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Egipto

Egipto tiene dos dimensiones de operación que es muy importante entenderlas. Por un largo tiempo Egipto, para el pueblo de Dios, fue un Edén, una bendición. Recuerden que es Dios quien nos envía a Egipto, en Génesis. Y es en Egipto donde nos alimenta y produce la tierra de Gozén, que fue para el pueblo de Dios un Edén; le dieron la mejor parte de la tierra. Hay un tiempo en que Dios nos envía a Egipto al igual que a Cristo lo enviaron a Egipto. Lo que te estoy queriendo decir es que Egipto tuvo su parte en el plan de Dios. Egipto es la previa posición espiritual que traíamos, o la previa infraestructura eclesiástica que conocíamos. Egipto es el pasado. Egipto tuvo un tiempo en que nos dio lo que necesitábamos, pero luego llega el momento en que Dios llama a sus hijos de Egipto y les pide que salgan de esa tierra. Egipto también es, esencialmente, una condición mental. Egipto es el mundo dentro del pueblo, de la iglesia. Egipto es la mentalidad previa del creyente.

Yo estoy usando a Egipto, aquí, en este lado del planeta. Si voy a Egipto, no usaría a Egipto. Entonces se entiende, creo, que cuando hablamos de Egipto no hablamos de la nación sino de lo que se interpreta por Egipto. La gran pregunta que muchos creyentes fieles se hacen hoy día, es: ¿Cuál es mi ministerio? Lo que equivale a decir: ¿Qué tengo que hacer para cooperar con lo que Dios está haciendo? Punto primero: ¿Cuántos saben que Dios va a dar retribución justa a sus enemigos? ¿Cuántos saben que los enemigos de Dios, mayoritariamente, están dentro de la iglesia? ¿Cuántos se dan cuenta, entonces, que cooperar con Dios sería, en algunos casos, enfrentarse con falsos hermanos? Cuidado: eso no significa perder la base del amor. Ese enfrentamiento sólo tiene lugar en un tópico específico: la palabra revelada. La piedra angular. Hay gente que jura estar en el propósito de Dios pero que no se atreve a tocar el aspecto que yo acabo de mencionar.

Y en un tiempo de retribución y separación es imposible estar fluyendo con Dios si tu mentalidad no tiene una estructura que sirva de piedra de tropiezo para todo lo que no es de Dios. Si tu mentalidad es tan amplia que permite que todo se manifieste y nada te contrista, entonces hay algo errado que no estamos haciendo. Si algo está mal y a Dios lo contrista y tú estás caminando con Dios, a ti te tiene que contristar también.  Recuerda, muy especialmente, que los que eran remanente en el previo mensaje primario, eran aquellos a los que la opresión del pueblo se convirtió en su carga. O sea: vivieron una vida angustiada por la condición del pueblo. Quiero que este mensaje que de ninguna manera pudo haber sido armado en base a mi propia sabiduría teológica, quede bien claro en tu entendimiento, porque estoy usando muchas palabras para que tú descubras qué está haciendo Dios en el día de la justa retribución.

Ahora: ¿El día de la justa retribución es el día del jubileo? ¿Es el día de la gran siega quizás? ¿Es el día del tabernáculo tal vez? Ojo: el día, ahí, no es cronológico; es un tiempo en Dios. Es una estación, un Kairos de Dios. Y retribución, significa simplemente, que él viene a nivelar sus cuentas. Como corresponde. Es lo mismo que cuando vino y aquel siervo inútil tenía los talentos en el pañuelito, los había enterrado. Retribución. El día que fue de beneficio para algunos, fue de retribución para otros. El día que hubo gritos, lágrimas, llanto y gran crujir de dientes en Egipto, fue el nacimiento de un nuevo día para Israel. El mismo lugar, la misma hora. Dice que habrá tinieblas que cubran la tierra, pero sobre de ti, al mismo tiempo, amanecerá una luz. O sea: las tinieblas, por la justa retribución, es lo que produce el jubileo. No son dos días diferentes; el día del juicio del Señor y el día de la gran siega de la iglesia, son el mismo día.

Yo sé que a la mayoría de ustedes les enseñaron que son tiempos separados, pero no lo son. Por eso es que se nos hace tan difícil entender. Pero entendiendo cómo el chacarero (El campesino) levantaba la cosecha, (Que para levantarla, tenía primero que eliminar la cizaña). Cuando entendemos eso, pasamos a ver como entendemos que el Reino de Dios es como es el sembrador. Entonces, el mismo principio que se aplica en la siembra, se aplica en la siega del ministerio de Dios: primero se siega la cizaña, pero no va para ninguna parte: se quema. Claro; en lo natural se quema; en el espíritu yo no sé lo que significa quemarse, sólo sé que no permanece. No pretendamos saberlo todo. Entendemos, sí, que hay una separación y queremos entender cómo, cuándo y, además, tener bien claro que el cuchillo, la tijera, la guadaña, la tiene Dios, no el hombre. Dios produce la separación y lo hace a través de su palabra, no de nuestra actitud, o comentarios. La palabra sola es la que va cortando. Sólo hay que entregarla en su pureza y ella se encarga de cortar. Cuando uno la cubre mucho, entonces ella pierde filo. Entonces, queremos presentar la palabra tal como el libro la da. A Tener Muy en Mente: SÓLO PUEDE RE-UNIRSE LO SEPARADO

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marzo 29, 2024 Néstor Martínez