Lo Primero es el Reino

Hay una confusión más que ostensible: la que va desde la fe hasta lo ritual. La gente confunde y adopta un determinado credo o no, conforme a los ritos de cada sector. Si le caen bien esos ritos, allí va. Si le caen antipáticos, le parecen muy “locos” o algo por el estilo, no va nada.

 Es por demás de lógico que así sea, ya que la gente, con escasa o nula información teológica y con una formación religiosa global y mayoritaria basada en ritos, no puede de ninguna manera ni siquiera plantearse alguna diferencia entre una cosa y la otra.

Eso no me preocupa porque es mi deber, como cristiano genuino, llevar entre otras cosas, información a ese mundo incrédulo, secular y ateo. Lo que sí me preocupa y mucho, es que en gran parte de lo que llamamos “la iglesia”, también se vean las cosas desde el punto ritual, y que se considere a la fe auténtica, genuina, sincera y bíblica, como algo “pasado de moda” y sólo apto para los fanatismos diversos y mal vistos. Jesús también habló de esto. Él no dejó nada librado a nuestro leal saber y entender. Él nos dio las pistas precisas para cada cosa y para cada caso.

(Mateo 6: 16)= Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

¿Qué está diciendo Jesús aquí? ¿Acaso que ayunar servirá solamente para hacernos ver delante de los hermanos? En absoluto. No faltan quienes han interpretado esto en este sitio, pero que no le quepan dudas que no es así.

 Lo que Él puntualiza es que, darle publicidad al ayuno es otro ejemplo claro de la espiritualidad meramente externa. Todas las formas de autonegación deben ser secretas y sin exhibicionismos. Yo creo que la explicación más concreta y puntual que existe en la Biblia sobre el ayuno, es la que el propio Dios proporciona desde el capítulo 58 del libro de Isaías.

Allí, en el verso 5, señala: ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?

(17) Pero tú cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, (18) para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Lo primero que se debe rescatar de este mandamiento de Jesús, es que no es optativo, tal cual muchos suelen suponer o incluso enseñar. De otro modo, lo que debería leerse aquí es: “Pero tú, si sientes de ayunar o decides hacerlo alguna vez, unge tu cabeza…etc.etc.” pero no se lee eso, sino CUANDO AYUNES.

¿Qué quiere decir esto? Que el ayuno no es una opción, sino que forma parte activa de la vida del creyente. Ese es quizás el fundamento de este Mandamiento Nº 14: El ayuno no es para lucirse.

Uno de los asuntos que más ha preocupado y aún preocupa vivamente al hombre, es el que tiene que ver con su futuro, con su potencial económico, con esa especie de reaseguro que el hombre, bajo el barniz de ser una persona “ahorrativa”, entremezcla con un principio espiritual clásico que Dios aborrece y condena puntual y contundentemente: la avaricia.

 Es mucho lo que hay escrito en la Biblia sobre el tema y es mucho lo que cualquiera de ustedes que escucha o lee este estudio, habrá oído o leído al respecto. Yo mismo, no debo haber escuchado menos de veinte sermones hablando en contra de la avaricia y leído otros tantos libros.

Sin embargo, mucho pueblo de Dios sigue sin “convertir” sus bolsillos, tal cual como si Dios se ocupara de todos sus problemas pero no del que tiene que ver con su futuro económico. Y eso no es todo: he visto a unos cuantos de esos predicadores mencionados o autores de los libros descriptos que, en sus vidas privadas, hacen exactamente todo aquello que desde el púlpito o las páginas de sus libros han recomendado no hacer.

Se olvidaron de un pequeño gran detalle: el hombre de Dios no tiene un mensaje: ES o no es el mensaje viviente. De otro modo resulta no creíble y por lo tanto, no apto para extender el reino.

