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Precisiones del Reino

 

Precisiones del Reino

Hoy tengo mandato expreso del Señor para hablarte respecto a la gloria de Dios. ¿Cuántas veces has escuchado mensajes o predicaciones de prestigiosos y afamados hombres y mujeres de Dios que hablaran de la gloria de Dios? ¿Cuántas veces, también, y en medio de esos mensajes, no pudiste evitar pensar que, entre lo que decía ese predicador y lo que tú sentías en tu vida, había un verdadero abismo? Ánimo. No te culpes, ni te condenes, ni te sientas una basura. Una cosa es armar un hermoso e impactante mensaje sobre la gloria de Dios y otra, muy diferente, vivir una vida en medio del resplandor de la gloria de Dios. Una cosa es predicar sobre las maravillas de la unción del Espíritu Santo y otra cosa muy distinta es vivir en la plenitud de la unción del Espíritu Santo. Te lo puedo asegurar, te doy mi palabra de eso.

¿Cómo hablarte de la realidad de la gloria de Dios, si eres parte presente de toda esa gente abrumada por sus necesidades, sus angustias, sus dramas, sus miedos, sus dolores y sus sufrimientos de todo calibre? ¿Cómo te podrá entender, o incluso creer, alguien que está abrumado por esta pandemia, con terror a contagiarse y morir o quedar aislado en soledad, o sin trabajo, acorralado por las deudas, con su familia pasando hambre y sin la menor posibilidad en lo natural de salir a flote, que efectivamente, hay una gloria de Dios real, no meramente un versículo bíblico, que se puede experimentar y disfrutar? Cuando tú lo digas, te van a mirar con incredulidad primero, y hasta te diría que con una mezcla de sorna, burla y hasta enojo después. ¿Sabes por qué? Porque muy pocos, o casi nadie, han aprendido a buscar la maravilla de ese resplandor de esa gloria en medio de la tremenda oscuridad de sus circunstancias. Nadie se atreve a buscar tesoros en la oscuridad, pero resulta ser que es allí donde precisamente están.

Te cuento una historia. Ficticia, simbólica. Una metáfora de lo que intento enseñarte. En una noche oscura, en un pequeño pueblo, un hombre bajo la luz del farol de alumbrado de la esquina, parecía buscar algo en el suelo. Pasó otro hombre a su lado y, al verlo, le preguntó: ¿Qué busca, amigo? – Una moneda de oro. – Si quiere le ayudo a buscarla, ¿Adónde la perdió? – La verdad, la perdí allá, en la media cuadra, pero está tan oscuro que no se ve nada, entonces me vine a buscarla acá, que hay luz. Esa es la historia.  Aparentemente un absurdo, casi una incongruencia. ¿Cómo va a buscar una moneda que se le perdió en la mitad de la calle, en un lugar que no es el correcto, sólo porque allí hay luz y donde perdió la moneda está oscuro? ¿No es ignorancia, eso? ¿No es comodidad y hasta inocencia hacer eso?  Esto es igual. Jamás busques la gloria de Dios en la plena luz del día de una vida tranquila y feliz. Esa gloria, generalmente, se encuentra en la más tenebrosa oscuridad de tus tribulaciones. Para ayudarte a encontrarla, recibí esta palabra que si logro me la entiendas y la aceptes como válida, seguramente bendecirá tu vida.

(1 Pedro 4: 1)= Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.

Esto, por supuesto, que no es una credencial habilitante para auto-flagelarnos, una práctica muy difundida con el rótulo de cristiana, aunque en verdad sea demoníaca. Porque masoquismo, (De eso se trata la auto-flagelación),  siempre será pecado, jamás fe. Pero cuando nos toca padecer algo en la carne, (Que puede ser tanto una enfermedad física, como una del alma) es allí donde nuestra batalla contra el pecado comienza a experimentar victoria. Conclusión: debido a que Cristo sufrió, los creyentes deben estar preparados para sufrir. Entiende bien por favor que no es mi intención crear nuevas doctrinas. No te estoy diciendo que tienes que buscar el sufrimiento, te digo que tienes que saber soportarlo cuando te llegue, si es que te llega. Eso es. La teología aquella que te dice que mientras más sufres más cerca de Dios te encuentras, es similar a la que te asegura que mientras más pobre y miserable eres más estarás en la consideración de Dios. Quédate bien tranquilo; ninguna de las dos son de procedencia divina. es más; las dos son de origen satánico. No vinimos a eso a esta tierra.

(2) Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.

