Estudios » Crecimiento

No Cualquiera es Rey

Todos los días me pregunto si no será posible que, de una vez por todas, como pueblo de Dios en la tierra, nos permitamos aceptar nuestra sobrenaturalidad y empezar a movernos en ese nivel y dimensión espiritual. Estoy hablando de salir del programa habitual de tres cultos por día, a tal hora y a tal hora, cinco en los fines de semana y un orden horario estricto para cada uno de ellos, y que a eso lo llamemos encuentro profético. ¿No será factible preparar un ámbito espiritual de tal modo que Dios pueda moverse libremente dentro de él y empezar a hacer cosas que nunca hizo y mostrarles a los hombres cosas que nunca vieron?

¿Cómo puedo entender que, si creemos en un Dios sobrenatural y también en la existencia de personas que han hecho cosas extraordinarias, nosotros nos conformemos con algo rutinario y que no se escape de ninguna manera de lo previsible y natural? Vivimos en un espacio terrenal tan notorio, que no nos permitimos darle a Dios ni un mínimo espacio para que un día nos sorprenda. Y no estoy hablando de sanidad, liberación u otra clase de milagros, cosas que no deberían sorprendernos si es que creemos que somos seres espirituales. Me estoy refiriendo a la libertad para que Dios nos revele cosas que aun están escondidas por falta de fe nuestra.

Quiero que entiendas bien donde voy. La palabra Discípulo, en el original, es la palabra matetes, que en su traducción más simple significa Aprendiz. El concepto de un Discípulo, entonces, es que él debe hacer todo lo que su maestro hace. Es la razón por la cual Pedro quiso caminar sobre las aguas, porque su maestro caminó sobre las aguas. La idea es que el aprendiz, siga a su maestro en todo. Jesús vivió tres años y medio con sus discípulos, y ellos hicieron todo. Lo que el discipulado provoca en nosotros, básicamente son tres cosas. N.º 1, Experiencia. Lo que hemos visto, les contamos. N.º 2, Conocimiento. Yo sé en quien he creído. N.º3, Carácter.

Estas tres cosas hacen de una persona un discípulo. Ahora bien: no es demasiado complicado armar talleres de crecimiento en cuanto al conocimiento y al carácter. H ay medios y formas para hacerlo y bien hecho. Pero ¿Cómo se supone que podríamos capacitar a alguien en experiencia? 1 Juan dice que lo que ellos vieron y palparon, eso les contaron. Los primeros maestros de ninguna manera intentaron hacer teología, ellos simplemente contaron lo que oyeron, vieron y vivieron. Y no les preocupó que no les creyeran o que no les entendieran. Pablo te habla de algunas cosas que tú no llegas a agarrarlas ni para el campeonato del mundo y lo hace como si fuera absolutamente algo normal.

Un discípulo, entonces, es alguien que tiene experiencia, conocimiento y carácter. Si tengo una maravillosa experiencia con Dios, pero no tengo carácter, voy a terminar metido en cualquier batifondo o atolladero. Si tengo conocimiento, pero no tengo experiencia, soy un teórico. Si soy, lo contrario, soy un empírico. Ese no es el balance que Dios quiere para mi. Él quiere que yo tenga experiencia, conocimiento y carácter. Lo cierto es que Dios quiere que aprendamos de muchas maneras. Por ejemplo, en este momento, tu espíritu está aprendiendo. Porque hay cosas que salen del Espíritu de Dios y pasan por nuestra mente, pero hay otras ocasiones donde lo que sale del cielo va directo de Espíritu a espíritu.

Fíjate que cuando una persona nos quiere hacer daño, nos dice algo bien fuerte. Quizás no llegue a tocarnos, pero nos golpe feo y nos duele. Los salmos dicen “me han echado iniquidad encima”. La iniquidad viene por las palabras, también. De todos modos, nuestro ser aprende de muchas maneras. Nuestra alma, que es donde está nuestro intelecto, aprende a través del conocimiento que viene por la palabra gnosis, que es conocimiento por estudio. Memoriza, repite, escribe, lee. O sea que entonces tu mente, aprende así. Ahora, ¿Tú espíritu puede aprender de esa manera, también? Sí, puede aprender, pero ese no es el mejor canal para que mi espíritu aprenda.

