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Los Fundamentos de una Reforma

En los últimos tiempos, los creyentes que de alguna manera decimos o suponemos estar en un nivel superior al que nosotros mismos estábamos algunos años atrás, nos llenamos la boca con dos palabras que en otros tiempos, prácticamente estaban vedadas en casi todas las iglesias y púlpitos santos: Reino y Reforma. De Reino te vengo hablando hace un tiempo de diversos modos y desde distintas ópticas o vertientes. De Reforma también algo te he compartido, pero es evidente que siempre queda algo para añadir o aumentar en el calibre de su significado. Así que hoy será momento de ampliarlo.

En primer lugar, saber positivamente que cosa significa Reforma. Como el término lo muestra, una Reforma es específicamente eso: una Re-forma, es decir; algo que era de una forma, ahora debería reacomodarse y modificarse, para pasar a ser de otra forma, aunque sin perder su esencia básica. Eso está claro, ¿Verdad? Entonces veamos ahora lo que es una Forma, para luego poder entender su modificación. Forma tiene que ver con la disposición de las cosas y con el modo o la manera de hacer una cosa. Eso en grandes rasgos, aunque tiene varias acepciones la palabra. Reforma, mientras tanto, es cambiar algo, (Una forma anterior) para su innovación y mejora. Es arreglar, corregir o enmendar algo. Aclarado esto, comencemos con lo puntual.

(Marcos 1: 40) = Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.

(41) Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.

(42) Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio.

¡Qué hermoso! Decimos mientras escuchamos al predicador de turno hacer alusión a este suceso y leer este pasaje para ilustrarlo bíblicamente, como corresponde. Lo que no siempre tomamos conciencia, al escuchar estas cosas, es que Cristo desea hacer hoy exactamente lo mismo con todos nosotros. Él desea limpiarte, pero desea también que a partir del instante en que te limpia, tu vida sea totalmente nueva con un nuevo corazón para ÉL. Si has nacido de nuevo no puedes seguir siendo el mismo (es imposible), sino  que ahora debes ser hecho conforme la imagen del Hijo: Jesucristo.

La manera de concebir las ideas y de escuchar a Dios difiere de la forma natural. Es necesario tener un nuevo corazón para poder escuchar y seguir su voluntad. Es necesario Ser en Cristo antes que hacer, pues la vida (como una semilla) es más importante que la forma y las funciones. Hoy, hermana o hermano en la fe que me escuchas, o a ti amiga o amigo que no tienes costumbre de escuchar este tipo de cosas, a ti nada menos, Dios quiere limpiarte para que seas uno con Él y darte Su forma….

Cada vez que hay una reforma, y en particular una reforma en el pueblo de Dios, el sacerdocio y la ley, que en este caso puntual y específico es Su revelación, cambian. Cada vez que hay una reforma y en nuestras Biblias lo podemos ver más que bien, estas dos cosas se unen, (Sacerdocio y Ley, que es como decir Ministerio y Palabra). Y allí es que la reforma se lleva a cabo, para que se cumpla lo expresado por la Palabra de Dios.

(Malaquías 2: 7) = Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos.

Por ejemplo: cuando Abraham empieza su reforma (Él la pone en marcha cuando decide salir de Ur de los caldeos) para buscar una ciudad cuyo fundamento y hacedor es Dios, se encuentra con Melquisedec. Allí está la orden. Inmediatamente hay un cambio en el estilo de vida. Abraham está en una vida casual y de repente entra en una vida divina. En esa trayectoria, lo primero que acontece, es que se da de narices con la orden de Melquisedec:

(Génesis 14: 18) = Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; (19) y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; (20) y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

Cuando Israel sale de Egipto, en la primera parada, Dios instituye el sacerdocio. Siempre que hay un cambio, siempre que hay una reforma, aparecen los sacerdotes en un nivel diferente. Cuando Israel cruza el Jordán, comienza una reforma: dejar de estar «vagando» por el desierto y comenzar a repartir herencia. Un estilo de vida totalmente distinto. Cuando cruzan y van al valle de Sitim, se presenta el sacerdocio de Fineés.

