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En Los Umbrales del Temor

(Jueces 7: 2) = Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. 

(3) Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. 

Primero quiero que te des cuenta que hay una guerra. Que hayas recibido invitación o llamado a filas, o no, no significa que tú no participes; estás en guerra y formas parte de uno de los dos ejércitos en combate. Y que el enemigo, cualquiera sea tu postura ante esa guerra, igualmente abrirá fuego contra ti. Y que cuando lo haga, tirará a matar y con munición de guerra, no de utilería. Lo más inteligente que podrías hacer, entonces, en vista y considerando esta situación, es prestarle atención a esa guerra y ver de qué se trata, sin caer en esos pesimismos que muchos libros de Guerra Espiritual traen en sus páginas, que te son vendidas como aprendizaje básico cuando en realidad no pasan de ser una propaganda del infierno infiltrada en bibliotecas creyentes.

 Quiero que te des cuenta, asimismo,  que la guerra, esa guerra, ya fue ganada. Porque todos ustedes, donde quiera que habiten,  pueden ver en sus Biblias, que la guerra ya fue ganada. Él ya había peleado la batalla por tu tierra, cual quiera que sea tu tierra. Es guerra. Y aún nuestros enemigos más grandes no son los poderes o los principados, como muchas veces te enseñan, sino esencialmente uno que todavía hace estragos dentro de la iglesia, no fuera: el espíritu de temor. Veintidós mil, dice aquí que regresaron; más de la mitad se regresaron. Las dos terceras partes se regresaron. Y solamente un tercio se quedó.

 El temor, déjame decirte, es la mejor estrategia del diablo hasta el momento. Y no la cambia ni modifica porque, a todas luces, podemos ver que le sigue dando buenos resultados. El temor, no es un temor humano, que en algunos casos hasta podría ser beneficioso como precaución o prevención, es una mentira demoníaca. Es el poder, es el control por el cual el enemigo controla la gente. La gente con temor, no puede entrar a la batalla. Y hoy existen muchos problemas alrededor del mundo, porque gente llena de temor, ha entrado en las batallas. Y luego son atrapadas por el diablo. ¿Y por qué crees tú que son atrapadas? Porque han tenido su corazón abierto al diablo. El temor es una fuerza demoníaca. Tú no puedes pelear con una fuerza demoníaca dentro tuyo. Y luego eres usado por el diablo, para él traer temor entre las tropas.

No es cuestión de ponerse a hacer guerra espiritual contra principados y potestades. Una gran parte de lo que llamamos la iglesia, hoy no tiene suficiente poder para eso. Sin embargo, Jesucristo ya venció y ninguno de nosotros tendría que pelear en contra del diablo, nuevamente. Él ya venció al diablo. Él está sentado en lugares celestiales. Él está sentado a la derecha del Padre. Él es la cabeza y nosotros somos el cuerpo. Y la cabeza es una cabeza victoriosa, ¿No es así? ¿Y de dónde sacaron que el cuerpo tenga que ser un cuerpo vencido? Esa, también es una mentira del infierno.

La cabeza es gloriosa, así que el cuerpo también es glorioso. La cabeza tiene toda la autoridad, así que el cuerpo también tiene toda la autoridad. No hay una autoridad para la cabeza y otra autoridad para el cuerpo. Eso no tiene sentido, sin embargo es lo que muchos están enseñando en este tiempo. ¡Libreto del infierno, enseñan! Es una estrategia satánica para impedir que se usen los poderes que existen en el cuerpo, y lo consigue precisamente implantando el espíritu de temor.

El espíritu de temor, dentro de la iglesia, no vence al infierno. Tampoco liberta las almas. El espíritu de temor en la iglesia, frena la gloria de Dios que quiere llegar a la iglesia. Pero los creyentes tienen que aprender a confiar en la palabra, y la palabra dice que Dios no nos ha dado espíritu de temor. ¿Lo crees? No son los poderes de la magia los que solucionan esto. ¡Todo lo contrario! Nuestro peor enemigo es el temor. Nuestro peor enemigo es el que se mueve dentro nuestro!  ¿Alguna vez te pusiste a pensar que sucedería si perdiéramos esta batalla? Esta es la voz del diablo, esta no es la voz de Dios. Dios jamás perderá la batalla. Este es el momento para que lo sepas. Pero que lo sepas tú, Satanás ya lo sabe desde siempre…

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mayo 29, 2019 Néstor Martínez