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¿Estás Dando?

Soy consciente que el tema del que aquí voy a hablar, es muy difícil. Difícil para que lo entienda el mundo y, -seamos más que honestos -, también par que lo entiendan muchos, pero muchísimos de adentro de las congregaciones evangélicas también.

Lo encerraré en una pregunta que es bastante abarcativa, pero que si no la tienes clara, te va a confrontar muy seriamente, quizás al punto de llegar dejar de leer este texto, enviarme de inmediato un correo muy enojado, airarte y, espero, no llegar a pecar.

También puedes llegar al extremo no tan extremista de, sencillamente, no visitar mi página, oír mis audios o leer mis textos nunca más. Partiendo de la base de estar operando dentro de un área bien definida, la pregunta que quiero hacerte, es: ¿Estás dando?

Veamos: ¿Qué le critica el mundo en general a la iglesia en general? Puntos doctrinales: que no creemos en los santos, en las imágenes que para muchísimos compatriotas son sagradas, que no adoramos a la virgen María, que no obedecemos al llamado representante de Cristo en la tierra y varias más.

Puntos emocionales: que somos fanáticos locos apartados de la realidad social, que hacemos demasiado ruido en nuestras reuniones porque se supone que ante Dios hay que estar en silencio, que molestamos y hasta exageramos demasiado con los demonios, siendo que eso – dicen -, fue un ardid que usó Jesús para amedrentar a los de su tiempo.

También dicen que creemos que los milagros son posibles hoy, siendo que muchos eruditos doctores en teología sostienen que sólo fueron parte de una acción para aquel tiempo. Y el punto material o económico: que nos sacan el diezmo. Que se aprovechan económicamente de nuestra inocente credulidad.

Esto dice el mundo, pero cuidado, que también lo cree – y tú lo sabes muy bien -, un nada reducido sector de nuestra propia iglesia. Como toda cosa que proviene del diablo, esta es una sutil mentira que arranca a partir de una verdad.

Hay grupos, congregaciones donde, efectivamente y a contrapié de lo que dice la Biblia, se le saca el diezmo a la gente. Con amenazas de juicio divino, con la manipulación dialéctica y hasta con controles contables de los ingresos de los miembros que la Escritura jamás autorizó a hacer.

Eso es lo cierto., lo visible, lo que – Por lo menos aquí en mi ciudad de residencia -, podríamos comprobar perfectamente en cierto y determinado lugar. Lo demás, una leve tergiversación que ha hecho confundir a muchos y les ha privado – entre otras cosas -, de recibir las bendiciones de prosperidad prometidas.

Un conocido evangelista se reunió en una ocasión con el pastor que era el padre de la chica con la cual se había puesto de novio y pensaba casarse. El hombre e hizo un montón de preguntas y cuando parecía que ya estaba satisfecho con su futuro yerno, le lanzó la pregunta clave:"- Hijo… ¿Tú diezmas? -"

El evangelista se quedó mudo. Ese era un punto no del todo claro en su vida todavía. "-…Bueno… mire… – dijo -, eso es algo entre Dios y yo, ¿Entiende? A veces doy una buena cantidad de dinero, a veces doy otra suma. O sea que doy lo que siento que tengo que dar, me entiende? -"

"- Te entiendo, – dijo el futuro suegro -, ¿Pero tienes deudas, verdad? -""- Y… sí… tengo varias -""- Está bien, no te avergüences; tengo que decirte que si estás endeudado, entre otras causas, es porque no estás dando como Dios quiere, sino como a ti te parece. Eres un dador emocional. -"

Muchos, hoy, son dadores emocionales. Si todo anda bien, dan bastante. Si la mano viene flaca, dan flaco y si un día llega una miseria galopante se enoja con Dios y no dan nada. La ley de dar es una ley fija que nadie puede cambiar.

Dios maldice el dar de acuerdo con nuestras emociones. Pero cuidado: también hay gente que da porque se les ha enseñado, porque se les presiona o porque deben o porque le obligan a dar. Esta gente todavía no ha sido ganada por el Espíritu Santo y no ven resultados por una simple razón: Dios ama al dador alegre, o sea: al que da porque obedece y tiene gozo al hacerlo.

