Es innegable que todos los consejeros del planeta saben perfectamente que la mayor parte de las desavenencias entre las personas, ya sean cercanas en los afectos o en los sentimientos, siempre tiene un motivo central que es el que mayor porcentaje reúne a la hora del análisis: la madurez de los protagonistas. Los actos de inmadurez producen más problemas que otros que tienen mayor prensa, porque fíjate que conforman la base y el sustento de todo lo demás. Eso es igual a la conclusión de que el mayor pecado existente y que es portador de todos los demás con más promoción, es el pecado de incredulidad. Dudar si está o no está Dios ahí, es el paso previo a hacer cualquier cosa, aunque algo en el interior nos esté mostrando que eso es pecado. La madurez en el creyente, es el único reaseguro de victoria. Por eso el enemigo suele descargar sus dardos en esa dirección, y todos sabemos que hasta hoy le ha dado buenos resultados hacerlo.
(Efesios 4: 12) = a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, (13) hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Se nota claramente que, cuando aquí se habla de madurez, (Que eso y no otra cosa es lo que leemos como perfeccionar) se está hablando de carácter. Nosotros debemos madurar, eso es lo que el Señor espera de nosotros. La mayoría de los inconvenientes que hoy por hoy sufre la iglesia, es por causa de la inmadurez de sus miembros, y aún de una gran parte de su liderazgo. De hecho es que si yo, ministro, no te permito ni te incentivo a que ores por tus problemas, con el argumento de tu ignorancia, y mi propuesta es que me llames por teléfono o vengas personalmente para que yo lo haga, serán mis intenciones las mejores, pero lo que consigo es que sigas siendo un cristiano-dependiente, pero no del Señor, como sería lo coherente, sino de otro hombre tan imperfecto, ignorante y falible como tú. ¿Objetivo? Unidad de la fe, nada menos, y conocimiento del Hijo, que como tú y yo sabemos, nos habla de Intimidad con Él.
(14) para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, (15) sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, (16) de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Fíjate que aquí parecería haber un contrasentido con algo que dice en otra parte de nuestras Biblias que parecería ser lo opuesto. ¿No has leído que para entrar en el Reino debemos ser como niños? Y aquí leemos que no debemos ser niños, aunque luego le añade el calificativo que hace que esto no sea contrapuesto: fluctuantes. Esto es: niños en cuanto a inocencia, a pureza, a transparencia y a espontaneidad, pero no en cuanto a inmadurez. Otra vez de manera implícita la misma palabra. No es casual.
(17) Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, (18) teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; (19) los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.
20 Más vosotros no habéis aprendido así a Cristo, (21) si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.
(22) En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, (23) y renovaos en el espíritu de vuestra mente, (24) y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Lo primero que destruye el pecado es la justicia y la santidad. Lo destruye en Adán. Y aquí dice que tenemos que ser vestidos en la justicia y la santidad de la verdad. Es largo el texto, pero no puede faltar ninguno de estos versículos, porque muestran el proceso que Dios nos está efectuando. Y no terminamos, todavía. Según este pasaje, el propósito del Espíritu Santo es: que se perfeccione, se madure, se capacite a los santos, para promover la obra del ministerio. No de los ministerios, sino del ministerio, tú ya sabes cuál es. Y, finalmente, edificar a Cristo en la iglesia. Edificarlo. Ese es el propósito del Espíritu Santo, por eso vino.
El Espíritu Santo es el que también otorga los dones. Y los objetivos o metas de los dones espirituales son para que nosotros, en primer lugar, seamos uno en la fe, que desarrollemos nuestro conocimiento de Cristo, nos desarrollemos en la perfección, con Cristo como nuestro modelo, que conservemos la estabilidad, no siendo engañados por las falsas doctrinas, y que seamos maduros en Cristo. ¿Por qué Dios nos da los dones? ¿Por qué nos da los ministerios? Nos los da para que seamos uno en la fe. Y eso quiere decir que, humanamente, nunca vamos a poder ser uno en la fe. El Señor lo sabía. Por si no te habías dado cuenta, te lo cuento: a Dios no lo sorprendimos con nuestras divisiones, Él ya lo sabía. Él sabía que nosotros no íbamos a poder hacerlo jamás con nuestras fuerzas. Por eso nos dejó escrito que ninguna casa dividida, prevalece. Y no vas a negarme que es exactamente eso lo que están viendo tus ojos hoy, ¿Verdad
Dios les bendiga, mis amados.
La semana pasada, Él Padre me enfocó en una palabra clave, bajo la cual se desarrollaría toda la enseñanza. Y esta palabra fue «Gobierno», pero antes de comenzar me dijo que omitiera por completo la palabra «cristiano». Porque cuando escucho principios espirituales del Reino, y éstos se les acuñan al «cristianismo» como base fundamental, sobre la cual se desarrolla dicha… honestamente ya no se ni como llamarle. Siento una hecatombe. Porque no puedo unir el Reino, con el «cristianismo». Lo siento, no puedo.
