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Iglesias Heterogéneas

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Normalmente en este espacio suelo desgranar algunas reflexiones propias que generalmente están en sintonía con el resto de nuestra Web. Sólo en casos esporádicos, como este, publico algo que no me pertenece porque, estimo, aunque pudieran existir diferencias de óptica para determinados temas, considero al trabajo apto como para ser publicado para información y nutrimento de los lectores. Pertenece a Pedro José Amoroso, visitante de nuestra página y expresa lo siguiente:

“A la luz de las Sagradas Escrituras y en base a la certera sabiduría que brindan, queda confirmado en este tiempo del fín, que falsas enseñanzas ejercen una marcada influencia en el mundo cristiano. Desechando aferrarse a la conducta establecida por el Señor, donde priman la fe, la esperanza y el amor, la simpatía con el mundo y sus cosas, ocupa un renglón relevante en el corazón de numerosos creyentes. Como producto de esta incertidumbre, el verdadero poder y accionar del Espíritu, ha decrecido. En la Primera epístola a los Tesalonicenses 5:19, Pablo Apóstol exhorta, entre otros consejos a, «No apagar el Espíritu», y Efesios 4:30 nos alienta a «No entristecer al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuimos sellados…»
El desatino del libertinaje, que penosamente va en aumento, origina malestar en creyentes que deben soportar a siervos de dudosa moral, vistiendo un ministerio en las Iglesias. Ahora bien, ¿En que posición de corazón se encuentran delante del Señor los diversos Pastores y Ancianos, y la Junta de Iglesia de dichas congregaciones? Pablo escribió en 1mera Corintios 13:1-3. «Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe… Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y no tengo amor, DE NADA ME SIRVE». El trabajar arduo y dedicarse a sistemáticos estudios bíblicos, es uno de los propósitos planteados, pero de nada sirve si no se da ejemplo en el obrar como hijo de Dios. Al estudiar la palabra del Señor, la fe se ve expuesta a declinar ante una mala interpretación. Respaldar doctrinas inexactas, fusionadas con un espiritualismo dogmático de la nueva era, hoy es algo muy notorio. Este movimiento mundial, que no pasa de ser una filosofía sostenida por el humanismo, declara en uno de sus tantos desvaríos, que el pecado no existe. Esta presunción se acrecienta sutilmente como un nuevo estilo de vida. Por ejemplo, el amor al dinero dejó de ser una idolatría pasional por «el saber aprovechar la prosperidad que Dios nos da» y el adulterio ya no es adulterio «sino un rehacer la vida en pareja», como tantas otras omisiones semejantes. ¿Que se ha logrado con esta actitud? Que el pecado en vez de languidecer se fortalezca. La insensibilidad de la conciencia de los que pecan voluntariamente, a llegado a tal punto, que confiesan sin titubeos «que Dios los ve a través de la sangre de Cristo, y por consiguiente, son sin culpa». Bueno, ¡¡Esto sí que es de lamentar!! No son pocas las Iglesias que están sometidas por el príncipe de este mundo bajo la presión de la apostasía. La epístola Primera a Timoteo 4:1 anuncia que «el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios». El umbral anticristiano de Laodicea ha llegado.
Según la Real Academia Española, Laodicea significa, entre otros, «voluntad o juicio de multitudes, o derechos humanos». Este sentir, donde cada uno reclama sus derechos basados en la propia justicia por sobre la de Dios, no solo se mueve en el mundo, sino que a su vez se va afianzando dentro de las iglesias, logrando de esta manera un objetivo; «confundir, endurecer el alma y alentar divisiones». Estimada hermana y hermano en el Señor, para finalizar esta acotación, emerge de mi parte un interrogante a considerar, ¿en que latitud nos encontramos usted y yo respecto a lo referido? ¿En la templanza del Espíritu, o en la anomalía de una conducta indiferente?
Tomemos nuestro tiempo y meditemos con oración y ruego. Si sentimos la presencia de Dios, regocijémonos y alabemos su nombre, pero si está distante, hagamos un giro en nuestro caminar, que el Señor pacientemente nos está esperando. Hoy es el tiempo de Gracia y perdón, mañana quizás, puede ser demasiado tarde. El tiempo de vida en este mundo es breve como un sueño que se extingue para no volver, más la palabra del Señor, Nuestro Dios, permanece para siempre.

Dios bendiga su palabra.

            Texto para recordar
«Yo reprendo y disciplino a todos los que amo, sé, pues, celoso y arrepiéntete» Apocalipsis 3:19.

                                               ReCdpa

Nota: esta apreciación no lleva en sí nada personal y fue redactada a título de advertencia, contra una influencia apóstata que opera dentro del cuerpo de Cristo.»

Comentarios o consultas dirigirlos al autor:

Pedro José Amoroso <pamoruso704@hotmail.com>

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

abril 30, 2019 Néstor Martínez