Estudios » Blog

Cómo Definir lo Indefinido

Existe una palabra hebrea que yo no sé si alguna vez alguien te dijo o te enseñó, que es una palabra que fue utilizada en muchísimas ocasiones durante los primeros trescientos años de la iglesia. Es una palabra que no es necesario reproducir, pero que significa, precisamente, lo que más nos cuenta entender: lo no creado, o lo infinito, si es que quieres estirarlo más y llevarlo a un terreno más…académico.  Y fíjate que es en ese lugar que implica esta palabra, donde no existe cielo, no existe abismo, no existe tiempo y no existe espacio. Porque todos esos términos, son parte de la naturaleza creada, y podrás darte una idea de que le cuesta mucho a esa naturaleza creada, poner términos que identifiquen o definan a una naturaleza no creada. Mucho más cuando, te reitero porque es básico y vital, en la naturaleza no creada, solamente está Dios.

Como ejemplo casi doméstico, te puedo citar al famoso, promocionado y hasta bastardeado asunto de los milagros. Un milagro, -se nos explica- es todo aquello que altera el orden natural establecido. Dos aves meciéndose y cantando en un cable de energía, mientras una vaca muge en un campo, es algo natural. Dos aves mugiendo en un campo y una vaca balanceándose y cantando en un cable de energía, es un milagro. Y más allá de los fraudes y engaños de los que Babilonia se ha valido para captar adeptos, lo cierto es que los milagros, -si Dios los necesita para algo-, existen hoy día. A eso creo que lo sabemos todos. O casi todos…El gran tema está en como podemos explicar un milagro. Allí es donde el tema pasa a otra dimensión.

El famoso concepto de la anti-materia se deriva precisamente de esa palabra. Es un lugar en donde todo lo que existe, nunca fue creado. Sólo existe. Y, si quieres, hasta podemos nominarlo con un rótulo para nada fantasioso: la dimensión de lo no creado, que es como decir: la dimensión de Dios. Y vamos a poner la dimensión de lo creado, y para rotularla, se utiliza otra palabra. ¿Sabes qué significa? La dimensión de lo creado. Se puede decir, entonces, que esta dimensión de las cosas no creadas, de ninguna manera podrá ser comprendida por la mente humana, pero la dimensión de las cosas creadas, sí puede ser comprendido por la mente humana, porque la mente, fíjate, es parte de esta dimensión.

Y es interesante, que la primera auto-descripción de Dios, la de Éxodo, simplemente es una declaración verbal. En un tiempo verbal muy específico: Yo Soy. Pero, por ejemplo, cuando se describe a Jesús en Apocalipsis, se utiliza el que era, el que es, el que habrá de venir. Es decir que hay una clara referencia al tiempo, pasado, presente y futuro. Mientras que en Éxodo 3:14, no. Simplemente dice el tiempo Yo Soy. Como un activo presente permanente. En la dimensión de las cosas no creadas, no hay pasado, no hay presente, no existe el concepto de tiempo; aún la eternidad es, apenas, un elemento pequeño, dentro de lo que es lo no creado. Para esto, tengo que empezar a diferenciar lo que es el Padre, de lo que es el Hijo. Y esta diferencia, nos va a ayudar.

Y será bueno advertir, que la Biblia nunca habla de un Padre en términos de inicio. Te lo aclaro: se dice de Jesús, el Alfa y la Omega. Pero cuando se habla del Padre, se dice: Padre eterno. Notas la diferencia, ¿Verdad? Es decir que el Hijo, está en función del tiempo, pero el Padre siempre está en función su dimensión original, la de las cosas no creadas, de la eternidad. Para no prolongar innecesariamente esto, se pueden ver en nuestras biblias algunos textos. Por ejemplo, el que se encuentra en Juan 14:8. Ese es el intento del hombre de tratar de entender esa dimensión divina. Y no es el único. Y todavía hoy el minúsculo hombrecillo sin Dios pretende lo mismo.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

abril 29, 2023 Néstor Martínez