Cuando hablamos del ministerio quíntuple y hablamos del apostolado, siempre, por la manera en que se presentó el ministerio, necesariamente solemos asociarlo con cobertura. Y cuando pronunciamos esta palabra que no es ni siquiera bíblicamente correcta y que yo relevaría de inmediato por otra palabra más contundente y genuina, como es Autoridad, surgen muchas posturas, tesis, teorías y tradiciones. Lo cierto es que, si vamos a trabajar en un nuevo despertar de la iglesia, tendremos que hacerlo desde la pureza de lo incontaminado con los intereses humanos que no siempre son tan santos como debería ser algo que procura meterse dentro de un grupo de santos.
Lo que sucede es que se ha estado enseñando lo relativo a la supuesta cobertura, como quien lo hace con un área de administración de empresas. Además, y esto queda más que en evidencia, con una visión muy humana, muy mediocre, muy pobre, hasta muy barata podría decirse. Yo ya he enseñado respecto a esto sobradamente, así que no voy a reiterarlo de manera innecesaria, pero sí quiero compartir lo que estimo como un principio básico e importante. Nadie le puso un nombre específico porque quizás no lo tiene, pero alguien lo nominó como el principio de la credibilidad y a mí me pareció excelente esa definición.
Hay un texto bíblico que nos muestra que en una ocasión Jesús decidió no entrar a una población, y como argumento dijo que no pudo hacer muchos milagros allí por la simple razón de que la gente no creía mucho en él. El Reino espiritual se basa en la credibilidad. Tengo un ejemplo simple y concreto: cada uno de ustedes está allí, leyendo o escuchando esto, porque creen que lo que les digo y les enseño es la verdad. O, en todo caso, pueden ser conscientes que puedo cometer errores y equivocarme no una, sino varias veces, pero esa credibilidad creo que radica en el hecho de tener la certeza de que mis intenciones son claras, puras y despojadas de intereses oscuros o personales. Eso se llama credibilidad.
Y por eso digo casi con valor doctrinal, que la credibilidad es un factor determinante en el reino espiritual. ¿Cómo opera? En principio quiero que vean cuán destructiva es la falta de credibilidad y cómo puede estancar definitivamente un ministerio. Y te doy un ejemplo personal. La palabra profética respecto a que mi voz sería escuchada en todas las naciones, me la dio, aquí en Rosario, Argentina, un miembro de un coro de la ciudad americana de Sacramento, hace ya más de veinte años. Estaban d visita por primera vez y no me conocía. Era el pastor de ese grupo compuesto en su totalidad por hermanos de raza negra. ¿Y qué tal si yo hubiera resultado ser un cristiano racista o clasista que los hay y demasiados? No le hubiera creído su declaración simplemente porque provenía de un hombre de un color de piel que muchos desprecian. Y me hubiera perdido todas estas bendiciones que hoy disfruto por haberle creído y activado lo que me dijo. Entiendes de lo que estoy hablando, ¿verdad? Credibilidad.
Claro está que esto de la discriminación, es algo que viene casi implícito en la raza humana. Lo que quiero decirte es que resulta imposible juzgar una palabra profética, sin juzgar al mensajero que trae esa palabra. Es algo a nivel inconsciente que está metido dentro de nosotros. A veces, para llegar a lo bueno, tenemos que romper algunos prejuicios. ¿Qué tal si Jesús, en lugar de aparecerse en el tiempo en que se apareció, lo hiciera hoy? Olvida las películas de Hollywood y a ese Jesús rubio de ojos celestes que cautivó a medio planeta de cristianos. Piensa en un Jesús físico acorde a su raza física y a su lugar de origen. ¿Tú crees que el mundo “occidental y cristiano” se hubiera ido detrás de Él sin dudarlo? Yo creo que no. Es más; hasta puedo suponer que lo hubieran marginado. ¿Cómo iba a pretender “ese” ser el Hijo de Dios?

Dios les bendiga, mis amados.
Cuando leí todo esto. Él Padre trajo a mi un recuerdo, de las primeras ministraciones que recibí de Él.
Recuerdo que antes de estar en estos caminos, lo que más me aterraba era la muerte, y más cuando para esa época se pronosticaba el fin del mundo. En el 2012. Pero ya para esa época Él Padre me había reclutado, y la muerte ya no representaba nada para mí. Entonces empecé a investigar todo acerca de ese supuesto «fin del mundo». Y me tope con toda la parafernalia de las teorías, tesis, e hipótesis. En las cuales los eruditos modernos se habían basados. Partiendo desde la base del calendario Maya; entonces nuestro Padre, me permitió analizar desde las esferas celestiales. Todo el desarrollo cultural de esas civilizaciones, y la influencia que nuestro Padre tuvo en todo esto. A pesar que el pueblo judío se piensa que ellos fueron los únicos, pero nuestro Padre en todos los pueblos de la tierra tuvo sus testigos. Este es un dato confidencial, para que en aquel día no nos sorprenderemos, cuando veamos personas de todas las edades de la tierra.
En fin, nuestro Padre les permitió ver y analizar a los Mayas los tiempos. Viendo como todo llegaba a un final preestablecido. Entonces viendo todas estas cosas, le preguntó al Padre. Puesto que a través de las escrituras, veo un desarrollo más allá de esta fecha. Entonces Él Padre, me habla acerca de los tiempos finales que se reflejan en La Palabra. Ministrando que a partir de esa fecha, comenzaría una degradación moral y espiritual, que sería el sello distintivo de la humanidad, hasta el tiempo de Su venida. Y casi 10 años después de esta ministración, al ver todas estas «ideologías», está «deconstrucción social», y estás «autopercepciones». No hago más que postrarme delante de Él, y adorarle por todas las cosas. Porque para mí eso es Credibilidad. Pero alguno dirá «¡Ah, pero es Dios quien te habla!». Pero si es la única referencia clara y específica que tengo en mi vida. Y todo cuanto me dice se cumple sin falla alguna, y si todo lo que ocurre en la Iglesia, así como también en el mundo. Está previamente establecido en el plan y los diseños. Entonces las cosas están avanzando. No quizás, en la dirección en la que algunos de nosotros queramos. Pero es así la forma en la que fueron dispuestas por Él.
Así que si Luz y tinieblas, vida y muerte, trigo y cizaña, Espíritu y carne. Siguen en equilibrio, entonces mientras el mundo se sigue degradando. Los hijos de Dios seguimos creciendo.
Dios les bendiga, desde RD pa’l mundo.