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¿Qué es lo que Te Identifica?

Dios está haciendo una obra nueva sobre la tierra, y está hablando de maneras muy distintas a las que lo hizo en décadas pasadas. Porque en la gran magnitud de tinieblas en las que se encuentra la tierra, Dios necesita hijos de luz que puedan hacer la diferencia. Y todos ya sabemos muy bien que, no todos los que se llaman a sí mismos cristianos, han llegado a ser hijos de luz. Y creo que es en este tiempo tan particular, en donde Dios está empezando a despertar esa idea dentro de cada uno de nosotros. Hay muchos que han sido luz, hay que decirlo, pero no menos cierto es que Dios está levantando un escenario con características mucho más precisas, específicas e intensas.

Cuando Dios empieza a hablar, él nos llama hijos de la luz. Y es muy importante, cuando el plan representado en la figura de Jesucristo, nos habla, y al hablarnos, nos da de inmediato una identidad. ¿Y cuanto vale ser cristiano? Si alguien te pregunta en qué crees o de qué religión eres, ¿Vas a decir que eres cristiano? Hay un problema: este nombre, este rótulo, esta asignatura, nos la dio Grecia, no Jesús. Fueron los griegos, los que burlándose de Pablo y de Silas, le llamaron cristianos.

Pero Jesús siempre se ocupó en llamarnos hijos de Dios. Por eso, mientras más oigamos que somos hijos de Dios, más nuestra identidad se va a ir formando como hijos de Dios. Pero, mientras más oigamos que somos cristianos, más nuestra identidad se va a ir formando como cristianos. Y desgraciadamente, en esta identidad nominada como de cristianos, se infiltró muchísimo el espíritu de Grecia. Como también se infiltró en otras áreas del evangelio hasta convertirlo, en algunos casos, en una especie de materia a estudiar con la mente y el intelecto. ¿Revelación del Espíritu Santo de manera sobrenatural? Para Grecia, pura fantasía. Y añaden: está bueno ser cristianos, pero hay que ser serios. Seriedad, para Grecia, es ausencia de vida y exceso de teología.

Por eso es que Dios, nos llama hijos de Dios. Nos llama Hijos del día, hijos de la luz. Dice Pablo, en la primera carta a los Tesalonicenses, que nosotros no somos de las tinieblas, sino que somos de la luz y que somos del día. Y hemos dicho muchas veces algo que por ahí habrá sonado mal desde los oídos acostumbrados a ciertas luchas sociales, pero que indudablemente es así: el Reino de Dios es un Reino exclusivo, no inclusivo. Con esto quiero decir que, para entrar en el Reino de Dios, se necesitan ciertos requisitos. No es una puerta grande y abierta para que todo aquel que llegue diciendo Jesús, Jesús, o Señor, Señor, pueda entrar. No todo el que me dice Señor, Señor, ¿Recuerdas?

Él dijo que los violentos son los que arrebatan el Reino, y que nada inmundo y nada que esté en las tinieblas puede entrar en el Reino de Dios. Recuerdo unas palabras que pronunció Enoc. Dijo: poned toda vuestra atención en el cielo, hijos del cielo. Y eso, fíjate que es paralelo a lo que dijo Pablo: si habéis resucitado con Cristo, poned vuestra mira en las cosas de arriba. Ocurre que donde está nuestro enfoque, ahí está nuestra conciencia y nuestro nivel de luz. Si mi enfoque está en el cielo, mi conciencia es lo que me hace presente, estar en el cielo.

Es decir que, mientras más me enfoco en estar presente en el cielo, más va a ser mi nivel de luz. Obviamente, tu mente natural no puede entrar en esas dimensiones. Pero tu espíritu está perfectamente capacitado para hacerlo. Por eso es que todos los días tenemos que entrar en esa presencia y mantenernos en esa presencia. Una vez que has entrado en esa presencia, la puedes atesorar contigo el resto del día.

(Lucas 11: 33) = Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.

Aquí está Jesús diciendo que es importante que al habernos hecho la luz del mundo, nosotros manifestemos la luz. Para que todos los que se acercan a Jesucristo, en nosotros vean esa luz. Entonces la pregunta, es: ¿Cómo se manifiesta esa luz? ¿Cómo es esa luz?

(34) La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.

(35) Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.

De estos dos textos, lo que se desprende, es que hay una cierta luz que también puede ser tinieblas. Por eso dice que si nuestro ojo es bueno, también nuestro cuerpo está lleno de luz, pero que si es malo, está lleno de tinieblas.

(36) Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.

O sea que lo que se te está diciendo aquí, es que nuestro ojo es el que determina nuestro nivel de luz. Y eso coincide con lo que te dije hace un momento: si mi atención está en el cielo, voy a estar lleno de luz. El ojo tiene que ver con nuestra percepción. Y convengamos que es nuestra percepción la que en definitiva conforma nuestra realidad. Si nuestra percepción es buena, entonces vamos a tener luz. Pero si la forma en que yo percibo las cosas, es estar buscando siempre lo que está mal; si estoy buscando en esa percepción negativa todo lo que me da temor, entonces me estoy abriendo para que mi cuerpo esté lleno de tinieblas. Y esa es una posición sumamente peligrosa.

Porque un cuerpo lleno de tinieblas va a atraer las tinieblas, todo lo que pertenece al reino de las tinieblas y todo lo que el reino de las tinieblas representa y significa. O sea que lo que vemos, es lo que representa nuestro nivel de luz. Por eso dice que si todo nuestro cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, todo tu cuerpo será luminoso, y eso será tremendo, porque no hay ninguna tiniebla que pueda penetrar donde hay luz.

Pero vayamos al principio, cuando todas las cosas fueron creadas. Vemos que la tierra estaba desordenada y vacía, y que las tinieblas cubrían la faz de las aguas. Entonces, cuando vino la luz de Cristo, empezó el reordenamiento de todas las cosas. Y Él, lo primero que hizo, fue separar la luz de las tinieblas.

(2 Samuel 22: 29) = Tú eres mi lámpara, oh Jehová; Mi Dios alumbrará mis tinieblas.

Creo que lo más importante que dice aquí, es que Dios alumbra Mis tinieblas. ¿Qué es lo que sucedió, entonces, en un principio? Cuando Dios trajo su luz y separa la luz de las tinieblas, y que se empieza con este reordenamiento de todas las cosas, esa luz que primero tenía a Cristo, envolvió luego toda la creación. Teniendo todo envuelto, entrega a un ser a imagen y semejanza de Dios. Es como si te dijera que la luz vino a deshacer el vacío y las tinieblas.

Entonces, cuando el hombre cae en pecado, se vuelve a formar el vacío. Y cuando está el vacío, las tinieblas cubren la faz de ese vacío. Y es en ese vacío en donde el príncipe de las tinieblas va a tener su dominio desde el principio. Ese vacío comprendía: el temor a la muerte y entonces el hombre empieza a entrar en un estado de absoluto rechazo. Lo primero que absorbe el alma caída del hombre, es el rechazo de luz. Y esa identidad de hijo que tenía, al haber estado unido con el Padre, en un principio, se separa, y ahora tiene que buscar su identidad en cualquier otra cosa, porque ahora ya no tiene al Padre.

Ha entrado a su corazón el temor a la muerte y ha entrado a su corazón el rechazo primario. Ahora tiene que buscar a como se pueda, el querer ser como Dios. Esa es la mentira que se tragó el hombre. Sereis como dioses cuando comáis del fruto, les dijo. Dios los había hecho a su imagen y semejanza, ya, no necesitaban comer nada para ser como Él. Mira la incongruencia. ¿Para qué tenían que buscar ser iguales a Dios si ya lo eran? Igualmente, esa mentira que se tragó de que puede ser Dios en sí mismo, es la que va a dirigir su vida.

Y entonces va a empezar a formar su identidad, por medio de este vacío engañoso. Y digo que es engañoso, porque entró por causa del engaño. Y todo lo que funciona en el ámbito del vacío, es un engaño. De hecho, las tinieblas tratan de convencernos de que eso es una realidad. O sea que yo empiezo a formar mi identidad, fundada en una falsedad. Empiezo a formar mi identidad, pensando y preocupándome respecto a qué es lo que piensa la gente de mí. Me resulta muy importante lo que otros opinen de mí. Y la gran mayoría de la gente dirige sus vidas de esa manera.

Y este es un fundamento de las tinieblas. Pero nuestra identidad, tiene que estar basada en el Padre celestial. Es el Padre el que los revestirá. Pero como tenemos una identidad que no siempre está segura si tiene valor o no, muchas veces se compromete aún el evangelio. El temor a ser rechazados por los distintos líderes o por el mismo pueblo. Entonces vamos formando nuestra identidad en el marco de todo un sistema que está en tinieblas, y todo ese sistema de tinieblas se va a oponer ferozmente a todo lo que tenga que ver o provenga de la luz.

Entonces, es tinieblas andar por la vida buscando no ser rechazados. Eso es algo así como tratar de sobrevivir en este sistema. Le tienes temor a la muerte. Le tienes temor a perder algo. Esa es la forma en que millones de personas son enseñadas. Tienes que tener el éxito de este mundo, porque de otro modo no vales nada. Tienes que estar arriba y no abajo, porque de otra manera no eres nadie. En toda la sociedad occidental, la búsqueda del dinero y la prosperidad, es sumamente importante. Mucha de la identidad formada por las tinieblas, tiene que ver con cuando tienes o como te vistes.

Entonces vamos formando nuestra identidad a partir de cosas imperceptibles que no tienen esencia. Mientras más se tenga esa percepción de las tinieblas, más estresados vamos a estar en la vida. El temor al rechazo se vuelve una de las mayores obras de control que tienen las tinieblas para controlar nuestras almas. Y aquí es donde empieza una tremenda caída de lo que es el conocimiento de Dios y del verdadero evangelio. Entonces, en el momento de la caída, cuando entra el vacío y el engaño, con la separación entra el olvido de quienes somos.

Lo que estoy tratando de decir y que otra parte no es un descubrimiento mío, es que en las tinieblas hay una luz que es tinieblas. Esa luz que es tinieblas, es una falsa personalidad exitosa. Alguien que es admirado, no rechazado. Y nota que hay una diferencia entre ser y estar buscando lo equivocado. Yo puedo ser verdaderamente la luz o verdaderamente un siervo de Dios y no estar buscando la admiración. Las tinieblas proveen una falsa identidad y mientras yo me enfoque en nutrir esa falsa identidad, me voy a olvidar de quien soy.

Es muy importante recordar nuestro futuro, pero entonces, nutro una personalidad, o nutro otra personalidad. Por eso, lo que nos separa del Padre, es esa personalidad negativa. Va a producir un vacío en nuestro interior. Y ese vacío en nuestro interior, es llenado por tinieblas. Entonces, separación implica vacíos. Y estos vacíos van a tener, dentro de sí, una energía de tinieblas. Recuerda que leímos que decía Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.

Claro está que si te tomas de la mano de Grecia o de Egipto, que es la intelectualidad filosófica o la mundanalidad en el evangelio, te van a proponer cambiar la palabra luz por la palabra energía. Quiero que entiendas algo. Entonces diría algo así: no sea que la energía que está en ti, sea una energía tenebrosa. Y esa energía tenebrosa está, de alguna manera, viva, latente, tiene un poder. No es la oscuridad que es ausencia de luz. Es una tiniebla que tiene una sustancia que está viva y con alta energía. Entonces, si mi percepción es de la personalidad de este mundo, voy a tener vacíos llenos de esta energía negativa. Y esta energía negativa es un propulsor de acciones y decisiones.

Por ejemplo: el rechazo. Vamos a ver este vacío que viene por causa del rechazo. Cuando me siento rechazado, es porque necesito la aprobación de otro. Y si necesito la aprobación de otros, ¿Qué pasa con mi mirada del cielo? Porque nosotros hemos sido hechos aceptos en el Amado y hemos sido hechos hijos de Dios. Entonces si tengo miedo porque camino en la verdad y me rechazo en esta verdad, entonces, en vez de proyectarme hacia mi verdadera personalidad, que es celestial, llena de luz de verdad, voy a estar nutriendo esta otra personalidad que proviene del vacío y del engaño.

Cuando Jesús vino a la tierra, vino justamente a destruir el engaño y el vacío, y Él nos va a enseñar a ser luz. Él nos va a cambiar la percepción, la forma de ver, para que no veamos conforme a los principios y las estructuras del engaño y del vacío, y sí veamos de acuerdo con las percepciones celestiales.

(Mateo 5: 39) = Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;

Aquí vemos, claramente, una percepción diferente. Si yo soy un justo y alguien me da una bofetada, que no me la he ganado porque no insulté ni ofendí, sino que me la da simplemente porque odia mi justicia, o simplemente porque es una persona malvada, yo puedo elegir sentirme rechazado y golpeado, o conectarme con el Padre, poner la otra mejilla, y esto va a cambiar mi percepción. Porque dice: No resistáis al que es malo. Entonces, esta persona malvada, en lugar de sentirte deprimido por el mal que te han hecho, vas a buscar la manera de impartirle la luz. De este modo, Jesús nos viene a mostrar el camino de como vencer esa maldad. Lo que aquí te está diciendo, entonces, es que en lugar de resistir al malvado, ponle la otra mejilla.

(40) y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; (41) y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, va con él dos. 

Fíjate como está operando Jesús en el espíritu contrario. La luz, es operar en el espíritu contrario al de las tinieblas. Eso, en lugar de estar buscando mi propia justicia. A ver cómo me tomo venganza, a ver cómo te puedo demandar, a ver como protejo lo que es mío. Yo no tengo nada que sea mío, No tengo nada que sea mío, todo lo que aparentemente es mío, en realidad es de Dios. Si me lo quieres quitar, hazlo, Dios me va a regresar cien veces más. Porque yo no estoy sujeto a las tinieblas, estoy sujeto a los principios de la luz.

La cosa es así: mientras más estés aferrado a tus posesiones, más el diablo tendrá de donde asirse. Ahora; si en lugar de tener todos esos ropajes de posesiones, estoy desnudo y untado con aceite fresco, es muy probable que el enemigo resbale una y otra vez y no consiga asirme.

(42) Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

(43) Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

(44) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; (45) para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Aquí está diciendo, entonces, que para que seamos hijos de Dios, tenemos que operar en esa personalidad divina, que es contraria a la personalidad del mundo. Es decir que, mientras más muero a mí mismo y me dejo de estar protegiendo, más me voy a convertir en un hijo de luz. Cuando mis ojos empiezan a ver las realidades celestiales. Cuando mis ojos empiezan a ver todas las riquezas a las cuales tengo acceso, aquí en este mundo ya deja de ser importante lo que tenga o lo que no tenga.

Dios nos quiere prosperar, a eso ni lo dudes. ¡Claro que nos quiere prosperar! Pero fíjate cómo el enfoque de una prosperidad santa, se volvió en el fundamento de una personalidad equivocada. Entonces, la iglesia se empezó a enfocar más en la prosperidad que en ser hijos de luz. Es obvio que no fueron todos, pero sí en lo que tiene que ver con las modernas tendencias. Entonces, cuando el enfoque es cuanto creemos que Dios nos puede prosperar, estoy tomando un principio divino, pero lo estoy colocando dentro de una personalidad de tinieblas.

Porque en la personalidad de las tinieblas, están buscando el éxito de este mundo, el dinero de este mundo o lo que más tengo y tienes. Pero en mi personalidad celestial me empiezo a despojar de todas esas cosas. Entonces, la verdadera prosperidad del cielo va a venir sobre mí. Y si viene sobre mí una prosperidad dentro de mi personalidad santa, esas riquezas no añaden ni stress ni nada, con ellas. Si mis ojos están puestos respecto a como Dios me va a bendecir financieramente, poco a poco me estoy poniendo las vestiduras con las que el diablo puede sacudirme.

O sea que, mientras más soy prosperado por las riquezas de Dios, más tengo que poner mi enfoque en el cielo. Porque las riquezas tienen un resplandor que distrae. Así que siempre tengo que ponerlas bajo mis pies. Siempre tengo que pensar que lo que tengo en la tierra, no es absolutamente nada y no es mío. Y que si Dios me concede algún don de fama o algún don de riqueza, o de grandeza mientras yo estoy aquí en la tierra, como decía Pablo, a todo tengo que estar acostumbrado. Teniéndolo todo, o no teniendo nada.

Aquí es donde Dios quiere que nos determinemos en entenderlo a Él. Porque aunque digamos que conocemos a Dios porque oramos con Él, mientras vivamos por el temor a la muerte y al rechazo, hay una parte de nosotros que permanece en vacío. Y en ese vacío, hay una energía de tiniebla, que inevitablemente me va a llevar a tomar decisiones equivocadas.

(Gálatas 1: 10) = Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

Si nuestro evangelio trata de agradar a los hombres, inevitablemente vamos a tomar decisiones equivocadas. Porque a veces somos movidos en una acción de amor a agradar más al hombre que a Dios. Porque dicen que los aman tanto, que no quieren que se ofenda. Entonces deciden predicar un evangelio más suave para no perderlos. Bien intencionados, quizás, pero equivocados. Jesús no hacía eso. Jesús verdaderamente quería servir a su Padre. Y si el joven rico no lo quiso seguir porque no estaba dispuesto a darles su dinero a los pobres, no fue ni más dulce ni más almibarado para que cambiara de idea. ¿No quiso? Fue.

Dios está buscando hijos de luz. No importa si son aceptados o no son aceptados. No interesa si tenemos éxito o no lo tenemos. Lo importante es que clase de luz producimos en las esferas espirituales. Porque a lo mejor no tienes demasiados Me Gusta en tus redes sociales, pero en el cielo irradias una luz que impacta y cobija a miles y miles de personas que no conoces y tal vez nunca llegues a conocer aquí en la tierra.

(Mateo 5: 46) = Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

(47) Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

(48) Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Entonces, mientras la personalidad del vacío y del engaño está buscando el éxito y los afanes de este mundo, donde parecería tan importante cuidar nuestros nombres, cuidar nuestro testimonio, no sea que vayan a decir algo malo de mí, sin darme cuenta me estoy colocando en contraposición a lo que el propio Jesús dijo cuándo, en este mismo capítulo de Juan pero más arriba, en el verso 10, dice: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

(11) Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

(12) Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

De hecho, con esto nos estamos dando cuenta que la luz, es antes que ninguna otra cosa, un espíritu contrario a las tinieblas. Los principios de la luz se oponen, radicalmente, a lo que busca la luz de las tinieblas. Ustedes están llenos de luz y no hay tiniebla ni vacíos en ustedes. Todo vuestro cuerpo será luminoso.

(Isaías 52: 13) = He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. (¡Esta es la promesa de Dios!)

(14) Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,

Ahora; fíjate el paralelismo en el cielo, Mientras Jesús no está buscando proteger su reputación, no está buscando proteger su imagen para nada. Físicamente fue desfigurado, fue contado con los pecadores. Le dieron vuelta el rostro y lo despreciaron como si él fuera algo asqueroso. Y fue crucificado en un madero, como un maldito. Porque dice “Maldito aquel que es colgado de un madero”. Pero Él se hizo maldición, para llevar la maldición que pesaba sobre nosotros.

Y mientras todo esto sucede en la tierra, en el cielo dicen: MI siervo es prosperado, es engrandecido, es exaltado, es puesto muy en alto. Entonces, te están vituperando, están diciendo toda clase de mal contra ti, mintiendo, mientras las voces de las tinieblas se levantan contra ti, la voz de Dios está gritando en los cielos: “¡Ese es el que será prosperado! ¡Ese es el que será engrandecido! ¡Ese es el que será exaltado y puesto muy en alto! ¡Poned vuestra mira en las cosas de arriba, en lo que está diciendo el cielo de ti! Abre tus oídos a lo que está diciendo el cielo, y cierra tus oídos a las voces de las tinieblas. En la tierra vamos a ser menospreciados y odiados, pero los hijos de luz no vivimos por lo que dicen las tinieblas, vivimos por lo que dice la Luz.

(15) así asombrará él a muchas naciones; (El despreciado, el menospreciado, el desfigurado) los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.

Van a levantarse los hijos de luz. Y aunque las tinieblas vengan en contra de nosotros y tergiversen de manera perversa todo lo que digamos, igualmente asombraremos a las naciones, los reyes cerrarán sus bocas delante nuestro, porque verán lo que nunca han visto y entenderán lo que jamás habían oído. Porque así se levantará toda una generación que no tendrá tiniebla ni vacíos engañosos, sino que su ser será luminoso y todos lo verán y sabrán que son enviados para alumbrar esas tinieblas. Porque el Señor cambió los vacíos del rechazo del temor a la muerte, las búsquedas huecas y banales del materialismo, del humanismo, del cientifismo, del intelectualismo religioso, por las verdaderas riquezas y valores de Cristo.

Porque te has despojado de las vestiduras de las tinieblas, y desnudo como viniste al mundo, te ungiste con el aceite del Altísimo. Y tu cuerpo lleno de luz y cubierto de aceite, no puede ser tocado ni agarrado por las tinieblas. Tienes que determinarte en confiar que todas las palabras de Dios son verdaderas. Tienes que determinarte que todos los pensamientos de Dios son, para ti, de continuo el bien. Que cualquier cosa que pierdas en la tierra o te quiera ser quitada, no es nada. Porque los pensamientos de Dios son de continuo y bien para ti.

Los que confiamos en el Padre, somos libres, porque no podemos ser despojados jamás, porque tenemos todas las cosas. Tenemos todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. Y si algo te fuera quitado, del cielo te llegará multiplicado. Y por eso puedo estar agradecido. Y en cualquier padecimiento que tenga aquí en la tierra, tendrá que ser el motivo de la mayor alegría, no viendo nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven.

Porque atrás de cada cosa que Dios permite para nuestras vidas, hay riquezas de su gloria que se están formando dentro de nosotros. Se las puede ver, se las puede agradecer. Por eso determínate a confiar en Dios. No confíes en el sistema de este mundo, ni en sus riquezas. En este mundo todo pasa, todo se transforma. Pero lo que tienes de eterno, en tu vida, eternamente va contigo. Ya lo sabes. Eres un hijo de luz. No tienes `por qué ser un cristiano, eres un hijo de luz. No es Grecia la que determina tu identidad, es el Padre celestial.

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enero 24, 2021 Néstor Martínez