Estudios » Blog

Esos Dioses Extraños…

Dentro del caudal de correo que normalmente recibo, también ingresa una considerable cantidad de spam, esto es, el legendario Correo no Deseado. Y dentro de ese grupo, una alta oferta de péndulos, pirámides, cristales y cuanto elemento se haya puesto de moda con la finalidad de “mejorar “nuestras vidas o conocer nuestro futuro. Nadie enseña que estos son dioses ajenos y extraños, a los que si un día te inclinas en mínima aceptación, te quedas bajo su autoridad permanente. Y esa no es una opinión, es una aseveración. La gran duda es qué sucede cuando algunos de esos dioses, en realidad son demonios. Es un tema y un tema con suficiente actualidad como para no dejarlo a un lado. Recuerdo que en los primeros días de la cuarentena, en varios lugares del mundo se pudieron oír sonidos no habituales o extraños en el cielo, que hicieron preocupar a más de un impresionable y decir también a otros tantos, que Dios se había enojado. Y nosotros, que nos lo pasamos todos nuestros días hablando de un Dios de amor, que no tiene nada que ver con la imagen de ese viejo malhumorado con el que muchos lo han plasmado, por un momento nos quedamos en la duda: ¿Podría ser que, en algún punto de su universo y por alguna razón muy valedera y puntual, realmente Dios se hubiera enojado? Mi Biblia empezó a darme respuestas.

(Isaías 44: 15-19) = De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él. Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego; y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú. No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender. No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol?

Dios está hablando aquí de los formadores de imágenes de talla. Y explica al detalle lo que es un ídolo que hace el hombre con diferentes elementos, así como todo el proceso de trabajo, y la paradoja casi inconcebible de tomar el resultado de todo ese trabajo rústico y casi técnico, para concluir en un objeto que se convierte en centro de la adoración suya. Ahora, por un momento, imagínate al Dios de todo poder, al Majestuoso Dios del universo, Creador de todo lo que se mueve, respira y está inmóvil ante nuestros ojos. Un hombre, su creación, se las ingenia para armar con sus manos un muñeco, darle un poco de pintura y decir que eso  que él construyó, desde ese momento, lo reemplazará a Él en su dedicación y su adoración. ¿Cómo supones que podría sentirse Dios al ver eso?

Dios nos conoce, eso es verdad. Y además, grande es su misericordia. Pero Dios nos creó con un chip que nos impele a adorar. Claro está que eso que tenemos en nuestro ser, fue puesto allí para que nuestra adoración sea para Él, de manera permanente, continua y, tal como Él ha dicho que la desea, en espíritu y en verdad. Así que de hecho, el hombre necesita adorar algo o alguien para sentirse pleno. Y como también existe la contrapartida de este Reino, que es el reino de las tinieblas, siempre saldrá una buena oferta de adoración extra por encima de la única correcta y posible. Desde las estatuas convencionales de los supuestos cristianismos entremezclados con paganismos, pasando por las que te proponen las diferentes culturas milenarias y no tan milenarias, y terminando con supuestas alternativas plenas en energías positivas y todas esas historias que seguramente conoces, el infierno se las ha ingeniado para sacar al hombre de la adoración establecida y meterlo en vericuetos raros que, en algunos casos, le ha costado mucho más que un mínimo dolor de cabeza.

Y es aquí, entonces, donde el hombre con alta preparación y capacitación intelectual, formativa y científica, suele expresar casi con ironía y burla: “Hay que ser muy ignorante y limitado para aceptar este tipo de idolatrías fantásticas y sin base sólida alguna”. No se equivoca, claro, pero solamente en lo que tiene que ver con una óptica para ver el tema. Porque desde la otra óptica, es más que evidente que él mismo, llegado el caso, está incurriendo en el mismo error que le está censurando a todos esos pobres ignorantes e incultos que caen en estas trampas sutiles. Porque esta parte de nuestra sociedad, no adora estatuas, tótems ni figuras estampadas, es muy cierto, pero tan cierto como que invierte ese chip de adorador para rendirle culto a otros dioses extraños que luego encontraremos con títulos muy conocidos: Poder, Fama, Dinero, Sexo, Arte, Deporte, Política, Esoterismo y una altísima gama más que componen un paquete snob, del cual ni siquiera podrá evadirse ni la limpieza, ni la familia, un esposo, una esposa o cualquier otra cosa que, ese hombre necesitado de adorar coloque por delante del Dios del universo.

¿Y Él? ¿Qué dice Él respecto a todo esto? Él ya habló. Isaías 45:22: Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. No es el único, hay decenas. Algunos como este del Salmo 81:9: No habrá en ti dios ajeno, Ni te inclinarás a dios extraño. Aquí Dios te dice: mírame a mí. ¿Por qué dirá eso? Porque sabe que hay muchos que dicen ser sus hijos, que no sólo no están mirándolo a él, sino que están coqueteando, flirteando con dioses ajenos, extraños. Pero aquí Él es claro: si lo miras solo a él, serás salvo. Si no…no habrá garantías, ¿Entiendes? Y luego te añade que a eso lo tendrán que hacer todos los términos, que son los confines, de la tierra. Porque ÉL es Dios y no hay nadie ni nada más fuera de Él. ¿Lo estás viendo? Entonces me queda la pregunta final. Sabiendo que un dios ajeno o extraño es todo aquello que pones por delante del Dios verdadero y único, te pregunto: ¿A qué dios te estás inclinando para adorarlo, hoy? No me escribas a mí respondiéndolo, díselo ahora, cuando termines de leer, a Él mismo, personalmente, como debe ser la comunicación entre un hijo fiel y su Padre. ¿Eres padre? Y tus hijos, ¿Le rinden respeto o atención a los padres de otros o solamente a ti? Ahí está tu respuesta, no la dejes ir. Tampoco a tu único Dios.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

julio 11, 2020 Néstor Martínez