Estudios » Blog

Cuadernos Reales 5

Simples Advertencias Cruciales

No debe haber pastor o ministro en el planeta, que no haya escuchado alguna vez, de labios de algunos de sus hermanos, la consabida pregunta, casi siempre formulada con desesperación e impotencia: ¿Por qué Dios no escucha mis oraciones? No soy experto en la oración, (No creo, en realidad, que alguien verdaderamente lo sea), pero sí soy lo suficientemente curioso como para indagar, investigar, buscar, esto es: escudriñar. Y en base a lo visto y oído, tanto desde la misma Biblia como de las conclusiones de gente confiable, he podido armar una especie de manual que hoy, con plena dirección del Espíritu Santo, debo compartirte para que con ello puedas incorporar a tu vida de fe principios para maduración, crecimiento y victoria.

Tengo una primera observación. ¿Por qué razón, causa o motivo, cualquiera de ustedes podría pedirles a otros creyentes que oren o intercedan en su favor? Supongo que, por varias, pero quiero compartir tres que, a mi juicio, son básicas: Porque nuestras propias oraciones no están siendo contestadas y esperamos que Dios se las responda a alguien más…santo. Esa es una. Porque no tenemos la confianza de que Dios responderá a nuestras oraciones. Esa es la segunda. Y la tercera, es: Porque sabemos que no estamos dando tiempo de calidad suficiente en la oración para sentir que obtendremos una respuesta de Dios.

Apelo a tu honestidad, que, por no estar dentro de las cuatro paredes de un templo, puedes manifestarla sin problemas ni peligro alguno: ¿No ha sido este el caso en tu vida, en algunos de estos tres puntos? Creo que esto es algo común en la experiencia de la mayoría de los cristianos. Así que quiero traerte a tu atención algunas de las cuestiones principales que nos impiden obtener respuestas a nuestras oraciones, y nos evitan tener la confianza de que Dios nos escuchará de verdad y también nos contestará.  He rescatado siete, pero no son todas Y no es para desalentarte, sino para ayudarte a limpiar tu vida. Los ministerios han sido puestos por Dios para perfeccionar a los santos, no para arruinarlos o contagiarles la mala onda destructiva.

Y te recuerdo que perfeccionar, significa madurar. Y santos, significa creyentes. Es decir que, lo entiendas o no, te agrade o no, te alegre o te fastidie, esto ha sido puesto aquí en este tiempo, día y momento, exclusivamente para ti de parte de tu Padre celestial que está en los cielos, que indudablemente te ama y no se olvida de tus crisis y problemas. Lo primero que se me ocurre traer a esta mesa de estudio, es que en algunos casos oramos por los motivos equivocados. La oración no comienza en ti, como supones. La oración siempre comienza en Dios. Dios va a responderte con total y absoluta seguridad, cuando ores por los motivos que Él ha puesto en tu corazón con antelación, no por los tuyos.

Si tienes buena memoria recordarás que Santiago dice que pedimos y no recibimos, porque pedimos mal y para derrocharlo o malgastarlo en nuestros deleites. No es ninguna novedad ni sorpresa que muchos cristianos argentinos pidan en oración que gane su equipo de fútbol favorito. Deleites. Y te ejemplifiqué con uno que, si se quiere, por ser deportivo, es simpático, elegante y sobrio. Hay peores. Juan es más preciso y concreto cuando resume lo dicho por el propio Jesús, respecto a que todo lo que pidiéramos en Su nombre, Él lo haría para que el Padre fuera glorificado en el Hijo. Esto significa que la oración ofrecida en el nombre de Jesús está en concordancia con su naturaleza y propósitos revelados, y cuenta con todo el peso de su autoridad.

Entonces, mi querido amigo o amiga, la próxima vez que empieces a orar, ¡Detente! Primero siéntate y piensa acerca de lo que le pedirás a Dios, pero fundamentalmente, “por qué” se lo estás pidiendo. Dios no solamente toma nota de lo que le pedimos, sino que también examina nuestros corazones para ver Por Que lo estamos pidiendo. Podría suceder tranquilamente que lo que estamos pidiendo sea de características muy buenas, pero te puedo asegurar que nueve de cada diez veces, Dios no nos responde ni favorable ni desfavorablemente, porque los motivos por los que lo estamos pidiendo, son equivocados. Hay un principio básico y central operando en el Reino de Dios que debe gobernar nuestras vidas. Todo lo que hacemos, pedimos, o pensamos, tiene que traer gloria a Dios.

 Muchos de nosotros no nos detenemos a pensar acerca de la gloria de Dios, salvo cuando estamos saltando en medio de una alabanza con mucho ritmo o llorando por un tema de adoración gimiente en un templo silencioso y solemne. En otras palabras, creo que no tenemos ni una mínima idea cercana de lo que realmente es la gloria de Dios manifestada. La mayoría de las ocasiones, hablamos conforme a “lo que nos parece”. Que puede estar muy cercano a la verdad, pero que no es todavía la verdad plena. De todos modos, no siempre entendimos el significado del acto de darle la gloria a Dios. Originalmente, la palabra “gloria” hacía referencia a una opinión o estimación en la que uno es tenido. Luego la palabra vino a denotar la reputación, buena posición, y estima dada a una persona.

Después progresó a honor o gloria dada a los pueblos, naciones, e individuos. Pero la palabra que significa Gloria en el Nuevo Testamento, se convierte en esplendor, radiación y majestad centrada en Jesús y en Dios el Padre. Es decir que Dios está muy preocupado con Su reputación. Dios ES todo aquello que es maravilloso, majestuoso y espléndido. Entonces, nuestras vidas tienen que ser vividas de tal modo que todo lo que hagamos y digamos, señalen Quien es Dios y lo que Él ES. Lo que estoy tratando que me entiendas, es que no oramos para pasarla más bonito, oramos para que el mundo vea la gloria de Dios reflejada en cada uno de nosotros, sus hijos.

¿Por qué? Para que otros puedan venir al conocimiento salvador de Jesucristo y puedan ver que maravilloso es nuestro Dios.  Pero volvamos a nuestro asunto de las oraciones no respondidas por causa de pedir por motivos equivocados. Puede que tengamos una lista entera de cosas que estamos pidiendo, pero; ¿Por qué o para qué queremos esas cosas? ¿Alguna vez nos hemos sentado a pensar en eso, para ver si lo que estamos pidiendo resultará en que otras personas vean que tan maravilloso es nuestro Dios? (Estoy hablando de algo que dará gloria nada más que a Dios). ¿O estamos pidiendo para nuestra propia comodidad, o para nuestro propio placer?

En un texto del evangelio de Juan, Jesús dijo que contestaría todo lo que pidiéramos, para traer gloria al Padre. Entonces, si pedimos algo que NO va a traer gloria al Padre, NO recibiremos respuesta alguna. Puede sonar mal o falto de amor, pero es tan bíblico y tan de la boca de Dios mismo, que no podemos dudarlo ni un segundo. Si pedimos algo que deseamos en nuestro corazón para nuestro propio placer en lugar de para dar gloria a Dios, entonces Dios no nos contestará. Cuando el Espíritu Santo trae este punto a nuestras mentes, (Porque no es por convencimiento desde afuera, sino por convicción desde adentro), podemos poner una nueva luz en nuestras oraciones. Nos damos cuenta que no hemos pasado, ni por cerca, el tiempo suficiente pensando acerca de la gloria de Dios.

Entonces llega el momento de preguntarnos: ¿Vivimos de tal manera que mostramos que tan maravilloso es Dios a otras personas? ¿Estamos pidiendo por cosas en nuestras oraciones, que traerán gloria a Dios? Francamente, en algunos casos, no me atrevería a asegurarlo. Así que, ¿Cuál es la solución? Pablo dice que de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no siempre sabemos que hemos de pedir como conviene, pero es entonces cuando el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (En algunos casos, hay quienes han interpretado esto como orar en lenguas, y así lo practican cuando no saben que o como pedir algo).

Sin embargo, Pablo confía mucho en que el que escudriña los corazones, seguramente sabrá cual es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios es como intercede por su pueblo. Es decir que, lo que quiero expresar, es que el Espíritu Santo nos mostrará como orar, si tan sólo nos tomamos el tiempo para preguntárselo. Cuando se trata de oración, el Espíritu Santo es nuestro maestro. En realidad, lo es en todo, pero en la oración el Espíritu le sumará algunos puntos muy específicos. Encuentro que las oraciones más efectivas vienen solamente después de pasar un tiempo considerable buscando al Señor y estudiando Su palabra, preguntándole al Señor Como orar y Por Que orar. Y si no, podemos incluirlo a Él mismo, expresándose con gemidos indecibles, que muy bien podrían ser entendidos como lenguas.

Ya te lo dije antes: la oración siempre comienza en Dios. Somos los que ponemos las vías para que esa locomotora que es Dios, pueda andar. Pero tendrá que ser bajo SUS condiciones, no bajo las nuestras. Vamos a un ejemplo que es un clásico en las congregaciones cristianas. Una mujer casada con un hombre que no es creyente. Atención con esto: si ya era cristiana, ella, cuando decidió casarse con él, lamento decirte que desobedeció directamente la Palabra de Dios expresada al respecto, y necesita por ello pedirle perdón por lo que es pecado. Pablo fue muy claro con los corintios respecto a este asunto. Les dijo que no se unieran en yugo desigual con los incrédulos. Y esto, que mayoritariamente ha sido tomado a nivel de matrimonio, tiene otras facetas que no son menores.

Volviendo al tema de ese matrimonio, el caso es que ahora, más allá de todas las otras implicancias, hay una mujer que es tremendamente infeliz, y hay también una terrible lucha en su hogar porque su esposo guía a sus hijos a todo tipo de cosas que están en contra de la palabra de Dios. Ha orado y orado por la salvación de su esposo porque está cansada de la continua batalla en su hogar. Muy bien: mucho me temo que ese es el motivo incorrecto. Está buscando simplemente su propio placer y comodidad. Pero si le pide al Señor que se mueva en su corazón para que pueda venir a una posición en la que verdaderamente le duela que su esposo se rebele contra Dios y le traiga deshonra a Él, ¡Entonces sus oraciones serán contestadas más rápidamente!

Cuando su corazón quiera nada más que la gloria de Dios, entonces pedirá por la salvación de su esposo para que Dios pueda ser glorificado a través de su conversión. Entonces le dará el control completo a Dios de lo que necesita pasar exactamente en su vida y en la vida de su esposo, para traerlo a Cristo. Y quiero aquí, hablando de este tema que es tan caro y apreciado para todos los creyentes genuinos, hablar de un yugo desigual que no es el matrimonial. Tampoco tiene que ver con las sociedades empresarias con no creyentes o todo eso que sí se ha enseñado y advertido desde casi todos los púlpitos. Quiero referirme a una sociedad en la que el creyente participa casi por decreto, por obligación, y de la cual muy pocos saben cómo protegerse o aislarse sin perder terreno.

Es la sociedad secular, en la que la iglesia vive todos sus días cuando está fuera de los templos. ¿Sociedad? ¿Puedo considerarme socio de un vecino que se emborracha, golpea a su esposa y a sus hijos y corre detrás de cuanta jovencita pasa por sus cercanías? ¡Y ni hablar de los que estafan en sus negocios o desde sitios gubernamentales! ¿De verdad debo considerarme parte de esa sociedad?  Lo siento, no cuenten conmigo. Pueden borrarme de la nómina si quieren. Yo tengo mi propio Rey y a Él me debo. Aquí cumplo con todas mis obligaciones legales, del mismo modo en que Jesús le pagó todos los impuestos correspondientes al César. Pero, tal como Él lo dijo: a ese César lo que le corresponde, pero a Dios lo que es Suyo e innegociable.

Eso, antes que la mentira, la fantasía o, peor, la publicidad religiosa comience a echar raíces en nuestro pueblo. Si no lo crees del todo, mira esto: ¿Cuántas son las iglesias que hoy mismo están orando por un avivamiento, sin otra finalidad que, por esta causa, puedan llegar más personas y, con sus diezmos y ofrendas, mejorar sus finanzas? Las que lo hagan, no esperen recibir respuesta de Dios. Y mucho menos favorable. ¡Dios nunca contesta esos motivos! ¿Cómo? ¿Me está diciendo que Dios no quiere que su iglesia crezca? Sí, pero lo hace mirando los corazones que constituyen la iglesia. Y si en alguno de esos corazones hay motivaciones incorrectas, ya está. Olvídate de una respuesta positiva.

