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El Libro del Misterio Escondido

Quiero incursionar junto contigo en este día, en los contenidos tremendos del Libro del Apocalipsis. Es un libro que ha traído más enfrentamientos y divisiones en la iglesia que ningún otro. Yo te propongo en esta ocasión entrar en las Escrituras no para crear doctrina, sino para establecer principios.

Y es interesante que lo tomes así por una simple razón: si cuando llegas al que es el último libro de tu Biblia, tú no tienes ya una doctrina, en realidad no sé muy bien por dónde andas caminando en la vida de creyente. Por eso, en todo caso, este último libro no es para establecer una nueva doctrina sino, en todo caso, para confirmar la que ya tienes.

Y por eso, lo que queremos en un principio es honrar a este libro. Y para hacerlo, nada mejor que ir directamente a su contenido. En el primer verso del primer capítulo, las primeras dos palabras que encontramos, es la revelación. La revelación. No son muchas, es una sola.

Esto significa que no son varias visiones, sino que es la revelación. Es muy importante que entiendas que la palabra revelación no se está refiriendo a un trance, no se refiere al método con el que Juan recibió lo que vio.

Porque nosotros, cuando usamos la palabra revelación, muchas veces pensamos que se trata de la habilidad de ver más allá de la superficie de lo que está escrito en la Biblia. O en una gracia o unción especial de un determinado ministro u hombre de Dios. O en un trance, una visión, un sueño.

O, en todo caso, algún tipo de experiencia mística con Dios. La palabra revelación, sin embargo, aquí, no significa nada de eso. Es importante que entendamos que la palabra revelación, es de donde extraemos el título del Libro, Apocalipsis, cuya traducción correcta, es: “correr el velo”.

O sea, dicho de un modo más simple y sencillo: hacer visible algo oculto. Esta es la revelación. No las revelaciones; es LA revelación DE Jesucristo. Y fíjate que es el único libro de la Biblia que nos dice, en el primer verso, de qué se trata el libro.

Cómo luego encontramos monstruos devoradores de personas, luego, en este mismo libro, no lo sé: Es LA revelación DE un hombre que hemos dado en llamar: Jesucristo. O sea que el libro lo que te va a revelar, es la plenitud de un hombre.

Es decir que, hasta que tú no leas el libro y encuentres al hombre en su plenitud, no lo estás leyendo bien. ¿Qué te parece, tiene sentido? Estoy queriendo enseñarte que el libro nos va a revelar la persona de Jesucristo.

Si leemos sus páginas y vemos otras cosas, entonces, nuestro método de interpretación está equivocado. Esto es sin mencionar las escuelas de pensamiento, sin mencionar tampoco doctrinas, porque como te dije antes, no tengo ni la menor intención de establecer doctrina con el libro, porque eso es precisamente lo que ha causado tremendo daño en la iglesia.

Pero sí nos dicen las páginas del libro, que aquel que lo entienda va a ser bendecido. Y resulta ser que nosotros, al menos yo seguro, queremos ser bendecidos. ¿Amén? Y, ciertamente, sería una gran bendición tener una buena revelación de Jesucristo.

Entonces, si lo leemos correctamente, deberíamos entender y ser bendecidos, como nos dice el verso 3. De allí que, aunque por supuesto, no leamos todo el libro, servirán algunos trabajos que hagamos para mostrarte al menos lo que es la estructura del libro.

Cómo está escrito, a quién fue escrito, por qué fue escrito, sus tipologías y sus símbolos, su método de interpretación. Cambiar el lente del ojo, porque es un libro que hemos visto ya con un concepto pre-determinado y que, es más, es uno de los libros del canon de escritura que se ha separado del resto de la Biblia, como si fuese una Biblia aparte.

Nosotros tenemos la Biblia, la enseñamos todo el tiempo, la desplegamos todo el tiempo, pero cuando llegamos a Apocalipsis, es como si nos encontráramos con un libro sellado. Hasta decimos que este es el libro sellado que está en las manos del Cordero.

Pero resulta ser que, cuando llegamos al capítulo 22, nos encontramos con que se nos dice que no sellemos las escrituras de este libro. Eso nos deja bien en claro que, el libro que está en las manos del Cordero, no puede ser Apocalipsis.

¿Por qué? Porque el mismo libro te está diciendo que no fue sellado. Y nos vamos a encontrar con varios conceptos que deberemos destruir, a medida que vamos viendo con mayor nitidez a Jesucristo. Y mi intención es que tú veas  Jesucristo, porque 2 Corintios 3:17-18, nos dice claramente que, si observamos las escrituras, veremos la gloria de Cristo.

¿Y cómo lo sabemos? Él dice que las Escrituras son, aquellas que testifican de mí. Y añade: ¿Ustedes buscaban salvación en el libro? El libro no te salva. Así les dijo Él a los fariseos. Ustedes buscan la salvación en el libro, pero las Escrituras testifican de mí, y ustedes no vienen a mí para encontrar lo que andan buscando en el libro.

Entonces, cuando vemos al libro pero buscando a Cristo, cuando miramos a las páginas del libro como a la gloria de Cristo, si la gloria es la expresión, la gloria es la imagen, la gloria es la exacta representación de otro, su peso y todo lo que significa la palabra original, doxsa.

La gloria, la expresión del Padre dice Juan 1, que es la expresión, que sólo Él revela al Padre. Y entonces allí es que dice: si me has visto a mí, entonces ya lo viste a Él. Entonces, si vemos a Cristo, estamos viendo la plenitud.

Y al ver la plenitud, nos dice Corintios, que observaremos esa gloria como si fuese un espejo. Eso es muy importante que entiendas; te pide que mires la gloria, que mires el ejemplo, que mires el reflejo del Padre, que mires la gloria de Cristo, pero que la mires como si fuese un espejo.

Un espejo nos refleja nuestra propia imagen. Entonces, lo que te está diciendo es que, cuando tú puedas verte a ti en la misma condición que lo ves a Él, serás transformado en la misma imagen. Y al ser transformado en su misma imagen, estamos terminando la obra de la iglesia. Porque el destino de la iglesia es la manifestación de la estatura del varón perfecto.

Entonces, el estudio del libro es para llegar al fin, y no para hablar de escatología. Si quisiéramos hablar de escatología, tendríamos que ir a Génesis, porque Dios comienza por el final, no por el principio. Lo dice Isaías 46.

(Apocalipsis 1: 1) = La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.

Sería conveniente que de este texto, subrayes las palabras “siervo” y “declaró”. La traducción española está incompleta aquí, pero si acudimos al original griego, nos encontraremos conque dice que la declaró por señales, por símbolos.

O sea: no fue por palabras, sino por imágenes proféticas. Algunos pensadores teólogos, tienen un problema con esta forma de aplicar la palabra, porque dicen que si vemos las escrituras como un punto espiritual, espiritualizándolo todo, entonces quitaríamos lo profético del libro.

Eso dicen los que supuestamente saben más. El problema que yo tengo, es que la palabra dice que el testimonio de Jesús, es el espíritu de profecía. Entonces, créeme que no entiendo cómo el revelar a Cristo, le quita lo profético al libro. Cuando el testimonio de Jesús, es el mero espíritu de profecía.

Conozco las reglas tradicionales del dios de los ladrones, es decir, la hermenéutica. Tenemos una de las reglas que nos dice que tenemos que mantenernos constantes al principio de interpretación. O sea: donde quiera que la palabra no te haga sentido inmediato.

