Hoy quiero hablar sobre algo que tal vez hayamos leído en muchas ocasiones, pero no siempre tuvimos la idea o repentización para ahondarlo o profundizarlo. Leímos que Dios le dijo a Abraham que en su simiente serían benditas todas las naciones, así que creo que será muy importante conocer de qué se trata esa simiente de Abraham, y para qué existe.
Vamos a caminar a través de toda la Biblia, como casi es ya un clásico en esta Web, para poder acompañar y seguir a la simiente desde el principio hasta el fin, para ver quiénes son, para qué son y por qué son. Quienes son, por qué son y para qué son.
El propósito de este trabajo no es traer controversia. No fue jamás esa la idea y no lo será por más que en algún momento pueda parecerlo. Tienes mi palabra. Tiene que ser suficiente, viniendo de un hijo de Dios. Por eso es que en el inicio, quiero enfatizar nuestro deber como creyentes, en relación a la herencia de Dios.
Efesios 1 nos dice que Dios tiene una esperanza en nuestro llamado y en la herencia de los santos. ¿Cuántos saben que los santos tienen una herencia? Y voy a tomar en cuenta, en honra a todos ustedes que sé que son estudiosos, todas las variables de la lectura bíblica, aunque tú ya sabes en lo global no simpatizo demasiado con ello.
Porque una cosa es que hoy yo esté en oposición a todo lo que es ritualismo y teología vacía, y otra es que no haya tenido en algún momento que aprender lo mismo que tú. En principio, sabemos que la Biblia es un libro espiritual. Timoteo nos dice que pelees la buena milicia, Efesios nos da una armadura, Corintios nos da armas espirituales, Hebreos nos dice que llevamos una espada, pero nada de esto es literal, sólo son adjetivos que identifican características de la iglesia. Al igual que novia, árboles y otros.
A los que se olvidaron de las lenguas, adjetivo es un vocablo que describe una cosa o una función. La iglesia funciona de diversas maneras, y a cada una de esas maneras de su función, Dios le da un nombre. Somos sumisos como ovejas, pero somos militantes como soldados.
Somos firmes como el roble, y damos fruto como las ramas. Tenemos intimidad como novia y un sinfín de facetas más como cuerpo de Cristo. Lamentablemente se nos enseñó solo una: la novia. De ahí que, entonces, tenemos un ejército con faldas. Lo que faltan son pantalones.
El Reino de Dios tiene un rey, así que el Reino de Dios tiene que tener un pueblo. Para que exista un Reino, tiene que haber un rey, tiene que haber un pueblo que se someta al rey, y este pueblo tiene que tener un área en donde opera. El área donde opera se llama el Reino, el pueblo que opera se llama Reino, y tiene que tener un rey.
Ahora bien; este rey para ser rey, tiene que tener autoridad. Esta autoridad es su Reino. Su Reino termina donde comienza el reino de su vecino. Reino no es una palabra fantasma. El Reino es el área en donde tú tienes influencia. Y si tú eres rey, tu Reino es tu hogar.
Hay tres niveles de relación en el Reino. Siervos, una palabra que nosotros usamos mucho, tal vez demasiado. Sólo un problema: el siervo no sabe todo lo que dice el rey. Porque es siervo y vive en incógnita. Al siervo ningún rey le dice los misterios ni los secretos. El siervo es un esclavo.
Luego hay una etapa más íntima: amigos. Cristo dijo: ya no son mis siervos, son mis amigos. El amigo puede conocer, quizás, algunas de las cosas importantes del rey. No todas, porque el rey siempre se reserva algo más. Pero hay una etapa todavía más íntima, que se llama Hijos. Hijos de Dios.
Éste sí tiene derecho a saberlo todo, porque éste es el heredero. Si tú eres siervo, estás en la corte exterior. Si tú eres amigo, apenas estás en el Lugar Santo. Tienes que convertirte en un hijo, y saber que lo eres, para poder ingresar al Lugar Santísimo, donde habita el Padre, el Rey.
Ahora vamos a abrir nuestras Biblias en la carta a los Hebreos. Verás que suelo usar mucho esa carta. Lo que sucede que para mí, la carta a los Hebreos, es casi un resumen de toda la Biblia. Carta a los Hebreos, capítulo 1. Y dice el verso 3, hablando de Cristo:
El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
Porque ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, (Y esa palabra “engendrado”, allí, no tiene nada que ver con el nacimiento en un pesebre, sino con ser coronado como Hijo heredero a la diestra del Padre. Habla de un día distinto, lo ve como la plenitud de aquel que lo llena, lo ve como un Cristo coronado, uno que a través de lo que padeció aprendió obediencia, y por eso vino a ser autor, por eso se convierte en autor de nuestra salvación)
Y te voy a decir algo que quizás le moleste a tu mascota: si Cristo hubiera fallado, no podría haber sido, entonces, autor de nuestra salvación. Él tuvo que pasar todas las pruebas y vencerlas, para convertirse en autor. Él nació con perfección inocente, pero Adán también nació igual. Adán falló, pero Cristo fue perfeccionado en prueba, de manera que cuando vino la tentación, Él venció.
Son dos métodos distintos de perfección. Yo puedo decir que este micrófono que ahora estoy usando, es perfecto, sin haberlo probado. Porque visualmente, técnicamente, todo está en orden, pero cuando lo enchufo en el toma-corrientes, puede fallar. Nada se sabe si es perfecto hasta que se prueba.
Cristo es perfecto, porque fue probado. ¡Funciona! Son dos tipos de perfección, y ese día, fue engendrado hijo. Muy importante, porque a todos los que le reciben, Él les dio potestad de ser hijos. O sea: puede ser que lo recibas y nunca llegar a serlo. Esa es la diferencia por la cual algunos tienen victoria y otros no.