Porque, así como tu mente, en tu alma, tiene la capacidad de pensar, tu espíritu también tiene una mente. La palabra dice que nosotros tenemos la mente de Cristo. ¡Buenísimo! ¡Gloria a dios! Pero…si realmente tengo la mente de Cristo, ¿Por qué a veces estoy pensando en esas cosas tan feas? Eso es porque tu consciente, está en el área del alma, pero si tú aprendieras a ser consciente de tu espíritu, podrías tomar los conocimientos de tu mente espiritual. Porque dice la palabra que llegará un momento en que nadie le dirá a su hermano conoce al Señor, porque Él mismo escribirá sus palabras en el corazón. Y te lo voy a dar con textos bíblicos relativos al tema.

Te explico. Está lo que se llama el conocimiento escritural. Un ejemplo, los fariseos. Ellos tenían conocimiento escritural. Ellos dominaban la palabra desde muy pequeños, era algo metodológico. Fariseos y sacerdotes por igual dominaban mucho eso. Pero está también el conocimiento sobrenatural. Entonces cabe la pregunta: ¿Por qué Jesús es un caso único? Porque lo podemos ver, a sus doce años de edad, discutiendo con los sacerdotes del templo con conocimiento escritural, pero también sobrenatural. No había manera que en esa edad hubiera podido estudiar todo como para discutir con ellos de igual a igual. No hay demasiado registro sobre los temas de los cuales discutió con los maestros de la ley, pero lo que sí sabemos es que ellos se quedaron impactados con su conocimiento.

El tercer nivel de conocimiento es el del conocimiento del tiempo. Esto tenía que ver directamente con lo climático. Un día el Señor se enoja mal con los fariseos y les dice que ellos tenían la habilidad de predecir los tiempos y sus sazones (Va a llover, va a hacer frío, calor, etc.) pero que eran muy descuidados con las cosas espirituales. Eso les dijo porque ellos no podían darse cuenta lo que Él había venido a traer. Y por último, está el conocimiento propio. Sé quién soy, sé lo que tengo, sé lo que sé. La palabra ginosko, es la que se traduce como conocimiento. En nuestras Biblias hay muchos versículos que hablan de lo que es el conocimiento ginosko. Un solo ejemplo de cada uno, para que podamos tener una aproximación práctica de lo que estamos hablando.

Marcos 13: 28-29 = De la higuera aprended (Ginosko)  la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. Mira y luego piensa, ese es el conocimiento ginosko. Veamos, a eso lo tenemos todo de manera natural. Un niño tiene eso y de manera natural. Por eso es que, a medida que vamos envejeciendo, nos cuesta más aprender. ¿Por qué? Porque es un proceso fisio psicológico. Hay otro tipo de conocimiento que se llama conocimiento perfecto. Así como la palabra ginosko significa conocimiento, la palabra oida también significa conocimiento. Oida, concretamente, significa conocer perfectamente. Pero es un conocimiento que no viene por la experiencia, la repetición o la observación. Es un conocimiento que tiene esta característica, es un conocimiento instantáneo. Hace cinco segundos no lo sabía y ahora lo sé, aunque no puedo explicar cómo es que lo sé.

Esa facultad de aprender cosas instantáneamente, es una facultad de mi espíritu. ¿Hay comprobaciones en la palabra sobre esto? Los hay. Juan 8:55: Pero vosotros no le conocéis; más yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra. Cuatro veces la palabra conozco y sus derivados. Parece todo lo mismo, pero no lo es. Mira lo que está diciendo Jesús. Vosotros no le conocéis. No le ginosko. A Dios, a su Padre. Más yo le conozco, oida. Ahí la palabra que Jesús utiliza, no es ginosko, es oida. Básicamente, lo que Él está diciendo es que lo conoce perfectamente. ¿Estás viendo la diferencia o solo te parece un juego de palabras? Hay más, mira Juan 13. A ver si este termina de convencerte.

