Estudios » Blog

En el Centro de la Escena

Lo que puedo percibir personalmente en esta hora, (Que me imagino es lo mismo que percibes tú), es miedo. Un profundo y desequilibrante espíritu de miedo. Se arraiga en la gente sin Dios, atenaza las entrañas de aquellos que hasta hoy se burlaban de todas nuestras “fantasías místicas”, y los lleva a buscar soluciones casi mágicas en los lugares donde esas soluciones no existen. Los que saben técnica e intelectualmente mucho más que nosotros sobre esta sensación tan especial que es el miedo, dicen que, en su uso más frecuente, temor es el recelo de recibir daño o dolor. Generalmente este término designa una emoción dolorosa que se caracteriza por sentimientos de alarma, miedo e intranquilidad. Sin embargo, la palabra temor también puede referirse al reconocimiento sopesado y sereno de aquello que puede lastimar o dañar, reconocimiento que provoca un cuidado razonable y previsión inteligente. Todo muy bonito e informativo, pero con esto el miedo no se quita y en las miradas de las personas, se lo ve caminar y ser dueño de todas las situaciones.
No importa demasiado si ese miedo es una emoción fuerte como dice la ciencia o un demonio específico como dice la Biblia. Lo que importa es que hoy por hoy, todavía domina la escena. Y no nos tiene que asombrar, porque el dios de este siglo es el que tiene, hasta donde sabemos, el imperio de la muerte y el miedo. Nosotros, sin embargo, somos hijos de Dios en funciones de Cuerpo activo en la tierra. Y no vamos a ceder ni a tambalear por ese miedo que parece poco a poco ir adueñándose de toda la humanidad inestable e insegura. Y nos vamos a meter completos en la bendita Palabra de Dios porque ella y sólo ella nos podrá traer refresco, alivio y potencia vital y valiente en medio de las cobardías seculares. En el Libro de los Hechos, capítulo 19, se habla de un impacto satánico en un hombre, mira:
(Hechos 19: 16) =  Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa, desnudos y heridos.
(17) Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.
Hombres grandes, importantes, valientes, hombres de armas, de guerra, asustados. ¿Motivo? El infierno y sus maniobras. Hoy, en otros terrenos y bajo otras perspectivas, el infierno y sus secuaces están haciendo lo mismo. Y la reacción de los hombres adultos, valientes, fuertes y poderosos, es la misma. Tienen temor. ¿Y nosotros? Nosotros somos hijos de Dios, miembros de su Reino, donde reina el Amor llamado Ágape, que se traduce como carácter interno de los miembros del Reino de Dios. Y fíjate lo que puede esa clase de Amor Agape.
(1 Juan 4: 16) =  Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
(17En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
(18) En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
No es un estudio bíblico lo que necesitas hoy, es solamente la garantía que, si buscas primeramente el Reino de Dios y Su Justicia, TODO lo demás, (Incluido la paz y la serenidad que necesitas hoy desesperadamente) te será añadido.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

abril 11, 2020 Néstor Martínez