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¡Ahora Mis Ojos Te Ven!

El diamante de hoy es varón y reside en Bolivia. Relata pormenores de su historia y, como viene ocurriendo con cada uno de los que el Espíritu está trayendo a este lugar, esa historia suya presenta claros y oscuros. Es muy llamativo e importante que, a la luz de las grandes verdades del verdadero y genuino evangelio del Reino, un testimonio no se convierta en esa pieza casi teatral a la que estamos acostumbrados, sino en una serie de vivencias con las que seguramente muchos coincidirán y otros no. Pero así es cuando se habla con pureza, rectitud y transparencia. Dios es quien conoce nuestros corazones, y suyo es el juicio. Nuestra, la obligación por amor, misericordia y responsabilidad, de darle crédito y oportunidad a cada uno, que es precisamente lo que el propio Dios ha venido haciendo con cada uno de nosotros.

Conocí a Dios cuando tenía veinte años. Fue una bonita joven la  que, con mucha paciencia y amor, me fue hablando de Jesucristo. Al principio me resistía, hasta, que al cabo de mucho tiempo,  acepte a Dios en mi vida. En aquella época tenía muchos problemas psicológicos y los ancianos de la iglesia me aconsejaron hacer un tratamiento psiquiátrico con un profesional cristiano y, si lo veía necesario, apartarme un tiempo de la iglesia para que no influenciase eso en mi curación.

Visto desde ahora, eso no tenía mucho sentido, me refiero a lo de apartarme de la iglesia. Pero lo hice, hice durante muchos años terapia con un psiquiatra cristiano, hasta que me dio el alta. Allí volví a la iglesia, pero por una serie de situaciones que no vienen al caso ahora, me fui. Con el tiempo conseguí entrar en un instituto de teología, pues quería aprender mucho más de Dios. Entré como miembro en una iglesia cercana de donde vivía, y en ella estuve muchos años.

Con el tiempo, hice amistad con hermanos y hermanas solteros y divorciados, pues yo estaba divorciado en aquel entonces. Sucedió algo que empezó a cambiar mi vida. Hacíamos reuniones con algunos hermanos en casa de unos y otros, además de asistir a la iglesia , y nos encontrábamos tan a gusto compartiendo y hablando del Señor libremente, que a veces se nos hacía de madrugada conversando, sobre todo los sábados por la noche. Luego, muchas veces sin dormir, íbamos al culto del domingo sin ningún cansancio y con mucho gozo .

Me paso algo muy raro que no entendía, en aquel momento. Empecé a encontrar los cultos, sobre todo el tiempo de predicación y alabanza como muy aburridos, sin contenido, vacíos, y solo deseaba que llegase el sábado para encontrarnos con los hermanos y seguir con nuestras conversaciones jugosas y amenas sobre el Señor. Con el tiempo fui acusado por el pastor y los diáconos (En esta iglesia se llamaban miembros del consejo, y yo formaba parte de él como tesorero) de una serie de falsedades, se me dijo que acatase la disciplina unos meses y todo volvería a la normalidad. Les dije que no me importaría aceptar cualquier disciplina si hubiese cometido las faltas que me acusaban, pero que no era cierto.

Se hizo público ese problema, se demostró que toda la acusación era falsa y cuando vi que se creaba una fuerte división en la iglesia , resolví irme para no perjudicar a hermanos, que no entendían que era lo que pasaba y sufrían por ese tema. Eso, lo reconozco, me dolió mucho más que cuando me divorcie. Intente asistir a otras iglesias, todas muy  lejanas de donde vivía, pero la realidad era que en todas me sentía como ausente, como que no formaba parte de eso. Conocí a mi esposa actual por internet y resolví, después de ponerlo en oración,  irme a vivir con ella y sus hijos a su pais: Bolivia.

Al cabo de un tiempo de residir en Bolivia, quise asistir a una iglesia evangélica y de ser posible bautista, pues es la que me parecía más fiel a la biblia. Acabé siendo maestro en la escuela dominical de jóvenes, con los que establecí una relación paterno espiritual, pues muchos sus padres residían en el extranjero buscando mejores oportunidades y yo a veces era para ellos como un modelo paternal. Un día, hará cinco años, buscando mensajes nuevos y frescos para darles a mis hijitos espirituales, encontré esta página Tiempo de Victoria y fue como si me hubiesen golpeado en lo más profundo de mi ser.

Era la respuesta a muchas de mis preguntas que me había hecho a lo largo de mi peregrinar en iglesias y a la vez me confrontaba muy profundamente, al nivel que, perdóneme Néstor, ya le pedí perdón a mi Señor en su momento,  me enojaba varias veces con usted.  No quería aceptar en algunas ocasiones lo que Dios me decía a través de usted, aunque en el fondo de mi corazón sabía que tenía razón y era para mi bien. La cuestión es que todo lo que aprendía y aplicaba y encarnaba en mi vida, lo enseñaba, así  también a los jóvenes. Y también a los hermanos, cuando tenía oportunidad.

Eso me creo un problema: la doctrina o la visión del liderazgo de la iglesia iba por un lado y yo con mi jóvenes por otro. Hasta el punto que mi Señor me indicó  claramente que saliese de esa iglesia, pues era pura Babilonia. Fue antes de navidad del año 2014. En una reunión para decidir en votación los cargos que debíamos ejercer en la iglesia, levante la mano y dije que antes de votar, nos pusiéramos de rodillas pidiendo al Señor su dirección. Solo contestó un hermano, diciendo que nos apurásemos en la votación, pues era hora del almuerzo.

Eso me confirmó lo que hacía días me indicaba el Espíritu Santo.  Me dolió mucho por mis jóvenes, pero ellos lo entendieron pues ellos mismos la mayoría  se fueron al cabo de poco tiempo de esa iglesia. Sigo en contacto con algunos de ellos, también con algunos miembros de la iglesia que también se fueron y no asisten a ninguna iglesia porque no ven presencia del Señor en ellas. Mi vida cada día cambia más, cada día mi Señor y Padre Celestial me revela nuevas cosas a través de su Espíritu que mora en mí y me dio la indicación por el mismo Espíritu de publicar lo que El  me revelaba a través de su página o directamente o a través de otros hermanos en algunas redes sociales.

Ansío cada día saber más de Él, conocerlo sin límites, y si El me considera de confianza ministrar cada día mas en su obra, pues eso es lo que me da más gozo y vida en abundancia. Pero lo que más me importa por encima de todo, es estar aprobado por El, pues le agradezco infinito me haya abierto los ojos y los oídos para conocerlo de verdad, siendo el peor de sus discípulos.

Apocalipsis 22:17 = Y el Espí­ritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la VIDA gratuitamente.

Job 42:4-6 = 4 Escúchame te ruego, y hablaré, Te preguntaré, y tú me enseñarás: 5 De oí­das te habí­a oído, Pero ahora que mis ojos te ven, 6 Me aborrezco y me arrepiento, echándome polvo y ceniza!

En estos testimonios simples, pero definitivamente genuinos, porque forman parte activa de las vidas de personas de carne y hueso que viven en alguna parte del planeta, vemos la casi increíble precisión con la que el Señor mueve sus hilos para que aquellos que él estima como Remanente Santo y aspirantes a ingresar a pleno en la jurisdicción divina de Su Reino, se vayan reuniendo en un determinado punto cibernético previamente preparado a ese efecto. Y no puedo dejar de glorificar al Padre por permitirme estar cerca a ese punto de reunión y formar parte de ello. Los lectores, supongo que también tendrán algo para añadir.

Néstor.-

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noviembre 9, 2019 Néstor Martínez