Los Siervos del Tiempo Postrero

Cuando comencé a armar este estudio, sinceramente, creí que me iba a llevar a otras conclusiones. Eso es lo que tiene de bueno y de incierto el operar conforme a las reglas del espíritu Santo y no obedeciendo otras relacionadas con los aprendizajes humanos y humanistas.

Lo real es que tanto tú que lees como yo que escribo habremos escuchado hablar, enseñar o predicar sobre lo concerniente a los postreros tiempos centenares de veces. Quizás miles. ¿Y que cosa habremos pensado al oír eso? Creo que también centenares, o miles de cosas, todas diferentes.

Porque así es esto: cuando no es el Espíritu Santo el que otorga una verdad, esa verdad se diluye en centenares o miles de opiniones o interpretaciones. Cuando lo otorga el Espíritu Santo no sucede eso porque Él, ya está escrito, es el único que nos guía a toda verdad. Toda verdad, no verdades parciales.

Entonces las dudas comienzan a recalar en cada uno de nosotros. ¿Cuándo son los postreros tiempos? ¿Cuándo es que llegan y con qué señales visibles? ¿Cómo debemos interpretarlo para no equivocarnos una vez más?

Los postreros tiempos son, en realidad, algo literal, geográfico e histórico o, por el contrario, tienen un a tipología simbólica que difiere diametralmente a todo lo que por años y años hemos enseñado y aprendido en nuestros templos?

Mi oración al publicar esto, que no sea factor de mayor confusión, sino de claridad. Que Los Siervos del Tiempo Postrero signifique, para tu vida, un elemento vital que te aporte luz y entendimiento. Y que ambas cosas te sean útiles para evitar la cantidad y calidad de engaños que pululan en estos tiempos de la iglesia. Léelo, estúdialo, aprovéchalo y luego, si lo crees, enséñalo.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez