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El Ministerio Perdido

En el contexto bíblico en general, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, hay mucho texto que refleja fielmente palabras expresadas por Dios mismo o por Jesús, indistintamente conforme al área que sea. Sin embargo, hay muy pocos versos en los que Dios mismo, en persona, deje algún concepto específico o preciso respecto a su palabra. El que voy a leerte, es uno.

(Jeremías 23: 29) = ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?

Jehová, Dios, te está diciendo que su palabra es como fuego. Y luego añade que es como un martillo que quebranta la piedra. Sabemos que en algunos textos suele filtrarse algo de contenido poético, pero la pregunta surge de inmediato: ¿De qué está hablando, aquí, Jeremías?

Claro está que si comparamos este verso con lo que leemos en la carta a los Hebreos, donde dice que Su palabra es más cortante que espada de dos filos, que penetra hasta partir: los huesos, las coyunturas, los tuétanos y discierne las intenciones del corazón. Me pregunto si podemos comparar estos dos versos, el de Jeremías y este de Hebreos. Porque si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta que ambos hablan de lo mismo.

Porque acá dice que Mi palabra, es como martillo que quebranta la piedra. Y aquí es donde descubrimos de inmediato que nosotros, tú mismo allí donde te encuentres, eres piedra viva. Somos piedra vivas, y estamos construyéndole un edificio al Señor. Un edificio hecho con piedras vivas.

La piedra que derrumbó al gigante Goliat, ¿Recuerdas? Los gigantes caen, pero no por las piedras que Dios manda. Caen por nosotros. Parafraseando aquel tremendo episodio que seguramente conoces, puedo decirte que Dios es el David, la honda que utiliza es su Espíritu Santo. Pero la piedra eres tú. ¡Sí, créelo! ¡Tú eres el instrumento que Dios ha elegido para tumbar gigantes!

En ciertos casos, cuando nos damos de cara con un enemigo fuerte y aguerrido, solemos clamar por ayuda para vencerlo. Ahí es donde Dios te mira y te pregunta: ¿Y para qué se supone que te mandé a ti? Tú eres la ayuda que se necesita, no hay nada más que buscar.

Sin embargo, no es de eso que quiero hablarte en este trabajo, sino de algo que cuando lo encontré, me impactó y no dudé en guardarlo para compartirlo, acto magisterial ciento por ciento. No estoy pretendiendo méritos que no me corresponden, estoy describiendo rutinas ministeriales del maestro. Buscar para encontrar, encontrar para compartir.

Y tiene que ver con uno de los cinco ministerios, que quizás sea el que más vaivenes ha soportado. Porque el pastor, independientemente de que nadie puede explicar las razones, que ni siquiera son bíblicas, es el que lidera todo. El evangelista es incorporado de buen grado porque se necesitan más almas. El maestro se sienta con sus alumnos alrededor y hace fluir su unción, y hoy estamos repletos de apóstoles. Pero… ¿Y el profeta?

Yo no puedo comprender cómo es que la iglesia ha sobrevivido tanto tiempo sin profetas. Realmente, el diablo fue tan astuto, tan tremendamente astuto, que nos dejó toda la iglesia armada y puesta de pie, pero sin profetas. ¿Alguien pensó que una iglesia gloriosa podía prevalecer en esas condiciones?

Y te digo más; se han levantado hasta pintorescas teologías, para justificar y asegurar que los profetas ya no existen. Que sí fueron necesarios para levantar aquella primaria iglesia que vemos en el libro de los Hechos, pero que ya no están vigentes. Permíteme decirte con el debido respeto por cualquiera que sea tu doctrina denominacional, que esa es una reverenda mentira del diablo.

Porque sin la voz del profeta, el pueblo inexorablemente se pierde. Y cuando tú ves lo que la iglesia ha hecho durante tantos años, después que Jesús la dejó, entiendes que solamente ha sido por la tremenda misericordia y gracia de Dios que la iglesia no ha sido despatarrada y desbaratada. Porque ya podríamos haber ganado a las naciones.

Pablo fue más efectivo que los otros y, más o menos en cuarenta años invadió con la Palabra, Europa. Y nosotros, en más de dos mil años, todavía no hemos podido ganar ni siquiera la mitad del mundo. ¡Y ni hablar de Latinoamérica, para ser más puntuales! Por eso quiero ir a un texto que, seguramente, algo te va a mover en tu ser interior.

(1 Samuel 13: 19) = Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza.

(20) Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.

(21) Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas.

(22) Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.

