Estudios » Blog

Entre Dones y Talentos

 

Vamos a ver ese apego a los dones y a los talentos en lo más habitual en la iglesia del sistema tradicional, que es el pastorado. ¿Qué cristiano evangélico, miembro de una iglesia, no sueña alguna vez con ser pastor? Me atrevo a decir que, si no tiene esta información que ahora estamos compartiendo, el noventa y cinco por ciento. Pero, ¿Sabes qué? Si tú verdaderamente tuvieras un llamado al ministerio pastoral, no tendrías que salir ni a buscar ni a captar ovejas, ya que estas vendrían solas en tu búsqueda. ¿Y si pasa un tiempo y no vienen? Simple: es porque no eres pastor. Soy consciente de las enormes dudas que decir algo así puede producir en muchas mentes de sinceros y fieles hombres de Dios metidos al pastorado y sin tener demasiado fruto. Sólo te invito a formularte a ti mismo una pregunta: ¿Cómo sé que he sido llamado a ser pastor? ¿Cómo lo sé? La palabra dice que las ovejas siguen al pastor, no dice que el pastor tenga que seguir a las ovejas.  Los dones espirituales, son habilidades sobrenaturales, dadas por el Espíritu Santo para autorizar a los creyentes, para ser eficaces testigos del evangelio. Dentro de la cultura evangélica, el paquete que sale de la iglesia, es iglesia local. Esto quiere decir: un pastor, un templo, un culto. Eso es. Y es muy probable que muchos de ustedes sigan pensando de esa manera, sencillamente porque esa es la cultura que han recibido. En otras palabras, ese es el sistema.

Nadie podría poner en duda que Dios haya llamado a alguien, pero sí alguien podría poner en duda que esa persona haya sido llamada para hacer lo que está haciendo. Una de las alternativas que posee este tipo de trabajos, es que sea útil para que uno o más de uno pueda cuestionarse su propio llamado, y decida preguntarle al Señor si verdaderamente lo llamó para ser o hacer lo que está siendo o haciendo. Yo conozco a mucha gente de la cual no tengo ninguna duda que Dios los haya llamado para servirlo, pero sí se me presentan esas dudas, y muchas, respecto a para qué los ha llamado. Y quiero que a esto lo entiendan bien todos los líderes que tengan la suficiente humildad y deseos genuinos de servir como para prestar atención a lo que dice o escribe un anónimo desconocido. Si quieres, haz lo que has decidido hacer, pero no te enojes si luego de muchos años te sientes frustrado y llevando a la frustración a otros.

A mí no me entra en la cabeza de ninguna manera, que el Dios de todo poder que te creó, que te formó y te eligió desde antes de la fundación del mundo y desde antes que estuvieras en el vientre de tu madre, te ponga hoy a realizar una tarea en la cual tú te sientas mal y no disfrutes de hacer. Un don es algo dado libremente de una persona a otra. Un don espiritual es una habilidad sobrenatural dada por el Espíritu Santo a un creyente, para administrar y ministrar como parte del Cuerpo de Cristo, para que pueda desarrollarlo. Hay un término parecido, que es talento, pero esa es una habilidad natural. Tú tienes un talento por genética. Es algo heredado, es algo natural. No necesitas ser creyente para tener un talento.

Un don espiritual, en cambio, es una habilidad sobrenatural que no vino de ninguna herencia o entrenamiento. Yo sé que tengo el don de la enseñanza, a mí nadie me enseñó a enseñar. Vino a mí como un don. Ahora claro; si yo quisiera enseñar pero nadie quisiera escucharme, entonces pondría en tela de juicio que tenga el don. Yo no tengo que aferrarme a la tremenda excelencia de un gigantesco buscador para promocionar mi Web; yo sé que el Señor traerá a ella a todos aquellos que Él ha dispuesto que la conozcan y extraigan algo nutritivo de ella. Lo que te estoy intentando explicar, es que tú te das cuenta del don, por el resultado que produce. Si yo grabo una hora de estudio sobre un tema y luego me entero que nadie ha entendido nada, deberé de inmediato cuestionar si tengo o no tengo el don. Porque probablemente haya gente que no entienda, pero será la minoría, jamás la mayoría si es que eres maestro del Señor. Un don es una habilidad sobrenatural dada por el Espíritu Santo para ser utilizado en propósitos espirituales específicos.

Ahora atención con esto: es posible que un talento natural pueda ser validado por el Espíritu Santo. Normalmente decimos que cuando nos convertimos, debemos pasar todo, absolutamente todo por la cruz del Calvario. Y una de las cosas que sí o sí deberemos colgar en esa cruz, serán los talentos naturales heredados, porque es la única forma que, una vez que el Espíritu Santo los homologue, esos talentos pasarán a ser dones. Los dones espirituales proporcionan capacidades espirituales mayores que los talentos naturales más finos. Aunque nosotros debemos usar todos nuestros talentos naturales en la obra del Señor, nosotros todavía necesitamos de los dones espirituales. Yo tengo, desde la genética, una voz aceptable, una correcta dicción y una especial habilidad para investigar, armar conceptos y explicarlos. Pero déjame decirte que hasta que no me humillé y pasé por la cruz todo ese bagaje, no había logrado pasar al frente de una iglesia ni siquiera para orar, y ni siquiera se me daba el boletín interno de la congregación. ¿Necesitaría algo más para creerlo?

Uno de los dones que aparece en la lista es el Don de Administración. Es un don del Padre, Él es un excelente administrador. La pregunta que surge de inmediato, entonces, es: ¿Y por qué razón, en tantos y tantos lugares, ponen a administrar asuntos de la congregación a personas que no tienen el don? ¿Estoy significando que una persona que administra, debería tener el don? Claro que sí, ¡Para eso existe el don! Pero resulta que no, que generalmente el que hace ese trabajo, tiene una sola cualidad: es de confianza del pastor. Sucede exactamente lo mismo que en las esferas de los gobiernos terrenales. ¿Soy electo presidente y necesito nombrar a un ministro de salud? Pues pongo allí a un íntimo amigo mío que sé que es incapaz de quedarse con un centavo que no le pertenezca. ¡Muy bien! ¡Diez puntos en honestidad! Pero cero punto en eficiencia, porque mi amigo es ingeniero en sistemas de informática, no médico…

Pero mucho cuidado con esto: al don de administración, en muchas ocasiones se lo confunde con el don pastoral, porque el administrador es tremendamente hábil para organizar la congregación. Y la gente suele confundir a eso con el don pastoral. Pero lo cierto es que hay muchas diferencias entre el don de la administración y el don pastoral. Los que saben más que yo de esto, aseguran que el pastor puede administrar, pero que el administrador no puede pastorear. La diversidad de tesis a ese respecto ha ocasionado no pocos inconvenientes. Confieso que no tengo la suficiente autoridad ni conocimiento interno de conducción de congregaciones evangélicas como para emitir una opinión digna de ser tenida en cuenta. Y cuando hablemos directamente del ministerio del Pastor, podré explicarte algunas diferencias que hoy vemos y no entendemos. Por hoy, deberá bastarte esto: Aunque seas un profesional eminente y doctorado en cinco especialidades, sin la unción del Espíritu Santo, en la jurisdicción del Reino, no eres nada. Y aunque la vida te haya oprimido de tal modo que creciste siendo casi analfabeto, si recibes la unción del Espíritu Santo por entrega, humildad y obediencia, podrás ser mucho más útil que otros mejor formados. ¿Entiendes qué es lo que hace la diferencia, no es cierto? Entonces búscalo. El día que lo encuentres, tendrás el setenta y cinco por ciento de la batalla ganada. Y eso no es poca cosa, créeme.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

agosto 14, 2021 Néstor Martínez