Me he puesto a mirar desde las esferas celestiales, la vida de cada persona que ha abrazado este movimiento religioso. Y puedo ver los distintos colores que gobiernan su camino, bajo el sello distintivo de una buena conducta. Razón por la cual cuando ministran a Cristo, no hay una simbiosis entre lo que predican y su vida. Y esto honestamente lo digo, me hace sentir mal. Porque Él Padre, El Hijo, y Él Espíritu Santo. Están esperando que ellos decidan quitarse la venda, y entrar en el diseño original sobre el cual se desarrolla la Iglesia. Y lo peor que me pasó, es que la semana pasada. Una persona en la calle. Me preguntaba si era «cristiano», y como iba algo distraído le contesté. Sí dígame en qué podemos servirle, pero la persona se me quedó mirando en blanco. Razón por la cual me di media vuelta y seguí mi camino. Entonces dicha persona me pregunta, ¿eso es bueno?. Entonces le contestó, ¡eso es lo mejor que existe!. Que metida de pata. Por la simple razón, que Él Padre me revela todo lo que representa Su Iglesia. Antes de poner un pie en una congregación, entonces me doy cuenta de la diferencia entre ambas. Luego me enseña la diferencia entre siervo, discípulo, e hijo de Dios. Para que tenga conciencia de aquello que debemos ser. Pero tiempo después, escuchó una entrevista de una persona con un testimonio de vida increíble. Y esa persona recalca que cuando alguien le decía, que era cristiano ella se protegía, contra cualquier cosa mala que dicha persona pudiera causarle. Entonces decidí hacer una investigación sobre la palabra «cristiano». Y cuando me di cuenta de su procedencia rompí en el nombre de Jesús, con toda atadura en el mundo espiritual. Y sentí una verdadera libertad en mi alma. Entonces El Espíritu Santo empieza a mostrarme los fundamentos que rigen dicho movimiento religioso, y la oscuridad que emana de sus bases, y siento repudio en mi Espíritu e indignación.
En días pasados recordé que fue la lógica griega quien nos denominó así, y entonces mi cosmovisión se ensancha, y recibo Conocimiento, Entendimiento, Sabiduría, y Revelación por El Espíritu Santo. Entonces puedo ver claramente el panorama del cimiento sobre el cual se edifica «el cristianismo», y este es algo muy popular y vigente dentro del pueblo de Dios. «La Inmadurez.»
«Mi pueblo pereció, porque le faltó conocimiento.» Ósea 4:6
Entonces le pido al Padre que me de las armas para destruir «el cristianismo». Entonces escuchó el audio «503- claves para entrar al futuro.» Y esto me aportó varias cosas. Ahora hablemos de la palabra «cristiano», la cual literalmente significa, ser un seguidor de Jesús. ¡Aleluya, que hermosos somos seguidores de Jesús!.
Ahora hablemos del Ministerio de nuestro Hermano Mayor. Ciertamente cuando Él estuvo en la carne, Él levantó seguidores a los cuales llamó discípulos. A los cuales les dio autoridad en su Nombre, para hacer su obra. Perfecto que hermoso, pero quiero hacer varias preguntas, las cuales les dejo a su consideración las respuestas.
1-¿Los discípulos tuvieron un conocimiento pleno de su persona?
2-¿Los discípulos tuvieron conciencia plena de quién era Él?
3-¿Los discípulos fueron leales a Él en los momentos cruciales?
4-¿Cuándo Él resucitó los discípulos creyeron en Él o siguieron siendo incrédulos?
Mis amados, ahí tienen el significado de ser hoy en día un «cristiano». La respuesta a todas las preguntas anteriores es NO. El «cristiano», no le conoce, no tiene conciencia de su Poder, no es leal, y por consecuencia no cree en el Poder de su Resurrección. Pues vive sometido a dogmas, y doctrinas religiosas que en nada aprovechan. Y ahora sí preparen las piedras.
Nosotros nunca hemos sido discípulos de Cristo, sino del Espíritu Santo.
«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.» Juan 16:7-15
Nosotros estamos mal porque hemos dejado de lado la ministración del Espíritu Santo en nuestra vida. Y nos sometidos a Babilonia, el «espíritu humano», y las Tinieblas. Para hacernos semejantes al Altísimo, y gobernar Su Reino. Desde la imitación mundana que hoy llamamos iglesia.
Cuando le contesté que sí a la persona que me preguntó si era «cristiano». Me justifique delante del Padre diciendo, «Padre, eso es lo que mayormente se enseña.» Y Él Padre, me dio una reprimenda tremenda.
¿Saben?. Les diré que soy un discípulo del Espíritu Santo, un hijo de Dios, y un acreedor de Su gloria( que es la vida del Cristo resucitado manifestada en nuestra vida). Esto me dijo Él Padre que soy.
¿Quieren seguir siendo «cristianos»?. Bien seguirán siendo terrenales, mientras tanto yo estoy sentado en lugares celestiales.
¿Quieren venir?. Él Padre sigue esperando.
Dios les bendiga, desde RD pa’l mundo.