Cuando no son pocos los que se preguntan si de una aflicción fuerte puede resultar algo positivo, la respuesta llega de inmediato: Las aflicciones nos enseñan a postrarnos y a clamar al Señor cuando nos encontramos en problemas y dificultades.
Conozco, Jehová, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad
me afligiste. (Salmo 119:75).
David está diciendo, “Señor, yo sé por qué tú me afligiste. Tú viste que cuando todo marchaba bien, yo me alejé, empecé a perder interés, y por tanto, permitiste que tribulación viniera a mí. Tú sabías que ésta doblegaría mis rodillas y me quebrantaría. ¡Mi aflicción fue evidencia de tu fidelidad para conmigo!”
Conozco a mucha gente que ha tenido que pelear contra terribles ataduras en sus vidas—drogas, alcohol, tabaco -y tentaciones diarias. Sin embargo, yo le digo a toda esta gente: “Dios tiene cuidado de usted. Él sabe la miseria por la que usted está pasando y solamente Él puede librarlo.”
El Señor no te dice a ti constantemente, “Eres miserable por lo que has hecho. Me has fallado y ahora estás pagando el precio.” ¡No! Tú no le sirves a un Dios como ese. Tú le sirves a un Padre amoroso que siente tu dolor desde el primer momento en que tú te afligiste. No importa cómo tú iniciaste tu aflicción, Dios se duele contigo y quiere librarte.
Tú puedes pensar que Dios no te está ayudando para nada, pero desde el primer momento en el que Él escuchó tu clamor, Dios entró en acción. Déjame mostrarte lo anterior:
Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición. (Éxodo 2:24-25). Aquí la palabra conoció significa, “Él empezó a actuar.” Dios escuchó su clamor y empezó a tomar acción en su lugar.
Claman los justos, y Jehová oye y los libra de todas sus angustias. (Salmo 34:17). Toda vez que tú te postras sobre tus rodillas, Dios inmediatamente obra en tu lugar.
Doy fe de que Dios es un padre amoroso y que busca que sus hijos se acerquen a Él ckamando por sus angustias, tribulacones, aflicciones y tentaciones diarias. Pase por todo ello y mi Padre y Señor me libró de ello. Te glorifico, te alabo y te doy gracias infinitas por ello. Es necesaria toda una eternidad para agradecerle todo lo que ha por nosotros, pues cada dia libra nuestras batallas en nosotros, por nodotros y a traves de nosotros. Te alabo por ello Padre y te amo