Epílogo

Ahora ya usted conoce algo más con relación a los planes de Dios. Ahora ya usted sabe a qué atenerse respecto a los días postreros. Ahora usted ya entiende que el cargo o la posición que usted ocupe dentro de las estructuras eclesiásticas, no van a garantizarle absolutamente nada en aquel día. Ahora usted ya sabe que aunque el pastor lo distinga con su cercana a mistad o con la mayor de sus confianzas, usted aún no tiene ningún salvoconducto para el día definitivo. Ahora usted ya sabe lo que Dios va a hacer y hasta de qué manera lo va a hacer. Ahora usted, ya no tiene ninguna excusa ni argumento para distraerse con religiosidades.

Ahora usted, como lo fuera desde el inicio de su vida en el evangelio, es dueño de sus decisiones. Así como aceptó a Cristo como Salvador y Señor de su vida, así ahora tendrá que aceptar que el Remanente definitivo surgirá por decisión de Dios y no por evaluaciones de hombres. Ahora usted tiene, una vez más, la última palabra.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez