Hay tres factores en la vida de los creyentes que le complican la vida. Los tres confluyen en una batalla permanente en varios frentes: el emocional, el social y el espiritual. El primero, que tiene enorme incidencia en la paz que alguien pueda lograr o no, es la dificultad que existe en las personas en otorgar y solicitar perdón. (Mateo 5: 43-44)= Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; El primer paso para perdonar es reconocer tu resentimiento contra un enemigo, rival o adversario en algo. Tienes que identificar a ese enemigo y a lo que pueda haber hecho para herirte. Allí es donde tienes que decir: “Lo perdono por tal y tal cosa”. Después arrepentirte de lo que estás sintiendo y pedirle a Dios que te perdone a ti, tal como Jesús lo hizo y dijo que debíamos hacer cuando enseñó a orar con lo que llamamos “el Padrenuestro”.
Después de eso, deberás orar fervientemente por el bien de ese enemigo o adversario tuyo. Jesús nos dijo que oráramos por nuestros enemigos y que eso nos ayudaría enormemente a amarlos. Cuando tú oras por tus enemigos, le pides a Dios que se manifieste ante ellos y llene sus necesidades, estás venciendo al mal con el bien, ¿Entiendes? En lugar de llenar tu mente de pensamientos negativos, aliméntala con pensamientos positivos sobre el amor de Dios hacia esa persona. Si Dios responde a tu oración, como es tu deseo, la persona por la que estás orando será bendecida y recibirás una lección de alto nivel sobre la redención, el más alto exponente del perdón divino. Si le pides a Dios que bendiga a alguien que te ha herido, el resultado será un pecador arrepentido y un nuevo hermano o hermana en Cristo. Recuerda que sin arrepentimiento, no hay posibilidad de perdón. Pero que sin perdón, no hay posibilidad de acceder a la paz. Y que sin paz, no hay modo de tener la autoridad que nos ha sido conferida.
El segundo baluarte a vencer, es social y tiene que ver con el espíritu de culpa que se adueña de las personas sencillamente por ser pobres. (Lucas 18: 22)= Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Se ha enseñado durante muchos años que la santidad y la pobreza van juntas. El apóstol Pablo dice: Sé vivir humildemente y sé tener abundancia. Entonces añadió: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Puedes ser tan santo cuando tu situación financiera es confortable, como cuando eres pobre. Quizás sea más fácil clamar a Dios cuando se está en necesidad. Pero si los creyentes santifican a Dios en sus corazones más allá de las preocupaciones materiales, deben ser capaces de vivir por encima de las circunstancias que los rodean, ya sean estas de prosperidad o de pobreza.
La pobreza es una maldición, no una bendición. No es ciertamente un sinónimo de rectitud. A veces es producto de los horrores de una guerra, de las malas administraciones de un gobierno injusto o poco previsor. En ocasiones es el resultado de una opresión de los ambiciosos y egoístas, o de la desobediencia humana a los mandamientos divinos, o de ignorar los principios que encierran las bendiciones de Dios. A veces la pobreza temporal es el resultado de un ataque satánico o de una seria e inexplicable calamidad. Cualquiera sea su causa, pobreza y santidad no son equivalentes. Algunos hacen voluntariamente un voto de pobreza para poder entregarse completamente a Dios. En tal situación la pobreza se convierte en una bendición para esas personas, debido a que han renunciado a todos sus bienes materiales para servir al Señor. Esto, más que obviamente, si el Señor verdaderamente los ha llamado a esa actitud. De otro modo, es una auto flagelación que no llega a ninguna parte del mundo espiritual. Sin embargo, la simple pobreza no constituye una señal de santidad. Por supuesto, lo mismo puede decirse de la riqueza.- Los santos son aquellos que están contentos allí donde Dios los ha situado, y sirven al Señor de todo corazón, independientemente de las circunstancias materiales que los rodean.
Y, finalmente, porque no puedo ni debo evadir el tema, tengo que recalar en lo que espiritualmente representa el flagelo del aborto. En mi país, ayer, la Camara de Diputados de la Nación dio media sanción al proyecto de despenalización del aborto. Hubo un largo debate al respecto y finalmente triunfó esta postura. Los creyentes no podemos ni siquiera pensar en un debate o algo parecido. Es un tema que tenemos absolutamente claro, o no tenemos conciencia donde estamos plantados. (Salmo 139: 13)= Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. El aborto constituye definitivamente un mal. Es suprimir una vida humana, ya que la Palabra de Dios muestra que la vida comienza con la concepción. Dios nos da forma cuando aún estamos en el vientre de nuestra madre. El profeta Jeremías y el apóstol Pablo fueron llamados desde antes de su nacimiento. Mi embrión vieron tus ojos, dice el verso 16 del mismo salmo. Juan el Bautista saltó en el vientre de su madre cuando se escuchó la voz de María, la madre de Jesús. Obviamente, los niños ya poseen identidad espiritual desde que están en el vientre de sus madres. Eso creemos los hijos de Dios llamados cristianos y oficiando como creyentes. Cualquier otra cosa será merecedora de respeto, pero no formará parte de nuestras convicciones, eso es claro.
Desde el momento en que ocurre la concepción comienza un proceso de desarrollo que continúa hasta la edad adulta. Dios condenó a los israelitas que sacrificaban sus hijos al dios pagano Moloc. Esas criaturas se consumían en el fuego del sacrificio, ofrecidas a un dios de la sensualidad y las conveniencias humanas. Lo mismo ocurre en nuestros días, y al actuar de esa manera confesamos que los seres humanos no valen nada para nosotros. Esta es una terrible mancha en nuestra sociedad. La Palabra de Dios no es más específica en el caso del aborto porque tal práctica era algo impensable para el pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando Israel estaba en Egipto, un faraón cruel forzó a los israelitas a matar a sus niños recién nacidos. En la Biblia se considera este incidente como el más alto exponente de la crueldad y la opresión. La idea de matar a sus propios hijos era anatema entre los hebreos. A todo lo largo del Antiguo Testamento, las mujeres soñaban con los hijos. Los hijos se consideraban un don de Dios. Las mujeres imploraban por no estar estériles. ¿Como puede una mujer creyente, entonces, destruir a su propio hijo? El aborto no sólo es inconcebible, sino el máximo exponente de la barbarie pagana.
El aborto es una decisión personal que tendrá inevitablemente consecuencias espirituales. Eso, en lo individual, tanto para la mujer que lo decida como para el hombre responsable que lo avale. Reitero: es individual, tiene distintas lecturas y cada uno asumirá su responsabilidad. Pero en mi país habrá algo más para reflexionar: una ley. Y si esa ley es aprobada finalmente, por ser ley deberá respetarse, entonces lo único que se me ocurre como hijo de Dios, es pedir al Padre que tenga misericordia de Argentina. Amén.
Dios les bendiga, mis amados.
Nuevamente estoy aquí sacando un tiempo para compartir 3 testimonios de 3 sucesos que me han podido permitir comprender lo que es la naturaleza humana, y la incidencia que puede tener en nosotros como hijos de Dios.
Los cuales de alguna manera llevan una relación directa con lo que son los 3 puntos que se tratan en esta reflexión.
1- Haces hace unos años, yo era el administrador de una casa de alquiler perteneciente a mi madre en la cual los inquilinos eran unas personas que prácticamente nos criamos comiendo junto del mismo plato. Un día viene uno de ellos a pagarme la casa con 2 papeletas de $1000 pero eran como las 7:30pm, y no había luz. Les digo: «déjalo para mañana. Porque ahora yo no tengo tiempo». Entonces él me insiste, y la esposa de uno de ellos le dice que me lo mostrará con algo de luz. Entonces les digo: «no es necesario, yo estoy viendo que son 2 papeletas de $1000.»
Al día siguiente preocupado por lo que pasó la noche anterior rápidamente revisó el dinero para ver si no era un engaño. Pero no lo revise muy bien y lo deje así; al cabo de varios días decidí tomar $1000 y cambiarlo por un dinero que yo tenía para comprar una computadora. Cuando estoy en la tienda, y voy a pagar. El encargado me mira extraño y me dice que había un problema con el dinero entonces me muestra la papeleta de $1000, y resulta ser que era falsa. Yo no caí preso en ese momento, porque tenía mucho tiempo negociando con el encargado de la tienda y éste me conocía bien. Cuándo salgo de la tienda y voy a reclamarle a «esos amigos míos de toda la vida» descaradamente me contesta que ellos mismos no sabían quién le había puesto ese dinero, y que yo era responsable de él por haberlo recibido. Indignado y muy molesta por esto tomé la papeleta y la rompí delante de ellos a lo cual ellos se rieron, y se burlaron delante de mí.
Luego de ése sucesos fui a la casa de una persona muy querida por mí, y le comenté lo que me había pasado a lo cual ella me contestó diciendo: «varón póngalo en las manos del Señor para que Él se lo cobrará centavo a centavo.»
Inmediatamente tomé la siguiente escritura Qué es clásica entre nosotros cuando nos hacen algo.
«Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!
Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.» Lucas 17:1-2
Y comencé a orar deseándoles mal en mi corazón por lo que habían hecho contra mí. Después de varios días de estar en ésa oración, nuestro Padre me reprendió duramente diciéndome qué mi oración era abominable delante de Él. Entonces mi ministro acerca del perdón diciéndome: «Si ellos se arrepienten de su maldad Yo los perdonaré, mientras que tú seguirás deseando en tú corazón que Yo le haga mal contrarrestando mí palabra, y creando una raíz de amargura en tú corazón». Cuando Él me dijo esto me arrepentí, y cambié mi oración pidiendo misericordia para ellos y perdón para mí por mi ignorancia. Tiempo después ellos vinieron a mí pidiéndome que les hiciera un favor a lo cual yo no me negué, y pude entender lo grande que es nuestro padre si decidimos caminar con Él.
2- Hace unos años, me encontraba laborando en una empresa en la cual ya no quería seguir laborando, y nuestro Padre me sacó de ella y varias semanas después empecé a buscar trabajo, y Él me decía «No salgas que no vas a encontrar nada». En ese proceso estuve 9 meses pasando como se dice, «la de Caín», porque pocas personas me ayudaron, y el poco dinero que tenía se había acabado. Estuve varios meses en un ayuno forzoso, y nuestro Padre me llevó a través de varios estudios bíblicos a comprender lo que era ser un siervo del Señor. Cuando por fin pude entenderlo Él me cambió la mentalidad, y unas semanas después me habló de ser un hijo de Dios, y cambió nuevamente mi mentalidad al comprender esto. Varias semanas después me llevó al lugar en el que estuve laborando hasta hace poco.
Con el permiso de Don Néstor voy a tomar su misma cita bíblica para desarrollar este principio.
«Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.» Lucas 18: 22
Ahora voy a desarrollar un poco de esa ministración que el medio con respecto a esto. Desde el principio de la creación nuestro Padre ha tenido 3 niveles en los cuales se ha relacionado con el hombre.
El 1° fue «amigo» siendo éstos los 3 protagonista claves: Enoc, Abraham, y Moisés. Ahí tenemos sus historias para analizarlas.
El 2° fue «siervo» de esto los profetas son los protagonistas, y debemos entender que lo que ellos escribieron no fue para ellos, y por lo tanto no pudieron entenderlo. También nuestro amado Hermano Mayor dice: «siervos inútiles somos porque hemos hecho los que no los que no ha sido encomendado».
El 3° y el más importante es: «hijos de Dios». En la cita anterior bíblica se relata claramente cuál es el significado de ser un hijo de Dios. cuándo Él dice: «ven, y sígueme». Esto da entender claramente que la base de ser un hijo de Dios es caminar con nuestro Padre. Qué es tener una relación íntima, y personal con nuestro Padre.
Ahora con respecto a lo ser llamado siervo no estoy en total contradicción con esta palabra, pero me basó en el principio en el cual se basó nuestro Hermano Mayor cuando dijo:
«Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.» Lucas 22:27
Desde el principio nuestro Padre me ha enseñado que ningún ser humano tiene la capacidad moral, ni espiritual de prestarle un servicio a Dios. Esto ha sido una de las grandes piedras de tropiezo en la cual la iglesia estructural y su base el cristianismo han sumergido a la humanidad. Pero existen varios ejemplos en los cuales los apóstoles dijeron que eran siervos de Jesucristo, y Pablo desentraña este secreto cuando dice:
«Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo,…» Romanos 1:9
Dando a entender que conforme a su propia decisión se ponía en las manos del Señor para que él usara su vida. Como hijos de Dios somos servidores de este mundo impío y pecador. Por qué debemos mostrarle el camino a través de nuestra propia vida para llegar a nuestro Padre, y lo más hermoso de todo esto es que Él cuando nos ponemos a su disposición para ser usados por El, nos bendice y nos próspera. Primeramente con su conocimiento, y luego si así lo quiere Él de manera física.
Cuando nosotros desarrollamos la mentalidad de creer que nosotros le estamos prestando un servicio a Dios, nos llenamos de orgullo y de autosuficiencia. Creyendo que Dios nos necesita y estableciendo la mentalidad de los méritos, que hoy por hoy ha causado tanto daño en nuestro entorno como hijos de Dios, y no como cristianos.
3- Hace unos años era el propietario de un lugar de expendios de comida, y una joven visitaba el local en el cual me encontraba. Después de un tiempo de estar tratando la ella me tomó confianza, y me contó parte de su vida. Me dijo que ya tenía 19 años y que se había casado a los 15, y en ese trayecto de tiempo había perdido 3 embarazos y que actualmente estaba embarazada. Nuestro Padre me dio una palabra y oré por ella tocando su vientre. ministrandole que ella no perdería ese embarazo. Porque Dios tenía propósito con esa criatura. Tiempo después me dice que tenía problemas con su esposo, porque él iba a salir del país por un contrato de trabajo. Por lo cual ella había tomado la decisión de abortar ése embarazo a los cual le dije que no lo hiciera que Dios la iba a suplir en todo lo que necesitará para criar a esa criatura. Tiempo después ella vuelve al local, y yo preocupado le preguntó por el embarazo a lo cual alegremente me contesta que ella había abortado y que su esposo ya no iba a viajar. En ese momento me sentí muy triste por qué en ése embarazo venía una niña con un profundo llamado de parte de Dios a caminar con Él conforme al kairo, y a la unción que Dios quisiera en ése tiempo.
Estos 3 testimonios fueron 3 impactos que en su momento me hicieron retroceder en la convicción de nuestro Padre, pero que al final aportaron mucho a la formación del carácter que como hijos de Dios debemos de tener cada uno de nosotros. He confrontado ha las personas a las cuales amo Por su forma de ser para conmigo, y yo me he dicho a mí mismo que aunque desee cambiar y ser como ellos han sido conmigo no puedo cambiar. Porque entonces estaría dando la espalda ha Aquel que me llamo, me liberto, y me ha puesto hoy en el lugar donde estoy para gloria de su nombre. Al cual amo y me entregó para que Él haga con mi vida conforme a su voluntad. Espero que esto le sirva de ejemplo a cada uno de los que lo lean para que entiendan el corazón de nuestro Padre, y que nada pasa sin que Él tenga conocimiento. y esto lo usé para su gloria.
Dios les bendiga, desde RD pa’l mundo plátanopower en Cristo Jesús Señor nuestro.