Si te dicen que hay una silla azul en el templo, y todas las palabras griegas te hablan de elementos físicos, entonces no te pongas a espiritualizar la silla. Pero si te dicen una silla azul en el cielo, ya eso no es lógico.

Entonces, cuando comienzas a encontrar esas áreas donde a plena vista, en el marco de entendimiento, en el contexto de la escritura, esta no hace sentido literal, no podemos introducir doctrina para justificar nuestra falta de entendimiento. Mejor lo dejamos ahí hasta que el Señor lo revele.

Porque carne y sangre, no revela esto. Lo que quiero decirte es que ninguna escuela, seminario o instituto bíblico te lo va a revelar. Porque: ¿Cuántos saben que cuando leemos la Biblia y encontramos al Cordero, nadie está buscando un animal de cuatro patas?

Cuando leemos el libro y vemos al león, nadie está buscando al rey de la selva. Cuando leemos el libro y vemos el candelero, el mismo verso 20 del capítulo primero, nos dice que es la iglesia. Entonces, cuando vemos un caballo, ¿Por qué nos creeremos que es un caballo galopante, real?

O sea que lo que quiero mostrarte, es que por carencia de entendimiento espiritual, estamos violando nuestras propias reglas de interpretación.

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto, y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, (2) que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

(3) Bienaventurado el que lee, y los que oyen la palabra de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

O sea: hay que entender, porque guardar significa apropiar, poner por obra; no memorizar. Y dice que es porque el tiempo está cerca. Y luego de esta introducción, Juan comienza a escribir su versión del libro. Entonces hemos establecido dos cosas: Primero, vamos a estudiar la revelación de Cristo.

La misma palabra, revelación, apokaluptus, significa “correr el velo”. Es importantísimo recordar algo que alguna vez hemos tratado y te he enseñado: en el Nuevo Testamento, no existe el velo. Fue rasgado cuando Él murió en la cruz.

O sea que el único velo que existe en el Nuevo Testamento, es el velo de nuestra mente, de nuestra alma. Nuestros conceptos, nuestras doctrinas establecidas como fortalezas mentales. Esos son los gigantes que hay en la tierra.

Entonces, si hay que correr el velo, el libro te está trayendo un entendimiento de quién es Jesucristo. O sea: si hay que revelarlo; si hay que descubrirlo; si hay que correr el velo o hacer visible, significa que Cristo está escondido en alguna parte.

O, mejor dicho, no es visible donde debe serlo. En segundo lugar, la premisa del estudio no es establecer doctrina, sino encontrar a la persona de Cristo en el libro. Hay que descubrir, hay que revelar, hay que descorrer el velo. Eso no nos da la implicación de añadir algo.

Muchos piensan que para terminar, hay que pedirle más a Dios. ¡Ay, Señor! ¡Si yo tuviera más de ti! Sin embargo, el libro nos dice que para la revelación de la plenitud de Cristo, no hay que añadir, sino quitar. Porque hay que quitar algo que lo oculta.

Dice que si quieres ver la plenitud de Cristo, tienes que correr un velo, no añadir algo. Eso es muy importante, porque en Hechos capítulo 13 y versículo 32, nos dice que la tierra de Canaán, aquello que fue prometido a los padres, ha sido cumplido en los hijos.

Eso, en la resurrección de Cristo, comparando la ascensión del Señor, con la tierra de Canaán. O sea que Canaán era tipología de la plenitud de Cristo. La Escritura dice eso. Por eso Hebreos nos dice que aún nos resta un descanso. Y cambia la palabra Canaán, por descanso.

Y eso es muy importante, porque el descanso es lo que está buscando el Señor, para reinar a través de nosotros. Es el sábado. Juan dijo: yo vine a estar en el día del Señor. Literalmente significa: vine a convertirme en su reposo, o sea: él halló en mí un lugar para habitar, no para visitar.

Yo, Juan, vine a estar, vine a convertirme en el reposo del Señor. En otras palabras, el Señor se ha entronizado en mí. Y desde esa posición, oí su voz. Él la conocía. Cuando joven él era el que se recostaba en su pecho, ¿Recuerdas?

Pero cuando se vuelve a oír la voz, primero nota que tiene que volver atrás para oírla, es decir que lo que va a oír es pasado, no futuro. Tiene que mirar atrás para encontrar la voz. Sólo que cuando identifica la voz de aquel que él conocía, ya no vio a uno, sino a muchos.

Porque la voz hablaba de en medio del candelero, el cual simboliza la plenitud de las siete iglesias. O sea que la voz de Cristo, ahora salía de en medio de un pueblo. Entonces, si hay que correr el velo para algo, para que la plenitud de Cristo sea vista, entonces podríamos deducir que Jesús anda escondido dentro de su pueblo. No es visible aun.

Porque Él estaba en medio de la iglesia. ¿Verdad que estás empezando a mirar con otros ojos al libro del Apocalipsis? Y te deja saber ahora que los sellos son etapas de la revelación de Cristo en nuestras vidas.

¿Por qué? Porque el libro habla de la revelación de Cristo. Así que su revelación no viene añadiendo cosas, o pidiendo cosas. Entraba a la tierra de Canaán para poseerla, no era necesario llevar cosas. Lo que había que hacer, era sacar cosas de la tierra.

Para poseer la tierra de Canaán, lo que hubo que hacer, fue sacar cosas. Para mostrar la plenitud de Cristo, lo que hay que hacer es quitar cosas de nosotros. ¿Qué te estoy diciendo? Que Él ya está adentro. Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria. Vamos a ver algunas escrituras para entender un poco el libro del Apocalipsis, antes de llevarte verso por verso.

Con esto, entiende, lo que estoy tratando de hacer, es educar tu mente. Esto le está poniendo todos los pedazos que le falta al rompecabezas, al puzle. Una cosa es muy fácil, destruir lo que entendimos, pero algo es muy difícil: edificar algo en su lugar.

(Colosenses 1: 24) = Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne (¿Dónde cumple? En su carne), lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; (25) de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, (Nota que el mensaje hay que predicarlo cumplidamente), (26) el misterio que había estado oculto (Escucha) desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, (27) a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; (Ahí estamos nosotros); que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.

O sea: la esperanza, o el misterio escondido, o el plan de Dios, es que la iglesia refleje la plenitud del Padre. Mil veces hemos leído esto, y no vimos ni por asomo que hablaba de nosotros. Dice que era un misterio escondido

(Apocalipsis 10: 7) = sino que en los días de la voz del séptimo ángel, (Esto es: las trompetas. Las trompetas son hombres con mensajes claros en la Biblia) cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

Nota que aquello que era misterio, un día tiene una finalidad como tal. O sea: sí vamos a terminar. ¿Cuál es el fin? La manifestación de Dios en nosotros. Dice allí que el misterio se va a cumplir. ¿Cuál era el misterio? Anunciar a los gentiles a Cristo Jesús en medio del candelero. En medio de nosotros.

Las siete iglesias, que no son siete literales, sino la plenitud de la iglesia. Pablo en Corintios dice que Él quiere ser todo en todos. Por ahora, convengamos, en que Él es algo en algunos, pero al terminar, Él va a ser todo en todos.  No en algunos, ¡En todos! ¿Y dónde es que va a ocurrir esta revelación? Dentro del candelero.

(Apocalipsis 22: 10) = Y me dijo: no selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

Esto te deja más que claro que, tal como ya te lo dije, el libro que se encuentra sellado en la mano del Cordero, de ninguna manera puede ser el libro del Apocalipsis, como enseñan algunos que no han perdido tiempo en escudriñar y se dejan llevar por vientos de doctrinas denominacionales.

