ser tan incrédulos como el mundano tradicional. Por esa razón es que decimos, insistimos y hasta repetimos onda papagayos casi hasta el cansancio que, si no cuentas con la inefable ayuda del Espíritu Santo y lo que Él pueda revelarte, es absolutamente imposible que te conviertas en un creyente genuino e hijo de Dios apto para heredar Su Reino.

 Si te dejas arrastrar por la corriente teológica inventada por aquellos monjes y mejorada y modernizada por los monjes actuales, jamás pasarás de ser miembro de una religión llamada cristianismo. Que no será ni satánica ni mala, pero que no es la propietaria de esa calidad de Fe que te lleva a la salvación. Apenas te congrega en rituales, formas, decretos y ordenanzas nacidas de una mente humana, a veces, pasando por encima de la propia Palabra de Dios. Haz una prueba doméstica. Toma a alguien cercano, que conozcas, que sepas que no tiene nada contra ti, ni tampoco alberga deseos de ridiculizarte o humillarte. Primero, háblale del cristianismo y de las bondades que hay para las personas, el poder refugiarse y congregarse en alguna iglesia de la zona. A escuchar incomprensibles misas cargada de santos y vírgenes, o a participar en cultos con sesudas predicaciones de alto contenido bíblico, acompañadas de música y algarabía que seguramente alegrarán su ser, tal como lo hace cualquier tipo de música con aquellos que les agrada su contenido. Pero que lo dejará a la salida en el mismo estado espiritual que tenía a la entrada.

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¡Que se Queden Como Están!

En una congregación que conocí, una noche apareció un hombre al que habían traído para escuchar hablar de Dios y para que el Espíritu Santo lo tocara y lo llevara a la conversión. Ese hombre había sido ladrón y había salido de la cárcel pocos días anteriores a su visita a la iglesia. Vino una y otra vez y, finalmente, una noche pasó al frente y recitó la oración del pecador que lo transformaba en creyente. Empezó a congregarse sin que nadie lo molestara. Por el contrario, muy rápidamente se integró en algunos grupos y al poco tiempo parecía que hacía años que estaba allí. Hasta que alguien lo sorprendió robando y así pudieron saber que todos esos robos raros que habían padecido, tenían el mismo autor, que era ese hombre. Fueron muy duros con él, hasta que un líder salió en su defensa y, tomando su biblia, leyó en la primera carta a los Corintios, ese verso que dice que cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. Muchos abrieron sus ojos con sorpresa. Otros quedaron en silencio, sin saber qué decir. Al tiempo todo se fue olvidando y el hombre siguió congregándose como si nada; la Biblia lo había justificado. ¿De verdad te crees eso? Te invito a examinarlo.

Los distintos historiadores y comentaristas bíblicos han escrito diferentes enfoques casi personales respecto a la calidad espiritual y moral de la iglesia de Corinto. A ciencia cierta, cada uno de nosotros, a la hora de leer las cartas que Pablo les envía, estamos impedidos de tomar alguna posición al respecto, porque no hemos vivido todo eso ni tampoco podemos creer ciegamente lo que en algunos casos son meras hipótesis de hombres estudiosos o de teólogos prestigiosos. Lo que sí puedo observar, al ver su Primera Carta, es que aquellos hombres le habían escrito una o varias veces a Pablo haciéndole preguntas mucho más relacionadas con cuestiones morales que con las espirituales. Igualito a este tiempo. Ochenta por ciento alma, veinte por ciento espíritu. En ese tenor y en respuesta a alguna de esas consultas, se desarrolla el séptimo capítulo que hoy tenemos dirección de compartir y examinar. Un asunto delicado, sin dudas.

1 Corintios 7:1-2 = En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Este tema, es notorio que Pablo tenía una visión muy personal y especial. La mala interpretación, o una interpretación sesgada a pensamientos sectoriales, dio origen a un celibato impuesto que no tiene nada que ver con ese don de continencia del que el apóstol hablará luego. Según el pensamiento de Pablo, al hombre espiritual le sería más bueno no relacionarse sexualmente con una mujer, que hacerlo dentro de una unión bajo pacto de matrimonio. Sin embargo, no podía pasar por alto los múltiples problemas surgidos de relaciones por fuera de toda unión matrimonial, lo que lo lleva a expresar que, antes de estar arriesgando todo por un pecado tan claro, lo mejor sería casarse y tener la forma de aliviar ese sentir. ¿Te suena como muy frío y apartado de toda pasión, amor o sentimiento? Sí, así es como suena, pero no dudo que él debió escribir esto para evitar males mayores.

Verso 3 = El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. Ciertos cristianos mojigatos, (algo que no tiene nada que ver con decencia), pretendieron expresar y hasta enseñar con valor doctrinal, que esto que leemos aquí tenía que ver con la provisión y la responsabilidad como jefe de hogar del hombre y como ama de casa de la mujer. Para nada, es más que obvio. Si sigues el contexto anterior, vas a ver que viene aferrado de la mano de la sexualidad matrimonial. Creo que es una advertencia a una negación que quizás se estaba dando en las parejas corintias por alguna razón determinada. En los matrimonios constituidos mediante arreglos de familia, los cónyuges estaban obligados por su formación a obedecer a sus padres y casarse con quien ellos decidieran. En estos casos, era casi habitual que, transcurrido un tiempo estimable, meses, un año o a lo sumo dos, lo único que los unía que era su sexualidad, se enfriara y cada uno se dedicara a lo suyo sin prestarle atención al otro. De otro modo, no se hubiera justificado una expresión así por parte de Pablo, ya que suena a fría, religiosa y hasta matemática, en un tema que de académico no tiene nada.

Verso 4 = La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. Este versículo, que sería profundamente coincidente con lo que es una relación donde se unen el amor, el respeto, la pasión y el deseo normal por parte de un matrimonio joven, sano y enamorado, ha dado lugar a cualquier clase de interpretaciones producto de falsos entendimientos. Esto, esencialmente habla de una entrega total del uno hacia el otro, pero voluntaria. De ninguna manera avala ni avalará jamás que alguien pretenda erigirse en propietario del cuerpo de otra persona. Eso no es Dios. Y el verso siguiente, es el que confirma lo dicho anteriormente respecto al verso 3: Verso 5 = No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. ¿Hoy es necesario que alguien le diga esto a un matrimonio? No lo sé. Cada casa es una historia distinta y cada matrimonio una película exclusiva, personal e individual de cada uno. Verso 6 = Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Listo. Es una sugerencia, un comentario, una opinión si quieres verlo así, pero no Palabra y mucho menos mandamiento divino. Aunque muchos lo hayan enseñado y obligado a cumplir como tal.

Verso 7 = Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Que fuesen como yo. ¿Y como era Pablo en ese punto? Soltero, tenía don de continencia, no necesitaba tener esposa. Pablo entendía que de ese modo podía cumplir mejor con su ministerio que teniendo una familia por la cual velar. Puede ser, no lo cuestiono, pero el catolicismo romano se tomó de esto para su celibato obligatorio. Y muchos buenos sacerdotes se vieron en figurillas a la hora de aconsejar a un matrimonio con problemas. No obstante, eso no dice que todos deban o tengan que ser así. Quien sienta, piense o crea que experimenta estas cosas tal como lo hacía Pablo, hará bien en llevar una vida como Pablo llevaba. Pero eso no dice que sea una doctrina que todos deban respetar. Pablo era así. Tú quizás eres lo opuesto, y pienso que el Señor puede usarte totalmente si eres fiel y entregas todo lo que te resta de tu vida a servirlo donde quieras y puedas en esas condiciones. Pablo lo reitera e incluso lo explica. Versos 8-9 = Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Si a esto que termino de leer, lo hubiera escrito alguien contemporáneo, seguramente le estaríamos cayendo con críticas ácidas respecto a su acotada visión de la relación de pareja con fines matrimoniales, ¿Verdad? Pero resulta ser que lo escribió Pablo, entonces nuestra mirada se pone seria y se manifiesta un interés genuino por saber por qué es que dijo lo que dijo y, especialmente, por como lo dijo. ¿Solamente eso es un matrimonio? Le preguntarían. No. Un matrimonio no es solamente esto, es alta verdad, esa. Pero; ¿Qué sucede con un buen matrimonio cuando “eso” de lo que habla Pablo, no funciona? En el mundo hay tres respuestas posibles. 1.- Se separan, es decir, se divorcian. 2.- Se aguantan y siguen casi como hermanos hasta el final de sus días. Por los hijos o, porque de verdad se aman, o sencillamente por sus propios intereses económicos personales. 3.- Siguen unidos para mostrar al mundo su fortaleza, pero en el plano clandestino caen en adulterio. O uno de ellos, o los dos.  En suma; Pablo sabe de lo que está hablando. Por eso les añade:

Verso 10-11 = Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Si este verso, tomado en muchos lugares como mandamiento sin retorno ni cuestionamiento, no ha producido verdaderos sismos dentro de no pocas congregaciones, no sé lo que te digo. Y no podemos culpar a Pablo, ya que es el hombre el que interpreta lo que Pablo dice de acuerdo a como es su propio pensamiento, sentimiento o, incluso, situación personal. ¿Es bueno lo que dice Pablo? Sí, porque respeta a rajatabla el diseño de Dios para el hombre, pero…como en todo lo relacionado con mandamientos y cuestiones morales, aparecen atenuantes a tener en cuenta, la realidad los muestra. Jesús lo plantó distinto, cuando dijo que esto es así, salvo por caso de fornicación, cosa en el plano matrimonial se entiende como adulterio, ¿Recuerdas? Si la pareja tuvo un problema y desea, en conjunto, volverse a unir y seguir casados, todo estará perfecto. Pero si uno de ellos se separa, se va y forma una nueva familia, pareja o como le llames, el que queda, que generalmente será el cristiano, ¿Tendrá que seguirlo esperando de por vida, aún sabiendo que no regresará nunca? Dilema bravísimo, si los hay. No se puede generalizar ni globalizar algo tan delicado, tiene que ser caso por caso, inevitablemente.

Versos 12-17 = Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. La intencionalidad de Pablo es irreprochable. Intentar salvar siempre lo que está en riesgo, por encima de la idea facilista de destruirlo todo para volver a construir, es encomiable y digna de un ministro de altura. En mi experiencia personal, lamentablemente, tipo estadística, de cada diez casos de cristiano/a casado con no creyente, en uno o dos se habrá ganado al incrédulo, mientras que en los ocho restantes, fue el creyente el que abandonó la iglesia para salvar el matrimonio. Durísimo.

Comparto de punta a punta lo de los hijos inmundos o santos, pero con una aclaración que entiendo es ineludible para evitar confusiones trágicas. Hijos santos por cobertura de salvos santos, si. Hijos salvos por genética de salvos santos, no, jamás. El justo por su fe vivirá. Eso significa que ese hijo, santo por cobertura, sólo será salvo por decisión personal por Cristo. ¿Queda claro? MI Biblia dice que Dios añadía a los que iban a ser salvos, lo que me habla de Su Espíritu Santo. Ningún hombre hace salvo a otro. Hay que entender y aceptar que, mientras el pecado que conduce a la perdición va velozmente por una amplia avenida llena de luces de colores y viento de cola que lo impulsa a mayor velocidad, la fe transita por un sendero muy angosto, lleno de obstáculos, que cada tanto te regala la vista con alguna hermosa, flor, pero que mucho más seguido te rasguña la piel con filosas espinas. Y, por ese motivo, tu andar es lento y sólo con perseverancia y firmeza llegarás al final de ese camino, donde una luz enorme y enceguecedora te abrirá paso al único sitio donde se encuentra la recompensa soñada para el buen siervo y fiel. Está escrito.

Versos 18-19 = ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Aquí, Pablo está hablando de algo que va más allá de un rito físico. Y lo digo y lo creo, porque de otro modo no sé de qué manera se podría volver a atrás de una circuncisión. Cuento conque sabes lo que es y como se realiza. Pablo eleva su comparación a lo espiritual. En primer lugar, para lo que tiene que ver con el judaísmo y, en segundo término, para todo y para todos los que de uno u otro modo han llegado a Cristo creyendo de otro modo o siguiendo otros ritos. Sabemos largamente que Dios observa y se guía conforme al corazón de cada hombre o mujer de su creación. Y lo sabemos con un ejemplo que, explicado con superficialidad, hasta puede echar por tierra un mandamiento legendario. Porque Dios decidió respaldar a David porque, -dijo- él tenía un corazón conforme al suyo. Pero nunca ocultó ni silenció que David había sido adúltero, y que de ese adulterio, llegó al mundo Salomón. De acuerdo, es Dios y su Soberanía es indiscutible. Pero esto no te da chapa para justificar todos los adulterios que existan en tu iglesia. Guarda los mandamientos. Esa es la expresión final. Y luego lanza la piedrecilla del escándalo comentado en el principio:

Verso 20 = Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. Dime, con una mano en tu corazón y la otra en tu Biblia, ¿Tú permitirías que un hombre que pasó algunos años en la cárcel por robo, cuando queda en libertad viene a tu iglesia, aparentemente se convierte y es aceptado como miembro sin más ni más y al poco tiempo le roba pertenencias a los hermanos, no sea condenado porque este verso así lo dice? En el caso lineal, Pablo está hablando del judío que acepta a Cristo. Y lo compara con el gentil y añade que cuando estamos EN Cristo, ninguna de esas cosas importa. Que lo que sí importa y mucho, es el corazón conforme al corazón de Dios, de alguien que está guardando sus mandamientos. No se si te interesa que siga machacando con aquel ejemplo, pero debería recordarte, por si te confundiste, que hay un mandamiento de Dios, de los antiguos, que es muy claro respecto al robo. No presenta vericuetos ni deja ningún espacio para la confusión. Dice sencillamente: No hurtarás. ¿Entiendes, ahora, por qué, a veces, los hombres del mundo nos miran como si fuéramos estúpidos? Ahora ya lo sabes; lo hacen y lo piensan porque dentro de nuestro pueblo, efectivamente, quedan algunos estúpidos dando pena y compasión. Y para colmo, algunos de ellos con mando y poder. Y eso no es todo, porque Pablo lo amplía.

Versos 21-23 = ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Tan simple que da pudor explicarlo por si acaso alguien no lo entendió. Tú, que hoy casualmente me escuchas, ¿Eras esclavo del pecado? Terrible. Pero gloria a Dios porque un día llegaste a los pies de Cristo y Él te hizo libre para siempre, ¿Verdad? Pregunto: ¿Te sientes libre de toda libertad, hoy? Sí, pero por voluntad propia decides clavar tu oreja en un pórtico y hacerte esclavo de Jesucristo. ¡Aleluya por eso! Pero ten cuidado; la tentación por cualquier causa de convertirte en esclavo de hombre, será muy grande y poderosa. Pero no te llevará donde creías que iba, sino al lado contrario. Y lo remata con el paralelo que mi amigo el del ladrón utilizaba si alguien se lo cuestionaba: Verso 24 = Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. Si eras ladrón, pide `perdón a Dios, reconócete delante de él como delincuente pecador, entrégale tu vida y no hurtes más. Así de simple.

Versos 25-31 = En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. Comprende algo que queda muy claro. Para Pablo, unirse a una mujer era apetecible y no lo niega, pero también motivo de aflicción en la carne. Se entiende que no es por alguna causa extraña, sino por la más simple de todas, que era en la que él creía firmemente: que el Señor regresaría muy pronto y que todo eso sólo sería una causa humana que llevaría al hombre a desear que esa venida se tardara para poder seguir disfrutando de su matrimonio.

Esa era la visión de Pablo en ese tiempo y momento y nadie podría hoy, con el diario el lunes, ponerse en juez petulante y arrogante y juzgarlo. Tienes que saber, si es que lo ignoras o no lo has terminado de ver, que el único hombre de carne y hueso perfecto que pisó este planeta, fue Jesús. Todo el resto, porcentaje espiritual para bendecir y porcentaje de carne para olvidar. Y estoy lejos de cuestionar a alguien o a algo. Él mismo tuvo la grandeza de declararlo. Y por eso es uno de los indiscutibles grandes del evangelio. Y en cuanto a las cifras porcentuales de carne o espíritu, las colocas tú acorde a tu propia vida. Versos 32-35 =  Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.

Coincidirás conmigo que no le podemos censurar ni cuestionar absolutamente nada de esto que aquí dice Pablo. Todos sabemos que es así, tanto los solteros que me escuchan, como los casados que desean servir al Señor y también me están oyendo. Y no es malo ni negativo, porque si te casas y postergas a una familia que por decisión tú decidiste formar, caes en irresponsabilidad. Y aunque eso resienta el servicio al Reino, no tengo dudas que al Rey mucho esa irresponsabilidad no puede agradarle. Es muy cierto que los discípulos de Jesús eran todos gente soltera, y que el único que tendía esposa, es notorio que la fue dejando a un lado para cumplir con su trabajo espiritual. Sin embargo, esos eran tiempos y tareas distintas. Y un sano y delicado equilibrio, muy bien puede rendir buenos dividendos, tanto para lo familiar como para lo espiritual. Todo es cuestión de tener en cuenta trabajo y familia. Quizás debas postergar una salida a un cine o a un teatro con tu familia para ir a visitar un enfermo terminal o hablarle del Señor a un necesitado. Pero no vas a privarte de una salida familiar así, por ir a repartir tratados o cortarle el césped al jardín de la casa del pastor, ¿Soy claro?

Este, y no puede ni debe ocultarse, ha sido uno de los grandes problemas que ha afrontado la iglesia estructural durante finales del siglo veinte y lo que va del siguiente. Es mucha, pero muchísima la gente que ha sido confundida por discursos manipuladores y se han convencido de estar sirviendo al Señor cuando, en honor a la verdad, apenas estaban sirviendo a un señor con una jerarquía otorgada por la religión. Todos saben de lo que hablo. Lamentablemente, el hombre es así. Se desgarra políticamente las vestiduras proponiendo y defendiendo una democracia, pero, a la hora de sucumbir emocionalmente, siempre lo hace por otro hombre con calidad de líder, que en realidad pasa a ocupar el tremendo espacio vacío que un padre o una madre dejaron en esa vida que ahora, necesita de un nuevo “papá”. Si quieres mejor definición que esta para la tarea actual y moderna de un pastor, no la tengo. Y Pablo cierra este pasaje con una directiva que emana más de su corazón que de las escrituras o mandatos divinos.

Versos 36-40 = Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case. Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace. De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor. La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

Dentro del andamiaje cristiano en general, no conozco una sola pareja que se haya casado por razones espirituales como prioridad. Es más; hay unan tendencia cultural que tiene altísimo porcentaje de cumplimiento dentro de la iglesia, que un matrimonio solamente tendrá futuro sólido y duradero si existe amor genuino entre ambos cónyuges. La época donde los matrimonios legales se construían en base a una serie de negociaciones interfamiliares de intereses y anexos, ha quedado muy atrás en el tiempo. Debemos leer estas cosas conforme a lo que los tiempos nos van trayendo. El evangelio no cambia, la palabra de Dios tampoco, pero las actitudes de los hombres sí cambian a medida que los tiempos transcurren.