Siéntate, y considera en oración este principio por algún tiempo. Pídele al Espíritu Santo que examine tu corazón y te revele exactamente lo que hay en él. Recuerda bien que son nuestros propios corazones los que, llegado el momento, nos pueden engañar. Ya lo dijo Jeremías hace una pila enorme de años atrás, que el corazón es sumamente engañoso y perverso, que significa torcido, y qué el único capaz de conocerlo, uno por uno, es Dios. El hombre jamás podrá conocer el corazón de otro hombre, salvo que reciba una palabra de dirección de parte del Espíritu Santo con alguna finalidad específica. Si eres sincero al pedirle al Señor que te muestre, Él lo hará.

¿Cuáles son tus verdaderos motivos? ¿Por qué motivo estás pidiendo lo que pides? ¿Quieres salir de alguna situación difícil? Quizás Dios te quiere tener en esa situación, para capacitarte, para caminar victoriosamente en medio de ella para traer gloria a Sí mismo. Entonces, joven mujer u hombre, te pregunto: ¿Estás demandando que Dios te envíe un esposo, o una esposa, o tal vez hijos? ¿Por qué? ¿Alguna vez te detuviste a pensar que quizás Dios pudiera obrar de tal manera en tu vida que le traería más gloria a Él si tú no tuvieras esas cosas? Una vez que nuestros corazones empiezan a centrarse en traer la gloria a Dios, nuestras peticiones de oración cambian, y Dios nos responderá rápidamente.

El segundo punto por el cual nuestras oraciones pueden tener estorbos o silencios como respuesta, es el pecado. El Pecado en Nuestra Vida Bloquea Nuestras Oraciones. Parece ser esta una verdad de Perogrullo, pero puedo asegurarte que a muchos, como se dice en mi país cuando alguien falla en lo obvio, se les ha escapado la tortuga en esto. Isaías nos asegura desde siempre que jamás se ha acortado o disminuido la mano o la decisión de Dios para salvar, así como su oído siempre está presto para oírnos, pero si nuestras iniquidades personales, familiares o nacionales, han producido divisiones entre nosotros mismos, eso ha determinado que el rostro de nuestro Dios se oculte a la hora de escucharnos. Ninguna casa dividida prevalece. La nuestra no es la excepción. Es un principio inmutable.

Si nunca te has permitido tomarte el tiempo suficiente para limpiar completamente tu vida, es mi deber advertirte que necesitas hacerlo. Creo que no encontraría palabras adecuadas para decirte algo que te haga entender lo importante que es. Cantares lo dice casi en prosa cuando expresa que son las zorras pequeñas las que echen a perder las viñas, mientras que el salmista desea y anhela que sean gratos los dichos de su boca, que es como decir que procurará no abrirla a no ser que sea para bendecir. ¿Alguna vez te has detenido a pensar cuantas palabras negativas salen de tu boca a diario? Sea por la causa que sea. Por tus finanzas, por el gobierno, por la política, por lo familiar, por lo deportivo, por lo que sea. Si te examinas cuidadosamente, verás que son más las palabras de maldición que las de bendición las que pronuncias. ¿Y sabes qué? La palabra expresada, ata. Todo lo que digas con tu boca, creyendo, te será hecho. TODO.

Los pecados que más a menudo bloquean nuestra vida de oración son los pecados ocultos y secretos que nosotros mismos justificamos. Son las pequeñas cosas que cuando salen, sentimos” que no le agradan a Dios, pero como no tenemos una escritura firme que diga: No hagas esto, entonces los justificamos. ¿Dice en la Biblia, por ejemplo, que no debemos fumar? No. ¿Y? ¿Eso demuestra que el tabaco es bueno? Si estás luchando para obtener una respuesta a la oración, pídele al Señor que te revele los pecados ocultos de tu vida. Cuando Él traiga algo a tu mente, no saltes a justificarlo, sino que ponte de acuerdo con Dios para resolverlo. Confiésalo como pecado y échalo fuera de tu vida.

Demasiado a menudo decimos: Oh, Señor, si esto está mal a tu vista, renunciaré a ello. A ver, no te hagas el desentendido, tú ya sabes que está mal porque el Señor lo trajo a tu atención. En lugar de lo que dijiste, debes decir: Oh, Señor, por favor, perdóname por este pecado. Estoy de acuerdo contigo que es pecado, y lo pongo fuera de mi vida, por favor, ayúdame a hacer esto. Recuerda que el perdón de Dios, siempre es instantáneo. No debes enviar un documento al cielo y aguardar quince días por la respuesta con la decisión de si se acepta o no, es inmediato. Una vez que confiesas un pecado, este es perdonado y limpiado inmediatamente. El bloqueo a tus oraciones será removido de una sola vez. Pero tú también evitarás ser poco ejecutivo y no te embarcarás en un palabrerío inconsistente. ¿Está mal? Está mal. Punto.

La tercera razón por la cual no tenemos respuesta a nuestras oraciones, es por tener Ídolos en Nuestros Corazones. Allí es donde tú reaccionas y casi me gritas: ¡Es que yo ya no adoro imágenes! ¡Renuncié a eso cuando abandoné el catolicismo romano! Calma. Una estatua de yeso de un supuesto hombre santo, no es el único ídolo. Ezequiel nos recuerda que los ancianos de Israel habían puesto sus ídolos en su corazón, no necesariamente en el altar físico. Tu corazón es el altar principal de tu vida. ¿Qué hay sentado allí, ahora? ¿Está Cristo? ¿De verdad lo está? ¿Estás seguro que no tienes hombre o mujer humanos instalado en ese trono tan singular?

Convengamos: la mayoría de los cristianos de hoy no ponen literalmente ídolos en sus casas y los adoran, tales como estatuas de Buda, santos católicos u otros dioses. Sin embargo, muchos de ellos, -y lo saben-, tienen ídolos en sus corazones. ¿Y que es un ídolo en tu corazón? Es cualquier cosa que deseas o valoras tanto que pecarías por obtenerla. También es algo que significa más para ti que Dios o sus mandamientos. O algo/alguien que con su sola existencia deja a Dios en un segundo plano en tu vida. Algunas personas quieren y ansían tanto amar a alguien y casarse, que salen cada día a buscar con quien. Lo único que logran suele ser caer en pecado sexual una y otra vez. El ídolo que los hace caer en iniquidad, es el deseo de ser amados por otro ser humano. El deseo de atraer atención a cualquier costo.

