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Estrategia

Estamos entrando en una nueva época, en el tramo final. Un día le dijeron a Jesús: «Herodes te mandó a buscar«. Y Jesús dijo: «Díganle a esa zorra que sano hoy y mañana, que echo fuera demonios hoy y mañana y que hago curaciones hoy y mañana. Y, al tercer día, termino mi obra». Esto es profético. La iglesia ha caminado por espacio de dos mil años con las señales, los prodigios, los milagros y liberaciones de demonios. Durante dos milenios la iglesia se ha movido bajo estas señales, prodigios y milagros. Pero en este tercer milenio, que es el tercer día, dice el Señor: yo voy a terminar mi obra. Estamos entrando al tiempo de la conclusión de los propósitos de Dios. Hoy, en América Latina, las empresas transnacionales, el sector privado de cada nación, producen cerca del ochenta por ciento de la riqueza de la nación. Quiero que veas esto: hay un tercer poder que se está levantando y que a nadie ya le resulta desconocido, y es el poder económico.

A ellos, nadie los elige mediante el voto, pero de alguna manera ejercen un poder que pone en duda el sentido real de las grandes o pequeñas democracias. Ciertos políticos de ideologías muy discutibles pero que no eran tontos, dijeron que ellos se conformaban con el poder económico de una nación y que les regalaban a quienes lo quisieran, las facultades de redactar las leyes. Y hoy las cámaras legislativas, son verdaderos timbres de goma facilitadores de estos grandes capitales. Redes. Estamos abandonando el concepto de nación-estado para volvernos, en este tercer milenio, al concepto de naciones-redes. ¿Cómo es posible que el mundo ve con mayor claridad el valor de las redes y la iglesia todavía no puede retener ese concepto? Si no nos manejamos bajo un concepto de unidad verdadero, sin formalismos ni hipocresías, no vamos a poder mantener los frutos y veremos un éxodo de gente hacia iglesias que sí lo posean.

El individualismo autoritario del liderazgo clásico con su mensaje autocrático terminó cuando las emisoras de radio, los canales de televisión y redes sociales cristianas empezaron a ampliarle la palabra al pueblo. Hoy, sin embargo, todavía quedan liderazgos que prohíben a sus liderados escuchar otra palabra que no sea sus palabras. Me pregunto: ¿Cuándo piensan entrenarlos para el discernimiento y la sabiduría? Dios no hizo robots, hizo hombres. Pero hay líderes que parecen estar más cómodos con robots que no piensan, que no oran y que no leen la Biblia. Eso no es bíblico, eso es carnal. Y, lo que no es del Espíritu, es del diablo.  Aunque se vea como religión.  Nosotros pretendemos arreglarlo todo con unción. Elías convocó a todo Israel en el monte Carmelo, hizo caer fuego del cielo, pero no tuvo la estrategia para organizar a siete mil hombres en su nación. Tú necesitas, para hacer un trabajo que afecte a tu nación, no sólo la unción de Dios sino, también, la estrategia de Dios.

 Otra mega tendencia que podemos ver, es un cambio de una economía basada en la exportación, a una economía dirigida al cliente, al individuo. O sea: todos los ojos de las empresas están puestos en ti.  Y otra más, es pasar de ser controlados por el gobierno, a ser controlados por los grandes mercados. Hay un cambio de un mundo rural a un mundo urbano. El noventa por ciento de la población del mundo, en este tercer milenio, va a vivir en las grandes ciudades. La mayoría de ellos, en Asia. Si tú quieres ser un hombre efectivo en la obra de Dios tendrás que saber cómo tomar ciudades para Dios. Este es el mundo al cual nosotros seremos empujados en el tercer milenio. En los Estados Unidos, hoy, millones de americanos trabajan desde su casa. Computadoras. Para el 2025, dicen los entendidos, será el ochenta por ciento el que lo haga. ¿Cómo vamos a ganar a esa gente? Aquello anticuado de: «Estamos de campaña, traiga un amigo inconverso», no va más.

Le estoy hablando a gente que para el nuevo milenio quiere estar en la cresta de la ola, no quejándose y lamentándose.  Lo pasado ya pasó. Agua pasada no mueve el molino. El mundo de la música, de la moda, ya se está preparando para la generación de jóvenes del 2025; la iglesia está llegando, siempre, cuando el incendio ya se apagó. Si no aprendemos a desculturizar el Reino, si no aprendemos a sacarlo de esa cultura evangélica que se murió hace cincuenta años, nos vamos a ir de esta vida sin ser un factor de cambio para un mundo decadente. Me estoy acordando del cuento de aquel loco que se creía muerto. Estaba totalmente convencido que estaba muerto. Iba al psiquiatra y le decía: estoy muerto, soy un cadáver. No había forma de convencerlo de que estaba vivo. Un día, al psiquiatra se le ocurrió una idea. Si le pinchaba un dedo y le salía sangre, lo iba a convencer de que no estaba muerto, porque los muertos no sangran. 

Cuando llegó este loco, el psiquiatra le dijo: «Te hago una pregunta: ¿Los muertos, sangran?» Y él dijo: No, los muertos no sangran.  – A ver, préstame tu dedo. – Le pinchó el dedo y vio como salía la sangre, y horrorizado exclamó el loco: ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Entonces los muertos sí sangran!  Ah, sí; cuesta cambiar. Por eso, si Dios va a usar un hombre, va a tener que atravesar las barreras de su cultura, de sus costumbres, de su formato mental de pensamientos. Va a tener que dar á luz una nueva mente, una nueva visión, una nueva estrategia, porque Dios nos va a entregar al mundo en nuestras manos, pero no para que se lo arruinemos, sino para que manifestemos su presencia en él.  Dios ha prometido un nuevo nivel de unción para este tiempo. Es la unción que va a caer sobre la generación de relevo. Cuando Pedro le dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, Jesús le dijo: Pedro, Satanás te ha pedido para zarandearte como trigo, pero yo he rogado para que tu fe no falte. Hoy, tú eres un Pedro más.

Para Tenerlo muy en Cuenta: ES EL REINO EL QUE HEREDA NACIONES

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marzo 15, 2024 Néstor Martínez