Principios Básicos de un Conflicto Bélico

Todo conflicto bélico que se precie de serlo, tiene connotaciones concretas y precisas: contendientes bien definidos, distintas áreas de conflicto, objetivos definidos, tipos de luchas conforme a los sitios donde se libren las batallas, climas ambientes en los entornos, calidad bélica de los ejércitos, capacidad operativa de los mismos y personalidad de cada uno.

 Sin embargo, pese a todo este aparente “tecnicismo”, una guerra siempre tiene imponderables y, en razón de ello, en muchas ocasiones esos imponderables tienen directa relación con sus resultados parciales e, incluso, con el resultado final. En la guerra que estamos tratando, hay una diferencia: el resultado final ya está anticipado: ganamos.

¿Qué Significado tiene la Guerra Espiritual?

(Hechos 26: 16)= Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, (17) librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, (18) para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

Hay algo que es quizás lo más importante que, en principio, todos los cristianos tenemos que saber y tener muy en claro: antes de nuestra conversión a Jesucristo, no estábamos (Como muchos creen) en un lugar neutro, una especie de zona gris; éramos de las tinieblas.

Lo que queda en evidencia en segundo lugar en este texto, es que lo que ahora hemos dado en denominar como “Guerra Espiritual”, es una lucha constante y a muerte entre el reino de las tinieblas contra el Reino de la Luz. La siguiente escritura, (También de Pablo), confirma esto.

(Colosenses 1: 9)= Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, (10) para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo así en el conocimiento de Dios; (11) fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; (12) con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; (13) el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.

Dice que hemos sido fortalecidos con todo poder. Esta palabra utilizada, es en los originales la palabra griega DUNAMOO, y significa: “Hacer fuerte, confirmar, capacitar.” Existe toda una familia de palabras “Duna-Poder”. DUNAMAI (Poder hacer), DUNAMIS (Poder, usualmente sobrenatural), DUNAMOO, (Fortalecer), DUNASTES (Soberano o que gobierna), DUNATEO, (Ser poderoso) y DUNATOS (Poderoso).

Podemos compara este término con los más conocidos por nosotros, tales como “Dinastía”, que implica una línea de poder generacional y familiar, “Dinámico”, que tiene que ver con una de las características básicas de Dios y “Dinamita”, que es el nombre dado a uno de los primeros tremendos explosivos fabricados por el hombre.

Dice que nos hizo aptos para participar de la herencia. Eso significa hacer a alguien competente o suficiente y, en segundo lugar, encargar, autorizar o acreditar. Así como Dios honró a Israel dándole a Canaán como su asentamiento terrenal, así ha honrado a cada miembro de la iglesia con la posibilidad de recibir la herencia del Canaán espiritual, que es Cristo.

Tal como se lo puede leer en la clásica escritura de Efesios 6, esta batalla “No es contra sangre y carne”, sino que es de tipo espiritual, produciéndose las veinticuatro horas del día, todos los días de la semana.

Esto, nada más que esto, constituye la friolera de un conflicto que nos lleva cincuenta y dos semanas al año. No cesa por cansancio, no cesa por tristeza, no cesa por enfermedad ni por ningún motivo similar. Comenzó con fiereza entre la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer, allá en el principio de todos los principios.

(Génesis 3: 15)= Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Esta palabra que se utiliza aquí como cabeza, es la palabra ROSH y tiene que ver con la cabeza del cuerpo humano, la cabeza de una fila, lo que es principal o supremo; primero, tope, príncipe, la parte más alta, cúspide, comienzo, líder primordial o jefe.

Así como la “cabeza” de una compañía se referiría a su ejecutivo principal, ROSH se usa para mostrar liderazgo. En el texto de Génesis, la promesa es que la “simiente de la mujer” algún día aplastaría la “cabeza de la serpiente”.

Esa mujer en particular tendría parte en el acto de deshacer los efectos de la caída. En su sentido más específico, el Señor Jesús aplastó a Satanás en la cruz. En su sentido más amplio, la raza humana llegará a triunfar completamente sobre el Maligno.

Se ha dicho en muchas oportunidades que desde el nacimiento espiritual mismo, pertenecemos al ejército de Dios. Es decir que “nacemos para el combate”, mientras que muchos creen que nacemos en un campo de juego. Pero esto, usted lo va a ver: no es un juego.

Para combatir y ganar, debemos entender y conocer al enemigo: como opera, qué hace, que armas usa. Caso contrario desperdiciaremos nuestra artillería a cualquier lado y menos al objetivo, al blanco donde debería producir su impacto.

Nadie Huye de esta Guerra…

Esto que le voy a decir aquí, es altamente importante. Y no porque lo diga yo o porque usted lo lea en esta página. Es importante porque es: 1) Real. 2) Actual. 3) Visible. Tiene que ver con nuestro título, tiene que ver con nuestro dicho popular.

Podemos negar esta guerra. Podemos cerrar los ojos y no tener conciencia de lo que ocurre. Podemos huir de la línea de combate e irnos lo más lejos posible en la retaguardia. Aún podemos minimizarla. Pero todo eso no impide que estemos en ella, siempre en la mira del enemigo que, cuando lo ve oportuno, dispara certeros impactos.

Los Enormes riesgos de la Negación

El hecho de decir y decirnos a nosotros mismos: “No pienso en eso, no existe”, tiene un notable riesgo: no estar en guardia. Al no estar en guardia permanente, nos resultará imposible defendernos ante un ataque. ¿Cuántas veces Jesús nos indicó “velad”, “velad”?

Nuestra peligrosa pasividad (Que nada tiene que ver con el pacifismo), permite el enemigo un libre actuar con el resultado de que nos roba: El gozo, La paz, El servicio, Los frutos y cientos de bendiciones más. Además nos lastima y, de ser posible, nos mata. Los dos relatos siguientes, confirman esto que le estoy diciendo.

(Lucas 13: 10)= Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; (11) y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar

(12) Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.

(13) Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.

(14) Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: seis días hay en que se debe trabajar, en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.

(15) Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros, ¿No desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?

(16) Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado durante dieciocho años, ¿No se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?

Más allá de todas las especulaciones teológicas que deseemos hacer para probar una cosa o la otra, acá hay algo bíblicamente muy claro: esta mujer no tenía una enfermedad orgánica clásica; esta mujer tenía un demonio llamado “espíritu de enfermedad”.

(Marcos). 14)= Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.

(15) Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron.

(16) Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?

(17) Y respondiendo uno de la multitud, dijo: maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, (18) el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.

(19) Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuando he de estar con vosotros? ¿Hasta cuando os he de soportar? Traédmelo.

(20) Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.

(21) Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: desde niño.

(22) Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

(23) Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

(24) E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

(25) Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

(26) Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: está muerto.

(27) Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó y le levantó.

(28) Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?

(29) Y les dijo: Este género con nada puede salir sino con oración y ayuno.

Dos elementos fundamentales: el primero, que este caso del muchacho endemoniado, (Que muchos creen poder comparar con los ataques llamados “de epilepsia”) era el producto del trabajo de un demonio llamado “espíritu mudo y sordo”.

En segundo lugar, cuando Jesús les dice que ese “genero” sólo sale con oración y ayuno, la enseñanza clásica siempre dijo que se trataba indudablemente de un género especial de demonios. Sin embargo Jesús nunca habló de eso; apenas se refirió a ese género de incredulidad.

Es simple: si usted encara una batalla contra el enemigo sin fe, es más que claro que resultará vencido aún  por el demonio más insignificante. Pero si por el contrario, cree que nada resistirá el poder de Dios, aún los máximos Principados sucumbirán ante Jesucristo manifestado.

Es indiscutible que todas estas pequeñas y grandes incredulidades nuestras, traban y obstaculizan nuestro crecimiento como cuerpo de Cristo. Porque, por ejemplo, ignoramos que para poder presentar el evangelio sin trabas, primero deberemos atar al “hombre fuerte”.

Cabe aclarar que en algunos sectores casi enamorados del demonismo, esta práctica de atar al hombre fuerte se ha constituido en una verdadera doctrina, lo cual es un error y un desviarse del objetivo, del blanco al cual deberá ir nuestro ataque. La Palabra habla de eso, pero en un sentido que se puede ver con nitidez al leerla.

(Mateo 12: 22)= Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego mudo veía y hablaba.

Esto nos deja en principio, una conclusión clara pero, al mismo tiempo, peligrosa si no se tiene la necesaria cautela: alguna clase de ceguera y alguna clase de mudez, pueden provenir de demonios que operan en una persona.

Sin embargo, aquí dice que Jesús lo sanó. Y esta palabra, en los originales griegos es la palabra THERAPEUO. De ella derivan nuestros términos de medicina TERAPIA y TERAPÉUTICO. Originalmente, era servir de una manera sencilla, tal como lo hacen los sirvientes domésticos que atienden a los miembros de una familia.

En vista de que sus deberes incluían al cuidado de los miembros enfermos de la familia, la palabra tomó una connotación médica, en el sentido de atender, cuidar y proveer para la persona enferma. De ahí que, la palabra llegó a significar SANAR, restaurar la salud, curar.

Como conclusión podemos decir que entonces, sanar a un enfermo, no necesariamente será producto de la participación médica, tal como lo habíamos interpretado hasta aquí, sino que además puede producirse por métodos netamente espirituales.

(23) Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel hijo de David?

(24) Más los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

Una cosa nos tiene que quedar en claro: los fariseos, aún en la máxima de las incredulidades, no dudaban que lo que Jesús estaba echando fuera, eran, efectivamente, demonios. Las otras conclusiones tienen que ver con su intención de desacreditar a Jesús.

(25) Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

(26) Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿Cómo, pues, permanecerá su reino?

Está bien; el texto de la casa dividida que no prevalece, está en un contexto que tiene que ver con Satanás y sus demonios. Pero nótese que en el verso 25, Jesús no dice que si “el reino de las tinieblas” está dividido no permanece; dice que TODO reino dividido tiene ese problema. Entonces será bueno pensar: La iglesia del Señor, hoy, ¿Está unida o dividida?

(27) Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿Por quien los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

(28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente  ha llegado a vosotros el reino de Dios.

(29) Porque ¿Cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

(30) El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

Hay dos cosas que resulta importante destacar además de lo del “hombre fuerte”, que fue el motivo de este texto. En primer término, el hecho de que la manifestación de poder liberador, es claro síntoma de que “El Reino de los cielos” se ha acercado, esto es: El Evangelio.

Y en segundo lugar, la confirmación, una vez más y por si realmente fuera necesario, que nadie se puede, en el ámbito espiritual, quedarse en un plano neutro. No existen grises ni rosas. O estás en el Reino de Dios o estás en el reino de las tinieblas. Así de simple…

Esto del hombre fuerte no es una novedad moderna. Tiene que ver con la siguiente historia que se encuentra en el Libro de Daniel y que habla de la oposición de un príncipe a que le llegara a Daniel una bendición requerida por él.

(Daniel 10: 12)= Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.

(13) Más el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.

Un autor cristiano llamado Dean Sherman, en un trabajo respecto a la guerra espiritual, contó la siguiente anécdota: dice que un soldado va y le pregunta al coronel: “Coronel: ¿Contra quien peleamos? ¿Cuántos son nuestros enemigos? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué municiones usan? ¿Adonde están?”

Me pregunto: ¿Qué conclusiones sacaríamos si se le respondiese: “Bueno…no nos preocupamos mucho del enemigo…no sabemos bien donde está ni que hace, porque no nos gusta mucho hablar de él. Sólo disparamos nuestras armas. Hoy mismo hemos efectuado 17.000 disparos, ¿No es emocionante?”

Adquirir Conocimiento es nuestra Obligación

La misma Palabra de Dios nos dice, en Juan 8:32, que conocer la Verdad, nos hará libres. En 2 Corintios 2:11, que no ignorar las maquinaciones de Satanás determinará que él no tenga ventajas sobre nosotros. Y en 2 Corintios 11:13-15 que tenemos el poder para descubrirlo cuando se disfraza de “ángel de luz”.

¿Qué significa todo esto? Que conocer al menos determinados aspectos de esta guerra es una obligación de todos los cristianos y no – como muchos suponen – sólo de aquellos que trabajan en el “ministerio de liberación”.

De más está que le diga que, bíblicamente, tal “ministerio” no existe. Sí existe una autoridad dada por Jesucristo a TODOS sus hijos para que, llegado el momento de la necesidad, tengan el suficiente poder como para echar fuera demonios, etc. etc.

Todo lo que se ha elaborado por encima de esto, es cosa de hombre. Cosas que Dios, en muchos casos, ha bendecido y otorgado éxito, lo que no quiere decir que se agrade de ellas. Yo aprendí que no importa cuanto dios te use, lo que importa es si Dios te aprueba o no.

De todos modos, esto es algo que podemos mecanizar tranquilamente bajo la dirección de Dios, pero corremos altos riesgos fuera de ella. No se olvide que ya fue dicho en el libro de Oseas que el pueblo, por una de las causas que perece, es por falta de conocimiento. Y el conocimiento forma parte de la guerra y también es intimidad con el Señor.

El engaño, como veremos más adelante, es una de las armas favoritas de Satanás. Siempre estuvo presente. Aún en el Edén, pero se nos indica que en los postreros tiempos seremos invadidos por espíritus engañadores y tenemos que estar preparados para reconocerlos y actuar en consecuencia.

Quiero recordarle, por si no lo ha visto aún, que cualquier engaño jamás produciría efecto en fieles y sinceros hijos de Dios, si no fuera que llegan desde dentro mismo de lo que nosotros globalmente llamamos “la iglesia”. Una falsa doctrina tiene un solo lugar en el que puede ser creída: un púlpito de una iglesia.

(1 Timoteo 4: 1)= Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

(2 Timoteo 3: 1)= También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

Vale aclarar aquí que este término traducido como PELIGROSO, es la palabra griega CHALEPOS, y quiere decir: “Ásperos, Salvajes, Difíciles, Dolorosos, Fieros, Dañinos, Duros de tratar. La palabra describe a una sociedad desprovista de virtud, pero que abunda en vicios. ¿Está muy lejos de nuestra sociedad secular actual?

(2) Porque habrá hombres amadores de sí mismos, (Son los que promocionan sus propios ministerios por encima de la exaltación y glorificación del nombre de Jesucristo) avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, (3) sin afecto natural, implacables, (¿No ha visto por allí, en estos últimos tiempos, a creyentes profundamente lastimados por estos implacables?) calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, (4) traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella: a estos evita.

Oiga: no sea religioso ni intente ser más bueno que Dios. Aquí no dice que debemos soportarlos, ni que debemos orar por ellos “para que cambien”, lo cual es manipulación. Dice que debemos EVITARLOS, esto es: no compartir NADA con ellos.

(1 Tesalonicenses 5: 1)= Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

(2) Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; (3) que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

(4) Más vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

(5) Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

Es decir que, estar engañados, es creer una mentira, pero esa creencia nos hace obrar como si ella fuera verdad, quedando así esclavos de la mentira. No se olvide que el mismo Saulo de Tarso, (Luego Pablo) perseguía a la iglesia creyendo sinceramente estar cumpliendo un servicio a Dios.

Es muy normal en la gente tener problemas. Es muy normal acudir a otro ministerio inexistente en la Biblia, el de “aconsejamiento”, cuando se los experimenta. Pero lo cierto es que, si tomáramos resoluciones basándonos en estas enseñanzas, no necesitaríamos palabras “autorizadas” de guía. Con el Espíritu Santo morando en nosotros, bastaría.

Porque si yo tengo un problema, sea de la índole que sea, y creo fielmente que mi problema NO tiene solución, mi reacción ante la vida y aún ante lo espiritual, será muy diferente a que si creo que SI tiene solución.

Una Guerra Personalizada

¿Pero no dijimos que la guerra es patrimonio del ejército de Dios? Sí, pero ese ejército está conformado por soldados. Y cualquier mediano estratega sabe que, si vamos desactivando el potencial de cada soldado, uno por uno, en muy poco tiempo no habrá más ejército.

Por lo tanto esta guerra es personal y se da mayoritariamente en tres muy claros niveles. Tiene que ver con el Incrédulo, tiene que ver con el llamado “creyente carnal” y tiene que ver, finalmente, con el también denominado como “creyente espiritual”.

Al incrédulo, (Así como a otros que luego veremos, no es el único) el diablo le ha cegado el entendimiento para que no pueda resplandecer sobre él la luz del evangelio. Lo mantiene cautivo y lo usa de acuerdo con sus intereses.

El creyente carnal, es alguien que ha nacido de nuevo, pero que por algún motivo no ha crecido. Sufre permanentes derrotas, vive en la carne, en SU carne. A Satanás no le causa problemas, ya que a lo sumo, es un cristiano tratando de defenderse de los efectos del pecado, pero sin intención de abandonar la causa del mismo.

En este nivel, que lamentablemente es sumamente abundante en la viña, el enemigo usa preferentemente como medio de ataque, las propias debilidades carnales de la persona afectada. Parece algo tan simple de vencer, pero sin embargo ni quiera saber usted cuantas víctimas se ha cobrado en cuestiones que resulta imposible creer que se caiga en ellas.

(Gálatas 5: 19)= Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, (20) idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, (21) envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Las evaluaciones de los actos de los creyentes carnales, en las congregaciones, no se han estado produciendo conforme a la justicia de Dios, sino de acuerdo con lo que el ojo humano y natural evalúa de sus acciones.

¿Son, acaso, palmeados en la espalda y recibidos de buen grado aquellos que han cometido adulterio, fornicación, homicidio, herejías u orgías? No, ¿Verdad? Y entonces, ¿Por qué nos permitimos ser más permisivos con la idolatría, las enemistades, los celos, los pleitos o las envidias si tienen – aquí lo describe -, el mismo nivel de las otras?

¿Como se supone que podemos salir de esto? ¿Cómo dejar de lado cuestiones que, a lo mejor, nos han acompañado durante tanto tiempo de incredulidad? No hay recetas “mágicas”, sólo se trata de sacudirnos de encima, despojarnos de ese viejo hombre que aún desea manifestarse en nosotros.

(Efesios 4: 22)= En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, (23) y renovaos en el espíritu de vuestra mente, (24) y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad.

Esto parece muy teórico, muy técnico, muy académico pero poco real, ¿No es cierto? Sin embargo, si lo leemos como debe leerse la Biblia, con lentitud y atención, veremos algo muy claro: renovar el espíritu de nuestra mente es, lisa y llanamente, cambiar nuestra manera de pensar en lo que hasta aquí no nos haya dado resultado bueno. Tal el hombre piensa, el hombre es…

(Colosenses 3: 8)= Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

(9) No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, (10) y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, (11) donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircucisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

(12) Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; (13) soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

(14) Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

No son pocos los cristianos que no tienen demasiado en claro el significado de “palabras deshonestas”. Esto tiene diferente significado acorde a cada cultura, ya que estas palabras no son otras que las que nosotros llamamos “malas palabras”.

La Biblia dice que cuando nuestra boca se abre, tiene que ser para bendición. Bendecir, le recuerdo, es “ben-decir”, esto es: “decir bien” Y, decir bien, es netamente hablar con palabras no ofensivas. Hay cristianos que son sinceros y fieles, pero que sus bocas todavía andan por debajo de la tierra, donde generalmente funcionan los desagotes cloacales. Carnalidad.

Con respecto al perdón, se nos dice que debemos otorgarlo a quienes puedan habernos ofendido en algo, de la misma manera que Cristo nos lo otorgó a nosotros, esto es: sin condicionamientos, sin cobrarnos ningún “peaje” por ello.

Esta palabra utilizada aquí, PERDONÁNDOOS, es la palabra CHARIZOMAI, y tiene que ver con hacer un favor, mostrar bondad incondicionalmente, dar con liberalidad, conceder el perdón, perdonar generosamente. La palabra procede de la misma raíz que CHARIS, que se traduce como “Gracia”.

Sin embargo, el epicentro de este último texto tiene que ver con el inquilino que todavía habita en este cuerpo redimido. Es lo que solemos llamar “viejo hombre”, del cual se nos dice que debemos despojarnos si es que deseamos servir con éxito. Hay otra escritura al respecto mucho más contundente.

(Romanos 6: 5)= Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección, (6) sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.

Nuestro viejo hombre, obviamente, es nuestra vida antes de la conversión, lo que éramos antes de ser cristianos bajo el dominio irrestricto de la carne. Eso es lo que se nos dice, ya ha sido crucificado conjuntamente con Cristo. Por lo tanto, si está usted “vivo” no sirve para el Reino.

Y, finalmente, tenemos al creyente espiritual. Este es un cristiano combativo; se defiende, pero también ataca. Es capaz de introducirse en campo enemigo y arrebatarle sus prisioneros, derriba fortalezas y tiene autoridad para hacer retroceder al enemigo en el nombre de Jesús.

Contra él, Satanás urdirá lazos mucho más sutiles para poder neutralizarlo. Como este cristiano anda conforme al Espíritu, tratará de engañarlo en el plano espiritual. De allí que hay un par de escrituras que nos consigna que debemos tener la mente de Cristo y renovarla.

(1 Corintios 2: 16)= Porque ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

(Romanos 12: 2)= No os conforméis a este siglo, sino que transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Pese a que ha quedado dicho que esta guerra es personalizada, es una clase de lucha donde no es posible apoyarse en las propias capacidades, sino afirmándose en la guía del Espíritu Santo y fundamentalmente, en Su Palabra.

Hay Guerra Contra la Iglesia

(Mateo 16: 18)= Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Si hay un versículo bíblico que ha sido utilizado en contra de los intereses del Reino de Dios y sus integrantes, ese versículo ha sido este. Porque a favor de lo que se lee, se ha enseñado que con el simple hecho de ser miembro de una iglesia evangélica, ya Satanás no puede tocarnos. Y créame mi amigo y hermano, no es así. Todos lo sabemos.

¿Entonces este verso dice algo falso? ¡No! La Biblia no dice nada que no sea estricta verdad. ¿Y entonces? Entonces, lo que dice el versículo, es que las puertas del Hades, que es abismo, que es infierno, no prevalecen en contra de la iglesia, no de cualquier congregación que dice llamarse “iglesia” y por allí anda en cualquier cosa, esoterismo u ocultismo incluidos.

Satanás nunca cambió su doctrina ni tampoco se ha contradicho, pero siempre tuvo la habilidad de variar sus métodos para lograr su fin. Lo que sucede es que se ha difundido tanto la tesis de no hablar del diablo “para no hacerle propaganda”, que la mayor parte de los cristianos ignora esos métodos.

El diablo atacó la iglesia, primeramente, desde afuera, con una feroz persecución del mundo secular. Pero no logró su objetivo, pues la doctrina de Jesucristo se extendía más y más. Optó entonces por luchar desde adentro y el cristianismo pasó a convertirse en religión de estado, perdiendo así mucha de su fuerza.

En esta situación usa otra arma sumamente eficaz: romper la unidad. Va creando más y más divisiones y hasta consigue, oh paradoja, que muchos cristianos le den gracias y gloria a Dios por esas divisiones, más conocidas con el nombre de “denominaciones”.

También ha utilizado con bastante éxito otro método que, le diría, hoy está en la cima de su actividad: infiltrar en la iglesia falsas doctrinas. ¡Pero hermano! ¿Usted cree que le será posible? Perdón: ya le ha sido posible. ¿O no hay congregaciones que operan con la Psicología como bandera y algunas recetas alternativas de la Nueva Era como reaseguros?

Ahora bien; aquel o aquellos que supongan que Satanás es un diablillo rojo con cuernos, cola y tridente que anda solitario por allí llevándose a la gente a un infierno donde arden dos pequeñas llamas de fuego, se equivoca de cabo a rabo. El posee un ejército ejemplar, organizado en jerarquías y que no se divide. Hay escritura al respecto.

Por eso es que Jesús nos indica que debemos mantenernos en estricta unidad si es que pretendemos invadir territorio enemigo y despojarlo. No podemos en constante división tener la pretensión de deshacer sus maquinaciones por un simple motivo: hemos caído en una de ellas.

En Apocalipsis, en las cartas que Jesucristo escribe a las siete iglesias, se pueden observar con nitidez los resultados del ataque del enemigo. Tengo tres ejemplos, tres casos, tres específicos resultados de ese accionar que hoy muy bien podría estar operando en tu mismo banco.

En Efeso, logró se dejara el primer amor. (Apocalipsis 2: 4)= Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

A Esmirna le mandó pruebas y tribulaciones. (Apocalipsis 2: 10)= No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

La palabra PROBADOS que usa en este texto, es la palabra PEIRAZO, y se puede comparar con nuestras conocidas “empírico” y “peirástico”, de ensayo. Es Explorar, probar, Tratar, Ensayar, Examinar, Tantear, Intentar, Tentar.

La palabra describe la prueba de la lealtad, la fuerza, las opiniones, la disposición, la condición, la fe, la paciencia, o el carácter del creyente. PEIRAZO determina en que dirección vamos y cual es nuestra condición.

En Pérgamo infiltró doctrinas falsas. (Apocalipsis 2: 15, 16)= Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

Otra cosa importante en estas cartas es la utilización del verbo Vencer. Este verbo viene del griego NIKAO, que significa “conquista” y es indudablemente, una palabra de guerra. Siempre. Y casi siempre se usa para indicar el conflicto entre Dios y las fuerzas demoníacas.

(Juan 16: 33)= Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

(1 Juan 4: 4)= Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

(Lucas 11: 20)= Más si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.

(21) Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.

(22) Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.

Como corolario de todo esto, hay que destacar que en el Libro del Apocalipsis, cada vez que este verbo (Vencer) aparece, está indefectiblemente unido a una promesa de bendición. Esto no concluye en Apocalipsis, está vigente cada día de nuestra vida, HOY.

Ya Conocemos el Resultado final de la Guerra

Es necesario, para entender esto, recordar que Dios ya nos ha dado la victoria. Ahora será nuestra responsabilidad concretarla. No sólo como iglesia, sino también cada uno de nosotros en su vida. La conquista de Jericó que leemos en el capítulo 6 del Libro de los Jueces, es una prueba de que en Él, se puede.

(Colosenses 2: 13)= Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, (14) anulando el acta de los decretos que había para nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, (15) y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Oiga: Jesús no realizó todo esto en la oscura reserva de una habitación detrás de la plataforma. Él anuló esa acta de los decretos, la quitó de en medio y la clavó en la cruz, públicamente.

(Romanos 8: 37)= En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Si hay un versículo repetido y recitado en el nivel de papagayos por miles y miles de cristianos en el mundo, ese es este versículo. La vida cotidiana nos muestra, lamentablemente, que sólo se trata de un pueblo que honra de labios a su Dios, pero que su corazón no siempre está junto a Él.

Esta expresión, MAS QUE VENCEDORES, es sintetizada por la palabra griega HUPERNIKAO. Proviene de HUPER, que significa “sobre y por encima de”, y de NIKAO, que se traduce generalmente como “conquistar”.

La palabra describe a uno que es victorioso en grado sumo, que gana una victoria más que ordinaria, porque está en condiciones de triunfar de forma absoluta. Este no es un lenguaje arrogante sino de confianza. El amor de Cristo conquistó la muerte, y debido a ese amor – su amor -, somos HUPERNIKAO.

(1 Juan 4: 4)= Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

Es necesario que, si deseas aprovechar este trabajo para acceder a una victoria permanente en tu vida, tengas en cuenta esta Palabra que terminas de leer y que yo he enfatizado con negritas por mi cuenta. Nadie va a vencer a Satanás. YA está vencido.

Nadie va a discutir la formidable potencia de nuestro adversario, Satanás. Hacerlo, sería exponerse a una subestimación no aconsejable. Pero Satanás, formidable oponente, es un oponente vencido, derrotado.

¿Y para qué nos Sirve este Conocimiento?

Vamos a ver sólo algunos puntos. Convengamos en que la guerra espiritual nunca debe ser un fin en sí misma, sino un medio para lograr un fin. Nadie debe intentar conseguir “lucimiento congregacional” con ella, sino dos concretos hechos.

1)= Esta, la primera conclusión es, sin dudas, la más importante de todas: la liberación total de una persona oprimida, atormentada o poseída. 2)= Esto que he mencionado, determina la segunda: un crecimiento y fortalecimiento de la iglesia.

Las iglesias se han convertido muy a su pesar en Centros de Autoayuda para la gente, y no es esa su función principal. Es importante ver las necesidades de las personas, pero mucho más es el saber cuales son las prioridades desde el punto de vista de Dios.

Y por favor, congregaciones ortodoxas, tradicionalistas, conservadoras: no se opongan más a la enseñanza de rudimentos de la Guerra Espiritual. Aprender sobre este tema no significa necesariamente ver demonios en todos lados; sólo implica saber adonde están y qué hacen.

La Biblia, en contra de lo que mucha gente ha pretendido enseñar, jamás ha dicho que debamos tenerle miedo al diablo; o que quedemos a su merced cuando lo desafiamos. La Biblia siempre ha dicho lo contrario: no temas.

(Salmo 23: 4)= Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Esta palabra que aquí se traduce como ALIENTO, es la palabra griega NACHAM, y significa: Confortar, Consolar, Extender compasión, Lamentarse con alguien que sufre, Arrepentirse. Originalmente, NACHAM pudo haberse referido a “respirar profundamente debido a una intensa emoción”.

En algunas referencias esta palabra se traduce  o encierra la idea del arrepentimiento, ya que la pena da lugar a desgarradores lamentos. En su sentido de consolación, NACHAM no describe la simpatía casual, sino más bien una empatía profunda.

Sería que como decir que “se llora con los que lloran”, o “Se lamenta con aquellos que se lamentan”. De NACHAM se derivan los nombres NAHUM (Consolador) y NEHEMÍAS (Consuelo de Jehová).

Para ser eficientes necesitamos un equilibrio: ser muy conscientes del enemigo por un lado, y del otro estar impresionados, anonadados, “embobados” de Dios, de su Poder, de su Gracia, de lo que él es. Aprender más de Satanás, nos obliga a aprender mucho más de Dios, de la Verdad.

Se nos hace más consciente qué significa ser hijos del Dios viviente y de las cosas que nos son dadas por dicha condición. Saber quienes somos nos hace entender la autoridad que tenemos y ejercerla; nos hace aceptar la voluntad del Señor pudiendo rechazar las mentiras de Lucifer.

Tampoco implica que debamos “enloquecernos” por pelear todo el tiempo, sino que debemos estar conscientes de esa lucha que se produce en cada minuto de nuestras vidas. Ver demonios por todas partes, puede ser misticismo; pero no verlos por ningún lado, sin dudas, es incredulidad.

Nos damos cuenta que debemos ser constantes en nuestro crecimiento espiritual, en nuestra santificación, en nuestra dependencia del Señor, porque cuando bajamos la guardia, el enemigo siempre se da cuenta y siempre está preparado para el ataque. El consejo, es: no tenga miedo, tenga cuidado.

Salimos de un engaño común: que Dios es Dios del bien y que Satanás es dios del mal, tal como el Ying y el Yang de los orientales. Es una mentira diabólica, lo que Satanás desea, porque sólo existe un Dios creador y soberano de todo. Por ende, Satanás incluido, todo es obra de sus manos.

¿Entonces Dios creó el mal? De ninguna manera. Mírelo así: ¿Existe la oscuridad? ¡Por supuesto! Me dirá usted. Sin embargo la oscuridad no existe, ya que nadie puede estudiar la oscuridad. Lo que hay, en realidad, es ausencia de luz. La luz sí puede estudiarse.

¿Existe el frío? ¡Claro que existe el frío! ¡Mire los desastres que produce cuando llega el invierno en tantos sitios! Sin embargo e, frío no puede estudiarse. Lo que ocurre es simplemente ausencia de calor. Porque el calor sí puede estudiarse.

¿Y esto que tiene que ver con lo que estamos hablando? Todo. Porque el mal, en sí mismo, tampoco existe. Sencillamente se trata de ausencia de Dios. Cuando Dios no está, se presenta inexorablemente el mal. Aprenda, usted que siempre pensó estar en un lugar espiritual “neutro”…

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enero 1, 2015 Néstor Martínez