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¿Tienes tu Pasado, Pisado?

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Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores
que estos?, porque nunca hay sabiduría en esta pregunta.” (Eclesiastés
7:10).

¿Fue la década de los “noventa” verdaderamente la década  de los homosexuales? ¿Fue la década de los “veinte” realmente la década de los ingenuos? ¿Hubo buenos tiempos en el pasado que ya no se repiten? ¡No preguntes! No es sabio, porque en esta vida nadie sabe lo que es un hombre bueno.

No hables de tiempos de homosexuales, pues el corazón de los sabios está en la casa del luto, más el corazón de los insensatos, en la casa donde reina la alegría.  No hables del tiempo pasado cuando había canto y danza, Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.

No hables de los días donde había ley y orden, pues ha habido un tiempo donde un hombre gobernó por encima de otro. No hables de los días donde el trabajo era honesto pues toda obra del hombre sale de su boca,  y su apetito no es satisfecho.

Este día es nuestro.  Por tanto yo percibo que no hay nada mejor Que un hombre se regocije en sus propias obras, Pues éstas son solamente una porción de la vida.  ¿Quién lo traerá para que observe aquello que vendrá después de él? Nuestros días serán envidiados por aquéllos del mañana. 

Cuando encontré este escrito, (Que no sé a quién pertenece y ni siquiera de dónde salió para venir a mis archivos), no pude resistir el pensar en nuestras costumbres y tradiciones. Cuando yo era muy joven, sencillamente detestaba que las personas mayores me aseguraran que en sus años jóvenes todo había sido mejor que lo nuevo que yo vivía.

Con toda sinceridad, yo estaba convencido que la mejor etapa de la vida era esa, que para mí significaba novedad tras novedad y descubrimiento de vida tras descubrimiento de vida, y no podía entender cómo podría ser que muchos años antes, las cosas hubieran sido mejores. Respetaba esas palabras porque me habían educado para respetar a mis mayores, pero absolutamente no coincidía en nada con ellos.

Hoy el mayor soy yo. Y a veces siento el deseo de pensar primero y expresar después que aquel tiempo de mi pasado fue mejor que este del presente de mis hijos y nietos. Pero, ¿Sabes qué? Me guardo muy bien de decir esta boca es mía, porque sé perfectamente lo que ellos van a pensar y hacer. Respetarán lo que yo diga, sin dudas, porque la escuela educativa prosiguió y mis descendientes también respetan a sus mayores. Pero eso no significará que yo tenga razón.

La razón, en todo caso, la tiene este verso de Eclesiastés que deberíamos leer a diario, tanto los mayores como sus descendientes, para poder comprender un tiempo que, tal como lo dice el autor de esos versículos, siempre hay un tiempo para vivir y otro para añorar lo vivido. Y lo mejor del caso, es que los dos tiempos son maravillosos si se viven en Jesucristo.

Así es que hoy, cuando retomamos estos contactos, que no tengo ni la menor idea del motivo por el cual se suspendieron, (Mi antiguo  blog “desapareció” por completo y no hubo manera de recuperar, sin que pudiéramos hallar las razones técnicas), estoy pensando muy seriamente en poner por obra lo leído y llevar esta nueva ventana por caminos antes no recorridos. Porque el mejor tiempo tuyo y mío, ES HOY. Aunque haya decidido ilustrar esto con la fotografía de la vieja estación de trenes de mi minúsculo pueblo natal.

 

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septiembre 23, 2017 Néstor Martínez