(Mateo 6: 19)= No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; (20) sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

(21) Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón

Aquí tiene que quedar algo muy en claro para evitar falsas interpretaciones, falsas aplicaciones y hasta falsos legalismos: Jesús, de ninguna manera está prohibiendo las posesiones materiales ni disfrutar de ellas, tal como algún sector autodenominado como “cristiano” ha interpretado, enseñado, aplicado y obligado a vivir a sus adherentes.

Pablo, a esto, lo interpretó y lo enseñó muy bien, ya que a su discípulo Timoteo, en su primera carta, 6:17, le dice: A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.

 Entonces aquí yo puedo preguntarle: ¿Qué significa para usted la palabra “disfrutar”? No vaya a ningún diccionario, sencillamente remítase a lo que conoce: disfrutar es precisa y exactamente eso: disfrutar, pasarlo bien con “las cosas”. Y no sea religioso; no tiene nada que ver con lo espiritual sino con lo material.

 Además de una vida abundante en lo espiritual, cosa que le producirá gozo inefable, también en lo material, en lo natural y con todas aquellas cosas tangibles con que Dios lo haya bendecido, usted podrá ser feliz. ¿Cómo? Disfrutándolo, no cargándose de culpas porque el hermanito vecino no posee lo mismo que usted. Si ese hermanito es genuino, para él también está la promesa que Dios ha cumplido en usted.

 Si el hermanito no es genuino, Dios lo tiene en el horno hasta que entienda que debe definirse de una vez por todas y dejar de jugar a dos puntas. Y por último, si Dios ha determinado que ese hermanito debe ser bendecido por alguna cosa que hoy está poseyendo usted, al primero que se lo va a hacer saber y con tanta claridad como para que no ande por la vida preguntándole a nadie, es a usted mismo. ¿Entiende lo que quiero decir?

El mal denominado “liderazgo cristiano” debe ajustarse debidamente a las exigencias espirituales que se dan en la Palabra, manteniendo la estabilidad de las cosas básicas de la vida y el fundamento de la fe. Todo ministerio debe fundamentarse en la motivación del servicio, y debe mantener el orden cristiano en la iglesia.

 El pueblo de Dios debe orar constantemente por aquellos que tienen autoridad y responsabilidad sobre la iglesia y también en la sociedad. El Proverbios 23:4 dice: No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. Salomón; miles de años antes, el mismo principio. No es pecado tener; pecado es vivir solamente para tener.

Hebreos 13:5 apunta más a la profundidad del tema, ya que especifica ciertos aspectos no dichos en lo anterior. Textualmente señala: Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. ¿Sabe qué concepto queda flotando y tintineando como una campanilla en nuestro cerebro aquí? …contentos con lo que tenéis ahora…

Porque, en efecto, una cosa es la lucha por el progreso, lo cual está perfecto a los ojos de Dios, y otra muy diferente la permanente insatisfacción, cosa que Dios aborrece en todos los terrenos.

Queda claro que la avaricia y los temores financieros son superados por la seguridad fundada en la constante presencia de Dios y en las promesas que el Señor nos ha hecho sobre la satisfacción de nuestras necesidades diarias. Debido a la palabra de consuelo que Dios ha pronunciado, podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré…

Otras escrituras, de uno u otro costado, reseñan sobre lo mismo o resumen el fundamento de sus principios. Santiago 5:1, por ejemplo, dice: ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

 Esto quiere decir que toda posesión material carece de valor eterno, y por lo tanto perecerá. Quiere decir, también, que debemos evitar toda adquisición innecesaria. ¿Por qué? Porque las riquezas y las posesiones innecesarias, pueden traer inconvenientes a su vida.

 Afirme la importancia de la sencillez. Porque debemos entender de una vez por todas, que la sencillez y la pobreza no son la misma cosa en absoluto. La pobreza es todo un tema que ya trataremos convenientemente. Aquí baste decirle a usted que, sencillez, significa simplemente manejar con responsabilidad lo que Dios le da.

 El verso 24 del capítulo 6 de Mateo, es lo suficientemente claro y concreto cuando expresa: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Esto, de alguna manera, completa la perspectiva general de lo que en suma, es el Mandamiento Nº 15: No hacer tesoros visibles, sino invisibles.