Algunas personas quieren tanto ser ricos que están dispuestos a mentir, hacer trampas, robar y descuidar el Reino de Dios para serlo. ¿Mientes un poco al declarar para tus impuestos? Entonces tienes un ídolo en tu corazón, el dinero. ¿Te niegas a dar cuando el Señor te dice que des? ¿Mientes o haces trampa en tu trabajo o en tu negocio, para salir adelante? Entonces tienes un ídolo en tu corazón. ¿Deseas tanto complacer a tu cónyuge, que estás dispuesto a descuidar el Reino de Dios y envolverte en varias estructuras supuestamente solidarias, aunque en su intimidad son simples apoyaturas ideológicas o políticas con fines sociales, pero que no le agradan al Señor por su falta de transparencia y sinceridad, sólo por complacerlo o complacerla? Entonces tienes a tu cónyuge como un ídolo en tu corazón.

¿Amas a tus hijos tanto, que estás dispuesto a permitirles hacer y envolverse en cosas que son pecaminosas o que no le agradan al Señor? ¿Estás apoyando financieramente a un hijo adulto que vive en pecado? Entonces ese hijo es un ídolo en tu corazón. ¿Estás sosteniendo económicamente a un hijo ya adulto, sólo por temor a que si sale a trabajar se vea tentado por una vida promiscua, o drogas? Déjame decirte que, con esa actitud, lo que estás elaborando es un ser egocéntrico, dependiente y falto de voluntad para tomar decisiones propias. Y esas personalidades, son víctimas mucho más fáciles para todo eso que temes. Y en lo conceptual, ya lo sabes: tu hijo es tu ídolo. Mucha gente padece estos problemas, y no entiende que su hijo es un ídolo y que, por esa razón padecen innumerables problemas sin que Dios pueda responder a sus oraciones.

¿Qué ídolos hay en tu corazón? Tú no lo sabrás en verdad hasta que le pidas al Señor que te los muestre. Pídelo una y otra vez, con sinceridad total. Si lo haces, Dios te los mostrará. Pero, tienes que estar dispuesto a escuchar, sin importarte que tan doloroso sea. Remover ídolos de nuestros corazones, es terriblemente doloroso. Necesitamos la ayuda de Dios para hacerlo. A menos que remuevas esos ídolos de tu corazón, nunca tendrás una vida de oración efectiva. La cuarta condición inapelable para no recibir respuesta a nuestra oración, es la Falta de Perdón. ¿Qué puedo decirte, respecto al perdón, que no te haya sido enseñado, predicado y exhortado mil veces? El Espíritu te dice simplemente que recuerdes hoy y ahora lo que tantas veces te han enseñado sobre esto.

No creo que exista un solo creyente, por poco informado que se encuentre o por apatía o indiferencia fría, que ignore que, si va a orar, tiene que estar bien con todos aquellos que lo hayan herido o lastimado. Y que sí o sí debe perdonarlos, o al menos tomar una decisión sincera y firme para hacerlo. De ese modo habilitará una enorme ventana para que su oración llegue y sea respondida. De no hacerlo, le pone a Dios mismo una barrera insuperable que le va a impedir bendecirlo en cada ocasión que lo necesite. De hecho, si no perdonas a tu prójimo por enojo, egoísmo o venganza, habilitas a Dios para no perdonarte a ti tampoco de lo mucho que debes en los planos espirituales y terrenales.

Esto, que parece tan sencillo y simple de entender es, a mi juicio, la mayor causa de oraciones no respondidas dentro del pueblo de Dios. Mientras haya, al menos, una persona en tu vida a la que no hayas podido perdonar por completo, todas, entiende bien: todas tus oraciones no tendrán respuesta. Así que, si Dios, hoy, no está contestando tus oraciones, pese a que tienes seguridad de no estar pidiendo nada para ti, sino para Su gloria, deberás de manera urgente examinar tu vida. ¿Tienes amargura o enojo u odio contra alguien? Si fuera así, entonces no has perdonado. No importa si lo dijiste, lo aseguraste, lo declaraste y lo juraste. Tú sabes lo que hay en tu corazón.

La quinta esencia de la no respuesta a la oración, es bastante controvertida por todo lo que se mueve a su alrededor: Ser Tacaños o Avaros al Dar. Han existido, y existen, tantos fraudes y abusos en la iglesia con este asunto, que curiosamente, el punto en sí mismo, ha quedado devaluado. Es igual al rechazo que muchos sienten por Dios, porque han tenido problemas con una iglesia, o, mejor dicho, con parte de sus miembros o líderes. Pregunto: ¿Qué tiene que ver Dios con todo eso? Si lo piensas mejor, vas a darte cuenta que no son ellos, aunque se lo merezcan, es tu actitud para con ellos lo que te frena. ¿Lo entiendes? En el cuarto capítulo de su carta a los Filipenses, Pablo le da una clase práctica a esta gente respecto a este punto que, evidentemente, siempre fue complicado y difícil.

Hay un párrafo en esa escritura que particularmente me agrada y mucho. Les dice que Su Dios les suplirá todo lo que les falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Lo que nadie te explica muy claramente es que, si no es en Cristo Jesús, todo lo demás no te funciona a ti que eres el dador, ni tampoco al receptor. Al leer esto, siempre me auto formulé la misma pregunta: ¿Por qué estaba Pablo tan seguro que Dios supliría de todo lo que los Filipenses necesitaban? Simple: Porque ellos se sacrificaban al dar. Si tú no eres un dador generoso, más allá de todo lo que ya sabemos sobre todo esto, entonces tú no puedes reclamar la promesa de este versículo. Todas las promesas de Dios son condicionales. Y esta no es la excepción, lo lamento.

Hay muchas escrituras para este tema, seguramente las conoces. Será bueno que así sea, porque no pienso recitarte ninguna. De eso ya hemos tenido en abundancia. Lo que nos falta ahora, es darle vida activa a todo lo que sabemos. Esta es un área de tu vida que necesitas examinar y pedirle al Señor que la trate contigo con certeza y fidelidad. ¿Eres tú un dador? ¿Das sólo porque sientes que tienes que hacerlo? ¿Das de mala gana, o sólo cuando te manipulan emocionalmente y te hacen sentir a punto de irte al infierno? ¿Das apenas un mínimo que, calculas, Dios aceptará como bueno? ¿Especulas con lo que das, y si no recibes recompensa inmediata, te arrepientes de haber dado?

¿Te enojas cuando se toma una ofrenda, o simplemente no piensas acerca de las ofrendas de amor para nada? ¿Estás listo para dar en tu vida diaria, cuando te encuentras con alguien en necesidad? ¿Das solamente para recibir algo a cambio? Vete con los de la Teología de la Prosperidad, a ver que queda de tu patrimonio dentro de cinco años. ¿Guardas enojo y falta de perdón con alguien que te pidió prestado y nunca te pagó la deuda? Recuerda esto: Jesús nos dijo que, si prestábamos a alguien, no debíamos esperar que nos paguen. Sé de muchos cristianos que han destruido su vida de oración por este motivo. Alguien tomó prestado de ellos y luego no pudo pagarles el retorno. Se enojaron y decidieron destruir a esa persona. Al hacerlo, bloquearon a Dios para contestarles cualquiera de sus oraciones.

