Hay algo que todos sabemos pero que no siempre se nos ha enseñado, y es que cada cierto tiempo, se producen ciertas manifestaciones de Dios, esa lámpara que puesta en un lugar alto, ilumina a todos. Y se produce un auge de diferentes áreas; ciencia, tecnología, comunicación, cambios de estrategias políticas.
No es fácil encontrar momentos así. Los estudiosos han hilvanado alrededor de tres, comenzando desde el siglo dos. Y eso sin hacer un trabajo más exhaustivo, cosa que deberíamos dejarle a los historiadores. UN ejemplo de esto, es el principio del siglo veinte.
Es interesante, por ejemplo, que al iniciarse el siglo veinte, se desatan una cantidad e avivamientos en diferentes partes del mundo, en lugares que no estaban conectados por esos focos de avivamiento inicial. Por ejemplo: en 1902, empieza un avivamiento en Australia y Nueva Zelanda.
En 1904, aparece el famoso avivamiento de Gales, donde cerca de cien mil personas aceptan a Jesucristo. Incluso deben recordar seguramente el avivamiento de Corea, en 1905, de Manchuria en 1906. Y más cerca, en casa, tenemos el avivamiento de 1909 en Valparaíso, Chile, dentro de lo que era la Iglesia Metodista.
También está el avivamiento de 1906, en California, el famoso avivamiento de la calle Azuza. Sumando y restando, fácilmente podemos hablar que, a principios del siglo veinte, de manera no sincronizada, hubo más o menos diez avivamientos en el mundo, que sacudieron el globo terráqueo, en diferente magnitud y en diferente forma.
Cada uno de ellos, el de Manchuria, el de Gales, el de la calle Azuza, es digno de ser estudiado, porque tuvo repercusiones en muchísimos niveles. Por ejemplo: del avivamiento de la calle Azuza, se sabe que doscientos misioneros empezaron un proceso de salida, que terminaron en India, África y muchos lugares más, de una forma absolutamente dirigida por el Espíritu.
Lo que pasó en Valparaíso, en el avivamiento de 1909 es muy particular, porque provocó un remezón muy fuerte en una de las ciudades más emblemáticas y antiguas de Chile. Esto no es casual. Eso muestra que Dios está predisponiendo la atmósfera, está creando un entorno, un ambiente, para generar una cantidad de cambios.
Ha habido gente con muy buena intención, que ha tratado de mostrar que hay un patrón en los avivamientos. Y ciertamente puede que se encuentre alguno, como el arrepentimiento, como el hambre de Dios, como la búsqueda intensa del Espíritu Santo y volver a los diseños, pero en particular, cada avivamiento es muy distinto.
El de Pensacola, en Florida, en los Estados Unidos, que duró cerca de cuatro años, lo que sucedió en mi país en los principios de los años noventa. Todos ellos tienen particularidades muy singulares. Y nosotros, como seres humanos cometemos ciertos errores, como el de tratar de encuadrar cómo debe ser cada avivamiento.
Los avivamientos, básicamente, son temporales, y tienen como objetivo, no resolver los problemas. Avivamiento es diferente a transformación. Un avivamiento, puede generar transformación en ciertas áreas, pero en esencia un avivamiento está diseñado por Dios, para responder al hambre de su iglesia, de su comunidad, de su gente.
Y, de paso, habilitar dones, habilitar acciones, que por causa de la religión han quedado empolvados, empacados o archivados. La iglesia, se ha quedado con la nostalgia de querer ver avivamientos cada cierto tiempo, en cada generación.
El asunto está en que es Dios quien genera los avivamientos, aunque ciertamente, el hombre los puede provocar con los elementos que te mencionaba recién: hambre de Dios, búsqueda intensa por el Espíritu Santo, deseo de volver a los patrones correctos.
Pero más allá de eso, aún los avivamientos se tornan distractivos, cuando no tienen como perspectiva el establecimiento de algo permanente. El avivamiento es algo temporal. Aunque hubo un avivamiento que quizás fue el más grande de la historia, duró cien años, aunque tampoco logró expandirse más allá de ciertos límites geográficos.