Lo de las riquezas, los bienes materiales y principalmente el dinero, es nada más que un mandamiento específico que da ingreso a uno más global, más abarcativo, más general en el cual, queramos o no y en mayor o menor medida, estamos caminando casi todos: nuestros afanes, que es lo mismo que referirnos a la máxima enemiga que tiene la fe: la ansiedad. Lo que sigue es un largo texto destinado y dedicado puntualmente a ese tema.

(Mateo 6: 25)= Por tanto os digo: no os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Esto sigue, pero muy bien vale hacer un pequeño alto, un leve paréntesis, porque tiene que ver con un asunto que tiene grandes implicancias dentro de nuestras propias organizaciones. Importante es que el mundo incrédulo e impío conozca las formas de vida para los miembros del reino de Dios, pero para que ello suceda, la gente que compone ese reino deberá ser, en primera instancia, quien de claras muestras y modelo de ese tipo de vida. De otro modo, todo será nada más que discurso, que en la Biblia, ya está escrito como “vana palabrería”.

Cuando en este texto leemos la palabra AFANEIS, estamos leyendo una traducción de la original griega MERIMNAO. Es un vocablo que proviene de MERIZO, que significa “dividir en partes”. La palabra sugiere una distracción, una preocupación con cosas que causan ansiedad, tensión y presión.

Jesús habla contra el afán y la ansiedad dada la vigilante mirada de un Padre celestial que siempre está al tanto de nuestras necesidades. Fíjese usted que el tema de la ropa, de las prendas de vestir, ha llegado a ser todo un problema dentro de nuestras congregaciones.

 En Argentina, hay sitios sinceros y sumamente bien intencionados que, sin embargo, han llegado a prohibirles a un predicador ocupar el púlpito porque no había venido vestido con traje y corbata. Lo fundamentan con aquello de: …hay que presentarse delante de Dios con lo mejor… lo cual es decididamente cierto y veraz, pero que no significa lo que ellos suponen que significa.

Un traje o ambo económico, más camisa y corbata del mismo nivel, por estas tierras, implican una erogación promedio de cien dólares, mientras que una camisa de primer nivel o un pantalón en juego, cuestan por sí solos más del doble de eso.

 Entonces la pregunta, es: ¿Quieren para Dios lo mejor o sólo un uniforme clásico de predicador o pastor? Segunda pregunta: ¿Alguien sabe si existe alguna unción especial en una corbata? Tercera pregunta: ¿Alguien puede definirme cómo era la corbata que usaba Jesús?

(26) Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

Este ejemplo que Jesús les da a sus discípulos aquí, en torno a este asunto, ya fue dado por Dios mismo a Job cuando le revela la cualidad y la calidad de su omnipotencia. En el verso 41 del capítulo 38 de su libro, podemos leer: ¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes por falta de comida?

Convengamos algo: no es casual ni desatinado el ejemplo con el cuervo. ¿Por qué no el águila, un canario u otra ave de aquellas que más lucen la creación animal alada? Precisamente por eso, porque el principio de no preocuparse, Dios lo deja con esa ave que no era precisamente de las mejor vistas, y que no tiene un aspecto brillante y lúcido en lo estético.

 A Dios – recuerde – le agrada de sobremanera levantar a lo vil y lo necio para avergonzar a lo sabio. Y en este caso, lo más vil y necio que halló en el mundo avícola, fue el cuervo. Pregunto: ¿No vale usted algo más que un cuervo?

Voy más allá: ¿No le habrá creído usted alguna vez a Satanás su clásica mentira de hacerle pensar que usted es una basura, una porquería o lo peor de lo peor?  Bien; si la creyó, ahora aprenda: para usted también es la promesa, así sea lo peor.

(27) ¿Y quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?        

Esta es una tremenda y contundente verdad que, sin embargo, el hombre pasa casi toda su vida ignorando o, lo que es peor, resistiéndola. YA fue dicho por el salmista, en el Salmo 39:4-5 cuando David expresa: Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuanta sea la medida de mis días; sepa yo cuan frágil soy. He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.

 Salomón, con toda su sabiduría a cuestas, ya lo había dicho. Ahora David lo confirma desde otro ángulo. Sin embargo, aún no entendemos una verdad muy grande que está a la vista de toda la humanidad: el hombre, por sí mismo, alejado o fuera de Dios, es decir, lo que llamamos “secular”, es pura y absolutamente vanidad y, como tal, presto a extinguirse en cualquier momento. ¡Que fragilidad! ¿Adonde están nuestras potencialidades?

(28) Y por el vestido, ¿Por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; (29) pero os digo, que ni aún Salomón con toda su gloriase vistió así como uno de ellos.

Creo que si no volvemos a leer y hasta releer algunos pormenores de la vida de Salomón, jamás llegaremos a interpretar o entender este texto, ya que nuestro concepto contemporáneo de gloria, es muy diferente al que existía en los tiempos del Antiguo Testamento.

En el primer libro de los Reyes, en 10:4-7, hay algo que bien puede servir de ejemplo: …Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aún se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído…

 Lo único que cabe agregar aquí por si usted no se ha dado cuenta, que la que está asombrada, impactada y conmovida por la sabiduría y el oropel de la pompa de Salomón, es Sabá, una reina, una mujer acostumbrada desde la cuna a las dos cosas que aquí la deslumbran, lo que nos muestra en qué nivel se movía esa sabiduría y esa gloria.

(30) Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Esta expresión que Jesús vuelca aquí, (…hombres de poca fe…), no es la única que Él va a desplegar, o mejor dicho: no es la única vez que lo va a hacer. Forma parte, quizás, del fundamento básico del evangelio que es, precisamente, una vida de fe.

En Mateo 8:26 lo hace en medio de la tempestad, ante el temor de sus discípulos: Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

 En el capítulo 14 y verso 31 del mismo evangelio, otra vez es el mar testigo de las mismas palabras, pero en este caso dirigidas a un Pedro que tras caminar por las aguas un momento, al igual que Él lo había hecho, dudó y comenzó a hundirse.

Allí le dice: Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y la tercera escritura que encontramos con el fin de presentar dos o tres testigos para confirmación de un principio, está también en Mateo 16:8, cuando en medio de una discusión teológica entre fariseos y saduceos, ellos tienen un pensamiento muy singular.

Y leemos: Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? Esto nos deja ese principio con total claridad por si necesitamos una confirmación a aquello tan viejo y clásico ya pronunciado, que el justo por su fe vivirá.

Súmele todo esto, y agregue esa palabra que nos asegura que sin fe es imposible agradar a Dios y tendrá la clave de una vida victoriosa, muy por encima de cualquier receta humana que le puedan hasta predicar.

(31) No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

(32) Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

¿Qué significa esta acotación en cuanto a que son “los gentiles” los que buscan las cosas materiales con preponderancia por sobre todo lo demás? Pues exactamente eso, que los que estaban fuera de la vida piadosa o espiritual, no tenían otras expectativas que no fueran sus posesiones.

A eso es lo que Jesús, en su tiempo, llama “gentiles”, los no judíos. Hoy ya no existe esa separación, pero si la otra: creyentes y no creyentes. Entonces usted escucha o lee esto y piensa: “Ah, es la diferencia entre el mundo incrédulo y la iglesia creyente”.

Pues sí, eso es exactamente lo que significa. Pero con una aclaración. No es cualquier parte de la mundana calle en contra de cualquier parte de un templo llamado iglesia; es la diferencia clara y concisa que hay entre alguien que cree y alguien que no cree, mucho más allá de si va o no todos los domingos sentarse en los bancos de algún templo.