Este libro está abierto y no tiene sello. Porque al escritor del libro, se le dijo especialmente que no lo sellara. Hemos cometido errores tratando de interpretarlo antes de tiempo. Porque a Daniel sí se le dijo que lo sellara. Y se le dijo que cuando fuera el tiempo, el libro iba a hablar por sí solo.

El problema es que nosotros quisimos quitarle los sellos al libro. Y a partir de eso hemos creado una tremenda división en la iglesia. Recuerda que estamos hablando del libro, del misterio escondido, del libro que está en la mano del Cordero. Porque Cristo está dentro de nosotros y tiene que ser revelado.

(2 Corintios 3: 2) = Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; (3) siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Nota que sí somos un libro, y que lo que está escrito en medio del libro, es la expresión de la plenitud de Cristo. Por eso estamos sellados por el Espíritu. El libro tiene sellos. Ahora recién estamos viendo que el libro en la mano del Cordero, no es un libro literal, sino que es un pueblo que está revelando un mensaje. Es la manifestación que traen los hijos de Dios.

La manifestación de los hijos de Dios, no es la manifestación de un pueblo; es la manifestación que un pueblo trae. Es la manifestación DE los hijos. No es la aparición de los hijos. Es la manifestación que los hijos traen. Tenemos el mismo mandato que Jesús. Él vino a revelar al Padre, y nosotros a revelarlo a Él.

¿Cuántos se están dando cuenta que por eso hubo reforma, y tuvimos que cambiar nuestra inercia ministerial, para entender que lo que se está construyendo, es un pueblo. Y no un ministerio. Porque el destino es un estado de ser y no algo que hiciste. El fin es un estado de ser, muy por encima de lo que podamos hacer con nuestras manos. Que de paso, puede causar mucho bien. Dice que somos epístolas abiertas.

(Gálatas 4: 19) = Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.

Nota que ahora sí le estamos diciendo “amén” a ciertas escrituras que no hace mucho tiempo sólo repetíamos como loros. Ahora entendemos que eso, es un poco más trabajoso que simplemente recitar la escritura. Se está formando algo en nosotros, o sea: ya está allí, en el hombre interior.

Ahora sólo resta apropiarlo, para que nuestra alma unida con nuestro espíritu, pueda usar nuestro cuerpo para reflejar lo que ya es una realidad en nuestro espíritu. Nuestro espíritu está sentado en lugares celestiales, pero nuestro cuerpo físico está parado aquí, en esta tierra.

Tenemos un hombre interior que ya ha experimentado nacer de arriba. El cuerpo espera una redención, que depende de la reforma del alma. Por eso nunca será suficiente una campaña para nacer de nuevo. Hay que trabajar en nuestra salvación con temor y temblor.

Al menos eso es lo que dice la palabra. ¿Qué estamos descubriendo, entonces? Que el libro del Apocalipsis es la revelación de alguien que anda escondido dentro de un pueblo. Y que apocalipsis llama a ese pueblo, “el libro en la mano del Cordero”. Él dijo: nadie me lo saca de la mano.

(Hebreos 8: 10) = Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor; (¿Después de qué días? Después de la cruz) Pondré mis leyes en las mentes de ellos, y sobre su corazón las escribiré; (Entiende que si esto es después de la cruz, no puede estar hablando del Israel literal); y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo;

¿Dónde van a estar escritas las leyes? En el interior. Y esto es importante, porque dice que el libro en las manos del Cordero, está escrito en el interior. Somos las epístolas que estamos selladas con el Espíritu Santo.

Recuerda; estoy apenas introduciéndote en este libro del Apocalipsis. Un libro que escrito y luego declarado por símbolos o tipologías. Es la palabra sumeino en el griego, y significa “señales, tipologías e imágenes proféticas.

Dar una señal o expresar por medio de símbolos.” De esta manera fue que Juan recibió lo que escribió. De manera que, sin entender las imágenes proféticas, las tipologías y los símbolos, jamás vas a descubrir al Señor que el libro quiere revelar.

(Efesios 1: 11) = En él asimismo tuvimos herencia (Dice tuvimos, en tiempo pasado. Nota que nuestra herencia no es algo que viene, sino algo pasado, que ya tenemos. Es como si tu padre ya te hubiera declarado su heredero en un testamento ya firmado antes de su muerte. Tú aún no la has apropiado, pero ya es tuya. ¿Se entiende? Legalmente es tuya, aunque tú todavía no la estés gozando) habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, (12) a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.

(13) En él también vosotros, (Esos seríamos nosotros), habiendo oído la palabra de verdad, (No cualquier mensaje), el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, (Acá vemos que todo lo que está escrito en nuestros corazones, desde la cruz para acá, está sellado. Aquí estamos viendo el libro sellado.) (14) que es (O sea; que el Espíritu Santo de la promesa viene a ser) las arras

Arras es depósito, el anticipo. Arras significa “un adelanto”. El Espíritu Santo, o la cantidad de Espíritu Santo, la medida que poseemos del Espíritu Santo, o sería mejor decir: la medida del Espíritu que nos posee, es solamente un depósito, un adelanto, un anticipo, de la promesa. O sea que la promesa, es más de lo mismo. Porque si el Espíritu Santo es el depósito o anticipo, el balance tiene que ser más de lo mismo que se dio en depósito como anticipo

Las arras, de nuestra herencia Esto quiere decir que la herencia ya es nuestra, que nuestro Padre nos dio un adelanto, para que entendiéramos que hay más de lo mismo, si llegamos a la estatura del varón perfecto. Porque tú no puedes canjear tu herencia por efectivo, hasta que no tienes la edad legal. Es decir que tienes que ser adulto, maduro. Gracias a Dios que en el espíritu no es por edad cronológica, sino por entendimiento de lo que ya aconteció. Estamos sellados.

Las arras de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida. La palabra redención, allí, significa el hecho de soltar algo. Es un acto como el de desatar los cordones de los zapatos. Redención, soltar, abrir, desatar los sellos. Tenemos arras hasta el día en que se nos quiten los sellos.

Y fíjate que este idioma de Juan, era muy conocido por la iglesia. Juan fue dado por loco. ¡No estaba loco! Escribió con las terminologías de la única Biblia que tenía, porque no había Nuevo Testamento.

Está escribiendo con terminología del Antiguo Testamento. Todo el mundo entendía lo que es una bestia. Nadie se imaginó un monstruo. Todo el mundo sabía lo que era el adulterio. Nadie se estaba imaginando matrimonios arruinados.

Que Dios use al matrimonio literal para hablar de un adulterio espiritual, una falta de compromiso con Dios o intransigencia con Dios, de ninguna manera va a limitar esa tremenda revelación a un matrimonio terrenal cualquiera.

Pablo hablando del matrimonio en Efesios 5, dijo: “Mira, te he dicho todo esto, pero en realidad de lo que te estoy hablando es de la relación de Cristo y la iglesia”. Aun sabiendo perfectamente eso, se siguen usando estos textos para seminarios de matrimonios. Y eso que ahí mismo te dice que él no está hablando de tu matrimonio ni del mío.

Asimismo, Romanos 7 tampoco tiene nada que ver con tu matrimonio. Y lo vamos a ver a través de Apocalipsis, porque Apocalipsis usa el lenguaje que ellos entendían. Bestias, montes, reinos, trompetas. Ellos sabían lo que eran las trompetas, tenían las fiestas donde sonaban las trompetas.

Los sellos. Ellos entendían lo que era el sello. En aquel tiempo de la historia hebrea, en su cultura, cuando había una propiedad que ellos no podían mantener, era entregada a la corte. Eso solamente se podía redimir en el tiempo del Jubileo, que era cada cincuenta años.

Mientras tanto escribían en un rollo y lo sellaban siete veces por detrás. Y él está hablando de un libro sellado siete veces por detrás. Y la iglesia entendía. Los que no podemos entenderlo somos nosotros, hoy. Era la posesión adquirida.

La propiedad estaba adquirida, él era dueño, pero no podía redimirla. Por eso había jubileo. ¡Qué bueno sería que hoy también hubiera jubileo! ¿No es cierto? Cada siete años, chau deudas. Por decreto. Todo el mundo regresaba a su dueño original.

El libro se sellaba por detrás, y tenía que venir un pariente redimidor a quitarle los sellos. Vamos a ver si está en alguna otra parte esto mismo. Vamos a Jeremías capítulo 32. Allí encontramos que jeremías había comprado una heredad.

(Jeremías 32: 10) = Y escribí la carta y la sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza.

Ahí tienes uno de los caballos. No sé cuántos están entendiendo bien todo esto, pero es necesario que sepas que Juan no estaba escribiendo esto en un idioma que nadie entendía como nos sucede a nosotros. Ellos sabían muy bien, por ejemplo, lo que eran balanzas.

Escucha: si la forma de interpretación del libro del Apocalipsis, no tiene correlación con el resto de la Biblia; si no podemos ver la misma interpretación en otros libros de la Biblia, entonces déjame decirte que mucho me temo que estamos leyendo mal.

Porque él usó el lenguaje que ya era entendible. Las palabras encontradas allí significan lo que significaban en Jeremías, en Daniel o en Génesis. No es otro significado separado o desconectado del resto del libro del canon de escritura.

No puede ser, porque el último libro lo que hace, es revelarnos la victoria de toda la historia de la redención. Para entonces, se supone que ya estemos bien establecidos, y no fluctuantes en cualquier viento de doctrinas. Creo que es tiempo de hacerle justicia a este libro.

(11) Tomé luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta.

(12) Y di la carta de venta a Baruc, hijo de Nerías, Hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscripto la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel.

(13) Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo: (14) así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una vasija (¿De qué? ¿En una vasija de qué? ¿Y tenemos este tesoro dónde? ¿Qué tesoro? Cristo Jesús, la esperanza de gloria) para que se conserven muchos días.

Nota que proféticamente, ya estaba escrito. ¡No era nada nuevo! Ahora; si no entendemos los símbolos, si no entendemos el lenguaje, entonces mucho me temo que, al igual que varios miles por allí, andamos sellando un libro cualquiera.

(Salmo 88: 8) = Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; encerrado estoy, y no puedo salir.

Este es Dios mismo hablando proféticamente a través del salmista. ¿Qué quiere decir? Que luchamos a brazo partido para que Cristo venga a ser nuestra porción, y luego lo metemos en una cárcel, en una prisión que no lo deja salir.

Hemos hecho lo mismo que el fariseo. Hemos metido la caja detrás de un velo. Claro, la caja es otra, somos nosotros, el arca de Dios y el velo es otro, nuestros conceptos falsos, que sacan la imagen de Adán y no la de Cristo.

Por eso, aunque estamos en Cristo, una enorme mayoría de nosotros sigue reflejando la carnalidad adámica que teníamos antes de hacer de ella un paquete y arrojarlo a la basura. Porque, entiende y aprende: tú ya no tienes naturaleza adámica; no les creas a los que enseñan que todavía sí la tienes.

Porque, en todo caso, si todavía la tuvieras de verdad, entonces déjame decirte que todavía no eres salvo. A eso creo que ya lo hemos estudiado, ¿Verdad? – ¡Es que me jugó una mala pasada el viejo hombre! ¿Ah, sí? Si tu viejo hombre te juega malas pasadas, entonces todavía no eres salvo.

En todo caso, te admito que me digas que puedes tener comportamientos que reflejan al viejo hombre, pero eso no es naturaleza, eso es simplemente comportamiento. Porque estamos redimiendo nuestras almas, nuestro espíritu es una nueva creación.

`Volvamos ahora al libro del Apocalipsis. Vamos a leer otro poco. Y luego volveremos a hacer una pausa para analizar los principios básicos de su conformación. Por eso estamos hablando de introducirnos al ámbito de las revelaciones que este libro encierra.

Estoy fielmente convencido que, al enseñarte cómo está escrito y qué pautas se han seguido para ello, te estoy aportando algo para que por ti mismo muy pronto puedas descubrir más verdades escondidas allí, fuera de las que yo ya te he mostrado.

Hemos dicho que hay alguien que tiene que ser revelado y que está escondido en un pueblo. Cristo anda en medio del candelero. Se oyó su voz, pero no se lo vio. Él no vio a Cristo, pero vio al candelero. LA cruz es una provisión, no es un proceso. Está consumado.

No lo estamos consumando, está consumado. Y aquello que ya está consumado, tiene que convertirse en una realidad externa; eso viene por medio de un entendimiento, considerad los lirios, que no añaden ni un codo de estatura trabajando.

Sólo surtiéndose de los nutrientes donde ya están plantados. Ahora tú, plantado en la muerte de Cristo, súrtete de ese entendimiento y crecerás. No es por obras. Ahí se acaba el legalismo. Se acaba todo control. Por eso dice que serás bendecido.

La gracia, en verdad, es gracia. Es la ley cumplida en Cristo, y nosotros en Cristo, justificados también por medio de ella. Apocalipsis capítulo 1, vamos a ver algunos versos aquí. Hemos dicho ya en el verso 1 que la declaró por símbolos e imágenes proféticas, en código de escritura.

El segundo punto que yo veo allí, es que se la declaró al siervo Juan. La palabra siervo, es una palabra muy conocida que se usó por primera vez en Éxodo 25. Allí vemos que ellos tenían una ley, y que cuando llegaba el año del jubileo, los siervos que no deseaban regresar a su dueño original podían quedar libres.

Pero otros siervos, cuyos amos habían cumplido con ellos mucho más de lo que la ley les exigía, determinaban que estos durante el año del jubileo, quisieran retornar con sus amos voluntariamente. Entonces lo clavaban de las orejas a la puerta.

No me preguntes si esto era literal o no, míralo tú. A lo mejor el encuentras las bases a la historia de los aros femeninos y hoy también masculinos, curiosamente impuestos como moda por el ambiente gay. Lo que sí significa, es que el libro está escrito para gente que va mucho más allá del compromiso.

O sea que si tú sólo estás buscando escrituras para debatir doctrina, debo aclararte que de esto no vas a entender una pepa. Está escrito para siervos que tienen la oreja clavada a la puerta. Y Cristo dijo: Yo Soy la Puerta.

Está escrito para gente que, más allá de lo que la ley le exige, continúa. A este tipo de gente es para los que este libro está escrito. Siervos. Esclavos voluntarios por amor. Gente que iba necesariamente más allá de lo que su propia ley le requería.

Jesús dijo Yo Soy la puerta, y en Apocalipsis 4, Él dijo: yo pongo una puerta ante ti. Después dice que son bienaventurados los que lo leen y oyen estas palabras proféticas, porque el tiempo está cerca. Esta palabra, cerca, no nos habla de tiempo cronológico, sino de una implicación repentina.

Según va aumentando nuestra revelación de Jesucristo, de repente se manifiesta. Por eso es que llevamos más de dos mil años y todavía andamos ahí sin saber dónde y cuándo terminar. ¿Cuántos se pueden dar cuenta que tiene sentido una cosa y la otra?

Es como cuando ellos estaban unánimes en el aposento alto, y de repente… ¿Cómo que de repente, si estuvieron como diez días allí? Cierto, estuvieron diez días, pero cuando vino, no vino progresivamente, fue como un relámpago que de pronto cruzó todo el firmamento.

O sea que la obra está sucediendo bajo tierra. Se está formando algo. Pero cuando se manifieste, será en un abrir y cerrar de ojos. No siempre tendremos que responder que todo anda igual cuando se nos pregunte cómo estamos. Cristo Jesús tiene que estar formando algo en nosotros.

¿Por qué? Porque mientras más entiendas cómo es Él, más tu alma es afectada por lo que entiendes, y luego es transferido al cuerpo. Esa es la redención de nuestros cuerpos. Viene por el entendimiento de estas, según Pedro, sagradas promesas. Somos participantes de su divina naturaleza.

Tener este libro, es como tener la última pieza del rompecabezas, del puzle. Y que es una pieza muy clave, ya que sin ella no sabes de qué se trata. Y ahora estamos empezando a encajarla Las coas que deben acontecer pronto, rápidamente.

(Apocalipsis 1: 19) = Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.

Número uno: las cosas que has visto. Número dos: las cosas que son. Número tres: las cosas que han de ser después de estas. Indudablemente, este es un texto que está escrito en tres dimensiones. El patrón bíblico para crecimiento de todo ser en Cristo, es el Tabernáculo.

¿Por qué? Porque a Moisés se le mostró el modelo en el monte. Le dijeron: Ten cuidado con lo que construyas, tiene que ser exactamente como el modelo, porque lo que yo estoy construyendo es un pueblo, y ese pueblo va a ser construido de manera semejante al modelo que viste.

Es decir que, si lo que aquí entendemos como crecimiento, no encaja con el modelo, no es Dios, no es correcto. Está escrito en tres etapas, y eso es muy importante porque el Tabernáculo también tenía tres aposentos. El atrio, que es donde andamos todos. El Lugar Santo, que es el lugar de la iglesia, y el Lugar Santísimo, que es el que todo el mundo desconoce.

Para allá vamos. Claro, hay un velo. Cristo dijo: ¡Es tu carne! El sacrificó la de Él, pero ahora te toca a ti. Él fue como precursor, pero ahora nos toca a todos nosotros, que venimos detrás de él. Él es el primogénito, pero nosotros somos la iglesia de los primogénitos.

¿Tiene sentido lo que digo o no? Para allá vamos, el velo es nuestra mente. La carne. En el Nuevo Testamento es la carnalidad, no todo eso de piel y huesos que te rodea. Escribe las cosas, número uno, que has visto; número dos, las cosas que son; número tres: las cosas que serán después de estas.

Este es el patrón que es consistente con el libro entero. De manera que las cosas que has visto, número uno, esas son las cosas que Juan había visto. Recuerda que él tuvo que girar hacia atrás para ver. ¿Y qué había visto Juan?

Había visto la crucifixión, muerte y entierro; la vivificación, ascensión y resurrección de Cristo. Había visto el ministerio terrenal de Jesús. Escribe las cosas que son. El evangelio. Primero escríbeme las cosas que son, en su pleno entendimiento, o sea: explica la cruz.

Porque fue predicada, pero nadie la explicó. Los primeros apóstoles que anduvieron con Jesús, proclamaron el evangelio, hicieron señales, y trajeron testimonios. Hicieron la obra de un evangelista. Eran apóstoles, en el sentido de que fueron enviados.

En ese sentido, todos hemos sido enviados, porque Cristo dijo: según me enviaron a mí, en esa misma capacidad, yo os envío a vosotros. Y de allí extraemos nuestra Gran Comisión. Todos somos enviados, pero no todos somos apóstoles.

Según su capacidad de enviados, sí tenían su nombramiento de apóstoles, en su capacidad ministerial: milagros, testimonios y proclamación. Un evangelista. Pablo es el primero que dice: Eso significa esto. Y comienza a establecer fundamentos apostólicos.

Pablo es de una orden diferente. Tenía que ser así, tenía que ser alguien alejado de aquello que fue visto en lo literal, porque lo tenía que entender la aplicación espiritual de lo mismo. Pablo tuvo una experiencia personal con Jesús.

Dice que en la carretera a Damasco, cayó al suelo por una revelación. Él tuvo una revelación de Jesucristo. Juan tuvo una revelación de Jesucristo. Entonces, los dos están hablando de la misma persona. ¿Y por qué sus escritos son tan diferentes? Uno un poco más místico que el otro. Uno es práctico, el otro es místico.

Te puedo dar otro ejemplo bíblico. Hageo y Zacarías le escribieron en el mismo tiempo y al mismo pueblo que venía del cautiverio de Babilonia, para el mismo propósito. Le escribieron a la misma gente, le estaban diciendo que hicieran lo mismo, o sea: el mandato era el mismo y en el mismo tiempo.

Uno habló de caballos, y el otro dijo: sube al monte, busca madera y construye la casa. O sea que si lo lees correctamente, los dos tienen que significar lo mismo. Aunque uno haya hablado de caballos, no le hace. ¿Recuerdas cuando hablamos del estado de ovejas pasando a terminar como caballos de honor? Entonces, los caballos son gente.

Por ahí empezamos. Es gente que tenía la apariencia de, caballos. Entonces, ¿Por qué cuando leemos Apocalipsis pensamos que va a aparecer de pronto un caballo verde galopando? ¿Dónde has visto tú alguna vez un caballo verde?

Escribe las cosas que has visto, el evangelio. Esos son los hechos, lo que aconteció. ¿Qué es lo que has visto? Los hechos. Ahora escribe las cosas que son. Los resultados de los hechos. Los hechos muestran lo que ha resultado por lo que ya aconteció.

Las realidades que son nuestras, a causa de lo que él hizo. Sus seis pasos, y nuestras seis identificaciones con él. Fuimos crucificados con Él. Fuimos enterrados con Él. Fuimos vivificados con Él. Fuimos levantados con Él. Y estamos sentados con Él en lugares celestiales.

Si yo fuese levantado de la tierra, atraeré, ¿A cuántos hombres a mí? A todos. Entonces todos estábamos en la cruz. ¿Quién murió en la cruz? ¿Adán? Por eso Él dice que es el primero y el último. No hay más que dos. El primer Adán, y el último Adán.

Él se hizo pecado, y al hacerse pecado, se convierte en nuestro Adán. Clava nuestra naturaleza en la cruz, y se levanta como una nueva creación. Cuando tú te das cuenta de lo que El hizo, eres trasladado de las tinieblas a esa nueva creación, que es sólo una.

Un nuevo hombre, un nuevo multimiembro hombre, Cristo Jesús, un multimiembro cuerpo de su expresión. Al igual que estábamos en Adán, trayendo la imagen de plenitud de Adán, sin haber sido legal. Porque tú no tuviste que hacer nada para ser pecador, sólo nacer.

Ahora, tampoco tienes que hacer nada para ser justificado; sólo nacer de nuevo. De la misma manera que el pecado entró al mundo por un hombre, por un hombre, todos los hombres fueron justificados. O sea que no tienes que hacer nada para estar justificado delante de Dios.

Hacemos porque estamos, no para estar. Ahí se acaba todo control de legalismo. Esto es peligrosísimo para el que no lo quiere. Escribe las cosas que son. ¿Qué son? Las realidades, que hoy son nuestras, por causa de los hechos que ya fueron.

¿A quién estamos revelando? A Cristo. Todavía no hemos encontrado a ningún monstruo marino, aunque sigan diciendo que por ahí anda. Luego escribe las cosas que serán después de estas. Ese es el producto, una vez que tú entiendes el resultado.

Es decir: las cosas que ustedes harán, serán más grandes que las mías. Toda la Biblia habla de esto. El atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, la plenitud de su presencia. Lo que fue, lo que es, la edad de la iglesia, y lo que está por ser, nuestra transición y reforma presente.

Todo el libro se transmite así. En la primera parte del libro, ves los hoyos, las cosas que fueron. Los hoyos son un mensaje progresivo que cuenta las cosas que fueron. Los cuatro caballos. Los caballos siendo un vehículo, y el que monta el caballo trayendo un mensaje. Ya te lo explicaré.

Es un gran ejército, con apariencia de caballo. Los sellos son abiertos; lo que ya fue. Luego vienen, las trompetas. Es un sonido claro de lo que ya aconteció. Es lo que estamos experimentando hoy. Las trompetas están sonando.

Muchos oyeron las trompetas, y lo que sigue después de la Fiesta de las Trompetas, el Tabernáculo, es la aflicción del alma. Hay mucha gente en la iglesia muy afligida, por el mensaje de reforma en la tierra que se está predicando. Se enojan y se van.

Y después me escriben y me juran que han abandonado Babilonia. Escucha: si les hubieran predicado lo que les gustaba y el pastor les hubiera permitido recitar el poema ese en el púlpito el domingo. Babilonia podía esperar veinte años más. Eso, también es hipocresía.

Pero lo cierto es que cuando se oye una trompeta clara, la confusión de Babilonia se conmueve y se desestructura. La Torre de Babel, grita.  Claro, lo que pasa es que Apocalipsis te cuenta que está cayendo. ¿De dónde? De nosotros.

Falsos conceptos mentales que traíamos, y que nos mantenían confundidos. Babel significa confusión, dualismo mental. Pablo escribe que: Temo, que como la serpiente engañó a Eva, tú también seas engañado de la singularidad de tu mente, (La palabra empleada allí es simpleza).

O sea: mientras el pueblo de Dios ande tratando de determinar por medio de su juicio el bien y el mal, está comiendo del árbol del conocimiento y eso produce muerte. Tanto el mal como el bien producen muerte. Las buenas obras del hombre, aún son trapos sucios delante de Dios.

Cuando vemos situaciones que nos erizan la piel y nos llevan a decir que eso no es bueno, todavía estamos juzgando las cosas conforme a nuestra propia sabiduría humana, y no de acuerdo con la óptica de Dios, que siempre es y será bien distinta a la nuestra.

Cuando a ti te pasa algo que te rebela porque es muy injusto, y te detienes a gritarle a los cuatro vientos que no es justo que tú pases por eso, deberías hacer una pausa y recordar que tampoco fue de ninguna manera justo que tú fueras salvo.

La paz siempre es poder ver la mano de Dios en el asunto. Cuando vemos a Cristo, podemos prevalecer. Dice que todas las cosas han sido puestas bajo sus pies, pero tenemos un leve problema: todavía no las vemos.

Pero lo vemos a Él. Hebreos capítulo 2, versículo 5. Soy yo el Atrio, soy el sacrificio, donde hubo la crucifixión, la muerte, el entierro. Después vemos las trompetas, el lugar de la iglesia, donde está el candelero. La luz, allí, es artificial.

Cuando la gente está acostumbrada al tiempo del pentecostalismo y carismático, que viene siendo el final del pentecostalismo, porque carismático no es un mover aparte, es el final del mismo mover. Todo eso está bajo la luz artificial del candelero.

Cuando algunos comienzan a penetrar más allá del velo, lo que parece ser oscuridad, muchos de los que están cómodos en los lugres de luz artificial, creen que nos hemos caído de la gracia. En la Ley, en los atrios, crucifixión, nueva salvación y todo eso, el atrio, la cruz, están todas las multitudes, allí todo el mundo está permitido.

En el Lugar santo, sólo la tribu. Pero más allá del velo, sólo uno. O sea que, según vamos progresando en Dios, la compañía de primogénitos que va adelante, se hace menos. Y sigue siendo crecimiento. Recuerda que el Tabernáculo, es nuestro patrón.

Eso no quiere decir que los demás no sean salvos. Por eso los atributos de Dios en Apocalipsis que rodean el trono. Los querubines, que son los atributos de Dios, que sólo pueden ser reflejados a través del hombre.

Y dice la Biblia que los querubines cantaron “nos has redimido para Dios, y nos has hecho un pueblo de todo linaje y de toda lengua”. Y los únicos que pueden cantar eso, son los hombres. Sin embargo la Biblia les llama querubines.

Tienen ojos por atrás. O sea que, a pesar d qué tan al frente vayas, todavía tienes entendimiento para el que viene por ahí atrás. Entendemos todos los niveles, entendemos el plan de Dios. Aun cuando estemos terminando, hay gente empezando.

Cuando la tribu llegó al Jordán, eran tres millones. Los que pisaron adelante, pisaron mucho antes que los que venían atrás. Pero los que pisaron antes, se tenían que quedar en el medio del Jordán, hasta que todo el mundo cruzara.

Es decir que, si estamos identificados con esto, es porque hay algo en nuestro espíritu que nos incentiva, nos invita, nos apela o nos llama. Lo profundo llama a lo profundo. Si Dios te ha marcado para ese propósito, entonces sería pecado para ti no estar. Pero si no estamos marcados, no sabemos a qué tribu pertenecemos.

Fíjate que Israel era una sola nación, pero tenía doce banderas. Lo que pasa es que hemos predicado la unidad del Cuerpo de Cristo de una manera que la Biblia no dice. La unidad de la cual habla Juan 17, es la del hombre y Dios, y no la de tú y tu hermano.

Claro, jamás podrías ser uno con tu hermano sino eres uno con Dios, todavía. Dice que cuando tú y Él sean uno, entonces el mundo creerá que tú fuiste enviado por Él. Entonces puedes amar con el amor de Dios, no antes. Antes te resultará imposible.

Y quiero aclarar algo: al amor de Dios, los creyentes genuinos, lo tenemos todos. Lo que sucede es que no siempre podemos expresarlo por causa de los conceptos adámicos que traemos de nuestras etapas anteriores, y que actúan como obstáculo o freno para su manifestación.

Luego vienen las copas. Primero los sellos, Atrio. Luego las copas, Lugar Santo. En la plenitud del entendimiento de la obra de Dios, las copas estaban llenas de sangre. Y a eso también lo podemos ver claramente en Éxodo 25.

La sangre habla, pero sólo Babel todavía declara. La sangre es la vida, estamos hablando de la vida de Jesucristo. Y la vida trae juicio. Cuando tú reflejas simplemente la vida de Cristo, el que tiene la falsa imagen es juzgado.

Pero recuerda que el agua que eliminó a todos los perversos en el día de Noé, también salvó a Noé. Recuerda que las plagas que derribaron a Faraón, salvaron a Israel. O sea: el juicio de Dios, produce el destino. Porque Su juicio no está en lo que es bien o lo que es mal.

Él no come del árbol del conocimiento, la iglesia lo está comiendo. Nosotros queremos comer del árbol de vida. ¿Y quién es ese? El que está en medio del candelero. Mientras más lo veamos a Él, más vamos a ir siendo transformados en su misma imagen.

Todo el Libro está escrito así. Podemos verlo de otra manera. El libro de Ezequiel, sin ir más lejos, es una copia al carbón del libro del Apocalipsis. Comienza con la gloria de Dios y un trueno, y el libro del Apocalipsis, igual.

Ezequiel termina con una ciudad, o algo que parece ser el marco de una ciudad, y el nombre del Señor en la ciudad. Apocalipsis termina con Dios haciendo Tabernáculo con los hombres, en medio de la ciudad. Es una copia calcada, al carbón.

Toda la Biblia tiene que ser relativa. Había tres fiestas del Señor: la Pascua, el Pentecostés y el Tabernáculo. Y anótalo, por favor, Apocalipsis del 1 al 5, es la Pascua. Pentecostés es Apocalipsis 6 y 7. Por consecuencia, podrás ver conmigo que el resto del libro se desarrolla en la fiesta de Tabernáculos.

Eso significa que, la mayoría del libro, se desarrolla detrás del velo. Y no dice que es futurismo, dice que es un mensaje desatado desde el trono. O sea: hay una gente que está declarando un mensaje que viene desde el trono, y no de la teología del segundo día.

Estamos dividiendo la Pascua, del Pentecostés y el Tabernáculo, del Atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Todo el libro de Apocalipsis, desde el capítulo 7 en adelante, se trata de un mensaje que se desata desde el centro del trono.

El trono de Dios es el centro del hombre. Está rodeado de sus atributos. Dios es un Dios invisible. Su cuerpo somos nosotros, la plenitud de aquel que todo lo llena. Y con eso te estoy diciendo que, sin nosotros, Dios no es visto. Por eso Jesús dijo: Si me has visto a mí, has visto al Padre.

De hecho, al compartir esto contigo, yo estoy asumiendo que eres alguien que me acompaña desde hace mucho tiempo y que ya se ha acostumbrado a estas revelaciones. Ahora, si justo hoy me estás oyendo por primera vez, entonces ni quiero imaginarme tu cara, tu gesto y tus pensamientos.

Pero algo está más que claro: estamos leyendo la Biblia, no interpretándola según el antojo de don Hermes, dios de los ladrones. La mayoría del libro es un pueblo en madurez. La fiesta de Tabernáculos comienza desde el capítulo 8. Y comienza con las trompetas.

Y en el Antiguo Testamento, también; las trompetas eran lo primero. Después de las trompetas, venía la aflicción del alma. Esa es la reforma, algunos andan afligidos. Porque sus almas no resisten la entrada de luz. Estremece las tinieblas.

Entonces, si hay orgullo, seguramente no habrá arrepentimiento. O sea que la raíz de esa división, es el orgullo. Es el mismo de Adán. “Yo voy a hacer las cosas por mi cuenta, decidiendo entre el bien y el mal”. Árbol del conocimiento. Fuera de Dios.

El problema con elegir entre el bien y el mal no es el tema en sí mismo, hay varias cosas. El mal, en la tierra, te va a causar dos problemas. Uno, que Dios dice que produce muerte, y el otro, es que si en la tierra haces el mal, como la tierra tiene leyes especiales, también puedes ser encarcelado.

Pero hacer bien, sin embargo, no siempre es suficiente. Yo siempre digo que la Cruz Roja también puede hacer el bien, y mayoritariamente, casi siempre mucho más que la iglesia, y no es malo en sí mismo eso, pero créeme que no tiene nada que ver con estar o no estar lleno del Espíritu Santo.

El problema de hacer buenas obras está en que, si es nuestro juicio entre el bien y el mal, entonces es egocéntrico. Yo juzgo, esto es bueno. Porque si sale bien, yo me llevo la gloria. Porque fue mi juicio, no el de Dios. Pero si sale mal, no fui yo, fue Eva.

¡Es el mismo principio! La iglesia anda comiendo del árbol del conocimiento. Tenemos dualismo mental. Creemos que hay dos dioses, que Satanás es enemigo de Dios. Creemos un montón de cosas que nos ponen en una posición más que inadecuada para cumplir nuestro destino.

Así vemos que primero viene el día de la expiación, luego las copas en el capítulo 16 y, finalmente, entre los capítulos 20 y 22, Tabernáculos, donde literalmente se metían en un Tabernáculo. O sea: Dios hizo tabernáculo con los hombres.

A mí particularmente me parece imprudente hablar de otras cosas, cuando la Biblia termina diciendo que Dios vino a hacer tabernáculo con el hombre. La última página del libro, dice que Dios bajó, e hizo morada eterna en los hombres.

Lo dice claramente. Dios, hizo tabernáculo con los hombres. Supongo que lo has leído, ¿No? Toda la Biblia te habla del mismo patrón. Cristo es revelado en todos los libros de la Biblia. Tú, si quieres, puedes ponerte a predicar Génesis, y crear doctrinas o teorías de anti-diluvio, pre-adámica.

Son todos conceptos correctos o incorrectos, no interesa lo que yo piense o crea, aquí. Lo que importa y mucho es que ninguno de ellos consuma tu destino. Sin embargo, yo puedo ver en Génesis 1, en el primer verso, que Dios creó.

Y es la misma palabra que dice que somos nuevas creaciones. O sea que, de la nada, hizo algo nuevo. No somos simplemente un triste pecador salvado, o emparchado, porque fuimos perdonados. El mundo está perdonado, nosotros somos salvos.

Ya el mundo fue perdonado. Falta que alguien vaya y se lo diga. Si yo fuere levantado de la tierra, ¿Atraeré a cuantos hombres? A todos. Potencialmente, tienen salvación, sólo les falta reconocerlo para apropiarla. Lo mismo que tú y yo alguna vez hicimos. ¿Dónde está el mérito?

Y no es que Dios los salva cuando ellos lo reconocen, ellos ya fueron salvos en la cruz. Sólo que lo tienen reconocer cuando se dan cuenta. Ya fueron perdonados. Ahora es el juicio de este mundo, ahora Satanás es echado fuera. Juan 12:31.

No mañana; ¿Cuándo fue echado fuera? Hace más de dos mil años. ¿Y entonces tú con quien peleas? No me contestes. Se pone peligroso esto, ¿No? El caso es que en Génesis vemos la creación de nuestro nuevo nacimiento.

Hubo un tiempo en que tú estabas vacío y sin forma. La forma de Cristo no se reflejaba en ti y andaba en tinieblas. Pero el Espíritu Santo, como si fuera una gallina empollando sus huevecillos, vino sobre de ti. Y te trajo esa convicción que te sirvió para decir: hágase la luz.

Porque Él es el Padre de las luces, y nosotros somos la luz del mundo, no lo olvides. Ahí tienes el mensaje de salvación en el primer versículo de la Biblia. Es que toda la Biblia habla de Cristo, no de doctrina.

Él es la Roca en el medio del desierto, Él es el arca que cruzó el Jordán. En el libro del Éxodo, hubo un tiempo en que Israel tenía que salir y Dios le dijo: “Bueno, quiero que mates un cordero”. ¿Quién es el Cordero? Cristo, ponte la sangre en la puerta.

Luego, Dios mismo pasa por el pueblo, y Él mismo se rotula a sí mismo como el Ángel de la Muerte. A eso alguna vez lo vimos, ¡lo leímos, lo estudiamos. Entonces pregunto: ¿Por qué crees tú que no hubo muerte en la casa de los israelitas?

¿Acaso porque Dios los amaba como pueblo personal? ¿O porque fueron obedientes? No, porque ya el primogénito había muerto en cada casa de ellos. Dios había inmolado al Cordero desde la fundación del mundo.

Entonces, cuando el Ángel de la Muerte ve la sangre, la sangre le dice: “ya aquí hubo muerte, no mates más”. Es el mismo principio de José de Arimatea, que va y mete a Jesús en su tumba, pone la piedra y él se va, de manera que no se preocupa de la muerte de él mismo, porque su tumba ya está llena con la muerte de otro.

Es decir que, cuando te ves en lo que ya ocurrió, comienzas a manifestar las realidades que Él tiene hoy. Pero mientras estés tratando de morir diariamente… “¡Si sólo tuviera un poco más de Cristo!” Pero si Cristo ha hecho morada en ti..!! Él lo dijo: es necesario que yo me vaya, porque si no me voy, no puedo volver y habitar en vosotros.

No dice exactamente así, pero en síntesis global, es lo que dice. Toda la Biblia. El arca de Noé, es Cristo. Porque es ahí donde nos metemos, y tenemos salvación. Treinta codos de estatura, es la plenitud del varón perfecto.

Cincuenta codos de anchura, la plenitud del Espíritu. Cincuenta es Pentecostés. Tiene tres dimensiones, es la plenitud del Tabernáculo. Trescientos codos de largo, es la plenitud de Dios en un vaso de salvación. Son los salvadores que salen del monte de Sión, de Abdías 1:21.

Toda la Biblia habla de Cristo. La Biblia nos revela el espejo que nos transforma. El libro no fue ni pensado ni escrito para adoctrinar, sino para que la gente pueda vivir con un estilo de vida práctico, reflejando a su Padre.

Cristo, el Padre, la deidad, quiere encarnarse. El Verbo todavía se está encarnando. Vuelve a Apocalipsis. El verso 2 dice que hará testimonio del testimonio de Jesús. Nota que lo que Juan está escribiendo, es del testimonio de Jesús.

Y el testimonio de Jesús, fue su crucifixión. Allí, una vez más, confirmamos que está escribiendo cosas del pasado. O sea que el área futurista del libro del Apocalipsis, no es que no haya sucedido, sino que todavía no ha sido apropiado.

Son verdades que ya son ciertas en el espíritu, pero que todavía no hemos experimentado en lo natural. Porque vamos creciendo en ese entendimiento de lo que ya aconteció. El primer entendimiento que tuvimos, fue que fuimos perdonados.

Pero eso no funciona. ¿Por qué? Porque si por ejemplo tenemos a un violador, alguien que haya violado a cincuenta personas y ha sido condenado a muerte. Y tú, que eres un buen samaritano vas y mueres en su lugar.

Todo lo que tiene que ver contigo, está buenísimo. Eres un gran profeta y un hombre de tremendo amor. Sólo un problema: todavía tenemos a un violador libre. Y va a seguir violando. Y sino, mírate; has sido perdonado y todavía sigues pecando, porque no sabes cómo podrías dejar de tener naturaleza pecaminosa.

Mientras tú no te veas muerto en Jesús y nacido de nuevo, no literalmente. Me pregunto cómo harán los literalistas para decidir no literalizar esto. Y aquello sí que fue literal. Y seguimos diciendo como papagayos que nuevas criaturas somos en Cristo.

Y que todas las cosas viejas dejaron de ser, Adán murió. No existe Adán. En la Biblia, sólo hay dos hombres: el primer Adán, el último Adán. El primer hombre, el segundo hombre. No el último hombre. Es el primer Adán y es el último Adán, porque no hay otra oportunidad.

Pero el primer Adán, era el primer hombre, y el último Adán, era el segundo hombre. O sea: Dios tiene dos hombres en la tierra. O estás en Adán o estás en Cristo. No puedes estar en Cristo y decir que tienes naturaleza adámica.

Ese es un disparate. Sin embargo, con las variaciones denominacionales que tú quieras añadirle o quitarle, eso es más o menos lo que la iglesia estructural y tradicional enseña. Y eso es lo que estamos reformando. Porque nos estamos dando cuenta que, luchando con un hombre muerto, no vamos a vencer.

Y de ese modo, no vamos a terminar nunca. Porque el fin no es un tiempo cronológico, sino la manifestación de alguien que anda en medio del candelero, que tiene que ser revelado. Dice que se predique el evangelio como testimonio, no con decreto.

Como testimonio a las naciones. Que cuando vean nuestra unidad con Él, van a creer que fuimos enviados. Cuando verte a ti, sea igual que verlo a Él. ¡Pero hermano, no puede ser! ¡Él es Dios! Estás equivocado. Tenemos naturaleza divina.

Lo que es verdad de la vid, es la misma verdad de los pámpanos. Lo que le da vida al pámpano, es la vida de la vid. La sustancia que mantiene la vid, es la sustancia que le da verdor a la rama. La luz de la rama del candelero, proviene del aceite de la caña.

O sea que lo que fluye a través de Cristo, también fluye a través de ti, varón. De ti, mujer. Veamos: el que se une con Dios, ¿Cuántos espíritus con Él, es? Uno, no dos; uno. Es una realidad en el mundo del espíritu. ¿Dónde? En tu hombre interior. Tu cuerpo será redimido cuando tu alma lo entienda.

(Apocalipsis 1: 9) = Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos,

Patmos significa “El lugar de mi muerte” Muy importante. Porque si no te ves identificado en su muerte, tampoco ves su revelación. ¿Quién abre los sellos en el Apocalipsis, el león o el cordero? Es el entendimiento de la muerte lo que le quita los sellos a lo que está oculto, no la gritería del León de Judá. Es entender su muerte.

¿Por qué? Porque quienes morimos allí, fuimos nosotros. Porque Él se convirtió en nosotros, para que nosotros nos convirtamos en Él. ¿Quién era culpable de pecado, Cristo o nosotros? Nosotros. ¿Él, tenía pecado alguno? No. La copa de pecado que se le derramó a Él encima, y que lo convirtió en pecado, era para nosotros.

El hombre de pecado. Que era Adán, porque por un hombre entró el pecado, y ese hombre fue Adán. Ni modo que le demos el título de hombre de pecado a otro que no sea el que lo inició. Ya sé que tú se lo quieres dar a algún político malo de tu país, pero no; fue Adán. Porque no hay nada más que dos hombres: Adán y Cristo.

Y Cristo no puede ser el hombre de pecado, así que el único que nos queda es el otro. Recuerda que el que escribió el hombre de pecado es el mismo que escribió el otro, es el mismo hombre escribiendo. Es su terminología, la forma en que él habla.

No se va a contradecir a sí mismo. Dice el verso 3 que estas cosas están cerca, y no es algo repentino, como te dije anteriormente, sino algo progresivo. Está a tu disposición. Cuando dicen que el evangelio está cerca, te está diciendo que tú tienes el gatillo para dispararlo.

Tú tienes las llaves. El Reino no comienza, tú entras. El Reino no tiene principio, no tiene fin. Tú entras cuando naces. Está en tu mano. Tú eres el que tiene la decisión de entrar o no entrar. Eso era lo que decía Juan el Bautista.

Y es lo mismo que está diciendo aquí: el tiempo está cerca. Está en tu mano. Por eso pedro nos exhorta a redimir los tiempos. Si el tiempo de su venida fuese cronológico, ¿Cómo podríamos nosotros redimir el tiempo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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septiembre 9, 2015 Néstor Martínez