Por favor, quiero que entiendas con la mayor claridad esto que acabo de leerte. Yo sé que desde el inicio, muy probablemente te suene a algo muy lejano y que no tiene nada que ver contigo, pero déjame decirte que, a poco que lo escudriñemos debidamente, esto va a tomar otro color y te llevará a pastos que hasta hoy tal vez no habías degustado.

Veamos: Saúl, es la antítesis evidente de cualquier buen gobierno de Dios. Saúl es el peor de todos los gobiernos. Es mejor no tener rey a tener un Saúl. Saúl había sido ungido por Dios para ser rey. No fue una segunda opción, ¡Dios escogió a Saúl! Y le dio una tarea y un propósito. Pero Saúl tenía varias promesas. Y este Saúl del que estoy hablando, llegó a aceptar una imposición tan grande como esta.

Los filisteos, dijeron: no va a haber herrero en Israel. Curioso el tema que parte desde una profesión que por allí se nos pasa desapercibida. Porque, veamos: ¿Quiénes son los herreros? Simple: son los profetas. Son los que preparan las lanzas, son los que preparan los azadones, son los que preparan los martillos. ¿Estás entendiendo lo que digo, un poco más que cuando comencé? Buenísimo, sigamos.

Ahí estaba el pueblo. Ahí está Israel y es libre, pero no tiene un herrero. Entonces, ¿Qué crees que tenía que hacer Israel, en cada ocasión que necesitaba algo de hierro? Tenía que bajar donde estaban los filisteos y pedir por favor que les afilaran una herramienta u otro elemento.

¿Y hoy? ¿Hay profetas, hoy? Reconocidos sin dudarlo por toda la iglesia, yo creo que no. Y es por eso que permanentemente, cuando la iglesia necesita algo de hierro forjado, tiene que acudir a pedírselo o a buscarlo al mundo filisteo, que creo ya te habrás dado cuenta representa al mundo secular.

Por eso es que aunque parezca un enorme contrasentido casi incoherente, tenemos personas que dicen ser cristianas, militando alegremente y con enorme entusiasmo en todas las ramas del esoterismo que se te ocurran. Y, si me dejas ir un poco más profundo, te diría que en ciertos casos muy puntuales, hasta en el ocultismo. ¿Te cabe alguna duda que caen violentamente en el lazo de Satanás?

Porque ya te lo dice muy claramente la palabra, que sin profeta el pueblo indefectiblemente se pierde. No sabe, no entiende, no aplica, no sabe pelear. No es casual que por dos mil años los profetas han estado dormidos en la iglesia del Dios viviente. No había herreros en Israel.

Hoy tampoco. ¿Y sabes qué es lo más terrible? ¡Qué así y todo, hemos tratado de hacer guerra! Hemos tratado de ir a la pelea como Saúl. ¿Cuántas espadas había en Israel, cuando él va a la batalla? Dos. ¡Dos! ¿Quién se supone que va a una guerra con dos espadas?

Satanás puede dejarle a la iglesia construir todos los edificios que se les ocurra. Puede dejarle la liturgia, los cánticos, los himnos, que salten, dancen, remolineen, giren, se caigan, lloren, tiemblen, sueñen, tengan visiones o lo que sea. Pero, cuando se empiezan a levantar profetas en la iglesia, entonces algo va a moverse y de verdad. Cuando aparecen los herreros y empiezan a escucharse los sonidos de martillos en la fragua.

Allí es donde el enemigo empieza a preocuparse. ¿Sabes por qué? Porque esos herreros están forjando espadas. ¿Sabes para qué son las espadas, verdad? Para atravesarte de largo a largo y de ancho a ancho. Por eso el diablo no se ha hecho problemas con que aparezcan multitud de pastores, o maestros, o evangelistas. ¡No hay problemas con ellos! Pero profetas no, por favor…

Y aún en estos tiempos, pleno siglo veintiuno, estando ya en el tercer día de Dios; diciendo todos: ¡El Señor viene pronto! ¿Cómo podemos entender que si él dejó cinco ministerios, ahora solamente va a venir a buscar dos o tres?  ¿En qué parte de la cabeza se nos metió que podemos ser una iglesia completa, llegar a la multiforme estatura de Cristo, sin profetas?

Y aún en este tiempo y con todo lo que gracias a la misericordia y la revelación de Dios y su Espíritu Santo, todavía proliferan líderes que aseguran que: ¡No hay profetas! Y después miras la iglesia y, independientemente de si es grande, mediana o pequeña, lo que ves de cualquier manera, es una iglesia derrotada. No tiene dirección de lo que Dios está haciendo.

