Estudios » Crecimiento

El Camino de la Unción

Seguramente que al leer este título, te has puesto a pensar en cómo será ese camino, en qué sitio geográfico se encontrará y qué deberíamos hacer por nosotros mismos para poder tomarlo y no perderlo. Muy bien; sigue este trabajo con atención y es muy probable que al final, lo hayas encontrado.

(1 Reyes 19: 11-21)= Él le dijo: sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.

Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Y cuando le oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

Él respondió: he sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

Y le dijo Jehová: vé, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Ásale por rey de Siria.

A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-Mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

Y el que escapare de la espada de Ásale, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.

Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: ve, vuelve; ¿Qué te he hecho yo?

Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.

En el Antiguo Testamento existían tres grandes funciones o cargos: uno de ellos, eran los reyes. Los reyes eran ungidos con un cuerno de aceite. Así ungieron a Saúl, a David. Los profetas tomaban un cuerno, una redoma llena de aceite y se la vaciaban en la cabeza a los reyes. Eso representaba la habilidad de Dios sobre la habilidad del hombre. Era un concepto claramente definido que no podían ejercer el liderazgo a menos que la unción de Dios estuviera sobre ellos.

Pero no solamente se ungían a los reyes, también se ungían a los profetas, como en el caso de Elías ungiendo a Eliseo. Pero no sólo se ungían a los profetas; había un alto cargo que era el Sacerdocio. Ungirás a los hijos de Aarón, con el sagrado aceite de la unción.

Un aceite especial que era elaborado con olivas machacadas. Ese aceite se mezclaba con una serie de elementos: tálamo, casia, especies aromáticas, que lo transformaban en un ungüento aromático que era colocado sobre el sacerdote.

Había una prohibición bíblica con respecto a hacer una unción parecida. Incluso era reo de maldición el que hiciera o pretendiera hacer una unción parecida. Otra restricción era que esa unción no podía caer sobre la carne de esas personas. Debían ser ungidos sobre sus cabellos o sobre sus ropas, pero no podía tocar la carne.

De manera que aquí vemos una semblanza clara de lo que significa un liderazgo conforme a la voluntad de Dios. La palabra liderazgo produce, inmediatamente, en nosotros, un fenómeno: la entendemos como sinónimo de alguien que tiene autoridad, poder y dominio sobre otros. Pero en el concepto bíblico, no existe ese tipo de liderazgo. Ese es el liderazgo de las naciones: que los hombres usen los estamentos del poder para hacerse servir por los demás.

Jesús dijo: …Pero en vosotros no será así; si alguno de vosotros quiere ser el más grande, tendrá que ser el servidor de los demás. De modo que el liderazgo bíblico es: servicio a dios merced el servicio a los hombres. De manera que en la Biblia, el líder sirve. Y si no sirve, no sirve…

Ahora bien; ese servicio a Dios viene con la unción de Dios. LA unción es el carisma o carismata, es el don, la habilidad de Dios por sobre su habilidad. LA unción también es: La acción del Espíritu Santo en la Palabra de Dios. La unción no es emoción ni presunción: es habilidad de Dios para su vida.

Los títulos de los libros de la Biblia, los subtítulos, capítulos, versículos, comentarios, acotaciones, concordancias o cadenas paralelas, no son inspiradas por el Espíritu Santo. Lo que sí es inspirado por el Espíritu, es el texto.

El Libro de los Hechos, por ejemplo, se llama “Libro de los Hechos de los Apóstoles”, pero lo que Dios quería revelar allí no es la habilidad de esos apóstoles y sus obras, sino su propia habilidad a través de esos hombres. El Espíritu siempre revela el carácter de Dios, no la voluntad o la habilidad de los hombres.

En el Antiguo Testamento están las tres figuras del poder: Reyes, Profetas y Sacerdotes. Ninguno de los tres podía empezar a ejercer su poder antes de recibir la unción de Dios. En el Nuevo Testamento, la figura se repite con los apóstoles.

Compañeros de andanzas de Jesús, discípulos fieles de sus enseñanzas, testigos oculares de sus señales y milagros, sin embargo, no pudieron comenzar su ministerio y de hecho no lo hicieron, hasta que, como les anticipó Jesús, …no fueran investidos de poder desde lo alto…

(Hechos 10: 38)= Como Dios ungió con el Espíritu santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

La habilidad de Dios, sobre la habilidad del hombre. Cuando la unción de Dios está sobre mí, Dios va a hacer a través mío, cualquier cosa; ya sea natural o sobrenatural. Él está sobre mí. Cuando la unción de Dios no está sobre mí, no ocurre nada, porque Allí Dios no está conmigo.

¿Cuántos se acuerdan de Sansón? Sansón era ungido. La habilidad de Dios estaba por sobre la habilidad de él. Pero un día él quebró el pacto de consagración y salió diciendo: voy a ser como antes. Y cuando fue a romper las cuerdas, no sabía que Jehová se había apartado de él. ¿Cuántos de los que leen esto, quisieran tener un liderazgo efectivo, eficaz, indiscutido e imbatible?  Okay; tienen que caminar hacia la unción, no hay otra vía…

Lo más claro al respecto se lo escuché a uno de esos siervos de Dios conocidos por todo el mundo. Siervo de esclarecida palabra y profundo mensaje. Él dijo un día, textualmente: “Dios me dio a mí la experiencia de ir a un seminario teológico durante cuatro años, junto con mi esposa; después hicimos un post-grado teológico por dos años más; después una universidad de Florida, en los Estados Unidos, me recibí con un doctorado en divinidad.  

Pero todo esto es sólo preparación. Si no está la unción de Dios en mí, toda esta preparación no sana, no unge, no libera, no desata, no redarguye de pecado a los corazones, no se manifiesta en los dones, no hago anda. Yo puedo tener mi cabeza enorme de tanta información brillante, pero no rompe ningún yugo!

(Isaías 10: 27)= Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.

Es decir que, la que rompe yugos y quita cargas, es la unción. En Isaías 11 habla de siete manifestaciones de la unción. Dice: espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría, de inteligencia, de consejo, de poder, de conocimiento y de temor de Dios. Dice también que el tronco de Isaí estaba cortado, pero cuando cayó la unción comenzaron a salirle renuevos y retoños. Un liderazgo puede ser mutilado, pero si cae la unción sobre él va a retoñar, reverdecer y renovar. Y se va a convertir en un árbol grande y lleno de frutos.

(Isaías 61: 1-3)= El Espíritu de Jehová el señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar las buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad  de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les de gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.

LA unción me da la habilidad de predicar, de proclamar y de ordenar. Cuando usted ordena, la unción fluye. No se ponga a ordenar si no está la unción sobre usted porque va a hacer el ridículo, el diablo le va a sacar la lengua y la va a dejar como un trapo de piso, porque él sabe y conoce muy bien adonde está la autoridad y donde el simple status humano.

A lo primero, se somete; a lo segundo, directamente lo ignora. Fíjese cuando en el libro de los hechos se relata como fueron elegidos los primeros ayudantes para servir las mesas: 1) Llenos del Espíritu. 2) Llenos de Sabiduría. 3) Llenos de fe.

En las iglesias del Apocalipsis Dios dice: Si tú no te alineas a mi palabra, vendré a ti, te daré con el espíritu de mi boca y te quitaré los candeleros. Los candeleros o candelabros, eran encendidos con aceite de oliva. Es decir: te voy a quitar la unción a ti y se la voy a dar a otro.

En el mundo de los reyes, Saúl estaba ungido. Pero él pensaba que por ser alto y buen mozo, él era el que iba a establecer el reino de Dios. Pero Dios lo desplazó y levantó a otro en lugar de él: David. Tienes que tener cuidado de caminar en la unción, porque ya existe otro mejor que tú; lo único que falta es que Dios decida bajarte a ti y levantarlo a él.

En el mundo de los sacerdotes las cosas son más o menos similares. Elí era ungido, pero Elí no cuidó su carácter, ni su hogar, ni sus hijos, ni su familia. Entonces, dentro del mismo ministerio de Elí, Dios comenzó a levantar a un joven llamado Samuel.

En el primer libro de los Reyes, capítulo 19, vamos a encontrar que Jezabel, una mujer impía, esposa del rey Acab, dice que juró por sus dioses que le quitaría la cabeza a él; él salió corriendo y dice la Escritura que cuando estaba en el monte vino la unción de Dios.

Dice el verso 11: …El le dijo: sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento.

¿Qué le parece? Era un viento fuerte. Rugía, rompía los montes, arrancaba los árboles, rompía las peñas, (Es decir las rocas, las piedras, ¿No?) pero pese a todo ese poder, mi Biblia dice que Dios no estaba en ese viento.

Hay mucho liderazgo que funciona igual. Mucho ruido y pocas nueces. Mucho humo, pero poco fuego. …Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. ¡¡Huau!! ¡¡Eso era pura carne!! ¡¡Parecía tremendamente ungido y bonito, pero era carnalidad pura!!

Los que predican, los que enseñan, los que cantan, los que danzan, los que sirven, los que adoran, los que tocan un instrumento musical, todos tienen que hacerlo con la habilidad de Dios, con la unción de Dios. Quiero que entienda: podemos ser un viento que arrasa o un terremoto que derrumba todo, pero eso no es necesariamente sinónimo de unción, no se confunda.

(Verso 12)= Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, (Porque Elías sabía lo que era la unción. Elías no lo había cubierto antes, pero ahora sí lo hizo porque sabía que en ese silbo apacible estaba el poder de Dios. Y Dios le hace una pregunta)

¿Qué haces aquí? (Dios le pregunta a usted lo mismo en este instante. ¿Está usted escondido? ¿Por qué huye? ¿Por qué Elías huía de Jezabel? Porque había descuidado su unción.) Ponga especial atención a esto: los hombres de Dios tenían que definir tres aspectos:

1)=Quien me llama. 2) A qué me llama. 3) En que lugar me llama. Mira Abraham: Jehová me llama. A ser una gran nación. A una tierra que me va a mostrar. Hay mucho liderazgo que anda deambulando por allí sin respuestas para ninguna de estas preguntas.

No saben quien los llama, a qué ni en qué lugar. Pablo hace dos preguntas claves cuando tiene su encuentro personal con Cristo camino a Damasco: ¿Quién eres? ¿Qué quieres que yo haga? Y Jesús le agrega la tercera: ¿Dónde? En Damasco.

¿Conoces a Jesús? Porque hay mucha gente, créame, que ha conocido muy bien a la iglesia, a todos sus estamentos administrativos y de control, como estructura monolítica inclusive, pero todavía no ha conocido a Jesús. Responsabilidad.

(Verso 19)= Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.

Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: ve, vuelve, ¿Qué te he hecho yo?

Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató. Y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías y le servía.

¿Cuántos bueyes tenía? Doce yuntas, veinticuatro bueyes. ¿Cuántos mató para alimentar al pueblo? Dos. Un par. ¿Qué hizo con el resto? Los guardó para su familia. Responsabilidad. Primero su familia; después el pueblo de Dios.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

enero 1, 2015 Néstor Martínez