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Diario Íntimo de una Traición

Es bastante frecuente y normal, entre gente que lee la Biblia, oír que cada uno muestra sus preferencias por determinados textos, o le producen impacto ciertos sucesos y se identifican en mayor o menor medida, con puntuales personajes.

¿Cuántas veces has escuchado expresiones tales como: «Me gustaría ser como Pedro», «Me encanta el amor de Juan», «admiro la inteligencia de Lucas», «Me identifico con la osadía de Pablo», o «A veces me siento como Juan el Bautista»? Yo, muchísimas. Y las comprendo. Y no sólo que las comprendo, sino que, -a mi vez-, yo mismo me he sentido identificado con algunos de estos sentimientos y. naturalmente, con ciertos personajes. No siempre con los mismos, claro, porque no siempre nuestras crisis o luchas son las mismas.

Ahora bien: hasta aquí lo habitual, lo conocido, lo frecuente, pero: ¿Alguna vez has oído a alguien decir: «En muchas cosas, hermano, yo me identifico con Judas Iscariote? ¡Ah, no, eh?¡Lógico!¿A quién se le ocurriría identificarse, o ver como referente, o como ejemplo de comportamiento, (No estoy diciendo BUEN comportamiento, estoy diciendo Comportamiento) con el traidor, con el que entregó al Señor por treinta monedas de plata? Quien se atreviera a decir algo así, automáticamente quedaría expuesto, cualquiera fuese la congregación donde concurra, a que se lo discipline primero y hasta que directamente lo expulsen después. Y hoy, con las estructuras medio tambaleantes por todo lo que se está viviendo, mucho peor, porque creo que nadie terminaría de confiar en un personaje así. ¿Cómo vas a hablar de Judas? Y uno no quiere que le pasen esas cosas. Que nos discriminen o nos marginen.  Entonces, Judas Iscariote, más allá de los viejos tiempos de la antigua escuelita dominical, no existe.

Hoy vamos a hablar, -de acuerdo con lo que las Escrituras hablan de él-, de Judas Iscariote. Y no te voy a pedir que aplaudas ni que critiques. Lo que te voy a pedir es que, una vez terminado de desarrollar este estudio, hagas una sabia, sincera y profunda reflexión de lo que has escuchado. Estoy orando para que todo esto te sirva. Tú sabrás para qué.

(Mateo 10: 1)= Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

No estoy en desacuerdo con las extensas lecturas contextuales para encarar un tema. Son métodos de estudio que, en muchos casos, brindan excelentes resultados. Sin embargo, tú tendrás que convenir conmigo que la riqueza en principios que contiene este versículo es tremenda. Mira:

NÚMERO UNO: En ningún lugar leemos de que alguien se haya ido a ofrecer a Jesús para integrar su equipo. No sé si así habrá sido o no; la Biblia no da registros de eso. Lo que sí sé es que ÉL decidió a cuántos, a quiénes, en qué lugar y de qué modo habría de llamar gente. En el mismo relato pero en el evangelio de Marcos 3:13, dice que llamó A los que ÉL quiso. En el de Lucas 6:13, utiliza el término ESCOGIÓ, que es equivalente a elegir. El principio encerrado en esta parte es que Dios es quien elige a los que va a levantar como ÉL quiere, por las razones que ÉL tiene y de la manera que a EL se le ocurre, no como al hombre le parece que está bien.

NÚMERO DOS: Dice que les dio autoridad a los doce para que hicieran todo lo que EL mismo detalla que podrían hacer. Quiero recordarte que AUTORIDAD es la palabra EXOUSIA, que es una de las cuatro palabras que hablan del poder de Dios. Las otras tres son: DUNAMIS, ISCHUS y KRATOS. Significa: derecho para actuar, habilidad, privilegio, capacidad para usar ese ilimitado poder. En suma: una autoridad delegada. No obtenida por méritos personales, sino delegada porque ÉL quiere darla así. Vale la pena agregar, después de haber esclarecido esto, que Judas Iscariote estaba dentro de esos doce, por lo que salta a la vista que Judas tenía toda la autoridad de Cristo, exactamente en la misma medida y dimensión que los otros once.

NÚMERO TRES: El Iscariote que presenta como apodo nuestro Judas, nació de la necesidad de diferenciarlo, ya que Judas era un nombre sumamente vulgar y abundante en la época. Creo que a ningún padre y a ninguna madre se le ocurriría hoy ponerle ese nombre a un hijo, no? Es un apodo, -fíjate-, que tiene que ver con su procedencia. Iscariote, tal como lo pronunciamos y escribimos nosotros, es en realidad ISH-QUERIYOT, que significa «Hombre de Queriot». Queriot era un lugar de Judea, lo que también nos muestra que Judas (a la sazón hijo de Simón Iscariote), era el único oriundo de Judea que integraba el grupo apostólico.

NÚMERO CUATRO: Finalmente, dice que ese grupo, más adelante denominado como apóstoles, fue levantado como discípulos. Esta palabra, DISCÍPULO, es la palabra MATHETES. Deriva del verbo MANTHANO, que significa «Aprender» y que tiene una raíz gramatical (MATH) que sugiere pensar con esfuerzo. Un discípulo, por lo tanto, es uno que aprende y sigue a su maestro y a sus enseñanzas. De esta palabra deriva nuestro vulgarismo MATETE con el cual describimos algo complicado que nos hace pensar y devanar los sesos.

En la continuidad de este texto de Mateo 10, nos encontramos con los versículos 2, 3 y 4 que nos proporcionan la nómina completa del grupo escogido, llamado, elegido por Jesús. La curiosidad, en todo caso, tanto en este texto como en todos donde se los menciona, es que Judas Iscariote siempre figura en el último lugar de la nómina.

De allí en más, vienen las instrucciones. Precisas, concisas, claras, concretas; tal como las daría un buen general de ejército a su plana mayor en las vísperas de una gran batalla. No voy a entrar en la meticulosidad a veces demasiado religiosa de leer todos los versículos porque son muchos, pero voy a extraer de ellos lo más claro que especifican. Eso sí; lo voy a hacer en nuestro idioma y dirigido a una persona, no a todas. Como si la recomendación fuera específica para Judas y no para los doce. ¿Por qué? Porque necesito que te pongas tú, por un instante, en lugar de Judas. Estás oyendo a Jesús. Estás oyendo lo que ÉL te recomienda, te ordena, te instruye.

  1. Ve y tráeme todas las ovejas perdidas de mi pueblo.
  2. Sal y predica MI evangelio. No tienes que inventarte ninguna cosa rara, Judas. Mi evangelio dice que el Reino de los cielos se ha acercado. Eso, nada más. Puedes decir que tú eres miembro de ese Reino. Tienes autoridad delegada para hacerlo.
  3. Produce cuanto milagro se necesite. Sana enfermos, limpia leprosos, resucita muertos, echa fuera demonios, lo que sea.
  4. Tienes poder para hacerlo, Judas.
  5. No te dejes llevar por tus intereses personales. La codicia, la avaricia y la figuración personal no tienen nada que ver con lo mío, ¿Okey Judas?
  6. En cada caso, aprende a tener la prudencia de una serpiente y la sencillez de una paloma. Ojo Judas; no te estoy diciendo astucia, no me entiendas mal. La astucia no es mía: te estoy diciendo prudencia. Tampoco te digo que seas bobo como una paloma, te estoy diciendo sencillo. (Pablo, más adelante, en Romanos 16, aclara: Sabios para el bien, ingenuos para el mal.
  7. La gente del mundo no te va a molestar demasiado Judas. Ellos viven en lo suyo y, obviamente, si te acercas demasiado, te puedes enganchar en sus cosas. Pero no obstaculizan lo nuestro. De los que sí te tienes que cuidar es de la clase religiosa. Esos parecen la imagen viva de la bondad, pero por dentro…vos no te das una idea. Si pueden, te van a perseguir, agredir y, si lo necesitan, hasta matar.
  8. Si te llegan a meter preso, no te hagas problema por lo que vas a declarar delante de la autoridad. Cuando llegue ese momento, yo pelearé esa batalla por vos y pondré en tu boca todo lo que haya que decir. Ni más allá ni más acá.
  9. Te puedes ir. Pero acuérdate: no procures ser más maestro que tu maestro. No te inventes ninguna enseñanza que yo no te haya enseñado. No me fabriques ninguna doctrina por tu cuenta, Judas. No me implementes reglas o estatutos que no estén escritos o yo no haya decretado.
  10. No tengas miedo. A nada. Parezca lo que parezca la situación, no te olvides que yo siempre estoy en el control de todo. Al menor riesgo, confía en mí. No te voy a abandonar. Sólo te pido que cumplas con lo que te mando.

Muy bien; Primera pregunta: ¿Lograste ponerte en lugar de Judas? Segunda pregunta: ¿Cómo te sientes después de todo lo que te dijo? Tercera pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre lo que Jesús le dijo a Judas, uno de los suyos, con lo que hoy te está diciendo a ti, que también eres uno de los suyos? «Pero hermano…es diferente…» Ojo: Tú conoces el final de esta película, pero yo te estoy hablando de un momento donde todavía tenía que proyectarse. Mira: la primera clave, aquí, a tener en cuenta, está en lo que vas a leer ahora:

(Mateo 10: 22)= Y seréis aborrecidos de todos (Dice DE TODOS, y esto significa: de los incrédulos, naturalmente, pero también de los religiosos que no han sido escogidos, (..Muchos serán llamados, pero pocos los escogidos..) Escogidos como discípulos, tal cual a EL se le ocurre y quiere). Por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.

En contra de lo que muchos podrían imaginar, Judas Iscariote, el traidor, el innombrable del evangelio, la figura nefasta tomada siempre, en cada mención, como modelo clásico del mal, del villano de esta historia, jamás fue marginado, ni discriminado, ni menoscabado, ni prejuzgado por Jesús. Se entiende que ÉL sabía en su corazón lo que habría de suceder, pero así y todo, jamás practicó acepción de persona con él. Fíjate que podría haber dicho: «Vayan ustedes, muchachos, y hagan todo lo que les mandé, tienen toda mi autoridad y toda mi cobertura. Esteee…tú no, Judas. Tú quédate acá; ordéname un poco todo esto para cuando ellos vuelvan. Ocúpate de los redes, contesta las correos, despáchame la videos…no. A Judas le dio la misma jerarquía, autoridad, mandato, calidad de discípulo y respaldo que al resto. ¿Sería intención de Jesús permitirle que reflexionara, pensara, recapacitara y se restaurara? Puede ser, Él siempre te otorga una oportunidad más. La estructura de la iglesia humana es la que no siempre lo hace. Finalmente: ¿Qué puede haber ocurrido con y en Judas para que terminara como terminó?

Con lo primero que nos encontramos, es con la acción de la entrega, cuando Judas va y se compromete ante los principales sacerdotes a que, a cambio de dinero, él haría de entregador. ¿Por qué obra así Judas? Sí, ya sé que le gustaba el dinero y era sumamente ambicioso, pero no es difícil suponer que, en lo carnal, no tendría que ser el único en un grupo tan heterogéneo, no? El texto, según Lucas, ubica un contexto espiritual vinculado a lo que nosotros llamamos «guerra espiritual» y que, tomado con liviandad y ligereza, nos puede inducir al error de pensar demasiado superficialmente con relación al real contenido de este episodio.

(Lucas 22: 3)= Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce.

Ahí es donde nosotros decimos: ah, es sencillo. Era medio flojito y Satanás lo agarró y lo hizo de goma. Sí, es cierto, pero… ¿Cómo podemos entender que un hombre escogido por Cristo, levantado por Cristo, ungido por Cristo con todo el poder y autorizado por Cristo para representarlo, pueda entrar tan fácilmente en el juego de Satanás? Aquí es donde tenemos que ir a los otros evangelios, porque en ellos está lo que a mi juicio es la gran clave de este hecho específico.

Tanto en Mateo como en Marcos, cuando se relata esta decisión de Judas, simplemente dice que fue a ofrecer sus servicios de traidor. De Satanás ni se hace mención. Pero lo que sí encontramos en los dos evangelios que te dije, es algo que no está igual en Lucas. Se trata de un hecho previo que fue, sin dudas, la puerta abierta por donde el enemigo se pudo infiltrar.

(Mateo 26: 6)= Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, (7) vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.

(8) Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?

(9) Porque esto podría haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.

(10) Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho conmigo una buena obra.

(11) Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.

Vamos a imaginarnos esta escena. Primero porque es clave para entender todo el proceso y segundo, porque este tipo de cuestiones no se limitan a los evangelios del Nuevo Testamento sino que tienen correlación, a diario, con lo que sucede en cualquier congregación de cualquier parte del país o del mundo.

En el relato de Marcos sobre este mismo episodio, dice que ALGUNOS de los discípulos se enojaron DENTRO DE SÍ. Pasado en limpio, «se dieron manija». No pudieron ver lo que María de Betania, (así se la llama a esta mujer del perfume), vio en el Espíritu; ellos reaccionaron conforme a su carnalidad y a la óptica humana. ¿Cómo vamos a dejar que ésta derroche tanta plata en una adulación personal cuando ahí afuera hay tantos pobres que no tienen ni para comer? ¿Suena medio conocido, no? «¿Cómo van a gastar la plata de las ofrendas en…? Tú nunca, no? Cuidado: estoy hablando de Jesús. Estoy hablando de Hijos de Dios. Resto abstenerse. Los delincuentes tienen dos sitios para vivir: la cárcel, pagando por sus delitos o en la calle, libres. En la calle, eso sí, no tienen un lugar determinado.

Sin embargo, dice que Jesús entendió sus pensamientos y que por eso LES dijo que no, que lo que ella había hecho, en el Espíritu, estaba bien, aunque en lo natural pudiera parecer una exageración. Pero aprovechó para puntualizar algo que no siempre se ha tenido en cuenta porque las buenas obras y las actividades sociales que produce la iglesia, en muchos lugares, son mucho mejor vistas que cualquier actitud espiritual, que suele ser interpretada como lirismo, idealismo o, sencillamente, ignorancia, falta de cultura.

Jesús no anduvo por las colinas de Palestina dándole comida para el vientre a los pobres económicamente hablando, que los había, y muchos, no sé si no más que ahora. Cuando tuvo que hacerlo lo hizo, (La alimentación de los cinco mil y los cuatro mil por ejemplo) pero siempre en razón de su ministerio y no para ganárselos ni para quedar delante de ellos como el benefactor. Su misión y razón de ser era otra. Te recuerdo que nosotros, hoy, somos el cuerpo de Cristo en la tierra, que el evangelio que debemos predicar es el mismo y que nuestra misión también es la misma.

(Juan 6: 63)= El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida.

(64) Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quien le había de entregar.

Quiero que entiendas que Jesús les está diciendo que no creen a los que andaban con él, no a los que se acercaban circunstancialmente a oírlo. Y señala la aclaración de Mateo que él sabía, de antemano, quién lo habría de entregar. ¿Qué hubieras hecho tú en su lugar con quien tú supieras que te iba a entregar? ¿Darle autoridad y respaldarlo como hizo ÉL?¿Seguro que hubieras hecho eso?

(65) Y dijo: por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.

Tu decisión de acercarte a Cristo no viene de ti, de tu voluntad, de tu sabiduría ni de su carne; viene del Padre celestial.

(66) Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

¿Sabes cuántos que se habían enganchado durante mucho tiempo con estos trabajos, un día oyeron una palabra que no les gustó porque quizás los confrontó con algún error doctrinal o denominacional y, en lugar de cambiar su mentalidad al darse cuenta que la Biblia decía lo que decía y no lo que a él o ella le habían dicho que decía, decidieron enojarse con el cartero, con el mensajero, (que vengo a ser yo en este caso), y dejaron de escucharme o mantenerme entre sus referentes de la enseñanza? No entendieron. Yo jamás vine aquí a defender o a atacar a alguien. Ni siquiera vengo a defenderme yo. Vengo, cada día, en el nombre de Jehová de los ejércitos a traer una palabra que viene, que tiene que venir del cielo porque si no, no sirve, y el que tenga oídos oiga. Lo lamento. No me engendraron, no me parieron, es más: no me eligieron desde antes de la fundación del mundo para agradar a los hombres, (tenga ese hombre el nivel, la posición o la jerarquía que tenga), vengo a agradar a mi Padre que está en los cielos. Esa es mi única y permanente declaración de principios. La aceptas y me asumes o la rechazas y me aislas.

(67) Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?

(68) Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna.

Tú puedes irte de una sintonía a cualquier otra, de un ministro s otro ministro, de una Web a otra Web. Por allí encuentras alguna que te diga lo que quieres oír. Eres libre. Pero en tu corazón sabes muy bien dónde hay palabra de vida eterna y donde la difusión de un evangelio fácil, de oferta, sin compromiso.

(69) Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

(70) Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?

(Diablo no es un hombre ni un nombre. Diablo es un espíritu. Es el espíritu de Satanás que opera en todos los hijos de desobediencia) No dice es EL diablo, dice ES diablo.

(71) Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

La diferencia entre Judas y los otros once, estaba en que Judas, pese a compartirlo todo, no había cambiado su mentalidad. Seguía pensando cómo antes de conocer a Cristo. Su mente no se había regenerado. Había decidido -como muchos otros- seguir a Cristo, creer a Cristo y apoyar a Cristo, pero no le había entregado su vida. En las cosas de fondo, él tomaba las decisiones conforme a sus propias ideas previas.

La palabra que mejor identifica a Judas, de acuerdo con los originales, es METAMELEIA, que significa «cambio de parecer», y que difiere bastante con la indicada, que es METANOIA, que quiere decir: «cambio de mentalidad». Judas cambió su actitud, sus márgenes de maniobra, el centro de sus ambiciones dentro de lo que era el ministerio en el cual militaba; se supone que debe haber cambiado hasta su forma de comportarse y vestirse, pero jamás cambió su mentalidad. Cuando surgió la primera contingencia, (la del perfume), eso bastó para que se llenara de resentimiento, rencor, dándole lugar en su mente a la influencia satánica y, como obvia consecuencia, todo lo que la historia relata después.

Porque existe un detalle que solamente encontramos en el evangelio de Juan y es que cuando los discípulos se enojaron ante el derroche de perfume. Y si tal como te dije según Mateo fueron LOS discípulos y según Marcos ALGUNOS de ellos, Juan agrega algo muy importante: Judas fue el vocero de esa queja. Y la voz de Judas tenía su peso en el grupo. Primero: era uno más de los doce. No estaba por encima de ninguno, es cierto, pero la Biblia no da ningún detalle que nos diga que estaba por debajo. Así que su voz tenía valor. Además, ostentaba el cargo de ministro de finanzas. Él era el tesorero del grupo apostólico. Él llevaba la bolsa. Eso sí: se robaba lo que aterrizaba en ella. Tal vez fue el primero, pero también supongo que pionero…

Pero este pequeño detalle nos deja una enseñanza extra: los que gustan de predicar la teología de la pobreza y sostienen que tanto Jesús (el pobre Jesús) como sus discípulos eran unos pobres gatos que no tenían donde caerse muertos, van a tener que repasar los textos. Si se designa a alguien para llevar la administración del dinero de un grupo, es porque hay algún dinero que se debe administrar. Y si ese alguien te está robando cotidianamente y nadie se da cuenta, es porque lo que ingresa, es suficiente como para que nadie pueda verlo rápidamente. Calcula que si solamente le hubieran dado una moneda y Judas se la robaba: ¿Cuánto tiempo hubieran tardado en descubrirlo?

(Mateo 26: 20)= Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.

(21) Y mientras comían, dijo: de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

(22) Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?

Si quieren un texto que ponga en evidencia la falta total de discernimiento por parte de los discípulos, ese texto es este. Es evidente que hasta aquí, ellos consideraban a Judas como uno más del grupo. Incluso lo llamarían «hermano», igual que como tú llamas a todos los que te dicen que son creyentes. En el texto paralelo de Juan, añade que se miraban unos a otros con desconfianza. Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia.

(23) Entonces él respondiendo, dijo: el que mete la mano conmigo en el plato, ese me va a entregar.

Juan relata diferente este momento. Y hay que darle crédito, ya que es él mismo el que le pregunta a Jesús: ¿Quién es? Y según su texto, Jesús le responde: A quien yo diere el pan mojado, ese es, que no es similar aunque lo parezca al texto de Mateo.

Porque fíjate que el asunto este de darle el pan mojado a Judas, Jesús no lo hace como un método original de declarar algo que concierne a alguien. Mojar el pan en el plato propio y dárselo a otro, de acuerdo con la costumbre de la época, era todo un símbolo de distinguir a la persona que lo recibía con su confianza, de otorgarle cierto privilegio. Es indudable que fue un postrer intento de Jesús que, en su infinita misericordia y amor, (inexplicables desde el punto de vista humano), le dio a Judas la oportunidad de arrepentirse. El mismo texto dice que allí fue donde entró Satanás en Judas y lo terminó de decidir y potenciar en su traición. De allí la inmediata reacción de Jesús, que discerniendo ese hecho, cambia totalmente de posición y, mirándolo fijamente le dice: Lo que has de hacer, hazlo pronto.

(24) A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

Jesús deja en claro que la Escritura tiene que cumplirse y que para que eso ocurra, ya están dispuestos los vasos para honra y los vasos para deshonra. Sin embargo, puntualiza que eso no minimiza las culpas ni las responsabilidades del traidor.

(25) Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo maestro? Le dijo: tú lo has dicho.

Este pasaje es simplemente estremecedor. Primero nos muestra el cinismo de Judas que, sabiéndose descubierto, deja lugar a todo el rencor y el resentimiento que guarda, no se arrepiente y sigue adelante con su proyecto; y segundo, porque es indudable que este diálogo o bien no fue oído por los otros, o bien no fue entendido, de otro modo hubiera reaccionado «algún Pedro» dispuesto a linchar al traidor con sus propias manos. Después, Juan relata el final…

(Juan 18: 1)= Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente del Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.

(2) Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.

(3) Judas, pues, tomando una compañía de soldados y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.

Esto te muestra que se puede formar parte del ministerio más poderoso, impactante y sobrenaturalmente espectacular de toda la historia de la humanidad y estar lo suficientemente ciego como para no verlo ni comprenderlo. Judas armó un ataque previendo un enfrentamiento violento. Pese a todo el tiempo que había estado con el Señor, jamás llegó a ver en qué terreno presentaba batalla Jesús.

(4) Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?

(5) Le respondieron: a Jesús Nazareno. Jesús les dijo: Yo Soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.

(6) Cuando les dijo: Yo Soy, retrocedieron, y cayeron a tierra.

Este relato de Juan difiere, en parte, con el de Mateo y Marcos, que hablan del beso de Judas como señal identificatoria. Pero Juan estaba allí. Además, muy bien pudieron haber sucedido ambas cosas. También existen diferentes versiones con respecto a la muerte de Judas. Mateo lo da como arrepentido cayendo víctima de un espíritu de suicidio y ahorcándose, mientras que Pedro, en Hechos 1, señala que se cayó de cabeza y se reventó esparciendo sus entrañas por el suelo.

Otro detalle: cuando Jesús es consultado sobre su identidad, da una respuesta divina. Dice: YO SOY. (O sea: Yahvé, Jehová, Yo-Soy-El-Que-Soy, exacto nombre de Dios). La consecuencia no es producto de una moda de aquella o esta época: retrocedieron (hacia atrás) y cayeron.(¿También hacia atrás? Así se caía la gente en los noventa, cuando aquel despertamiento de la unción). Ante la presencia y el poder ninguna rodilla deja de doblarse, por eso ellos al oír el nombre que está por sobre todo nombre, pese a estar armados y tener la situación controlada, retrocedieron y se fueron al suelo. Quien haya ministrado para liberación de demonios, alguna vez, sabe muy bien de lo que estoy hablando.

La pregunta es: ¿Hay hoy en la iglesia como conjunto, gente que tenga un espíritu conforme al de Judas? Ambicioso, avaro, ladrón, corrupto, sensual, sin la menor intención de arrepentirse, usando los beneficios del evangelio como un recurso más de poder político y dispuesto, finalmente a mostrar su verdadero rostro cuando las cosas no se presentan como ellos suponen que tienen que presentarse. No van a volver a crucificar a Cristo, es verdad, pero no vacilarán en traicionar y entregar al cuerpo (la iglesia) si eso los favorece. Contarán, como Judas contó, con la complicidad de la clase religiosa que, por sus propios proyectos, tampoco ama al verdadero evangelio.

Pero Satanás siempre pasa su factura. Jamás deja de cobrar una deuda pendiente. A renglón seguido de la trasgresión, sobrevendrá la acusación, un tardío arrepentimiento, el peso de una culpa tremenda exacerbada por su propia influencia y, finalmente, el corolario: suicidio, muerte. LA PAGA DEL PECADO, SIEMPRE ES MUERTE. Ahora, después, mañana o dentro de un año, pero es inexorable porque la justicia de Dios es inexorable. Como también es inexorable la victoria de Cristo en la cruz para redención, libertad y victoria de todos quienes lo aceptan como Salvador y Señor y entregan sus vidas para obedecerlo y servirlo en la tierra. Amén.

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enero 24, 2021 Néstor Martínez