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El Espinoso Asunto de la Salud Física

¿Espinoso asunto? ¿Por qué? Porque en la dimensión del Espíritu, vas a darte cuenta que hay una relación directa entre lo espiritual y lo natural. ¿Qué quiero decir con esto? Que no vas a tener nunca a alguien lleno del Espíritu, viviendo mal. Jesús lo dijo bien claro: no sale agua dulce de una fuente amarga. Entonces, cuando la persona comienza a trabajar sus emociones, no puede ni debe tolerarse pensamientos que incluya a personas que ya están comprometidas. Allí sí es cierta aquella vieja premisa de: soldado que huye sirve para otra guerra. Aquí sí. Yo realicé un trabajo en mis producciones especiales que trata de demostrarte que no es así. Y no lo es en aquel punto que tocamos allí, pero en este, tengo que asumir que sí. Es necesario que una persona asuma tomar toda la responsabilidad por lo que se permite sentir. Esa es tu oración cotidiana, sea quien seas, tengas la edad y la condición civil y social que tengas. Yo soy responsable por lo que siento. ¿Te das cuenta que después de declarar en voz alta esto, nunca más vas a poder excusarte diciendo que robaste, defraudaste o simulaste sin darte cuenta?

¿Y cómo se llama esto? Se llama disciplina, se llama amor a Dios, se llama obediencia, se llama pacto, se llama compromiso, se llama muchas cosas, aunque en esencia es simplemente carácter. ¿Y entonces por qué estamos hablando de cambiar la mentalidad y no de cambiar el carácter? Porque hasta el día de hoy, nadie ha podido separar esas dos cosas con claridad. Donde está la mentalidad, está el carácter, donde está el carácter está la mentalidad. Entonces, para no meterme en los vericuetos de carácter y toda la terminología psicológica, prefiero hablar de mentalidad, porque ahí está asociada la mente y el corazón.

Aquí es donde nos encontramos con la victoria en la salud. Es imperativo que el creyente aprenda, de alguna manera y mediante alguna forma, a cuidar su cuerpo. Porque dice la palabra que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, y no es coherente que por seguir los dictados del sistema perverso en el cual vivimos, los creyentes descuiden ese templo y lo dejen derrumbarse. Quiero decir algo que no sé si todos saben. La salud es un área de guerra espiritual tremenda. Es un área de guerra. En este tiempo hay una batalla muy fuerte en esa atmósfera. ¿No te parece que así como se enseña que la iniquidad es tal o cual cosa, se debería enseñar cómo borrar las señales de la iniquidad que vienen a través de las enfermedades?

De allí que todo ministerio profético que tenga peso, o que se está proyectando en una dimensión de Reino, va a darse cuenta que necesariamente tendrá que tocar todo este tipo de temas. Es algo que no se puede evitar. Antes que ninguna otra cosa y como para que nadie se confunda y confunda a otros, hay que aclarar que el Reino es mucho más que guerra, guerra y guerra, o que adoración, adoración y adoración. Hay algo que es muy claro, y de tan claro, resulta casi ofensivo. La iglesia no quiere hablar de la salud ni de la sanidad física. Hay libros que son verdaderas confrontaciones para quienes los leen, porque desnudan todo el andamiaje satánico que rodea a los laboratorios de medicamentos. El problema subyace en que los creyentes que leen esos libros y los dan como válidos, después no saben qué hacer con lo que se les dice allí. ¡La iglesia no habla y mucho menos enseña sobre esto! ¡¡¡Nada!!! ¿Motivos? Yo no quisiera ofender a nadie, pero no son pocos los que aseguran que sólo se trata de incredulidad.

Desde las plataformas del Reino se habla mucho sobre el sistema de la religión, y está bueno que así sea porque se evita que tanta gente caiga prisionera de ritos, ordenanzas y estatutos insostenibles. Pero no se habla para nada de la salud, y la salud se lleva para “el otro lado” a tantos cristianos como la religión. Y tampoco se habla del entretenimiento cristiano, que desperdicia vidas con banalidades por encima de todo lo otro. Y cuando hablo de entretenimiento, me estoy refiriendo a todas las cosas que tú y yo hemos visto hacer en los templos, sin otra finalidad que la de cubrir un tiempo determinado para que el culto o reunión tenga una duración seria y no concluya, por poco, antes de comenzar. Entretener es todo eso que a ti te fastidia, pero que por respeto o sujeción mal entendida, te aguantas sin protestar y, mucho menos, sin confrontar a los encargados del entretenimiento religioso.

De hecho, todo lo que crece, cambia. Y todo lo que cambia, confunde y se desconoce. Toma un libro de matemáticas de tu hijo menor y fíjate si entiendes algo de lo que hoy ellos están dando en clase. Yo no soy precisamente un modelo en las matemáticas como para servir de ejemplo en esto, pero sí en lo que se da como Humanidades. Estuve en eso, dediqué gran parte de mi vida laboral a eso. Y sin embargo, en muchos de sus argumentos modernos, eso que yo manejaba y dominaba, hoy casi es chino básico. Y yo no hablo chino, obvio…Y respecto a la salud, las iglesias son  de alguna manera un modelo que puede servir de ejemplo. Hace algunos años, estaba muy mal mirado por la gente que el ministro se tomara un vaso de vino. Hoy, el vino ya no tiene importancia porque todos saben que ese ministro no se emborrachará, pero sí es muy mal visto que el mismo ministro tome medicamentos. En iglesias proféticas, eso es vital. Clave, central. Sin embargo: ¿Qué es mucho, y qué es poco? Gran duda existencial.

No es que nos regodeemos hablando de la antigüedad, tal como parecería ser el común denominador de la gente mayor; pero hace cincuenta años, por dar una cifra, ningún ministro de ninguna iglesia tocaba ni de paso el tema de la enfermedad y su consecuente espiritual: la sanidad física. No se hablaba del tema. Ni bien ni mal; ¡No se hablaba! Hoy día sí se habla y se encuentran puntos muy problemáticos que han sido mal enseñados o, directamente, no enseñados. En iglesias tradicionales se oraba por la salud de alguien y se ponía en las manos de Dios la sabiduría del médico que lo atendía. Hoy, en iglesias proféticas, la onda es más que clara: ¡No médicos! Fanatismo, dicen algunos. Fe, lo llama mi Biblia. Decisión, se me ocurre añadir, como elemento de unificación y no división. ¿Y yo que debo hacer, entonces? Seguramente esta será tu pregunta silenciosa. Respuesta: ¿Tienes al Espíritu Santo morando en tu ser interior? Entonces… lo que tengas garantía íntima para hacer, no lo que queda bien o se supone que debes hacer. Por mucho menos, ha partido mucha gente antes de tiempo.

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noviembre 6, 2021 Néstor Martínez