Me ha tocado conocer a hermanas que por distintos motivos no convivían con sus esposos legales desde mucho tiempo atrás. Algunas, prosiguieron con sus vidas, incluso en sus actividades dentro de la iglesia que congregaban, sin mayores problemas ni trabas. Pero otras, quizás tentadas por alguna otra persona que aparentemente llegaba a llenar ese espacio afectivo vacío por ausencia de quien fuera su esposo legal, vivían casi orando para que el anterior pasara a mejor vida, para de ese modo ellas poder volver a casarse. Así está escrito aquí. Así es en lo legal y así se ha enseñado y obligado a respetar en muchos sectores cristianos. Sin embargo, y aún a riesgo de que se me tome por negativo o algo peor, debo decir que ese punto legal ha terminado por constituirse en un canto al ridículo y la hipocresía. ¿Habrá que decirles a ellas que así como llegaron al Señor, que así se queden, porque Pablo dijo eso?

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A Veces…

…Cuando el hombre que va a su trabajo, debe caminar por una calle mal iluminada de su gran ciudad, expuesto a una inseguridad global que lo deja a expensas de los vericuetos delictivos cada vez más abundantes, no puede menos que rascarse la nuca y pensar: ¡Uy! ¿Por qué no habré nacido en el campo, donde todo es paz y sosiego y no existen estos peligros estresantes? ¿Por qué tuve que nacer en este mundo de cemento donde nadie te tiene en cuenta y donde todos piensan sólo para sí mismos?

Otras veces, otro hombre, cuando trata de caminar absolutamente a oscuras, sin poder ver ni siquiera sus propias manos, por un sendero de tierra despareja. matizado de espinos que lastiman tobillos, sin más techo que el de millones de estrellas blancas pintando la negrura del firmamento, tampoco resiste la tentación de rascarse la nuca y pensar: ¡Caramba! ¿Por qué no habré nacido en una ciudad, donde tienen de todo y todo es bueno y más divertido y no en este campo vacío donde jamás sucede nada distinto?

Hay un momento en que ese otro hombre, mientras trata de concentrarse en lo que dice el pastor de la iglesia donde acude cada fin de semana, que es casi un calco de lo que dijo el fin de semana anterior, razona y añora: “Perdón…no tengo nada en contra de Dios, todo lo contrario, pero… ¿Por qué no me habré quedado en mi casa, orando cuando tenía ganas y leyendo mi Biblia a gusto y no tener la obligación de venir aquí a pasar un tiempo que se me hace cada vez más largo?”

Hay otro momento en donde otro hombre más, mientras bebe su cuarta cerveza en un bar de mala muerte y fuma el decimonoveno cigarrillo de un día al cual todavía le falta una enormidad para concluir, también se toma un momento para rascarse la misma nuca que se rascan todos los demás y reflexionar para sus adentros: ¡Uff! ¿Por qué no le habré hecho caso a ese matrimonio que me tocó el timbre de mi puerta y me habló de Dios y me invitó a su iglesia? ¡Seguro que ellos en este momento la están pasando mucho mejor que yo! Se los ve tan felices allí adentro…

A mí se me ocurrió darte estos cuatro modelos, pero seguramente a ti se te están presentando por lo menos una docena más, que pintan situaciones diferentes a las que aquí relato, pero consecuentes y coincidentes con sus significados: la permanente, repetitiva, casi rutinaria y mediocre condición egocéntrica de un hombre global que nunca o casi nunca está satisfecho o conforme con lo que la vida le ha obsequiado como riqueza personal permanente. Súmale si quieres, como ya dije,  a los rubios pintando su cabello de oscuro y los morenos matizándolos de dorado.

 O el excedido en kilos que se mata ejercitándose para poder bajar por lo menos algunos y el delgado que procura comer mucha grasa y harina, aún sin hambre, porque desea tener unos gramos más que le sean útiles para ocultar sus huesos que quedan feos a la vista. Y que conste que estoy hablando sólo del lado masculino, porque por pertenecer al género es el que más conozco. Ni quiero imaginarme lo que podría escribir en comunión conmigo cualquier mujer con mínima capacidad de autocrítica positiva.

Hombre. Varón, si lo quieres en términos bíblicos. Macho, en terminología animaloide, a la que también suelen ser afectos algunos que yo llamaría humanoides, si es que puedo inaugurar el rótulo. Mujer. Varona. Hembra, dice mi Biblia, aunque los delicados y exquisitos religiosos de mi barrio decidan que a Dios se le fue la mano al denominarla así porque suena a grosero y humillante. ¿Dónde tú vives, también hay fulanos que suponen que pueden no sólo cuestionar, sino también modificar algunas cosas que Dios dijo? 

Y listo. Ahí se terminó el área humana de la Creación. Dios dijo varón y hembra y a otra cosa mariposa. ¡Bueno! ¡Pero los tiempos cambian y Dios no tuvo en cuenta que surgirían gays, lesbianas, trans y todo el andamiaje que el mundo inclusivo te muestra! No te creas, la homosexualidad no es un invento de este mundo moderno siglo veintiuno. La historia está repleta de eso y la Biblia misma los menciona y no precisamente como una novedad escandalosa. Sólo un pecado a enmendar, confesar, perdonar, redimir y renacer al diseño.

…Porque, en todo caso, el tema no pasa por lo que alguien es o no es, sino al derecho a juicio que suponen poseer los que lo observan. Entonces no sólo es decir homosexual. La mala palabra sería, a mi humilde entender, marginalidad. Quiero ubicarme donde debo, tal como es el mandato universal para el hijo de Dios en la tierra, en el justo y delicado equilibrio entre el conocimiento y la unción. Jamás aceptaría que el portero de un templo le prohíba el ingreso a un o una visible homosexual a un culto de domingo por la tarde, “porque a los hermanos no les agrada”, como tampoco lanzarme a predicar que un matrimonio entre personas de un mismo sexo es un canto maravilloso al amor de Dios en la tierra. Dios ha mostrado, desde la creación del universo, que es un Dios de equilibrio. ¿Y sus hijos, qué? Eso se nos demanda. Rechazo al pecado, pero con justicia y equilibrio. Espiritualidad, si; carnalidad, nunca.

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El Evangelio Olvidado

Hay una realidad que no porque se haya dicho muchas veces ha sido genuinamente entendida dentro del pueblo de Dios. No hay grandes hombres o mujeres en el evangelio. Todo el que sobresale es porque es pequeño, muy pequeño. No existe tal cosa como un gran siervo de Dios. Si es siervo, es pequeño, muy pequeño. Nunca los hubo y nunca los habrá. Sólo hombres y mujeres, pequeños, débiles, necesitados de un Dios grande, misericordioso, clemente, abundante en amor. A veces prestamos demasiada atención en los hombres. Si un hombre camina con Dios, solamente es por causa de la Gracia de Dios. Si no peca, es porque esa Gracia restringe su pecado.

Es más que obvio ya, creo que una enorme mayoría lo está notando, Dios está haciendo cosas distintas a las que antes hizo. Por ejemplo, hoy está levantando a predicadores que tengan la autoridad y la decisión de predicar el verdadero evangelio. Y es por esa causa, como prevención surgida de las malas experiencias, que debemos tener mucho cuidado en no caer en ninguna forma de idolatría. Debemos respetar a los hombres y las mujeres que caminan con el Señor, pero necesitamos asimismo reconocer que todo lo bueno proviene del Padre. Apreciamos a cada hombre o mujer que sostenga un ministerio, pero honramos solamente a Dios por ello y por ellos.

Yo no sé cual es la opinión que cada uno de los que me está escuchando tiene de sí mismo con relación al evangelio. Apenas sé la que yo mismo tengo de mi. Y que cuando quiere inflarse un poco me lleva a recordar que en la obra de Jesucristo a través de toda la historia, han habido muchas personas mucho más importantes y nobles que todos nosotros. Sabios, reyes, maestros, profetas, que buscaban y anhelaban ver y oír lo que nosotros hemos visto y oído. Que deseaban fervientemente experimentar muchas de las cosas que nosotros hemos experimentado. No exagero nada si digo que nosotros, los creyentes de este tiempo, somos los seres más privilegiados de la tierra. Sin embargo, contar con ese privilegio tiene un costo final llamado responsabilidad. ¿Qué haremos con todo lo que hemos recibido? ¿Cómo utilizaremos todo ese enorme arsenal espiritual recibido?

Si yo te digo que hoy voy a enseñar el evangelio, seguramente no podrás contener una expresión de decepción. Porque piensas: ¿Por qué este hombre va a enseñarme lo que yo ya sé hace tanto tiempo? ¿No puede enseñarme algo más nuevo? Mira; yo creo que estaremos una eternidad en el cielo y no terminaremos de comprender lo que realmente es el evangelio. Si un hombre dedicara toda su vida al estudio del evangelio y fuera en todos los puntos y conceptos el más dotado en conocimiento y sabiduría al respecto, en el final de su vida se daría cuenta que apenas, como mucho, pudo llegar a conocer una décima parte de lo que en toda su magnitud es el evangelio del Reino de Dios.

Estoy convencido que en el día de hoy, tanto la misma iglesia como el mundo en general, sufren de la predicación de un evangelio superficial. Predicado por hombres superficiales. Cultores de doctrinas también superficiales. Hemos recibido una tremenda mayordomía, mucho más voluminosa que la de los reyes o los presidentes, y debemos trasladar eso con la responsabilidad y el conocimiento de que, a aquel que se le ha dado mucho, mucho también se le habrá de pedir.

Romanos 3: 23 = por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (24) siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, (25) a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, (26) con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. (27) ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. ¿Dónde está la jactancia? Queda Excluida. Queda excluida.

La palabra evangelio proviene de una palabra griega que significa Buenas Noticias. De hecho, el evangelio no es un mensaje entre muchos mensajes, es el mensaje de todos los mensajes. Tiene preeminencia total. Lo que debemos entender es que, para entender las buenas noticias, también tenemos que entender las malas noticias. Y este es un problema en el día de hoy. Si amamos a los hombres, vamos a decirles la verdad acerca de su condición ante Dios. Si no predicamos respecto al pecado. Si no nos esforzamos en predicar bíblicamente acerca del pecado, eso se convierte en toda una demostración de que nosotros nos amamos a nosotros mismos, pero no a lo demás. Si yo soy, un médico y descubro que tienes cáncer, yo debo decírtelo para que sepas qué hacer respecto a tu tratamiento. Si no te lo digo y lo disimulo con palabras bonitas, soy un hipócrita.

Hay muchos ministros en este tiempo que predican como predican porque se aman demasiado a sí mismos, pero no necesariamente a sus prójimos. Tenemos la obligación de explicarles a los hombres que son pecadores. Así eran los antiguos predicadores. Y recordarles que sólo el pecador busca salvación. Y que sólo el pecador puede glorificar a Dios por medio de recibir la Gracia que ahora sabe que necesita. No debemos ser hombres rudos o enojados. Debemos ser hombres misericordiosos y llenos de amor, pero igualmente firmes y dispuestos a explicarles a todos que son pecadores. Y de esto es de lo que se habla en este pasaje de Romanos 3. Un Pablo con un intelecto único, con una sabiduría de Dios, el apóstol de los apóstoles, el misionero de los misioneros, el teólogo de todos los teólogos.

Y él está usando todos esos dones que el Señor le ha dado, con un solo propósito, condenar al mundo. Para que todo ese mundo condenado busque a Dios. Y la salvación en el Calvario, en la persona de Cristo. La palabra pecar viene de una palabra griega que significa extraviarse, errar el blanco. Falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella. Eso es el pecado técnica y académicamente. Ahora, si solamente hablamos así acerca del pecado, mucha gente va a pensar que después de todo el pecado no es tan malo, que sólo es un error humano, nada más. Pero la Biblia nos enseña que el pecado, nada más, es horrible. La pregunta, es: ¿Cómo podemos convencer a los hombres que su pecado es tan horrible como la Biblia dice?

¿Podemos pretender estudiar la ley con ellos? Podemos leer todas las escrituras con ellos. Podemos mostrarles el calvario, donde Cristo murió por el pecado. Podemos, pero por donde debemos empezar, es por la persona misma de Dios. A ver; nuestro pecado no sería un problema si Dios fuera como nosotros. Si Dios fuera un Dios injusto, inmoral, Él no tendría problemas con el pecado. Pero la Biblia enseña que Dios es santo, santo, santo, y es sólo a la luz de la santidad y de la justicia de Dios, que los hombres pueden ver cuan horrible es el pecado. Entonces, a todos los que quieren enseñar el evangelio, es mi deber advertirles a modo de sugerencia si o sí, que tendrán que enseñar con toda claridad quien es Dios.

Cuando pecamos, no estamos agraviando a un insignificante alcalde de un pequeño pueblo. Cuando pecamos, estamos agraviando al Creador del Universo. Un mínimo ejemplo. Cuando Dios creó todo, mandó a las estrellas que tomaran su lugar en el espacio. Que ocuparan su lugar allí. Y todas esas estrellas les obedecieron. Les ordenó a los planetas que giren en el círculo que Él había diagramado, y le obedecieron. El mandó a las montañas que se levanten, y se levantaron. Y luego mandó a los valles que bajaran y ellos bajaron. Al mar le dijo que vendría hasta ese límite que Él le marcó. Y el mar le obedeció. Y luego Dios le dice al hombre: “Ven”. Y el hombre sacude su puño delante del rostro de Dios y le dice: “¡No!” Por eso está dicho que, en el día del juicio, el universo entero, la creación entera se va a levantar para condenar al hombre.

Uno de los problemas más grandes en el día de hoy, no es que los hombres no sepan que son pecadores. Ellos saben que son pecadores. No les importa. Y no les importa, porque no saben quien es Dios. Y no lo saben, porque nadie anda predicando respecto a quien es Dios. Pregunto: En toda tu vida de creyente, te hayas congregado donde te hayas congregado o te congregues hoy mismo donde sea, ¿Cuántos mensajes acerca de los atributos de Dios escuchaste? ¿Cuánto te enseñaron de su carácter santo, santo, santo, justo, justo, justo? Y sus decretos, sus obras, su voluntad. Los hombres pecadores no tienen miedo de Dios porque no saben quien es. Y no lo saben porque los predicadores no están predicando lo más importante, que es el conocimiento de Dios.

Jeremías 9: 23-24 = Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. Hay una enorme cantidad de ministros predicadores que hoy están enseñándote pequeñas verdades que te son útiles para arreglar tu vida. Para que puedas realizar tus sueños, te dicen. ¡Ey! ¡Somos hombres de Dios! Y nuestra principal tarea es enseñar a los hombres quien es Dios. Alábese el hombre en entenderme y conocerme. Eso dice. Creo que estamos viendo las dos caras de una misma verdad importante. Es la de entender los hechos acerca de Dios. Entender las verdades bíblicas, doctrinales de Dios.

Pero no solamente entender lo que la Biblia enseña acerca de Dios, sino conocer a Dios de una manera personal e íntima, directa, sin intermediarios humanos. Un médico conoce a una persona a la que atiende casi por completo. Sabe como es y como funciona su cuerpo. Pero no conoce a Dios. Todo su conocimiento no le alcanza en el ámbito del Reino. Debemos estudiar más las escrituras. No leerlas como cumplimiento de una parte de un devocional diario, sino escudriñar, investigar. Buscarle las cinco patas a un gato que nos enseñaron toda nuestra vida que solo tenía cuatro. Basta de activismo en cosas que no interesan y postergar el estudio profundo de las escrituras que nos cuentan como es Él. Y sobre como se puede ser transformados por Él. La lectura de la escritura es para algo mucho más valioso que la información.

Es un asunto de relación. Si soy un hombre de Dios, yo voy a tener que pasar más tiempo con Dios que con todos los demás. Oración privada. Lectura profunda y escudriñada. ¿Para qué? Para que cuando yo salga a hablar con alguien, sea la palabra de Dios la que salga de mi boca y no la mía, que no le puede interesar a nadie. La mayor responsabilidad la tenemos los ministros. No podemos limitarnos a estudiar una porción bíblica para usarla para la predicación del domingo. Debemos vivir la palabra y mostrar con nuestro testimonio de vida cotidiano como es vivir en su presencia, único modo en que quienes me escuchan, puedan entenderlo e imitarlo para ser bendecidos ellos también.

Por eso es tan importante lo que Pablo dice en 1 Corintios 15:34 y que nosotros leemos sin reflexionarlo demasiado: Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. Existe una relación muy directa entre la falta de conocimiento de Dios y la moralidad de un grupo de creyentes. Cuando el pueblo no conoce al verdadero Dios de la Biblia, opta por lo más sencillo y sugerido por los demonios: crear su propio dios. Y eso es tremendamente peligroso, porque ese dios que ellos crearon, se les parece, es exactamente igual a ellos. Y entonces no le temen al día del juicio, porque imaginan a ese dios en el que creen, juzgándolo conforme a los rudimentos que ellos manejan, y que no son de ninguna manera los que están escritos en sus biblias.

En el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, para el mundo perdido y para la iglesia de creyentes, la necesidad más grande, es la misma: escuchar a hombres que conozcan a su Dios y lo prediquen tal como nuestras biblias dicen que es y no como lo han inventado ciertas doctrinas denominacionales. ¿Cómo empiezas un trabajo de evangelismo? ¿Con el pecado de esa persona que te está escuchando? ¡No! ¡Nunca! Empiezas con la presentación del Dios en el cual crees y esa persona necesita creer, amar y confiar. Si un delincuente de mucho dinero y poder cae preso y debe ser juzgado, está tranquilo porque tiene comprado al juez que lo va a juzgar. Pagó buen dinero por su corrupción. Pero si cuando llega a la sala del juzga do ve que le han cambiado a su juez por otro que es justo, entonces su semblante cambiará y el terror se apoderará de él. Lo mismo es para el incrédulo entre Satanás y Dios.

El hombre piensa que no tiene problemas con Dios porque Dios no tiene problemas. Cree que él y Dios son amigos. Que están de acuerdo en todo. Pero cuando el hombre aprende quien es Dios, todo cambia. Y se arrepiente y cae rendido a sus pies o se convierte directamente en su enemigo. Pero algo va a suceder. Nada será igual. El hombre, como si fuera un enfermo de una patología terminal y se negara a aceptarlo y aceptar su medicina, necesita que se le muestren evidencias de su enfermedad mayor, la incredulidad.

Por eso es tan valioso entender tal como está escrito lo que dice Génesis 6:5: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Por favor, no vayas a pensar que estoy interpretando mal este texto, sólo lo estoy leyendo. Tú ya lo interpretaste y no te equivocaste nada, por eso te duele. Y no sólo te duele, hasta te produce cierto enojo conmigo, lo sé. ¿Y como lo sé? ¿Soy profeta? No, soy igual a ti y en un caso como este sentiría exactamente eso que te digo que tú estás sintiendo. Cuando la Biblia determina la condición del hombre, no me vengas con soberbias insostenibles, sólo di “amén”.

