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¡Santos Esqueletos!

 

Este es uno de esos trabajos que, si lo entiendes y aceptas, marcará a fuego el destino de tu vida. Quiero hablarte de una estrecha relación que encontramos en la Biblia entre un elemento que es  muy singular y que ha despertado la curiosidad de algunos hermanos que comparten estos trabajos: los huesos.

No he estado yo personalmente trabajando en eso porque no fui direccionado por el Señor a hacerlo, pero cuando muchos hermanos me dejaron saber esa inquietud, suspendí mis trabajos habituales y me lancé a recoger información y todo lo que hallara para reunirlo en un trabajo que pudiera alimentar e informar a los que por razones de tiempo no pueden hacerlo por ellos mismos.

El caso es que no es demasiado lo que hay en nuestros ambientes respecto al tema de los huesos, de nuestros huesos, pero con algunos trabajos de otros hombres y mujeres de Dios, se ha podido completar un informe.

Lo único que yo he hecho aquí, por responsabilidad ministerial, es chequear que lo dicho sea correcto y se compatibilice con la Biblia. Luego, el Espíritu Santo me otorgó decisión para repetir conceptos dichos o para descartarlos. Este es el resultado.

En primer lugar, aprendamos que los huesos son el sistema estructural que sostiene nuestro organismo. Tu organismo óseo está compuesto por huesos llamados largos, huesos denominados anchos y huesos conocidos como cortos. Y el conjunto de todos esos huesos, es lo que vulgarmente conocemos con el nombre de esqueleto.

El esqueleto humano está compuesto por doscientos seis huesos. Tu cuerpo tiene doscientos seis huesos. Y esos huesos, al lado de las coyunturas, le dan flexibilidad al cuerpo y le permiten su movimiento. Asimismo, en los huesos, todos lo sabemos, es donde está la médula ósea.

Dentro de los huesos, en una concavidad de los huesos largos, está la médula ósea. Y la médula ósea, a su vez, es la productora de las células sanguíneas, desde la concepción. O sea que ahora sabemos, o confirmamos si es que ya lo sabíamos, que la sangre se produce en nuestros huesos.

Entonces, como conclusión bíblica de esto, tenemos que tu vida y tu espíritu, está en tus huesos. Tu vida y tu espíritu no están en tus riñones, ni en tu hígado, ni en tu cerebro. Tu vida y tu espíritu, están en tus huesos.

Porque la vida está en la sangre, ¿Verdad? Y donde se produce la sangre, es en la médula ósea. Y la médula ósea opera en los huesos. Esta médula ósea va por dentro de los huesos, y es como que tiene un contenido graso, como una grasa que está dentro de los huesos, allí es donde se produce la sangre.

Pero no quiero irme más allá con estas concepciones científicas, porque lo dejaría para aquellos que saben mucho más que yo específicamente de biología. Sí quiero adentrarme, en lo que la Biblia dice de los huesos. Y para ello te voy a llevar a la primera mención que se encuentra en nuestras Biblias respecto a los huesos.

(Génesis 2: 21) = Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.

(22) Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.

(23) Dijo entonces Adán: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Entonces vemos que lo primero que es creado, es un varón. Y que luego la mujer es creada de algo ya creado. La mujer es creada del varón. Y fíjate que el Señor no toma de los ojos del varón, ni de los oídos del varón, ni de las piernas; toma de los huesos del varón para crear a la mujer.

Entiende bien lo que te estoy diciendo: toma de una costilla del varón, toma de un hueso del varón para crear a la mujer. ¿Por qué? Porque el espíritu de la vida, está en los huesos.  Vamos a ver con todo cuidado estas cosas. Si en algún momento te digo algo que no tiene sustento en la palabra de Dios, entonces sí puedes llamarme hereje.

El Señor toma un hueso de la costilla, posiblemente; posiblemente, porque es ahí donde se encuentran las partes más fuertes del espíritu del ser humano, en las costillas. Y crea a la mujer. Entonces si entendemos, que Dios creó al hombre y lo formó del polvo de la tierra, lo primero que entendemos es que lo primero que tuvo que haber hecho, fue su esqueleto. Porque en el esqueleto, está la vida. En el esqueleto, está la sangre. En el esqueleto, está el espíritu. La primera mención, entones, es: estos son huesos de mis huesos, y carne de mi carne.

Los huesos son muy importantes en la Biblia, a eso lo vemos en muchos textos. José pidió que sus huesos fueran llevados a la tierra prometida, en Génesis capítulo 50: 25: E hizo jurar José s los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.

José estaba en Egipto. Él pidió que sus huesos fueran llevados de Egipto a la tierra de las promesas, y nota la palabra: ciertamente Jehová os visitará. La visitación de Dios, tiene que ver con los huesos. Ya podré respaldar bíblicamente esto que te digo.

(Éxodo 13: 19) = Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual había juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros.

Nota que Moisés toma los huesos, los saca para llevarlos a la tierra prometida, y declara nuevamente lo mismo. Ciertamente Jehová juró, y Él hizo que jurara que los huesos iban a ser llevados. La visitación de Dios, entonces, en ese capítulo, tiene que ver con los huesos.

(Hebreos 11: 22) = Por la fe, José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamientos acerca de sus huesos.

Fíjate que tiene que ver con la salida de Egipto, la entrada a la tierra prometida, y sus huesos. Está claro: los huesos tienen una tremenda importancia en la Biblia. Vamos a otra de las cuestiones importantes, a dónde está su juventud.

(Job 20: 11) = Sus huesos están llenos de juventud, más con él en el polvo yacerán.

¿Qué es lo que tenemos aquí, en dónde dice que está la juventud de la persona? En sus huesos. Por eso, cuando la apariencia de la persona se va desgastando, comienzan a aparecer las arrugas y tiene un feo semblante, ¿Hacia dónde podemos estar pensando que están sus problemas?

En los huesos. ¿Por qué? Porque en los huesos está la vida, en los huesos está el espíritu, en los huesos se produce la sangre, y la sangre irriga todo el cuerpo. ¿Esto te parece intrincado? Ya te digo que vamos a ir más allá. Salmo 31 y David en franco estado de depresión.

(Salmo 31: 9) = Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

(10) Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

Esta es una excelente prueba de que todos los problemas emocionales de la gente, tienen la tendencia clara de concentrarse en sus huesos. Entonces, los huesos se van envejeciendo, van perdiendo su vigor, van perdiendo su fuerza, y se consumen. Por lo tanto, la apariencia física de la persona, cambia. Y vemos algo más. Salmo 51, los huesos parecen tener sentido del humor.

(Salmo 51: 8) = Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.

Esto quiere decir que el gozo y la alegría, en la gente; el gozo del Señor, la presencia del Señor, ¿Qué tiene que hacer en el cuerpo de la persona? Recrear sus huesos. Y recrearse, tiene que ver con dos cosas. Con tener un suspiro, con tener un aliento, pero esencialmente, recrearse tiene que ver con volverlos a crear.

Porque a causa de los conflictos emocionales, los huesos se abaten. Y si los huesos se abaten, entonces desde los huesos va a comenzar a salir una sangre abatida, que va a comenzar a enfermar todo el cuerpo.

Muchas de las enfermedades que vienen al cuerpo del ser humano, tienen que ver con la sangre. Y esto está depositado en los huesos, así que una poderosa herramienta de sanidad, es hazme oír gozo y alegría, y entonces se recrearán mis huesos.

Los conflictos emocionales secan los huesos. Y esencialmente los conflictos de pareja. Los conflictos de pareja no resueltos, secan los huesos y pueden traer enfermedades al cuerpo. Si tú tienes hoy un conflicto con tu pareja, es indispensable que lo arregles lo antes posible.

(Proverbios 12: 4) = La mujer virtuosa es corona de su marido; más la mala, como carcoma en sus huesos.

Carcoma a sus huesos, lo mismo que hace una termita con la madera. La termita va comiendo, va comiendo y va comiendo. Y esos tremendos conflictos entre los esposos, esos tremendos conflictos entre familia, aunque en este texto específico, Salomón se refiere a la mujer.

De que la mujer virtuosa es la corona, el adorno de su esposo. Pero la mujer que no es corona, dice la Biblia, carcome los huesos. Y eso no tiene que ver con una figura literaria, eso tiene que ver con algo literal, con conflictos matrimoniales no resueltos, que comienzan a hacer que los huesos del cónyuge se enfermen. Los huesos también son usados en la Biblia como sinónimo de fariseísmo.

(Mateo 23: 27) = ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

Noten que en la Biblia hay dos tipos de huesos: los huesos de los vivos y los huesos de los muertos. Los huesos de muertos ya no generan absolutamente nada. Pueden conocer la Biblia, pueden conocer la ley, pueden ser religiosos, pero son huesos de muertos, ya no tienen vida.

Ya no irrigan absolutamente nada. Lo único que irrigan es maldad, enfermedad y pudrición, porque cuando se acaba la vida, entonces la sangre se coagula y el cuerpo se pudre. Un cristiano sin vida, apesta. Los religiosos apestan. Jesús detesta a la gente religiosa.

Es más; hemos encontrado en la Biblia que hay cautiverios espirituales. ¿Cuántos de ustedes creen que haya cautiverios espirituales? Pero la Biblia es mucho más precisa de lo que se cree. Si buscamos, hay una parte de ella que dice que una parte del cuerpo es la que está cautiva en una región del infierno. Y lo que es cautivo, son los huesos.

(Salmo 141: 7) = Como quien hiende y rompe la tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol.

Pregunto: ¿David está vivo o está muerto? Cuando él escribe esto, está vivo. Y él está diciendo que hay una región que se llama Seol, que es una región del inframundo, de cautividad. Y tenemos que entender que muchas personas tienen cautivos sus huesos.  

Dice que el Seol cautiva sus huesos. Y entonces nos ponemos a pensar por qué una persona podría tener sus huesos cautivos. Es como que el diablo tiene tu esqueleto, y dice que ese esqueleto, el tuyo, le pertenece. Tengo poder, tengo dominio, tengo autoridad sobre los huesos de él. Y encontramos una escritura tremendamente poderosa y esclarecedora al respecto.

(Ezequiel 6: 3) = Y dirás: montes de Israel, oíd palabra de Jehová el Señor: así ha dicho Jehová el Señor a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles: he aquí que yo, yo haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos.

(4) Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.

(5) Y pondré los cuerpos muertos de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y vuestros huesos esparciré en derredor de vuestros altares.

Aquí podemos ver que la causa por la cual la gente tiene cautivos sus huesos, es la idolatría, a causa de haber hecho altares, a causa de haber adorado santos. Tú no lo entiendes, pero en el momento en que tú estabas haciendo ese rito, esa adoración, tú fuiste cautivo. ¿Y qué fueron cautivos de ti? Tus huesos.

Todo esto es bíblico ciento por ciento, no estoy inventando ninguna fantasía para entretener aburridos o asustar viejitas. Dice que Dios va a permitir que los huesos de los que adoran ídolos sean cautivos. Y se trata de personas, porque los espíritus no tienen huesos. Haz esa relación porque es importante: los espíritus no tienen huesos, los cuerpos sí tienen huesos.

(Lucas 24: 39) = Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Es notorio que Jesús resucitó con un cuerpo glorificado, cierto, pero ese cuerpo tenía carne y tenía huesos. Y ellos se asustaron, y decían que era un fantasma, que era un espíritu. Y Jesús les dice que no, porque los espíritus no tienen huesos. La vida del ser humano, está en los huesos. El espíritu del ser humano está en los huesos.

(Ezequiel 37: 1) = La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, (Nota que esto fue una revelación), y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

(2) Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. (¿Cómo dice que estaban? Secos. Es decir que no eran huesos vivos, no irrigaban sangre, eran huesos muertos, calaveras, esqueletos)

(3) Y me dijo: Hijo de hombre, ¿Vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.

(4) Me dijo entonces: profetiza sobre estos huesos, y diles: huesos secos, oíd palabra de Jehová. (Noten que los huesos pueden oír. Huesos secos, oíd palabra de Jehová. ¡Los huesos oyen! ¡Aunque estén muertos! Los huesos siguen oyendo, si no Él no les diría que oigan. Hay un poder espiritual en los huesos)

(5) Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos; he aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. (Pregunto: ¿Adónde entró el espíritu? En los huesos. ¿Dónde está el espíritu, entonces? En los huesos.)

(6) Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

(7) Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se junaron cada hueso con su hueso.

(8) Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu.

(9) Y me dijo: profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

(10) Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo.

(11) Me dijo luego: hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos.

(12) Por tanto, profetiza, y diles: así ha dicho Jehová el Señor: he aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel.

(13) Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.

(14) Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.

¿Quieres dudar? Duda, pero si en los huesos está la médula ósea, si en la médula ósea se produce la sangre, si en la sangre está la vida, el espíritu tiene que estar en los huesos. Sigo, y pretendo simplemente que lo que voy a decirte, lo tomes con madurez espiritual, sin religiosidades y mucho menos sin denominacionalismos castrantes.

Y te lo digo porque, si estás desprevenido, no abriste tu Biblia en este día o estás distraído, algunas de estas cosas te pueden sonar a brujería o a hechicería. Menos mal que tú me conoces y ya sabes muy bien que no soy ningún brujo.

Los huesos tienen, indudablemente, un poder espiritual. Si no fuera así, -atención con esto-, los brujos no los usarían. Y parte de sus actos, tienen que ver con usar huesos. Vamos a ver en la palabra lo que ha salido revelado.

Hago claridad en algo muy específico y puntual: los huesos no se deben tocar, no se deben guardar, no se deben usar para nada, está prohibido en la Biblia, porque eso se llama necromancia. Los huesos son una puerta espiritual entre el mundo de los demonios y el mundo físico.

Los que estudian medicina y hacen prácticas con huesos, tienen que orar y cubrirse antes de colocar sus manos sobre esos huesos, porque pueden sufrir alguna clase de transferencia. En los huesos queda toda la información espiritual de la persona, después de muerta.

Los huesos tienen que ser enterrados o tienen que ser quemados. De ninguna manera es santo llevarse huesos o cenizas de muertos a tu casa, o utilizarlos como amuletos en tu billetera. Eso no se hace y no sólo por higiene o delicadeza: es peligrosísimo.

Hay mucha gente que guarda las pequeñas uñas de sus pequeños hijos como recuerdo. O el ombligo, o mechones de sus primeros cabellos. Déjame decirte que eso de ninguna manera se debe hacer. Y no es algo que se me ocurra a mí porque amanecí con ganas de jugar a la prohibición.

(1 Reyes 13: 2) = Aquel clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: altar, altar, así ha dicho Jehová: he aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.

Le está hablando a Jeroboam. Recuerda que el que dañó toda la historia de Israel fue este hombre, Jeroboam. Y Dios le da una palabra a un profeta, porque a los huesos sólo los puede usar un profeta, si es que el Espíritu Santo lo dirige a usar huesos.

Nadie puede usar huesos. Y Dios da la palabra: nacerá un varón que se llamará Josías, y él va a profanar tus altares. Y tomará huesos de hombres, y quemará los huesos, y rociará las cenizas sobre el altar, y el altar quedará profanado.

Pero además, rociará esa ceniza sobre ti, porque tú tienes que morirte. Está en la Biblia que con huesos se puede matar a una persona. Si el tema te parece falto de delicadeza o no te agrada, arranca esa página. Pero vamos a seguir mirando, porque hay algo más profundo, todavía.

(2 Reyes 23: 16) = Y se volvió Josías, (Ya nació, este era sobre el que habían profetizado), y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.

(17) Después dijo: ¿Qué monumento es ese que veo? Y los de la ciudad le respondieron: este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.

(18) Y él dijo: dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.

Acá hay dos tipos de huesos: los primeros, son los huesos naturales, los huesos de gente natural. Los huesos de gente natural, servían para profanar un altar. Los quemaban, y profanaban un altar. El segundo tipo de huesos, son los huesos de los santos. Y el hueso de los profetas.

Sobre los huesos de los profetas, podía quedar la unción del profeta. Y él dijo: no toquen los huesos de ese profeta que dio la palabra, dejen ese altar allí, quieto. Con los huesos se pueden hacer cosas. Y es realmente interesante comprobar que, cuando equipos especializados en liberación liberan casas, suelen encontrar huesos enterrados en esas casas.

(Jeremías 8: 1) = En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; (2) y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

Nota aquí que a los huesos de ellos los están sacando y los están poniendo al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo. ¿Cómo se llama eso? ¿Cómo se llama adorar el sol? ¿Cómo se llama adorar la luna? ¿Cómo se llama adorar el ejército del cielo, que son las doce casas del zodíaco? Brujería.

Y a causa de sus brujerías, sus huesos quedaron contaminados. Y él dijo: tienen que ser esparcidos y tienen que ser puestos ante lo mismo que ellos hicieron. Vamos a 2 Reyes 13. ¿Cuántos se acuerdan que Elías le dio la unción a Eliseo? Yo soy Elías, le dijo a Eliseo: ¡Eliseo, mi manto! Pero Eliseo se murió y no le pasó el manto a nadie. La unción de él, se quedó en sus huesos. Él se murió, y lo enterraron. Y mira lo que pasó.

(2 Reyes 13: 21) = Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.

Pregunto: ¿Hay poder en los huesos de un santo, sí o no? Terrible. Porque él no entregó el manto, él no lo entregó. Y dice que venían con el muerto, y vieron a una banda. Y se dijeron: ¡Nos van a atacar! Y muertos de miedo agarraron al muerto y lo tiraron en el primer pozo que encontraron.

Pero resulta ser que ese pozo era el sepulcro de Eliseo, y el muerto cayó y se encontró con los huesos de Eliseo. Y cuando el muerto toca los huesos de Eliseo, el muerto resucita. Eso es lo que dice allí, no lo estoy inventando ni lo escribió un brujo a esto. Y tampoco lo estoy interpretando, lo estoy leyendo.

De allí sacamos que hay poder en los huesos. Tanto poder hay en los huesos, que Dios enterró a Moisés. ¿Te imaginas lo que hubiera hecho Israel si hubieran encontrado los huesos de Moisés? NO hubo nación más idólatra y hechicera sobre la faz de la tierra, que Israel.

Y él se murió, y dice la Biblia que Dios lo enterró. Porque detrás de los huesos de Moisés, estaba Satanás. Judas 3, dice, que Satanás contendía con Miguel por el cuerpo de Moisés. Y miguel dijo que Dios lo enterró.

Algunos aseguran que Satanás hasta hubiera podido producir clonaciones humanas con los huesos de Moisés. Porque Moisés murió, y ya estaba siendo transfigurado antes de morir. Su rostro resplandecía después de ver la gloria de Dios. Y mira lo que profetiza David.

(Salmo 34: 20) = Él guarda todos sus huesos, ni uno de ellos será quebrantado.

¿De quién está hablando? ¿Recuerdan ustedes que cuando fueron a la cruz, dijeron que tenían que morir rápido, y para lograrlo tomaron un palo y les quebraron los huesos a los ladrones. Pero cuando llegaron a Jesús, él ya había muerto, para que se cumpliera la escritura que decía que ninguno de sus huesos sería quebrado.

(Juan 19: 32) = Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él.

(33) Más cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.

(34) Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

(35) Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.

 Durante mucho tiempo se creyó, por simple deducción y conjetura, que el que lo había visto y daba testimonio, era el propio Juan. Sin embargo, algunos ministros han creído interpretar que el que realmente vio lo sucedido y estaba totalmente habilitado para dar ese testimonio, era el mismo soldado que lo traspasó con su lanza, de quien se supone que luego de esto, se convirtió al evangelio.

(36) Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la escritura: no será quebrado hueso suyo.

Los huesos de Jesús no podían ser tocados. ¿Por qué razón? Porque en los huesos estaba la vida. Y porque Él tenía que resucitar al tercer día. Y por esa razón sus huesos no podían ser tocados. Siempre se dijo, muy pocas veces se entendió, ¿Verdad?

(Salmo 53: 5) = Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo, porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti. Los avergonzaste, porque Dios los desechó.

En nuestra intercesión necesitamos orar para que Dios esparza los huesos de nuestros enemigos. ¡No es un invento macabro! David lo dice en este salmo. ¿Y dónde va esto? ¿Por qué son tan importantes los huesos en la Biblia? Muy simple: porque la iniquidad está en los huesos.

(Salmo 31: 9) = Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

(10) Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. (Nota que por causa de la iniquidad, los huesos están consumiéndose. Pero hay un texto mejor, todavía).

(Salmo 109: 18) = Se vistió de maldición como de su vestido, y entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos.

¿Cómo empieza el versículo? ¿Y cómo entró esa maldición al cuerpo? Como aceite en los huesos. Así es que, la iniquidad, es un asunto espiritual, una suerte de cordones espirituales, que también tienen su expresión física. Es un líquido físico un líquido tangible que entra en los huesos.

Y entra en los huesos desde el momento de la concepción. Por eso es importante el tema de los huesos en la Biblia. Porque la iniquidad está en los huesos. Esto te tiene que producir una pregunta: ¿Entonces, cómo hacemos para que ese líquido que físicamente está en los huesos, salga?

1 – Escribe el libro de las memorias. Escribe todo lo que encuentres, los pecados tuyos, los pecados de tus ancestros, hasta donde sepas, los pecados de tus hijos.

2 – Entra a la presencia de Dios y pide perdón por cada una de las cosas ahí escritas; tuyas o de tus antepasados.

3 – Ordena que sea desarraigada de tu alma y de tu espíritu, la iniquidad.

4 – Ordena que la sustancia física que produjo la iniquidad y que se alojó en tus huesos, salga de tu organismo. Aquí es donde estimamos que la boca de un cristiano, tiene que tener poder. Y el cristiano tiene que tener autoridad.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; penetra el espíritu, las coyunturas y los tuétanos. Conclusión: para que la gente sea libre, la palabra le tiene que penetrar hasta sus huesos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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diciembre 16, 2016 Néstor Martínez