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Un Modelo Inexistente

Hace algunas semanas que venimos hablando del ministerio pastoral. Es tiempo de ir cerrando estas evaluaciones. Ahora, escucha esto: en el Nuevo Testamento, no vemos que se le llame pastor a ningún individuo. Parece obvio, que esto siempre tuvo que haber sido un trabajo en equipo, lo cual no significa que los ancianos y pastores deban poseer la misma autoridad ni liderazgo. De hecho, el patrón de liderazgo del Nuevo Testamento suele ser que normalmente alguien dirija un equipo, como Pedro, y más tarde como Santiago en Jerusalén. Aun así, en cada caso sigue habiendo un equipo de ancianos y apóstoles. No vemos ni un solo ejemplo en todo el Nuevo Testamento, de una iglesia que esté liderada por una sola persona. No existe ese modelo. Y mucho menos que lo que diga esa persona resulte inapelable “por orden divina”. Siempre se habla de un equipo. Cuando uno entiende lo que es atender al rebaño, simplemente por un tema de humildad, uno se da cuenta que no lo puede hacer todo una sola persona. Es imposible. No se puede, no es posible. Se requiere más colaboradores.

A mí particularmente me impresiona cómo Jesús, el pastor de nuestras almas, el buen pastor, hace una oración con sus discípulos. De hecho, les pide que oren, para que el Señor envíe segadores, obreros a la mies. ¿Por qué? Porque él mismo, solo, no puede hacerlo. Él vino para algo específico y los discípulos van a ser enviados, pero aún ellos no pueden hacerlo todo. No hay ningún individuo que pueda hacer todo lo que se requiere para pastorear el rebaño de Dios. Aquellos quienes están bajo una sola persona que lo intente ser todo para todos, terminan inevitablemente siendo ovejas descuidadas. Ahora reflexiona por espacio de un segundo, no mucho más: ¿Estás viendo ovejas descuidadas a tu alrededor? Listo, ya tienes tu respuesta. Ese sistema podrá ser de prestigio y beneficio para unos pocos, pero es negativo para la mayoría. Y lo más grave, está en oposición al propósito de Dios.

Es imposible, no nos da, no nos alcanza, y a medida que envejecemos, peor. No se puede. Necesitamos un equipo. No se puede entender este ministerio sin la comprensión de una metáfora que el mismo Señor nos dio: pastor de las ovejas. De hecho, ante la carencia de explicación bíblica respecto a este ministerio, un pastor haría muy bien de tomar esta metáfora y hacerla suya. Un pastor es pastor si tiene ovejas para cuidar. No existe ni existirá tal cosa como un señor con título de pastor que no esté al cuidado de un rebaño de ovejas. De todos modos, si lo está haciendo, la metáfora será útil para entender de una vez por todas, todo lo que este ministerio está facultado y hasta obligado a hacer. Un buen pastor, al igual que el Señor, no es simplemente alguien a quien se le ha contratado para hacer un trabajo, sino que es alguien que ama a las ovejas tanto que daría su vida por ellas.

Y, de hecho, Jesús distinguió a los asalariados. Y no dijo maestros asalariados, dijo pastores asalariados, como un elemento peligroso, porque ellos no ponen sus vidas por las ovejas. El pastor quiere que sus ovejas tengan los mejores pastos, la mejor agua, y está atento para asegurarse que ellas estén bien protegidas. Y si quieren ver lo que es una imitación, vamos a ver algo en el evangelio de Juan, capítulo 21. ¿Sabes? El corazón del hombre es muy engañoso. Nuestro corazón es tramposo, jamás juega limpio. Obviamente, se necesita que se explique a qué nos referimos. Uno de los rasgos distintivos más fuertes del ministerio pastoral, es el amor. He visto muchos choques entre pastores y profetas, cuando deben enfrentarse con un problema bien doméstico de las iglesias locales, como es por ejemplo el pecado de alguien.

Ahí sale el pastor a hacer todo lo desesperadamente posible por ayudar a restaurar a la, o a las personas involucradas, mientras que si hay un profeta activo, su inevitable postura será la de cortar de la congregación a esa persona y punto. Debo decirte que los dos argumentos son válidos. Sin embargo, uno de ellos tiene más razón que el otro. Normalmente, lo que el pastor usa para argumentar que esta persona debe ser restaurada, es el amor. Pero el punto, es este: un eje motor dentro del ministerio pastoral, aunque debo consignar que, por su postura transversal, es o debería ser afín a los cinco ministerios, es el amor. Estoy diciendo que el amor es transversal porque, a menos que algo lo pueda obstaculizar, los cinco ministerios se mueven o deben moverse en amor.

Sin embargo, cuando se habla del amor se relaciona con el ministerio pastoral porque este, quizás, es el ministerio más afectuoso, más cálido, más paternal, más cercano a la gente. Y a eso lo podemos ver con claridad en cualquier lugar en donde los cinco ministerios estén presentes y representados por personas. Al pastor seguramente habrá quien vaya y lo abrace, mientras que el resto lo rodeará. Al profeta, sabes, más bien lo van a saludar de lejos. Sin embargo, aquí hay una imitación muy sutil, que hace que el diablo engañe al pastor en este tema: en lo que para el pastor, es verdadero amor. El diablo le tiende una trampa.

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enero 22, 2022 Néstor Martínez