La sexta cuestión que impide que nuestras oraciones sean respondidas, es la que tiene que ver con Dificultades Entre Esposos. En una época como esta, en donde el matrimonio como institución, pasa por una de sus etapas más críticas, entre los cristianos no deja de tener validez a la hora de la oración. Pedro, que era casado, nos dice que debemos vivir con nuestras esposas sabiamente, dándoles honor como a vaso más frágil y coherederas de la gracia, para que nuestras oraciones no tengan estorbo. Esto que escribe Pedro te da la pauta de que las dificultades entre los esposos es uno de los mayores estorbos para que los cristianos no reciban respuesta a sus oraciones. Si la relación entre marido y mujer no es de amor y agradable a Dios, ¡Entonces no esperes que Dios escuche o conteste tus oraciones!

¿Tienes ataques de ira contra tu esposo o esposa? ¿Guardas amargura o enojo para con tu cónyuge, por algo que ella o él te hizo en el pasado? ¿Tienes celos muy fuertes de él o ella? ¿Le has estado mintiendo? ¿Intentas controlar o manipular a tu pareja? ¿Eres sarcástico o sarcástica, crítico o crítica y haces ver mal a tu esposo o esposa, delante de otros o a solas? ¿No valoras tu relación matrimonial sobre todas las demás, excepto la del Señor? ¿Pones a tus hijos o hijas por delante de tu esposo o esposa? ¿Pones tu trabajo por delante de tu matrimonio? La lista sigue y sigue. En cada sitio del planeta y conforme a sus pautas culturales e idiosincrasia de sus habitantes, esa lista presenta variables regionales o locales. Si haces algunas de estas cosas u otras similares, entonces tus oraciones serán estorbadas grandemente.

La séptima estampa que determina un silencio sepulcral por parte de Dios ante tus oraciones, tiene que ver con la Falta de Fervor. Según la Real Academia, el fervor es el celo ardiente hacia las cosas de piedad o religión, así también como el entusiasmo o ardor con que se hace algo. Santiago nos demanda confesarnos nuestras ofensas unos a otros. Dice que sólo de ese modo podemos ser sanados. Muchas de nuestras oraciones no son contestadas simplemente porque no nos interesamos en orarlas. Dios quiere nuestro corazón completo y nuestra atención total cuando oramos. Demasiadas de nuestras oraciones son sin emoción, cortas y descuidadas, como quien recita una letanía sin fuerza y sin vida. Ese no es mi Dios.

Por eso creo que tienen algún resultado positivo ciertas cadenas de oración. Quien la pide, tiene que esforzarse en escribirlas o describirlas, vía teléfono o correo. Tienen que pensar acerca de lo que quiere orar, tiene que ser específico y tiene que tomar el tiempo y el esfuerzo de describirlas. Dios quiere intensidad en nuestras oraciones. Quiere que seamos serios y nos comprometamos a aquello por lo que oramos. Si no nos importa lo suficiente como para ser intensos en nuestra oración, ¿Por qué debería de importarle a Dios contestar? No puedes decirle que sí a alguien que te pide oración, y luego no mover ni un músculo. No puedes ni debes comprometerte a orar por cualquiera que no conoces porque es peligroso, pero si te comprometes, deberás cumplir.

Sé perfectamente que la que te he compartido, es una lista bastante difícil de cumplir, pero te ruego que no te desanimes. Reflexiona ya mismo sobre esto y ponte ya mismo a orar por esta lista. Pídele al Señor que te muestre las cosas que, en tu vida, pueden estar bloqueando la llegada de tu oración al Trono de la Gracia, o la salida de las respuestas. Arrepiéntete de ellas, pide perdón al Señor y ruégale que te limpie, y no vuelvas a cometerlas. Pero hazlo todo sin simulaciones dramáticas o sobreactuadas, recuerda que a Dios jamás vas a engañarlo. Si dices con tu boca que estás arrepentido, pero en tu corazón no hay arrepentimiento, sino rebeldía, Dios lo sabrá y tu condición estará peor que antes de invocarlo.

Quiero que recuerdes puntualmente esto: si hubiera algo en tu vida que está bloqueando a Dios para contestar tus oraciones, ¡Nadie más que tú podrá hacer que Dios las responda! Buscar supuestos ungidos como intermediarios o pedirle oración a un millar de personas, no va a solucionar el tema. No dudo que hay tremendo poder en el pueblo de Dios cuando se une para orar, pero aquí estoy hablando de tus problemas personales y la oración. Si tú no estás obteniendo respuestas, no pienses que alguien más puede presionar a Dios para que te conteste. Es tu responsabilidad global, parcial y particular, además de total. Debes descubrir en oración y por ti mismo, que es lo que está estorbando esa relación personal con Cristo. Esto requiere de tu parte, mucha humildad, tiempo y esfuerzo. ¡Pero puedo decirte que vale totalmente la pena! Quien te diga otra cosa, te está mintiendo. De eso, estoy seguro.

Me conoces lo suficiente como para saber que no me gusta caminar en fantasías, teatralizaciones ni dramatizaciones relacionadas con el evangelio, de esas a las que son tan afectas tantas y tantas congregaciones con gente joven con inocultables deseos de lucirse actoralmente. Sin embargo, en lo que ahora tengo dirección de compartir contigo, vas a encontrarte con algunas partes donde podrá parecerte una novela cristiana. Y quizás tenga algo de eso, pero no puedo ni quiero sacarlo, porque en el marco de todo el contexto, vas a recibir alimento sólido y guía práctica indiscutible. Estoy seguro de eso, el Espíritu Santo jamás hace ni dice nada porque sí.

En el marco del ministerio de Jesús, todos hemos leído que con sus discípulos fue sumamente claro. Trató que ellos supieran cuál era su misión fundamental y, especialmente, como iba a concluir su paso por la tierra. Estoy en certeza que todo lo que Él les dijo a esos muchachos que lo seguían, es más que válido para que lo tomemos como para nosotros, para cada uno de uno de nosotros, donde quiera que vivamos o estemos en este tiempo. Pregunto: ¿Somos o no somos Sus discípulos? Entonces prestemos suma atención. Lo primero que les advirtió, fue que se cuidaran de que nadie los engañara. Esto significa que Jesús sabía ya en ese tiempo que alguien iba a pretender engañarnos. En aquel entonces, u hoy mismo.

Cuando ellos quisieron saber en qué consistiría ese engaño, les respondió que iban a venir muchos argumentando que lo hacían en su nombre, y hasta diciendo en voz alta que ellos eran el Cristo. Por favor, no cometas el mismo error que yo he cometido. Me dije a mi mismo, cuando leí eso, que a mí no me iban a engañar, porque no era tan bruto como para tragarme que cualquiera que dijera soy Cristo en verdad lo fuera. Mi error fue que me basé en la legendaria estampita y no tuve en cuenta que decir Cristo, es decir Ungido. Y es a eso lo que se refiere Mateo. Si a tu iglesia viene alguien que dice que es Cristo y todos piensan en la figura histórica, indudablemente se le van a reír en el santo rostro. Pero si les asegura que es un tremendo ungido de Dios, si no tienen el suficiente discernimiento, muy bien los podría engañar. Ha sucedido. Dos veces fui testigo de algo así. Y desde muy cerca.

Más adelante nos alerta respecto a lo que vemos por la televisión o leemos en las redes. Guerras y rumores de posibilidades de más guerras, en algunos casos, pueden hacernos perder nuestro equilibrio emocional. Aunque luego nos tranquiliza aclarándonos que todavía no hay nada de qué preocuparse. No es ese fin tan estremecedor, onda peli de hecatombes producida por Hollywood, que nos han vendido por años. De todos modos, esto me dice a mí, para que te lo diga a ti, que cuando al mundo comienza a irle horrible, a la iglesia del Señor debería empezar a irle conforme a lo profetizado. Pero el fin no es una hecatombe, sino una conmoción interna, de mentalidades, de reforma y de nuevo nacimiento espiritual.

Eso será un levantarse de nación contra nación. En lo humano, terrenal, político e ideológico. Pero también les añade que sucederá lo mismo reino contra reino. En este tiempo presente, a pesar que existen monarquías muy conocidas, todos sabemos que sólo son figurativas y protocolares, así que eso indudablemente tiene que ver con el ámbito espiritual. Luego les dice que habrá pestes. Ya las hubo y por doquier. La que más trascendió por una cuestión de prensa y alcance global, fue la del COVID19, pero esa no hizo postergar o desaparecer las decenas de otras bacterias que enfermaron y siguen enfermando violentamente a diversas partes del mundo. Y luego concluye con que habrá hambruna. Nosotros, los que vivimos en esta parte latinoamericana del mundo, sabemos perfectamente que es una profecía cumpliéndose cada día. Y creo que otras latitudes también pueden avalarlo. Y eso, dicho desde una tierra en donde lo que sobra, es comida.

En realidad, toda tierra habitable en el planeta dispone justamente lo necesario y suficiente como para que sus habitantes se alimenten y vivan supliendo todas sus necesidades, según la promesa. Mi país, la República Argentina es un fiel ejemplo de eso. Y también de lo que ha bombardeado internamente eso. Argentina tiene, además de un vasto y muy extenso territorio, capacidad y fertilidad en sus tierras como para sembrar lo que sea y cosecharlo al ciento por uno. Eso debería, en primera instancia, posibilitar que cada habitante, a la hora del almuerzo o la cena, disponga de un plato de sustanciosa y abundante comida para él y su familia. Que eso no suceda, no es culpa de Dios ni de la tierra que nos ha regalado. Es responsabilidad, por años, de hombres sin escrúpulos que, por satisfacer sus ambiciones, no han dudado en llevar hasta el hambre a miles de seres. Y mucho resto del mundo, vive lo mismo. O peor.

De aquí en más. Dice que vendrá un principio de dolores. Y si dice principio, aquí debemos leerlo como inicio, no como patrón. O sea que no será todo lo que acabamos de mencionar, sino que sólo será un principio de algo que, hay que entender, irá en aumento. Perdón; ¿Está yendo HOY en aumento, o no? Seremos entregados a tribulación. ¿Más? Tribulación es sinónimo de crisis, dramas, emergencias. Y nos advierte que nos matarán. Podría ser en algún lugar muy especial del planeta que esto tenga que ver con muerte física, pero sospecho que la muerte que ciento por ciento se profetiza aquí, será espiritual. Hay mucha gente cristiana que en este momento y en lo espiritual, está agonizando. ¿Los has visto? ¿Verdad? No sé por qué, en este momento al escribir esto, recuerdo aquello de El amor de muchos se enfriará…

Ser aborrecidos por causa de Su nombre ya no es ninguna novedad ni sentencia profética a futuro. Prueba hablar de Jesucristo en ambientes pagados de sí mismos por causa de su formación intelectual o su abolengo de apellido ilustre. Te recuerdo que aborrecer es tener o sentir aversión u odio hacia algo o alguien. Si crees que estás al margen, te pregunto: ¿Nadie te hace bromas fuertes con respecto a tu fe? ¿Te dicen luego, cuando ven que eso te afecta, que son solamente bromas y que todo está bien? Olvídalo. Deberás perdonarlos porque no saben lo que hacen, pero no son ningunas bromas. Todo lo que te dicen surge de sus sentimientos ocultos que originan que demonios de odio puedan utilizar a esas personas. En suma: el nombre de Cristo es el detonante para ese aborrecimiento. Ya lo somos. Es como si el mundo percibiera que eres cristiano. Te agreden, te injurian, te humillan y se burlan, si se los permites.

Y allí viene la hecatombe, porque nos dice que muchos habremos de tropezar, que es como decirnos que vamos a cometer errores y pecados por igual, y que nos entregaremos unos a otros. Si me disculpas, debo decirte que hace unos cuantos años, yo tuve ocasiones de ver y vivir algo así. Los ataques, las injurias y los casi insultos, no provenían de incrédulos impíos paganos endemoniados. ¡Venían de “hermanos en la fe” que compartían un mismo lugar un día a la semana! Te pregunto: ¿No sigue ocurriendo esto, en muchas congregaciones, por causa de pelearse ferozmente por cargos o posiciones rentadas, o sencillamente por el favoritismo del pastor? Conozco lugares en donde una mitad está enemistada con la otra mitad. Pero suponen y hasta declaman y predican estar en un mismo sentir…

De hecho, cuando dice que van a levantarse grandes cantidades de falsos profetas que engañarán a muchos, una gran proporción de cristianos están convencidos que con ellos no podrán, porque simplemente desconfían de todo ministerio que vaya más allá del pastor, el evangelista y el maestro. Grave error. La palabra profeta significa vocero. Y un vocero es una persona con capacidad innata de escuchar a alguien que está por sobre él en jerarquía, y luego comunicarle al resto de las personas lo que esa jerarquía dice. Es decir que un vocero es alguien que dice lo que su superior le ordena que diga, no lo que mejor le parece. Esto último sería la característica de un falso vocero, uno que dice que habla de parte de Dios y en realidad lo está haciendo de parte de su denominación o de su deseo personal.

