Lo que tengo te doy

En la primera entrega de este estudio, y en sólo dos capítulos del Libro de los Hechos de los Apóstoles, base del mismo, ya que se ha dicho que la iglesia que no tenga estos fundamentos no es una iglesia según Dios, sino según los hombres, encontramos siete principios que quiero recordar como plataforma de esto que sigue: 1)= La Iglesia tiene que estar llena del Espíritu Santo, no sólo sellada, y de poder; 2)= Debe ser una iglesia perseverante en oración pero en unidad y armonía, tanto entre sus miembros como en el liderazgo; 3)= Para recibir al Espíritu Santo en un moderno Pentecostés, como fue entonces, tiene que estar junta, pero además unánime; 4)= Tiene que ser una iglesia de señales, prodigios y maravillas; 5)= Tiene que ser una iglesia arrepentida y humilde, jamás soberbia, por buena que sea en comparación a otras; 6)= Debe ser compañera, solidaria, apretada, sensible; 7)= Debe perseverar, contra viento y marea, en la doctrina de los apóstoles, por encima de las doctrinas plasmadas por eruditos denominacionales.

(Hechos 3 :1)= Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. (En esta época temprana de la historia de la iglesia, los judíos cristianos todavía oraban en el templo. La hora novena era aproximadamente, al hoy, la de las tres de la tarde)

(2) Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama La Hermosa, para que pidiese limosna (anota esto) de los que entraban en el templo.

(3) Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les rogaba que le diesen limosna. (Muchos han confundido limosna con ofrenda. Nada que ver. La limosna es un acto generoso de desprendimiento a causa de la compasión o la lástima, en tanto que la ofrenda – dice la Biblia -, es un acto de alabanza y adoración más, igual que la oración o el cantar.)

(4) Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: míranos.

(5) Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. (Los pobres, los mendigos, los necesitados, los que sufren, siempre buscan las puertas de las iglesias. Algo dentro de ellos les dice que allí van a recibir algo que, quizás va mucho más allá de una moneda. El mundo, íntimamente, está esperando permanentemente recibir algo de la iglesia)

(6) Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

En este primer milagro que el libro de los Hechos registra y que fue realizado por los apóstoles, se nos da una clave para el ejercicio por parte de todos los creyentes de la autoridad de la fe. Al ordenar la sanidad del hombre cojo de nacimiento, Pedro emplea el nombre completo y el título del Señor: “Jesucristo (Mesías) de Nazaret”. “Jesús”, que también es Josué o Yeshua, era un nombre común entre los judíos y continúa siéndolo en muchas culturas. Pero la declaración de su nombre y títulos completos, una práctica digna de notarse en hechos parece ser una lección buena y objetiva para nosotros.

Es importante que cada creyente tenga muy en cuenta esto cuando reclame autoridad sobre las enfermedades o los demonios. En nuestra confesión de fe o proclamación de poder, confesamos su deidad y su señorío como el Cristo (Mesías) usemos su nombre precioso, como Jesús (Salvador). Clamemos a él como Señor Jesús, o Jesucristo, o Jesús de Nazaret, sin que en este punto haya la intención de establecer un principio legal o ritual. Yo les confieso que me llamó poderosamente la atención y me impactó la primera vez que escuché pelear con estas armas. Fue en una de las importantes campañas evangelísticas y de liberación de Carlos Anacondia. Se lo oí expresar a él mismo y, obviamente, a todos los que conformaban su equipo. Me dije que eso no podía ser sólo un estilo, una muletilla o un distintivo. Pensé que debía responder a causas muy precisas y valederas desde el punto de vista teológico; así era.

Ahora, es importante saber y recordar que, al igual que oramos “en el nombre de Jesús”, también ejercemos toda autoridad en EL, mediante el privilegio de poder que nos ha dado en SU nombre.

Punto Nº 8: La Iglesia debe combatir la buena batalla en el nombre de Jesús de Nazaret, nombre que está por encima de todo nombre y ante el cual se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra.

(Hechos 4: 31)= Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Quiero detenerme un momento en esta palabra importantísima: DENUEDO, es, en los originales, la palabra PARRHESIA y su traducción literal implica: Osadía para hablar, expresión sin reserva, libertad de palabra, franqueza, candor, valor entusiasta, valentía, lo opuesto a cobardía, timidez o temor. Denota un don divino que recibe la gente ordinaria, no profesional, que exhibe poder y autoridad espiritual. Se refiere también a una clara presentación del evangelio que no es ambigua o ininteligible, que no tiene contaminaciones humanas ni adulteraciones filosóficas o pseudo científicas. PARRHESIA no constituye una cualidad humana, sino un resultado de recibir la plenitud del Espíritu Santo. Es el equivalente a POLENTA, un lunfardismo muy argentino que cualquier criollo creyente entenderá muy bien, pero que para los miles de hispanos que no lo conocen, es el equivalente a VALENTÍA. Ahora miremos lo que dice el verso 13, anterior, y tendremos a la vista otro principio clave para la iglesia de hoy:

(Hechos 4: 13)= Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban, y les reconocían que habían estado con Jesús.

Punto Nº 9: La prueba de una iglesia llena del Espíritu Santo es la proclamación de la palabra con denuedo, no sólo de la oración en lenguas, aunque las incluye.

(Hechos 5: 1)= Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, (2) y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.

(3) Y dijo Pedro: Ananías, ¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo y sustrajeses el precio de la heredad?

(4) Reteniéndola, ¿No se te quedaba a ti? Y vendida, ¿No estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

(5) Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.

(6) Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.

(7) Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido.

(8) entonces Pedro le dijo: dime, ¿Vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: sí, en tanto.

(9) Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.

(10) Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido.

(11) Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Independientemente del relato literal, que es verídico, y concreto, hay aquí una tipología, un símbolo, que tiene que ver con cosas mucho más profundo. Porque Ananías y Safira fueron juzgados por su hipocresía y por mentir a Dios, no por haber decidido retener parte de su propiedad personal.

La severidad del castigo para una ofensa tan pequeña puede parecer intolerante y poco misericordiosa, pero era necesario establecer la autoridad apostólica en la iglesia primitiva y salvaguardar su pureza. Una respuesta sensata es que Satanás tiene el poder de distorsionar el pensamiento de los cristianos, lo cual confirma que no podemos darle oportunidad alguna.

La mejor defensa del creyente contra el auto engaño es asumir mutua responsabilidad unos con otros (especialmente en la congregación local. Efesios 5:21 sugiere someternos unos a otros en el temor de Dios) Además es necesaria la constante renovación de la mente a través de la Palabra, y la sostenida plenitud del Espíritu Santo.

Punto Nº 10: Más que a una disciplina humana, la Iglesia debe estar sometida a una Justicia Divina.

Después que Ananías y Safira fueron juzgados, muchos no quisieron asociarse con los apóstoles y su servicio. A pesar de esto, las gentes miraban a estos nuevos adoradores cristianos favorablemente. En el verso 13 dice que los alababan por esto y el verso 15, que mucha gente recibía sanidades físicas solamente con que la sombra de Pedro pasara sobre ellos. Ya lo hemos dicho. Las señales y prodigios caracterizaron el ministerio de la iglesia primitiva, y también se espera que ocurra hoy.

Después de esto, los discípulos fueron detenidos por las autoridades influidas por la organización religiosa de esa época, que veía con recelo el peligro que implicaba para su status, la proliferación de la nueva doctrina que se estaba predicando. Sin embargo, de una manera sobrenatural y con la intervención de ángeles, ellos quedaron libres. Entonces fueron llevados sin violencia ante las autoridades religiosas para explicar por qué seguían enseñando esa doctrina revolucionaria.

(Hechos 4: 27)= Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, (28) diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

(29) Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: es necesario obedecer a Dios ante que a los hombres.

A ellos, como sucedería hoy en cualquier organización religiosa, esta expresión no les agradó en absoluto. Toda queda cierto liderazgo que entiende a la sujeción como una mezcla de obsecuencia humana y obediencia a cualquier mandato suyo aun en contra de lo que pueda decir la Palabra. ¡Pero hermano! ¡Pero hermana!; lo que le digo usted puede comprobarlo en más de un lugar y usted lo sabe. Lo que pasa es que no es agradable reconocerlo. Pero al mundo, eso no se le escapa. Y vaya a predicarle un evangelio de amor, generosidad y libertad después, a ver si lo escuchan.

Allí es donde surge la figura de un viejo doctor de la ley llamado Gamaliel. Él menciona a Teudas y Judas, dos hombres falsos, dos líderes falsos que se levantaron y arrastraron seguidores al error. No es novedad histórica esta. Siempre que Dios va a levantar hombres nuevos, Satanás trata de adelantársele procurando enturbiar con las dudas de ese ministerio. Sin embargo en el capítulo 5 y verso 39, Gamaliel advierte el riesgo de que se encuentren luchando contra Dios.

Punto Nº 11: La Iglesia debe obedecer a Dios ante que a los hombres, si es que estos no son obedientes a su voluntad y su propósito.

(Hechos 6: 1)= En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.

Los hebreos eran nativos de Palestina y hablaban su idioma (o arameo) en lugar de griego. Los griegos, (helenistas) eran judíos nativos del mundo greco-romano y hablaban griego. La presencia y el poder del Espíritu Santo no garantizan que automáticamente se disipen las dificultades de la vida. A menudo es necesario que los cristianos discutan sus diferencias e imploren soluciones sabias a Dios.

(2) Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: no es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

(3) Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

Primero vamos a lo formal: el crecimiento de la iglesia necesita organización y delegación de responsabilidades. Los líderes son levantados por Dios para pensar y diseñar, no para ejecutar. Pero lo más valioso, aquí, es que queda en evidencia que el liderazgo de cualquier nivel, en la iglesia, necesita estar lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. Porque nos da la perspectiva de Dios. La sabiduría concierne al aspecto práctico de resolver un problema. Muchos especialistas consideran a los siete como los primeros diáconos electos, aunque el término no aparece en este pasaje.

Ellos tomaron esa decisión – declaran -, para poder seguir persistiendo en la oración y el ministerio de la palabra. Es indudable que estas dos cosas deben ser de absoluta prioridad para el liderazgo de la iglesia. Esto no quiere decir que el ministerio de la benevolencia está un escalón más abajo. Todo es una cuestión de responsabilidades que asigna Dios.

Punto Nº 12: Los líderes de la iglesia deben tener antes que ninguna otra condición, una personalidad llena del Espíritu y sabiduría.

(Hechos 6: 8)= Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. (Fíjese que los prodigios y las señales, como ya ha sido dicho, son una característica exclusiva del ministerio apostólico. Esteban no era un apóstol, pero estaba lleno de gracia y poder).

(9) Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, (Los libertos eran ex esclavos romanos), y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

(10) Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

Testificar de nuestra fe, no se reduce a decir cosas correctas. Testificar supone librar una batalla espiritual que requiere de sabiduría y del poder del Espíritu Santo.

La palabra SABIDURIA, aquí, es la palabra SOPHIA. Está relacionada con la sabiduría práctica, prudencia, habilidad, entendimiento penetrante. La instrucción cristiana, una aplicación acertada del conocimiento, un entendimiento profundo de la naturaleza verdadera de las cosas. A menudo, en la Biblia, a la sabiduría se la asocia con el conocimiento. Anticipando nuestra necesidad de ser guiados, de dirección y conocimiento. Dios nos dice que pidamos sabiduría, y nos asegura que nuestra petición obtendrá una amplia recepción.

Punto Nº 13: Una Iglesia con sabiduría divina jamás será confundida por discursos humanistas.

(Verso 11)= Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.

Fíjese hasta donde llegan las mezquindades humanas. En el nombre de un Dios justo y con el argumento de defender su iglesia, no vacilan en inventar una acusación para perjudicar a un hombre que, – ellos sabían -, tenía espiritualmente mucho más que todos ellos juntos. Hoy sigue ocurriendo. La palabra BLASFEMIA es la palabra BLASPHEMOS y viene de BLAPTO, que es “injuriar” y PHEME, que se traduce “discurso”, lo que da una traducción armada de “discurso injurioso”.

(12) Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.

(13) Y pusieron testigos falsos que decían: este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; (Quiero aclarar que, al igual que entonces, los lugares son santos o no conforme a la santidad de aquellos quienes los ocupan. Un púlpito, por ejemplo, puede tanto ser santo como blasfemo. El hombre que lo ocupa lo define). (14) pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.

(15) Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

Quien tenga un mínimo de discernimiento puede ver con facilidad la diferencia que hay entre creyentes sólidos, fieles, trabajadores, constantes, maduros y ungidos con aquel que pasa horas en la presencia de Dios. Son los menos. Resplandecen.

(Hechos 7: 1)= El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así?

(2) Y él dijo: varones hermanos y padres, oid: el Dios de la gloria apareció a vuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en harán, (3) y le dijo: sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.

(4) Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.

(5) Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aun no tenía hijo.

La palabra PROMETIO, es la palabra EPANGELIO. Significa comprometer, profesar, aseverar alguna cosa acerca de uno mismo, anunciar lo que uno está por hacer, (una intención), rendir un servicio, hacer un compromiso, asegurar que se va a hacer alguna cosa. De ahí que el EPANGELIO sea la seguridad que Dios dio a Abraham (Y por prosecución a todos nosotros, hoy) de que la tierra que le había mostrado pertenecía a él y a sus descendientes. Es exactamente eso lo que Dios promete a este pueblo, hoy, con respecto a todas las naciones del mundo.

Punto Nº 14: La Iglesia del Señor tiene una promesa de posesión de las naciones, no de adaptación, negociación o acuerdos diplomáticos.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez