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Un Derramamiento Global

El Libro de los Hechos en su capítulo segundo, tiene dos características: es el inicio de nuestra historia. El Espíritu Santo entre nosotros. Y por consiguiente y como consecuencia de esto, es la finalización de todo el tiempo de espera. Todos los profetas del Antiguo Pacto, en algún momento de su ministerio, dijeron esto: en los postreros días. ¿Lo vieron, no? Muy bien, ahora: ¿Sabes cuándo empiezan los postreros días? Justamente, en Hechos 2.  Por ejemplo, Joel dijo: en los postreros días, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. ¿Y cuándo pasó eso? En Hechos 2. Hechos 2, entonces, nos guste o no, coincida con la doctrina de nuestra denominación o no, es nuestro epicentro espiritual, para marcar los tiempos del antes y el después. Y por una finalidad absolutamente pedagógica y técnica, podemos analizar a los cinco ministerios, precisamente a partir de Hechos 2. De otro modo, por mejor buena voluntad que tengamos, se vuelve complicado.

Cuando dice que Jesús descendió y luego ascendió y dio dones, la explicación que encuentro, es una explicación muy polémica, muy compleja. Ciertamente, algo había que hacer en las regiones bajas de la tierra, por lo cual Jesús tuvo que ir. Sabemos que él descendió, en las cartas de Pedro dice que él les fue a predicar a los espíritus que habían sido encarcelados. También sabemos que él, como hombre, de alguna manera tenía que morir, y como todo hombre estaba vendido al pecado, tenía que descender hasta lo más profundo. La explicación hasta la que llegamos, tratando de armar una especie de criterio de comprensión de este pasaje, nos llevó a revisar todo el proceso de formación y de creación que hubo en la tierra. Por eso es que no es sencillo. Y esta fue una conclusión al respecto. No la única, quizás, sí la que veremos aquí. Obvio que si de esto Hollywood te hiciera una película, seguramente te la llena de monstruos. ¿Y sabes qué? A lo mejor no andaría tan alejado de lo que debe haber sido la realidad…

Cuando hubo la caída de Lucero con sus ángeles, esto es, cuando cae la tercera parte de los ángeles a la tierra, ellos roban los ministerios y se los llevan como un trofeo. Entonces no había manera de poder establecer de manera permanente en los hombres, ese ministerio. Ahí empiezan a armonizar muchas cosas, porque en el Antiguo Testamento no tenemos ministros en el sentido absoluto, esto es, gente que funcione en el ministerio las veinticuatro horas. No hay. ¿No sería extraño que Lucero haya hecho eso con los ángeles? No, de ninguna manera es extraño. Él es ladrón, porque la palabra lo llama ladrón, y sabemos que los que cayeron, no fueron pocos. Ahora bien; ¿Qué pretendía Satanás? Hay un tema interesante que es necesario compartir, independientemente de lo que produzca en quien lee o escucha.

Suponte que un ministerio, es un manto. ¿Sabes lo que es un manto, verdad? Bueno; el ministerio es un manto, y todo el que es envuelto por ese manto, está capacitado para desarrollar ese ministerio. Esto significa que si el manto es un manto profético, aquel que esté envuelto por ese manto, puede funcionar como profeta competente. Ahora resulta ser que estos mantos, estaban sobre los ángeles antes de caer. Lucero tenía algunos de estos mantos, porque si no, no podía ejercer. Entonces vemos a Lucero, y hay muchas características de él escritas en Jeremías, en Isaías, en Zacarías, muchas, Jesús mismo habló mucho. Y todos esos mantos lo acreditaban para desarrollar todas esas características.

Por ejemplo, a Lucero se le llama El Querubín Protector, que significa después de todos los dilemas de traducción, algo así como alguien que envuelve desde arriba. Claro está que hasta el día de hoy, nadie sabe a quién estaba protegiendo Lucero. Porque no sé si entendiste que estamos hablando de un momento en que el hombre todavía no había aparecido en el gran escenario. ¿A quién cubría? Se ha revisado con mucho cuidado, incluso examinando puntillosamente la traducción o las traducciones, para ver si no nos llevaron a algún error, porque yo y muchos más hemos aprendido que nada de lo que está escrito en la Biblia está aleatoriamente o porque sí. Todo lo escrito tiene un significado y tiene que ver con algo que Dios considera importante que nosotros sepamos. ¡Tiene que haber una razón!

Entonces Lucero se rebela, los ángeles se rebelan, y ellos no sueltan el manto. Literalmente, ellos se bajan con esos mantos de la presencia de Dios. Y se los llevan al depósito donde están. Entonces, si Dios quería trabajar con el hombre o con la mujer, pero no había ese manto, lo único que le tocaba era darle temporalmente una habilidad para poder ministrar. Porque no había un derecho para que esa persona pudiera retener esa investidura. Había sido descalificada por el pecado. Entonces Jesús hace algo muy sencillo, baja a lo profundo, retira ese manto y se lo coloca a la iglesia. Y la iglesia, entonces, automáticamente, puede ejercer todos los dones, todas las funciones, que aún los ángeles podían hacer antes. No me digas nada; ¡De esto seguramente nadie te había hablado en tu vida! No te preocupes ni te deprimas; a mi tampoco.

Por eso no nos puede parecer raro que Felipe esté en un lugar y de pronto aparezca en otro. El que hace a sus ministros llama de fuego, dice la palabra. Entonces, Jesús tiene que venir a resolver algo en el hombre, para que él pueda sostener de manera permanente el ministerio del manto. Como el problema para que no haya esa permanencia era el pecado, ¿Qué hace Jesús? Resuelve el problema del pecado. Entonces allí es donde el hombre queda acreditado de poder sostener el ministerio de manera indefinida. Por eso dice que los dones son irrevocables. Pero, claro; el Señor no te va a retirar del ministerio, pero sí te va a retirar la autoridad si no lo ejercitas tal como es su diseño y eliges hacerlo para con el tuyo. Porque eso sigue siendo pecado, y el pecado siempre va a anular sino las bendiciones, al menos sí los frutos de esas bendiciones.

Pero, reitero algo que es muy importante: los dones siguen siendo irrevocables, de eso nadie tuvo, tiene ni tendrá dudas. Sin embargo, algo que hay que añadir aquí para que no quede descolgado de información. Los dones siguen siendo irrevocables, pero la autoridad sí que es revocable. Lo único que se puede asegurar, entonces, es que Pablo no está jugando de ninguna manera con términos raros. Él está describiendo algo muy poderoso. Cuando dice que ascendiendo llevó cautiva la cautividad, ahí habla de la muerte. Por lo tanto y como temporaria conclusión, puedo decirte que cuando los dones y la autoridad van de la mano, el ministerio es espiritual. Y todos los que viven con el Espíritu Santo en su ser interior, lo saben y lo valoran. Pero cuando la autoridad es revocada por corrupción, aunque los dones se manifiesten, su fin es camino de muerte.

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diciembre 11, 2021 Néstor Martínez