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¡¡¡Esto Es!!!

Quiero, desde hoy y periódicamente, que nuestros frutos diamante tengan voz y expresión. Desde un anonimato que no será por causa de evadir responsabilidades, sino por decisión ministerial de preservarlos de toda clase de guerra que se pretenda levantar contra ellos. Les debemos una cobertura total y genuina, y esta es la mejor forma. Lo que vas a leer a continuación, es el testimonio personal de uno de esos Diamantes, uno que nació de este ministerio rompiendo cristales de la religiosidad. Es una mujer. Pero no una mujer más, una mujer de Reino, autentica. A la que, seguramente, le costó algo más que un esfuerzo literario escribir lo que sigue…

«Dios sea alabado. Agradezco a Dios por el perdón de mis pecados, la salvación de mí alma y la corona de vida eterna que me promete en el cielo si le fuere fiel y firme hasta el fin». 

Así era como debía iniciarse lo que se le conocía como pasar al frente y «dar testimonio«, esto es,  pasar y contar algo que Dios había hecho.  Se hacía en horario de culto y antes de la palabra.. Es decir, antes de la predicación, del mensaje, del sermón o como se le llame a esto en otros lugares del mundo. Esto era parte de la estructura de un servicio de culto típico al que yo asistía hasta hace aproximadamente dos años. Y hoy, con la ayuda de mi Señor y con la certeza de estar sembrando a futuro, eso es lo que haré; voy a dar mi testimonio, y ya no por una enfermedad que el Señor sanó, o un trabajo que Dios me preparó, o el cambio de un vehículo por uno más moderno, sino nada menos que por la obra de liberación y justicia que mi Padre me quiso regalar. 

A la que concurrí, era una denominación de las más tradicionales doctrinalmente, bastante cerrada en sus fundamentos, comparándola con algunas otras. En ella se conocieron mis padres, se casaron, allí fui niña, adolescente y adulta joven. No tengo intención de detallar o puntualizar respecto a su doctrina local, porque al margen de cómo sea esa denominación, podemos ver que todas, de una u otra manera, son parte del sistema religioso.

A la que pertenecí, era a una de esas en las que debías seguir al pie de la letra las formas y doctrina para ser «aprobada por la institución primero, y además por Dios» . Me enseñaron que esas formas eran LA verdad, la única, la verdadera. Internamente poniendo lo máximo de mí, comprendía, pero lo que fue el disparador de una profunda desesperación guardada en lo profundo de mi ser, era que como podía ser que el servir al Señor o estar en Él podía ser tan excluyente.

¿Cómo era eso que, para tener al Señor, solamente era posible cumpliendo toda esa cantidad de formas, normas y leyes que parecían inaplicables muchas veces? ¿Es que Dios entonces era así de exclusivo? Eso me preguntaba. ¿Ese era Dios? Desde luego que había otros factores que se sumaban a mi malestar, como la corrupción, el desamor, la hipocresía, pero el mayor que producía en mi un pedido desesperado rogando luz, fue el que me predicaran continuamente un Dios excluyente: sólo para buenos que sigan las normas. ¿Y cuáles normas? Las que tenía estipulada ese lugar.

Pero…mi Padre celestial es tan bueno y nos conoce tanto, que creo que no con todos trata de la misma manera ni toma el mismo camino. Porque lo mío ha sido un proceso. Pienso que según de quien se trate, cada persona transitará distinto ese proceso según por lo que le haya tocado vivir o experimentar, ya sea dentro o fuera de una institución religiosa. Y cada uno puede o no asumir esas cosas de una u otra manera.

Como el Señor me conocía permitió mi salida mediante un proceso que no se manifestaba en lo externo pero sí interiormente. Y así fue hasta que un día, determinado en el cielo tal vez, llegó aquello que uno, generalmente, identifica diciendo algo así como: «Se me quito la venda de los ojos«. Porque de pronto supe con total certeza que «eso no era la verdad«. Yo no sabía cuál era, ni siquiera si la hallaría pero sabía, que sabía, que esa, o la que se honraba allí, no era. Ese día, todavía lo recuerdo con una mezcla de sensaciones y vivencias, fue como dar un verdadero salto al vacío…una renuncia a la mentira, sin importar cuanto  había invertido en ella. 

Al día siguiente de esa renuncia a esa gran mentira, llegué  a esta página… ¿Casualidad? Jamás. No existe. Sólo escuché, medité y dije: «Esto es» Eso sentí y creí. 

Mentiría si dijera que no pasé por la indignación, el enojo, la desilusión , la bronca, el duelo.. Porque se hace presente una gran pérdida..  Ya nada es igual a partir de allí. Uno jamás puede volver a ser el mismo. Y en esa otra vida, quedan personas que uno creyó que estarían siempre.

Aun así, no se puede evitar sentir una enorme paz y felicidad por ya no ser mas parte de ese sistema que aprisiona, ahoga, consume y desvía, sí uno comienza a lamentarse y condolerse por quienes aún están atrapados. Uno experimenta algo así como una desintoxicación y cada día trae algo nuevo, como si una parte más se iluminara en nuestro ser interior. Es allí que uno comienza a conocer a Dios, el de verdad,  el Real. No ese que me habían enseñado: duro, cruel, Castigador, excluyente, estructurado, insensible. 

Descubrí que Dios sí era y es amor, que sí era y es fiel. Que Dios es bueno y que para siempre es su misericordia. Entonces, ya deja de haber planificaciones de vida, del futuro, de proyectos conforme a nuestra mente humana, intelectual y finita. El Señor se ocupa de que nada quede sin cubrir y que nada puedas querer programar. Todo es HOY, y será el Espíritu Santo el que nos guía a toda Verdad y a todas las cosas. A Cristo no sé lo recita, ni se lo aprende,  a Cristo se lo vive, se vive en Él. No hay recetas ni pasos a seguir, es su guía, es SU GRACIA. 

Finalmente, te recuerdo que todo esto era un testimonio, como lo dije al principio, muy parecido en su contenido a los que acostumbraba a dar, pero ya muy diferente en su esencia, sólo por la gracia de Dios. Gracias doy a mi Padre porque me rompió el cristal de la religiosidad, porque me liberó del espíritu  de religión, porque hoy puedo decir que soy libre. Él está presente en todo y es porque uno entiende, recién allí, quienes somos realmente en Él y no es, precisamente, lo que vemos con estos ojos.

Dios tenga misericordia de los que aún están allí. Dios bendiga a los que han sido despertados y han comenzado a moverse. Dios se glorifique en todos los que como yo, hoy pueden celebrar ser parte de un Reino maravilloso y único. Ya nada volverá a ser como fue, porque no nos trajo hasta aquí para volver a atrás, nos trajo aquí para un Tiempo de Victoria. .

(Lucas 4: 18-19) =   El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.

Tremendo, Diamante. Girones de tu alma dejaste en este texto. Los lectores seguramente tendrán cosas para decir y decirte. Los que publiquen sus comentarios aquí, sabrán que este Diamante los leerá como aliciente y respaldo. Los que elijan enviar correos u otra clase de mensajes, tengan la certeza que yo mismo me encargaré de que les lleguen a la autora. Gracias. Sean bendecidos con toda bendición.

Néstor.-

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

septiembre 25, 2019 Néstor Martínez