Si hasta hoy tú estuviste viviendo según tu propia voluntad y tu propia sabiduría y te fue como te fue, que lo más probable es que haya sido como la real mona, con mis debidas disculpas a las simpáticas monas que no tiene culpa de esto, es notorio que es tiempo de cambiar, o sea de empezar a vivir por el Espíritu y en obediencia a la voluntad de Dios plasmada en su palabra, eso es lo que dice aquí.

(3) Baste ya el tiempo pasado (Estamos hablando de cuando tú estabas sin Cristo) para haber hecho lo que agrada a los gentiles, (Gentiles, aquí, es equivalente a mundanos, a incrédulos, a inconversos. ¿Cuántos calificativos más les daremos?) andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.

Estoy convencido que a medida que vamos sumando años de iglesia, templos y congregaciones, nosotros los creyentes, nos volvemos tan religiosos y costumbristas que llegamos a perder la óptica de lo que es realmente el mundo secular, ese que está ahí afuera, que por momentos parece amenazarnos y preocuparnos mucho y en otros momentos nos atrae tanto que por poco empezamos a copiarle todo como si fueran ellos los que tienen la gran Verdad. Nos parece, incluso, que en este texto la Biblia exagera. Pensamos: ¿A quién le puede agradar toda esta porquería pervertida? Seguramente a algún enfermo, alguien sano muy difícil. Lamento decirte que te equivocas y bien feo. Porque pensar eso, no es santidad, es solamente religiosidad. Al mundo secular y sin frenos ni límites morales, le agrada verdaderamente en una gran proporción todo este caudal de cosas, y no cuesta nada advertirlo a través de sus diferentes canales de comunicación.

La lascivia, por ejemplo, es la lujuria total, la indecencia vergonzosa y desvergonzada, la concupiscencia sin freno, la depravación sin límites. Las personas con estas características lanzan un desafío insolente a la opinión pública, al tiempo que cometen pecado a plena luz del día, incluso con arrogancia y desprecio. Pedro, le está diciendo a la iglesia que sí, que eso podía ser cuando eran incrédulos, pero no ya, ahora, si es que quieren vivir bajo el resplandor de la gloria de Dios. Yo creo que sería conveniente que cada uno de nosotros revisemos cada una de estas cosas, y que pongamos nuestros corazones abiertos, puros y transparentes, y pensemos: ¿Se habrá extirpado todo esto de la iglesia del Señor? Parecería ser una especie de respuesta a las continuas quejas por la falta de presencia de Dios dentro de ellas, verdad? Mientras tanto, ¿Qué pensará la gente del mundo respecto a los creyentes? ¿No será que más que escuchar soberbias y muy preparadas predicaciones, querrá ver vida pura, honesta, íntegra y recta en cada uno de los que decimos ser hijos de Dios sin que se nos mueva un músculo del rostro?

(4) A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; (5) pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.

Dice que cuando tú no vuelves a hacer lo que ellos hacen y que antes tú también hacías, te van a ultrajar. Hermano varón: ¿Nunca te hicieron quedar como tonto, menso o algo peor, el mismo grupo de los que decían ser tus amigos en el mundo, sólo porque te negaste a emborracharte o irte de parranda con mujeres con ellos? ¿No te han ultrajado llamándote “chupa-cirios”, Santurrón, Raro, o sencillamente con algún adjetivo de esos que da vergüenza santa repetir? Si nunca te sucedió, demos gracias a Dios, pero prestemos atención porque pueden haber ocurrido dos cosas: O fue tan notorio y asombroso tu cambio que realmente los impactó, y aunque no lo entiendan, sienten casi admiración por ti, o bien tú no has cambiado nada y prefieres seguir compartiendo sus inmundicias para que no te marginen. Dice que van a ser juzgados. Entonces es mi deber alertarte: cuidado que ese juicio no te encuentre a ti adherido con ellos.

(6) Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en Espíritu según Dios.

Este a los muertos, escrito aquí, es una referencia a quienes en vida escucharon la predicación del evangelio y tuvieron su oportunidad de vivir en Espíritu según Dios. En Espíritu, aquí, se refiere al Reino del Espíritu, con la perspectiva cierta de Vida Eterna, donde Cristo fue vivificado. Esta oportunidad quiere decir también que fueron juzgados en carne según los hombres, o sea, que el asunto del juicio eterno es determinado por la respuesta que cada uno dio al evangelio mientras estaba vivo. Al respecto, Hebreos 9:27 dice que: y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, (Adiós a la reencarnación; si esta palabra no destruye esa teología falsa, no sé qué otra se necesitaría) y después de esto el juicio. (Que es simplemente separar lo que es verdadero de lo que es falso. Y ahora van los consejos que casi son mandamientos.)

