En estos días hemos estado hablando mucho, te diría que demasiado, de virus, bacterias, infecciones y patologías infecciosas. Casi hasta el hartazgo, los distintos medios de comunicación han terminado promocionando con sus mejores luces de colores lo que el infierno nos propone como tema unilateral, central e indiscutible. Nadie ha recalado en que cualquier infección, por dura que sea, siempre tendrá el antibiótico específico que será el encargado de menguarla y derrotarla.
Conseguir la jeringa con la cual dar la inyección a ese cuerpo deteriorado, será el primer paso para la solución y sanidad total de la enfermedad. El contenido de ese inyectable, que no necesariamente tendrá que ser químico sino idiomático, es lo que quiero compartir contigo en este día, con la intención que lo utilices donde estimes que es necesaria su introducción. Nadie tiene por qué inyectar nada en un cuerpo sano, pero si el cuerpo enferma…
Vamos a ver: ¿Qué cosa podrías identificar en este momento, como el factor principal que te está quitando la paz? ¿Es la cuarentena por la pandemia? ¿Es el temor a contagiarte? ¿Es un problema con tus hijos? ¿Es un problema económico o de trabajo? ¿Es alguna otra enfermedad que te aqueja? ¿Es un problema en tu matrimonio? ¿Algo relacionado con tu ambiente laboral, en tu trabajo?
Resumo todas estas preguntas en una sola: ¿Qué estado de ánimo produce en ti estas cosas? No me gusta jugar a las adivinanzas, pero presumo que intranquilidad, ansiedad, stress, temor, preocupación. Si es así, entonces deberíamos pensar que vivir en paz es no tener problemas, y que vivir sin ansiedad, sin temor, ni preocupaciones, es algo así como vivir en Disneylandia, una supuesta tierra de la fantasía donde todo siempre estará bien.
Sin embargo, y con muy poco razonamiento, vemos que la realidad es que vivimos aquí, que estamos con esta pandemia todavía cobrando demasiadas víctimas y todas esas situaciones nos muestran un rostro de la vida que no es precisamente el que quisiéramos ver. Y allí es –como creyentes que somos-, que nos surge la pregunta: ¿Tiene algo el Señor para estas cosas que nos pasan? Sí, la tiene. Su palabra. ¿Vienes conmigo a comer de ella? Oye: no es una merienda ligera lo que te ofrezco, es un alimento nutritivo capaz de sostenerte en la peor de las hambrunas.
(Isaías 26: 1) = En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.
La verdad es que como creyentes maduros y aplicados, somos bastante aparatos, como llamamos aquí a esos personajes mitad excéntricos y mitad pintorescos, en este caso a la hora de leer un texto bíblico. En el mejor de los casos, respetamos tanto a la Biblia que en algunos temas ni siquiera nos atrevemos a investigar más profundamente lo que leemos, por si acaso hubiéramos entendido mal o el texto tenga alguna traducción equivocada.
¡Es que no, hermano! Te dicen. ¿A usted le parece que yo debería investigar nada menos que la palabra? ¿No es una blasfemia, esa? Mira varón, mira mujer; Para un religioso come-púlpitos, a lo mejor si, pero para un hijo de Dios, que alguna vez leyó que el Padre le ordenaba Escudriñar, creo que no. Sobre todo cuando descubro que escudriñar es, precisamente eso: investigar.
¿Sabes por qué lo digo? Porque este capítulo de Isaías, comienza diciendo: En aquel día… y luego vienen veintiún versículos que seguramente todo el mundo habrá leído, analizado, estudiado y predicado y enseñado. Muy bien, felicitaciones por todo eso, pero… ¿A alguien se le ocurrió preguntar de qué día habla aquí cuando dice que será en aquel día?
¡No es una pregunta anexa, es una señora pregunta! ¿Quieres la respuesta que tiene el Espíritu Santo para esa pregunta? Será en el día en que habrá caído Babilonia, la Gran Ramera, la iglesia falsa, la imitación tergiversada y torcida de la verdadera. De ese día, habla. Y fíjate la palabra que de alguna manera salta ante nuestra vista: Salvación. ¿Es casual?
(2) Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
Cuando la Biblia habla de gente justa, no se está refiriendo a personas que manejan o imponen justicia, está hablando de gente obediente. Eso es un justo bíblico, un obediente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Y aquí está hablando de la caída de una iglesia falsa, imitadora, pagana e impía. Y que es ocupada luego, cuando vuelve a abrir sus puertas, por gente justa, que –reitero-, nos habla de obediencia.
Y, -dice luego-, que será guardadora de verdades. Me surge la duda y pregunto: ¿Esto significa que anteriormente había gente que guardaba mentira? Es muy fuerte esto. En otras versiones, en lugar de verdades habla de fidelidad, lo cual también tiene que ver con la adoración de dioses extraños, que naturalmente no se trata de tótems o estatuas, sino de organizaciones o estructuras humanas erigidas como divinas.
(3) Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
(4) Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
Ya sabes que me gusta buscar el significado de cada palabra cuando hay textos como este. Esto fue lo que encontré: Guardar significa cuidar, vigilar, conservar, mantener. Está muy lejos de ese sinónimo erróneo que a veces creemos ver, que es esconder. Guardar no es esconder, es otra cosa. Completa, quiere decir total, absoluto, perfecto, con todas las partes que lo componen.
Paz es tranquilidad, calma, sosiego de espíritu. En realidad sé que me quedo corto, es imposible definir en un par de renglones lo que significa la Paz, sobre todo cuando hablamos de paz personal, íntima, interna y no esa supuesta paz hipócrita conque las naciones del mundo a veces justifican sus más aberrantes hechos. Persevera, que dice el anterior, significa constante. Y no es una tontería esto, dice la misma palabra que el que persevera hasta el fin será salvo, nada menos.
Confiar es esperar con seguridad o creer que algo va a suceder. Perpetuamente, obvio, es para siempre, y fortaleza quiere decir fuerza o capacidad para afrontar problemas. Es decir que, a primera vista, este texto nos estaría hablando que Dios cuidará o mantendrá en absoluta y perfecta calma a aquel que piensa en Él constantemente porque en Él ha creído.
No sé si tú alcanzas a tomar dimensión cabal de lo que esto significa. Cuando las situaciones que vivimos en nuestro día a día controlan nuestra vida, inevitablemente nos quitan el sueño y nos roban la paz. Allí es el momento de decir: hasta aquí llegamos. Esto no es lo que cada uno de nosotros ha aprendido de la Palabra, esto no es lo que Dios ha hablado a nuestras vidas.
Entonces es en ese tiempo, en ese momento, en que debemos buscar más de Él, acercarnos más a Él a través de la oración y de su Palabra, porque estudiarla, escudriñarla y meditarla nos dará la fortaleza y la sabiduría para resistir la prueba. Tener intimidad con Dios no significa ir a un templo todos los días, sentarte en un banco, orar y sentir esa sensación fresca de serenidad que las grandes construcciones brindan. Intimidad con Dios es buscar el modo de conocerlo más cada día, y permitir que Él te conozca más a ti.
Paz, aprende, no es ausencia de problemas, eso no existe. Paz es tener la seguridad de que si le he entregado el control de mi vida a Dios, Él tendrá cuidado de mí. Nuestra paz no depende de las circunstancias, sino de nuestra fe en Dios. Porque si dependiera de los imponderables que a veces la vida nos trae, no sería paz lo que lograríamos, sino control de situaciones. Y esto es ciento por ciento humano, mientras que lo primero es de neta esencia divina.
Por eso es que Jesús nos dice, como lo expresa Juan 16:33: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Algunos predicadores, en su afán lícito y bien intencionado de traer gente a la iglesia, suelen prometer una vida color de rosa a los que se conviertan. Pero Dios no nos prometió una vida sin problemas, él sabía que tendríamos que enfrentar diversas pruebas todos los días, por eso nos exhorta a que confiemos en él plenamente, porque todas esas angustias serán pasajeras.
Cuando depositamos nuestra fe en Él, podemos tener paz aún en medio de los problemas de la vida. Ya sé que esto suena casi como una fantasía mística, pero yo en persona y estimo que miles y miles más, podemos ser testigos fieles y concretos de que esto que digo es verdad y funciona. Creo que debemos cambiar nuestra ansiedad por la fe en Dios y no desesperarnos, debemos entregarle nuestras cargas y ansiedades a él y descansar en que él hará lo que es mejor para nosotros.
¡Claro! Ahí es donde tú me dices: ¡Que gracia, Néstor! ¡Para usted es fácil decir eso, porque usted no es el que está atravesando una enfermedad, o el que se ha quedado sin trabajo y salario y no tiene como pagar la renta o comprar lo indispensable, o el que ahora mismo se encuentra al borde de un divorcio.! Muy cierto eso, es verdad. Sin embargo, no; yo no estoy aquí para decirte si es fácil o no, tampoco para decirte que todo va a salir como tú esperas; sino para decirte que en Filipenses 4:6-7, la palabra nos dice:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Entonces quiere decir que esas situaciones que enfrentamos que intentan robarnos la paz, debemos presentarlas a Dios en oración y con fe, esperar a que Él obre en ellas.
Teniendo siempre presente que su voluntad es perfecta y que él nunca se equivoca, aunque no sea lo que tu esperabas. Y esto, que suena a teología sistemática, te puedo asegurar que no lo es. Entiendo que por años los mismos cristianos le han hecho bajar el nivel de potencia a la Palabra de Dios, recitándola como si fueran antiguas letanías y no un arma cargada de poder que hoy es lo único que poseemos para combatir con ciertas posibilidades de victoria.
Entones no permitas que las pruebas que enfrentas en tu diario vivir apaguen tu fe, te roben la paz y ahoguen la palabra de Dios en tu vida; porque justamente eso es lo que quiere el enemigo, no se lo permitas. Será preciso que en medio de la prueba en la que e encuentras, declares las promesas de Dios para tu vida y simplemente creas, con absoluta ingenuidad casi infantil, pero con la firmeza de un adulto maduro, que así será.
. Muchas veces en nuestra vida vamos a encontrarnos con caminos difíciles, grandes tormentas y muchas turbulencias. Siempre encontraremos problemas y dificultades. Cuando estés en momentos así, siempre recuerda que Dios estará sí o sí ahí para ti, esperando solamente la única responsabilidad tuya que es confiar plenamente en Él. Eso es lo que le da la llave que abre todas tus expectativas.
En cualquier momento que una tormenta llegue a tu vida, di con toda la confianza puesta en el Señor: Dios tiene el control. Dios quiere que aprendas a confiar en Él. A veces atravesamos situaciones difíciles que nos estremecen y hasta llegamos a pensar que no hay salida, pero la palabra de Dios nos exhorta a que llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia en Cristo Jesús y a que aún en medio de la prueba declaremos y creamos victoria.
Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Así está escrito en mi Biblia, y quiero pensar que en la tuya dice exactamente lo mismo. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Que no son la suma de años o tiempos, sino la variedad de sistemas.
La Roca de los siglos, dice en algunas otras versiones. La Roca. Cristo. Los siglos. Los sistemas. El círculo se empieza a cerrar. ¿Te encontrará dentro? Ser un anti-sistema no es lo conveniente, porque te convierte en un militante ideólogo de posiciones que tienen esa bandera. Lo correcto y adecuado para el creyente, es saber conducirse dentro del sistema actual sin ser esclavo de él y mucho menos rendirle la adoración de tu idolatría.
La promesa y el pacto inmutable del Señor son los muros de la Iglesia de Dios. Las puertas de la ciudad estarán abiertas. Entonces, y aunque parezca una frase bien religiosa, no deja de ser genuina: debemos exhortar a los pecadores a unirse al Señor. Conque ellos reconozcan su estado, te pidan perdón y decidan no volver a repetir sus errores, tú Señor los guardarás en paz; en completa paz, paz interior, paz exterior, paz con Dios, paz de conciencia, paz en todos los tiempos, en todas las circunstancias.
Confía en el Señor para esa paz, esa porción, que será para siempre. Cualquiera sea el motivo, la causa o el hecho que determine que confiemos en el mundo, no dudes que eso durará sólo un momento, pero los que confían en Dios no sólo hallarán fuerza en Él para llevarlos a esa bendición que es para siempre, sino que la recibirán de Él. Entonces, reconozcámosle en todos nuestros caminos y confiemos en Él en todas las pruebas.
(5) Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.
Los derribados del lugar sublime, son los mismos que en otras versiones dice que fueron derrocados de los altos. Es indudable que se trata de gente que habitaba en posiciones elevadas, pero como luego se hablará de humillación, es notorio que no se trata de alturas o altitudes geográficas, sino posicionales. Gente con posiciones sociales, gubernamentales o religiosas muy importantes, son las que han sido derribadas, o derrocadas, que es un término casi exclusivo para estamentos de gobierno.
Es más que obvio que nadie que no tenga de qué sentirse orgulloso puede ser humillado. Aquel pobre de toda pobreza, casi lindando con lo miserable no puede ser humillado, porque más debajo de lo que está, es muy difícil que algo o alguien lo lleven. Y luego dice que a ese orgullo humano, que no es ni eventual ni nuevo, lo humillaron hasta la tierra hasta el polvo, lo que es evidente que equivale a consignar que, en conjunción con el Nuevo Testamento, fue crucificada su carne. Un orgullo más de los tantos abatidos por la Justicia divina.
(Job 9: 13) = Dios no volverá atrás su ira, Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios. (Cuando se desata la ira del Dios santo, no hay vuelta atrás, no hay retorno. Y la caída de los orgullosos y los soberbios es una consecuencia inmediata de ello. Que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes no es invento mío, es y sigue siendo, Palabra.
Mira como lo expresa aquí: (Job 24: 24) = Fueron exaltados un poco, mas desaparecen, Y son abatidos como todos los demás; Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas. (Eso es la soberbia humana: breve exaltación permitida, con su inmediata desaparición. Toma comparación con un ámbito de eternidad y dime qué significa allí una soberbia humana por uno o varios actos humanos. Nada.
Y hay una tercera manifestación del mismo espíritu, pero en este caso, con otro nombre. (Job 26: 12 ) = El agita el mar con su poder, Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya. (Queda claro: es el poder de Dios el que agita las aguas del mar, y su entendimiento el que hiere las arrogancias humanas. Como seremos de racionalistas y literalistas, que no nos cuesta mucho trabajo creer que Dios puede hacer lo que se le ocurra con el mar, pero no terminamos de aceptar que también lo haga con los arrogantes. Ese es el infierno en todo su esplendor influyente).
(Salmo 18: 27) = Porque tú salvarás al pueblo afligido, Y humillarás los ojos altivos. (Con total honestidad, creo que tomar esto con una óptica social o política, sería faltarle el respeto a la palabra. Esto es eminentemente espiritual, aunque suene de otras formas. Un pueblo afligido es hombres y mujeres de Dios atribulados o perseguidos, mientras que ojos altivos son todos aquellos que miran como queriendo estar por encima de todo lo que miran. Quien desee incorporarlo a doctrinas extremas, que lo haga, pero a la hora de la verdad, todo lo que está bajo el sol sale y se descubre.
Y mira este que parece escrito para este tiempo… (Salmo 20: 8) = Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. (No estamos hablando de enfermedades, estamos hablando de confianzas y temores) (Salmo 106: 43) = Muchas veces los libró; Mas ellos se rebelaron contra su consejo, Y fueron humillados por su maldad.
(6) La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.
La Biblia, que es como decir la Palabra de Dios viva y vigente, es una verdadera inyección de confianza. Porque nadie necesita ser inyectado con ningún medicamento si no tiene una patología que lo demande. Y si hoy el pueblo de Dios presenta una dolencia casi repetitiva, esa dolencia se llama falta de confianza, que tiene que ver directamente con falta de fe, que está íntimamente emparentada con la incredulidad y que, por obvia consecuencia, se convierte en el pecado madre que da origen a todos los demás.
