Tiempo de Herencia

Cuando se habla de herencias, inevitablemente nos imaginamos a un desconocido tío o antepasado, que vive en otro país, sin familiares cercanos, que un día se muere y nos deja una enorme fortuna a nosotros, que hasta allí, alcanzábamos a comer todos los días por pura casualidad.

Esa suele ser, en mayor o menor medida, nuestra pequeña fantasía humana respecto a lo que significaría una enorme herencia puesta a nuestra disposición cuando ni siquiera soñábamos con algo así. ¿Qué se supone si, realmente, ocurriera eso, deberías hacer de inmediato? Hacer efectiva esa herencia. Eso sería lo lógico y adecuado.

Sin embargo, no estoy muy seguro que ese sería el paso que daríamos la mayoría. Porque si así lo hiciéramos, estaríamos demostrando una madurez y una sobriedad que, en vista de lo que aún no hemos hecho con la herencia que hemos recibido del Señor, estamos muy lejos de poseer. Lo más probable, es que disponiendo de millones de dólares o euros para gastar, seguiríamos viviendo casi de la caridad ajena. ¿Cómo se le puede llamar a esto?

(1 Pedro 1: 3)= Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, (4) para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, (5) que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

La doctrina clásica y muy evangélica tradicional del nuevo nacimiento, como tal, se encuentra aquí con un pequeño obstáculo: dice que se produce, (Ese “re-nacimiento”) por misericordia directa de Dios y no por causa de algún respeto determinado de esa doctrina.

La enseñanza acostumbrada, entonces, que nos dice que si aceptamos a Cristo como Salvador personal y lo hacemos Señor de nuestras vidas, somos inmediatamente nacidos de nuevo, no es tan así. Somos, efectivamente, nacidos de nuevo, pero no por ese paso nuestro, sino por misericordia de Él.

Tomando eso como aprendido, pasamos al punto siguiente. ¿Para que cosa dice que somos renacidos por su misericordia? Para una esperanza viva.  La palabra “esperanza” tiene una serie bastante amplia de acepciones, pero resulta interesante ver, al menos, algunas de ellas.

Esperanza es el estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. En la doctrina cristiana, (En realidad católico-romana), una virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido.

Bien; ¿Y que significa una esperanza viva? Eso, que es algo que está vivo, no algo que puede ser que suceda o que quizá ya no exista. Una esperanza viva es algo que esperamos día a día con la certeza que vendrá y no como algo teórico que puede o no puede ser.

¿Y en que cosa está fundada esa esperanza viva? En una herencia. ¿Una herencia? Sí, una herencia divina y, como tal, tres adjetivos claros y concretos a saber:

1 – Incorruptible. Es algo no corruptible, que no se puede o que resulta muy difícil pervertir. La palabra que da origen a esta, es Corrupción, y es el vicio o el abuso introducido en las cosas no materiales. En las organizaciones, especialmente en las públicas, es la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. Una congregación religiosa es, indudablemente, una organización.

2 – Incontaminada. Es algo no contaminado. Contaminar es alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos. Pervertir, corromper la fe o las costumbres. Profanar o quebrantar la ley de Dios.

3 – Inmarcesible. Esta palabrita que tantas veces hemos leído en distintos textos bíblicos y nunca o casi nunca hemos investigado, denota algo que no se puede marchitar. Y esto, en tanto, es ajar, deslucir, quitar el jugo y la frescura a las hierbas, flores y otras cosas, haciéndoles perder su vigor y lozanía. Enflaquecer, quitar el vigor, debilitar, quitar la robustez, la hermosura.

Ahora ya sabes cual es la clase y calidad de herencia que, conforme a lo que leemos aquí, está reservada para nosotros en los cielos. ¿Y Adonde están esos cielos? Geográficamente, ni yo ni nadie podrá decírtelo, pero espiritualmente, parecería estar muy claro: es un ámbito donde el espíritu habita con Dios mismo.

¿Y mientras tanto eso llega? Simple: somos guardados por el poder de Dios mediante la fe. Y la palabra GUARDADOS, aquí, es la palabra griega PHROUREO, y es un término extraído del vocabulario militar que describe a un centinela de guardia.

Estamos en medio de un combate espiritual, de eso ya no pueden quedarle dudas a nadie, ni siquiera a los más conservadores u ortodoxos. Pero el poder y la paz de Dios hacen las veces de nuestros centinelas y protectores.

Ahora bien; volvamos a tras: ¿Cómo dice que funciona eso? Mediante la fe. Lo remarqué porque no es un dato menor. ¿Eso significa que sin fe es imposible ser guardados por Dios? No me gusta inventar lo que no está escrito, pero no me queda otra opción. Es tan clara, esta…

¿Y para que cosa dice que somos guardados? Para alcanzar la salvación. Pero ¿Cómo? ¿Es que la salvación se alcanza? ¿No era por gracia de Dios y sin mérito nuestro? Así es. Y sigue siéndolo, pero con una condición básica: nuestra fe. Porque sin fe es imposible acceder a cualquier cosa de estas.

Y ten cuidado; no me estoy apartando ni una tilde ni una coma de lo escrito. Sólo lo estoy leyendo y dándotelo tal cual estuvo y está desde hace miles de años allí y no como cierta iglesia lo modificó para hacerlo un poco más…posible sin tanto esfuerzo moral.

¿No has leído que la Biblia dice en más de un texto, que el justo por la fe vivirá? ¿Ya has entendido que no está hablando de vida terrenal y cotidiana, sino futura y eterna, ¿No es así? Entonces, esto tiene total y absoluta coherencia. Dios te guarda para salvación mediante tu fe. Porque sin fe es… ¿Qué cosa? Exacto: imposible agradar a Dios. Y lo que a Dios no le agrada…

Y dice que esa salvación será en el tiempo postrero. Y los comentarios que van al pie de la mayoría de nuestras Biblias, consignan algo muy oportuno: dicen que la salvación en el Nuevo Testamento, es pasado, presente y futuro.

Pero luego, llevándose por lo clásico aprendido, nos asegura que aquí se está hablando d nuestra gloriosa salvación final cuando tenga lugar la Segunda Venida de Cristo. Que muy bien  puede ser así, efectivamente, pero que eso no impide contabilizar la salvación complicada que se produce en los tiempos de la caída de las babilonias, donde la confusión y el engaño sacarán del camino, – como dice la Palabra – aún a los escogidos si fuera posible.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

enero 1, 2015 Néstor Martínez