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Confusiones

Debemos estudiar lo literal para comprender lo espiritual. El error mayoritariamente cometido es hacer tanto hincapié en lo literal que, de última, escudriñar la Palabra, para mucha gente, jamás ha pasado de ser un estudio sistemático, histórico, social y geopolítico de los relatos bíblicos. Un ejemplo: Jerusalén y Babilonia. Dos ciudades que funcionaban con características similares, pero con motivaciones diametralmente opuestas. En lo espiritual, el equivalente es el mismo. Babilonia haciendo aquello que se parece a la verdad, pero no lo es. Jerusalén siendo la verdad que tiene que emerger y que está en todas partes, igual a Babilonia.  Muy difícil de definir si no se tiene discernimiento. Porque Babilonia se parece a la verdad, pero no lo es. Fíjate que cuando Nimrod accede a un reino, constituye algo bien novedoso: es la primera vez que la autoridad humana es ejercida por los hombres. Hasta ahí, nadie, nunca, había sido gobernado por otro.

 Sin embargo, el relato de Génesis da cuenta que Nimrod tiene un reino. Y ese reino significa que, por primera vez, que el hombre es gobernado por hombres fuera de la autoridad de Dios. Hay todo un símbolo trascendental en esto, porque manifiesta al auténtico deseo de Dios, pero de acuerdo con un paralelo humano. Dios quería gobierno, pero comenzó con el gobierno del hombre. Asimismo, vemos paralelos en la tierra de lo que Dios quiere; que se parece al gobierno divino, (Gente sometida unos a otros), pero que no lo es; es un sometimiento no divino. Y valdrá la pena recordar que todo sometimiento no divino, termina siendo esclavitud. No fuimos llamados a eso. Por ejemplo: cuando una persona tiene miedo de tomar una decisión porque creen que esa decisión los puede hacer quedar como traidores delante de otros, esa persona, aunque no lo crea o no lo sepa, está siendo controlada, o sencillamente manipulada.

 Si tú estás allí, ahora, sentado en esa silla y viendo al Dios real, en esta Palabra; si tienes la convicción de lo que la Palabra te está diciendo, es Dios que te está tocando. Eso, inexorablemente te lleva al borde de una decisión que, sabes, tienes que tomar. Si no te atreves a tomarla porque de hacerlo sientes que estás traicionando a alguien, tú estás controlado. Crees ser dueño de tus actos, pero en realidad, estás sometido a influencia de terceros. Hay que romper ese hechizo. Si tú sabes que tienes que tomar una decisión para encarar la verdad, pero no te atreves porque eso haría pensar a cierta gente de que los estás traicionando, esa cierta gente te tiene controlado. Porque de momento en que yo sé hacer el bien y no lo hago, eso, para mí es pecado. O peor que pecado: prevaricación. Y si no me atrevo a hacer el bien porque creo estar traicionando a otros, entonces esos otros, no quieren el bien para mí. Es un paralelo de lo que Dios quiere.

A través de toda la historia Jerusalén tiene el paralelo de Babilonia.  Por ejemplo: hoy está la filosofía de la globalización. Y todas las empresas se están poniendo en regla. Pero están unidas por la ambición del hombre. Mucha iglesia anda en unidad por las mismas motivaciones. Si estamos reunidos alrededor de un centro abstracto, no definible y teórico llamado Cristo, aunque suena muy bonito y religioso, no funciona. Funciona igual que los miembros de la iglesia de Corinto, que unos eran de Pablo, otros eran de Apolos, otros eran de Cristo. (Génesis 11:1-9) = Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego.

Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, (subraya esto) y el asfalto en lugar de mezcla. y dijeron: vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Y dijo Jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de
su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel,
(Stop aquí. Babel significa mixtura, confusión.

Nota que fue construida en la llanura del Sinar y con ladrillos.)

La palabra Babel pone en evidencia, por su significado, (mixtura, confusión), lo que la raíz del hebreo estaría demostrando: que Dios responde a su construcción con confusión. En realidad, lo que ocurre, es que Dios responde a su construcción confundiendo, porque su mentalidad de construcción ya estaba confundida. Eso es lo que significa Babel. O sea: a ver si somos claros: Babel no es confusión porque Dios trajo confusión, sino que Dios tuvo que confundir lo que estaban haciendo, porque ellos estaban construyendo sobre una base de confusión. Estaban haciendo una ciudad, -según ellos-, para Dios, pero totalmente confundidos ya. Estaban unidos en confusión. Estaban unidos en error. De allí que la palabra UNIDAD solamente es válida cuando se refiere a la unidad del Espíritu, porque el Espíritu coordina todo. Cuando es humana, puede ser unidad para confusión o para error. A Dios no le quedó otro camino que detener esa confusión. ¿Cómo lo hizo? Con más confusión. Gran lío gran. Babel enfatiza más el hecho en que ellos estaban edificando en error, que el que Dios haya confundido. De Esto Rescatamos Que…DIVISIÓN PRODUCE CONFUSIÓN

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marzo 22, 2024 Néstor Martínez