Juan 13:7: Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después. Dice No lo comprendes ahora. Oida. O sea: no lo entiendes perfectamente. más lo entenderás (Ginosko) después. ¿Notas la diferencia? ¿Todavía no con claridad? Entonces, una más. Juan 14:7: Si me conocieseis, (Ginosko. He estado con ustedes tres años) también a mi Padre conoceríais; (Oida. Lo conocerías perfectamente y en un instante. Por eso es que le dice a Felipe: ¿Tanto tiempo contigo y todavía no me has visto?) y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Ginosko. Es decir que al conocerlo a él en el día a día, poco a poco van a ir conociendo a la perfección al Padre. ¿Recuerdas la pregunta que Jesús les hace a los discípulos? Les dice: ¿Quién dice la gente que soy yo? Silencio hospital. Nadie se mueva. ¡Pedro! ¿Como lo supo? ¡¡Oida!! Conocimiento perfecto e instantáneo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.

Jesús le dijo a Pedro que era bienaventurado, porque a eso no se lo había revelado ni carne ni sangre, sino Su Padre que está en los cielos. Cuando tú accedes a la revelación instantánea, también descubres quien eres. Eso no pasó por la mente o por el intelecto de Pedro, eso pasó de Espíritu a espíritu. Porque estoy seguro que si alguien le hubiera preguntado a Pedro por qué dijo eso que dijo, hubiera respondido que no tenía ni la más pálida idea, que le había salido decir eso, nada más. Y no es casual que por envalentonarse y querer después pasarse de listo, le va mal la segunda vez. ¡Quítate de mí, Satanás! Le oye decir a Jesús mirándolo a él. Marcos 4:13, otro ejemplo. Y les dijo: ¿No sabéis (Oida) esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis (Ginosko) todas las parábolas? Jesús jugaba con las dos palabras, porque son dos tipos distintos de conocimiento.

Te doy una idea más. Oida, el conocimiento instantáneo, viene a nosotros cuando nosotros creamos el ambiente para eso. Hagan una prueba sencilla. Si en tu congre se usa poner en una pantalla la letra de la canción que se está cantando en la alabanza o la adoración, puedes hacerla. Está la letra allí, en la pantalla, y todos cantan, saltan, golpean sus manos y glorifican a Dios. Quítales la letra de esa pantalla y diles que canten. Te van a preguntar qué deben cantar. Diles que canten lo que haya en su espíritu. Tu espíritu está entrenado por Dios para cantar, pero tu espíritu y tu intelecto no se comunican. La ventaja de hablar en lenguas, por ejemplo, es que estoy diciendo lo que no entiendo. Y por eso es que eso me ayuda a crear una atmósfera, porque lo que digo no está pasando por mi mente. Porque créeme que aún cuando estemos orando con fervor y sinceridad, igualmente estaremos pensando en algo mientras lo hacemos.

Dios tiene conocimiento preparado para darnos. Ahí tienes ese tan famoso que dice que es lo que ojo nunca vio ni oído oyó. ¿Y como se recibe? Por oida, que es una manera por la cual tú recibes conocimiento sobrenatural de Dios. Que no tiene nada que ver con discernimiento, que es la palabra episgnoscos. Discernimiento es una combinación de conocimiento intelectual y habilidad espiritual. Cuando se juntan los dos, se llama discernimiento. Porque estas cosas han de discernirse espiritualmente, se nos dice. Oida no es discernimiento, es oida. Todos estos ejemplos con la palabra como fundamento, tienen una sola intención, que tú comiences a sentir algo dentro de ti que te diga que sí, que esto es realmente así y que hasta hoy simplemente te lo habían ocultado o no te lo habían enseñado por falta de conocimiento. Y para que te quede la certeza de que hay más allá adelante, hay más.

2 Corintios 12: 2 = Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Fíjate que él no trata de explicar lo que le pasó. No lo sabe, ¡Sólo sabe que le pasó! (3) Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), (4) que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. Tremendo. Y presta atención que está hablando de dos lugares. Primero dice al tercer cielo, y luego dice al paraíso. La pregunta, es: ¿Dónde queda eso? ¿Dónde se supone que aprendió Pablo todo lo que él enseñó? Ya sabes que él no fue parte del grupo de discípulos. El apareció muchos años después que Jesús se había ido. Sin embargo, termina escribiendo catorce de las veintiséis cartas del Nuevo Testamento.

Y dice cosas que ni Pedro, que había caminado en la carne con el Señor, pudo entender. ¿No te imaginas por qué? ¡El estuvo allí! ¡El vio todo eso de lo cual nosotros hablamos sin haberlo visto! Pablo se movió en otro nivel. ¿En qué nivel? Mira Filipenses 4:12: Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. ¿Sabes qué es lo que dice aquí en el original? Sé vivir en pobreza y sé vivir en prosperidad. En todo y en todos he aprendido el secreto. ¿Qué secreto? El que le fue revelado cuando fue llevado a una dimensión espiritual desconocida para la mayoría de los cristianos. Y fue él quien escribió lo que nosotros llamamos Nuevo Testamento. Porque los cuatro evangelios, ya lo sabes, hasta el momento de la crucifixión pertenecen al Antiguo.

Hace muchos años que venimos hablando de reforma. Me he permitido hablar y escribir mucho material al respecto. Pese a ello, hay mucha gente que todavía me pregunta qué clase de reforma es la que proponemos para la iglesia de este tiempo. Siempre respondo lo mismo. No se trata de cambiar piano por teclado o predicar por medio de Inteligencia Artificial. La reforma que más necesitamos todos, es la que nos permita recuperar lo celestial que hemos perdido en manos de lo terrenal. La iglesia tiene nacimiento y vida celestial. No es culpa de Dios si la ha postergado. Dios quiere manifestarse, todavía, pero no encuentra la dimensión necesaria que lo habilite. Tenemos todo lo necesario para ser el vehículo que cambie la historia de este planeta. Pero si somos terrenales, no vamos a poder.

Somos gente que proviene de lo sobrenatural, pero no podemos manifestarlo porque tenemos temor que nos tomen por locos. Ese miedo al hombre es lo que ha frenado a la iglesia. Y temor a hombre es sinónimo de religiosidad. Sin querer, nos h emos convertido en prisioneros de nuestro propio conocimiento. En lo personal, y no soy el único, gracias a Dios, tengo dirección para decir lo que tengo que decir, lo que sé y tengo certeza. Si a algunos eso no les gusta y quieren otras cosas más tibias o alentadoras, que hagan lo que quieran. Que no me escuchen más y busquen a otro ministro con otra clase de mensaje. Pero lo que yo te puedo asegurar es que, a esta altura de mi vida, lo último que quiero hacer es salir a decir todo eso lindo, almibarado y fácil que la gente todavía quiere escuchar.

Me gustaría mucho que leyeras el capítulo 28 del libro de Ezequiel, completo, porque hay mucho por extraer y no poco por aprender de eso. Pero yo quiero compartirte algunas cosas que comienzan a vislumbrarse desde el primer verso. Dice Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (2) Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: La mayoría de los estudiosos dicen que aquí se está hablando de un hombre. Coincido. Sin embargo, muchas profecías tienen, como en este caso, un doble cumplimiento: hablan de lo natural y hablan de lo espiritual. Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios;

Correcto. ¿Conoces gente así? Echa un vistazo a la historia y por allí no tan atrás en el tiempo, y vas a encontrarte con hombres enquistados en lugares de poder que pensaban más o menos así. (3) He aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto. Esto es un sarcasmo del profeta.  (4) Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. (5) Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. (6) Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,

A ver. Hasta este momento, Tú coincides conmigo que parecería estar hablando de un hombre, ¿Verdad? Absolutamente. Pero mira lo que dice más adelante, en el verso 12: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, ¡Un momento! Mira otra vez lo que leímos en el segundo verso. Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro. ¿En qué quedamos? ¿Rey o príncipe? Porque todos entendemos, aunque en nuestros países no existan monarquías, que un rey no es lo mismo que un príncipe, ¿No te parece? Ahora veamos si sigue hablando de un hombre, como habíamos supuesto. Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. (13) En Edén, en el huerto de Dios estuviste; Definitivamente, creo que aquí no está hablando de un hombre, ¿Verdad?

De hecho, está hablando de la entidad que está detrás del príncipe de Tiro. Él se llamaba el rey de Tiro. Hay una estructura espiritual siempre detrás de los grandes tiranos o dictadores de la historia. No voy a hacer nombres para no ofender a nadie que todavía no tenga acceso al mundo espiritual y pueda ver cosas que la mente terrenal jamás podrá ver, por inteligente o brillante intelectualmente que sea. Pero lo cierto es que hay una estructura espiritual detrás de todos los gobiernos de la tierra. De hecho, si los cristianos supieran reconocer esas estructuras espirituales, no serían tan engañados políticamente y aprenderían a votar de otro modo. Si es que encuentran a quien, obviamente. A veces no existen opciones.

