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La Extraña Dependencia de la Libertad

La Extraña Dependencia a La Libertad

      Nadie podrá negar que, pese a las diferentes ópticas políticas e ideológicas que cada uno de los sectores que conforman un país puedan tener, en algunas cosas hay cierta unidad al menos global. En Argentina ocurre eso con España, a la que de una u otra manera, nunca hemos dejado de considerar como la simbólica Madre Patria.

     Fueron muchos los españoles de todas las regiones que, en su momento, vinieron a estas tierras americanas por causa de las vicisitudes horrendas de una guerra civil mucho más horrenda, todavía. Aquí recuperaron su tranquilidad, se fueron insertando en una sociedad hasta ese momento demasiado escasa en número y cultura, y de todos ellos muchos de nosotros heredamos apellidos y tradiciones.

     Hoy, una parte de España, (Al menos desde lo todavía legal) está en un proceso de independencia. Ni por asomo cometería el atrevimiento de abrir un mínimo juicio de valor a favor o en contra de esa postura. Es patrimonio de su gente y deberá resolverlo su gente. De lo único que sí voy a hablar es del epicentro de todos esos movimientos: la libertad.

     La libertad según los hombres, tiene matices de todos los colores. Algunos de ellos, lindando con lo pintoresco. Hay hombres que llaman libertad a la esclavitud y hay hombres que, siendo en apariencia dependientes y esclavos, en su ser íntimo se saben y se sienten libres. Porque conocen el fondo profundo de esa libertad y saben perfectamente que por sí mismos, jamás lo lograrían.

     No sé, ni imagino lo que sucederá en Catalunya en los próximos días. Tampoco sé qué reacción tendrá el gobierno central español respecto a esto. Lo que sí sé, es que en esa tierra, como en muchas más de Europa, hay hermanos en Cristo. Gente que ama al mismo Dios que yo amo, aunque deba rendir honores formales a banderas con colores diferentes a la de mi patria. Y sé que esos hermanos, si son fieles, más que tomar partido ideológico por una u otra postura, tienen que estar muy firmes en ayuno y oración por su tierra global.

     Pero no una oración a favor de, o en contra de; una oración dirigida a buscar la voluntad y el propósito de Dios detrás de todo esto. Para que, cualquiera sea la solución y conclusión del asunto, el costo en todo lo que estas cosas producen costo, sea el menor. Y ni pensar en violencias o excesos pasionales. Es tiempo que si en Catalunya hay por lo menos UN justo ante los ojos de Dios, tome toda la autoridad que por esa razón posee, para pedir misericordia por ese pedazo de suelo, como quiera que se decida que se siga denominando o se denomine luego.

     Y el resto, que somos todos nosotros, en lugar de rendir culto a una indiferencia fría y lejana, abandonemos por un momento nuestras clásicas, tradicionales y repetitivas peticiones personales, y por un momento nos unamos como cordón de tres dobleces en favor de todos nuestros hermanos catalanes; los que creen en nuestro mismo Dios en primer término, y los que no creen, en segundo. Para unos, victoria y libertad en Cristo; para los otros, misericordia.

Salmo 119: 45 = Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.

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octubre 12, 2017 Néstor Martínez