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El Mayor Enemigo del Amor

Quiero comenzar este trabajo en el libro de los Jueces, en el capítulo 7. Dios ha ganado la batalla y yo quiero que hoy veas algo en los cielos. En el mundo espiritual, no hay tiempo. En el mundo espiritual, en el Reino de Dios, la batalla sobre tu tierra, sobre tu suelo, sobre tu país, ya ha sido ganada. Hemos estado enseñando que el Señor está buscando gente que pueda unir el cielo con la tierra. Que el Reino de Dios venga. Que tu Reino venga. Que lo que está en el cielo, descienda sobre la tierra. Las victorias, las declaraciones, la inmensidad de la gloria, el avance del Reino, que ya está diseñado en el cielo, que venga a la tierra. Señor; abre nuestro entendimiento, para entender los misterios de la guerra.

(Jueces 7: 2) = Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. 

(3) Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. 

Quiero que te des cuenta que la guerra ya fue ganada. Todos ustedes pueden ver en sus biblias, que la guerra ya fue ganada. Él ya había peleado la batalla por tu tierra, cual quiera que sea. Es guerra. Y aún nuestros enemigos más grandes no son los poderes o los principados, sino el espíritu de temor. Veintidós mil, más de la mitad se regresaron. Las dos terceras partes se regresaron. Y solamente un tercio se quedó.

El temor es la estrategia del diablo. El temor, no es un temor humano, es una mentira demoníaca. Es el poder, es el control por el cual el enemigo controla la gente. La gente con temor, no puede entrar a la batalla. Y hoy existen muchos problemas alrededor del mundo, porque gente llena de temor, ha entrado en las batallas. Y luego son atrapadas por el diablo. ¿Y por qué crees tú que son atrapadas? Porque han tenido su corazón abierto al diablo. El temor es una fuerza demoníaca. Tú no puedes pelear con una fuerza demoníaca dentro tuyo. Y luego eres usado por el diablo, para él traer temor entre las tropas.

No es cuestión de ponerse a hacer guerra espiritual contra principados y potestades. Una gran parte de lo que llamamos la iglesia, hoy no tiene suficiente poder para eso. Sin embargo, Jesucristo ya venció y ninguno de nosotros tendría que pelear en contra del diablo, nuevamente. Él ya venció al diablo. Él está sentado en lugares celestiales. Él está sentado a la derecha del Padre. Él es la cabeza y nosotros somos el cuerpo. Y la cabeza es una cabeza victoriosa, ¿No es así? ¿Y de dónde sacaron que el cuerpo tenga que ser un cuerpo vencido? Esa, también es una mentira del infierno.

La cabeza es gloriosa, así que el cuerpo también es glorioso. La cabeza tiene toda la autoridad, así que el cuerpo también tiene toda la autoridad. No hay una autoridad para la cabeza y otra autoridad para el cuerpo. Eso no tiene sentido, sin embargo es lo que muchos están enseñando en este tiempo. ¡Libreto del infierno, enseñan! Es una estrategia satánica para impedir que se usen los poderes que existen en el cuerpo, y lo consigue precisamente implantando el espíritu de temor.

El espíritu de temor, dentro de la iglesia, no vence al infierno. Tampoco liberta las almas. El espíritu de temor en la iglesia, frena la gloria de Dios que quiere llegar a la iglesia. Pero los creyentes tienen que aprender a confiar en la palabra, y la palabra dice que Dios no nos ha dado espíritu de temor. ¿Lo crees? No son los poderes de la magia los que solucionan esto. ¡Todo lo contrario! Nuestro peor enemigo es el temor. Nuestro peor enemigo es el que se mueve dentro nuestro!  ¿Alguna vez te pusiste a pensar que sucedería si perdiéramos esta batalla? Esta es la voz del diablo, esta no es la voz de Dios. Salmo 91.

(Salmo 91: 1) = El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente.

El que habita en el secreto del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Habitar significa, entre otras cosas, permanecer en un lugar de manera indefinida. Permanecer en una posición del Espíritu. Habitar, es un lugar que tú has conquistado. Si yo habito en Rosario, es porque alguna vez llegué a este lugar, encontré una casa donde pude venir a vivir, y debí posicionarme en ese lugar.

Todas mis cuentas, mis comunicaciones y todo lo poco de aquello que todavía se haga con papel, va a llegar a ese lugar en donde yo habito. Y todo porque yo me he posicionado en ese lugar en particular. Y, entonces, no estoy divagando por todos lados. Yo sé dónde yo habito. Dice que es el que habita, y esta es la posición del Espíritu. El que habita en el lugar secreto del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente, del Poderoso.

¿Y qué pasa cuando la sombra del Dios Poderoso viene? El poder llega. Es bajo la sombra del Dios Altísimo. Jesucristo vino al vientre de María. Todo lo que es diseñado arriba, es cierto. Y viene, desciende, cuando la sombra del Altísimo viene. Ojo: la sombra no viene porque un predicador en internet le esté diciendo esto. La sombra llega de ti. Cuando tú habitas, cuando tú te posicionas en lugares celestiales. Cuando tú no estás corriendo de doctrina en doctrina.

Hoy, hay mucha gente con temor dentro de la iglesia. ¿O debería decir mejor dentro de las iglesias? Porque no existe un grado de seguridad plena en esto en sus miembros. Porque de pronto escuchan un mensaje que dice una cosa y, a la semana siguiente, escuchan otro que dice otra cosa casi opuesta  a la anterior. Y eso trae inseguridad. ¿Y cuantos saben que un alto grado de inseguridad es el trampolín más efectivo para arrojarse a los brazos del miedo?

Claro está que los motivos fundamentales por los cuales la gente está atemorizada, es porque no se están tomando el trabajo de habitar a la sombra del Altísimo. Porque si tú habitas en ese lugar, tú solamente estarás afectado por una sola voz: la voz del Todopoderoso. Y si sigues esa voz, del otro lado te podrán decir lo que quieran, que tú responderás que eso no te preocupa, porque tú has escuchado la voz del Altísimo, y Él te ha dicho que ya eres más que vencedor.

(Verso 5) =  No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, (6) Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.

(7) Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

Esta es la voz que se escucha en ese lugar secreto. Hombre poderoso de Dios. Poderoso ejército de Dios. Esta es la voz que suena, en aquellos que conocen a Dios. No gente que solamente aprendió a repetir la Escritura, sino gente que aprendió a habitar con la Escritura, con la Palabra, con el Verbo, con la palabra hecha carne, En Cristo, dentro de Cristo. Allí no tendrás temor.

Lo cierto es que el temor es nuestro peor enemigo. Y el Señor dice: yo no puedo pelear con gente con temor. ¡Sácalos de aquí! Ellos traen problemas, nada más. Ellos van a traer temor a otros. Andarán por ahí pidiéndole a todos que se cuiden, que tengan cuidado con lo que hacen, asustando, siendo negativos. Disculpen: yo habito en el lugar secreto del Dios Altísimo. Ven conmigo a 1 Juan capítulo 4. El temor es mi peor enemigo.

(1 Juan 4: 17) = En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 

(18) En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 

19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 

El amor nos hace valientes en el día del juicio. Cada batalla es un juicio. Cuando nosotros hacemos guerra, nosotros estamos entrando en un tiempo de juicio. A la corte. A los lugares celestiales. El Señor está declarando juicio sobre nuestro enemigo. Pero, el enemigo, está declarando juicio y acusación sobre cada uno de nosotros. Entonces, cada guerra es como una corte en el cielo. Porque la batalla no es gritarle al diablo. La batalla es ganar en la corte en el cielo.

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio. Entonces, cada persona que va a la batalla, tiene que ser primeramente perfeccionada en amor. ¿Por qué la gente teme? Porque todavía ellos no son perfeccionados en el amor. El amor se concentra en el bienestar de la persona que estás viendo. El temor está atado al egoísmo. ES un pensar exclusivamente en mis posesiones. Que es lo que yo puedo perder. ¿Qué ocurre si esto me pasa a mí? El amor es lo opuesto. El amor es darme y darte hasta perder mi vida.

El amor dice: a mí no me importa si tengo que entregarlo todo. Y en esto conocemos el amor, en que Él nos amó primero. Porque el amor es dar, mientras que el temor es alguien que toma lo que otro le da. Una iglesia que está en temor, que la gente está en temor, sólo toman las cosas, nada dan. Nosotros hemos creado una iglesia de tomadores. Aún cuando ellos dan, siempre preguntan qué recibirán a cambio. Así que termino yendo a la iglesia, antes que nada, para saber qué es lo que Dios me va a dar a mí. Predicador: tienes que tener un buen mensaje, porque es tu deber alimentarme a mí. O me alimentas, o me voy de la iglesia.