(7) Mas el fin de todas estas cosas se acerca, sed, pues, sobrios, y velad en oración.

Primero: dice que el fin se acerca. ¿Qué fin? ¿De qué clase de fin está hablando? ¿Es esa clase de fin que nos han vendido, con planetas ardiendo y gente destrozada volando por los aires? ¿Eso es? No. Está hablando de otra clase de fin, del fin de este siglo, que no son cien años, sino Cosmos, sistema. Pero sistema mundano, perverso y religioso. Segundo: ¿Quieres vivir bajo el resplandor de la gloria de Dios? Tienes que ser sobrio. Esto es, serio, íntegro, responsable, de ninguna manera esto significa ser solemne o acartonado. De eso ya tuvimos bastante, y en las bravas demostraron no ser sobrios en absoluto.  Y debes velar (Que es vigilar, no descuidar, no dormirte espiritualmente, no acostumbrarte a rutinas rituales religiosas o costumbristas como si fueran bíblicas) y orar. Orar no es una opción para el creyente, es una obediencia a un mandato.

(8) Y ante todo, (Esto es; antes que ninguna otra cosa por importante que esa otra cosa parezca; como prioridad uno) tened entre vosotros ferviente amor; (Cuidado que Pedro no dice que debas tener ferviente amor para con los asesinos y violadores. Con ellos, en todo caso, la misericordia del Señor para los pecadores. El ferviente amor, dice Pedro, es entre vosotros. Y él le está escribiendo a la iglesia. ¿Entiendes, ahora, por qué es tan poco frecuente experimentar la gloria de Dios en nuestras congregaciones? Sabemos cómo manejarnos más o menos bien con los pecadores del mundo incrédulo, pero nos desestructuran y nos producen mucha bronca santa los pecadores de adentro de la iglesia. Es simple. Su amor por ellos, hayan hecho lo que hayan hecho, dice la Palabra, cubrirá multitud de pecados) porque el amor cubrirá multitud de pecados. (Ese es el amor que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. No el que está bastardeado por el infierno que lo ha convertido en una imitación paupérrima)

(9) Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.

¡Ah, sí! Para el congreso que se hizo el mes pasado, tuve hospedándose en mi casa a una Hermana de Ñandú Chueco. Buena joven, pero no sabes lo mugrienta que era… – ¿Ah, sí? A mi casa vino el pastor Fulano, que predicó sobre la santidad, ¿Te acuerdas? Lo que más gracia me causó fue el ridículo pijama que usaba. ¡Él, que parecía tan serio! – ¡Pero miren que cosa! Yo, en cambio, tuve en casa a un matrimonio de Yacaré Melancólico. No tienes idea de lo que se peleaban esos hermanos, ¡Qué tremendo! ¿Y tú, hermano? No…Yo tuve a dos hermanos de Tucumán que nos edificaron mucho con su presencia…- ¡Qué suerte tuviste! – No, suerte no, obediencia a la palabra. ¿Se entiende, no?

(10) Cada uno según el don que ha recibido, (Repítete para ti mismo: “El don que tengo no es mío, lo he recibido como favor de Dios y porque a Él se le ocurrió, no porque yo me lo merezca. No me ha costado nada y no se me cobró nada para dármelo. Yo tampoco cobraré por ejercerlo”) minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

Multiforme quiere decir “De muchas formas”. Los que entienden que la gracia de Dios se manifiesta de una o dos maneras, erraron feo, te aviso. En el original, la palabra ADMINISTRADOR, es la palabra OIKONOMOS, que es de donde sacamos nuestra palabra ECONOMÍA. Entérate: Economizar, no es ser avaros, amarretes, ratones o codo de oro. Economizar es Administrar. Viene de OIKOS, que es CASA, y de NEMO, que es ARREGLAR. Originalmente se refería al gerente de una casa o propiedad, y después, en un sentido más amplio, un administrador o un mayordomo en general. Tanto en 1 Corintios 4:1 como en Tito 1:7, Pablo se refiere a ministros cristianos. Pero en este texto habla de cristianos en general, quienes usan los dones que les fueron confiados por el Señor para fortalecer y alentar a sus compañeros creyentes. Muchos se confunden con este término. Creen que ministrar y administrar son la misma cosa, cuando sus significados son diferentes.