Concluye consignando que va a multiplicarse la maldad. Yo aprendí en mi época de colegio, que toda multiplicación se puede hacer cuando existe un número previo. Nadie puede multiplicar comenzando desde cero. Por lo tanto, la maldad ya estaba en la época de Jesús, y él no solo lo sabía, sino que además la sufría. Pero les advierte que eso que están viendo que le hacen a él, va a multiplicarse cuando llegue contra ellos. Y así fue. Y así podría ser contra nosotros si no estamos preparados. A eso me refiero cuando digo que no estamos en tiempos de fiesta como iglesia, sino en tiempos de guerra. Las armas ya las tenemos y son las mejores. Sólo nos falta saber utilizarlas, y esa es una asignatura pendiente en todo el marco de lo que llamamos iglesia. Babilonia es incapaz de combatir contra sus propios mentores.

Te repito lo que recibí hace un momento: esta es la verdad más contundente que Jesús profetizó desde su tiempo para hoy. El amor de muchos se enfriará. No puedo saber con certeza, más allá de los horizontes de mi país, como ha sido el amor de los creyentes para con sus hermanos o incluso para con el prójimo sin distinciones. Al menos donde a mí me tocó formarme, no fue precisamente un dechado de pétalos de rosa. Conocí a mucha gente muy buena con la que construí cierta amistad, con otras personas pude trabajar en equipo respetando y siendo respetado, y con otras más, mantuve una relación de intercambio de oración y ayuda en lo que se necesitara. Pero si tengo que ser honesto y transparente, tengo que decir que, por una enorme mayoría, nunca me sentí amado. Y si el amor en esa época ya era frío, puedes imaginarte hasta donde ha descendido todo eso, hoy.

En principio, bastaría tomar cualquier periódico, canal de televisión de noticias o sencillamente el devenir de las redes de cualquier punto del planeta, para entender rápidamente que esta profecía dada por Jesús, se está cumpliendo lenta, progresiva pero inexorablemente. Minuto a minuto. Del estómago de Satanás, está saliendo una nube oscura que brota de su boca. Esa nube arroja una sombra sobre la tierra entera y la oscurece, partiendo de la propia oscuridad de la mente de los que cubre. Desde lejos parecen insectos, pero en realidad son demonios que tienen que ver con los deseos de la carne. Y resulta impresionante ver como atraviesan continentes, iglesias y hogares cristianos. Y no estoy jugando al rol de anciano escandalizado con las prácticas de los jóvenes. Ni lo sueñes. Yo ya fui joven. Es un círculo que matemáticamente se repite. Insectos. O gente influenciada.

No agreden a ningún no creyente, porque no les interesa. Ellos ya están cautivos. Eso, creo que de alguna manera explica esa duda tan vigente en cuanto a la falta de problemas por parte de gente incrédula, en contrapartida con la multitud de crisis que viven los creyentes. Ellos, sistemáticamente atacan a los que dicen ser hijos de Dios, pero todavía andan en su carne, y sujetos a las pasiones que ella les infiltra. Esos diminutos insectos, se introducen en las personas por sus oídos. Así operan los demonios de los deseos de la carne. Cuando oyes lo que no te es conveniente oír, cuando miras lo que sabes te causa perjuicio mirar. Esto, obviamente que no habilita prohibiciones infantiles, pero sí sustenta precauciones y cuidado a la hora de decidir. En ellos están encerrados todos los pecados que Pablo describe tan precisamente en su carta a los Gálatas.

Él les recuerda que el deseo de la carne siempre va contra el Espíritu y el del Espíritu va contra la carne. Son opuestos y logran que a veces no podamos hacer lo que querríamos. Entiende: estamos hablando de los deseos del alma y el cuerpo, en conjunto, en contra de lo que sugiere el Espíritu Santo, ya que de Él es de quien se habla. Y les añade algo que debe haber asombrado mucho a los antiguos, pero que hoy casi es una verdad establecida: que, si somos guiados por el Espíritu Santo, no estamos sujetos a ninguna ley terrenal o religiosa. ¡Escuchen bien, legalistas del planeta religioso! Si somos guiados por el Espíritu Santo, no necesitamos leyes, estatutos, ordenanzas o preceptos. La pregunta obvia, entonces, es: ¿Somos guiados por el Espíritu Santo? En la respuesta genuina que tengas, está nada menos que cimentada tu vida.

Y allí les empieza a describir una por una las obras de la carne. Y comienza por la que más ruido ha hecho, hace y seguramente seguirá haciendo dentro de la iglesia: el adulterio. ¿Estar casado o casada y tener una aventura, quizás con una mujer o un hombre también casado o casada? Sí, pero ese es solamente el adulterio humano, físico, sexual, terrenal. Hay también un adulterio espiritual, que es cuando la esposa del Cordero tiene un amante. ¿Nombre? Muchos, cito algunos: Ciencia, Humanismo, Esoterismo, Ritualismo, etc. Por mucho menos que esto, Dios repudió, (Que significa Divorció) a Israel. Lo mismo tiene que ver con el otro pecado tan mencionado: fornicación. En este caso, también es desde lo físico y desde lo espiritual. La validez para Dios es la misma, aunque para nosotros, muy carnales todavía, parezca tener más peso el primero.

Después menciona a dos pecados que lamentablemente, como iglesia no nos son indiferentes para nada: inmundicia y lascivia. Normalmente se vincula esto con la sexualidad, y está bien porque la tiene, pero no termina allí. Inmundicia es todo lo que no es sano y lascivia existe esencialmente en altos niveles en lo relacionado con el dinero, el poder, los negocios, etc. La Idolatría es el más afín a nuestra fe. Es mucho lo que hemos hablado de este pecado, así que es poco lo que podemos añadir sin repetir palabras y sentencias. Sólo recordar que, si colocas a cualquier persona, (Incluye cónyuge, hijos, padres, etc,) objeto, o similares, (Hasta el trabajo, una empresa o un mismísimo ministerio) por delante de Dios en tu vida, te agrade o no, lo entiendas o no, eres idólatra.