¡No saben para dónde y en qué cosa está soplando el Espíritu Santo! ¿Por dónde? ¿Cuál es la voluntad de Dios, hoy? ¡Pero hoy! ¿Eh? Y no me vengas con la vieja cantilena de salvar almas, buscar el avivamiento, no. ¡Te estoy hablando de ahora! Andan perdidos. Por eso es que nos encanta perder soberanamente nuestro tiempo discutiendo de doctrina.

Estamos que si lenguas, no lenguas, si profecía, no profecía, si sanidad milagrosa, no sanidad milagrosa y sí médicos y medicamentos. ¿Sabes por qué? ¡Porque no hay visión! Porque cuando hay herreros, ahí es donde sabemos para qué son las espadas, los azadones y los martillos.

Créeme que cuando tomé contacto con esto, fue un impacto muy grande descubrir detrás de algo escrito desde siempre, ¡Que no había herreros en Israel! Se abrió como un cuadro de colores. Un pueblo libre, en apariencia, con Saúl gobernando, pero totalmente dependientes de los filisteos. ¡Hasta tal punto que los filisteos les cobraban a los israelitas por afilarles las hachas para talar árboles!

La iglesia, si tú quieres el pueblo de Israel, cautivo. No puede pelear. De todas las doctrinas que ha peleado el legalismo y la religión, la más golpeada ha sido la guerra espiritual. Reconozcamos que ha habido excesos, seguramente que sí, y eso le ha dado muy mala prensa a la guerra espiritual entre los líderes autodenominados “serios”. Pero, ¿Sabes qué? ¡Tú no puedes sacar a la guerra de la palabra!

La Biblia es un libro de guerra. Hay un Dios llamado Jehová de los ejércitos. Yo le he dicho siempre a mi pueblo que a la Argentina no se la va a tomar con palabras o canciones. SE la va a tomar con violencia espiritual, porque así es esta guerra. Porque el príncipe de este siglo, no está dispuesto a  soltarla.

Este es un tiempo en que cada uno de nosotros puede ser herrero. Tenemos un plan como iglesia, pero cuando Dios dice: ¡Ya!, lo mejor que podemos hacer, es arrojar ese plan a la basura, y seguir lo que Dios va a hacer. Porque hay un plan sobre todo plan, y es el Señor.

Necesitamos profetas en la iglesia. Y ni se me ocurre la idea de ir a pedirle permiso a ningún pastor al frente de algo de lo que jamás ha sido puesto por Dios al frente, para que permita operar a un profeta. Porque, iglesia que no tiene profetas activos, es iglesia extraviada. Puede ser muy hermosa, muy seria, tremendamente influyente y muy exitosa en cuanto a movimientos y actividades. Pero, sin un profeta al menos, espiritualmente no tiene ni la menor idea hacia dónde va.

Porque no habrá forma que pueda discernir los kairos o tiempos de Dios, o las estrategias de Dios. Es una iglesia que corre en dirección contraria. Creo que no te descubro nada si te cuento que hubo profetas del Señor que tuvieron visiones muy claras, con bastante antelación, respecto a lo que luego sería el episodio de las Torres Gemelas. Y no les fueron mostradas para que se entretuvieran, sino para decirles que desde ese momento, lo que ocurriera o no ocurriera en ese lugar, era en parte responsabilidad de ellos.

Ellos entendieron que había un juicio contra los Estados Unidos de América en marcha. Concretamente, sobre su economía, sobre las bases estructurales de todo el andamiaje de las finanzas. Y en ese orden se movieron. Les faltó un milímetro de entendimiento. El juicio era mucho más fuerte que una simple caída de las bolsas de valores o de la moneda propiamente dicha. Lo demás, está a la vista y en el recuerdo.

Esto, en alguna medida, nos enseña que, además de todo lo que tú ya sabes, los profetas también han sido levantados para adelantarnos lo que Satanás planea hacer a modo de ataque. Para anticiparnos de lo que viene por delante. Para que te pongas en la brecha y te arrepientas por una nación que está a punto de ser juzgada.

¿Cómo podría yo saber qué plan tiene Dios para mi Argentina, o tú para tu patria? Dímelo. ¿Acaso vas a ir a buscarlo en tu Biblia? ¡No! ¡Tú lo que necesitas es una rhema de Dios! Pero si te llega, entonces discierne muy bien qué harás con ella. Porque no basta tener una visión y pasar al frente el domingo, en tu iglesia, a relatarla como testimonio. Lo que debe hacerse es orar y clamar buscando dirección de Dios para saber qué hacer con esa revelación.

¡Dónde voy? ¿Cuál es el lugar seguro? ¿Hay realmente un lugar seguro? Vienen  tiempos muy difíciles para el mundo. Y si no hay profetas en la iglesia, la iglesia andará perdida, hablando de lo que Dios no habla, y callando lo que Dios está gritando. Y te digo más: la iglesia que no tenga ministerio profético, va a ser absorbida por las estrategias del anticristo.

Porque no va a poder descubrirlo. ¿Sabes por qué? Porque el anticristo no necesariamente es una persona; ¡Es un espíritu! Y si no hay profetas que lo disciernan, el resto andará confundido y engañado. De hecho, ya lo está haciendo, por eso es que han entrado y siguen entrando cosas muy extrañas a la iglesia. Y no hay un portero que le prohíba el ingreso a los que traen esos espíritus, ¿sabes por qué? ¡Porque no hay profetas!

¿Tú crees que la mayoría de la medianía va a reconocer al anticristo, si han bebido ya de ese espíritu? El espíritu del anticristo, es un espíritu de ceguera. Y hay visiones al respecto. Gente que ha visto a pescadores poniendo incienso a sus redes. ¿Y eso qué puede significar? Gente que adora sus denominaciones, sus sistemas. El incienso es sólo para Dios.

Pero hay muchos ministros, pseudo ministros y mini-astros poniendo incienso en sus ministerios. ¿Y sabes qué? Tú ministerio es basura. Hay un solo ministerio, que es el ministerio de Jesucristo. Cuando empezamos a hablar de nuestro ministerio, de nuestra denominación, de nuestra teología más que de Él, tenemos un problema muy grave, hermanos. Creamos toda esa estructura con la excusa de adorarlo mejor a Él, y ahora terminamos adorando las estructuras…

El único que merece toda la adoración, la gloria y la honra, es Jesús. Es el único que merece todo el incienso de su pueblo. Sin embargo, en estos tiempos hay verdaderas organizaciones que le meten duro incienso a todos sus sistemas religiosos. Pregunto, dime: ¿Tú crees que esas personas podrán reconocer al espíritu del anticristo? Ya están bastante confundidos, hoy. Por es que necesitamos profetas. Herreros.

Porque, ¿Dónde se forman los herreros? Los herreros son expertos en el manejo del fuego. Quiero decir con esto que el fuego, para ellos, está muy lejos de ser un elemento peligroso. Muy por el contrario, es un elemento controlado. Ellos saben que, para forjar ciertos metales, necesitan sí o sí el fuego. Eso eliminaría esas desesperadas preguntas de clamor, tales como: ¿Por qué me están pasando estas cosas? ¿Por qué tengo tantos problemas todos juntos?

¿Por qué tantos años con esto? ¡Ya no puedo soportarlo! Espérate. Pero, ¿No puede ser el diablo? ¡Claro que puede ser el diablo! El se te va a venir con todo, sin dudas, pero; ¡No le permitas eso! Pero si has hecho todo lo que tienes que hacer y la cosa sigue, piensa un momento: ¿No será que el Señor te está entrenando con fuego? ¿No será que te está preparando el horno para que seas un buen herrero?

Cierto es que hay problemas que nos los ganamos por nuestra propia ineptitud. Pero hay otra cosa que es el trato de Dios, y que a veces es un trato bien extraño. Si quieres ser un buen herrero, un buen profeta, tienes que saber manejar el fuego y manejarte dentro del fuego. Esa gente que se desparrama toda ante la primera crisis, es gente que tiene que estar lejos del fuego. Tienes que acercarte al fuego, tienes que arremangarte y darle para adelante.

El fuego, en este caso, no es tu enemigo. Tú debes saber avivar ese fuego para que, cuando tenga la más alta temperatura posible, introducir en él tus metales. Y cuando estos metales se enrojezcan de temperatura, tomar la maza y usando ese yunque, empezar a modelar, a dar forma específica y precisa a tu ministerio. Los antiguos solían decir que la espada que no es templada, no sirve ni para escarbarse los dientes.

Muy por el contrario, una espada bien templada, puede partir en dos de un solo golpe una columna del tamaño que quieras. Queremos ser eficaces en el Reino. ¡Es que yo no tengo fuerzas, no aguanto! Bueno, está bien, pero entonces no te metas en la batalla; quédate en paz y en meditación y oración de retaguardia. ¡Ni se te ocurra ir al frente a estorbar dando consejos que nadie te ha pedido!