Vamos a ver: tú estás en la iglesia – si es que no vienes de familia creyente -, porque un día te entregaste a Cristo. Pero la entrega no es sólo hablar. No es una afirmación barata, tal como "Está bien Señor; te doy mi vida, pero no mi dinero", o "Te doy mi amor, pero no mi casa ni mi familia".

Esto no es rendición ni entrega, porque no es un compromiso ciento por ciento. Entregarse es decir en oración: "Señor; tú eres el dueño de mi cuerpo; es posesión tuya el trabajo de mis manos; tu posees a mi familia; eres el dueño de mis posesiones. Todo lo que tengo es tuyo. Eres el Señor, en verdad. Y quiero que poseas mi corazón también. Eso es entrega.

Hay un leve detalle que muestra claramente esto. El dar es la única actitud en la iglesia que no se puede fingir. Tú puedes hacer como que oras, tú puedes hacer como que cantas, tú puedes hacer como que estudias la Biblia, tú puedes hacer como que testificas, tú puedes hacer como que tienes comunión, tú puedes hacer como que adoras o como que alabas y tú hasta puedes hacer como que predicas. Pero fíjate que lo único que no puedes hacer es hacer como que das. Ahí tienes que meter la mano en el bolsillo y sacarla con algo, de otro modo no engañas a nadie.

La verdadera prosperidad basada en la Biblia, no se centra en el dinero. En su significado más pleno realmente significa que no falta nada, como prometen1 las Escrituras. Que no falta nada quiere decir que están suplidas TODAS sus necesidades en cada aspecto de su vida.

A los héroes de la fe, en el antiguo pacto, no les faltó nada, sin excepción. Aun cuando a algunos se les consideraba ricos, otros ciertamente no lo fueron. Sin embargo, todos vivieron vidas de bendición sobrenatural y no les faltó nada.

Dios va a bendecir al dador alegre. Y tú no tienes que preocuparte si va a venir la bendición ni cuando vendrá. Es más, EL te bendecirá tanto que vas a decir: "Señor, ya no puedo con más". Como ves, Dios quiere bendecirte mucho más de lo que tú puedes ser bendecido.

Pero las bendiciones de Dios no vienen sin costo. Antes que las bendiciones del Padre empiecen a ser derramadas sobre tu vida, tú debes ponerte en el lugar en donde puedas recibirlas. Ese lugar, es el lugar de la ENTREGA.

Hay tres modos de dar. Tenemos la limosna, que no es un invento de cierta iglesia, es bíblica. La limosna es aquello que damos a los necesitados que golpean a nuestra puerta. "¡Pero es que en estos tiempos si le llego a dar algo a uno, después se me vienen dos mil y no puedo darles a todos!"

Ora, ata y sujeta espíritus malignos, sella tu casa y tu puerta con el aceite de la unción, reclama al Señor que mande sus ángeles para proteger tu propiedad y luego observa: Tocarán tu timbre solamente aquellos que Dios desea que tú le obsequies tu limosna.

Después tenemos la ofrenda. Ofrenda es todo aquello que se da por voluntad, por generosidad y con alegría. Ojo: dije voluntad. Pero voluntad en lo que respecta a la cantidad, no al hecho. La ofrenda no es voluntaria, es mandamiento.

"Pero hermano… yo doy puntualmente mi diezmo". No estoy hablando de diezmo todavía, estoy hablando de ofrenda. Y la ofrenda está por sobre el diezmo. Ah, y es lo que te bendice y te prospera. Porque es la inversión en el reino, en tanto que el diezmo es un simple paso de obediencia.

Y finalmente tenemos a su Majestad: el Diezmo. El diezmo, en principio, es una deuda que es un privilegio tener. Cuando se le entrega al Señor SUS, no MIS diezmos, tú estás expresándole amor y sometimiento.

Diezmo, básicamente, quiere decir Diez por Ciento y representa lo primero y lo mejor de lo que tú tienes, pero también indica que lo demás, lo que tú te quedas, también le pertenece a Él. Pero atención y cuidado con esto que es súper clave: El diezmo se entrega en el lugar donde tú estás siendo verdaderamente alimentado espiritualmente.

No en un sitio institucionalmente religioso; donde tú recibes alimento. En el alfolí. Alfolí significa Granero. Granero es el lugar en donde se guarda el alimento para la casa. Y haya alimento en la casa. Es que el diezmo es de Dios, no de los fariseos que dicen representarlo. Es una decisión en el Espíritu y va donde el Espíritu le muestra que está activo.

Hay mucha gente que dice "El diezmo es parte de la ley del Antiguo Testamento y no un requisito para los creyentes de hoy que vivimos bajo la Gracia" Yo tiemblo cuando escucho eso. Me parece que estas buenas personas experimentan el dar sólo como un requisito o exigencia, siendo que Dios quiere que lo experimentemos como un deleite.

Escucha o lee bien lo que te estoy escribiendo y, por favor, entiéndelo correctamente. Nadie te obliga a darle algo a alguien que amas, (Un hijo, un marido, una esposa, una novia, una madre), lo haces porque amas y con total y absoluta espontaneidad y libertad. Creo que está más que claro, ¿Verdad?

El punto que va a desestructurar a muchos, es que el diezmo no es un asunto de la ley del Antiguo Testamento. Es infinitamente anterior. Dios puso a Adán en el huerto y le concedió todo lo que había en él para que lo disfrutara.

Pero le fijó un diezmo que no le pertenecía a Adán: el árbol de la ciencia del conocimiento del bien y del mal. Eso le pertenecía a Dios y Adán debía obedecer. Era su diezmo. Mientras Adán obedeció, fue feliz y tenía permanente comunión con Dios.

Hasta una mujer le puso Dios para que se regocijara. El día que Adán fue tentado por Satanás, – usando a Eva -, y desobedeció, perdió absolutamente todas las bendiciones. ¿Qué les dijo la serpiente? "No es cierto que si tomas el diezmo para ti morirás; al contrario, serás como Dios".

¿Cómo terminó la historia? Del mismo modo en que terminan tantos hoy cuando alguien oye a la vieja serpiente decirle: "No es cierto que si tomas para ti el diezmo de Dios tendrás necesidades; al contrario, serás mucho más rico."

¿Cómo están esas historias hoy? Obviamente, prefiero, por ética, no hablar tanto de la letra que Satanás pone en el corazón de muchos en relación con la desconfianza hacia sus líderes en esta cuestión del diezmo y tampoco los méritos que hacen algunos líderes en este asunto para que Satanás se salga con la suya.

Abraham le dio los diezmos de todo a Melquisedec, el Espíritu se lo ordenó. Y aun faltaban cuatrocientos años para que se estableciera la ley. Es que hay un sutil error. Dios no necesita dinero, es el dueño de toda la plata y el oro del universo.

Lo demanda para que sus hijos tengan una posibilidad de acceder a sus bendiciones a través de la obediencia. Un hombre muy acaudalado y propietario de enormes plantaciones de maíz, hacía trabajar duramente de sol a sol a sus propios hijos en la cosecha.

Un día, alguien, molesto por lo que consideraba un abuso, le dijo: "¿Por qué hace trabajar tanto a sus hijos en los maizales si usted ya no necesita todo ese maíz que ellos cosechan y que usted vigila tan de cerca?” El hombre le contestó: "Señor, mi objetivo de vida no es ver crecer a mi maíz. Mi objetivo de vida es ver crecer a mis hijos."

(Génesis 14: 18)= Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; (alimento y revelación) (19) y le bendijo, diciendo: bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; (20) y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

Pero la gran clave aquí que establece un profundo principio inmutable hoy, está en el siguiente verso:

(21) Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: dame las personas, y toma para ti los bienes.

Fíjate que a simple vista la oferta del rey de Sodoma era mucho más tentadora que la de Melquisedec, ya que mientras Melquisedec le ofrecía solamente sustento, el rey le ofrecía un botín, tesoros, riquezas.

Melquisedec le ofrecía bendición y verdadera prosperidad, el rey de Sodoma le ofrecía cosas, las cuales ni siquiera le pertenecían como para regalarlas, puesto que el poder lo tenía Abraham, no el rey de Sodoma.

Así es como siempre opera Satanás. Pone delante de nosotros algo que a simple vista parece bueno, pero sabemos que nunca cumple lo que promete. Y Satanás no tiene la autoridad: nosotros la tenemos. Abraham esquivó la tentación. Los resultados son bastante conocidos.

Hay cuatro cosas que debemos saber en nuestro camino para imitar la integridad y la fe de Abraham.

1)- Dios es nuestra victoria. Él nos prospera y nos da el poder para prosperar.

2)- Satanás tratará de robar nuestra victoria. Y no sólo tratará una vez. Lo intentará repetidamente.

3)- Lo que Satanás nos ofrece (que casi siempre nos parece que lo pensamos nosotros) puede parecemos mejor de lo que Dios nos ofrece, pero Satanás siempre miente, nunca hace nada a nuestro favor, sólo viene a nosotros para robar, matar, destruir.

4)- El diezmo es nuestra respuesta automática e inmediata cada vez que somos alimentados espiritualmente. Siempre.

Como ves, el diezmo no tiene nada que ver con la ley o con la gracia, con el Antiguo o el Nuevo Testamento; tiene que ver con el amor, la obediencia y la intención del Padre de ver crecer a sus hijos en obediencia.

Como tal, dar y diezmar desde un punto de vista general y particular, son enseñanzas que se enfatizan en la Palabra de Dios desde el principio hasta el fin. Y por si nuestro bolsillo se siguiera empeñando en buscar argumentos bíblicos para no dar, te leo un verso que habla por sí solo.

¿Cuántos saben que la Biblia se interpreta a sí misma y no necesita de hombres "eruditos" que intenten, – por algunos motivos propios -, encontrar ciruelas en una higuera? ¿Cuántos saben que la Biblia siempre dice lo que el Espíritu Santo avala y no lo que los teólogos denominacionales pretenden?

(2 Timoteo 3: 16)= Toda la Escritura (Espera: ¿Te enseñaron en tu escuelita dominical, en tus reuniones de discipulado casero, en tu instituto bíblico, en tu seminario, en tu universidad teológica o mediante la radio o la televisión cristianas, que la palabra Escritura comprende al Antiguo y Nuevo Testamento por igual? ¿Sí? Bueno; entonces presta atención para que no digas después que nadie te lo dijo. Te repito lo que Pablo repite:)

Toda la Escritura es inspirada por Dios, (Dice que toda, no parte), y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, (17) a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, ("Hermano… yo soy humilde… hago lo que puedo… Dios lo sabe… Basta. Perfecto dice.) enteramente preparado para toda buena obra, (sesenta y seis libros, muchos autores, años de diferencia entre sí, un solo gestor e inspirador, un solo objetivo, el reino tal cual es, no tal cual nos gusta o preferimos que sea).

Aparte del hecho de que si todos los cristianos diezmaran se resolverían los problemas financieros de la iglesia, estoy seguro de que llegar a ser diezmador produce un avance concreto en la vida del creyente. Produce la apertura de su mente, de su corazón y de su voluntad. Eso libera. Liberta. Desencadena.

Convertirse en diezmador constituye un hito en la vida de cada cristiano. En otras palabras, lo que intento decirte es que el diezmar hace algo por ti espiritualmente. Cuando lo hagas te preguntarás: ¿Por qué no empecé a diezmar antes?

Está bien, lo entiendo, pero mi duda es: ¿Adonde pongo mi diezmo? La Palabra es clara, dice que en el alfolí. El alfolí es el granero. El granero es el sitio en donde tú atesoras tu alimento, en este caso, espiritual.

¡Pero a mí no me enseñaron eso así, me dijeron otra cosa! No sé lo que te pueden haber enseñado. Yo te digo lo que dice la Biblia. Ese es el patrón de obediencia. Hay tres tipos de diezmo en la Escritura. El primero es el que podríamos llamar, el diezmo general.

(Levítico 27: 30)= Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová.

(31)        Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.

(32)        Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será
consagrado a Jehová.

(33)        No mirará si es bueno o si es malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que
se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.

El segundo diezmo, más personalizado, se describe en la siguiente escritura: (Deuteronomio 14:22)= Indefectiblemente diezmarás, todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.

(23)        Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su
nombre, (No en un lugar lindo con gente amable; el que él escogiere para ti), el diezmo de tu grano,
de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a
temerá Jehová tu Dios todos los días.

(24)        Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que
Jehová tu Dios hubiere escogido para poner es él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere.

(25)        Entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu
Dios escogiere.

(26)        Y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por
cualquier cosa que tu deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu
familia.

(27)        Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni
heredad contigo.

(28)        A fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo
guardarás en tus ciudades.

(29)        Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la
viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te
bendiga en toda obra que tus manos hicieren.

Hay siete puntos muy importantes en la mente de Dios con respecto al diezmo. Todos son válidos por igual, pero el último se destaca notablemente.

1)- Dios quiere lo primero y lo mejor de nosotros.

2)- Dios quiere tu generosidad. El diez por ciento es el piso, no el techo.

3)- Dios quiere que sus verdaderos siervos sean sustentados.

4)- Dios quiere que sus ministros también diezmen. El diezmo es para la obra de Dios, no necesariamente para la manutención de una institución, aunque naturalmente la incluye cuando hace su voluntad y tiene su aprobación.

5)- Dios quiere que nosotros sustentemos al pobre.

6)- Dios quiere que celebremos cuando damos, no que nos lamentemos.

7)- Dios quiere que pidamos una bendición cuando damos. En Deuteronomio 26:12-14, el pueblo da su diezmo, pero mira lo que dice el verso 15: Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.

Sin embargo, la resistencia continúa. Generalmente se trata de personas que han visto muchas cosas oscuras, que han vivido grandes decepciones, que han entrado en la estrategia satánica de la frustración y la desconfianza y que, en algunos casos, hasta han sido víctimas de engaños, manipulación y estafa por parte de supuestos siervos de Dios.

La idea que el diablo pone en la mente de estas personas, es: "No le voy a dar un centavo más a Fulano de Tal. Él no se va a hacer rico con mi dinero". Basta. El diezmo no es tuyo, es de Dios y tú cumples al devolvérselo.

Ahora: si Fulano de Tal se apropia de eso y lo malgasta o lo utiliza en su beneficio, durante un tiempo te hará morder los labios de rabia, pero el principio de Ananías y Safira no está borrado de la Biblia y rige hoy también.

Bajo esta óptica es muy frecuente escuchar decir que el diezmo es una ley del Antiguo Testamento que no tiene validez para los que vivimos en la era de la Gracia y del Nuevo Pacto, ya que este borra y anula al anterior.

Quisiera decir que la Palabra de Dios, toda la Biblia, está vigente en toda su extensión y que en el Nuevo Testamento, si no nos engañamos a nosotros mismos manipulando las palabras, hay pistas claras para entenderlo así.

(Mateo 5:17)= (Está hablando Jesús) A/o penséis que he venido para abrogar (Dejar sin efecto, eludir, derogar), la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir.

(Mateo 22: 21)= (Ante la consulta de algunos sobre si los hijos de Dios deben pagar los impuestos a las autoridades humanas, Jesús le pide una moneda con la imagen de Cesar y pronuncia sentencia y mandamiento) dad, pues, a Cesar lo que es de Cesar (El impuesto secular, el tributo) y a Dios lo que es de Dios. (El impuesto espiritual, el diezmo).

Yo pregunto: en el terreno de lo material, concretamente del dinero, ¿Qué es lo que la Biblia dice, respecto al dinero, que es pertenencia de Dios? Pues una sola cosa: el diezmo.

(Mateo 23: 23)= ¡Ay de vosotros, escríbas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, (Ellos cumplían con el diezmo) y dejáis lo más importante de la ley; la justicia, y la misericordia y la fe. Esto (La justicia, la misericordia y la fe) era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. (El diezmo)

La ley, amigo mío, te decía lo que tenías que hacer, pero no te daba el poder para hacerlo y cumplir. Pero debido al sacrificio del Señor Jesús, el Espíritu Santo habita en todos los que confiarnos en ÉL. Y ahora tenemos el poder para hacer lo que Él quiere que hagamos, y aun más, porque antes, en todas estas cosas somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó, dice Romanos 8:37.

¿Invento mío para obligarte a hacer lo que no tienes ganas? ¿Hipótesis que comparto para quedar bien y resultar simpático a un determinado liderazgo necesitado de ofrendas? No. Biblia. Biblia pura, sin opinión. Mira:

(Romanos 8: 1)= Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

(2)       Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte.

(3)       Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a
su hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; (4)
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu.

Como resultado de todo esto, seguramente ya tienes una pregunta que nace en tu mente, pasa por tu sentir espiritual y termina en tu bolsillo. ¿Es verdad que Dios quiere que yo dé o son sus representantes los que lo necesitan? Y si Dios quiere que dé, ¿Cómo quiere que lo haga? No quiero dar como a los hombres les parece, quiero dar como Dios me lo dice. Tengo seis puntos. Todos respaldados y confirmados por la Palabra.

1)- Dios quiere que nos volvamos dadores. (Mateo 5: 42)= Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. (Mateo 10: 8)= Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

2)- Dios quiere que demos fielmente. (1 Corintios 4: 1)= Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.

(2) Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

3)- Dios quiere que demos en secreto. (Mateo 6: 1)= Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

(2) Cuando, pues, des limosna, (Limosna, te recuerdo, no es ni diezmo ni ofrenda, sino lo que podemos darle a los necesitados) no hagas tocar trompeta delante de ti, (Un sobre con el subsidio por una punta y treinta gacetillas a los medios de comunicación por la otra para que se sepa porque, – dicen – "no sólo hay que ser bueno sino también parecerlo", refrán que usamos muy seguido y que no es autoría de Dios, que dice amar a los que son rectos de corazón, no a los que parecen serlo) como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

(3) Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, (4) para que sea tu limosna en secreto; y tu padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

4)- Dios quiere que demos espontáneamente. (2 Corintios 8: 12)= Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.

5)- Dios quiere que demos periódicamente. (1 Corintios 16: 1)= En cuanto a la ofrenda para los santos (La ofrenda no es limosna ni tampoco diezmo. Ofrenda es lo que se da por encima del diezmo) haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. (2) cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.

6)- Dios quiere que demos alegremente. (2 Corintios 9: 7)= Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Y finalmente, lo que la Biblia asegura al que cumple con el gozo y el privilegio de diezmar. Siete bendiciones concretas nacidas de palabra escrita que las respalda, a cada una. Yo no te voy a dar las citas. Te voy a dejar – como maestro que intento ser – una tarea que tendrás que hacer durante este tiempo: buscarlo por tu cuenta.

1)= AVIVAMIENTO: Os abriré las ventanas de los cielos.

2)= ABUNDANCIA: Y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

3)= REPRENSIÓN AL ENEMIGO: Reprenderé, también, por vosotros, al devorador.

4)= PROTECCIÓN DEL FUTURO: Y no os destruirá el fruto de la tierra.

5)= PROTECCIÓN FAMILIAR: Ni vuestra vid en el campo será estéril.

6)= TESTIMONIO DE LA BONDAD DE DIOS: Y todas las naciones os dirán bienaventurados.

7)= ESCOGIDOS PARA SERVICIO; Seréis tierra deseable.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez