Estudios » Blog

Con Espíritu de Misericordia

Volviendo a ese texto en el que Pablo le habla a Timoteo y le dice: haz tu obra de evangelista, ese texto ha llevado a cierto grado de confusión y error a muchos. Porque se entiende que ya que Pablo le indicó a  Timoteo que hiciera la obra de evangelista, se entendió que eso significa que todos hemos sido llamados a hacer eso. Y fíjate que esto también podría aplicarse al tema de los profetas. Lo que estamos tratando de proyectar en todos los ministerios, es el hecho de que el ministerio tiene dos facetas. Tiene la faceta de don, y tiene la faceta de ministerio. ¿Todos podemos acceder a ese don? Casi siempre sí, siempre y cuando el Espíritu Santo nos lo quiera dar, y nosotros estemos abiertos y dispuestos a recibir lo que el Espíritu Santo quiera darnos.

Porque el motor que está detrás no sólo de este, sino de todos los ministerios, es el hambre por Dios. De hecho, tenemos que tener la claridad para discernir qué es qué, de esto se trata. ¿Todos pueden hacer la obra de evangelista? ¡Sí! Yo creo que el único que no podría hacer esa obra, es el que no es convertido. Un rasgo muy marcado en el evangelista, es la obediencia. En pleno apogeo de un avivamiento en toda una ciudad, Felipe fue guiado a irse para predicarle el evangelio a un solo hombre en el desierto. Esto requería de una gran sensibilidad y obediencia al Espíritu. Algunos sostienen que un buen evangelista tiene algo de profeta, esa capacidad para escuchar al Señor. Yo creo que sí. Sin embargo, su oído no está abierto a la sabiduría de Dios revelada, sino a la voluntad del Padre por alcanzar a alguien.

Revisemos una vez más la ficha técnica del evangelista. Su característica más dominante, es la fe. Y de eso no tenemos la menor duda. El evangelista genuino es una persona que le va a creer a Dios, cualquier cosa. Su especialidad, es entender los tiempos correctos de Dios para hacer algo. Su rasgo dominante, es ese espíritu de misericordia. Es un rasgo que podemos ver en Cristo, apenas Él viene; tenía mucha misericordia por la gente. El don central que manifiesta, son las señales. El recurso recurrente, es la autoridad y la carga por la iglesia que él tiene, es la acción. Siempre está esperando que la iglesia actúe. Lo pongo así: cuando una iglesia no se mueve, tarde o temprano pierde a sus evangelistas.

De hecho, toda la iglesia del Señor en todas sus estructuras, está llamada a ganar almas. Tanto es así que, pese a todo lo que se haya dicho o enseñado, es coherente que como creyentes, tengamos una permanente intención de alcanzar a los perdidos. Eso, está fuera de toda discusión. Pero, obviamente, esto se llama voluntad general. La voluntad general de Dios para la iglesia, es que ganemos gente nueva. Sin embargo, conjuntamente con esta voluntad general, está la voluntad específica. La voluntad específica de Dios, es lo que Dios quiere para cada sitio en especial. Lugar, geografía, región, iglesia local, si quieres. Congregación. Entoncs, aparte de ganar almas nuevas, hay algo que Dios desea de parte de un grupo o persona establecida en un lugar puntual y específico.

Entonces, ¿Cuál se supone que es el máximo desafío que afronta la iglesia en su conjunto? Saber equilibrar las cosas entre la voluntad general y la voluntad específica. Ninguno de nosotros puede, por estar haciendo estricta y puntualmente lo que Dios le ha pedido, dejar de evangelizar. Ninguno de nosotros puede necesitar que Dios le diga que tiene que ganar gente. ¡Siempre debemos tener esa actitud! La gran revelación para tu vida, hoy es que, en ese equilibro en el cual te mueves, entre la voluntad general de Dios que te ordena hablar de Él a quienes no le conocen, y la voluntad específica que tienes para una tarea concreta y precisa que tú ya conoces, está la realidad de algo que quizás nunca se te ocurrió pensar: por ese motivo y para eso específico es que naciste en ese lugar y vives en esa región, ciudad, provincia, aldea o municipio.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

abril 2, 2022 Néstor Martínez