Alguien dijo alguna vez y yo lo escuché, que hay gente que ha sido concebida pero que nunca nacieron. Porque el que nace, nunca cae. ¡Animo! La palabra se pone más aguda cada vez. A los que le recibieron les dio potestad, el derecho de ser hechos hijos.
¿Y cuál es la diferencia? Que tú naces como un hijo, claro. Un niño, pero el hijo no hereda hasta que es maduro. Tienes que tener veintiún años. Y muchos nunca maduran. ¿Cuántos están entendiendo la diferencia? Un niño posicional, técnicamente, o un hijo manifestado.
Hay muchos teóricamente bendecidos, y viven en pobreza. Hay muchos que lo dicen por fe, pero esa fe lleva años confesándose y no se manifiesta nunca. Entonces, Jesús es hecho superior a los ángeles. En el mundo, antes del Nuevo Pacto. Son dos sistemas. Hay un sistema de leyes antes y un sistema de leyes después.
Hebreos 10 nos dice: quita lo primero, para establecer lo último. La razón por la cual muchos de los que están allí, hoy, escuchando esto, tropiezan con este mensaje, es porque no han quitado lo primero. No puedes añadir lo nuevo a lo viejo. No cabe. Quita lo primero, para establecer lo último.
Las leyes carecían de poder para hacer perfecta la conciencia. Porque eran leyes externas. No te vistas, no te pongas, quítate, no hagas, deja de hacer. No uses ese color, usa aquel color. Párate de esta manera, que no se te olvide la corbata. Eso fue capital en una época, pero ¿Sabes qué? Nada de eso perfecciona la conciencia. Por eso Dios lo sacó de en medio.
Y Cristo cumplió toda la ley, porque yo no la puedo cumplir. Entonces, yo sólo la cumplo cuando me refugio en Su Gracia. No es que yo la tenga que vivir. Es que Él la vive por mí, a través de mí. Él cambió las reglas, y dijo: salte del medio, yo juego por ti.
Por eso yo no sufro de dolores de cabeza por mis cuidados estéticos. Lo externo no es para despreciarlo, Dios nos hizo con ello. Pero no es para perder el sueño por su cuidado. Lo que sí me preocuparía, y mucho, sería darme cuenta que no tengo unción.
Los ángeles estaban encargados de aquel viejo pacto. Miren los versos 3 y 4 del capítulo 2. ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido primeramente anunciada por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales, prodigios y diversos milagros, y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
Noten, principalmente, que los milagros no son elementos que se necesitan para montar un espectáculo cristiano. Los milagros son sucesos que emanan de Dios mismo y tiene como finalidad suprema confirmar Su Palabra. Mira el verso 2. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución.
Fíjate que en contra de lo que se nos enseñó, los ángeles eran mediadores de la palabra. Los ángeles mediaban la palabra en el Antiguo Testamento. Rápido les voy a dar dos escrituras para confirmarlo. Hechos 7:53: Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Noten que los ángeles trabajaron efectivamente, acarreando la ley para nosotros. En los institutos bíblicos se los llama Teofanías.
Otra escritura, Gálatas 3:19: Entonces, ¿Para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Nota que la ley termina, en un momento dado. Todo tipo de ley. Y al concluir este verso nos queda más que claro que los ángeles sí tuvieron que ver con el acarreo del mensaje del evangelio.
Y eso, quiero advertirte, no empieza en Mateo, empieza en Génesis. Salmo 68:17 dice que: Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario. Creo que no es necesario que te aclare que la palabra millares, aquí, es ángeles. Y eso, en referencia a cuando llegó al Sinaí con los diez mandamientos.
Deuteronomio 33:2 dice: Dijo: Jehová vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció desde el monte de Parán, y vino de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha. Esta palabra que se traduce como “santos”, aquí, en el original hebreo, es la palabra ángeles.
Hebreos 12:22 dice: Sino que os habéis acercado al monte de Sion, la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles. Apocalipsis 5:11 añade: Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones. Cuando leemos “millones”, aquí, vuelve a ser la palabra ángeles.
Daniel 7:10 nos dice: Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Y eso no es nada, porque las cinco veces que aparece la frase “hijo de Dios” en el Antiguo Testamento, habla de los ángeles.
Déjame darte una escritura más porque es notorio que estamos pisando algunos viejos callos teológicos. Deuteronomio 32:8: Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, (Nota que aquí está hablando de repartir naciones) cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció límites de los pueblos, (Es decir que repartió autoridad territorial) según el número de los hijos de Israel.
Todo eso está perfecto, como si Israel tuviera territorios. Sólo un problema: cuando Dios reparte tierra, Israel no existe. Lo hizo en Génesis 11. La expresión “hijos de Israel”, es la palabra ángeles. Es por eso que, cuando Daniel está orando, se topa con un príncipe territorial, y tiene que orar veintiún días, para poder atravesar con su petición.
Y luego, el príncipe territorial de Israel, aparece en Daniel 12:1, y también tiene territorio jurisdiccional. O sea: él tiene jurisdicción sobre un territorio. Es decir que, cuando el hombre cae, Dios se ve obligado a mantener su plan en órbita, y pone ángeles territoriales para gobernar, y para ejecutar, y para administrar la esfera terrenal.
Claro está que en Daniel sólo menciona los negativos, aquí en Hebreos no está hablando de que si son buenos o son malos, sino que el sistema antiguo estaba siendo administrado por ángeles. Y ese es mi tema. Pero, lo que sucede es que en Hebreos capítulo 2 y el versículo 5, hay un cambio de ministración, y dice: Porque no sujetó a los ángeles, (O sea: despojó la autoridad de los ángeles en ese momento) al mundo venidero, (Y aparentemente habla de algo futuro, pero recuerden que el escritor de Hebreos es un escritor contemporáneo, y que vive de este lado de la resurrección. Él vio a Cristo vivir, él vio a Cristo morir, lo vio resucitar y ahora han pasado treinta años, y está escribiendo que el Antiguo Testamento, aunque todavía está operando, ya no está vigente que hay un nuevo pacto. No tras la orden de Aarón, sino tras la orden de Melquisedec. Todo el libro habla lo mismo. Entonces dice “mundo venidero”, y en el original dice: “un mundo que ha comenzado y progresivamente se revela. Se va revelando. Tiene una acción completada, y que sigue progresando. Y entonces dice que no sujetó a los ángeles al mundo venidero) del cual estamos hablando.
Entonces, pregunto: ¿A quién está delegado ese mundo? Muy importante, porque ahora los ángeles pasan a otro nivel de posición, y en el verso 14 del capítulo 1 de Hebreos, dice: ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?
Fíjate que los ángeles fueron creados con el propósito de ministrar para la iglesia, o los herederos de salvación. Pero al caer el hombre, Dios se ve obligado a seguir su plan y administrarlo en la tierra, a través de los ángeles. ¿Me sigues, no? ¿No te estás perdiendo en ninguna maraña teológica, verdad? Apenas estamos entrando en lo que quiero enseñarte, o recordarte si es que por alguna vía ya lo sabías.
Entonces, si sigues leyendo, vemos que nos habla de la resurrección de Cristo, y nos dice en el verso 9 que, aunque todo está sujeto a Cristo, porque él está coronado en gloria, y ha ascendido a la gloria, aún no lo vemos sujetado. Y nos comienza a hablar desde el verso 9 hasta el verso 14, que Cristo se convierte en muerte, y a través de la muerte vence a la muerte, y que la razón por la cual no vemos todo bajo nuestros pies, es porque precisamente, aún le tenemos miedo a la muerte.
Y por eso lo trajo a él, para que se te vaya ese miedo a la muerte. Entonces, como tememos la muerte, Cristo nos explica que él probó muerte. O sea: Cristo se convierte en el copero. En el Antiguo Testamento, los coperos probaban el vino, probaban la comida, para que el rey viviera tranquilo y sin problemas ni preocupaciones.
Cristo, entonces, toma el lugar de un copero y les dijo a los discípulos: Yo soy el maestro, pero estoy entre vosotros, sirviendo. No vino como tú rey. Vino a servirte y que tú te convirtieras rey para luego decidir someterte a Su reinado. Él se convierte en copero y gusta la muerte por ti, para que tú vivas tranquilo sabiendo que no vas a tener vida eterna, sino que ya la tienes.
O sea que, el día que tú te mueras, tú sólo vas a sentirte más liviano. Porque el que sufre es el que se queda, no el que se va. Nada te detiene. Si te quitan esa carcaza que llevas puesta, ni cuenta te das, sigues derecho a tu destino. Porque tú vives eternamente, no morirás jamás. Lo entiendes, lo vives, está vigente en ti, y por eso tienes autoridad en la tierra.
Entonces dice que todo esto lo hizo, y vamos a ver a quién se lo hizo. Capítulo 2 y verso 16, dice: Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, (O sea que no hizo todo eso por los ángeles ni para los ángeles) sino que socorrió a la descendencia de Abraham. A la descendencia de Abraham. ¿Sabes quiénes son esos? ¡Nosotros!
Hebreos 6:17 dice que Dios quiso mostrar la certeza de su juramento a los herederos de la promesa. Gálatas 3:28 y 29, dice que no hay judío. ¿Qué crees que significa eso de que no hay judío? ¿Sabes qué significa? Que no hay judío. Ni griego, ni esclavo, ni libre, ni varón, ni mujer. Sólo uno en Cristo. Y si estás en Cristo, eres descendencia de Abraham y heredero según la promesa.
Así que me temo que están hablando de nosotros, están hablando con nosotros y nos socorrió a nosotros. Y el mundo venidero que ya comenzó con la ascensión, debe ser administrado a través de nosotros. Porque no se lo dio a los ángeles, sino a la descendencia de Abraham.
O sea: el sistema planetario y toda la condición de la tierra, o es gloria o culpa de la iglesia. Piensa un ratito, porque esta te pega como a las cinco de la mañana, más o menos. Vemos claramente que la simiente es Cristo. Gálatas 3:16 nos dice que no es a las simientes, sino a la simiente, una sola, refiriéndose al Hijo del Altísimo.
Pero en su cuerpo, nacido por fe tras la promesa de Isaac, nos convertimos en simiente. Pero veamos dónde se remonta la promesa, y comencemos en Génesis. Vamos a terminar en Apocalipsis. Si puedes ver este plan de esta manera, muchos me preguntan cómo puedo aprender yo este tipo de mensaje. Pero no es un mensaje, no es una doctrina; ¡Es una mentalidad!
Está basada en lo siguiente: Dios hace sentido, Dios no es bruto, Dios no es fantástico, su palabra tiene sentido. No seas tan místico y tan fantástico y busca la realidad. Cuando entiendes a Dios de esa manera, toda la Biblia te toma otra tonalidad. Es un cambio en tu forma de pensar, no en tu doctrina.
Son fortalezas. Es cómo vemos a Dios. La palabra doctrina significa tu creencia en Dios. La mayoría de nuestras creencias en Dios las obtuvimos antes de ir a ninguna iglesia. Ya vinimos con nuestra doctrina. Lo que tú crees que Dios es. Y luego tú lo sirves de acuerdo a como tú crees que Dios es.
Si tú ves a Dios como a un Padre amoroso, puedes entrar en plena confianza con Él, jugar y reírte a carcajadas en su compañía. Eso no será obstáculo para que, si un día fallas o te equivocas en algo, vayas y le digas: “Perdóname, Papá; te fallé.” ¿Y qué crees que hará Dios contigo? ¿Qué harías tú con un hijo tuyo que te falle feo pero venga y te lo confiese pidiendo perdón? Si te llevas por el pacto de amor que tienes con él, lo perdonarás y esperarás que no vuelva a fallar. Si te riges por la ley, no creo que tu hijo llegue a cumplir los dieciocho, porque lo matas antes.
Por eso, dale gracias a Dios que tu pacto con Él tampoco es basado en ley, porque si así fuera, tú tampoco estarías vivo hoy. Génesis 12:1: Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
(2) Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
(3) Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Vemos aquí que el primer verso dice que Jehová ya le había dicho esto a Abram. No se lo está diciendo, se lo había dicho ya. Y le dice: Vete de tu tierra, transforma tu mente, transfórmate de Reino. No eres italiano, no eres argentino, no eres español, no eres mexicano. Tú no eres judío, tú no eres griego. Eres una simiente de otro lugar. No has nacido de voluntad de hombre.
Aquel hombre al que llamas padre, fue sólo un instrumento en la mano de Dios. Aquel hombre murió, tú volviste a nacer, de una simiente incorruptible. Has nacido de arriba, tienes una ciudadanía distinta. No eres de abajo, eres un hijo de Dios. ¡Sal de tu tierra!
Número dos: sal de tu parentela. Sal de tu espíritu cultural. Sal de tu costumbre. Sal de tu tradición. No pierdas tiempo en lo que tú cultura pierde su tiempo. Invierte tu tiempo de manera divina, sé disciplinado. Número tres: sal de tu casa. Sal de tu morada. Muévete con la nube. Nunca acampes con estacas muy profundas. Estate dispuesto a moverte todo el tiempo.
El Reino de Dios es un Reino progresivo y cambiante. Tres requisitos. Abraham puede ser un sinnúmero de cosas para ti, pero primero, sal de la tierra, sal de tu parentela y sal de tu casa. Y búscalo en tu Biblia: todo el que hizo algo para Dios, tuvo que pasar por estos tres requisitos.
Tus planes, tu vida, tienen que ser introducida y sumergida al plan de Dios. Porque Dios y su plan, no caben en tu agenda. Dios no se va a conformar ni se va a adaptar a tus tradiciones culturales. Él es rey. En Éxodo 3 nos dice que Dios le dice al pueblo: te saqué para introducirte. O sea: salimos para entrar.
Y sí; son muchos los que salieron del mundo, pero se quedaron en el Limbo; no entraron aún en el Reino. Y ese es el problema, por eso no entiendes. Porque a vosotros les es dado a conocer, pero a los que no entran, no. Pero cuando tú entras, cuando Dios sabe que en tu corazón eres uno con Él o no. Porque tú puedes andar por la vida diciendo que Cristo es todo en tu vida, pero Dios enviará a alguien que te pregunte tímidamente: ¿De verdad? Y esperará que respondas con seguridad y certeza: ¡De verdad!
Abraham salió y entró. Hebreos 11 nos dice que Abraham salió sin saber para dónde iba. Pero luego nos dice: y habitó. Llegó. El hecho de que no sabía para dónde iba, no quiere decir que se perdió. Él no sabía, pero Dios sí. Él llegó. El verso 2 está lleno de grandes promesas. Dice haré de ti. Fíjate; antes de Dios darte nada, te hace. Antes de Dios añadir nada a tu vida, primero te hace. Haré de ti.
Y esto es muy importante, porque Israel una vez pidió un rey. En Hechos 13:21 dice que Israel pidió un rey, y Dios les dio a Saúl. Pero luego, sin embargo, levantó a David. Ahí aprendes que lo dado perece, mientras que lo levantado es lo que permanece. Para que Dios pueda hacer cualquier cosa contigo, primero tiene que hacerte.
Abraham tiene setenta y cinco años, y déjame contarte una historia sin olvidar que estamos enseñando. Sale de Aram con un individuo llamado Lot. Aquí vemos siete promesas que están anticipadas por tres requisitos. Porque toda promesa de Dios, tiene requisitos, estén escritos o no.
Toda palabra profética es condicional. Cuando la voluntad de Dios es revelada al hombre, se topa con la voluntad del hombre. Y resulta ser que el hombre tiene libre albedrío. Escoges tú: vida o muerte. Cuando Dios profetiza, revela lo que Él quisiera para ti. Sin embargo, va a depender de ti someterte o no a lo profetizado.
Hace quince años un profeta del Señor, anónimo, desconocido antes y ahora, me miró y, sin conocerme y sin saber absolutamente nada de mí ni de lo que era o hacía, porque él era extranjero, me profetizó que mi voz iba a ser escuchada en todas las naciones. No dijo que yo iba a ir a todas las naciones, dijo que MI VOZ iba a ser escuchada en todas las naciones.
¿Y sabes qué? Yo dije amén, tomé esa palabra como cierta y empecé a moverme hacia adelante, sin saber dónde iba, todavía. Dios hizo todo lo demás y aquí estoy. Hoy, mi voz se escucha en todas las naciones. Punto. Pero, si me hubiera quedado sentadito en aquel banco esperando que todo eso llegara volando, ahí estaría todavía, mucho más viejo y, todavía sentado…
Siete promesas. Dice: haré de ti, te bendeciré, te voy a engrandecer, serás bendición, bendeciré al que te bendiga, maldeciré al que te maldiga, y serán benditas en ti todas las familias o naciones de la tierra. Hay siete promesas, y una de ellas es repetida dos veces.