(11) Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. (Esto explica por qué la gloria de Dios es un tesoro tan escaso hoy día. Son muchos los que en lugar de hablar las palabras de Dios, hablan las suyas propias. Y esto no implica andar repitiendo como papagayos versículos bíblicos, porque este texto no dice “La palabra de Dios”, dice “Las palabras de Dios”. Esto tiene que ver con conceptos que emanan de los principios de Dios anunciados en la Biblia, no necesariamente sus citas textuales como si se trataran de palabras mágicas) si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, (Esto es: Sin manipulaciones emocionales, almáticas o físicas, y sin elucubraciones filosofías o intelectuales) para que en todo sea glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.

(12) Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese.

¡No sé por qué me está pasando esto! ¿Habré hecho algo mal? ¿Estará Dios enojado conmigo por algo? ¡No lo entiendo! Esto, más o menos, es suponer que nos está pasando alguna cosa extraña, o que nos está sucediendo algo raro, cuando en realidad solo estamos pasando por el fuego de alguna prueba. Esto también es clave para disfrutar del resplandor de la gloria. Pedro, en esta misma carta, mucho antes, en 1:6-7, dice: en lo cual vosotros os alegráis, (De que somos guardados por el poder de Dios para alcanzar salvación) aunque ahora por un poco de tiempo, (Di: “Por un poco de tiempo”) si es necesario, Di “Si es necesario”) tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe (Di: “La que se somete a prueba es mi fe”) mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, (Di: “Fuego”) sea hallada en alabanza, gloria, (Di “Gloria”) y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (En el original esto es APOCALIPSIS. ¿Qué tendríamos que hacer, entonces, cuando pasamos por pruebas, en lugar de quejarnos y lamentarnos, cosas que equivalen a darle gloria a Satanás? Pedro lo dice a continuación):

(13) Sino gozaos (Di: “Me gozaré”) por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria (Di: “Gloria”) os gocéis con gran alegría. (No parecería ser que estemos en esta posición, ¿Verdad? En Romanos 8:17, Pablo lo explaya en el mismo sentido cuando dice: Y si hijos, también herederos: Herederos de Dios y co-herederos con Cristo. (Misma condición, mismas obligaciones y mismos derechos y posibilidades. No exageres tu humildad) si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él, seamos glorificados. (Ese es el resplandor de Su gloria).

(14) Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.

Vamos por partes. Esto que Pedro rescata, aquí, es copia fiel de una porción del llamado Sermón del Monte, cuando en el evangelio de Mateo 5:11, Jesús dice: Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Aquí hay un par de cosas para ver: En primer término, dice que la cosa es si somos vituperados por el nombre de Cristo, no por cualquier otra causa secular, social o mundana. He oído algunos decir que en su trabajo no lo ascienden o no lo mejoran porque es creyente, cuando después uno averigua y se entera que al hermanito no lo ascienden porque es vago e irresponsable y que agradezca que no lo echan porque es padre de familia, ¿Te das cuenta lo que te quiero decir?

Por eso es que Jesús agrega a esta expresión, la salvedad que dice: “Mintiendo”. Cuando el mundo nos arremete con algo que es verdad, violín en bolsa mi viejo y a cambiar el rumbo. Después dice que el Espíritu de Dios reposa sobre nosotros. Naturalmente hablamos de creyentes, no de miembros nominales de una iglesia, porque no todos tienen al Espíritu de Dios reposando sobre ellos. ¡Pero hermano! ¡Todos los convertidos tienen al Espíritu Santo! Yo no digo lo contrario, pero… ¿Quién te dijo a ti que todos los que van a una iglesia están convertidos? Ahora, si está el Espíritu Santo, entonces sí, los que blasfeman (Y por lo tanto no son perdonados) son ellos y quien lo glorifica, eres tú. Eso es emitir ese maravilloso resplandor.

(15) Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; (¡Qué curioso que es este verso. Fíjate que mezcla y le otorga igual entidad de pecado a un homicida, asesino, criminal: a un ladrón o a un malhechor, que puede llegar a ser hasta un violador de niños, con uno que se entremete en lo ajeno. No dice que roba lo ajeno o destruye lo ajeno, dice que se entremete, o sea: que mete la nariz donde no lo han llamado. A eso, nosotros lo llamamos discreción, respeto, sobriedad, educación. Hay otro texto en este sentido, mucho más explícito que quiero rescatar a los fines de que te quede bien claro lo que se pretende de ti y lo que debes hacer si es que deseas navegar en medio de la gloria de Dios.

Está en 1 Tesalonicenses 4:9-12: Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis más y más; y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

Este párrafo es muy completo y muy preciso, y no me puedo detener demasiado en él, pero como para muestra siempre bastará un botón, el botón que me queda es el de las últimas seis palabras: Y no tengáis necesidad de nada. ¿Te das cuenta el valor que eso tiene para estos tiempos? Porque cuando dice “necesidad de nada”, es de NADA, eh? Y nada, en la Biblia, al igual que TODO; es la más absoluta de las nadas. Ah, dinero incluido, trabajo incluido, comida incluida, vivienda incluida. ¿O te creíste la teología esa que dice que tener ciertas posesiones es pecado? ¿Quién dijo eso y en qué libro, capítulo y versículo está? ¡Pero hermano! Dice que los ricos… Sí, pero habla de los ricos que adoran sus riquezas. Un creyente si es maduro, sabe muy bien que, aunque tenga lo que tenga, lo que tiene es de Dios y el único centro de su adoración siempre será Dios. ¿Se entiende?

(16) pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.
Fíjate que esta es la tercera ocasión en que la palabra cristiano aparece en el Nuevo Testamento. Las otras dos están en el Libro de Los Hechos. Una en 11:26 y la otra en 26:28. Y en este caso la palabra es utilizada para determinar a los creyentes en un momento pico y crítico de sus vidas: sus padecimientos. Aunque todos sabemos que esa palabra nació de alguna forma de burla que se les hacía a los discípulos de Jesús después de su crucifixión para avergonzarlos.

De lunes a viernes y sin contar la gente del mundo que conozco, a la que en este tema no la voy a contabilizar, no es poca la cantidad de hermanos que conozco que sufren alguna clase de padecimiento, ya sea de orden físico, anímico o espiritual. En otros ámbitos de la vida donde los creyentes suelen convivir, sucede lo mismo multiplicado por la cantidad de personas. ¿Tú sabes que mayoritariamente, incluyendo los propios, naturalmente, tenemos una tendencia manifiesta a sentirnos avergonzados por estar padeciendo algo? Yo no sé quién me predicó que siendo creyente se me terminaban todos los problemas, pero te puedo asegurar que alguien me lo predicó. ¡Si hubiera tenido este versículo delante de mis ojos en esa ocasión! Con él aprendí esto: Es muy bueno que yo como ministro del Señor venga a aquí a darte aliento, pero de ninguna manera eso es un acto voluntarista, sobredimensionado o, lo más triste, simulado. Aliento, pero con las bases del auténtico evangelio de Jesucristo, que ya sabes muy bien no era precisamente un canto a la fiesta y el ocio.

Hay una especie de estereotipo del creyente que nos marca que, cuando estamos pasando por algún padecimiento, eso significa que andamos flojos espiritualmente. Dime, ¿No es como que te suena coherente pensar así? ¿Te das cuenta que a ti también te lo predicaron? La verdad, dice Pedro, es muy otra, pero hay que entenderla bien para no bandearnos para el otro lado y pasarnos al masoquismo o al estoicismo. Dice que debemos glorificar a Dios por un padecimiento que experimentemos, COMO CRISTIANOS. Como creyentes, si te agrada más usar esta terminología. O como hijos del Dios Altísimo, que es la real.

Ejemplo: físicamente, se daría por contraer alguna enfermedad dolorosa en el marco de una tarea de misionero. Anímicamente, pasar por la amargura violenta de alguna traición de amistad, de familia o de hermanos de la iglesia, sólo por ser fiel a Jesucristo. Y espiritualmente, vivir opresiones producto de la guerra espiritual que significaría, por ejemplo, un trabajo evangelístico en alguna ciudad idólatra. De allí es que, en el Libro de los Hechos 5:41 y en el marco de un juicio que se les hizo a los apóstoles, dice que Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

(17) Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; (Perdón; ¿Por dónde dice que va a comenzar el juicio?) Y si primero comienza por nosotros, ¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

Es decir que, además de aprender a no quejarse por los padecimientos y, por el contrario, glorificar a Dios por ello como llave de ingreso para acceder a la gloria de Dios, ahora también tendremos que tener en cuenta el juicio. Porque el sufrimiento de los creyentes se explica, en parte, como el comienzo del tiempo señalado por Dios para el juicio. Ese sufrimiento tiene un efecto purificador de la casa de Dios. (Y recuerda que la casa de Dios no es el templo, es la iglesia, la gente, tú mismo, en persona) El juicio divino culminará con el terrible derramamiento de la ira divina sobre aquellos que hayan decidido rechazar el evangelio.