 Porque creyente es el que cree, no el que cumple ritos o requisitos. Ese es simplemente un religioso y no cabe, aunque lo intente, en la calidad de justo. Allí es, sobre la base de este principio y no otro, donde llega el versículo clave de este texto y, al mismo tiempo, uno de los clásicos del evangelio:

(33) Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

El primer obstáculo con el que nos enfrentamos para cumplimentar esta palabra, es nuestra ignorancia total con respecto al significado de “reino”. Ignorancia que, – hay que decirlo -, se debe esencialmente a la falta de enseñanza al respecto, ya que las estructuras superiores de lo que nosotros conocemos como “iglesia organizada”, no siempre han tenido muy en claro este punto.

 No son pocos los que han enseñado que el reino, es el sitio donde vamos a ir el día en que nos toque irnos a la presencia de Dios. El humorismo gráfico, llevado por esta enseñanza, ha elegido ilustrarlo con la figura de un hombrecito de rostro casi depresivo, vestido con un largo camisón blanco, sentado en una especie de nube, ejecutando música con un instrumento muy similar a la lira. Todo es pura fábula.

 El reino no es nada de eso, ya que si fuera el cielo o paraíso, con esta palabra, Dios nos estaría diciendo que tenemos que suicidarnos, una verdadera barbaridad, mientras que si fuera lo otro, no se vislumbra que clase de justicia podría existir en una nube y con un hombre sumamente aburrido.

Convengamos que este ha sido el divertimento humorístico más “inocente” que mejor le ha salido a Satanás, ya que ha logrado entre otras cosas, que mucha gente se cuestione si verdaderamente conviene ir al cielo si es que resulta tan aburrido como parece, y si en una de esas, no será un poco más entretenido el infierno…

Ya sé que a usted esto le puede parecer hasta ridículo, pero créame que se ha llevado a varios el diablo con este cuento en el que, consciente o inconscientemente, hemos colaborado un poco cada uno de nosotros.  Y ni hablar cuando a este principio se lo desea aplicar para los diezmos u ofrendas.

 “¡Pero no, hermano! ¿Cómo quiere que diezme u ofrende si lo que gano no me alcanza para vivir?” Clásico, real, lógico, contundente. No sirve para el reino de Dios que no es ni clásico, ni lógico. Busca primero el reino…y TODO lo demás vendrá por añadidura. “

¿Pero funciona? Sí, funciona. ¿Y si alguien se queda con lo que yo doy y no llega al reino? Esa es otra historia que, preponderantemente, necesita discernimiento.

Algunas escrituras: Mateo 19:28: Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Dígame la verdad: ¿Usted cree que van a juzgar a las doce tribus de Israel algunos de esos hermanos avaros, miserables, cobardes e hipócritas que usted conoce? ¿Pero se salvan? No hablamos de salvación, que es por gracia, hablamos de servicio al reino, donde se pagan precios.

Marcos 10:29-30: Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. ¿Escuchó o leyó bien? Cien veces más. “Ah, ya lo sé…cuando esté en su presencia…” ¡¡¡No!!! Dice que AHORA, en ESTE tiempo. ¿Por qué mantenemos esa teología de la pobreza obligatoria? ¿Cultura oficial? Mentira satánica.

(34) Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Jesús resume el tema de la devoción absoluta a Dios, y trata de una actitud relacionada con esta: estar libre de ansiedad por las necesidades diarias. Se refiere a lo inútil de esas preocupaciones y ansiedades, demostrando que esa actitud no es necesaria ni conveniente para un cristiano.

En lugar de estar preocupados por las cosas materiales, nuestro interés debe ser buscar primeramente el reino de dios en todas las cosas, sabiendo que al hacerlo, el Señor ha ofrecido responder fielmente al pacto que nos asegura que TODAS las demás cosas, TODAS, nos serán añadidas sin que debamos hacer ningún esfuerzo para ello.

Esta es la conclusión de esta fase y la de este capítulo, la concreción y cumplimiento del Mandamiento Nº 16: Nuestra tarea, con lo material, es ocuparnos, no preocuparnos.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez