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Sobre Toda Carne…

La justicia, es el sello del profeta. No es el poder que emana de su trabajo, no es que levante muertos. Su característica más dominante, es la Justicia. Su especialidad, mientras tanto, es el entendimiento de las leyes espirituales. Y eso les abre todo el panorama del mundo espiritual, su entendimiento que tienen del mundo espiritual.  ¿Y cuál es el rasgo dominante en ellos? El espíritu de valentía, son gente muy valiente. Créeme, no hay profeta miedoso. Si hay algo peligroso y nadie quiere ir, el que se va a levantar y ofrecer, seguramente es profeta. Él va. El don central que él tiene, es el equilibrio, muy equivalente con la justicia.

El recurso recurrente, es un corazón sano. Es tan raro encontrar un profeta, ya mayor, que haya tenido un buen matrimonio, que haya sido una mujer con un solo esposo toda su vida. Porque donde el diablo más le pega, es en el corazón. Está claro que todo eso es a favor de una falta grave de sabiduría por no saber cuidarlo. No podemos cargarle toda la culpa al diablo. Tal vez no haya sido correctamente pastoreada, o quizás por mirar tan lejos, no pudo ver lo cercano. Carga por la iglesia. ¿Qué es lo que el profeta demanda de la iglesia? Dependencia. Que la iglesia dependa del Espíritu Santo.  Ahora bien: el hecho de que en 1 Corintios14:31 diga que todos pueden profetizar, no convierte a cada uno de nosotros, necesariamente, en profeta. Puede que por allí estemos acostumbrados a profetizar, pero eso, -reitero-, no nos convierte en profetas.

(Hechos 2: 17) =  Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 

Nota que no dice que vuestros hijos y vuestras hijas serán profetas, dice que profetizarán. Y profetizar es una acción, es la acción de hablar por el Espíritu Santo. Es hablar por la dirección de Dios. Vuestros hijos van a hablar por la dirección de Dios. Vuestros hijos van a decir lo que el cielo está diciendo. Sí, pero eso no los hace profetas. ¿Qué hace un profeta, profeta? ¿Dónde está la diferencia? ¿Dónde está la diferencia entre el don y el ministerio? Es como en mi profesión de periodista gráfico. Cualquier persona está en condiciones de escribir algo valioso y que sea leído y reconocido por muchos. Pero no muchos son los que pueden hacerlo diariamente y contra un espacio determinado. Lo primero es el don, lo segundo el ministerio. En lo que dice a continuación: los profetas oyen a nivel estratégico. Es decir, no sólo oyen, sino que oyen a nivel estratégico. Es decir, reciben la revelación de la voluntad del Señor en ciertos asuntos. Esto puede referirse a individuos, iglesias, e incluso gobiernos, empresas u otras entidades a las cuales el Señor quiere hablar.

Esa es la gran diferencia entre el don profético y el ministerio profético. Ellos oyen en un nivel estratégico. Profundo, no sólo oyen. En la Escritura, vemos que los profetas reciben la revelación de diversas maneras. Estoy hablando tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, los dos parámetros proféticos. Puede tratarse a través de impresiones, sueños, visiones, palabras del Señor, visitaciones de ángeles, o aún estar inmóviles en el espíritu. No hay una manera de hacer una lista completa de todas las formas que Dios les habla a sus profetas. Ellos reciben revelación de Dios de una serie muy extensa de formas y maneras. Pese a que esto puede verse bonito, habrá que recordar que, como todo ministerio, el ministerio profético también tiene un límite. La Biblia dice: porque en parte vemos y en parte profetizamos.

¿Y qué significa esto? Significa que, por muy espectacular que haya sido nuestra revelación, es sólo una parte del todo. Para poder ver la imagen completa, debemos aprender a unir nuestra parte, con lo que los demás están viendo. Por esa razón este ministerio, casi siempre se refiere a personas, en plural. Explico: Dime que te ha mostrado a ti, a ti y luego a ti. Y luego te diré lo que me ha mostrado a mí. Recién entonces podremos unir todo y ver la figura completa. Pablo nos dice que en parte vemos. Entonces, bajo esa perspectiva, ¿Cuál sería el mayor riesgo de un profeta inexperto? Querer trabajar solo.

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abril 16, 2022 Néstor Martínez