Necesitamos movernos con el fuego, necesitamos movernos con el viento. Y llegarnos a observar cómo trabajan esos herreros en sus casas. ¿Quieres saber qué hacen ellos allí? Te lo voy a leer de mi Biblia, pero le pido al Espíritu Santo que te revele esta palabra directamente a tu mente, sin pasar por mi comentario. Porque a esto lo tiene que enseñar Dios mismo, no puede hacerlo un hombre.

(Jeremías 51: 20) = Martillo me sois, y armas de guerra; (¡Está hablando Dios en persona!) y por medio de ti (Aquí tú deberías decir en alta voz para que se escuche en el infierno: ¡Por medio de mí!) quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos.

(21) Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos suben.

(22) Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré viejos y jóvenes, y por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes.

(23) También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti. (Y no termina ahí, mira)

(24) Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, (¿De quiénes está hablando? ¡De todo el sistema religioso!)  todo el mal que ellos hicieron en Sion (¿Y qué era Sion? ¡Exactamente; la iglesia!) delante de vuestros ojos, dice Jehová.

¿Cuál es el arma de la que está hablando Dios, aquí? ¡Tú! ¡Tú eres el arma! ¿Cuál martillo? ¡Tú eres el martillo! Déjate de buscar espadas, mírate frente a un espejo. ¿Lo estás viendo? ¡Esa es la espada de Dios! Si tú tomas la real dimensión de esto, cuando tú entras al ámbito del maligno, tú apenas mueves tu mano y todo lo que hay allí tiene que someterse.

Si tienes que meterte en la cuna de la brujería, o ir a sentarte frente al mismísimo trono de Satanás, si Dios te ha dicho que vayas, no puedes ni debes tener miedo. ¡Ay de ese trono! Porque tú presencia será lo que Dios use para destruir eso.

Ahora; ¡Dónde se forjan las espadas? ¿Dónde se construyen los martillos? En la herrería. Es en el Ministerio Profético. Allí es donde se nos enseña a pelear, se nos enseña quiénes somos en realidad. Para qué Dios te ha puesto en ese país donde estás, y no en otro. Para que realices tu destino, lo que debes hacer. Porque si no tienes eso, estás bajo el gobierno de Saúl.

Y el gobierno de Saúl es un gobierno estéril, de pura apariencia, pompa, ¡Y dicen que es el ungido de Jehová! Un hombre que  aborrece a Dios. Su corazón jamás se ha alineado con el del Padre. Y que siente enormes celos por David y quiere matarlo. Saúl es un hombre que aborrece la adoración. Está atormentado por espíritus. Él quiere hallar consuelo y paz porque el ungido de Dios está allí, pero al mismo tiempo lo odia.

No nos vamos a ganar simpatizantes si nos levantamos como profetas contra todo lugar falso. Al contrario, nos vamos a ganar muchos problemas. Porque el sistema babilónico, acepta todo, menos a los profetas. ¡Ustedes serán mi martillo! ¿Y cómo se hace un martillo, recuerdas? ¡Con fuego! A golpes.

Ustedes me serán armas de guerra, y por medio de ti, quebrantaré naciones y reinos. Esta es la palabra que quiero para mi vida y para la de todos los que comparten estas cosas. Esto es gobierno, esta es la genuina intercesión. No se trata de: ¡Señor, hazlo! Se trata de: ¡En el nombre de Jesús, sea hecho!

Cuando eres conducido por el Espíritu Santo, te vuelves alguien que no puede participar de ninguna organización. Cualquier organización le pregunta a uno de sus miembros que hará mañana y ese miembro le muestra su agenda con horarios, lugares y acciones. Pero alguien guiado por el Espíritu, ante la misma consulta, sólo podrá responder: ¡No sé! ¡Hasta que él no me lo diga, no sé! ¿Tú crees que será bienvenido en esos consejos o juntas de viejos cabezones que todavía controlan la iglesia?

El ejército de David está formado por menesterosos, de endeudados. ¡Pero él no está hablando de dinero! Te puedo asegurar que Él no está hablando de plata. ¿Nunca te preguntaste por qué decides hablarle a una persona y cuando llegas a su lado, no puedes ni abrir tu boca? ´¡Porque el Espíritu no te lo permite! ¿Y cuándo te sucede todo lo contrario? Es divino. ¡Es lo más glorioso ser dependiente de Él! Eso no es esclavitud ni dependencia sufrida, ¡Eso es auténtica libertad, aunque todavía hoy no la entiendas!

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junio 27, 2019 Néstor Martínez