Sin embargo, hay una especie de mover inquietante hoy, dentro del seno de la iglesia. Es mucha la gente que siente como que el piso se mueve. Nadie se siente seguro en el marco de esta pandemia y con las congregaciones prácticamente desactivadas. Ya aprendieron que aunque se emitan los cultos on-line, si no le ponen algo de pimienta a la Palabra, nadie se sentirá obligado a quedarse escuchando, como sucede en un templo.  Entonces se adoptan por lo menos dos actitudes clásicas: o se le carga todas las culpas a los ministros, consignando que se dedican a otros menesteres en lugar de trabajar en lo que deben trabajar, o bien se hace guerra, reprendiendo al diablo y a todos sus demonios por lo que se considera un ataque contra la iglesia que debe ser “porque con nuestras actividades hemos conseguido que el diablo se enoje y nos devuelva uno por uno los golpes. Tendrás que saber algo que yo aprendí bastante tarde, pero lo aprendí: al diablo jamás le molestó ni le molestará la actividad de un grupo de cristianos. Al diablo le molesta y le molestará siempre la autoridad que repercute en poder de Dios manifestado de aunque sea un creyente genuino. Eso sí le molesta.

Nadie podría decir que esto sea incoherente o falto de seriedad o de verdad. Supongamos que por allí, alguna de estas cosas pueda suceder, pero lamento decirte que no es lo de mayor abundancia o preponderancia. Porque hay algo que no has recordado seguramente. Dice la Palabra que las puertas del Hades, que es el infierno con todos sus pobladores, no prevalecerán contra la iglesia. Eso significa que, si la iglesia se está moviendo peligrosamente o zarandeando un poco, debe ser porque Dios anda trabajando en un preanuncio de un juicio que, hay promesa, comienza por nosotros. Jamás la iglesia podrá juzgar al mundo por su corrupción si todavía hay corrupción dentro de la iglesia, ¿Se entiende? Y ni hablemos de todos los demás añadidos que tú y yo sabemos que se le pueden otorgar sin mentir ni exagerar.

Hay un texto, en el libro del profeta Malaquías, en el capítulo 3 y verso 5, que se explaya algo más sobre esto: Y vendré a vosotros para juicio; (Dios está hablando con su pueblo. Hoy nosotros.) Y seré pronto testigo contra los hechiceros (Que dentro de la iglesia son los manipuladores, los sometidos al espíritu de Jezabel) y adúlteros (Que son aquellos que, manifestando tener un esposo, Cristo, no vacilan en serle infieles con otros ídolos falsos: Dinero, status, niveles sociales, acepción de personas) contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, (¿En cuántos lugares y bajo el piadoso rótulo de “ofrenda de amor” se tiene a gente trabajando en negro, sin aportes ni cargas sociales y, obviamente, evadiendo impositivamente al Estado, que es como decir que no vamos a darle a César lo que es de César) y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

(18) Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?

Primero: adiós universalismo que asegura que al final todos seremos salvos porque Dios es bueno. Acá dice que los justos que se salvan, se salvan con dificultad, es decir raspando, por un cabello, así que la cosa no es tan simplista como dicen esas doctrinas tan raras pero al mismo tiempo aceptadas por cómodas, como es el universalismo, que dicho sea de paso y aunque se auto-denomine cristiano, en la vía de los hechos demuestra que no lo es, porque si fuese verdad que en el último instante Dios nos salvará a todos porque Él es bueno, ¿Para qué habría ido a la cruz Jesús? Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡Cuánto más el impío y el pecador?, Asegura el proverbio 11:31. Y utiliza los mismos términos que una gran mayoría cree que son sinónimos: impío y pecador. Pero no; impío es un hombre falto de piedad y piedad no es lástima o compasión tal cual lo utilizamos nosotros, piedad significa en idioma bíblico, espiritualidad. Es decir que el castigo será similar para el que está en pecado como para aquel que soslaya o desprecia las cosas del Reino del espíritu.

(19) De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Y aquí no lo dice, pero muy bien podría agregársele a ese “encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien”, reciban toneladas de la gloria de Dios para que sus vidas mismas puedan resplandecer tal cual nos dice Jesús que será: luz de la tierra. Convendrá, entonces, pensar y proceder tal cual le dice Pablo a Timoteo en su segunda carta, capítulo 1 y verso 12: Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.

 

 

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enero 24, 2021 Néstor Martínez