Si se generó algo muy particular. Por ejemplo, por cien años se leyó la Biblia sin parar. Esas son proezas impresionantes. Ahora bien; ¿Es posible que Dios mande un avivamiento en este tiempo? Es posible que sí, obviamente. Pero es irresponsable esperar que un avivamiento resuelva lo que nos corresponde resolver a nosotros.
Hay gente que está orando y pidiéndole a Dios que mande un avivamiento porque de otro modo, dicen, nos iremos todos a la basura. Y no se trata de eso, porque en el fondo, si ustedes quieren un avivamiento escomo exigirle a Dios que haga algo que ya hizo y no aprovechamos.
Es como venir a poner un poco de orden y acomodar todo lo desacomodado. Pero en modo alguno alguien puede suponer que un avivamiento es algo que se eternizará para siempre como parte de un decorado de fiestas y celebraciones de gloria.
Un avivamiento, en suma, es una respuesta temporal a una situación temporal. La iglesia ha esperado desesperadamente, en cada generación, un avivamiento. Y son pocos los avivamientos como tales. Han llegado pero de un modo muy espaciado en el tiempo, mucho más de lo que se espera.
Entonces, aquí surge algo muy particular, y es el entendimiento de por qué Dios está haciendo lo que está haciendo en la iglesia. ¿Por qué no se están recuperando ministerios? ¿Por qué no se está dando hambre de volver a más?
¿Por qué no está poniendo en sus hijos, el deseo de buscarlo? ¿Por qué hay una insatisfacción general con la iglesia actual? ¿Por qué nos sentimos defraudados al ver lo que está pasando, y sabemos que Dios nos quiere dar más? ¿Por qué todo esto está creciendo en la gente?
Ese es, exactamente el preámbulo, el escenario en el que Dios nos pone, para que luego podamos obrar en una dirección correcta. ¿Por qué no nos hemos puesto de acuerdo para estar insatisfechos? No nos hemos puesto de acuerdo para hablar de esto o de aquello.
Cuando tomo contacto por alguna vía con hermanos europeos, al menos los de habla hispana que conozco, me doy cuenta que están en lo mismo que nosotros. Y cuando ese contacto lo tengo con hermanos de Latinoamérica, sucede exactamente lo mismo.
¿Y qué es lo que sucede? Sucede que el Espíritu Santo, está soltando un solo mensaje en todas partes. ¿Y qué se podría prever hoy, en este momento, en este día? Prevemos que estamos apenas en el preámbulo de una manifestación de Cristo, que va a restaurar muchos de los diseños que están mal hechos.
Y allí es donde toma y hace sentido abrir escuelas, elaborar proyectos que estén por encima de los antiguos y clásicos eventos. ¿Por qué? Porque empezamos a mirar con seriedad que Dios nos está empujando hacia cierta dirección.
Porque si hay un punto específico y crucial respecto al por qué poner en marcha o implantar una reforma en estos días, es el de poder ver y comprobar la ineficacia que tiene lo que conocemos como la iglesia cristiana de estos tiempos.
Fíjate que se ha avanzado mucho en números, pero ese no es un sinónimo de haber avanzado en gente eficaz. Lo cierto es que la iglesia no tiene un impacto en las naciones. Y puedo poner por ejemplo a la que se estima como la nación más evangelizada de Latinoamérica, que es Guatemala.
Es una nación que se jacta, si cabe usar este término, de tener más o menos un setenta por ciento de cristianismo. Entonces, de lo que estamos hablando, es que si una nación tiene el setenta por ciento de cristianismo, esta nación debería ser una lumbrera donde el resto de las naciones se podría ver reflejada.
Y se preguntarían qué es lo que está pasando en esta nación que notoriamente es una nación santa. Con un setenta por ciento de cristianos, tiene que tener gobierno dominante, tiene que tener una clara voz autorizada, tiene que ser lo que le da forma a una nación.
