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Algo Más que Una Amistad

Cuando Dios habla, todo el mundo sabe que Dios habló. Hay pruebas más que evidentes con relación a eso. Sólo nos está faltando la perspicacia para acceder a la voz genuina de Dios por encima de nuestras voces íntimas y emocionales, sentimentales o sencillamente carnales. Tenemos que aprender a oír a Dios hasta en los comerciales de la televisión, en los clics de las redes sociales y en las nebulosas de las confusiones de los últimos tiempos.

Los sacerdotes venían entrando y saliendo de los templos desde hacía años y años. Ritos – paso uno, paso dos, paso tres. De pronto llega uno y le dice: Basta, no se hace más así. – ¿Cómo que no se hace más así, si así me lo enseñó mi papá porque a él se lo enseñó mi abuelito? –  Lo siento por tu papi y tu abu, pero ahora ya no se hace más esto. –  ¿Es que no hay más orden de culto? –  No, el culto quedó en aquella rutina antigua pre-pandemia. Eso tan fuerte que nos pasó y nos está pasando, nos enseñó algunas cosas. Una, que culto es conforme a lo que diga el Espíritu Santo. – Bueno, pero el Espíritu Santo lo venía ordenando así.

No, no era el Espíritu Santo, éramos nosotros los que creíamos que era el Espíritu Santo. Él andaba en otra cosa, Él andaba preparando esto. –  Ajá, ¿Y el altar?  – No hay más altar. –  ¿Cómo que no hay más altar? Sin altar no hay iglesia. – No hay más altar, porque el altar, ahora, es el corazón del hombre. – ¡Pero no puede ser, yo vivo de eso! – Lo siento mucho, estás en el porcentaje negativo de la pandemia, un hombre más de los tantos que quedaron desempleados… – ¿Pero y qué hará entonces toda esa gente que se gozaba y era bendecida pasando al altar y permitiendo que yo orara por ellos? – Ahora tendrá que buscar a Dios directamente, está cerrado el auto-service… – ¡Pero es que eso me perjudica! ¿No te da compasión? – ¡No! Porque yo no iba a la iglesia, como le decíamos a asistir a un templo, para que tu vivas, yo iba a adorar a Dios…Si tu vives de eso, es un proceso personal entre Dios y tu, No tiene nada que ver conmigo.

¿Te suena muy duro o cruel esto que termino de dramatizarte? Lo lamento profundamente porque incluye a mucha gente muy buena, muy noble y muy sincera, aunque tristemente en muchos casos, sinceramente equivocada. Eso se llama Engaño. Eso se llama Sutiliza. Ambas cosas se unifican en reino de las Tinieblas. Este es un tiempo de reforma como nunca antes ha sucedido en el pueblo de Dios. Es muy cierto y genuino que el evangelio da pistas en la escritura de haber pasado por varias reformas, pero yo puedo garantizarte casi con precisión profética que, como esta, no hubo ninguna. Podrás comprobarlo.

Lo cierto es que en el tiempo de reforma, se van a efectivizar distintos tipos de alianzas, compromisos altos y relaciones caracterizadas por la integridad en todas las áreas. Es decir que solamente los que sean capaces de implementar estas cosas podrán unirse, el resto no. No podemos meter a todo lo que dice ser lo que dice ser, dentro de la misma olla. ¡Ah, no, hermano! ¡Es que Dios no hace acepción de personas! ¡Todos podemos participar! – Perdóname, fíjate que no. Porque lo que le da razón de ser a una red de alianzas, es que tenga un epicentro claro, un objetivo común claro y compartido y una misión de conjunto, no de individualismos aislados. Si yo constituyo una alianza y me autoproclamo su líder, ya está; yo también caí en el mismo engaño y, por bueno y noble que parezca desde afuera, por dentro estaré haciendo más de lo mismo.

Lo que sucede es que es mucha la gente que hoy, pese a las restricciones que padecemos, igualmente se quieren reunir, y le llaman a eso establecer redes. Pero no lo son, porque esta gente se quiere reunir alrededor de algo abstracto, intangible, teórico, que le llaman Cristo. Suena muy bonito y religioso, pero es falso y no funciona. Tú eres de Cristo, nadie te dice qué debes o no debes hacer, así es como funciona. Eso, si eres de Cristo, porque de otro modo estás en Adán y tienes un grave problema. Aquí en la tierra y también en los cielos. Estar un montón de gente en un mismo lugar tras algo abstracto, no es unidad, es montón. Porque parece unidad mientras están todos reunidos allí, pero cuando se van, cada uno tiene su visión distinta y no logran nada porque no tienen un objetivo común. Eso no es unidad.

Lo que parece ser unidad, en realidad es reunirse detrás de una actividad específica, que aparenta ser parte de un mover de Dios, pero que en la suma no alcanza para terminar la obra de la iglesia. Después están los que asisten y promueven mil congresos y jamás terminan nada. Podemos orar, predicar y cantar hasta que se nos caigan las mandíbulas y todas las muelas y jamás llegar a Cristo. Cristo no viene porque tú le cantes, Cristo viene porque tú le crees y le obedeces, aunque cuando cantes desafines hasta producir dolor de estómago. Aprende. Entiende bien, hay que adorar a Dios, no salgas a decir que el hermano dijo que no. Sólo quiero que entiendas que adorar a Dios, que está muy bien, no garantiza terminar la obra. Alguien dijo que un concierto de música cristiana, es un regalo que yo le doy a mi hijo porque hizo la tarea, pero no es la tarea. La tarea es adelantar el propósito. Y al propósito no se lo adelanta cantando.

Pero cuando todo el mundo deja la vida en actividades, es porque no tienen una visión definida en el epicentro. Es que todo por fuera se ve igual, porque todo está cubierto de cedro. ¡Cuánto daría para que me entiendan lo que estoy diciendo! Hago mi pacto con mis escogidos. Cuando Pablo vino a la tierra de Éfeso, hubo una joven que tenía un espíritu de adivinación, ¿Recuerdas? Decía: “¡Estos son los hijos del Dios Altísimo que vienen con los decretos de Dios! Cierto. Absolutamente. ¡Buen mensaje! Correcto. Vamos a tener una reunión con ella, está en la misma línea que nosotros. En la misma red profética, apostólica o como se te ocurra denominarla. Fíjate: lo que garantiza que estén en un mismo sentir o en un mismo espíritu, no es lo que están diciendo. Porque ella sabía que Pablo traía la verdad. Ella tenía toda la fluencia y la influencia de una ciudad, todo el mundo la conocía. Pero Pablo fue tajante y le dio a entender que el Reino de Dios no puede estar fundado sobre un epicentro satánico. No todo lo que brilla es oro…ni todo lo negro es petróleo, decía un enorme hombre de Dios que conocí y que ya no está, pero que sigue siendo mi máximo punto de referencia.

Ella sabía que si Pablo se plantaba ella se tenía que ir, pero si lograba engañarlo y la dejaban unirse al grupo, se les iba a quedar con el poder y el comando. Así funciona la falsa doctrina. ¿Por qué digo que ella se quedaría con todo el poder? Repito: porque ella era conocida allí, mientras que Pablo había llegado por primera vez. ¿En quien se depositaría la mayor dosis de confianza por parte de la población? En el que más se conoce, que no siempre es el mejor, pero sabes su nombre. ¿O no sucedió así cuando el pueblo que tanto había recibido de Jesús, decidió elegir a Barrabás para  salvarlo? Pero Pablo estaba contristado por lo que ella estaba diciendo, había discernido claramente un espíritu de adivinación. No tuvo en cuenta ninguno de esos halagos por los que más de un ministro cualquiera hubiera dado la vida y algo más con tal de recibirlos. Aprende esto: lo que es de Dios, no te llega alabando al hombre.

Dejame decirte algo que por ahí te choca por lo brusco, pero que es una verdad tan notoria que no se puede disimular con nada. El estado final de la iglesia es un varón, no una hembra. No estamos construyendo una novia, sino un varón perfecto. ¡Pero es que serán las bodas del Cordero! Sí, pero pidamos revelación para interpretar eso como corresponde. Porque lo que Jesùs viene a buscar es un varón perfecto, no una novia. O sea: el género final de la iglesia es un varón gubernamental, no uno emocional y femenino. No va a ser una iglesia lacrimógena en el altar, llorando. Va a ser una iglesia gubernamental, en la tierra, reinando. Cinco ministerios puestos hasta que la iglesia  llegue a la estatura del varón perfecto. El original es en plural, varón multimiembro. Y es más que obvio que esto no es ni por las tapas discriminación de género humano, Dios no hace acepción de personas. Esto es definición espiritual y divina. Lo asumes y lo crees o lo dejas ir y te lo pierdes.

Es decir que el género, la cultura de la iglesia deberá ser varonil. Es decir: cambiar del amor emocional phileo, al amor paterno ágape. Lo primero es sentimientos, lo segundo es carácter. Del cariño del ay bendito, a la disciplina y la corrección. Se fue la voz del Espíritu Santo, y llegó la voz del Padre. La voz apostólica es la voz del Padre, no la voz amorosa de la paloma en el hombro de Cristo. ¿Una iglesia sin emociones, entonces, es lo que viene? No. Sin emociones no, porque Dios nos hizo con emociones. Pero no para vivir de las emociones, sino para que sean controladas por principios. Y no que los principios resulten opacados por las emociones. Viviendo con emociones, pero no por ellas. La iglesia hasta hoy le ha dado mucha prioridad a las emociones. ¿Ejemplo claro? Observa. La palabra “siento”, ha reemplazado a la palabra “creo”. Y sentir viene de sentimiento, y sentimiento es Alma. Mientras que creer viene de Fe, y Fe es don de Dios. ¿Fui claro?

Operar por principios es estar haciendo lo correcto y lo que se debe, no lo que se siente. De pronto Dios viene a un culto y como en ese culto las emociones están a full y todo el mundo anda cantando, saltando, llorando y hablando en lenguas, al final de la noche Dios se tiene retornar a su Trono sin poder decirle a nadie a qué vino. Míralo así. Un niño de cinco años está jugando en su casa y de pronto llega el papá de su trabajo. ¿Qué hace? Corre y se cuelga del cuello de su padre y le empieza a contar todo lo que hizo. El padre, que llega cansado, con toda su paciencia se sienta en su sillón y lo escucha. Es su hijo, niño, y le demanda toda su atención. Pasa el tiempo y ese niño crece y de pronto cumple veinte años. Llega su padre a casa de su trabajo. ¿Qué hace? Mueve su mano en señal de saludo y luego le comenta algunas novedades de su estudio o de su trabajo. Hablan un momento de sus respectivas novedades, de padre a hijo, pero también de hombre a hombre. Cuando era niño, se comportaba como niño. Ahora es hombre, se comporta como hombre. La iglesia, no. Lo cierto es que la iglesia del siglo veintiuno y post pandemia, nos demanda un estilo de vida puro, íntegro, varonil en esencia, no en género humano. Una expresión varonil expresada por hombres y mujeres por igual.

(Malaquías 4: 1) = Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.(2) Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. (3) Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.

¿Quién es el que va a traer la separación? Los que tienen la mentalidad de piedra de tropiezo. O sea: se levanta lo que es correcto, y lo que es incorrecto ya no se mide, ya no se da, se entiende y se va separando. Recuerda siempre que el justo no va a brillar o resplandecer en el Reino de su Padre, hasta que la cizaña sea removida. Lamentablemente hay cizaña, Dios nos dijo que la dejáramos allí porque teníamos que crecer juntos. Y ni se te ocurra ir a arrancarla antes de tiempo, será peor, arrancarás trigo bueno e inocente. Escucha esto que es clave: lo falso es tan parecido a lo cierto, que sin una reforma con el Espíritu Santo verdaderamente siendo guía a toda verdad, no podemos discernirlo. Mientras sigamos dejándonos llevar por la hermenéutica teológica y nuestras sabidurías personales, todo lo que brilla es oro.

¿Por qué sucede esto? Porque estamos edificados todos bajo un concepto que nos hace a todos de un mismo tamaño. Que es un excelente método para entrar, pero directamente contraproducente para llegar al final. Porque para entrar, entras como vienes, pero si no cambias en el camino, en el final te quedas. Ojo con esto: la entrada es gratis, la llegada no lo es. El ticket, el boleto de entrada a la carrera, Cristo te la paga, pero para ver la llegada y recorrer los boxes y saludar los competidores, hay que pagar un precio. Y eso es lo que nunca hemos querido predicar. Porque decimos que la salvación es gratis. ¿Quién dijo? Fuimos comprados por un precio. Nada es gratis. Porque si no te costó nada a ti, recuerda que sí le costó todo a otro, pero gratis no fue ni es. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Y es con todo esto en mente que podemos encarar los fundamentales principios básicos para derrotar a Babilonia. Recuerda que cuando digo Babilonia, no me estoy refiriendo a una ciudad. La ciudad, en todo caso, nos da las pautas de como opera ese espíritu llamado Babilonia, pero lo que eso realmente es, es un concepto. Y ten en cuenta que no se está hablando de ninguna iglesia en especial sino de una mentalidad. Por lo tanto, cuando hablamos de reforma, de lo que estamos hablando es de reformar nuestras mentes. Esto que nos permite la pandemia es labrar la iglesia del siglo veintiuno, y con estos elementos, intentar comprobar que es lo que estás haciendo en este tiempo y hasta qué punto eso es iglesia victoriosa o grupúsculo religioso.

Cuando la Biblia habla de Babilonia, habla de una ciudad, pero no es eso lo que estamos enseñando ni tratando de derrotar. La ciudad trae elementos, características y pormenores que están escrito, -allí lo dice- para nuestro beneficio. Así es que lo mejor es ubicarnos en tiempo y espacio y ver con claridad de qué estamos hablando y de qué vamos a hablar en lo sucesivo.

(2 Corintios 10: 3-6) = Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Este es el ámbito de nuestra guerra espiritual, estamos derribando argumentos y pensamientos que Babilonia ha edificado en nuestros conceptos de Dios. Y la guerra, en la reforma, es remover a Babilonia de nuestros conceptos. Repito porque es importante y no quiero que te confundas y confundas a otros saliendo a decir después de escucharme que yo lo escuché a Néstor que dijo: estamos tratando de desarraigar a Babilonia de nuestros conceptos respecto a la iglesia. El ámbito de nuestra guerra espiritual son los argumentos y pensamientos establecidos como fortalezas en nuestras mentes. Ahora; que eso se parezca a algo o a alguien que conocemos, sólo Dios lo sabe, sólo Dios lo juzga, sólo Dios sentencia y ejecuta. Lamentablemente, Babilonia describe a mucha gente. Empezando por nosotros.

Que una nueva iglesia emerja de la tierra, sólo se puede establecer como concepto, si Babilonia se está destruyendo. Estoy queriendo decirte que no podemos edificar una iglesia nueva sin destruir la vieja. El principio de Hebreos 10 es que hay que remover lo primero para establecer lo último. En Hebreos 9 dice que lo segundo no puede establecerse si antes lo primero no es removido. No podemos edificar una iglesia correcta sobre fundamentos falsos. Hay que demoler. Y el problema está en que la gente quiere que venga lo nuevo después de todo este asunto de la pandemia, pero no se atreve por lástima o no sé qué a demoler nada. Y es importante, porque la iglesia es gente, son personas, no materiales de construcción.

Y hay algo que está anexo y que no le gusta a nadie que alguien lo diga. Pero como yo soy uno de los que no tienen ningún compromiso con nadie, lo diré tal cual es: cada vez que Dios empieza un mover nuevo, el sacerdocio se cambia, o sea que los líderes que nos trajeron hasta aquí, aquí mismo se quedarán y darán paso a otra gente que Dios levante. Y si tengo que incluirme en esto, me incluyo, de hecho.  Pero hombres o mujeres que Dios levante, no que se auto levanten o sean levantados por amigos. Los viejos no transicionan. No es cierto en la Biblia, así que tampoco será cierto hoy. Y otra cosa que es muy cierta, es que todos los David aparecen debajo de las narices de los Saúl… Samuel aparece debajo de la nariz de Elí. ¿Dónde vamos a buscar a un hombre nuevo, sino debajo de uno viejo que no lo dejaba crecer? ¿Te estás dando cuenta ahora de donde has salido, estás saliendo o no te atreves a salir?

Es una constante de Dios, esa. Saca a alguien de un lugar, lo entrena y después lo envía, lo manda. Sacó a Abraham de Ur de los caldeos, lo entrenó y lo envió. Sacó a Moisés de Egipto, lo mandó fuera para entrenarlo y luego lo trajo para libertar a los cautivos de su pueblo. Sacó a Samuel de las barbas de Elí, lo entrenó y lo metió. Sacó a Juan el Bautista, lo entrenó remojando gente y luego lo mete como precursor del que venía detrás de él. Sacó a Jesús de una familia convencional, lo entrenó y lo mandó al desierto a ganar poder. Porque a Jesús no lo llevó ningún ángel caído al desierto, dice la palabra que fue el Espíritu Santo el que lo llevó allí. Entrenamiento. Estoy seguro que contigo debe estar haciendo lo mismo. En el año 2000 me sacó de la última congregación en la que estaba. Dos años me estuvo entrenando, sólo yo sé cuánto, como y donde, y en 2002 arrancamos con Tiempo de Victoria que hoy es lo que tú sabes y entiendes que es, mucho más allá y por encima de mí mismo. Porque así es como debe operar y funcionar todo esto, de un modo en donde seas tú el que sabe de todo esto mucho más que yo mismo que soy el que supuestamente está al frente.

¿Por qué hace eso? Porque dentro del sistema no puede utilizar a nadie, ya que es precisamente el sistema vigente el que debemos reformar. Y no podrá hacerlo alguien que es cautivo de ese sistema. De ser así, Jonatán hubiera salido tan bueno como David. Tenía las mismas agallas, peleó contra los mismos filisteos, era tan atrevido como David, tenían el mismo corazón, estaban en alianza, tenían la misma edad y la misma fuerza. Sin embargo, Jonatán era hijo del rey y tenía derecho al trono, pero David no. Era más fácil para Dios establecer a Jonatán como rey que a David. Pero se hizo toda una trama y toda una persecución de diecisiete años, porque Jonatán hubiera heredado el reino, y eso era precisamente lo que David venía a cambiar. Con lo cual, él no iba a ser ni el primero ni el segundo, tampoco.

O sea que su amistad no le garantizaba posición, hay que entender eso, también. Todavía queda gente que porque es tu amigo piensa que ya está militando contigo, pero no. Puedes ser muy amigo de alguien y todo bien, pero jamás estarás en un mismo sentir y no podrás hacer alianza con él. La gente confunde con mucha facilidad amistad con alianza. Una alianza es superior a una amistad. Amistad es jugar al golf y comer juntos, y se ve muchísimo en las más altas esferas a esto, pero alianza puede ser que sin verte durante un año, yo vaya y haga algo que te beneficia. Alianza no tiene distancia. Alianza es algo más profundo que una amistad. Y lo que mueve al Reino de Dios desde la opacidad ritual a la manifestación más clara, es la alianza, no la amistad. La amistad en todo caso mueve al mundo secular. Y su producto, su resultado, lo estás viendo por la televisión todos los días, si es que aceptas pasar momentos frustrantes y deprimentes mirándola.

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febrero 25, 2022 Néstor Martínez