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Entendiendo a Dios

Muchos de nosotros, y me refiero a creyentes genuinos, sin atisbos de hipocresía ni hijos de prácticas religiosas, nos habremos preguntado en más de una ocasión quién es realmente esa divinidad a la que llamamos Dios. Otros, mucho más exquisitos y tal vez influenciados por Hollywood y su tendencia ancestral a las películas de ciencia-ficción, van más allá y se preguntan qué es Dios. Independientemente a lo que cada idioma o cultura crea, diga y haga, y a los nombres que aquí y allá le han adjudicado, al punto de llegar a dividirse denominacionalmente por esa razón, hay un texto en el que Dios mismo da una respuesta celestial a esa duda o pregunta, y se la da a una de las máximas figuras del evangelio, esto es, a la neta tipología profética de Cristo que fue Moisés.

(Éxodo 3: 14) = Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 

Esta palabra Yo Soy, bien podría ser el modo verbal inglés tho-be. Ser. El nombre de Dios escrito en la Biblia, es un nombre que no se puede pronunciar por la sencilla razón de que carece de vocales. El nombre de Dios no es Jehová, si lo investigas un poco vas a ver de dónde derivó eso; tampoco es Yahveh. El nombre de Dios revelado a los hombres en la Escritura, es este. El nombre Jehová vino por un invento de un Papa, en la Edad Media, que dijo: lo vamos a llamar Jehová. Y entonces agarró y le puso dos vocales. Y aunque muchos cristianos, hoy, podrían llegar a matar a alguien para convencerlo de que el nombre de Dios es Jehová, tengo que decirles que no, que no es Jehová. Y con esto, de algún modo, quiero desagraviar a alguien que, con acierto, lo recordó en nuestras redes esta semana y que mereció mi respuesta, sencillamente porque no era un tema menor. Nosotros decimos Dios, decimos Jehová, decimos Nuevo Testamento y decimos todo lo que decimos, porque dentro de lo que es nuestra misión, eso pasa a ser secundario. Lo de fondo, es que el mundo crea, y sea salvo.

Pero lo cierto es lo que mi lector en las redes dijo: este nombre nunca fue mencionado. Cuando en la Escritura, los rabinos judíos estaban leyendo y llegaban a este nombre, lo que hacían era no leerlo, sino que le ponían un nombre sustituto, que era Adonaí. O sea: el Señor. Entonces, ellos omitían decir este grupo de cuatro letras, al que teológicamente se le llama tetragrama ton. Ahora bien; antes de desarrollar toda la parte intrínseca que implica el nombre de Dios, yo quiero comenzar con algunos versos en la palabra, donde se nos explica, -y lo diré con mucho cuidado- respecto a qué es Dios. ¿Perdón? ¿Dijo qué es Dios? Sí, dije qué es Dios. ¿Y no debió decir quién? No, y ahora te voy a mostrar por qué. Vamos a leer unos cuantos versículos. Te recuerdo: para poder entender qué es Dios, necesitamos el auxilio de alguien.

(Juan 16: 13) = Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (¿Quién debe venir a ayudarnos? El Espíritu de Verdad)

(1 Corintios 2: 10) = Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. (O sea: ¿Yo puedo entender qué es Dios? ¡Sí! ¿Y cómo? ¡Solamente y mediante el Espíritu Santo! No hay otra forma. Ahora; es tremendo, porque dice que el Espíritu lo escudriña todo, aún lo profundo de Dios. Eso quiere decir que si el Espíritu Santo o el Espíritu de Verdad, empieza a operar en mí, yo puedo empezar a entender aún lo profundo de Dios)

(1 Juan 2: 27) = Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él. (Aquí no hay mucho más para agregar, sólo la leí para fundamentar el concepto por si hubiera algún que otro incrédulo cristiano por allí).

(Juan 1: 18) = A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Podríamos escribir un libro con todo esto, pero lo dejaremos aquí y así: Que el Espíritu Santo es una ayuda para que nosotros accedamos a toda verdad, es cierto. Pero no en su absoluta totalidad, sino en lo parcial. Porque la verdad más absoluta que conozco, es que el Espíritu Santo, cuando nos sometemos voluntariamente a su poder dentro de nosotros, puede hacer lo que se le antoje a través nuestro. O sea que no nos ayuda, sino que nos usa como vehículo de salvación o bendición, tal como usó a los antiguos y a Jesús mismo durante su ministerio. ¿Qué es Dios? DIOS ES ESPIRITU. Y tú, amiga o amigo creyente, IMAGEN Y SEMEJANZA SUYA. Espero que lo aceptes, lo creas y lo pongas por obra, AHORA.

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abril 15, 2023 Néstor Martínez