Estudios » Blog

El Ejercicio de los Sentidos

Cuando Dios creó al hombre y sopló aliento de vida, que es Su Espíritu, se impartió a sí mismo. Dios plantó un huerto en Edén y puso ahí al hombre que había formado. Por eso es que no nos sentimos en casa en la tierra. Echamos de menos nuestro país genuino y verdadero. Nuestro espíritu habita con Él. Cuando dice que no somos de aquí, pero que estamos aquí, te está diciendo que perteneces a otro lugar, no a la tierra. Pero como formó a Adán del polvo de la tierra, mucha carne nos maneja, nos influye, y entonces abrimos puertas a nuestro enemigo, como cuando Satanás en forma de serpiente le habló a Eva, y le dijo que era ella la que pondría los límites, y no Dios. En ese diálogo, fíjate, la serpiente la tentó con los sentidos. Eva entonces Vio, Codició, Tomó y Comió…

Y esa serpiente, que a partir de ser un Ser con Pies y Mente, de allí su nombre, se identifica con Satanás, pero también se la conoce como Leviatán. Y este ser, salido de las profundidades marinas, da a las personas la incapacidad de caminar derechos. Es un espíritu serpenteante, que mantiene a los hombres andando en círculos, tomando decisiones equivocadas y siendo guiados en la dirección incorrecta. Por eso es que Pablo es inspirado por el Espíritu Santo a escribirles a los Corintios, en su Segunda Carta, capítulo 11 y versículo 3: Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

¿Tenemos los sentidos ejercitados? Ya lo anticipaba Juan, quien en su Primera Carta, capítulo 1 y versos 1 al 3, nos dice: Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

  1. Lo que hemos Oído. (Oído)
  2. Lo que hemos Visto con nuestros ojos. (Vista)
  3. Lo que han Palpado nuestras manos. (Tacto)
  4. Eso os anunciamos (Boca-Gusto)
  5. Y tenemos comunión con el Padre. (Eso es el Olfato (Discernimiento)

Hace mención a cinco cosas que deben estar adheridas a nuestras vidas. Habla de algo que es esencial como cristianos. Hay gente que escucha una predicación, un mensaje, y se va como vino, como si nadie le hubiera predicado, sin entender nada. Pasa el tiempo y no hay cambios genuinos en esa gente. No se produce en sus vidas lo que Dios anhela que se produzca. Es tiempo que comencemos a trabajar nuestros sentidos espirituales. Conforme al uso que a ellos les demos, así será nuestro desarrollo como individuos. Porque eso es lo que Dios espera de cada uno de nosotros, que nos mostremos como individuos que irradian una luz que les llega desde el infinito, desde lo Eterno, y no como gente religiosa llena de consignas, dogmas y muletillas que no viven una vida liberada de los sentidos terrenales. Lo primero es Espíritu. Lo segundo es Carne. Bien intencionada, pero Carne al fin. Y Dios, hoy, sigue aborreciendo las obras de la Carne. Todas.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

julio 18, 2020 Néstor Martínez