Pablo prosigue con hechicerías. Y es notable, pero cuando mencionamos esta palabra, a una gran mayoría de cristianos se les dibuja una sonrisa, porque lo relacionan con esos cuentos infantiles que de niños les hacían pensar en brujitas con sombrero negro puntiagudo, nariz ganchuda con un grano y faldas negras y largas, y piernas huesudas y flacas. Ese es el departamento de marketing del infierno trabajando a full en desviación de verdades y trocándolas por historietas no creíbles. Hechicería es toda forma posible para lograr imponer una voluntad humana por sobre otra. Es factible que se lo haga desde el ocultismo, es cierto, pero también mediante manipulación emocional. Y es de esto último que hemos visto en mayor cantidad en nuestros ambientes. Para poder dominar, por la sujeción e, ¡Infaltable! para obtener grandes diezmos y ofrendas. Nada que no sepas, aunque decidas ignorarlo o minimizarlo.

Y a las seis siguientes te las puedo aunar: enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas y disensiones. En el caso de las primeras cinco, todos las hemos visto en cualquier congregación donde hayamos militado. No quiero sobre enfatizarlo para no ser crítico, ya que la crítica jamás construye nada y si destruye lo poco bueno que haya, pero a todo eso lo hemos visto, vivido y hasta padecido. La que sí ha llamado poderosamente mi atención es la última: disensiones. Pregunto: ¿Cómo es este asunto? ¿No era que el disenso es el baluarte de la democracia? ¿No era que algunas denominaciones hacen énfasis en su funcionamiento democrático, y por consecuencia, incentivan al disenso? Ah, no sé; pregúntale a Pablo. Él escribió esto. ¿Será que Pablo es antidemocrático y está en oposición a tu denominación? La gran disyuntiva, es: ¿Democracia griega? ¿Teocracia religiosa? ¿O simplemente monarquía espiritual?   

Herejías. Pecado grave si tiene que ver con el evangelio genuino, el del Reino de los Cielos y en el sustento de la doctrina de los apóstoles. Cualquier otra cosa, será repetir lo que el diccionario de la Real Academia explicita y que tiene que ver indudablemente con la interpretación de esta palabra por parte de los eruditos del catolicismo romano. El diccionario dice que herejía es la creencia o doctrina contraria a los dogmas de fe establecidos por una religión. Esta interpretación posibilitó, nada menos, que en su tiempo y por no enseñar las mismas cosas que estaban en esos dogmas, Jesús fuera considerado como hereje por el Sanedrín. Me pregunto si cualquiera de nosotros, que pretenda e insista en caminar por la Palabra genuina y no por los dogmas denominacionales conocidos, no correrá hoy el mismo riesgo. Me lo han insinuado. ¡Gloria a Dios por ello!

Envidias. ¡Oh! ¿Por qué el pastor siempre invita a orar a la hermana Fulanita y a mí nunca? Cuidado, Fulanita, si te duelen los huesos de un modo terrible y sin razones clínicas aparentes, alguien te puede estar envidiando de modo cruel. Carcoma a los huesos, ¿Recuerdas? Homicidios. Estamos hablando de los espirituales, obviamente. De los físicos ni hablemos, si somos lo que decimos ser, eso es imposible. Aunque alguna vez me han relatado algunas cosas, que…en fin. La religión organizada tiene métodos muy finos y sutiles para asesinar espiritualmente a alguien si ese alguien estorba sus fines. Y finaliza la descripción con dos pecados que cuesta un poco digerir como posibles dentro de la iglesia: borracheras y orgías. ¿Qué? ¿De verdad puede existir eso dentro de la iglesia? ¡Ah, no lo sé! Pablo lo dijo y yo lo repito, nada más…

Y Pablo la remata diciéndoles que, por cosas semejantes a esas, (¡Un adelantado Pablo! ¿No crees? ¿Cuántas cosas semejantes a esas habrá?) los va a amonestar. Te recuerdo que amonestar no es sentenciar, es advertir. En fútbol, por ejemplo, es recibir una tarjeta amarilla. La de color rojo, es la siguiente y determina expulsión. Y por si fuera necesario, vuelve a recordarles que los que hagan toda esa clase de cosas, no van a heredar el Reino de Dios. ¿Eso significaría que no van a ser salvos? No. Lo que Pablo les dice es que comportándose así no heredarán el Reino. Entonces tú te rascas la nuca y preguntas: ¿Pero no es lo mismo? Respuesta: No. No es lo mismo. Pero esa es otra historia que en algún momento trataremos con mayor profundidad. Hoy y ahora el Espíritu Santo no me autoriza a hacerlo.

Mira; ha quedado dicho, entonces, que de la boca de Satanás salen los demonios que luego entran en los cristianos. La pregunta, es: ¿Cómo pueden entrar? La respuesta es una: por causa de sus deseos. Porque todo haría presuponer que, si son lo que dicen ser, sus deseos estarían apuntados a Dios o a las enseñanzas de Jesús. Pero esto es muy relativo. Estamos viviendo en la última hora. El reloj divino está marcando la medianoche. La condición de la Iglesia de Dios es débil, todos lo sabemos. Y lo peor del caso es que, aun sabiendo esto, hacemos muy poco para fortificarla. Preferimos trabajar para los prestigios o beneficios personales. Aunque alaben todo el culto, levanten sus manos hasta el techo, diezmen puntualmente y traten de vivir una vida santa, la iglesia se sigue debilitando. Y no pueden argumentar ignorancia; la Biblia lo dice claramente.

Juan, cuando recibe ese “video” tremendo en Patmos, llega a decir que pronuncia ayes por los moradores de la tierra y del mar, porque el diablo, que es un espíritu influido por el infierno, ha descendido a golpear duro porque sabe que tiene poco tiempo. Ya sé que conoces ese pasaje. Y sé también que te enseñaron que eso habla acerca de un tiempo después del arrebatamiento de la iglesia. Pero déjame decirte que después del arrebatamiento, no vas a necesitar leer esto, así que elimina de tu mente esa enseñanza falsa. Eso, mi querido amigo, (Nunca uso ligeramente el término hermano hasta no tener certeza de que seamos hijos del mismo Padre), está sucediendo ahora mismo, hoy en la tierra. Puedes aceptarlo o no. Puedes creerlo o no. No le hace, ES.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

abril 5, 2024 Néstor Martínez