Cuando Dios quiere enfatizar algo bíblicamente, usa la voz de la recurrencia, que es cuando repite dos cosas en el espacio de uno o dos versos. Dijo lo siguiente: haré de ti, te bendeciré, te voy a engrandecer, serás bendición. Propósito. Y luego dice: bendeciré al que te bendiga, y voy a maldecir al que te maldiga, y serán benditas en ti todas las familias. Serás bendición.
Vemos que dos veces incrusta el propósito dentro de la promesa. Le dice a Abraham la razón por la cual quiere hacer eso. Y no porque Abraham fuera lindo. Abraham era de Ur de los Caldeos y andaba adorando toneladas de dioses; era un gentil. No había judíos. Era un hombre pecaminoso. Pero el mejor intérprete de la Biblia, es la propia Biblia.
Y vemos que el Nuevo Testamento nos habla de esta promesa, pero le llaman con otro título. Gálatas capítulo 3. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, (O sea: no es cierto que estamos aquí porque los judíos no quisieron. Ya van dos veces que te lo compruebo. Todavía no existe un judío, y ya Dios promete a un gentil bendición) dio de antemano la buena nueva (Esto es: el evangelio) a Abraham, diciendo: en ti serán benditas todas las naciones.
¿Cuál es el evangelio? Que va a venir una nación que será capaz de bendecir a todas las naciones. ¡Hay buenas nuevas! ¡Hay esperanza! Hay un pueblo que dejó un lugar que trasciende a todas las tinieblas y te puede bendecir, porque tiene el poder espiritual y las riquezas para hacerlo.
¡Esas son las buenas nuevas! Ese es el evangelio. ¡Arrepiéntete! Hay una nación que quiere darte ciudadanía. En ti serán benditas todas las naciones. Así que no somos una segunda opción. Y esto es importante, porque si tú te crees que en el evangelio entraste por segunda opción, es igual que pienses en tu mente que perteneces a un país del Tercer Mundo.
Y lo que se ha manifestado en el país del tercer mundo, por la forma en que piensa de él mismo, es lo que se te va a manifestar a ti en tu camino con Dios por pensar igual. La culpa no es del país, es de la mentalidad. Sólo hay un mundo. ¿De dónde salen tres?
No crean todo lo que se te diga, confiesa la verdad hasta que se manifieste. Sean pacíficos, pero no sean pasivos. La pasividad nunca avanza en el Reino de Dios. Todos los pasivos murieron en el desierto, pero tú y yo hemos salido para entrar. Somos gentiles los unos con los otros y nos amamos, pero para entrar, hay que despojar.
Juan 10:16, dice, está hablando Cristo: También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Mucho antes de que el judío tuviera una oportunidad de decidir. ¿Más escrituras?
Efesios 2:13-15 dice: Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.
Romanos 3:30: Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. Efesios 2:18: Porque por medio de él (Que es Cristo), los unos y los otros (Los judíos y los gentiles) tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. (Judíos y gentiles tienen entrada por la misma puerta y por el mismo Espíritu.)
Gálatas 3:7: Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son los hijos de Abraham. Vuelve a Génesis, y continuemos buscando la promesa. Génesis 12. Vimos ahí las siete promesas, pero luego Dios sigue introduciendo su plan a través de la Palabra. Y en Génesis 18 vuelve a repetir la promesa.
Génesis 18 versículo 18. Cuando los ángeles vienen a visitar Sodoma y Gomorra para inspeccionar la condición, Abraham se encuentra frente a ellos y Dios dice: no voy a ocultar de Abraham lo que voy a hacer, porque yo sé que él mandará sus hijos tras mi ley.
Y dice el verso 18: Habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra. Está hablando de las siete naciones de la tierra, y nota que de las siete, sólo se repitió una. Serán benditas todas las naciones de la tierra.
Capítulo 22. Aquí vemos el lugar que se llama Jehová Jireh. Todo el mundo le da ese nombre a Dios. Pero aquí la palabra dice que Dios llamó así al lugar. Es un lugar en el monte de sacrificio. Tú no puedes encontrar provisiones en el llano. Tienes que entrar en el monte de sacrificio, entregar lo más preciado, entregar todos tus ídolos, entregar a todos tus Isaac, entregar a todo lo que se ubica entre tú y Dios, todos tus planes, todas tus agendas.
Cuando lo sacrificas en el Monte Moriah, ese es un lugar de altura en Dios, de intimidad en Dios, de confianza en Dios que desata la bendición de Dios. La vida casual, nunca desatan las bendiciones de Dios. ¡Tienes que subir al Monte Moriah! Se llama el monte Jehová Jireh.
Si no, todo el mundo sería bendito, porque Jehová Jireh ama a todos igual. Ve tomando nota, porque estos son accesorios, extras, no es el estudio central. Génesis 22:15: Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, (16) y dijo: por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu único hijo, (Noten por qué lo hizo) (17) de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
Escucha: tu descendencia es la iglesia, las puertas es el lugar de autoridad, de consejo y estrategia de cualquier ciudad. En otras palabras: todo el consejo del infierno, toda la autoridad del infierno, toda la sabiduría del infierno, tiene que ser tragada y poseída por la descendencia de Abraham, confirmando el mensaje del hombre.
En tu simiente, (Nosotros) serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz. Vuelve a repetirse la misma y única promesa de las siete, sólo sigue corriendo dentro de la Biblia, esta. Génesis 24. Están buscando la novia de su hijo, Rebeca. Rebeca viene a ser la novia, gentil.
Verso 60 del capítulo 24: Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos. Una vez más, vemos a la iglesia gentil en tipología, poseyendo las puertas del infierno.
Génesis 26, versículo 4. Nuevamente reconfirma Dios a través de la Escritura, su promesa para la simiente. Versículo 4, ahora habla con Isaac: Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente.
Fíjate que, aunque te suene repetitivo, parece ser que a Dios se le ha metido en la cabeza que la iglesia sea una bendición. Sin embargo, la iglesia, queriendo conocer el futuro, ha creado un bloque mental. Número uno: nadie conoce el fin. Número dos: no interesa ni viene al caso.
Número tres: se hace más claro a medida que nos acercamos. Número cuatro: la doctrina que se nos ha enseñado muy probablemente es errada, porque nadie sabe; Cristo mismo dijo: nadie sabe. Y hemos cometido el error de elevar la doctrina a nivel de autoridad en la palabra, y hemos creado un monumento con ella. A mí no me gusta la doctrina esa, porque creó pasividad, termina en destrucción.
Termina entregándoselo al anticristo, termina con caos. De tal manera que obliga a Cristo a tener que rescatarnos. Y si Él nos va a rescatar, pues entonces a mí no me queda otra que esconderme mientras tanto, y ser un miserable, pobre y humilde siervo de Dios parado en una esquina, esperando que alguien me rescate de mi propósito.
Israel siempre hablaba de tiempos finales, refiriéndose a la cruz. Y que la escatología, es el último logos. Escatólogo. Logos, de la palabra, Cristo, Esca, último tiempo. Se refería a la venida de Cristo. ¡Ya vino! Así es que, cuando vamos al Antiguo Testamento, escatología, es futura. Pero, cuando estamos en el Nuevo Testamento, escatología, ya aconteció.
¿Y qué va a pasar mañana? ¡Y qué sé yo! Y tampoco me interesa, estoy muy ocupado hoy. Baste a cada día su propio afán. En la medida que nos acerquemos, vamos a saber un poco más. Mientras tanto, manos a la obra.
(Génesis 28: 14) = Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.
Recuerden que hemos establecido que la simiente es la iglesia, así que quita ya tu mente del viejo Israel. Este trabajo se construyó como se debía construir. Empezamos por establecer que la simiente era la iglesia. Ahora han pasado veinticinco años, y nace Isaac. Y éste no nace por voluntad de hombre, nace por el Espíritu.
Es la promesa de Dios. Isaac tiene como hijo a Jacob. Malísimo el muchacho. Gentil, también, como su padre; y gentil como su abuelo. Todos gentiles. Y ahora están siguiendo a un Dios que nunca han visto. Ahora tienen un poco más de fe, porque han nacido de una manera sobrenatural. Pero siguen siendo gentiles.
Pero Jacob llega a un lugar llamado Peniel. Peniel significa “el rostro de Dios”. ¡Claro! Si cualquier persona se topa con el rostro de Dios, cambia. Por eso es que siempre decimos que, si tú has nacido de nuevo, cambias sí o sí. Y si no cambias, es porque quizás aún no has nacido de nuevo.
Jacob, entonces, se topa con Dios por primera vez, en Génesis 32:28. Y es la primera vez en toda la Escritura que vemos, no el nombre, sino la palabra Yisrael; Israel. Significa Prevalecer con Dios. Se compone de dos palabras. Tsará, que significa Tener poder o ser príncipe con Dios, más que vencedor o prevalecedor, fíjate los términos, y Elh, de Elohim, que significa poderoso, deidad o fuerza.
O sea: convertirse en más que vencedor por haber conocido al Todopoderoso. El ´termino aparece dos mil cuatrocientos ochenta y tres veces en el Antiguo Testamento, y siempre significa lo mismo, en todas sus conjugaciones. Tremenda revelación.
En el Nuevo Testamento, la palabra en distintas formas, (Israel, israelitas, israelíes) aparece setenta y ocho veces, y siempre significa lo mismo que las dos mil cuatrocientos ochenta y tres veces del Antiguo Testamento. No cambia. Nombre adoptivo de Jacob. O sea, estamos hablando de un apodo, de un sobrenombre. Como si habláramos de un español apodado Pepe porque se llama José, o Pancho porque tiene por nombre Francisco.
Pero, como ahora es un vencedor, le decimos por ahí: “El Israel”. Pero su nombre era Jacob. Escucha. Romanos 8:15: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Gálatas 4: Cuando éramos niños ignorantes, éramos esclavos de este mundo; pero cuando llegó el cumplimiento de los tiempos, Dios envió a su Hijo, con el propósito de adoptar hijos. Por tanto, ahora somos hijos. Efesios 1:5: En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
El ser un prevalecedor con Dios por haberse topado con Dios, es el apodo que se le da a todo el que hace lo mismo. Sea judío, griego, mexicano, argentino o chileno. Es un apodo. Si queremos hablar idiomáticamente de manera correcta, un adjetivo que describe algo que se ha hecho.
Escúchame: Abraham era gentil. Entonces, por nacionalidad, su hijo también. Y aunque es por promesa, hay relación sexual y todavía tiene naturaleza pecaminosa. Sólo es tipología de que la fuerza viene del Espíritu, porque Abraham ya estaba viejo, pero hubo simiente natural. Sigue siendo gentil por causa de su padre.
Jacob sigue siendo gentil. Ahora le dieron un apodo, pero no le cambian la nacionalidad. Ahora, están muertos todos, y Jacob tuvo doce hijos. Y como eran hijos del Israel, les llamaban: israelitas. Todos gentiles. Sígueme con cuidado, no te espantes. Son doce tribus. Se convierten en una nación. La palabra nación significa un grupo de gente que está definida por ética, o por geografía, o por política, o por credo. Esta gente, era nación por credo, no por tierra, ni por geografía, ni por política ni por ética.
Al igual que tú puedes ser mexicano y yo argentino, pero por credo, somos una nación. Ahora, todos los gentiles entran en cautiverio. Y están cuatrocientos años cautivos por el mundo, de Egipto. Reciben la Pascua de Dios, y son bautizados en el Mar Rojo. Mira la tipología de Dios.
Ahora entran en el Sinaí, a comenzar un nuevo viaje, porque han tenido una nueva experiencia, y no ya un solo hombre, sino toda una nación. Podríamos asumir y decir sólo para explicar el el mensaje, que Israel o Jacob tuvo una experiencia y nació de nuevo, entre comillas, pero las tribus no, hasta que experimentaron la Pascua, y como nación, otra vez entre comillas, es tipología, nacen de nuevo.
Y en un solo día ocurre el milagro más grande de toda la Biblia: todos son sanos simultáneamente. Todos eran enfermos, débiles, castigados por látigos y cargas pesadas. Tenían tuberculosis, tenían artritis, tenían vejez, tenían de todo. La palabra dice que no había ni un enfermo cuando salieron de Egipto. Y no se enfermaron durante cuarenta años. Movimiento soberano de Dios, todo muere en la cruz cuando naces de nuevo.
¿Qué pasa? Ahora Dios los reúne en el desierto, y les va a decir quién es y qué quiere. Éxodo 19. Verso 4: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
(5) Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, (Requisito), y guardareis mi pacto, (Requisito número dos), vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. (La tierra, toda la tierra, es de Dios; nunca fue de Satanás; ni lo será)
(6) Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que les dirás a los hijos de Israel.
Doce tribus de gentiles acaban de nacer de nuevo, de ser bautizados, y compraron una Biblia. Y se les dijo dos cosas: Escucha mi voz y obedece. ¿Qué pasa? Dos requisitos: dar oído a mi voz y guardar mi pacto. Tres promesas: especial tesoro, reino de sacerdotes y gente o nación santa, la misma palabra.
¿Y qué acontece? En el próximo capítulo, que es el 20 y en los versos del 18 al 21, rehusaron la voz de Dios. Le dijeron a Moisés: no queremos oír la voz de Dios. Sube tú y tráenos un mensaje dominguero. Violaron el requisito número uno: no escucharon su voz.
Más adelante, capítulo 31 hasta el 34, vemos que Moisés se ve obligado a quebrar las tablas de la ley, porque mientras él las recibía, el pueblo no las guardaba. Hicieron el becerro. Requisito número dos: no escucharon su voz, ni tampoco guardaron su ley. Se anuló la promesa.
Rechazaron el derecho a un sacerdocio universal; una nación entera de reyes y sacerdotes, para bendecir al mundo. Entonces, Dios se ve obligado a introducir un prototipo y un sacerdocio levítico para sustentar la promesa. Y todo para un pueblo que sí obedeciera la voz y guardara el pacto.
En su mente, no era especial para el judío; porque en su mente él sabía que no había ningún judío, todos eran seres humanos. Lo que él hizo fue escoger lo que tenía. ¿Cómo lo sé? Deuteronomio 7. Mira lo que dice el verso 7: No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
Ahora ya lo estás entendiendo. A Dios, a veces, le gusta trabajar con lo peor, para él llevarse toda la gloria. Verso 8: sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
¿Y qué pasó? Pasó que pasaron los años y ellos siguieron cargando los ritos, las simbologías y todas esas cosas. Y cruzamos al Nuevo Testamento, mateo 21. Cristo vino a los suyos, y nuevamente no lo reconocen. Vino a empezar por ahí, porque ellos debían entender.
Tenían la ley todo el tiempo con ellos, y la ley hablaba de Cristo. Y Cristo les decía: vosotros escudriñáis las Escrituras diariamente, creyendo que en ella tienen eterna salvación. ¡Todos andaban buscando lo mismo! ¿Pero no se dan cuenta que ellas hablan de mí? ¿Tan tozudos, son que no se dan cuenta que soy yo la salvación?.
Y dijeron: Queremos un rey fuerte, literal, político, que nos libere de los romanos. Y él: ¡No! ¡Te equivocaste! Es universal, espiritual. No solo de los romanos, ¡De Satanás también! Pero ellos estaban obsesionados con que querían un rey fuerte. Y entonces les dice lo siguiente.
(Mateo 21: 33) = Oíd otra parábola: hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. (Israel)
(34) Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió a sus siervos (Los profetas) a los labradores, para que recibiesen frutos.
(35) Más los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. (Hoy, gracias a Dios, no son tan violentos. Pero te cierran las puertas y empiezan a decir que eres hereje. Es una forma mucho más simple de matarte. No tienes puertas, no comes, te mueres.)
(36) Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
(37) Finalmente les envió su hijo, diciendo: tendrán respeto a mi hijo.
Y ahí viene cuando yo recién hace no tanto tiempo me di cuenta que había estado equivocado con esta escena. Yo siempre creí que ellos no sabían que era el Hijo, que lo habían rechazado, es cierto, pero que lo habían hecho en ignorancia, pero no. Cristo les dice en su sabiduría, a través de la parábola:
(38) Más los labradores, (Los administradores de la revelación, Israel, ya que ellos traían lo que era para todo el mundo, sólo porque Dios los escogió a ellos) cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
(39) Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. (Hebreos dice que Jesús murió fuera de la ciudad. Lo mataron a sabiendas. El judío sabía lo que hacía)
(40) Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿Qué hará a aquellos labradores? (Esto es: cuando el Señor venga en su Segunda Venida, ¿Qué crees tú que hará con esos que mataron a sabiendas?)
Detente. Pon el dedo ahí y no leas más. Isaías 5. Verso 1: Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado en su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
(2) La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar, y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
(3) Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí (Dios) y mi viña (Israel).
(4) ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?
(5) Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña; le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada.
