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Tiempo de Cambiar el Mensaje

1 - Tiempo de Cambiar el Mensaje

     (Mateo 28: 19) = Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; (20) enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

     ¿Quién no conoce este pasaje? ¿A quién no le enseñaron su significado o le predicaron su contenido? Creo que todos los que dicen ser cristianos, alguna vez oyeron esto o les fue enseñado esto. Y si bien una lamentable mayoría salió profetizando el fin del planeta por diversas hecatombes, algunos eligieron profundizar más y ver qué cosa es Mundo, aquí.

     Y para su sorpresa, encontraron que la palabra griega utilizada en el original, no tiene nada que ver con el planeta que habitamos y ni siquiera con la sociedad ambiente que lo habita. La traducción más aproximada a la realidad que tiene Mundo, aquí, es Sistema. ¿Y entonces el fin de qué sistema se profetiza aquí? Del sistema en el cual, a menos que mueras como manda el evangelio de Jesucristo, estás perteneciendo, tanto en lo social, como en lo político, lo ideológico y, oh sorpresa, en lo religioso.

     Estamos tan acostumbrados al hacer y hacer, a meternos de lleno en cualquier calidad o cualidad de acción, que una de las cosas más difíciles para el hombre de hoy, es entrar en el reposo de Dios, en la paz de Dios. En el alma, nadie puede hacer nada. El alma, para nada aprovecha. Mi palabra, dice el Señor, es Espíritu y es Vida. La gran pregunta es ¿Por qué?

     Porque el alma está sujeta al sistema, y todo lo que está sujeto al sistema, es muerte. En el sistema no se puede hacer absolutamente nada. No se trata de los conceptos que tienes, sino hasta dónde estás establecido en la conciencia del Padre, en la paz del Padre, en el reposo del Padre, en el Espíritu del Padre, que está por encima del sistema. Estoy hablando de creyentes, no de cristianos masificados y, mucho menos, de miembros de la religión cristiana.

     Por eso dice el Señor que nos es necesario morir. Porque si el grano no cae en tierra y muere, no puede llevar fruto. Y este no es un concepto, no es tampoco un mensaje convencional; esta es la realidad del Reino. Naciste en el sistema, fuiste criado en el sistema, piensas conforme al sistema, reaccionas conforme al sistema, tus relaciones son conforme al sistema, te divides de los unos y los otros, por causa del sistema. Argentina vive eso, hoy. Y también Brasil y Venezuela, por citar lo que tengo más cercano informativamente.

     El sistema está sumergido en el vacío. El sistema es un sistema de engaño. El sistema es un sistema de muerte. En el sistema no tienes poder. En el sistema no eres nadie. La iglesia que conocemos está sumergida en el sistema. Llevar fruto no es llevar personas a un salón auditorio. Un auditorio que inconcebiblemente le llamamos iglesia. Porque eso es un engaño. Ningún auditorio es iglesia. Tú eres la iglesia, yo soy la iglesia.

     El fruto, entonces, no es llevar gente a un lugar. Ni siquiera es llevar gente a Jesús, que por supuesto, nada tiene de malo, pero que no es el epicentro del fruto. El fruto está determinado por la muerte de una semilla. Toma una semilla de lo que sea y ponla en tu mano. ¿Produce algún fruto en tu mano? No. Para que produzca fruto, una semilla tiene que caer en la tierra y morir allí. De su muerte, brotará un fruto.

     La muerte del alma, es la muerte al sistema. A una dimensión engañosa y vacía, eso es el sistema. A una dimensión donde rigen las tinieblas. Cuando Jesús aparece a Saulo camino a Damasco, le dice que lo ha llamado para que abra los ojos del pueblo, y lo saque de la potestad de las tinieblas y se convierta de las tinieblas a la luz. Esto es: de la potestad de Satanás, al Reino.

     Dice que debemos hacer discípulos, no ganar almas. Dice que debemos bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y no se limita a un buceo submarino por unos segundos. Dice que debemos enseñar que se obedezcan todas las cosas que Él nos ha mandado. Y dice que Él nos acompañará hasta… ¿Cuándo? Hasta que el sistema satánico engañoso sea derrotado y los justos, recién allí, los que hayan quedado, puedan resplandecer. Hoy comienza a regir este mensaje. La pregunta, entonces, es: ¿Dónde estás tú, hoy?

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septiembre 10, 2018 Néstor Martínez