Génesis 8:21, dice: Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. El intento del corazón del hombre es malo desde su juventud. Esos somos sin Cristo. Y lo podemos comprobar con los niños. ¿Es necesario enseñarle a un niño como mentir? No. ¿Es necesario enseñarle a un niño como ser egoísta? No. ¡Ya lo sabe! ¿Y desde cuando lo sabe? Desde que nace. Porque nace inclinado a la mentira y al egoísmo. Cuidado que cuando Jesús dijo que son como niños heredarán el Reino, no estaba diciendo que eran todos íntegros y sinceros. Estaba hablando de una carencia de hipocresías, simulaciones y eufemismos. El niño hace una travesura y, cuando se lo reprochas, se pone obcecado y sigue en la misma. Pero no inventa argumentos falsos para justificar su travesura. A eso lo va a aprender luego de los adultos.

Toda la historia, toda la literatura secular, los clásicos, toda la filosofía, la conciencia, las escrituras, la prensa en todas sus expresiones hasta el día de hoy, testifican que el hombre es pecador. Aunque el hombre no es pecador porque peca, sino que peca porque es pecador por naturaleza. Hay un texto clásico en el salmo 51:5:  He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. Si un hombre sucio, sin darse una ducha, se viste con una ropa limpia, su estado de limpieza le va a durar hasta que esa ropa se vaya contaminando con la mugre que el hombre ya tenía. Solo un lapso. Por esa misma razón el hombre no es salvo por sus obras. Porque sus obras sólo van a tapar, temporariamente, la corrupción que ya había en ese hombre. Trapo sucio. ¿Quieres una maravillosa conclusión bíblica de esto?

Romanos 3: 10 = Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; (11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. (12) Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.  (13) Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; (14) Su boca está llena de maldición y de amargura.  (15) Sus pies se apresuran para derramar sangre; (16) Quebranto y desventura hay en sus caminos; (17) Y no conocieron camino de paz.  (18) No hay temor de Dios delante de sus ojos.  (19) Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; (20) ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 

Esto es, en suma, la predicación del evangelio en su conjunto. ¿Sabías que la Palabra de Dios es como una espada de dos filos? Si. Olvida la espada porque hoy nosotros no las usamos, pero piensa en un cuchillo de cocina muy filoso, agudo, de esos que cortan un cabello en el aire. ¿Cómo vas a utilizarlo? Con mucho, pero muchísimo cuidado. De no lastimar ni lastimarte, de no cortar porque sí ni por divertimento. En cortar solamente lo justo y necesario. Pero ¿Sabes qué? Aunque sea muy peligroso usar ese cuchillo de tanto filo, tienes que hacerlo. El hombre necesita que tú lo dejes aplastado sin otra salida que la de mirar hacia el cielo. Mientras el hombre tenga o crea tener una salida tranquila para su pecado, no vendrá a Cristo y no será salvo. Yo no puedo ir corriendo a consolar a un pecador al cual el Espíritu Santo está tratando. Yo debo dejarlo que el fuego sagrado termine su obra.

Ahora bien: Si lo tienes a Dios delante de ti, ¿Qué supones que va a decirte? ¿Qué salida va a darte para tus problemas e indecisiones? Hay respuesta. Hoy es muy popular decir y escuchar decir que Dios ama al pecador, pero odia al pecado, ¿Verdad? Muy bien, déjame decirte que dentro de esta frase hay verdad; Dios ama al pecador. El problema es que si no se expone bien ese texto, puede llegar a comunicar algunas cosas que no son verdaderas. Mira lo que dice el salmo 5:4-6: Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová. ¿Estás entendiendo? El malo no habita junto a Dios. Tampoco los insensatos estarán delante de su presencia. Aborrece a los que hacen iniquidad y, finalmente, la frutilla del postre. Destruirá a los que hablan mentira. No dice que aborrece la mentira pero ama al mentiroso. ¿Lo estás entendiendo?

Salmo 7: 11-13: Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado. Asimismo, ha preparado armas de muerte, Y ha labrado saetas ardientes. A ver: ¿Tienes buena memoria? Piensa: ¿Cuántas veces escuchaste decir a evangelistas o ministros, mientras miraban a la gente, que se quedaran tranquilos, que Dios no estaba enojado con ellos? Yo puedo entender lo que ese ministro quiere lograr, y no dudo que tiene las mejores intenciones, pero déjame decirte que está diciendo algo que no es cierto. De hecho, la Biblia estaría enseñando lo contrario. Aquí es donde, si te pudiera escuchar, tú me dirías: ¡Pero Néstor! ¡Dios es amor! ¡El no puede estar enojado así! – Perdón…Es muy cierto que Dios es amor. Tan cierto como que porque es un Dios de amor es que tiene que enojarse… El amor nunca es neutral.

A ver. Si yo amo a los afroamericanos, esto es, a la gente de raza negra. ¿Yo puedo ser neutral ante la esclavitud? Si yo amo a los niños, ¿Yo puedo ser neutral o indiferente ante el aborto? Dios ama la justicia. Él aborrece la maldad. Si no fuera así, lo que tendríamos en el cielo sería a un déspota y tirano que sólo respaldaría a los que son de la raza que a Él le gusta. ¿Entonces no es verdad lo que dice Juan 3:16? ¡Si, es verdad! ¡Dios ama al mundo! Pero también es verdad lo que dice el Salmo 5:5. Y la Palabra no se contradice, eso está probado. Alguno de estos dos textos no lo hemos entendido bien. ¿Cómo los atributos de Dios existen en perfecta armonía? La Palabra de Dios, que es una expresión, una revelación del carácter de Dios, nos dejan entender que esa palabra de Dios también tiene que existir en perfecta armonía.

Si vamos a ser cristianos bíblicos, entonces, vamos a afirmar que Dios ama al pecador, pero también explicar que hay una forma en que la ira de Dios puede descargarse sobre ese pecador. Yo he oído a ministros decirle a alguien que, con él, o con ella, Dios decidió ser misericordioso, y no justo. Hay un problema de lógica sencilla. Si el amor de Dios lo llevó a proceder así, entonces el amor de Dios es injusto. Por favor. Dios es un Dios perfecto, y sus atributos existen todos en una armonía perfecta. Algo no entendimos bien, creo. ¿Sabes dónde está la llave que abre esta puerta? En Juan 3. ¿3:16? ¡No! De ese ya hablamos. Juan 3:18, mira: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Es decir que Dios ama al mundo, pero condena a todo el que no cree en Su Hijo.

Y si te quedan dudas, mira el verso 36: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. ¿Cómo se le explica esta aparente dicotomía de Dios a una mente finita que está programada por la cultura griega? Hay una sola forma. Dios, hoy, con una mano está deteniendo su propia ira contra el pecador y con la otra, lo está llamando a formar parte de su Reino, de su familia, de su eternidad. Un día, su Hijo Jesucristo va a retornar. Ese día, Dios va dejar de llamar a los hombres y su otra mano va a dejar de detener su ira. Ese será, solamente, un día de justicia. Y de esa Justicia, no escapa ni escapará nadie.    

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Grandes

Los grandes. ¡Qué grandes que fueron los grandes! ¿Verdad? Veamos. ¿Quiénes son los llamados grandes, en esta maravillosa historia del Evangelio? ¿Esos de los que nos contaron, nos relatan y enseñan día a día y nosotros mismos transmitimos a nuestros hijos? Jesús, a mi juicio, el único. Luego, si quieres, vienen muchos, porque todos aportaron algo a la riqueza de ese evangelio y a su poder manifestado. Sin embargo, si debo quedarme con alguien más allá de Jesús, me quedo con Moisés. No es casual, que para muchos estudiosos que tratan y procuran de no entrar en el mundo de la fantasía mística, Moisés es el símbolo, la tipología de Jesucristo en muchos sentidos y áreas. Cada uno que piense como quiera. Lo único cierto es la vida de cada uno y sus similitudes. Son dos grandes, pero con argumentos válidos, no mundanos.

 Porque desde la sabiduría del mundo salió una frase célebre que dice: “Ayer vi un hombre muerto, ¡Qué grande es un hombre muerto! Convengamos en que tiene un porcentaje de verdad. ¿No has visto que cuando muere alguien, nadie se atreve ya a criticarlo en nada de lo que haya hecho y adhiere a la teoría de que era excelente persona, aunque no lo fuera, y que seguramente ahora los está mirando a todos desde el cielo, aunque ninguno de los que dice esto pueda justificar o argumentar la razón por la cual un delincuente o algo peor habría ganado el derecho a ir al cielo? En fin, allá el mundo y sus fantasías trascendentales que nadie cuestiona, pero que nadie logra entender, tampoco.  Lo que quiero, ahora, es mostrarte algunos textos donde cada uno de ellos, tiene vinculación directa o indirecta con los requerimientos básicos para servir con eficiencia en el Reino de Dios y, especialmente, con aquello de saber ceder nuestro lugar a quien corresponda cuando corresponde.

(Números 12: 1-3) = María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Cuando dice mujer cusita, alude a quien debía haber sido la segunda mujer de Moisés, oriunda de Etiopía. No se trata de Séfora, la hija del madianita Jetro, que es la mujer que se menciona en el libro del Éxodo. La intención de estos versículos, evidentemente, es legitimar el derecho de María y Aarón, sus hermanos de sangre, a criticar a Moisés como lo hicieron anteriormente. Pero se añade que Moisés era un hombre manso, y por si fuera poco el adjetivo, se añade que lo era “más que todos los hombres que había sobre la tierra”.

A mí me gusta mucho tomar en cuenta ciertas expresiones que la Biblia contiene y que nosotros, demasiado acostumbrados a lecturas facilistas de la prensa y la literatura contemporánea, no siempre tenemos en cuenta: si la Biblia dice “más que todos los hombres de la tierra”, lo que quiere decirte es exactamente eso y no otra cosa: más que todos los hombres de la tierra. Fíjate ahora: (Éxodo 32: 19-20) = Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte. Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio de beber a los hijos de Israel. Termino de decirte que Moisés, según la propia palabra bíblica, era el más manso de los hombres sobre la tierra. Y aquí te lo muestro ardiendo de enojo y reaccionando casi con violencia, tal como si fuéramos tú o yo los ofendidos por los dislates del pueblo.

Esto te deja una enseñanza muy clara que tiene que ver con algo que ya he dicho mil veces, que hace muy poco tiempo reiteré en este mismo trabajo y que ahora volveré a repetir para que no se te borre de tu memoria. Ser manso no significa ser menso, ¿Estamos? Y no pienses que lo repito para hacerme el gracioso o para ganarme la simpatía de mis hermanos mexicanos, lo hago para que muchos de esos tantos mensos que aún inundan nuestros ambientes, entiendan lo que realmente es la mansedumbre y no por eso dejen a un lado su condición de hombres hombres. Para comprender el significado espiritual de la actitud de Moisés, paso a explicarte que el rompimiento de las tablas, simbolizaba el rompimiento de las relaciones de ese pueblo con Dios. Tomar el polvo de oro, mientras tanto, debía servir para que el pueblo comprendiera que la imagen del becerro había sido totalmente destruida.

(Versos 25-28) = Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos, (26) se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntense conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. Los pueblos hoy también están desenfrenados. Es decir: les falta en sus conciencias el freno del santo temor de Dios. No estamos hablando de represión, no estamos predicando el “no hagas porque Dios te castigará”, estamos hablando de santidad.

Pero hay algo más totalmente implícito en el texto. Que el desenfreno del pueblo de Dios solamente es posible cuando, sea por la causa que fuere, algunos de sus ministros lo permiten, lo facultan o hasta lo incentivan. Compara esta situación con una imaginaria en una congregación cristiana. Un hombre anónimo, sin cargo ni posición en la estructura, plantado en la salida del templo preguntando en alta voz: ¿Quién está por el Señor? ¡Júntense conmigo! ¿Qué crees que sucedería? Que algunos, entendiendo lo que sucede porque en sus corazones habita la santidad (que es consagración y separación, no represión de los sentidos), se juntarían con ese hombre, pero la gran mayoría se iría alegremente detrás del moderno Aarón, ya que si está allí es porque seguramente es más importante que este desconocido medio loco. Ser SIERVO, no es mostrarse como grande, sino como inmensamente pequeño, casi invisible.

Tengo Una Verdad: EL SIERVO SIRVE, NO ES SERVIDO…

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La Palabra Oculta

Cuando cualquiera de nosotros, pretendidos y hasta pretenciosos ministros del Señor, nos quejamos de alguna pequeña o mediana adversidad para llevar adelante nuestra tarea, seguramente habrá más de uno que se sonreirá con cierta compasión, sólo por recordar lo que fue en adversidades máximas y límites el ministerio de Jesús en la tierra. Cualquier coyuntura que nosotros debamos soportar en este tiempo, es apenas una mínima molécula comparado con lo que Él vivió en el suyo. Sin ir demasiado lejos, esa mañana en que los fariseos le otorgaron permiso para leer el rollo en la sinagoga. Sabemos que ese permiso no le fue dado por ser quien decía ser, ni por hacer las cosas que venía haciendo. Ese permiso fue la consecuencia de que José, su padre terrenal, era parte de los importantes de la sinagoga, que es lo mismo que decir que era uno de los que aportaba más dinero para la obra. Una autorización de lectura sagrada para su hijo, era lo mínimo que esos antiguos pastores podían otorgar a uno de los diezmos más voluminosos de la congregación. Cualquier semejanza…

El problema surgió cuando, después de leer ese famoso texto de Isaías, con total y absoluta tranquilidad miró a su platea y les dijo con naturalidad que, en ese momento, se estaba cumpliendo delante de sus narices esa palabra que terminaba de leer. Lucas relata que todos los asistentes daban buen testimonio de Él, pero que tampoco eso era sinónimo de que creyeran en lo que les había dicho con alta profundidad espiritual. De otro modo no se hubieran preguntado unos a otros que cómo podía decir eso si sólo era el hijo de José, al que todos conocían por lo que antes te mencioné. Eso, lo veamos con claridad o no, es muy similar y con el mismo contenido espiritual a un hoy, donde sólo parecerían tener consenso y recepción, cualquier cosa que digan los más renombrados hombres de Dios. Si en una situación parecida saliera un simple hombre al que todos conocen, pero no valoran demasiado en sus credenciales, y dijera algo parecido a lo que Él dijo, no creo que sería aplaudido, más bien todo lo contrario. De allí parte una respuesta con innumerables perlas cultivadas que Él les entrega.

Lucas 4: 24 = Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. (25) Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; (26) pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. (27) Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. (28) Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; (29) y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. (30)  Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.

No sé en cuantas ocasiones habrás leído este pasaje. Yo, creo que no menos de treinta o cuarenta. Y si te tengo que ser absolutamente sincero, hasta hoy nunca me dijo nada más que lo que literalmente se observa y que tiene que ver con una época, un lugar y un episodio, aparentemente, sin mayores repercusiones espirituales. Poca cosa es el hombre que cree saber mucho cuando no tiene revelación del Espíritu Santo. Horrible cosa es predicar sobre la unción del Espíritu Santo sin estar ungido por el Espíritu Santo. Yo he visto eso. Supongo que alguno de ustedes también. A mí me enseñó, al menos, a ser muy cuidadoso y respetuoso de esa calidad de unción y no lanzarme a ciegas como carga de caballería antigua, sin antes tomar todos los recaudos posibles para no confundir y, como consecuencia de ese respeto y cuidado, lograr que el Señor bendiga a través de lo que sale de mi boca.

Si accedes a cualquiera de los muy buenos diccionarios bíblicos que moran en la web, podrás conocer con puntos y señales todos los pormenores históricos a los que se alude en este texto. Si tienes que rendir un examen relacionado con una carrera en teología, lo que hayas leído te será útil y te ayudará a aprobar con buenas calificaciones. Si deseas dar un mensaje, un sermón o predicación de las consideradas de alto nivel, también podrás acudir a esa información y con ella enriquecerás tu alocución y recibirás buen reconocimiento por eso. Pero si lo que buscas, persigues y deseas con anhelo es bendecir al pueblo de Dios y al mismo tiempo bendecir tu vida, entonces me temo que lo que encuentres en concordancias, comentarios y estudios sistemáticos, no será suficiente y sentirás un raro vacío en tu interior profundo. Muy parecido al que muchos de nosotros solíamos experimentar cuando finalizaba un culto, reunión o servicio al que habíamos asistido esperando recibir bendición y alimento.

¿Eso significa, entonces, que debo improvisar y esperar que una de esas improvisaciones traiga algo que no sólo impacte a quien te escucha, sino que además lo alimente y lo bendiga? No siempre. Es verdad que los primeros mensajes cristianos eran improvisados, pero de ninguna manera faltos de unción, de poder o de enseñanza con autoridad. Sin irnos por las ramas, mira como empieza este pasaje que hemos leído: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. ¿Cuántas veces escuchaste decir esto? Supongo que muchas, al igual que yo. Es más, dando por cierta la enseñanza en cuanto a que esto se refiere a que ningún profeta era aceptado por la gente de su lugar de residencia, hasta he llegado a identificarlo con algo propio. He predicado el evangelio en una enorme cantidad de lugares de mi país, pero con una muy singular excepción: la pequeña población en donde nací y crecí. Allí jamás pude hablar de mi Dios y de mi fe. Había en mi país un refrán que ya dejó de utilizarse, pero que tenía que ver con esto. Decía textualmente: “¿Cómo va a ser un genio si vive al lado de mi casa?”

Y si lo quieres confirmar con otras escrituras, hay tres que pertenecen a los restantes evangelios.  Mateo 13:57 = Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Con una dosis de ironía, hoy dirían: “¡Ay! ¿Se escandalizaban esos santos varones religiosos, de ese don nadie pretendiendo ser profeta? Marcos 6:4 = Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Tal cual; todos los que me están oyendo o leyendo que hayan intentado llevar la palabra de Dios a sus familiares, calculo que estarán coincidiendo con esto. Juan 4:44 = Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Hermano…¿Te desgañitas gritando verdades divinas, sintiéndote por momentos como aquella voz que clama en el desierto? Consuélate, Jesús fue el primer testimonio de ello. ¿Esto es todo? No. Porque la palabra nos dice que ella tiene hechos, obras y también símbolos. Y si me lo permites, te dejaré un símbolo sobre este texto que no tiene nada que ver con lo enseñado, aunque no sería ni descabellado n blasfemo añadirlo.

Profétes es la palabra griega de la cual nosotros traducimos profeta. Lejos de significar una especie de adivino o anunciador de cosas futuras, su significado más preciso es el de Vocero. Un vocero era un heraldo que se limitaba a difundir públicamente lo que su Rey le había ordenado decir. Jamás un vocero podría decir algo por cuenta propia, o inventar algo para agradar o entretener. Eso sería un hipócrita, un actor, alguien que recita algo que no le pertenece y lo actúa como si fuera propio. Un vocero de un presidente de un país, dirá al público lo que el presidente le ha ordenado decir, no lo que a él le pueda parecer bonito. Por otro lado, la palabra tierra es traducida del término patrís, y significa eso, tierra. Una pregunta: ¿Recuerdas de qué fue formado el hombre? Correcto. Del polvo de la tierra. Tierra y agua, es decir, barro, conformaron al ser humano, que solo fue alma viviente cuando Dios sopló en su nariz, aliento de vida. Sin ese Espíritu, es solo tierra, o sea, carne. ¿Me aceptas una paráfrasis del verso 24? De cierto te digo, ningún vocero es aceptado cuando lo que dice viene de su propia carne. Esto vendría a ser la diferencia entre nadar en una superficie acuática a incursionar en caza submarina. Escudriñar, a veces, es sumergirse.

Si tienes coincidencia o paz para tomarlo, tómalo. Si no lo tienes, déjalo y espera dirección más clara. De hecho, esto jamás tendría la intencionalidad de construir doctrina, sino apenas añadir armas y alarmas para tu vida cotidiana de fe. De hecho, en cada revelación del Espíritu, siempre hay un encontronazo doctrinal, pero nunca te olvides que mientras una revelación emana dl cielo, una doctrina sólo lo hace desde el escritorio de un hombre, o una junta de notables de ellos. Tú, eliges lo que quieres creer. De todos modos, no le hace, Dios no suspenderá su plan por causa de tu decisión. Sólo formarás parte activa de algo o te quedarás al margen. Lo que luego dice Jesús, suena a más incomprensible, todavía: Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Si eres un lector literalista o de interés intelectual de la Biblia, estás en un problema. Estas palabras de Jesús no te dicen nada y tampoco te suenan a una enseñanza sobre algo. Eso, a menos que cumplas con el mandamiento de escudriñar. Allí, probablemente comenzarán a aparecer pistas que habrán de llevarte a algo de otro nivel.

Comencemos por las viudas. Tú sabes muy bien que cada vez que tu Biblia dice mujer, en términos espirituales, está diciendo iglesia. Hay dos tipos de iglesias. Las que están en matrimonio con el Esposo eterno, y las que funcionan como viudas, esto es, sin tener en cuenta a ese Esposo, que es Cristo, que por algún muy buen motivo, no está con ellas. Jesús les dice que en Israel había muchas viudas, que es como si hoy le estuviera diciendo a la iglesia, de la cual Israel es tipología, que existen muchas que operan sin el Esposo, que se mueven y actúan como cuerpos sin su cabeza. Y les dice que, a ninguna, (Escucha bien, A NINGUNA) de ellas fue enviado Elías. Independientemente de la persona de Elías en su tiempo, su nombre significa “Mi Dios es Jehová”, lo que equivale a determinar que a ninguna de esas iglesias viudas ha sido enviado el representante de mi Dios, el que llamaban Jehová. Ese representante, obviamente, hoy, es Jesús el Cristo. Sólo se movió esa persona en dirección a una viuda que vivía en Sarepta de Sidón.

Sarepta era una población fenicia que ‘pertenecía a’ Sidón o, al parecer, dependía de ella en los días de Elías. Una viuda pobre de esta ciudad mostró hospitalidad a Elías, por lo que milagrosamente su harina y aceite no se acabaron durante un tiempo de gran hambre. El profeta también levantó a su hijo de la muerte por el poder de Dios. Esta es, grandes rasgos, una historia más de las muchas que nuestras biblias reproducen, y que cuando no las entendemos más allá de lo histórico, pasamos a otra cosa como si nunca las hubiéramos leído. Sólo un problema: Dios jamás incluiría en su palabra algo que no tenga un significado a aprender. Así es que vamos a ver el texto de 1 Reyes 17:8-24 donde esta historia se relata. Como acotación de validez no menor, habría que añadir que Sarepta es, posiblemente, el derivado o producto de una raíz que significa: “refinar”. Esto es: hacer más fina o más pura una sustancia o materia, eliminando impurezas y mezclas. Pregunto: ¿Podría hacerse que una iglesia de un determinado lugar, que no está pasando por su mejor momento, se refine y decida operar sin impurezas ni mezclas? Yo ya tengo mi respuesta, a ti te dejo la tuya.

Lo que se nos dice en 1 Reyes, es que Dios le ordenó a Elías que fuera a Sarepta de Sidón, para encontrarse con una viuda para que lo sustente. Este prototipo de Cristo va a un lugar donde hay una iglesia que, según dice Dios Padre, habrá de alimentarlo. Cuando llega al lugar, encuentra a la mujer en cuestión, que justamente estaba allí recogiendo leña. ¿Qué hace el enviado? Le pide agua para beber. La primera pregunta, es: ¿Para que es habitual recoger leña en lugares apartados de la ciudad? Seguramente para encender fuego. ¿Qué cosa es el fuego desde los símbolos espirituales? Purificación, poder manifiesto. Espíritu Santo. ¿Qué significado tiene que Cristo le haya pedido agua a esa viuda? Que le ha manifestado su necesidad de saber si ella tiene vida abundante, de salvación, que es lo que el agua simboliza, o si sólo se dedica a menesteres religiosos sin contenido, huecos. Ella obedece y Él, suponemos que mientras bebe esa agua, señal de su pureza y potabilidad, reitera el pedido, pero esta vez de pan. Alimento que sea tan puro como el agua que ha recibido y bebido.

Es allí donde ella le responde que no, que no tiene pan cocido, apenas un puñado de harina en una tinaja y algo de aceite en una vasija. Y que lo guardaba para comer algo ella y su hijo, mientras con total fatalismo esperan la muerte. ¿Qué es lo que esa iglesia le reconoce a Cristo? Que no cuenta con alimento preparado y nutritivo. Que sólo posee algunos de los rudimentos, pero no el pan de vida propiamente dicho. Y que apenas le queda algo de unción con la que espera sostenerse ella y de quienes de ella dependen, aunque sabe que no será por mucho tiempo. Irremediablemente, en esa situación, lo único que les resta esperar es morir espiritualmente. El enviado del cielo les dice que no, que no tengan miedo, que él no los va a dejar morir, pero que primeramente le den de comer a él y luego se ocupen de ellos mismos. ¿Verdad que suena duro y hasta casi poco empático eso? Si lo remites a una historia literal, tal vez. Pero si lo tomas desde lo simbólico o tipológico, toma otra forma. Lo que Cristo dice, (TE DICE), tal vez hoy mismo es que, si primeramente lo buscas a Él y lo honras con lo poco que tienes, Él se encargará de alimentarte en todas las esferas de tu vida para siempre.

El Ya hemos estado viendo que el texto de 1 Timoteo 5, no está hablando de viudas convencionales de aquellos tiempos o estos. Está hablando de una viuda llamada iglesia, que lo es en tanto y en cuanto el esposo no retorne a buscarla como novia sin mancha ni arruga. Y dice que ellas deben aguardarlo orando y suplicando con plena confianza en Dios y no entregándose a placeres mundanos vestidos de ropaje religioso. Y añade que les sugiere eso para que se conserven intachables, un rótulo que hoy por hoy es bastante difícil de hallar en nuestras congregaciones. Pero dice algo más y muy importante: deben proveer para los de su propia casa. ¿Qué cosa deberían proveer? Alimento espiritual, Palabra genuina sin contaminaciones denominacionales. ¿Y si no lo hacen? Serán consideradas por Dios como gente que ha negado la fe y son peores que los incrédulos que van al infierno. ¡Dios! ¿Está seguro, hermano? Claro que no, nadie lo estaría. Pero… ¿Y si es verdad?

El texto del verso 14 de 1 Reyes 17 dice así: Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. En lo superficial, una suerte de profecía sobre milagros, ¿Verdad? Profecía, si. Milagros, si quieres, también. Pero no sobre un puñado de harina que se multiplicará ni unas gotas de aceite que se convertirán en litros. De lo que lisa y llanamente le habla a esa iglesia sin esposo, es que su alimento comenzará a crecer porque la unción se sostendrá sobre él. No es poca cosa esta, teniendo en cuenta que Sarepta de Sidón era un lugar predominantemente gentil. Una tipología perfecta de lo que ocurre cuando el evangelio no es aceptado tal cual es por la cristiandad nominal y religiosa, y pasa a ser patrimonio de todos aquellos que, hasta hace unos minutos, habían sido marginados de sus ambientes. El Señor estará siempre junto a los que lo aman y creen en Él. Nada que ver con ritos ni con credenciales. Esta historia finaliza con esta iglesia obedeciendo lo que el enviado le dice y viendo con ojos maravillados como su alimento y su unción se multiplicaban diariamente. Aunque, así y todo, todavía no pudo creer con sinceridad.

Tuvo que enfermarse media congregación y acudir al Cristo para que éste los sanara simplemente tomándolos en su regazo resucitándolos. ¿Cómo resucitándolos si sólo estaban enfermos? Una enfermedad física, es motivo de cura y sanidad o muerte. Pero una enfermedad espiritual, es muerte directa. Aunque al tratarse de gentiles, ya estaban muertos en Cristo antes de salir a verlo, porque todavía vivían en Adán. Esa iglesia fue restaurada, tuvo alimento genuino y unción del Espíritu Santo para todo su movimiento. Fue recién en ese momento en que esa iglesia pudo conocer que Cristo era realmente el varón enviado por Dios que lo que estaba diciendo, era la más pura verdad, aunque no coincidiera con lo que le habían enseñado anteriormente. Santiago, en el quinto capítulo de su carta, habla de esto y reflota la épica de Elías cuando posibilitó algo que no se veía todos los días por esa zona. Dice en los versos 17 y 18: Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. Igual a ti o a mí, sujetos a todo lo carnal que pueda haber sobre esta tierra, pero con la autoridad que viene por obediencia y la fe que llega por pedirla, para orar y desatar bendición sobre nuestro pueblo, que eso es la lluvia bíblica.

Luego dice Lucas: Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Eliseo es otro enviado, otro tiempo de tipología, otro nivel de milagro. Naamán tenía lepra, y aunque los sirios no exigían que los leprosos se mantuvieran aislados, como requería la ley de Jehová en Israel, sin duda sería una noticia muy agradable saber que podía curarse de esa repugnante enfermedad. Esta noticia llegó a través de la muchacha israelita que era esclava de su esposa. Ella le habló acerca de un profeta de Samaria que podía curarlo de la lepra. Naamán partió inmediatamente para Samaria con una carta de presentación de Ben-hadad II. Sin embargo, el rey israelita Jehoram lo recibió con frialdad y sospecha y lo envió a Eliseo. Este no lo recibió personalmente, sino que a través de su siervo le dijo que se bañara siete veces en el río Jordán. Herido en su orgullo, y al parecer pensando que se le había enviado de un lugar a otro sin cumplidos y además sin resultados, se marchó enfurecido. Si sus sirvientes no le hubieran hecho ver lo razonables que eran las instrucciones que había recibido, hubiera vuelto a su país aún leproso. Pero al final se bañó siete veces en el Jordán y quedó limpio milagrosamente. Naamán fue el único leproso curado mediante Eliseo. La lepra, que es una patología científicamente probada es, sin embargo, en la simbología bíblica, representación del pecado.

Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Hasta allí les llegó a los religiosos de aquel tiempo el respeto y la honra para su amigo José. Con el papá todo bien, pero al hijo no le podían permitir que los ninguneara de ese modo y, mucho menos, que les dictara cátedra de cómo funciona y opera una verdadera iglesia del Señor y no ese engendro de intercambio de mercadería en el que habían transformado a la sinagoga. Es decir: vas tú, que ya sabes como son las cosas en el mundo religioso, tienes la ocasión de pararte frente a ellos que han aceptado permitirte decir algo, aprovechas ese tiempo y espacio y le dices en el rostro todas las verdades que incluso ellos mismos saben más que bien, ¿Y cual es su reacción? La misma de la clase religiosa de nuestro tiempo: se llenan de ira. Se ponen de pie abruptamente con rostro desfigurado por el furor homicida y lo sacan a empujones con la idea de llevarlo a la cima del monte cercano para darle un pequeño empujón de ayuda y hacerlo trizas contra el suelo. ¿Y todo por qué? Porque les terminó de mostrar con todas las luces encendidas la calidad, cualidad y cantidad de sus corrupciones. ¿Y como reacciona un corrupto que siente que ha sido descubierto? ¡Enojándose al punto de querer cometer un santo asesinato! Se olvidaron que era el Hijo de Dios hecho persona. Él se los mostró.

Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. No hay nada que hacerle. Jesús era Jesús y yo soy Néstor. Me hubiera sucedido algo parecido y seguramente todavía andaría a los empellones y puñetazos con todos los señores vestidos con túnicas negras. De hecho, me hubieran desbarrancado igual, eran muchos. ¿Qué hizo Jesús? Ni los registró; simplemente pasó por en medio de ellos, como si fuera una pasarela del éxito, nadie pudo reaccionar, probablemente ni siquiera se dieron cuenta y simplemente, se les fue. No escapándose, cuidado, simplemente alejándose. Cómo lo hizo, no me preguntes. Ciento por ciento sobrenatural, estoy seguro. ¿Por qué lo digo? Porque no fue la única vez que lo hizo. Juan 8:59 = Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. Juan 10:39 = Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. Jesús nunca fue físicamente violento. Salvo cuando les desparramó la mesa a los cambistas, siempre fue sereno y pacífico. Pero con una autoridad que ninguno pudo desafiar. Tengo una buena nueva para ti: ¡Tienes su misma autoridad! ¡Úsala!

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Cuadernos Reales 13

¡Nosotros Somos Diferentes!

La historia que quiero contarte a partir de ahora, comienza necesariamente en el capítulo 17 del Libro de los Hechos, con una figura que, a mí, en lo personal, me impacta, me atrae como estricto cumplimiento de aquella palabra que nos preanunciaba que lo vil y lo necio levantaría este Dios nuestro para avergonzar a lo sabio. ¡Vaya si fue así con Saulo de Tarso, quien luego se convertiría en Pablo! ¡Vaya si fue así conmigo, también! ¡Vaya si no habrá sido así contigo, por qué no! Ese es el Dios que está en mi Biblia, el que no todos mencionan e invocan, el que verdaderamente es, aunque no se parezca al que muchas veces me mostraron.

Y esto que hoy me mueve otra vez a escribir, (Tú ya sabes que sólo lo hago cuando la llama del Espíritu Santo me lo demanda, no antes, ni después), comienza con este hombre llamado Pablo, en Atenas, precisamente en el Areópago, dirigiéndose a los atenienses, a quienes les dice que había observado que eran muy religiosos. Y después continúa diciéndoles, en el verso 23, Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: «Al dios no conocido«. Al que vosotros adoráis pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

Pablo había visto los objetos variados que ellos adoraban. Se había fijado, con esa tremenda precisión visual que tenía, en sus altares, sus ídolos y sus templos. El hecho es que, ese hermoso templo que llamaban el Partenón, estaba dedicado a Atenea, la diosa virgen de los atenienses. Había allí ídolos por todas partes y Pablo había observado que, entre todos los ídolos, había un altar que tenía esta inscripción, «Al dios no conocido«. Ahora, de hecho, eso podía significar que los atenienses eran muy liberales y tolerantes, y que por esa razón no querían excluir a ninguno de los dioses.

De modo que cualquier extranjero podría venir a adorar en el altar al dios no conocido, creyendo que había sido construido para su dios. Por otra parte, esto podría significar que reconocían que había un dios a quién no conocían. Muchas personas no creyentes que conozco, me han reconocido que, detrás de su idolatría por un amplio abanico de cosas que tú yo sabemos que atraen y mucho, hay un Dios vivo y verdadero, de quien no saben nada y a quien no saben ni siquiera cómo aproximarse. Tienen tradiciones según las cuales, en algún pasado oscuro y remoto, sus antecesores de alguna manera u otra, adoraron a ese dios. Y este pudo haber sido el caso de los atenienses. Pero también de mis compatriotas argentinos. O de los tuyos, cualquiera sea tu país de origen o residencia.

Pablo, pues, utilizó la idea del Dios No Conocido, como un punto de partida para su mensaje. Humildemente, y respetando y salvando las obvias distancias, yo también quiero hacerlo en este trabajo. Él les dijo que quería hablarles de ese Dios a quien ellos no conocían. Ahora, quizá este enfoque no fue tan diplomático como la primera frase de su mensaje. Después de todo, los atenienses, como amantes de la filosofía que eran, creían que se lo sabían todo. No es muy distinto a todos esos intelectuales que te encuentras en las calles paso a paso, prestos a destruirte una por una tus convicciones, si se los permites, sencillamente para no reemplazarlas con nada. Esa multitud que se reunía en Atenas, en tanto, simplemente se ocupaba en hablar de todo lo que se podía hablar.

Ahora bien, ¿Quién era aquel Dios? Bueno, en primer lugar, según lo expuso Pablo, era el Dios de la creación. Y él lo dice con tanta simpleza que todos nosotros, al leerlo, lo interpretamos con esa misma simpleza, pero sin ser como Pablo. Es decir que repetimos textualmente lo que dice un enorme ungido, sin ser ni por asomo enormes ungidos. De esto, está repleta la iglesia. Leamos aquí el verso 24 de este capítulo 17 de los Hechos: El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas. Atención: todas las cosas que hay en este mundo, fueron hechas por Dios. ¿Entendiste bien? Todas. ¿Las artes? ¿La música? ¿La comida? ¿El sexo? Basta. Todas las cosas ¿Eres ciego? Que Satanás, luego, haya pervertido algunas, es otra cosa. Pero quien las creó es Dios. Satanás no es capaz de crear ni su propia vida. Él también fue creado.

Dios había establecido con total claridad a través de todo el Antiguo Testamento -aun cuando les dio a los israelitas los modelos para el tabernáculo y para el templo- que Él no habitaría en un determinado lugar geográfico ni mucho menos de mampostería. Salomón reconoció esta verdad en su oración de dedicación del templo. En el primer libro de los Reyes, capítulo 8, verso 27, leemos lo siguiente: Pero ¿es verdad que Dios habitará sobre la tierra? Si los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? Ahora, aquellos hombres en el Antiguo Testamento se dieron cuenta de que Dios el Creador, el Dios vivo, no podía vivir en un edificio que había sido construido por hombres. Los hombres viven en un universo que Dios ha hecho. ¿Por qué entonces tuvieron la idea de que les era posible crear un edificio en el que Dios fuera a vivir? Parece incongruente tan sólo pensarlo, ¿Verdad? Entonces explícame el motivo, sino es de contenido espiritual, por el cual hoy muchos cristianos siguen pensando lo mismo.

Continuó Pablo hablando a los atenienses y les dijo aquí en el verso 25: ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas. El impacto que Pablo produce aquí, es sencillamente magistral. Porque no solo les dice que Dios era el Creador, sino que le añade que Él tampoco necesitaba nada de ellos. Y que aquí estaban ellos, que habían tratado de edificarle un templo. E incluso traían sus ofrendas para aplacar a este dios no conocido. Querían que este dios no conocido supiera que pensaban en Él.

Entonces Pablo les dijo que Dios no necesitaba nada de ellos. Que ese Dios, por el contrario, era el que daba en lugar de pedir. Que es un Dios que les proveía a todos; que incluso hoy mismo te da a ti todo lo que necesitas. Te da la vida, te da Su aliento. Te ha dado el sol, la luna, y las estrellas. Te ha provisto todas las cosas. Este es el Dios que ellos no conocían y Pablo les está presentando. Pregunto; con todo esto visto, oído y sabido: ¿Todavía vas a seguir diciendo que necesitas buscar más de Dios? ¿¿Más de Dios?? Escucha: además de todo lo mencionado; ¡¡Te dio su Hijo único!! ¿Qué más quieres que te dé?

Ocurre que estos atenienses adoraban el sol. Ellos decían que Apolo venía arrastrando su carro de dos ruedas a través del cielo, todos los días. De paso te digo que, si te tomas el trabajo de estudiar las razones por las cuales las culturas han estado adorando al sol y aún lo hacen hoy mismo, vas a encontrarte con novedades que ni te imaginas, pero esa será otra historia. De todos modos, Pablo, lejos de seguir esos consejos que les dan a los misioneros respecto a que deben respetar las culturas de los pueblos que se desean evangelizar, les dijo que eso no era verdad y que el sol era algo que Dios había creado como un don para los seres humanos.

El Creador es el Dios viviente y el dador de todas las cosas. Y que dicho sea de paso y a propósito de todo esto, también nos da la salvación. O sea: no solo nos proporciona las cosas físicas, sino que también nos da los dones espirituales. Y continuó Pablo hablando aquí en el verso 26 y dijo: De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación. Yo creo que como en muchas otras extralimitaciones que llevaron a grandes errores, se le ha dado demasiada importancia a este asunto de «una sangre«.

Una traducción mejor sería la siguiente: A partir de un solo hombre hizo él todas las naciones. Dios ha creado una sola familia humana. Pero aquí no se habla de una hermandad universal. La única hermandad que la Escritura reconoce, es la hermandad de los que están unidos en Jesucristo. Lo que si reconocemos es una hermandad del pecado, en el sentido que todos somos pecadores. Todos somos de una sola familia. Todos fuimos creados por el mismo Creador. Todos somos pecadores. Ante la realidad del mal, todos somos iguales. Pero, a todas luces salta a la vista que luego, cuando se dan los pasos correctos que deben darse, las cosas cambian radicalmente. Y no sólo para nosotros, sino también para Dios.

Esta declaración que hizo Pablo fue significativa. Dijo que Dios había colocado a ciertas agrupaciones o razas humanas en ciertas localidades geográficas. Un Dios soberano, en su omnipotencia, ha ordenado la historia (Es decir, los tiempos) y determinado los límites (Los lugares exactos) para que las naciones los habiten. Después de todo, los orgullosos griegos tendrían que admitir que ellos no eran la única nación privilegiada de la tierra. Y cuando los seres humanos han intentado traspasar los límites fijados por el Creador, se han producido conflictos; tanto en la naturaleza como en las relaciones humanas. Lo estamos viendo de continuo, sobre todos en grandes naciones supuestamente superadas en cuanto a estas cosas y, lamentablemente, también en lo que se llama la iglesia de esas naciones. Todavía parecería ser que, en algunos sitios, la unción elige colores de piel para recalar. Continuó Pablo hablando y dijo en el verso 27 de este capítulo 17 de los Hechos: para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 

Esta frase: si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, proyecta la idea de buscar a ese Dios a tientas. Sin embargo, el ser humano no busca verdaderamente al Dios vivo y verdadero. Está buscando algún dios palpable, es decir, patente, evidente, y por eso está más dispuesto a hacerse un ídolo que pueda ver, que pueda tocar, para poder adorarlo y quedarse tranquilo porque lo pudo ver. Por esa misma razón, cuando lleva mucho tiempo adorando ídolos mudos que nada pueden decir ni hacer en su favor, elige reemplazarlos con ídolos humanos. Artistas, deportistas, políticos, líderes religiosos, todo sirve.

De todos modos, aunque todo esto que digo que suena fuerte y feo, habrá que decir que, aunque el hombre no esté en busca del Dios vivo y verdadero, sí está buscando algo trascendente, sobrenatural, algo que él sabe que existe, aunque no pueda verlo ni mucho menos probar que existe. Porque el propósito de Dios al revelarse en la creación y en la historia, fue que el ser humano lo buscase. Y el hombre sigue a muerte ese principio básico, aunque no sepa que era un principio divino. Continuó Pablo y dijo en el verso 28: porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

Ahora, observemos que no los llamó hijos sino linaje, descendientes de Dios. Estaba refiriéndose a la creación y a la relación de las criaturas con Dios mediante su creación. A propósito, aquí no se está estableciendo el panteísmo, que es el sistema que cree que la totalidad del universo es el único Dios. Pablo no estaba diciendo que el todo era Dios. Dijo que en Dios vivimos, nos movemos, y existimos, pero que Dios se encuentra más allá del universo creado y es superior a él. A la gente del común, le cuesta horrores aceptar lo sobrenatural. Pero fíjate que no lo acepta por suponer que alguien intelectualmente sustentado, se desmerece aceptándolo.

Y no se da cuenta que esa, es una terrible contradicción. ¿Acepta el hombre que, si hay un Dios, ese Dios creó la naturaleza? Sí, lo acepta. Entonces, ¿Entiende que un Dios que creó la naturaleza, tiene que estar por sobre de esa naturaleza? Sí, lo entiende y lo acepta. ¿Y entonces por qué le cuesta tanto aceptar que como Dios es sobre-natural, cuando hace algo sobrenatural, simplemente hace algo obvio y normal para Él? Esto, mal que nos pese a todos los que alguna vez dejamos salir a jugar a la mente y nos enfrentamos con esas dudas filosóficas, es de contenido netamente espiritual. El hombre sin Dios siente y se conduce así, porque una legión de demonios le impide acercarse de verdad a LA VERDAD.

Pablo citó aquí a uno de sus propios poetas. Es decir, a uno de los poetas atenienses. Uno de los poetas citados fue Arato, quien vivió alrededor del año 270 A.C. Era estoico, de Cilicia. Comenzó un poema titulado “Fenómenos”, con una invocación a Zeus, dios del cielo que equivalía al romano Júpiter, en el cual dijo: Nosotros también somos linaje suyo. Cleanto fue otro poeta que vivió alrededor del año 300 A.C. El también escribió un himno a Zeus, y en él habló de que linaje suyo somos. Pablo, pues, se sirvió de la poesía que esa gente conocía, para mostrar que el hombre es linaje de Dios. Dios es Creador, y nosotros somos Su creación, Sus criaturas.

Continuó Pablo hablando, y dijo en el verso 29: Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. En otras palabras, les dijo que no debían ser idólatras. Se me ocurre que a esto habría que reiterarlo tantas veces como sea necesario para que mucha gente que hoy cree no serlo, entienda que las cosas son un poco distintas a como las están viendo. Pablo les presentó al Dios verdadero, al Creador. Y a continuación, lo presentó como el Redentor. Y dijo aquí en el verso 30: Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;  

Hubo un tiempo en el que Dios dejó que el paganismo siguiera su curso. Pero ahora la luz había venido al mundo. Ahora Dios les pide a los hombres en todas partes que acudan a Él. Es que la luz, crea responsabilidad. Ahora Dios manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan. Pablo le había presentado ya a Dios como Creador en Su obra pasada. Ahora le presentaba a Dios como Redentor en Su obra presente. Pero Pablo no se detuvo allí, sino que continuó y presentó a Dios como Juez en Su obra futura. Notemos lo que dijo aquí en el verso 31: por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.

Hay algo que nos tiene que quedar más que claro: cuando Dios juzgue será un juicio justo. El juicio vendrá por medio de un Juez que tiene la señal de los clavos de la cruz en sus manos. Él es quien ha sido resucitado de los muertos. El apóstol Pablo siempre presentó la resurrección de Cristo. La resurrección de Jesucristo de los muertos fue una declaración hecha para todos los hombres. Es por esto que Dios aseguró a todo ser humano que habrá un juicio. Veamos ahora lo que ocurrió aquí en el verso 32: Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.

¿Sabes por qué se burlaban? Porque el platonismo negaba la resurrección de los muertos. Ésa era una de las marcas distintivas del platonismo. Negaba la posibilidad de una resurrección física. Cuando oigas hablar hoy a los miembros de ciertas sectas acerca de una resurrección espiritual, mientras niegan la resurrección física, entonces, estarás oyendo la filosofía platónica y no la enseñanza de las Escrituras. Pablo enseñó la resurrección de los muertos. Por lo tanto, cuando aquellos griegos oyeron acerca de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron. Y dice el verso 33: Entonces Pablo salió de en medio de ellos.

Algunos críticos, de esos que parecerían haber sido contratados por un moderno Sanedrín, han querido dar a entender que Pablo fracasó en Atenas. No sé qué puedas pensar tú, ni es mi intención establecer doctrina al respecto, pero con toda honestidad, viendo todos los hechos, yo no puedo creer ni pensar que haya fracasado. Siempre habrá quienes se burlen del evangelio. Pero, también habrá quienes crean. Son dos dimensiones, la luz y la tiniebla. Y todos sabemos que lo uno anula lo otro y lo otro trata de opacar o apagar lo uno.  Observemos lo que dice este verso 34, el verso final de este capítulo 17 de los Hechos: Pero algunos de los que se le habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Damaris, y otros con ellos.

Pablo vio a algunos que se convirtieron en la ciudad de Atenas después de su mensaje. Vio el mover del Espíritu Santo en ese lugar tan singular y donde tan ausente parecería estar. De hecho, la historia nos muestra que cuando Pablo iba a un lugar y predicaba el evangelio, siempre había quienes se convertían a Cristo. Por eso decimos que Pablo no fracasó, sino que, en lo esencial, en lo que realmente cuenta y vale, tuvo éxito. Y te diré algo más: en cualquier parte donde prediques la Palabra de Dios, habrá quienes te escuchen y te crean. Sólo un detalle: si en los cielos los ángeles están de fiesta por UN alma convertida, ni se te ocurra a ti, líder, hombre, mujer, despreciar un trabajo evangelístico porque se convirtieron nada más que ciento cincuenta, cuando tú necesitabas cuatrocientos para que te cerraran tus números, tus cuentas, tus deudas, de las cuales Dios mismo te dejó escrito no contraerlas ¿Soy claro?

En el siguiente capítulo, todavía estamos en el segundo viaje de Pablo. Él estaba solo en Atenas, esperando la llegada de Timoteo y Silas, quienes le iban a traer informes de las iglesias en Berea y en Tesalónica. Después de pasar un tiempo en Atenas, Pablo prosiguió su viaje llegando hasta Corinto. A eso lo vemos en el primer verso, cuando dice: Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Hoy se puede viajar desde Atenas hasta Corinto en autobús. Pero aparentemente, Pablo tiene que haberlo hecho a pie.

Seguramente se demoró mucho tiempo para recorrer esa distancia, pero quizá el viaje no fue tan desagradable porque por lo menos, el paisaje era muy hermoso por allí. Por ese camino, se puede ver el sitio donde se libró la batalla de Salamina en el mar, cuando la armada persa fue destruida. Y pueden verse otros lugares históricos muy interesantes en el camino, antes de llegar a Corinto. La pregunta que nos hacemos, hoy, es: ¿Pablo disfrutaba de todo eso o era algo que lo tenía sin cuidado? La respuesta es de cada uno de ustedes. Yo podría dar una, pero sería la mía personal y yo aprendí que, en las cosas del Señor, nuestras opiniones personales, cuentan muy poco o nada.

Por ahora te diré que la ciudad de Corinto probablemente era la ciudad más perversa de aquel entonces. Era algo así como la Sodoma y la Gomorra del Imperio Romano. Era el lugar a donde alguien elegiría ir para divertirse, traspasando todos los límites morales. Allí se ofrecían todos los placeres sensuales. Hoy aún pueden verse allí las ruinas de un gran baño romano. En la distancia están las ruinas del templo que había sido dedicado a Afrodita (o Venus), con todo lo que eso implica. Había allí unas mil denominadas vírgenes vestales. Porque, en realidad, éstas no eran vírgenes sino prostitutas. El sexo, pues, era una parte esencial de la religión. Por eso el mal uso del sexo, ha sido y sigue siendo la mayor piedra de tropiezo que los diferentes ministerios tienen que sortear si es que no desean tropezar y caer por el camino. Y también había allí grandes teatros y otros centros de entretenimiento y la gente venía de todas partes del Imperio.

Pablo entró en Corinto y se cree que fue aquí donde tuvo uno de sus ministerios más efectivos. Diríamos que Pablo tuvo sus más grandes ministerios en Éfeso y en Corinto. Mientras que Éfeso era un centro de la religión; Corinto era un centro de pecado, de expresión de todas las pasiones humanas. Ambas ciudades eran grandes centros del comercio. Allí llegó Pablo procedente de Atenas. Fue entonces su primera visita a Corinto. Continuemos ahora leyendo el versículo 2 de este capítulo 18 de los Hechos: Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila, su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos salieran de Roma. Fue a ellos.

En la ciudad de Corinto Pablo conoció a esta pareja judía. Aquila y Priscila recién llegados de Roma, donde habían vivido anteriormente. Y el motivo por el cual habían salido de Roma fue la ola de antisemitismo que se había extendido sobre la tierra. Durante los días del Imperio Romano esto ocurrió varias veces. En ese tiempo, Claudio mandó a todos los judíos a salir de Roma. Entre los que salieron de la ciudad estaba esta pareja, formada por Aquila y Priscila. Sigamos adelante con el verso 3 de este capítulo 18 de los Hechos, junto con la última parte del versículo 2: Fue a ellos y, como era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.

Pablo naturalmente fue a ellos, porque eran del mismo oficio que él. Ellos tenían un comercio allí y a este judío que había hecho el largo viaje desde Antioquia le invitaron a quedarse con ellos. No es difícil suponer de qué hablaron, porque Pablo los guío a conocer al Señor. Y en la sinagoga hubo otros que también se convirtieron a Cristo. Sin embargo, surgió entre los judíos una gran oposición contra Pablo. Ahora, los versos 4 y 5 dicen: Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos. Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

Pablo había esperado en Atenas la llegada de Timoteo y Silas, pero, aparentemente no llegaron. Ahora, ellos vinieron a reunirse con él en Corinto, y le trajeron el informe de las Iglesias en Macedonia. Se entiende que Pablo escribió la primera carta a los Tesalonicenses durante este período, después de haber recibido el informe de Timoteo. Ahora, vemos que Pablo creyó que era necesario hablar con claridad. De modo que testificó que Jesús era el Cristo. Continuemos con el verso 6: Pero oponiéndose y blasfemando estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia está limpia; desde ahora me iré a los que no son judíos.

Y parece que de aquí en adelante el ministerio de Pablo se dirigió mayormente a los no judíos. Encontramos que esto fue cierto en Éfeso, y creemos que menos evidente en Roma. Avancemos con los versículos 7 y 8: Salió de allí y se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. Crispo, alto dignatario de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios al oír, creían y eran bautizados.

Pablo estuvo unos dieciocho meses en la ciudad de Corinto, y allí llevó a cabo un gran ministerio. Ya vimos que, al oponerse los judíos, se dirigió a los que no lo eran. Aquí encontramos que el Señor le habló a Pablo porque él estaba entrando en una nueva dimensión. Lo podemos ver a continuación en los versos 9 y 10: Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla y no calles, porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

Corinto era el último lugar donde alguien esperaría que el Señor tuviera un pueblo numeroso, por todos los motivos que ya hemos expuesto, que no eran menores, precisamente. De allí que cuando se observan estas grandes ciudades de nuestros países, donde se puede apreciar todo tipo de corrupción y de pecado, es difícil imaginar que el Señor pueda tener un pueblo numeroso en esas ciudades. Para mí, la prueba más evidente la tengo con mi ciudad de residencia. ¡Pero Néstor, hay por lo menos cinco grandes iglesias repletas! Cierto, pero yo estaba hablando de pueblo, no de congregaciones.

Sin embargo, esto fue lo que ocurrió aquí en Corinto. Dijo el Señor: Tengo mucho pueblo en esta ciudad. Ahora, Pablo ya había estado en Corinto por mucho tiempo y estoy seguro que se sentía inquieto y estaría preguntándose si merecía la pena concentrarse en esta ciudad. Y creo que cuando él se enfrentó con esta oposición, habrá estado dispuesto a dirigirse a otra parte. Sin embargo, el Señor mismo intervino y retuvo a Pablo. Le dijo que quería que se quedase allí, porque muchos en esa ciudad pertenecerían a Su pueblo. Y fíjate lo que ocurrió en el versículo 11 de este capítulo 18 de los Hechos: Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.

O sea que Pablo se quedaría todavía dieciocho meses más en Corinto. Y veremos que el evangelio continuaría causando oposición. En este sentido, hoy vivimos en una época caracterizada por factores tan dispares como indiferencia, u oposición hacia el mensaje del Evangelio. Este mensaje de Pablo en Atenas, fue utilizado para decirles a los atenienses que Dios deseaba que los seres humanos lo buscasen y quizás, como a tientas, pudiesen encontrarle. Y en una época de tanto brillo científico e intelectual, nos imaginamos a las personas buscando a Dios a tientas, en medio de una densa oscuridad espiritual. Sin embargo, las antiguas palabras del Salmo 145:18 nos recuerdan que Dios está muy cerca de los que le invocan con sinceridad cuando dice: Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. Y Pedro nos recordó en este mismo libro, en su primer discurso, que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.

Ahora, veamos: ¿De qué estaba hablando Pablo? Entre los múltiples santuarios idolátricos de Atenas, ya vimos que había un altar dedicado, no a uno de los dioses principales de Atenas como Zeus o Atenea, sino «al Dios no conocido«. La religión ateniense acogía la idea de que había otros dioses desconocidos para los griegos y se buscaba agradarlos y ganarse su favor. En el mundo antiguo se creía que había muchos dioses, los cuales regían diferentes partes de los cielos, como el Sol y la Luna. Unos pensaban que los dioses eran más locales, con poder solamente sobre determinado país.

Otros pensaban en «el Dios no conocido« como una representación de todos y cualquiera de los dioses desconocidos para el adorador. Otros lo identificaban con un ser específico pero inidentificable situado fuera del panteón griego. Es grande el contraste entre estas ideas y la versión bíblica, que proclama que el Dios de Israel es el único Dios y que es el Creador, el que gobierna sobre todo en la Tierra y arriba en los Cielos. Y ahí es donde me queda la pregunta: ¿Conoces tú a ese Dios No Conocido, a ese que Pablo proclamó en la colina de Marte? ¿Lo conoces?

Muchas religiones afirman que la Biblia es su guía. Sin embargo, presentan ideas que, con frecuencia, chocan entre sí y aun se contradicen. ¿Podemos, pues, confiar en la Biblia como fuente de toda la verdad? Considera un momento la alternativa científica. Buena parte de la ciencia moderna plantea un mundo sin Dios. El Universo es un lugar grande y complejo, pero se ha intentado explicarlo sin necesidad de un Creador. No obstante, la mayoría de los científicos piensan que la materia no ha sido eterna y que nuestro Universo se formó a raíz de una «gran explosión», hace aproximadamente catorce mil millones de años.

Se dice y se enseña que, según la teoría de la gran explosión, lo que llaman el “Big-Bang”, el Universo nació de un caldo de energía inimaginablemente caliente y con presiones tan altas que no podía existir nada que tuviese masa. Aun las partículas más pequeñas que se conocen, los quarks, se habrían aplastado y reducido a energía pura… En algún punto, la energía se convirtió en materia, es decir en quarks, protones, electrones, átomos, moléculas, partículas, planetas y finalmente seres humanos empeñados en comprender todo aquello. Si el Universo no hubiera producido estos pequeños nódulos tan interesantes, nosotros no estaríamos aquí. Esa es una explicación pretendidamente científica. Muy bien; cuenta con mi respeto, pero… ¿Bases? ¿Sostenimientos? Tú lo estás viendo, eres inteligente.

Según muchos científicos, la energía se convirtió en materia y la materia se convirtió en nosotros. Ahora bien, pregunta modelo tonta, si las hay: ¿De dónde vino aquella energía? ¿Qué origen tuvo? La ciencia no tiene explicación. Tampoco sabe cómo ni por qué la energía, que por lo visto existió siempre, llegó al punto en que produjo la gran explosión. Cuando observamos al ser humano, vemos maravillas de diseño. El organismo y la mente del hombre evidencian una planificación, un funcionamiento y una ingeniería inteligentes. Otro tanto puede decirse de cualquier ser viviente, sea ave, insecto, reptil, pez o mamífero.

En todos vemos una casi espectacular dosis de hermosura, un calificado y preciso diseño y un claro y singular propósito. También vemos en este planeta un ecosistema en el cual todas las partes funcionan en armonía para apoyar la existencia de todas las formas de vida. ¿Acaso es difícil ver la mano de la Inteligencia en todo esto? Pablo afirmó ante los atenienses que detrás de todo hay un Dios. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del Cielo y de la Tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

¿Te has preguntado alguna vez por qué los científicos no pueden duplicar siquiera las formas de vida más simples? Considera esto. Nos dicen que, de algún modo, por accidente, varias sustancias químicas sin vida se juntaron dentro de una especie de sopa inicial y empezaron a enlazarse de tal modo que se produjo vida. Pero, ¿Es así de simple? Supongamos que sí, pero, en ese caso, ¿Por qué no se ha podido duplicar el proceso, si las sustancias que componen la vida son conocidas? Imaginemos que se pudieran reunir todas las sustancias necesarias y conectarlas del modo preciso, más o menos como se arma un rompecabezas, un puzzle, complicado. Ahora, supongamos que se pudieran mantener juntas unos momentos. Para crear una célula viviente, sería preciso envolver este extraordinario rompecabezas en algún tipo de bolsa o membrana especializada para mantenerlo todo unido.

Algunos lo plantean como una burbuja, algo que veríamos en un charco de agua. Lo lamento, pero es hora de reventar la burbuja. La membrana que rodea una célula no tiene nada de sencillo, y la idea de que esto ocurriera al azar es un atentado, una verdadera ofensa contra nuestra inteligencia. Reflexiona. Para que esta célula sobreviviera, su ADN debía contener instrucciones detalladas sobre cómo formar la pared celular protectora que mencionamos. Entonces, ¿Quién vino primero? ¿La pared celular que mantiene unido el ADN y demás estructuras de la célula, o el ADN que provee las instrucciones sobre cómo construir la pared celular? Listo. Ya tienes tu respuesta. Y si no la tienes, me temo que estás en obcecado/a, o algo peor…

Porque, veamos, aun suponiendo que todo lo anterior ocurrió de esa manera, sin ningún control inteligente, ¿Habría vida? La respuesta es: No. Se pueden tener todas las piezas del organismo en la configuración precisa, pero no habrá vida mientras no haya algo que le imparta vida. Quienes escriben sobre ciencias suelen especular que una chispa, o quizás un relámpago, le da a nuestro rompecabezas la sacudida que da comienzo a la vida. Pero el hombre, con toda su inteligencia, jamás ha podido unir el rompecabezas desde cero y mucho menos darle una sacudida que lo avive. Bastante difícil es darle vida a un organismo completo que ya la tuvo.

À veces, cuando alguien deja de respirar, logramos traerlo de nuevo, pero si el corazón no empieza a latir y los pulmones a bombear rápidamente, habrá un deterioro rápido y se perderá toda esperanza de reestablecer la vida. Nadie discute el hecho de que existamos, sino la manera cómo llegamos a existir. Si la evolución no puede explicar la primera célula, ¡Y todos sabemos y saben que no puede! ¿Cómo podría explicar las demás maravillas de la vida? Pablo y la Biblia proponen otra explicación: Una Inteligencia que actúa, que creó el Universo y que da la vida. Este es el Dios que los atenienses desconocían. Además, esa Inteligencia tiene un plan para el hombre: Puesto que en Él vivimos, nos movemos y existimos. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: De Él somos descendientes.

¿Descendientes? Detengámonos a pensar. ¿Para qué creó Dios al hombre a su imagen y semejanza? ¿Con qué objeto lo hizo? Un concepto puramente materialista, llamado también naturalismo, diría que hubo un momento en que solamente existía la energía. Ajá…Muy bien, pero… ¿De dónde vino?, nadie lo sabe, pero de algún modo, en el curso del tiempo según dicen, la energía se concentró a tal extremo en un punto, del que nadie sabe cómo ni por qué, rompió en una gran explosión pasando de algún modo de energía a materia. Esta materia anduvo por allí formando estrellas, planetas y toda una serie de astros y sistemas celestes. En uno de esos planetas, ciertas sustancias químicas sin vida se juntaron de alguna manera para formar un rompecabezas complejo. No había vida, pero antes que alcanzara a deteriorarse, recibió una sacudida de vida gracias a una chispa de naturaleza desconocida; una chispa diminuta porque nuestro futuro ser unicelular era diminuto.

Entonces, este organismo unicelular solitario supo, de algún modo, que necesitaba alimento y supo dónde conseguirlo a partir de materia no viviente. Supo cómo consumir alimento y sobrevivió lo bastante para reproducirse de algún modo. Si bien, cómo supo que debía hacerlo y cómo aprendió a hacerlo nadie sabe. Simplemente, así fue, porque al azar, cuando se juntaron las piezas del rompecabezas, ¡Tenía todos los códigos y estructuras del ADN necesarios! Y en el curso de millones de años llegó a producir todas las formas de vida que vemos hoy. De acuerdo, no soy un científico importante ni tampoco un profesional de todo esto, sólo soy un hombre común, de la calle, que, para completar su vulgaridad casi irrespetuosa, cree en Dios, pero si quieres que te diga mi verdad y lo que esto me parece, te lo diré ya mismo: ¡Ridículo! Mucho más ridículo que lo que ellos designan para los que como nosotros, creemos en un Dios invisible, sobrenatural y no pasible de comprobarse científicamente. ¿Y ellos tienen la osadía y la desfachatez de exigirnos eso a nosotros?

Ante este planteamiento de un ciego azar que conduce a semejante fin, la otra alternativa es el Supernaturalismo, es decir, Dios. El Dios que Pablo y la Biblia enseñan hizo al hombre a su imagen y semejanza. ¿Por qué? El rey David se hizo esta reflexión: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la Luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies. Esto fue lo que Dios dispuso para el hombre desde el principio. ¿Con qué propósito decidió que el hombre gobernara? Pablo responde así a la pregunta de David: Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

En la actualidad vemos que gran parte del planeta Tierra está sujeto al hombre. Los seres humanos han domesticado animales silvestres para aprovecharlos como bestias de carga, como mascotas e incluso como alimento. Pero también es obvio que el dominio actual del hombre es muy limitado, pues no se extiende mucho más allá de ciertos aspectos sencillos de la vida física en nuestro propio planeta. Al final de cuentas, somos seres físicos destinados a morir. Entonces, ¿Por qué nos ha concedido Dios esta posición de dominio especial? La Biblia responde así. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados. Y también lo que leemos en 2 Corintios 6:18: Seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

Considera lo que acabas de leer: Que nosotros somos hijos de Dios, herederos de Dios y coherederos con Cristo; que somos hijos e hijas, y Dios es nuestro Padre. ¿Empezamos, pues, a vislumbrar por qué llevamos la imagen y semejanza de Él? La mayoría de las personas intentan rebajar a Dios para ponerlo a su imagen, conforme a lo que imagina su corazón, ¡Pero la realidad es que Él nos está haciendo a la imagen suya! Este proceso implica aprender los caminos de nuestro Padre y desarrollar su propio carácter para que podamos vivir en armonía con Él por toda la eternidad. À veces, este desarrollo de carácter implica dolor y sufrimiento. Lamentablemente, a veces es la única manera como un Dios de amor puede captar nuestra atención. Dice Pablo en Romanos 8:18: Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse

¿Cuál es esta gloria que será manifestada en nosotros? ¿Qué es aquello que nos inspira a conocer mejor y adorar al Creador? Es que miramos hacia un futuro en el cual estaremos dentro de una relación familiar armoniosa con Él. Sigue diciendo Pablo: Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora, y no solo ella, sino que también nosotros… gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

Si nosotros fuéramos producto del azar, entonces quizá tendría sentido vivir para hoy sin pensar en el futuro. Pero si Dios es real, quizá debamos pensar en vivir con miras a un futuro dentro de la Familia de Dios. Los seres humanos no se crearon como simples animales para vivir y morir sin esperanzas. ¡Nosotros somos diferentes! La fe, la esperanza y la capacidad de planear conscientemente para el futuro son características que nos distinguen. Ahora, si puedes ejercitar tu imaginación, trata de hacerlo con el rostro de ese Dios que nos creó así, tal como somos, en el momento en que cualquiera de nosotros se emborracha, se droga o se lanza en una vida promiscua y sin sentido espiritual ni humano. ¿No tendría derecho ese Dios, si no fuera el Dios de amor que es, de pensar para qué se tomó todo ese trabajo de crearnos? ¿Puedes entender lo que él siente cuando tú haces eso de lo cual sientes vergüenza, pero no puedes cambiarlo?

Romanos 8 nos dice que Cristo fue solo el primero entre muchos hermanos: Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos… El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? Este es el plan del Dios no conocido que Pablo proclamó a los filósofos de Atenas: El Dios que hoy sigue siendo desconocido para la mayor parte de la humanidad. ¿Te atreves a que intentemos encontrarlo?

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Ya lo Dije Antes; ¡Es Ahora!

Normalmente, cuando estoy trabajando, sea construyendo un estudio o, al menos, escudriñando e investigando para darle forma, lo hago utilizando todo el avance tecnológico que me es posible. Biblias en sus distintas versiones, diccionarios, interlineales, concordancias, etc., todo confluyendo en un archivo desde el cual, casi siempre, por misericordia divina y apoyo incondicional del Espíritu Santo a alguien lejano de la brillantez requerida, puede salir algo que realmente bendiga al pueblo de Dios y lo ayude a encaminarse por la senda correcta. Cuando busco leer algo para mí, como simple lectura personal, entonces recurro a mi biblia de papel. Debe ser por una cuestión de edad o costumbre, pero la disfruto más que las variedades cibernéticas mencionadas. Ahora bien: ¿Cuántos saben que el Espíritu Santo, además de todo lo que es, también disfruta sorprendernos? No la extiendo más, no me gustan demasiado las introducciones.

Isaías 61: 1-3 = El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Esto leí en una lectura personal. Normalmente, y les sugiero que lo hagan porque bendice, instruye, produce conocimiento y sabiduría, leo los profetas, todos, y me gozo cuando descubro, una vez más, que el Antiguo Testamento no es algo histórico que ya pasó de moda y que lo que se debe leer es sólo el Nuevo. No. Fue dicho que esta parte de tu Biblia era sombra de lo que habría de venir, ¿Verdad? ¿Y dónde se ha visto que una sombra abandone a la entidad de la cual es sombra?

Porque si me voy a lo histórico, deberé extenderme y ya sé, diría que, por experiencia personal, que cuando los predicadores o encargados de la enseñanza comienzan a incursionar en cuestiones históricas, teologías académicas y reminiscencias antiguas, podrá ser muy ilustrativo como información, pero resulta más que aburrido y, por consecuencia lógica, carente de sedimento espiritual que pueda alimentar tu espíritu hambriento y sediento de palabra. Por eso la haré breve. En el capítulo anterior, Isaías nos habla de la gloria de Sion, que con diferencias en más y en menos, sigue siendo tipología de la iglesia genuina, no de las babilonias falsas. Pero en este, comienza con esta alocución que, a todas luces, nos lleva a ver que detrás hay una intencionalidad que parece mucho más moderna y que nos conecta con el Verbo de Vida, que es Jesús el Cristo. No pude continuar mi lectura personal en mi sillón de descanso y relajamiento de cuerpo, alma y espíritu, porque una fuerza hermosa que conozco muy bien me llevó de inmediato a mi oficina de trabajo. Algo había en esto y yo debía escudriñarlo, investigarlo, y al fin darlo a conocer.

Y no me preguntes la causa, el motivo o la razón por la cual aterricé en el cuarto capítulo del evangelio de Lucas, (Que no es justamente el que más utilice en estos tiempos), porque no te la podría explicar. Es como cuando te toca hablar de una revelación que hayas tenido. Lo único genuino que te saldrá es que sabes que sabes que sabes que es eso, pero no sabes ni por asomo como es que sabes lo que sabes. Lindo juego de palabras, ¿Verdad? Estaría muy entretenido si no fuera porque con la palabra de Dios no podemos jugar a los entretenimientos. Se lee u oye, se medita y anida y luego se suelta lo que se recibe. Así funcionó siempre, desde los más antiguos profetas hasta Juan en Apocalipsis. Lucas 4:18-19 = El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Con las leves diferencias idiomáticas, el mismo tema, las mismas palabras. Sin embargo, así fue como Jesús se las leyó a sus contemporáneos judíos en su propia sinagoga.

No sé tú, pero yo debo haber leído este pasaje no menos de treinta o cuarenta veces. Me agradaba, me bendecía y me inspiraba a muchas cosas. Pero hoy directamente es como si hubiera cobrado vida y me dijera que hay una serie de perlas escondidas aquí que es necesario encontrar para luego negociar en tanto Él retorna. Negociad en lo que vengo, les dijo a aquellos a quienes les entregó diez, cinco y una mina, como base de inversión a futuro. Conoces esa parábola, ¿Verdad? Hoy estamos aquí para negociar, (Que es prosperar, aumentar, revalorizar, y no estafar, como muchos creen) todo lo que nos ha dado a cada uno, sin que hiciéramos ningún mérito para merecerlo. De hecho, cada uno de nosotros sabe que si tiene algo distinto, que permite servir al Reino con más nivel e impacto que otros, es porque se le ha dado más que a los otros. De lo que no se tendrá que olvidar nunca es que, al que más se le da, más se le demanda. Eso también es palabra de Dios.

Veamos esta palabra al día de hoy. Lo primero que Jesús les dice, es El Espíritu del Señor está sobre mí, Durante mucho tiempo, en sitios supuestamente cristianos, se ilustraba esta escena con la figura de un hombrecito de aspecto lastimoso y ojos de sufrimiento, mirando hacia arriba, donde una paloma blanca le sobrevolaba sobre su cabeza. Lindo, pero lamento decirte que esto es otra cosa. Él les está aclarando, antes de leer, que ese Espíritu le está brindando sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios, que es como decir, reverencia. Y que por esa presencia en su vida será guiado a toda verdad, tendrá sometido a Él todos sus movimientos, recibirá dirección para la elección de gente en un mismo sentir, lo ayudará a elegir los campos de operación, le dará vida abundante y, esencialmente esencia de la manifestación visible de la Verdad. Contar con esa presencia, te da posibilidad cierta de poseer una visión clara para hacer todo aquello que se te demande, sin caer en egocentrismos humanos tan conocidos.

¿Qué debemos hacer con esa visión? En principio, darle gracias, porque ha sido seguramente respuesta a una oración fiel, firme y persistente. Nadie recibirá nada del Espíritu Santo sin pedirlo de manera persistente y perseverante, día tras día. Quien no lo haga así y crea que con una sola vez será suficiente, está infatuado, engreído y piensa que Dios depende de él para no caerse del trono. Entonces puede acostarse tranquilo a dormir esperando que llegue. Se despertará en la misma condición. El hijo de Dios es pacífico, sereno y con paz, pero no puede ser ni holgazán ni perezoso. Y mucho menos presuntuoso. Una visión llega, generalmente con posterioridad a alguna forma de aflicción, aunque no es excluyente. Hay que tener pureza de corazón para acceder a ella. Es el Espíritu Santo quien la otorga y usa lo que yo llamaría el telescopio de la fe para eso. Hebreos 11:27 lo muestra en un episodio muy conocido, diciendo: Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 

Luego Jesús les explica su misión: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Ungido, (Jristos) es lo mismo que decir Mesías. En esa lectura, Él los miró a los ojos a todos los que estaban en esa sinagoga, esencialmente a sus líderes, los fariseos, y se los dijo con convicción. El Espíritu me ha ungido, o sea: soy el Mesías que viene a. En el presente, tú no eres Jesús ni llegas nacido del origen divino, pero puedes decirlo del mismo modo que lo dijo Él y como es relatado en el Salmo 45:7: Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Escucha; salte de la historia del salmo y entra en el ámbito espiritual de este día. A ti te lo dice. Si eres todo lo que dice arriba, eres portador y apto para todo lo que dice en el final. En su profecía de las setenta semanas, Daniel lo dice en 9:24 de su libro: Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Para dar buenas nuevas a los pobres; He oído alguna vez una interpretación que sostenía que, como el pecado empobrece, Jesús el Mesías vino esencialmente para predicarles el evangelio del Reino a los más pobres. De hecho, tú lo escuchas y no parece ser equivocado, pero si lo tomas desde lo espiritual. Muy bien: un vasto sector del cristianismo lo tomó por lo material, físico y terrenal, y terminó construyendo una doctrina que, con el correr de los años, fue denominada como Teología de la Pobreza. Esto es: mientras menos dinero tienes, más posibilidades de ser salvo tienes. Definitivamente, no. Y te digo por qué. ¿Crees, de verdad, que el pecado empobrece en dinero? Puede ser en algunos casos excepcionales, pero mayoritariamente, si pensamos en la trata de personas, narcotráfico, venta clandestina de órganos y cosas delictivas por el estilo, debería decirte que el resultado, aquí en la tierra, sería el opuesto. Es otra clase de pobreza, amigo, amiga, hermano, hermana. Es la misma clase de pobreza de la que el mismo Jesús habla en las bienaventuranzas. Bienaventurado los pobres de espíritu… ¿Recuerdas?

Por todas estas cosas que los siguientes textos van a mostrarte, es que pecar es algo que va mucho más allá de incurrir en un simple error o equivocación. Pecar es, en primera instancia, decidir como sea desobedecer a un Dios de amor que todo te lo comprende, menos tu rebelión. Mira: Proverbios 6:33 = Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada. Salomón, aquí, se está refiriendo al pecado de adulterio. Proverbios 23:29 = ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? En este caso, tiene que ver con el pecado de fornicación, específicamente, con una ramera. Isaías 1:6 = Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Aquí es directamente con la nación toda de Israel. Con ese pueblo elegido que ahora se ha rebelado. Jeremías 30:12 = Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. Por esta causa Jesús dirá luego lo que luego dice.

Y ¿Qué cosa es lo que luego dice? Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; Un corazón quebrantado es otra de las consecuencias constantes del pecado. Sin embargo, tiene algo positivo. Ese corazón, (Que en realidad es el alma) ha recibido un toque del Espíritu Santo, convicción de ese pecado que está cometiendo, un quebrantamiento gigante que sólo puede atenuarse con un consuelo de parte del Señor y su consiguiente perdón. Bueno; tengo una buena nueva: eso existe. Dos frases que reproduce Juan en el capítulo 14 de su evangelio. Una, en el primer verso: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. La otra, en el verso 18: No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Es el Padre, por intermedio del Hijo, y con la guía del Espíritu. Nosotros, este mundo occidental, lo tiene más o menos claro. Ellos, el pueblo judío, todavía no tanto. No entendieron que, según este último texto, si no aceptan de una vez por todas que Jesús es el Mesías de Dios, seguirán huérfanos. ¿Motivo? El anterior: si creen en Dios, también deben creer en su Cristo.

La siguiente, es una expresión no solamente válida para todos los tiempos, sino sobrecargada para estos tiempos que estamos viviendo: ; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; ¿Sacó Jesús gente de alguna cárcel romana? No. ¿Le dio vista a los ciegos? Dicho así, masivamente, no. Le devolvió la visión a uno simplemente con una orden, mientras que a otro le hizo lo mismo, pero haciendo barro con tierra y su saliva y untándole los ojos con eso. Solía decir con humor un viejo pastor que, a partir de allí, se creó una división entre “barristas” y “anti barristas”. Es broma, claro…o no tanto, no lo sé. Tratándose de cristianos inmaduros, cualquier teoría o tema será bueno para dividirse. De todos modos, aquí se está hablando de otra cosa. ¿Vino a libertar cautivos del pecado? Sí. Lo hizo y, si se lo invoca y se le cree, hoy lo sigue haciendo, liberta cautivos de Satanás y sus demonios. Pero también vino a libertar a los cautivos de la religión, que son aquellos que suponen que, aunque no crean nada y hagan lo que se les antoja, es suficiente con tres o cuatro ritos tradicionales para cumplir y quedar bien con Dios y su Hijo.

De hecho, por el momento solamente estoy hablando de la religión ritualista, esa que todos conocemos. La que le otorga más valor e importancia a ciertos movimientos y actitudes que se tomen con la finalidad de expiar pecados, que la de asumir un arrepentimiento genuino y un pedido de perdón sincero. Un hombre, supuestamente de parte de Dios, te preguntaba si estabas arrepentido de ese pecado que le habías confesado. Tú le respondías que sí, aunque no estuvieras arrepentido en lo más mínimo, y él te absolvía de ese pecado en el nombre de Dios. Te daba como tarea recitar una serie de oraciones y listo, problema terminado. ¿Problema terminado? Gente condenada, diría yo. ¿Cómo sabía ese hombre que lo que el pecador le había confesado era verdad y, esencialmente, todo el pecado que había cometido? ¿Cómo sabía que ese arrepentimiento era genuino y no meramente protocolar? Sin discernimiento espiritual, imposible. Terminaba, en su ignorancia religiosa, absolviendo por su cuenta a una persona que, en las oficinas del cielo, ni siquiera figuraba como arrepentida. El resto, imagínalo. Y ese es el menor de los problemas que tiene la religión. Hay otros peores. Seguramente lo sabes, no es mi interés hacer una apología sobre eso.

En cuanto a la ceguera, pregunto: Si te encuentras en una disyuntiva respecto a qué dirección tomar en una bifurcación de camino, y ves que para un lado van pocas personas y para el otro, muchedumbres enteras, ¿Cuál elegirás? No me lo digas, lo presiento. ¿Y si esa muchedumbre va rumbo al infierno? Si esto te hizo quedarte un momento con tu mirada fija en la nada, lo celebro. Quizás estés a punto de darte cuenta que ser parte de una mayoría, jamás te será garantía de nada, mucho menos de tener razón o la verdad. Las mayorías nunca tienen ni la razón total ni la verdad absoluta. Apenas tienen una mayoría que, en todo caso, les sirve para ganar alguna elección de algo y luego frustrarse viendo el resultado de su apoyo. Por eso la iglesia genuina de Dios no ha sido, no es, ni creo que llegue a ser nunca en esta tierra, mayoría de nada y en nada. ¿Eso sería tener una mirada selectiva? Tal vez, pero no te olvides que son las minorías las que modifican mundo y futuro. Por eso las hay buenas, regulares, mediocres y horriblemente malas. Allí es donde debes pedir discernimiento y operar en la buena. O sea: en el llamado Remanente Santo.

Luego les dice: A poner en libertad a los oprimidos; Alguna vez en mi país y en mayor medida en otros muy definidos, he visto esta misma frase en pancartas y estandartes portados por partidos de izquierda en manifestaciones de protesta, esencialmente relacionadas con derechos laborales. Que me perdonen los seguidores de don Carlos, pero esto no fue dicho ni escrito con relación al obrero, al peón ni al empleado. Esto fue escrito para el hombre en general, que no necesita ser carenciado ni estar pasando por serias necesidades materiales para sentir en su pecho una opresión desconocida sin origen terrenal. Cualquiera de ustedes que alguna vez la haya experimentado, va a entenderme mucho más rápido y mejor que el resto que, gracias al Señor, no lo han tenido que vivir. La opresión, cualquiera sea su causa terrenal, siempre es producida por un demonio encargado de esa tarea. El va a ingeniarse para que tú te vuelvas vulnerable, ya sea por comodidad, por exceso de confianza o similares y, cuando te vea en esa situación, no dudará en infiltrarse en tu mente y meterte pensamientos que te lleven inexorablemente al stress, la preocupación, la desesperación y su consecuencia cumbre: la depresión.

La gran pregunta que surge, luego de ver esto, es: ¿Cómo se accede a esa libertad íntima? No me gusta dar respuestas en base a un solo verso suelto, por eso lee Juan 8:31-32 = Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Estar EN la Verdad. Eso es conocerla, tener intimidad con ella. Equivalente a estar EN Cristo. Libertad, genuina. Pablo, en Romanos 8:20-21, confirma esto: Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Salir de la corrupción. ¡Nada menos! ¿Solamente mundana? Ya lo sabes. Y el remate contundente se los da a los Corintios, Segunda carta, Tercer capítulo, verso 17: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. ¿Te sientes oprimido? Tienes una salida. Busca al Señor y pídele que te llene con Su Espíritu. El resto lo hará Él. Pero acéptalo, asúmelo, obedécelo y créelo. Funcionará.

Y lo concluye con algo que, estoy seguro que dejó pensando muy seriamente a todos aquellos hombres rústicos que lo oyeron en la sinagoga y que hoy todavía produce el mismo efecto en otra forma de humanidad, más…preparada: A predicar el año agradable del Señor. ¿El año agradable? ¿De qué está hablando? Seguramente lo habrás leído tantas o más veces que yo. Por eso pregunto: ¿Lo has entendido? Yo te confieso que, hasta no hace tanto tiempo, muy por encima, casi de manera superficial. Sin embargo, esto de superficial no tiene nada. Esto parece describir el concepto del año del jubileo en el Antiguo Testamento. En el año del jubileo los esclavos fueron liberados, las deudas canceladas, y las cosas empezaron de nuevo. Jesús vino a predicar el año agradable del Señor, una referencia al año del jubileo. Es posible que la razón por la que Jesús regresó a su ciudad natal fue porque era el año del jubileo. Donde Jesús dejó de leer de Isaías, nos ayuda a mostrarnos la naturaleza de la profecía y su relación con el tiempo. El pasaje inicial de Isaías continúa describiendo lo que Jesús haría en Su segunda venida y el día de venganza de nuestro Dios.  Esta es una coma de 2.000 años entre las dos frases.

Voy a compartirte algunas escrituras que hablan de este tiempo. Espero que al oírlas, el Espíritu Santo que mora en tu espíritu, te muestre lo mismo que me ha mostrado a mí. No podría haber distinta visión con un mismo Espíritu Santo, que como ya sabes, es Dios mismo. Y jamás se contradice ni crea confusión. Salmo 32:6 = Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él. ¿Es que entonces habrá un tiempo en el que por más que te desgañites orando, Él no podrá ser hallado? No lo sé, sólo leo mi Biblia. Salmo 69:13 = Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame. Si dice que hay un tiempo de buena voluntad de Dios, es notorio que también hay otro tiempo donde esa voluntad suena diferente. Salmo 95:7-9 = Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,  Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. 

Aunque desde lo bíblicamente textual, más el anexo de mis comentarios te pueda sonar de otro modo, que te quede más que claro que tanto Jesús en aquella sinagoga, como cualquiera de los que hoy conformamos su cuerpo en la tierra, estamos hablando de buenas nuevas, que es como decir, del genuino, auténtico y poderoso Evangelio del Reino, único con mandato recibido para predicar. Aquí, hoy, has tenido esa confirmación que tal vez necesitabas, no ya para armar un ministerio evangelístico, como pudiste pensar, sino sencillamente una convicción que te lleve, donde cuadre y amerite, a abrir tu boca y dar de lo que tienes. Solamente así podrás inflar el pecho, plantarte delante de quien sea, y repetir lo que Él les dijo en aquella sinagoga hace miles de años atrás. Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Con estas palabras Jesús contestó dos preguntas. 1.- “¿De quién escribió Isaías?” Jesús respondió: “Isaías escribió de mí”. 2.- “¿Cuándo sucederá esto?” Jesús respondió: “Isaías escribió que ahora”. ¿Me permites repetir palabras ajenas con vocabulario propio? ¿De quién termina de hablar Néstor? “Néstor termina de hablar de mí”. ¿Y cuándo me dices, Señor, que sucederá esto? “Ya lo dije antes: AHORA”.

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Cediendo

(Ezequiel 1: 12) = Y cada uno caminaba derecho hacia delante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen. Entiende bien esto que acabas de leer. Dice que cada uno de esos seres vivientes formados por cuatro lados con cuatro caras distintas de los que se habla en este capítulo, caminaba derecho hacia delante, hacia donde el espíritu les movía. ¿Cómo podría hacer el espíritu para mover a cuatro seres al mismo tiempo? Ya; para el Espíritu no hay nada imposible porque es Dios, pero lo que aquí estamos viendo nos muestra otra cosa. Cuando el Espíritu movía a una de las caras de uno de los lados, los otros tres no se oponían, no perturbaban, cedían su lugar y asumían la nueva dirección mostrada solamente a uno de ellos. Es decir que estaban: en un mismo espíritu. Eso es lo que yo hoy estoy llamando Ceder Nuestro Lugar a otro cuando las circunstancias lo aconsejan, que es algo que en la iglesia de nuestro tiempo jamás podríamos ver por una razón: sólo pueden hacerlo aquellos que son gente que sabe a qué vino a este planeta.

 Porque hay muchos cristianos en el mundo, es verdad. Y de esos muchos, una enorme cantidad acude y se congrega en determinados templos pertenecientes a determinadas denominaciones. No le hace. Si no saben a qué han venido, no es gente con un propósito alineado con el propósito de Dios. Por eso entiendo que este es un punto clave en importancia para ingresar como servidor de primer nivel al Reino, entender el propósito de Dios. De otro modo, harán pura religión y eso será, también, nada más que más de lo mismo. Claro; para ser gente con entendimiento de propósito, deben ser gente que, llegado el momento, sea capaz de ceder su lugar a otro, sin pensar en su lucimiento o rédito personal. ¿Sabes cómo se llama eso? Generosidad. ¿Sabes cuál es el patrón de máxima de la generosidad? La Humildad. En la Biblia se da como humildad aquella actitud que reconoce el propio lugar bajo la condición de criatura de Dios, que es opuesta a la presunción, a la afectación o a cualquier otra clase de orgullo.

La persona humilde reconoce su dependencia de Dios, no busca dominio sobre sus semejantes, sino que aprende a darles valor por encima de sí mismo. Ahora ya puedes ir dibujando en tu mente o sobre sitio concreto, la figura del verdadero humilde conforme al corazón de Dios y al que no lo es. Es muy probable que hayas conocido a ambos caracteres. Lo que no tengo certeza es a cuál de los dos le otorgaste mayor valor. Dios mismo, casi podría decirte que, en persona, es quien atiende a los humildes. Así lo dice en su palabra por medio de los dos apóstoles de mayor envergadura literaria: Pablo y Pedro. No es todo; añade que a su tiempo exaltará a esos humildes por sobre los soberbios que los oprimen. Viendo algunas cosas que hoy están sucediendo en todo el mundo, (No es sólo en tu país y ni siquiera en tu ciudad), te puedo adelantar que esto preanunciado está comenzando a verse cada día con mayor intensidad y claridad.

Un reconocido pastor de mi ciudad le decía hace un tiempo a su congregación, que la iglesia más grande de la ciudad era la que no se estaba congregando. Eso es exacto. Lo que no lo es, es la opinión que él daba sobre esto: decía que había que orar por esos pobres hermanos que ahora estaban en un tobogán espiritual. No te lo creas. Yo llevó más de veinte años formando parte de esa iglesia más grande de mi ciudad y, que yo sepa, no me estoy deslizando por ningún tobogán. Muy por el contrario, cada día amo más a mi Señor, cada día procuro servirle más y mejor y cada día, también, veo su obra permanente en decenas de personas. El caso es que el Señor Jesús es el paradigma de la humildad, pues siendo Dios de gloria, se humilló asumiendo naturaleza humana, y dio en todos sus pasos el verdadero ejemplo de humildad en todos sus tratos con los que le rodeaban.

En una ocasión me tocó leer, en el marco de una reunión con bastante gente, y por decisión superior atinente al mensaje del día, un párrafo del texto de Corintios que habla de la iglesia abierta, de esa que dice que uno tiene palabra, otro tiene profecía, otro don de lenguas, etc.etc. Y recuerdo que – tal como estaba previsto – terminé de leer el texto y debía decir algunas cosas respectivas a él para luego dejar paso al predicador. Claro; lo último que leí fue esa parte que dice que si alguno de los que está sentado tiene palabra, “calle el primero”. ¿Cuál será ese primero?, me pregunté en voz alta. Es indudable que no el predicador establecido de antemano. Esa es la iglesia conforme a como el Señor la ve. Una iglesia donde, si alguien que ahora está sentado en un banco, tiene una real y auténtica palabra del Señor, el predicador deberá callar para dejar paso a lo que Dios tiene para decir mediante ese siervo anónimo y humilde.

Dije esto y me fui a sentar a mi lugar. Te confieso que me dolieron los oídos del silencio que se podría tocar con los dedos. Recién cuando ya estaba sentado en mi banco pude ver como el predicador, (En cuestión, el pastor), se paraba frente al púlpito, frente al micrófono y apenas deslizaba un “je, je, je, ¡Qué lío tendríamos! ¿No?”  Esa es la idea de la religión. Que, si nos salimos de lo preestablecido, tendremos un problema serio con la falta de orden. Que en realidad no es falta de orden o desorden, sino imposibilidad de ejercer control. Ese es el verdadero problema. Atención: no soy un necio como para ignorar que existen dentro de los templos de las congregaciones decenas, centenares o miles, que se yo, de personas que anhelan hacer o decir algo que las saque del anonimato y les otorgue, aunque más no sea, treinta segundos de fama.

Por lo consiguiente, ninguna de esas personas dudaría, si ve que eso le va a proporcionar cierta trascendencia, en tomar la palabra y decir cualquier cosa que mejor le parezca con la excusa de que el Señor se lo dio para que lo comparta. Lamentablemente, ese tipo de personajes son los que le dan la razón a los que no permiten que quienes están sentados puedan decir otra cosa que un “amén” de vez en cuando. Sin embargo, una cosa no invalida la otra. Ceder nuestro lugar en un acto de verdadera y legítima humildad y no menor mansedumbre, es algo que se ha previsto en la iglesia que Dios pensó plantar para bendición y honra de sí mismo a través de su pueblo. Lo que ocurre es que cada día encontramos menos mansos en nuestras congregaciones. No sé cómo será en tu tierra, pero en Argentina, donde la gente tiene terror a hacer el ridículo, se deja de lado el ser manso ante la duda y el temor de quedar como menso…dicho en términos mexicanos… Dicho en Idioma Deportivo: LA IGLESIA, ESE GRAN EQUIPO…

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La Vida Color Sangre

Pese a que la teología tradicional se ha ocupado largamente de examinar, analizar y teorizar respecto al tema de la sangre, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, tendremos que convenir que todavía existen muchos claros y oscuros no del todo iluminados y resueltos. Por lo tanto, ha sido sigue siendo moneda corriente ver, en distintas congregaciones e distintas denominaciones, un uso y hasta un abuso de la sangre como elemento de poder. El material que existe o está a disposición de la mayoría, contiene elementos probos y de calidad, pero todavía no ha logrado, en su difusión a veces masiva, darle al cristiano promedio una visión clara al respecto. Pablo habló de ella en esta su carta a los Efesios, aunque sus conclusiones todavía no fueron suficientes como para que alguien pueda decir con autoridad que sabe perfectamente lo que la sangre fue, es y será. Mira lo que les dice a estos cristianos efesios, partiendo de la base del pasado y lo actual.

Efesios 2: 12 = En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Lo que Pablo les quiere decir es que en los tiempos antiguos, la figura de ese Dios tan particular que los fariseos se encargaban de sostener, era tan lejana que cada hombre y ni hablar una mujer, suponían que debían aferrarse de alguna manera a algún sector del poder reinante, si es que deseaban, no ya tener una vida digna, sino al menos llegar a ancianos. La ley actuaba de modo contrario a como Dios la había diseñado y la gente, por ello, suponía que, si la cumplía al menos en parte, estaba garantizada su religiosidad y la recompensa por ella. (13)  Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. ¿A qué le adjudica Pablo el haber acercado a la gente a ese Dios lejano? A la sangre. Cuando dice la sangre, es obvio, se refiere a la que derramara Jesús en la cruz del calvario, y que actuara como expiación por los pecados pasados, presentes y futuros de toda la humanidad.

Nosotros tenemos escasa pero suficiente información para ver a la sangre de distintas formas: Por ejemplo, como un signo de fragilidad, de herida, de muerte, pero también hablamos de sangre como el ‘elemento vital’. La sangre hace que nuestros cuerpos estén sanos y vivos. Puede, a través de una transfusión, ayudar a otros a vivir. La vacunación, fíjate, cuando es seria y bien plasmada, le da a nuestra sangre la capacidad de resistir las enfermedades. Pero, la sangre de Cristo hace mucho más, sin dudas. Por eso será bueno quedarte a descubrir con nosotros el poder de Jesús y de su sangre. La palabra sangre se usa mucho en la Biblia. El Antiguo Testamento a menudo habla del poder purificador de la sangre durante los sacrificios. Esto se puede leer en Levítico 17:11 para comprender por qué la gente creía en los sacrificios. Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. ¿Qué pasó con aquellos que no hacían sacrificios regulares en los tiempos del Antiguo Testamento?

También es cierto que se abusaba fácilmente del sistema de sacrificio del Antiguo Testamento. A menudo se ofrecían sacrificios sin un verdadero arrepentimiento. También puedes leer Isaías 1: 11-17 para comprender cómo piensa Dios. Dice: ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

Ahora bien; La sangre está en todas las Escrituras, pero ¿Qué significa La Sangre De Cristo para nosotros? Josué 2:18-19 dice: He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza, si mano le tocare. Rahab, la mujer a la que se habla en este pasaje, era una ramera en la ciudad de Jericó. Cuando los israelitas llegaron a poseer la tierra, su ciudad estaba destinada a la destrucción, y ella junto con ella. Pero ella fue entregada, y su vida se transformó, simplemente atando un cordón escarlata en su ventana. Este cordón representaba la sangre del Señor Jesucristo y apuntaba hacia el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. De hecho, toda la Biblia trata sobre Jesucristo y Su redención por sangre, y encontrará este hilo escarlata en toda la Palabra de Dios.

Hay dos textos que son clave. En Éxodo 12:13, Dios dice: Cuando vea la sangre, pasaré de ti. Y en Hebreos 9:22, el autor declara que: sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. Su sangre nos redime. Había un precio contra nosotros que no podíamos pagar, pero La Sangre De Cristo nos redimió. 1 Pedro 1:18-19 dice: Por cuanto sabéis que no fuisteis redimidos con cosas corruptibles… sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin defecto y sin mancha. Asimismo, su sangre nos lleva a la comunión con Dios. A eso lo vemos en el texto que estamos examinando ahora en Efesios. Su sangre nos reconcilia con Dios. El hombre, por naturaleza, está en guerra con Dios; y solo podemos acercarnos a Dios en sus términos de paz: la expiación de sangre. La Biblia dice en Colosenses 1:20, Y habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por él reconciliar todas las cosas consigo mismo…

Su sangre limpia. No solo elimina el castigo del pecado, también elimina la contaminación. No me importa el pecado que hayas cometido. la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado dice 1 Juan 1: 7. Su sangre te da poder sobre el reino de las tinieblas en todo su conjunto, porque preponderantemente, es la sangre lo que más teme Satanás. Apocalipsis 12:11 dice: Y lo vencieron [Satanás] por la sangre del Cordero… El diablo no quiere que aprendas acerca de la sangre. ¡Lo odia! Por esa razón no me extrañaría que hoy mismo, ahora, te esté poniendo alguna traba u obstáculo para que escuches o leas esto. Ten calma, es parte de tu guerra personal. Sólo pelea, los ángeles y el poder de Cristo harán el resto. De hecho, antes de que este planeta llegara al espacio, Dios había determinado en Su corazón que enviaría a Su Hijo a morir en la cruz. ¡Qué maravilloso es trazar el hilo escarlata de La Sangre De Cristo tejido a lo largo de la Biblia! Cuánto más maravilloso experimentar su redención personalmente. ¡Alabado sea Dios por la sangre de su Cordero!

Cuando alguien invoca La Sangre De Cristo en sus oraciones por algo que cree que debe hacerse, en realidad está invocando la muerte sacrificial de nuestro Señor para sus propósitos. Sin embargo, una revisión de las referencias a La Sangre De Cristo en el Nuevo Testamento revela que la muerte de Cristo no tiene relación con las súplicas por tales cosas. Entonces, ¿a qué se refiere La Sangre De Cristo? En primer lugar, La Sangre De Cristo, es decir, su muerte, nos abrió el camino de la salvación de nuestros pecados. Su sangre redimió o compró nuestra salvación. Por todo esto, el mismo Pablo pero en Romanos 3: 24,25 nos dice: Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios ha puesto como propiciación mediante la fe en su sangre, para declarar su justicia para la remisión de los pecados que son pasado. Pablo nos enseña, también, que compartimos con otros creyentes el recuerdo de la muerte de Cristo hasta que Él venga por nosotros cuando participamos de la comunión. Fue la sangre derramada de nuestro Señor Jesucristo, Su muerte, lo que nos salvó del pecado y nos dio vida eterna con Él.

Y en último lugar, aunque habría mucho más para decir, vemos que su sangre, es decir, su muerte, nos ha proporcionado un acceso a Dios que la humanidad nunca antes había tenido. Hebreos 10:19 dice: Teniendo, pues, hermanos, confianza para entrar en el Lugar Santísimo por La Sangre De Cristo. Antes de la muerte de Cristo, los gentiles no tenían ninguna esperanza de acceder a Dios. Los judíos tenían acceso, pero solo por y a través de su sumo sacerdote. Y podía entrar al lugar santísimo en el templo solo una vez al año, y luego con la sangre de los animales para la remisión de los pecados para él y la gente. Ahora, por La Sangre De Cristo, es decir, después de Su muerte, todos, tanto judíos como gentiles, podemos tener acceso directo a Dios.  La Sangre De Cristo nos ha redimido del pecado y nos ha dado acceso a Dios. Podemos agradecer a Dios que tenemos acceso a Él a través o por La Sangre De Cristo, pero nuestras oraciones deben hacerse en Su Nombre, y no por Su sangre. En algunos sitios en los que recuerdo haber estado, deberían tomar nota de esto y pegarlo en sus púlpitos, como parte del bosquejo. 

Vuelvo a Efesios, versos 14 al 16 = Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. ¿Quieres que te diga lo primero que viene a mi mente cada vez que leo este pasaje? ¡Qué bueno sería que se reiterara en letras lo suficientemente grandes como para ser leídas aun por los hombres más miopes, tanto de su vista natural como de la espiritual! Y que, una vez construido un enorme letrero, fuera colocado en un lugar más que visible en la ONU, por ejemplo. Fui periodista y sé que sin chequeo reiterado de información y sin pruebas legales, no se puede hacer mención específica de nada, pero tengo certeza que todos ustedes que hoy me leen, tienen suficiente inteligencia divina como para saber de qué o quienes estoy hablando.

Porque hasta dónde me ha tocado ver en esta vida, la esencia de la paz siempre es dual, del mismo modo que el causal de la separación que de la lucha. Paz, no es una mera sensación emocional o corporal. Paz significa estar unidos con alguien o algo, y también poner fin a la hostilidad con algo o alguien. Está escrito que cuando digan “hay paz, hay paz”, será cuando peor vengan las cosas. Hoy hay paz en un cincuenta por ciento del planeta, si contamos guerras, escaramuzas, actos terroristas o simplemente desajustes sociales fuertes por las causas que sea. Y ese cincuenta por ciento que supuestamente vive en paz, está en guerra con sus propias veleidades, frivolidades, necesidades, carencias y agresividades. ¿Puede ser feliz el hombre así? No. Todos sabemos que no, pero lo disimulamos por religiosidad. El hombre sólo puede tener gozo, que incluye paz, indefectiblemente, sólo si está refugiado en Cristo y escondido en Él. Cuando Pablo les escribe a los Colosenses, les desea que la paz de Dios gobierne sus corazones. Y eso, les aclara, sólo puede darse si se unen en un solo cuerpo, tal como fueron llamados. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Versos 17 y 18 = -Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Está más que claro que todo esto se refiere a judíos y gentiles. Nosotros somos los gentiles que estábamos lejos, y los que estaban cerca eran los del pueblo judío. ¿Sabes qué? Cuando somos testigos directos o indirectos de esos vaivenes y enfrentamientos teológicos o de cualquier otra índole que todos hemos visto u oído alguna vez, No podemos menos que recalar en lo que se lee al final. Por medio de Jesús el Cristo, los unos y los otros, esto es, judíos y gentiles, tienen entrada al Reino de Dios por un mismo Espíritu, que es el Espíritu Santo. ¿Se está viviendo eso, hoy? No. ¿Motivos? Egocentrismos diversos. Orgullos insostenibles. Soberbias del poder. Intereses humanos, materiales, económicos, raciales, clasismos odiosos y repugnantes. De uno y el otro lado, aquí no puedes tomar partido conforme a lo que te corresponda porque no es eso lo que nos demanda. Lo viene diciendo desde el inicio.

Dios le habla a Isaías y entre otras cosas le dice por la iniquidad de la codicia de ellos, Él se enojó y los hirió, escondió su rostro y se indignó. Sin embargo, el pueblo siguió rebelde por el camino que le dictaba su endeble corazón y no por el que su Dios le había trazado. Sin embargo, dice que Él los sanará, los pastoreará, les dará consuelo. Tanto a él como a todos los que guardan luto. Y traerá paz al que está lejos, que es el gentil, y al cercano, que en ese momento es el judío. También los salmos hablan de esos lejanos y cercanos. Mira como lo dice el 148 cuando señala: Él ha exaltado el poderío de su pueblo; Alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, El pueblo a él cercano. Creo que no es necesario definir que si uno es Israel, el pueblo cercano se trata de los gentiles. Pablo termina de confirmarlo con nombre y apellido a modo de ejemplo. En su primera carta a los Corintios, capítulo 12 y verso 13, dice: Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Judíos y griegos, esclavos o libres. Un mismo Espíritu. ¿Tú crees que no existe gente de mucho prestigio que cree sinceramente que tendrán entrada por un lugar especial por fuera de donde entrará el grueso de la población de menos predicamento?

Versos 19-22 = Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Vivas donde vivas, ¿Qué es un extranjero para ti? Sencillo. Alguien que ha venido de otro país al tuyo. El que habita en cualquier nación que no es la propia. ¿Y qué cosa es un advenedizo? En síntesis, alguien que llega a una posición que no le corresponde o a un lugar en el que es considerado como un extraño. Que te quede claro cuando recibas algunas de esas hermosas y educadas burlas con que nos agasajan a los creyentes: tú no eres ninguna de estas dos cosas. ¿Y qué eres? Un conciudadano de los santos. Alguien que vive en una misma ciudad que los santos. Un compatriota, si deseas llamarlo así, de los santos, alguien de su misma nacionalidad. O sea, lo dicho hace poco tiempo en un audio editado: ¡No Somos Ciudadanos de Segunda Categoría! Dios es Nivel Uno. Nosotros, Su imagen y semejanza, Nivel Uno. Categoría de Hijos, por medio de Cristo.

Y algo que me quedó sin decir. Si no somos extranjeros en la nación del Reino, tenemos los mismos derechos de ciudadanía que todos los demás súbditos del Rey de reyes y Señor de señores. Y no somos advenedizos porque cualquier posición o rango, (Hablando estrictamente en el ámbito espiritual, nada que ver con eclesiología), nos las hemos ganado en buena ley y el propio Rey nos ha ordenado en cada sitio en el que estemos. Dios ordena tu calidad de ministro. El hombre no puede ordenarse entre sí porque no tiene ese mandato. En Filipenses 3:20-21 Pablo dice: Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Increíble, ¿Verdad? Lo lees y dices: ¿Todo eso es mío? Sí. Todo. Con los Gálatas es más claro, aún. Les expresa: Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. ¿La familia de la fe son todas las personas que asisten a iglesias cristianas? No. Sólo los redimidos.

Y luego os dice que integraremos esa familia de Dios edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Hay que aclarar, porque no es de menor importancia, que los apóstoles y profetas que Pablo menciona aquí, no tienen nada que ver con lo que él mismo determinará en el muy conocido versículo de 4:11. Aquí se está refiriendo a los apóstoles fundadores, que sí son de los que habla Juan cuando escribe en Apocalipsis 21:14: Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. En cuanto a la piedra del ángulo que es Jesucristo, esto ya tiene un adelanto en Mateo 16, cuando sucede el episodio en el que Pedro es el único que lo define como el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Allí él responde: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Imagínate una pirámide, como las que seguramente habrás visto más de una vez en videos, fotos o, en el mejor de los casos, personalmente en Egipto. ¿Cómo se construían? De abajo hacia arriba. La base y de manera escalonada hacia arriba. El hueco que quedaba para el final, en la cúspide, era llenado por una piedra especial denominada “piedra del ángulo”. Así se edificó la iglesia, dejando para el final, con la llegada de Jesús, la piedra, o la roca, como mejor te agrade, para completarla.

Ahora bien: si nosotros, como miembros de esa iglesia gloriosa y genuina; como parte del cuerpo de Cristo en la tierra, no edificamos correctamente y según el plano o diseño elaborado por la arquitectura celestial de Dios Padre, podremos construir una pirámide muy bonita, que sirva para el lucimiento de todos los obreros que participaron de eso y para pavonearnos delante de los turistas que llegan a ver la maravilla, pero no nos quedará en la parte superior la concavidad justa para que quepa esa piedra final, la que da el rótulo de consumado es a toda la obra. Y por lo tanto, tendremos una edificación espectacular, pero Cristo no podrá ser la piedra de ese ángulo, que equivale a decir la cabeza de todo lo restante. Y nos convertiremos en otra triste Babilonia más, ocupada y súper ocupada en armar shows, fiestas, música, danza, divertimento y entretenimiento carnal, sólo embardunado con un barniz religioso a partir de discursos humanísticos, sociales, psicológicos o meramente teológicos, auto denominados pomposamente como mensajes o predicaciones. Eso no es Jesús. Eso no es Cristo. Eso no es Espíritu Santo. Eso no es Dios.

Es tiempo de bajar esa velocidad supersónica impresa en las cosas de Dios, operando con llamativa prisa para llegar no se sabe dónde, porque hay un camino para recorrer y, justamente, la cualidad y calidad del creyente se fundamenta y sustenta en la sobriedad con la que transite ese camino. Los templos de mampostería nos pueden ser útiles para reunirnos y tejer estrategias de combate en pos de la recuperación del Reino usurpado, pero de ninguna manera pueden terminar siendo verdaderos ídolos de adoración singular. Uno de los peores errores que hemos cometido a lo largo de estos más de dos mil años, ha sido el de inventar estructuras nuevas y dinámicas con la excusa de que sirven para adorar mejor a Dios, y terminar adorando la estructura que nosotros creamos, que es lo mismo que decir, adorando a nuestro yo. No por nada Pablo les escribió, en su primera carta a los Corintios, esto: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. No me gusta ser apocalíptico ni tremendista, pero me temo que estamos mas cerca de destruir que de construir. Y eso, eso tampoco es Dios, aunque hablemos de Él todo el tiempo.

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Griegos

La definición del término prautes, como palabra que da origen a las traducciones de Mansedumbre o Humildad, conforme a la sabiduría de aquellos griegos de aquel tiempo, es en principio, para describir a personas que tienen en ellas, una cierta cualidad tranquilizadora. Ejemplo: una conducta estable, humilde y amable, que indudablemente va a calmar cualquier enojo que tengan los demás. No se trata de ser débil ni de asumir cualquier agresión por una bondad mal interpretada; se trata de no devolver agresión con más agresión, sino con comprensión. Inmediatamente puedes ver los resultados de este comportamiento. También se usa el vocablo para describir la gentileza de conducta, especialmente en la parte de las personas que tienen en su poder la posibilidad de actuar de otra manera. Por ejemplo: un gobernante perdonando a un súbdito que ha fallado en alguna tarea en particular. ¿Por qué? Porque un gobernante, que es como si fuera un antiguo rey, tiene toda la autoridad y el poder para castigar, pero escoge en lugar de ello, mostrar bondad y perdón. Ese rey, ese gobernante, sería alabado por su comportamiento gentil y humilde.

También para describir la habilidad de tomar comentarios crueles con buen corazón. He sido periodista durante casi toda mi vida. Me ha tocado, en incontables ocasiones, criticar la labor de algún funcionario y siempre he esperado que lo tomen de buena onda. Sólo cuando alguien me criticó a mí me di cuenta lo difícil que es eso. Suele suceder muy a menudo cuando somos enredados sin proponérnoslo en diferentes controversias de cualquier plano. Una de esas controversias, lo aclaro, son las teológicas. Debatir sobre teología jamás traerá enriquecimiento ni claridad. Lo que sí va a traer, inevitablemente, será enemistades y hasta agresiones en grado de injuria. Pruébate a ti mismo en cuestiones tan prácticas y simples como una discusión cualquiera. ¿Eres capaz de discutir con alguien, por el asunto que sea, sin – Como vulgarmente se dice -, ¿Perder los estribos al oír observaciones crueles en tu contra? Si lo eres, estás en camino cierto de humildad y mansedumbre. He descubierto en todos estos años vividos dentro de los distintos templos evangélicos, que hay una innata capacidad en los hermanos para la crueldad mayúscula desde la minusculez de una sonrisa de apariencia bondadosa y contemporizadora.

Sin embargo, hay que consignar que estas terminologías suelen usarse mayoritariamente para describir el carácter en el cual la fortaleza y la mansedumbre están perfectamente combinadas. Porque no se es humilde por falta de fortaleza sino por decisión propia y estimada. Por ejemplo: un caballo obediente a las riendas del carruaje, cuando por su fortaleza podría tranquilamente liberarse y hacer su vida salvaje. Un perro guardián, muy bravo y fuerte, que aun así inclina su cabeza en obediencia y sumisión ante un amo débil y vulnerable. No es manso aquel que es cobarde, sino aquel que, pudiendo derrotar fácilmente por potencia y vigor a quienes se le opongan, prefiere tratarlos con gentileza y amabilidad. Esto no es lo que mayoritariamente suele verse en la relación líderes-liderados.  Ahora bien: ¿Qué opinaban los griegos no creyentes sobre este término prautes? No es cuestión de poner aquí la opinión de un anónimo griego cualquiera, ¿No? Entonces tomemos nota: el que se expresa es Aristóteles. ¿Te suena conocido? Él dijo:

Es la capacidad para soportar reproches y ofender con moderación, y no embarcarse en venganzas rápidamente, y no ser provocado fácilmente a enojo, sino estar libre de amargura y de contención, teniendo tranquilidad y estabilidad en el espíritu. ¿Qué te parece? Mucho más claro y preciso don Aristóteles que muchos predicadores a la hora de dar un sermón sobre el asunto, ¿No crees? Esto, claro está, no quiere decir que nunca haya un lugar para el enojo en el hombre gentil, ni lo pienses. Muy por el contrario, asegura el mismo filósofo que, el hombre que muestra prautes se enoja Por el motivo correcto, y contra las personas correctas, y de la manera correcta, y en el momento correcto, y por el tiempo correcto. Esto se hizo expresión en Jesús, quien dijo en algún momento: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, y lo más difundido de todo su mensaje: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. La Mejor Evidencia: MANSEDUMBRE NO ES COBARDÍA

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