(6) Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
(7) Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
Mateo capítulo 21. Los fariseos empiezan a temblar. Se están dando cuenta que a Cristo se le están encendiendo los ojos. Y Cristo les dice: ¿Qué crees tú que debo hacer yo con la viña? Enseguida la computadora de los fariseos empezó a producir un zumbido y uno de ellos, el más rápido en Informática, exclamó: ¡Isaías 5, Señor, ten misericordia! ¡Se está manifestando la palabra delante de nuestros ojos!
Mateo 21: 41: Le dijeron: a los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
(42) Jesús les dijo: ¿Nunca leíste en las Escrituras: la piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
(43) Por tanto os digo, que el Reino, (Que la autoridad, que la administración) de Dios será quitado de vosotros, (Israel) y será dado a gente que produzca los frutos de él.
(44) Y el que cayere sobre esta piedra, (Como Jacob) será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
(45) Y oyendo sus parábolas los principales y los fariseos entendieron que hablaba de ellos.
¿Y la iglesia no? ¡Qué raro! El Reino, el derecho, ahora le corresponde administrar a la descendencia de Abraham. Pero, ¿Ahora qué pasa? Que Pablo nos explica en Romanos capítulo 9. Verdad te digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, (2) que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón, (Pablo, siendo un Israel)
(3) Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, (Está hablando de Israel, según la carne) los que son mis parientes según la carne; (4) que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; (5) de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
(6) No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel (O Jacob), son israelitas, (7) ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: en Isaac te será llamada descendencia.
¿Y qué es esto? Esto es, no los que son hijos según la carne, o Israel natural, son los hijos de Dios. Sino los que son hijos según la promesa espiritual, son contados como descendientes. ¿Ha olvidado Dios a Israel? No. Tiene una puerta, la misma oportunidad, quiero este tiempo de Gracia.
Yo creo que Israel va a creer, a medida que la tribulación apriete, a medida que el tiempo se ponga peor y Él vea una iglesia gloriosa. En medio de ella, van a ser atraídos por un pueblo que sabe vencer esa tribulación. Pero la puerta es la misma, el Espíritu es el mismo y la forma, igual. Quiero darte ahora tres escrituras más.
Gálatas 4:22: Porque estamos hablando de la promesa, no se me ha olvidado. Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.
(23) Pero el de la esclava nació según la carne, (Esta es ¿Quién? Agar) más el de la libre, por la promesa.
(24) Lo cual es una alegoría, (Un ejemplo, un modelo, un croquis, un patrón, una metáfora, una parábola, una similitud. Estamos comparando aquello que fue literal, con un principio espiritual) pues estas mujeres son los dos pactos; (Dos testamentos, dos contratos) el uno proviene del monte Sinaí, (Literal y natural) el cual sólo produce hijos para esclavitud; este es Agar. (Y está allá, donde van tantos a buscar agua bendita. Sólo produce esclavitud)
(25) Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual. (¡Pero es que yo creía que eso correspondía a Sara! Acá dice que es Agar.) Pues esta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
(26) Más la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
(27) Porque está escrito: regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque son más los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. (Jeremías dice que Dios se divorció de Israel, y que la que no tenía hijos, eran los gentiles. ¡Y serán más los hijos de los gentiles! ¡Oh! ¡Todo al revés!)
(28) Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, (De la misma manera que Isaac) somos hijos de la promesa.
(29) Pero como entonces el que había nacido según la carne (Israel) perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. (La religión y el mover de Dios)
(30) Más, ¿Qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. (¡Tiene que nacer de arriba, vivir por fe, y ser nacido por el Espíritu de Dios! Pueden confirmar eso con Isaías 54 y verso 1 y 2. Es de ahí de donde Pablo extrae esa revelación y pasa algo formidable.)
1 Pedro, capítulo 2. Ahora Pedro le está hablando ¿A quién? A la iglesia. ¿Recuerdan que Dios le prometió tres cosas a Israel? Serán especial tesoro, serán un reino de reyes y sacerdotes y serán una nación santa. Y dice el verso 9: Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. Y las palabras Linaje escogido, en griego, significan Especial Tesoro.
¿Para qué? Apocalipsis 22, versos 1 y 2: Después me mostró un río limpio de agua de vida, (Cuidado: no agua que tiene vida, sino agua DE vida. Porque todo lo que tiene vida, muere. Pero lo que ES vida, no.) Resplandeciente como cristal, (No DE cristal, cómo cristal) que salía del trono de Dios y del Cordero. (No era un río que había al lado del trono; dice que salía del Cordero; es el Espíritu de Dios)
(2) En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, (¡Qué raro! ¿Un árbol en dos lados a la vez? Era una especie de árbol. Proverbios dice que el árbol de vida es el deseo de Dios, cumplido. O sea: el Espíritu, y su deseo consumado.) que produce doce frutos, (Doce. Dios en pacto con toda la tierra) dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
¿Está hablando de sanidad física? La incluye. Está hablando de bendición en todas las líneas. Las sanidades físicas, anímicas y espirituales están incluidas. Dios no va a modificar su propósito por causa de tu doctrina. Termina como empezó: bendiciendo las naciones.
Yo amo tanto a Israel como amo a mi patria, la Argentina. De hecho, oramos por todas las naciones, esperando que todas vean la gloria de Dios. Pero si de verdad quieres ver a un judío nacido de nuevo, vas a tener que mostrarle el poder de Dios, porque los judíos en algún momento conocieron ese poder. Ellos vendrán cuando vean el poder, no una doctrina. Ellos, de doctrina ya tienen bastante, y mira para lo que les sirvió.
Debemos levantar a la iglesia como tal, para que tantos y tantos judíos que tanto trabajo tuvieron para llegar donde llegaron, puedan entrar también. La iglesia está compuesta por judíos y gentiles. Por todas las naciones. Todo linaje, toda lengua, toda tribu. Dios no es un Dios nacionalista. Dios es un Dios universal.
