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Fragmentos de una Historia Real+

Dios utilizó, en su momento, al estadista William Wilberforce para hacer avanzar la abolición de la esclavitud en Inglaterra. Wilberforce consideraba a Juan Wesley como su padre espiritual, y tomó esta posición debido a sus creencias. El primer año que Wilberforce introdujo la ley de la abolición en el parlamento, estaba virtualmente solo. Continuó introduciendo esta ley contra la esclavitud por más de treinta años, y cada año más parlamentarios votaban a favor de ella. Durante este mismo período el avivamiento wesleyano se esparcía por toda Inglaterra y eventualmente la ley fue aprobada. La iglesia moderna también ha experimentado esto. Los misioneros del siglo 19 llevaban en sus viajes bolsas de medicinas y semillas junto con sus Biblias. Por ejemplo, llevaron el café y el cacao a Ghana. Asimismo, y ya en el terreno de la salud, erradicaron el sarampión, la malaria y la lepra en Tailandia. En lo concerniente a leyes, supieron responder a la problemática de trabajos forzados en el Congo. En otro orden, en China se atrevieron a confrontar el comercio del opio, las prácticas de atar los pies y la exposición de niñas bebé a la muerte.

En la India lucharon contra la quema de viudas, el infanticidio, la prostitución en los templos y el sistema de castas. Edificaron pozos y escuelas. Virtualmente, todos los movimientos misioneros estaban involucrados en lo que hoy llamamos “desarrollo comunitario” y, como parte de la comunicación del evangelio, cuidaban de la educación, la salud, la agricultura, y mejoras sociales para el menospreciado y el oprimido. Los misioneros de Hawái evangelizaron y protegieron a los habitantes de las islas de la explotación económica y sexual de los mercaderes, marineros y comerciantes. David Livingstone deseaba evangelizar África y mostró un gran interés por la economía y el desarrollo de las aldeas apartadas. Mujeres coreanas y chinas sirvieron como “mujeres Biblia” en sus países, teniendo un gran impacto en el crecimiento de la iglesia y en el status de las mujeres en su sociedad.

Un antropólogo comparó dos aldeas remotas en Brasil: una que se benefició del evangelismo y el liderazgo de desarrollo comunitario de los misioneros. La otra aldea vivió de acuerdo con su religión tradicional. La primera aldea estaba avanzando en casi todas las áreas, en tanto que la segunda aldea estaba decayendo en casi todas sus áreas. El rasgo más prominente en el siglo 19 en Kerala, india, fue el avivamiento en la educación, la cual transformó una sociedad medieval al modernismo. La Sociedad Misionera de Londres fue pionera de un trabajo de enseñanza para las niñas, no tan solo para educarlas, sino también para elevar a la mujer de su bajo status en esa sociedad. En suma, lo que he pretendido reiterando estas antiguas informaciones, es dejar en evidencia que la iglesia, como tal, si es genuina, tiene la plena capacidad para generar una cultura nueva.

El mejor ejemplo de ese cambio cultural está en el propio cristianismo y retazos de su historia. Trescientos años después de ese socavamiento cultural, ese enorme monstruo llamado Roma, cayó. Surgieron otros problemas, sin dudas. Y eso determinó que, en un momento dado, la iglesia bajara la guardia. Pero, es evidente que, de todos modos, el objetivo primario de logró. ¿Cuál es la mayor muestra de que la iglesia venció? Que estamos hablando y enseñando esto, veinte siglos después, siendo parte de esa misma iglesia, aunque no de alguna organización tradicional. Y de aquella Roma sólo quedan ruinas turísticas. Que la iglesia está ligada al desarrollo de los pueblos, puede comprobarse observando las dos Corea. Hace cuarenta años, eran una sola. Han cambiado muchas cosas, pero entiendo que todavía la iglesia más grande del mundo en cantidad de miembros está en Corea del Sur. Entonces, la pregunta es: ¿Podemos, como iglesia, producir un cambio en nuestro país de residencia? ¡Claro que sí! Pero deberemos abandonar pequeños y grandes egoísmos, tanto externos como internos.

La iglesia de Dios tiene un código genético, para destruir toda la estructura que el enemigo ha levantado, haciéndonos caer en el engaño de que es inamovible lo que el diablo ha edificado. Cierto es que, como porcentaje respecto a las poblaciones de los distintos países, todavía somos muy pequeños, pero no te olvides que esta historia empieza con doce personas, no con millones. De hecho, nosotros hoy y donde quiera que nos encontremos, estamos en condiciones de mayor ventaja que aquellos primeros apóstoles. No somos esclavos, no somos una nación ocupada, somos libres. O, si lo prefieres, relativamente libres, pero por causa de nuestras incredulidades. ¿Por qué crees que cada cierto tiempo se levanta alguna clase de tiranía en Latinoamérica? Simple. Te va a doler y mucho, pero es cierto. Eso ocurre para que la iglesia recuerde cuál es su papel. Para que nos volquemos al Señor y veamos qué estamos haciendo mal.

¿Por qué permite la iglesia que el mal se enseñoree de un país? ¿Cuál es el antídoto contra el mal? La iglesia. La cultura que en este tiempo tienen nuestros países, no es buena. Sucede en una gran proporción del mundo cristiano, aunque yo me estoy refiriendo a América Latina en particular. Escucha esto: si dentro de veinte años la iglesia sigue con sus mismas manías y vicios, entonces cuando hablamos de reforma estamos solamente haciendo un proselitismo egoísta, oportunista y abusivo.  Quiero que quede claro y nadie se confunda. La guerra espiritual es necesaria para cambiar una nación, pero desde el punto de partida de erradicar potestades antiguas que se han adueñado de las mentes de la población. Sin embargo, con eso solo no alcanza. Luego deberemos aplicar alta intercesión para derrumbar las fortalezas negativas y estructuras nefastas que por años han dominado nuestros pueblos. Claro está que, una vez consumadas estas dos victorias, deberemos tener una estrategia clara y definida con respecto a qué cosa plantar en lugar de lo derrumbado. Si no se hace esto último, lo anterior habrá sido inútil.

De lo que estamos hablando, es de un objetivo que, con las lógicas diferencias del caso, fue el mismo que tuvieron aquellos hombres probos que hemos mencionado. Ellos lograron cambiar parte importante de sus generaciones. Nosotros hoy estamos trabajando con total humildad y perfil absolutamente bajo, para poder obtener los mismos resultados con nuestra generación. De eso se trata hablar de Reino, no de pintar de colores raros los más raros templos.  Pero, para que eso sea factible, la iglesia toda y no sólo algunos hombres osados, tiene que saber que el hecho de ser auténtico gobierno desde los ámbitos espirituales, no es un discurso religioso de moda, es una absoluta verdad posible y cierta. ¿Y se han producido cambios positivos en América Latina a partir de ese gobierno divino? Algunos, aunque no demasiados, como quisiéramos. Además, los cambios logrados por la iglesia no tienen espacio en la prensa informativa como sí lo tienen los cambios obtenidos por el infierno, como la legitimidad del aborto o del matrimonio homosexual.

Entonces, y para disipar dudas, te informo. Necesitamos más apóstoles no porque se haya puesto de moda, sino para lograr cambios culturales profundos. Necesitamos más profetas para pelear ejecutivamente esas batallas. Porque, si todo se trata de modas o conveniencias personales, muy probablemente se levantarían tres o cuatro ministerios de gran éxito, pero el pueblo de Dios en su conjunto, estaría en derrota permanente. Ah, y si me permites el egoísmo, también necesitamos más maestros. Porque una cosa es perecer en una batalla de la guerra que estamos peleando, y otra muy distinta en la comodidad de nuestros templos, sólo por nuestra falta de conocimiento.

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noviembre 12, 2022 Néstor Martínez