Daniel 7:18 dice: Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre. Escúchame. ¡No está h ablando de salvación! Dice que los santos, o sea tú, yo, nosotros, recibiremos el Reino. Daniel está mirando hacia adelante. La cruz todavía él no la ha vivido experimentalmente. La vio, pero no la experimentó. Mira lo que dice Juan en Apocalipsis. Él sí ya experimentó la cruz. 1:6: y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. Literal, en hebreo, reino y sacerdocio. Daniel dice Los harás reyes. Juan dice Los hiciste reyes. La pregunta, es: ¿Cuándo fue eso? ¿Cuándo nos hizo reyes? Hechos 2. Recibimos el Reino.

¿Y entonces? ¿Por qué no gobernamos? ¿Lo estás viendo? No te estoy preguntando si lo has entendido, te estoy preguntando si lo has visto, desde adentro de tu ser. Algo inexplicable en tu ser interior te tiene que estar diciendo que sí, que es así. Aunque ni siquiera lo hayas entendido. Daniel vio, vio exactamente lo que venía. Un Reino, es lo único que puede desbaratar otro reino. No hay manera que se haga de otra forma. Lo reitero una vez más para que se te grabe: no es sinónimo iglesia de Reino de Dios. Voy a decirlo una vez más, aunque no agrade, para que nadie se confunda: no por estar en una buen a congregación estarás en el Reino de Dios. El Reino de Dios es la esfera en donde la voluntad del rey se cumple sin polémicas, sin debates y sin cuestionamientos. ES.

¿Cuáles son los principios de un Reino? ¿Recuerdas como terminaba hablando Ezequiel? Y los reyes te tendrán por ejemplo. Querubín, te tiré afuera y los reyes te verán. ¿Quiénes son los reyes? Nosotros. Porque somos nosotros los que vemos en él el ejemplo. No me va a decir que está h ablando de un rey que gobernó jurídicamente un país. Ellos no lo han visto, pero nosotros se supone que sí. Cuando hablamos del levantamiento de un rey, lo primero que tenemos que ver es su ADN. Uno no puede ser rey en inguna parte del mundo, si no cuenta con una herencia real. Abuelo rey, padre príncipe y luego rey, hijo príncipe y luego rey y así sucesivamente. Hay una familia real. Por eso te digo que lo primero que se necesita para ser rey, es tener ADN de rey.

Lo segundo, mentalidad. ¿Has visto alguna vez algún rey? Son distintos. Piensan diferente al resto de los mortales. Tiene una manera de ver las cosas distinta. Un rey nunca pregunta cuánto cuesta. ¡Y nos hizo reyes y sacerdotes! El Señor sacó a su pueblo de Egipto en cuestión de horas. Nueve meses después de haber salido de Egipto, ellos ya habían recibido hasta las tablas de la ley. Nueve meses, el tiempo humano de gestación y estaban listos para entrar a Canaán. Pero tardaron cuarenta años en sacar a Egipto de sus mentes. Y, de hecho, no pudieron, murieron todos en el desierto, a excepción de dos. ¡Ese es el problema! Tú te puedes salir del mundo con el corazón, pero tu mente se queda allí. Mente de esclavo.

Un rey es rey, entre otras cosas, porque tiene mente de rey. Son mentalidades diferentes. Nadie te está diciendo que despilfarres, pero lo que Dios te está dando hoy, es para que lo gastes, lo inviertas o lo ahorres a buen interés, pero no para que lo metas dentro de una lata de duraznos vacía por si lo necesitas de aquí a diez años. Si en Argentina hiciéramos eso, con la inflación histórica que tenemos, cuando vamos a buscar el ahorro, apenas nos alcanzaría para media docena de huevos. Ojo: una cosa es tener santo temor de Dios y otra el tener temor a que nos falte el dinero. Cuando vas a comprar algo pídele consejo y dirección al Espíritu Santo y seguramente comprarás lo mejor y justo lo que necesitabas. Eso siempre es mejor que andar pidiéndole permiso a Mamón para gastar un centavo.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

enero 3, 2024 Néstor Martínez