Esta gente que piensa así, es gente con temor, con temores. El diablo les puede quitar todo. Porque este es un principio. El que preserva su vida, la va a perder. Pero el que da su vida y la entrega, va a preservarla. Todo lo que tú estás tratando de tener para ti mismo, está sujeto a ser perdido en el territorio del enemigo. Y el diablo te lo puede quitar. ¿Y si algo le pasa a mis hijos? Bueno, si piensas así, tú los estás entregando al territorio del diablo. Todo lo que tú tengas miedo de perder, está bajo el control del diablo. Está bajo el control del temor.

El amor no tiene temor. El amor es una persona. El amor es una persona. El amor no es una decisión. El evangelio del cielo no dice que el amor es una decisión, dice que el amor es una persona. Es la persona de Jesucristo, que quiere vivir y manifestarse a través tuyo. La persona de amor, es un dador. No me interesa si yo tengo que entregar todas mis riquezas.

No me interesa si tengo que entregar mi propia vida. ¡Este es el perfecto amor! Que alguien de su vida por su vecino. ¡Este es el evangelio de Jesucristo! Esto es lo que te hace a ti un discípulo. El que no deja a su padre, a su madre, a su esposa por mí, no es digno de ser mi discípulo. Porque Jesucristo no es acerca de retener, es acerca de entregar. Nosotros no hacemos esto para divertirnos. Nosotros hacemos esto por amor, por cada alma que se lo merece.

¿Y sabes por qué se lo merece? Porque en el corazón del Padre hay una herida que viene desde Adán y Eva. Y la familia de Dios le dio la espalda y eligió escuchar la voz del diablo. Y esa herida, todavía sigue allí, hoy. Y esta herida dice: los quiero de vuelta, los quiero de regreso. Hay alguien allí que puede amar de la misma forma en que yo amé, para ir y ganar la batalla. Pero que conste, yo no he dado mi vida para proteger tus dólares o las cosas de este mundo, sino para establecer un Reino que es invencible.

Hay sangre que reclama en tu tierra, y se pregunta: ¿Quién va a ir a tomar lo que diablo nos robó? El perfecto amor echa fuera el temor. El amor es dador. El amor muere a sí mismo. El amor no es egoísta. El amor no es un tomador. El amor es: ¿Qué puedo hacer por ti? No es: ¿Qué es lo que puedo tomar de ti? El temor es un espíritu que controla a la humanidad. Pero, a través de su muerte, él venció a la muerte, para hacer libres a aquellos que por toda su vida, han sido cautivos por causa del temor a la muerte.

El temor es una cautividad. El temor es del diablo. El temor frenará tu destino tu destino para que tú no lo cumplas. El temor te va a prohibir tomar toda decisión correcta en Cristo. ¿Y qué pasa si hago algo muy atrevido y la denominación me expulsa? ¡Pues que te expulse, pero tú haz la obra de Dios! Porque tú estás aquí para rendirle cuentas a Dios, no a tu denominación. ¡Es que mi doctrina dice que lo profético dejó de ser! Mi Biblia dice que en los últimos días Él derramará de su espíritu y profetizaremos. ¿A quien le creerás?

El temor es una opresión del diablo. El temor a la enfermedad, el temor a la escasez. La peor pregunta que un creyente puede hacerse, es: ¿Y qué pasa sí…? ¡Nada, pasa! Él lo dijo: ¡¡¡Nada!!! ¿Qué Dios es el que va a dejarte con tus problemas sin hacer nada por ti? ¿Ese es el Dios de todo poder en el cual has creído? Escucha, cuando empiezas a dudar de su fidelidad, te pregunto: ¿Alguna vez has considerado cómo insultas a Dios con ese pensamiento? ¡Basta! ¡Él es un Dios en el que puedes confiar! El que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Porque, aunque te cueste creerlo, el diablo podrá tocar cristianos, y de hecho lo hace. Pero lo que el diablo jamás podrá tocar, es el amor.

Y ahora te voy a decir algo que te va a despatarrar toda tu doctrina. ¿A ti te enseñaron que en el mundo, lo que no viene de Dios viene del diablo, verdad? Pregunto: ¿No has conocido en el mundo a personas que, sin ser creyentes o asistentes a una iglesia, sin embargo tú las ves que están llenas de amor? Y dices: Y bueno, pero si no se entregaron a Cristo, son del diablo. ¿Ah, sí, eh? ¿Cuántas fuentes de amor conoces tú en la tierra? Yo solamente una: Dios. Punto. Y cuando viene, viene para los cristianos y para los no cristianos. Y no te asombres si te digo que hay gente no cristiana que entiende mucho más del amor que muchos cristianos.

El diablo no puede tocar el amor. El que habita en el lugar secreto, al abrigo del Altísimo. El que habita en Cristo. El que habita en el Yo Soy. Yo soy un espíritu con el Espíritu de Dios. No puedo ser tocado por el diablo. Aquel que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Y por ese temor, muchos no pueden llevar esta unción a las naciones. El temor es una estructura que ha sido edificada dentro tuyo. Tienes años y años de tener temor. Es uno de los espíritus más fuertes que tiene el infierno. Tú enciendes tu televisor, y todo lo que escuchas y ves, es temor. El cuarenta por ciento de las publicidades, tienen que ver con enfermedades.

Decenas de enfermedades. Medicinas que tú deberás tomar. ¿Tienes tal y tal síntoma? ¡Oh, sí! ¡Yo tengo ese síntoma! Y ahí corren al médico, y luego a la medicina que le están ofreciendo. Hay decenas de temores. Temor a la inseguridad, temor al terrorismo, temor a la escasez, temor a las demandas judiciales. Tú no tienes ningún poder propio para sacarte eso. El temor tiene que ser confrontado. Tú tienes que entender las fortalezas. Esa fortaleza está dentro tuyo. Y no es alguien predicando, no es alguien imponiéndote manos. Sólo tú y tú solamente.

Podrás tener algún Nabucodonosor en tu vida, que quiera imponerte que te doblegues ante su imagen, pero tú sabrás que así como Dios salvó del honro de fuego a Daniel y sus muchachos, así también lo hará contigo. Y que si por alguna razón no lo hiciera, eso no será factor para que tú no tengas la fortaleza suficiente como para no doblegarte ante esa imagen que no adorarás. Entrar al horno de fuego, significa dependencia total de Dios.

El miedo es, en suma, una atadura almática que se rompe. Y nada que se rompa pasa desapercibido. Es doloroso. Aquel que habita en el lugar secreto del Altísimo, no temerá la pestilencia de la noche. Quisiera orar por ti. Tenemos que romper las estructuras del temor. A ver, ¿A qué le temes? Quiero que cierres tus ojos, y medites acerca de tus temores. ¿Qué es lo que temes perder? Ese que pensaste o dijiste, es tu punto más débil.

Ahora pregúntale al Señor por qué tienes tanto temor a perder eso. Y quiero que veas a Dios en su gran amor. Amándote en todas las áreas de tu vida. Él te ama a ti en tu salud, en tu familia, en tu matrimonio. Él te ama en tu ministerio, él te ama en tu trabajo, él te ama en todas las necesidades que tú tienes. Él es un Dios que ama. Él dio a Jesús para proveerte todo. Él te ama. Y no hay nada de qué temer. Yo no te dejaré, no te abandonaré. Nunca estarás sola, o solo. Serás provisto de todas las cosas.

Y el Señor te está pidiendo esa cosa que tú temes. Porque en el temor, hay tormento. Revela esas áreas de temor, Señor, ¡Revélalas! Tal vez tú digas que el Señor nunca te pondrá en una situación que no puedas soportar. Y si así fuera, oirás que te sigue diciendo que en Cristo, tú puedes todas las cosas, porque Él te fortalece.

Todo lo que tú temes perder; todo a lo que hoy te estás aferrando en tu vida, está en las manos del diablo. Y el diablo tiene acceso a eso. Hay temores muy serios. Hay temores muy serios. Hay temor a la muerte. Hay temor al divorcio. Hay temor a perder tus hijos. Hay temor a perder una posición. Temor a perder un ministerio. Hay mucho temor a hombre ahí, del otro lado. Hay mucho temor al hombre. Y hay muchas cosas que tú no puedes hacer, porque le temes al hombre. El temor es un cautiverio.

Tu alma está atrapada por el cautiverio del temor. Fobias son temores. Y el Señor quizás te ponga en una situación en la que tengas que confrontar tu temor. Porque el Señor no puede usar tu vida completamente, si una parte de ti está atrapada por el temor. Revela los temores, Espíritu Santo.

Eres muy bonito a los ojos de Dios, pero cuando peleas contra el temor, ya no eres tan bonito.

Eres muy bonito a los ojos de Dios, pero cuando peleas contra el temor, ya no eres tan bonito. Y eso quiere decir que tú no estás peleando contra tu temor. Es una batalla interna. Ahora quiero que te posiciones en el lugar más terrible en donde el temor te habla. Imagínate esa cosa que tú más temes. Imagínate como que eso ocurre. Y quiero que lo veas a Dios, mucho más grande que esa situación. Quiero que tú veas cómo Dios toma esa situación. Quiero que veas a Dios en su grandeza. Quiero que veas a Dios en la grandeza de su amor.

Quiero desatar sobre tu vida una unción de amor, que es lo único que echará fuera todo temor. Sé que hay algunos de ustedes, allí, que le tienen temor al amor. Que han dicho en su corazón: yo he sido herido porque yo amo a la gente. Porque amé a las personas. Porque amé a esa determinada persona. Yes persona me hirió tanto, que ahora tengo temor a amar. Tengo temor a cualquier clase de relación. Tengo temor a abrir mi corazón al amor.

Esa fue una declaración muy grave dentro de tu corazón. Porque si tú tienes temor al amor, tampoco podrás amar con todo tu corazón a Jesucristo. Así que, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, cancelamos esa declaración. Dilo con tus palabras: en el nombre de Jesucristo, yo cancelo esa declaración, y desato esa atadura en mí.

TEMORES

TEMOR AL MAÑANA – TEMOR AL FUTURO:

Mateo 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;

29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

No quiero ofender ni tu inteligencia ni la presencia que el Espíritu Santo tenga en tu vida. Por eso no añado nada a lo escrito.

TEMOR A LA MUERTE:

Juan 8:51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.

¿Esto quiere decir que el que guarda (Respeta, sigue, honra) Su palabra, no morirá? No, sólo se dormirá, porque a este cuerpo tiene que abandonarlo cuando esté gastado. Pero será sin dolores, sin sufrimientos, sin angustias, como quien se acuesta, apoya su cabeza en la almohada y se duerme. ¿Alguien es capaz de darse cuenta o sufrir o sentir alguna otra cosa cuando se duerme? Bueno, así.

TEMOR A LA ENFERMEDAD:

Mateo 8: 16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

Esto es de fondo; cuando Jesús fue a la cruz, no sólo redimió todos nuestros pecados, sino que además, -dice aquí-, se llevó todas nuestras enfermedades. ¿Y entonces por qué seguimos enfermándonos? Porque no lo creímos a esto. Preferimos darle autoridad a los médicos por sobre la Palabra de Dios. Si Dios dice que vivirás pero un médico dice que morirás, el punto clave es ver a quien le crees. Si depositamos nuestras dolencias en Jesús, la sanidad entrará en nuestros cuerpos. De esto, hay testimonio para repartir. Pero, aun así, son más los que no creen que los que creen, ¿No es raro?

TEMOR AL FRACASO:

Lucas 22: 56 Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. 

57 Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. 

58 Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. 

59 Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. 

60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. 

61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 

62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.

¿Alguien podría poner en duda que el tremendo apóstol Pedro, resultó ser un cobarde más apto para el fracaso que para el éxito? Sin embargo…mira la historia… ¡Fue Pedro! ¿Y qué hizo que esto cambiara? Que tanto Jesús como Dios Padre, conocían su corazón. Y eso fue lo que respaldaron, no sus actos carnales. Aquí, en este episodio, Pedro fracaso de manera humillante, pero en el resto de su vida, ¿No resultó victorioso y más que vencedor? Dios sabe lo que hace. Los hombres que dicen representarlo, muchas veces no.

TEMOR DE AHOGARSE EN LAS AGUAS

Lucas 8: 22 Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. 

23 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. 

24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. 

25 Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 

Es muchísima la gente que tiene alto temor de morir por asfixia de inmersión. Es muchísima la gente (Cristiana) que le tiene terror al agua. Y aquí, en este pasaje tan conocido, vemos que Jesús, (que solamente es el Cristo, cabeza del cuerpo al cual todos pertenecemos) tenía dominio y señorío sobre las aguas. ¿Y entonces por  qué razón decidimos creerle a Satanás cuando nos sopla al oído que nosotros no, que no podemos? ¿No dijo el que las cosas que él hizo, nosotros también haríamos, y aún mayores? Ese es el punto. Creerlo, no solamente repetirlo todos los domingos.

TEMOR AL RECHAZO:

Juan 6: 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 

Todo lo que el Padre me da. A mí, hoy, el Padre me ha dado, (O ha permitido que tenga, a distancia, pero que tenga, algo o alguien que para mí tiene inmenso valor. ¿Podría rechazarlo, yo? No, no sería imitador de Cristo si lo hiciera. Él, por amor, no rechazó a nadie. Son los hombres en sus pequeñas o grandes miserias, los que suelen rechazar a otros hombres, (O mujeres, es genérico) Y dice que el que a él va, él no lo rechaza ni lo echa fuera. Y si mi Señor no lo hace, ¿Por qué habría de hacerlo yo? Y si yo fuera rechazado por los hombres, ¿Tendrá la importancia suficiente como para olvidar que por Cristo no fui, no soy, ni seré rechazado nunca?

TEMOR A LAS MALAS NOTICIAS:

Romanos 10: 17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. 

Dijo una vez W. Churchill, héroe inglés de la Segunda Guerra Mundial, (Que no era creyente) que el hombre pasa más de la mitad de su vida teniendo temor a que ocurran cosas que jamás llegan a suceder, y qué gran vida tendría ese hombre, si pudiera saber eso antes de contraer ese temor. Este versículo dice que la fe ES (que quiere decir VIENE) por el oír. Y después añade que una de las cosas que te harán acceder a la fe, es oír la palabra de Dios. Lo que no te dice aquí pero es implícito, es que si pierdes tu tiempo oyendo otras cosas, en cualquier momento te vas a encontrar conque tu fe está depositada allí y no en Dios. Pasa con lo que se oye por TV respecto a la política, la economía y hasta la religión. Decime que oís esta noche, y te diré como estarás mañana, algo así. Y en cuanto al temor de malas noticias con familiares o seres queridos, eso directamente es pesimismo. Y Dios no es Dios de cobardes ni de pesimistas.

TEMOR A LOS ASCENSORES:

2 Timoteo 1: 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 

El temor a los ascensores, (O que supuestamente se queden detenidos y trabados en un lugar de donde no se puede salir y que no haya nadie cerca que nos ayude (?) es similar al de volar en avión. Tiene que ver con la necesidad de la persona por tenerlo todo bajo control. Lo que se mueve sin su participación, le produce desconfianza, primero, y temor después. Multitudes tienen este temor. Multitudes son en sus vidas grandes controladores, algunos, al extremo de manipuladores. El que leyó y creyó lo que Pablito le dice a Timo, no tiene ese problema.

PANICO:

1 Samuel 14: 15 Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación. 

El pánico, que es una sobresaturación del miedo raso, es una consecuencia que tiene que ver con el anterior, el de control. El pánico entra cuando algo desconocido toca nuestras vidas. Mientras lo que llega sea conocido, más allá de que podamos combatirlo o no, muy difícilmente nos paralizará. Pero si lo que llega es algo totalmente nuevo, novedoso y que todavía no podemos encasillar en ningún rótulo, eso nos traerá indefectiblemente pánico. (¿Te estás entendiendo, ahora, no?)

MIEDO:

Hebreos 2: 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 

El diablo,(Satanás sería su nombre más preciso), tiene para su dominio el imperio de la muerte. De  hecho, si él es quien lo maneja, la gente sólo podrá sentir miedo ante eso. Por eso es tanta la gente que tiene tanto miedo a morir. ¡Como si hubiera regresado alguno que murió a decir que era feo morirse! De hecho, los que saben muy bien como son las cosas, no dicen que la muerte es bella porque saben que hay mucha gente, (Incluso cristiana), que está viviendo de tal modo que, si le llegas a decir algo así, capaz que van y se suicidan sin culpa. Esto te lleva al siguiente paso: saber que el miedo es un demonio y que es tu obligación, día tras día, con perseverancia y tozudez, ordenarle que se vaya, en el nombre de Jesús. Y si se resiste, es porque a lo mejor algo que uno vivió y no recuerda, (O se resiste a recordar porque le duele), le da cierto derecho legal. Así que es tiempo de, aunque el recuerdo de lo malo duela, en este caso servirá como corte de bisturí para sanar una herida infectada.

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enero 2, 2020 Néstor Martínez