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Todavía Tengo Cosas Invisibles Preparadas

En esta ocasión, el diamante es mujer. Una mujer adulta, que reside en México. Tiene una historia eclesiástica que, seguramente, será similar a las de tantos y tantos que ahora van a leerla. Quiso compartirla porque pese a todo, eso le dejó una experiencia. Una experiencia que, al ser compartida, se convierte en enseñanza. Una enseñanza que, al ser aprendida, se convierte en punta de lanza. Y una punta de lanza que, a la hora de las definiciones, se convierte en el diamante que horada el cristal y permite la libertad plena.

Mi historia con Dios empieza desde antes de la fundación del mundo… me alcanzo hace veinte años, pero sé que siempre cuido de mí, después que, como muchos, llegamos a sus pies destruidos, al menos fue mi caso, en momentos de desesperación, le pedí a Dios que le diera a mi vida un giro de trescientos sesenta grados y vaya que lo hizo y aún más.  Nos convertimos mi esposo, mis hijos y yo y comenzamos a asistir a una congregación tradicional, con pastor, diezmo y la esposa del pastor. Había muy buena enseñanza, escuelita dominical, estudios, liberación y un mover del Espíritu increíble, pues había lenguas e interpretación de lenguas, ministración y todos los domingos pasaban cosas durante el culto, fue un tiempo hermoso, nadie quería que el culto terminara y mucho amor fraternal.

Un día el pastor de la congregación viajo a Estados Unidos y visito una Iglesia que tenía un culto corporativo, donde todos participaban, donde no había nada preparado, sino como el Espíritu se movía, cada uno se tomaba un tiempo para orar, otro para una alabanza o una enseñanza, etc. sonaba bonito y pues de regreso de su viaje nos dijo que era la mejor manera de reunirnos, que a partir de ese momento el único pastor sería el Señor Jesucristo como la cabeza de la Iglesia y nosotros Su Cuerpo. Cambiamos el orden de las sillas, se puso un micrófono al centro y se acabó la escuelita dominical, cada uno debía enseñar a sus hijos en casa…  

Al principio todo iba bien aunque costo trabajo que los hermanos y hermanas pudieran hablar delante de todos sin estar acostumbrados y sin saber que decir, pero poco a poco muchos fluían y pasaban a compartir algo de edificación, consolación y exhortación como menciona Dios en su palabra… hasta que las mujeres tomaron el control del tiempo y del micrófono por supuesto y lo usaron como desahogo de sus problemas, lo usaron para acusar a sus hijos que estaban portándose mal y también para demostrar a los demás lo usadas que eran por Dios… no solo mujeres, también uno que otro hombre y… pues… se acabó el orden.

 Quería cantar la hermanita que no tenía nada de voz, se hablaba cualquiera cualquier cosa y no había limite, se fueron desvirtuando las cosas, el culto era larguísimo y muchas cosas más… creo que la idea era buena pero no tuvimos la madurez que se necesitaba. Algunos años después dejamos de asistir, pues ese tipo de culto paso también a las casas de familia, una vez por semana, y no se respetaba el tiempo del anfitrión, y la gente nueva que llegaba no entendía muchas cosas que necesita saber pues la enseñanza se daba solo un día a la semana y no en el culto.

Dios nos movió de ahí, después de un tiempo llegamos a una congregación y ahora estamos en el otro extremo, en una congregación contemporánea que parecía que todo estaba bien pero en muy poco tiempo nos hemos dado cuenta de que no compartimos para nada la visión que tienen, como por ejemplo  para la gente nueva que llega usan una serie de evangelización con videos de la iglesia anglicana (Recién me di cuenta), después encuentros, luego pasos de sanidad, encuentro de matrimonios y mil actividades además de depender de una de las mega iglesias del país.

Quiero decirles que si llegamos ahí, fue por el afán de congregarnos en algún lugar y también quiero que sepan que todos estos años he escuchado los audios de Tiempo de Victoria con todo lo que El Señor ha puesto en Néstor  para compartir y que eso me ha abierto los ojos a muchas cosas que también mi esposo comparte, sin embargo en esa como en muchas congregaciones, hay gente que ama a Dios y que está atrapada, y sentimos carga por ellos y por eso como un diamante hay que romper el cristal para que salgan sin ser lastimados. Hemos empezado a hacerlo con la ayuda de Dios pues estamos convencidos que Jesús murió por su esposa, no por una empresa, muchos pastores teniendo su propio reino, su fama, sus redes sociales predicando un evangelio light, pero muchos gritan en silencio por algo mas y no pienso quedarme callada y hablar lo que Dios me ha enseñado a través de este tiempo de preparación.

Por ultimo quiero compartir algo que leí  aplicado a la Iglesia y que anhelo que pase con todo mi corazón:

¡Las necesidades son tan grandes, Señor! ¡Los problemas son tan severos! ¡Tu pueblo se halla en gran angustia! ¡Tú Santo y glorioso Nombre es blasfemado entre las Naciones! Antes descendiste ante los ojos de los hombres e hiciste cosas grandes y maravillosas— ¡incluso cuando no las esperábamos! ¡Pero Señor, las necesidades son mayores ahora de lo que jamás han sido antes! ¡Tus ciudades santas están desiertas! ¡Nuestra casa preciosa en la que adoraron nuestros Padres está quemada a fuego! ¡Todas las cosas agradables son ahora un montón de escombros! ¡Sion es un desierto asolado! ¿Cómo puedes estar en silencio, Oh Señor, cuando Tú sabes que Tu pueblo se halla en gran angustia y aflicción?

La respuesta de Dios es la misma hoy que lo fue a Isaías. Dios dice: Todavía tengo cosas invisibles y preciosas que voy a revelar y dar a conocer. Todavía no he agotado toda Mi sabiduría y Mis riquezas. Tengo pensamientos en Mi corazón que ningún hombre ha imaginado jamás. Y TENGO GRANDES COSAS PREPARADAS PARA LOS QUE ESPERAN EN MÍ.

Pero esperando en Dios, nunca supongamos que es sentarse en ociosidad; porque todo el tiempo que esperamos en Él, debemos fielmente hacer lo que Él dice…trabajando en las labores insignificantes, en la tienda, o en el molino, o recogiendo fruto de los sicómoros, o caminando detrás del arado, o predicando a multitudes en los foros de la tierra y viajando a lo largo y ancho, o sentados en casa, sin palabras qué decir, mudos—cuando Él dice que estemos quietos. Todo el tiempo haciendo Su voluntad, esperando que Dios obre. Y quiero estar ahí, en el camino de Dios, cuando el Cielo se acerque a la tierra.

Que Dios nos bendiga…

No hay mucho más que añadir. En cada testimonio que va llegando, hay retazos de vida de cada uno de nosotros. hay una identificación que nos lleva a pensar que no se trata de un mover local, personal o individual, sino un mover en el que Dios está detrás de todo empujando con su fuerza demoledora todo aquello que necesite ser empujado. Una vez mas y como siempre, cada lector tendrá una opinión, un juicio de valor y una idea que, quizás sí, quizás no, sea volcada al pie de este trabajo.

Néstor.-

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noviembre 16, 2019 Néstor Martínez