En la reforma de Martín Lutero, además de que el justo vive por fe, en lo que se enfatizó, fue en el sacerdocio de cada creyente, donde cada creyente podía acercarse a Dios por sí mismo, sin intermediarios. Quiero recordarte, por si a alguien cercano a ti se le olvidó, que este énfasis, (Que por otra parte es palabra y no invento de hombre), sigue vigente, cosa que no creo que se esté teniendo demasiado en cuenta a la hora de ministrar.

Vemos rápidamente que cada vez que hay una reforma (del Espíritu), hay un nuevo sacerdocio. Cuando David está trayendo una reforma de lo que es el sacerdocio de Levítico a lo que es la orden de Sadoc, de lo que es el ritualismo del tabernáculo, a lo que es la libertad del monte de Sión, vemos que David se pone un efod y se viste de lino y es un rey que ahora lleva una vestimenta de sacerdote en medio de un sistema donde el sacerdocio sólo era levítico, cuando David no era de Leví.

Pero también hubo errores, cuando alguna gente trató de unir (sin el ESPÍRITU) estos dos oficios y no había una reforma. Por ejemplo: Uzías, en 2 Crónicas 26. Uzías era un rey prominente, creativo, muy bueno, pero se extendió en su medida de operación y entró en el templo para hacer lo que le correspondía a otro oficio y no al de él. Y no había reforma en ese tiempo. Entonces, cuando se pone ahora a hacer un orden sacerdotal siendo rey, su vida fue cubierta con lepra y murió leproso. Un rey perfectamente bueno. Lo único que hizo fue tratar de ministrar más allá de donde debía.

En 1 Reyes 13:1-5 vemos a Jeroboam. También trató de hacer esto y terminó perdiendo su reino. Vemos que cuando no hay una reforma y se intentan cambiar las leyes y el sacerdocio hay muerte. Pero también podemos ver que cuando sí se están uniendo (el sacerdocio y el reino) por el Espíritu, entonces es que hay una reforma.

Vemos a David, en 2 Samuel 6. Es tremendo. Porque a veces uno pregunta y se da cuenta que uno mismo dice algunas cosas porque así se la enseñaron y después lees la Biblia y te das cuenta que no es así y dices: no sé para qué me lo enseñaron.

2 Samuel 6: 12) = Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.

(13) Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado.

(14) Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino.

Aquí vemos al rey usando vestimenta de sacerdote. Es impresionante ver que David sólo tiene el turbante de lino y la mitra puesta en la cabeza. Nosotros pensábamos que el sacerdote, en el día de la expiación, andaba con faldas y campanas y todas esas cosas que tantas veces nos enseñaron sacadas no sé de dónde. Hasta lo hemos enseñado dejándonos llevar por lo que su vez otros nos enseñaron. Cuando nos ponemos a buscar en Levítico el día de la expiación, nos encontramos con que no había ninguna campana, sólo el lino y el efod, mira:

(Levítico 16: 3) = Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto.

(4) Se vestirá la túnica santa de lino, y sobre su cuerpo tendrá calzoncillos de lino, y se ceñirá el cinto de lino, y con la mitra de lino se cubrirá. Son las santas vestiduras; con ellas se ha de vestir después de lavar su cuerpo con agua.

Listo. No hay campana ninguna. No entraba con toda la vestimenta. La vestimenta era algo que usaba el sacerdote, pero no cuando entraba al Lugar Santísimo. David estaba vestido con lino y con el efod trayendo el arca hacia la casa. Allí vemos una vez más que se unen estos dos oficios (Rey y sacerdote) en un mismo hombre, en un tiempo de Reforma. Cuando hay Reforma, es importante entender que hay un cambio de unción, un cambio de sacerdocio. Ahora fíjate en esto:

(Zacarías 3: 1) = Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.

(2) Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?

(3) Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.

(4) Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.

(5) Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.

Esto está ocurriendo, recuerda, cuando Israel regresa de Babilonia y Dios está diciendo a la gente: construyan el templo una vez más y reconstruyan sus vidas. Hay una Reforma. Está por llegar Nehemías y Esdras. Hageo está por profetizar. Esto es más o menos el tiempo que se está viviendo. Hay un remanente que salió de Babilonia después de 70 años de cautiverio y están reedificando la iglesia; están levantando el templo una vez más. Y vemos al sacerdote parado, y vemos que siempre que hay una transición, Satanás está presente para impedir – si puede -, esa transición. Por eso es que la gente no transiciona, a menos que tenga suficiente autoridad en sí misma. Porque Satanás siempre trata de oponerse a la transición porque solamente con una transición, o una reforma, la iglesia va a terminar la obra que tiene que hacer. Y él lo sabe.

Y como lo único que puede hacer es frenar a la iglesia y dilatar el tiempo de la materialización de su derrota, lógicamente, lo hace. Y todavía lo consigue. Él sabe cuál es su fin. Pero mientras nadie termine, él va tirando y tiene “vida”. Entonces te entretiene con pandemias o cuarentenas, y cuando todo se soluciona, con campañas todos los fines de semana hasta que tú te mueres, y después viene tu hijo y hace lo mismo; y el hijo de tu hijo y el hijo del hijo de tu hijo hace lo mismo. Y Satanás sigue alentando las campañas y hasta haciendo de “sponsor” si es necesario, porque de última y aunque parezca lo contrario, a él lo favorece no terminar con el propósito.

Dice la Palabra que los mantos están sucios. Los mantos siempre hablan de la unción o del oficio. Parte de la guerra de Dios contra las amenazas intimidatorias de Satanás consiste en cambiarle las ropas a la persona. Parte de la milicia contra Satanás se divide en dos puntos que aquí se ven nítidos: uno es reprender y el otro es transicionar. Si no transicionas, tú estás abierto al enemigo, pero si transicionas se completa la protección del sacerdote.

Cuando hay una reforma y Dios se está moviendo, la unción previa, anterior, es considerada vil. Hay una transición, hay una reforma, están reconstruyendo el templo. El estilo de vida está cambiando, salieron de Babilonia. Todo el tiempo él tenía un manto puesto y nadie prestó atención a eso. Pero en un momento dado en medio de la Reforma, Dios te dice: tu manto no sirve. Cuando hay una Reforma, la unción que tú traías hasta el momento de la Reforma, es considerada vil por Dios. Y no sólo vil, el próximo verso le llamará pecado.

Dios está diciendo: la capa y el manto ya no sirven. Aquello que te trajo a ti hasta hoy, ya no funciona. Si te quedas en él, dice la Escritura, Quítale esas vestiduras (Verso 4) y él dijo: mira que he quitado tu pecado. La palabra original, allí, es Iniquidad. Es decir que: cuando hay reforma, mantener las capas que traía hasta la reforma, ya se considera iniquidad.

Ahora bien: Iniquidad es una palabra muy interesante. La palabra Iniquidad, que es la palabra Pecado, allí, significa: torcer la verdad hacia un error. Es algo que iba bien y de pronto ha comenzado a torcerse. Dice que le va a cambiar los mantos y lo va a vestir de gala. Es decir que va a combinar, ahora, en la Reforma de la reedificación del templo, el sacerdote, pero le va a añadir algo y le va a poner ropa de reyes. Hasta el momento en ropa de sacerdotes, pero ahora, en medio de la reforma de Zorobabel, les va a poner ropa de sacerdote y de gala.

Aquí vemos, una vez más, a los dos oficios reuniéndose, para que la reforma se concrete. Dios reprende al enemigo, pero completa su milicia cambiándole las vestimentas al sacerdote. Parte de la represión, es completar el cambio. Parte de su protección, es venir al otro lado. Si se queda en ese lado, queda abierto al enemigo porque Dios se movió.

Aquí vemos un principio muy importante: Nº 1: Los mantos que eran precisos y buenos ante Dios, ya en la Reforma son considerados viles y de iniquidad. Si te mantienes en los mantos antiguos, estás abierto a las artimañas del enemigo. Esto es importante porque nos está hablando de aquel entonces y, en aquel entonces, era imposible que hubiera un rey y un sacerdote unidos. Dios lo tiene que hacer de alguna manera que lo justifique, porque todavía estaba en pie el orden levítico. (Esto no significa en ningún modo cambiar la Palabra de DIOS, significa renovarse por el ESPÍRITU y derribar TODA estructura religiosa, sistemática o institucional que definitivamente NO proviene del ESPÍRITU)

(6) Y el ángel de Jehová es mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar.

(8) Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.

Es decir que lo que nos está enseñando, aquí en Zacarías, es algo perteneciente a nosotros. Ustedes simplemente son varones simbólicos. Le estoy enseñando a la gente cómo transicionar. Lo primero que tiene que hacer es cambiar las capas, cambiar los mantos, hacia el orden de Melquisedec. Nota que el renuevo, las ramas, es la extensión del reino a través de Cristo. Somos nosotros. Él es la vid y nosotros las ramas. Así que en aquel tiempo no era normal tener ambas unciones, pero eso es simbólico para el tiempo venidero. Esto se continúa en el capítulo 6, que nos da un poquito más de luz al tema.

(Zacarías 6: 9) = Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (10) Toma de los del cautiverio a Heldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; e irás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías.

(11) Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac.

Aquí estás viendo, perfectamente, que la intención es hacer un sacerdote real. Ponle una corona encima. ¿Quiénes usaban corona? Los reyes. Por si la ropa real no era suficiente, ahora la corona. Te acaba de significar que el sacerdote ahora va a tener, en lugar de mitra, corona.

(12) Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová.

Nota la relación que hay entre la expansión del Reino y la edificación de la casa. Es la rama, la expansión del Reino, la que edifica la casa. Eres tú quien edifica la casa. Pero primero hay elemento clave al cual no podemos ni debemos dejar de prestarle debida atención: hay un cambio de manto.

(13) El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos.

Nota que estos dos, están trabajando dentro de un solo hombre. El varón cuyo nombre es Renuevo… El hombre se refiere al varón perfecto, que tú ya sabes que es el varón maduro, que es el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Así que la edificación está relacionada con el alcance del Reino a través del renuevo.

Aquí hay cuatro principios que, para mi gusto, deberíamos internalizar correctamente: Nº 1: Que Dios tiene una guerra contra toda posición incorrecta.  Nº 2: Que está en marcha la restauración de un orden divino Nº 3: Que también se ha puesto en movimiento la activación de la influencia del reino. Nº 4: Se pone en vigencia la autoridad que habilita la edificación de la casa. Esto significa que, en resumen, es la aseveración de los propósitos de Dios.

Cuando hay un cambio en la iglesia, esto no es independiente de tu hogar. Si la iglesia cambia, tu hogar cambia. Si la iglesia cambia, la humanidad cambia. Es decir que: cuando hay un cambio en la iglesia, ese cambio tiene que afectar a toda la sociedad. El problema es que nosotros hablamos de Reforma en la iglesia, pero fuera de la iglesia todo sigue igual. Cambiamos algunas pequeñas cosas dentro del culto, del templo, de los salones, pero afuera la vida continúa exactamente igual!!!

Si la iglesia cambia, tu mentalidad cambia. Ya no saludas igual, ya no hablas con tus hijos igual, ya no besas a tu esposa igual, ya no te relacionas con la gente igual. Un cambio en la iglesia no es SÓLO un cambio en el orden y la metodología del culto. Tú eres iglesia. La iglesia no es el pastor, los diáconos, el púlpito y la Santa Cena. La iglesia es lo que Dios dice que es y no lo que los hombres se han acostumbrado a que sea.

¿Te acuerdas de la historia de Israel? Salen de Egipto después de cuatrocientos años de silencio. Eran hacedores de ladrillos. Recuerda que Babilonia se construye con ladrillo, y así, al igual que ellos, muchos de nosotros andábamos en instituciones haciendo ladrillos. Ladrillos, moldes, cristianos que eran todos iguales, eran clones. Tú veías a uno y los veías a todos. Vestían igual, hablaban igual, se comportaban igual y tú les decía cualquier cosa y todos, a coro, le decían: ¡Amén! Cuando Dios dio la ley para el orden levítico, en verdad él quería dar a entender su corazón. Pero la gente sólo entendió la ley. Es decir que si tú vivieras el verdadero espíritu de la ley, serías totalmente libre. Pero ellos no vivieron el espíritu de la ley, vivieron la letra.

(Jeremías 7: 21) = Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne.

(22) Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.

(23) Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.

Escucha: Dios le está diciendo al pueblo, allí, que Él nunca habló de sacrificios. Él dice: ¡Yo nunca te dije que sacrificaras nada! ¡Dios mío! ¿Y qué haremos, entonces, con los libros de Levíticos, Éxodo y Números, que están llenos de sacrificios y ordenanzas de Dios sobre cómo degollar el animal y qué hacer con la sangre, y qué hacer con las patas, y qué hacer con la grasa? Pero Él dice allí: Nunca pasó por mi mente la idea o el pensamiento del sacrificio.

Cuando se busca la imagen, en hebreo, del significado de este texto, la implicancia es: ni se me ocurrió pensar en sacrificios. Entonces, Fíjate muy bien lo que dice. Si tú hubieras vivido el espíritu de la ley, tú hubieras sido libre. Pero como tú viviste la letra, te ataste por la ley. Él, lo que quería, era que se obedeciera. Había un sacrificio de expiación por el pecado. Ahora: si todo el mundo obedecía y nadie pecaba, no se necesitaba el sacrificio. Pero ellos prefirieron no obedecer, seguir pecando, y hacer sacrificios. ¿Lo entiendes? Cuando Dios nos da una ley, jamás busca que nosotros vivamos atados a esa ley, sino que busquemos el espíritu de lo que dice y nos liberemos de ella. La ley ES perfecta.

Así que Dios los saca de Egipto y establece el tabernáculo. Y ellos vivían alrededor del tabernáculo. Y toda su vida era gobernada. Dónde tenía que estar la tribu de Judá, dónde podían vivir los levíticos, dónde estaba la tribu de Benjamín. Todos tenían lugares asignados para vivir rodeando al tabernáculo porque la ley gobernaba su estilo de vida. Unos llevaban las columnas, otros llevaban los mantos, otros el mobiliario del templo; cada vez que Dios decía “¡Vámonos!”, cada tribu tenía su trabajo perfectamente en claro.

Si te acuerdas correctamente, el tabernáculo tenía dos partes mayores: el atrio exterior y la corte interior. Esta estaba, a su vez, dividida en dos partes: el lugar santo y el lugar santísimo.  Una vez al año entraban con el arca y había una caja. ¿Te acuerdas de esa caja? Era la representación de Dios. Sin esta caja, sus celebraciones y sus reuniones, su congregación estaba reducida a ritos sin valor.

Ahora la caja representaba la gloria, la caja representaba el dominio, la caja representaba manifestación y la caja representaba gobierno. La caja, en sí, no era nada. Lo que la caja representaba era lo que le daba valor a sus ritos. Así hay muchas iglesias hoy: le dan valor a la caja y no a lo que la caja representa.

Tienen la caja, pero no tienen gloria. Tienen la caja, pero no tienen autoridad. Tienen la caja, pero no tienen manifestación. Tienen la caja, pero no hay gobierno. Sin estas cosas, una iglesia que no es iglesia. Tu iglesia se identifica por lo que representa la caja. Si ellos no tenían estas cuatro cosas, no tenían culto. Tenía que haber gobierno, manifestación, dominio y gloria de Dios. Esto es lo que identifica a una iglesia: ¡La presencia de Dios! Si la presencia de Dios no está, el culto es ritualismo.

(Éxodo 19: 6) = Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Es tiempo de reforma, porque es tiempo de ir hacia las sendas antiguas (O sea: el orden original), hacia las raíces, hacia la voluntad de DIOS en la Tierra como en el Cielo, es ir EN JESUCRISTO HACIA SION. No se trata de dominionismo, ni de «reinados o jerarquías humanos», no se trata de salvaguardar la institución, ni de vivir en arrogancia, altanería, soberbia y orgullo…eso se llama carnalidad. Se trata de obediencia al ESPÍRITU SANTO, preparación en Santidad sin Pecado, misericordia, juicio y Justicia para DIOS, se trata de estar listos a tiempo y fuera de tiempo en CRISTO, con Sus vestiduras.

Los rituales para nada aprovechan si CRISTO ha decidido moverse y no estar allí. Muévete hacia la dirección actual hacia donde el ESPIRITU SANTO está dirigiendo. CRISTO NO VINO A ABOLIR LA LEY, EL VINO A COMPLETARLA!! y si estás en EL, DEBES SER UNA NUEVA CREACION, donde han pasado todas las cosas viejas y han sido hechas todas nuevas!!.

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septiembre 6, 2020 Néstor Martínez