Dios no nos manda solamente a evangelizar gente, nos envía a discipular naciones. De hecho, nosotros tenemos una responsabilidad como nación, y Dios llama a su pueblo: “nación santa”. Obviamente, no tenemos un concepto de nación.
Venimos arrastrando una serie de conceptos que le han quitado la fuerza y el poder a la iglesia. Y nosotros no hemos sido eficaces, y contrariando notoriamente la palabra, las puertas del Hades han prevalecido ostensiblemente en la iglesia.
Cuando Jesús les preguntó a sus discípulos quién creían ellos que era Él y pedro le dijo que Él era el Hijo del Dios viviente, él dijo: sobre esta roca, la revelación del Cristo dada por el Padre, yo edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán en contra de ella.
Claro está que hoy, lo que vemos, es que las puertas del infierno sí prevalecen contra la iglesia. Nos encontramos con una iglesia terriblemente dividida, golpeada una con la otra, en una constante guerra, ministerios contra ministerios y todo el mundo buscando el mejor lugar.
Y todo esto tiene un nombre: corrupción. En todo esto, la iglesia está tan enferma como el mundo, hay tanto pecado adentro de la iglesia como afuera, en el mundo. En conclusión: es lo mismo estar afuera de la iglesia que adentro.
No somos una gente de cambio, somos una organización religiosa. Es decir que venimos a estar en el mismo nivel, casi, que el que estaba la iglesia católica cuando una gran mayoría de nosotros salió de ella. Por eso ya no es novedad que hoy día exista un verdadero éxodo de gente que se va de las iglesias, entre otras cosas, porque ya no aguanta la religiosidad.
Porque ya no aguantan la hipocresía, la falsedad, y que desde el púlpito se diga una cosa y luego en la vida diaria, se haga otra cosa totalmente opuesta. Creo que deberíamos ser más que coherentes con lo que predicamos.
Y todo esto lleva a hacer un alto. Suspender un día y de improviso toda nuestras agendas de activismo religioso. Porque se activismo es el que no ha permitido que toda esa gente se tome unos minutos, siquiera, para escuchar a Dios.
Y yo hablé, dijo Jesucristo, y toda palabra que sale de mi boca se cumplirá y cumplirá el propósito para el cual fue enviada. Y yo hablé que toda casa dividida no prevalecería, y tal como está la iglesia, die el Señor, no va a prevalecer.
Esto, dicho así, parecería ser demasiado fuerte, porque hay mucha gente que prácticamente ha dado su vida para servir en su iglesia. Pero allí es donde debemos girar nuestro rostro hacia atrás y a hacia los costados, y ver con honestidad todas las cosas que están corruptas.
De allí que toma color y vigor lo que Pablo le escribe a los Gálatas, cuando les dice que lo sorprende que en tan poco tiempo ellos se hayan desviado del evangelio del Espíritu que él les había predicado, para seguir otro evangelio. Y luego aclara que no es que haya otro evangelio, sino que el que él les predicara, se había corrompido.
Si esto sucedió en los pocos años que Pablo dejó a los Gálatas, imagínate ahora, más de dos mil dieciséis años después. Y que encima no venimos de la raíz primaria de los apóstoles del primer siglo, sino que venimos heredando una serie de patrones y formas que, incluso, derivan de la iglesia romana.
Entonces nos encontramos con que hoy tenemos un sistema de iglesia, supuestamente cristiana y libre, que conserva en sus organizaciones un claro sistema piramidal papal. Porque si bien no tenemos un Papa como la iglesia Católica, estamos divididos en un centenar de denominaciones, cada una con su papa.
Y de la misma manera en que la gente del catolicismo es fiel a los dictados de su Papa, aunque estuvieran equivocados, así también estos son fieles a su pequeño papa denominacional, aunque sus doctrinas contengan errores que en algunos casos son decididamente graves.
Esta es una real raíz de corrupción que venimos arrastrando, y que necesitamos como apóstoles y profetas, dice la palabra de Dios, que la iglesia está fundamentada en la piedra angular que es Jesucristo, y sobre el fundamento de apóstoles y profetas.
Entonces, los apóstoles y profetas tienen que tener el diseño del cielo. Porque Pablo decía que como perito arquitecto, él ponía el fundamento. O sea que, para yo ser un apóstol, indefectiblemente necesito ser un perito arquitecto.
¿Pero, un arquitecto de qué? ¿Qué es lo que voy a edificar? Dice la palabra que el edificio de Dios, es un edificio espiritual. Un edificio espiritual unido por las coyunturas que va creciendo, todos juntos, hasta alcanzar la unidad y la estatura del varón perfecto.
Hoy evidentemente no tenemos un edificio espiritual, porque lo que hemos edificado no está coordinado entre nosotros. Estamos edificando otra cosa, y esta otra cosa está sentenciada, por la misma palabra de Jesucristo, que no va a prevalecer.
Esto, indudablemente nos tiene que llevar a hacer un alto, y a preguntarnos con honestidad qué es lo que estamos edificando. Porque cuando miramos todos los patrones babilónicos, nos vemos reflejados. “¡Hagámonos un nombre!” Y bueno, eso es lo que hoy desea hacer la iglesia cristiana.
Cada uno se hace un nombre, le pone su nombre a la pirámide, y todo el mundo es fiel al nombre de la pirámide. Ahora bien; si bien esto ha conseguido que avance la cantidad numérica de cristianos, la realidad es cuántos de esos cristianos, realmente, son a imagen de Dios.
Hoy, Dios está diciendo a muchos hombres y mujeres del mundo que, si bien él sabe que ellos lo aman con total fidelidad y sinceridad, también está viendo que esa fidelidad no abarca sus ministerios. Y Dios quiere levantar ministerios a Su semejanza.
Tenemos corazones para Dios, amamos a Dios, muchos han dado prácticamente sus vidas por Jesús, pero sus ministerios están muy lejos de ser a imagen y semejanza de Dios. Son a imagen y semejanza de estructuras que se vienen arrastrando de Babilonia y de Hollywood.
Recordemos que uno de los mayores evangelistas de Latinoamérica, ha sido los Estados Unidos. Y la fuerza más grande de los Estados Unidos para comunicar, es Hollywood. Y entonces se ha montado un sistema de entretenimiento, con base en grandes bandas de alabanza y todo añadido que atraiga a la gente superficialmente.
Pero, esto no es el evangelio de Jesucristo. Jesús vino a dar su vida por nosotros, y la piedra angular, que es la piedra que hace que luego el edificio crezca correctamente. Claro está que hoy se edifica con computadoras, ya no con piedras angulares.
Pero, antiguamente, se necesitaba una piedra angular, perfectamente cortada a noventa grados en cada ángulo. Y se llamaba angular, porque los ángulos eran los que iban a dictaminar como crecería el edificio hacia arriba y hacia los lados.
Si esta piedra no estaba perfectamente cortada en los ángulos de noventa grados, el edificio se iba a erigir torcido y terminaría por derrumbarse. Si esta piedra está fragmentada, no va a poder sostener un edificio que se sostenga y prevalezca.
Dios está llamando a su pueblo, hoy, a mirar la obra completada de Cristo. No es posible edificar el edificio de Dios, si Cristo no terminó su obra. Sin embargo, Cristo sí terminó su obra, Él dijo: Consumado es. En Juan 17 dice: Padre, he terminado la obra que me diste que hiciera. Mi Reino está en medio de vosotros.
La obra que Jesucristo vino a hacer en la tierra, es redimir al hombre y volvernos al Jardín del Edén, con el dominio y la autoridad. Él es el primogénito de los hermanos y el último Adán. Él no es el último Moisés, es el último Adán.
El modelo que Jesús vino a restablecer, es el jardín del Edén y, obviamente, a traer la nueva Jerusalén. No en un futuro, cuando la tierra explote, porque no sé si leíste Juan 3:16, Dios ama al mundo. Y si Dios ama a la tierra, Dios no va a buscar que la tierra arda, se queme o explote.
Si alguien supone que el pensamiento de Dios es que unos poquitos veamos arder y achicharrarse a millones y millones de personas en alguna hecatombe o en el infierno, yo creo que está absolutamente equivocado. Ese no es el corazón de Dios. No, al menos, del dios que yo conozco.
El corazón de Dios es que todos se salven, y es nuestra misión llevar la obra del evangelio. No salvados por decreto, sino por una decisión fundamentada en creer lo que Jesús hizo en la cruz. Sin embargo, millones de personas ignoran o rechazan la iglesia cristiana, por causa de los modelos equivocados que estamos llevando.
Es mucha la gente, y especialmente la gente joven, que está muy bien preparada y que es inteligente, que está harta de tanta religiosidad y, esencialmente, de los excesos cometidos en el afán de pedir dinero. Es como si la iglesia se hubiera convertido en un negocio para pocos.
Además, el festival de los egocentrismos. Si tengo una iglesia de veinte mil miembros, entonces soy el hombre más importante de la ciudad. ¿De dónde sacaron eso? Porque: ¿Qué pasa con el que tiene una iglesia de cincuenta miembros en una tremenda zona de persecución y muerte?
Para Dios, el parámetro jamás fueron los números de personas reunidas. Pero la iglesia se ha enfocado en los números, porque hay un tremendo ego en los hombres que la conducen. Si no mueren a su ego y sacrifican su alma en la cruz, no están entrando al Reino.
Es frecuente que, cuando se organiza alguna conferencia importante en alguna ciudad importante, los líderes que participan de ella son los que de alguna manera tendrán protagonismo directo o indirecto en sus jornadas. Los que no están invitados a participar, se borran y no apoyan. Ego.
No tienes más que ingresar a los buscadores más emblemáticos de Internet y vas a poder ver cómo, cuándo pones el nombre y apellido de alguien con palabra de profundidad, saltan centenares de artículos que los defenestran y agreden. Y no salen del mundo, sino de otros sectores de lo que llamamos la iglesia.
Hay un velo puesto sobre los ojos del entendimiento de miles de supuestos cristianos, y hay un increíble aumento de la incredulidad interna. Y la gente ya no cree en la obra terminada de Jesucristo, porque cuando se quiere mirar y ver reflejada en sus seguidores, sólo ve negocios, fraudes, celos y egocentrismos rutilantes.
Es como si Jesucristo hubiera venido a hacer una obra y sólo hubiera logrado hacer la mitad, dejando la otra mitad para cuando él vuelva y arregle todo. ¿De dónde sacaron eso? Por eso doctrinas como las del rapto, que no es otra cosa que salir huyendo porque no puedes contra el diablo, han calado hondo en muchos cristianos decepcionados.
Por eso decimos que es muy importante retornar al origen. Al amor, a la misericordia, al amarnos los unos a los otros. Hoy, el cuerpo que decimos conformar, ni siquiera es funcional en cuanto a sus órganos. ¿Cómo se puede entender que, en lugar de celebrar el éxito de una congregación, la del otro barrio se pone celosa y quiere destruirle lo conseguido? ¿Cuerpo?
Se habla, se predica, se enseña y se declama a cada paso, unidad. Pero ¿Sabes qué? Dentro de esta estructura piramidal que se ha construido, jamás va a ser posible lograr unidad. Se viene hablando de ella por años, pero jamás se ha llegado mucho más allá que compartir un café un día a la semana.
Lo único que puede hacer pensar en una posibilidad de unidad, es con un cambio de las estructuras, volviendo a un edificio espiritual unido por sus coyunturas, que fue el modelo inicial. Y lo que primero debemos hacer en ese contexto, es expresarnos, ayudar a abrir los ojos. Esto.
Es como lo que Jesús le decía a Pablo en el ingreso a Damasco. Pablo, cuando todavía era Saulo de Tarso, creía que estaba haciendo las cosas excelentes para Dios cuando en realidad estaba persiguiendo a su iglesia. Él era en cierto modo fiel, pero no estaba en el modelo correcto.
Entonces, Jesús se le aparece y le dice: “Te he llamado para que seas mi ministro, para que abras sus ojos, y para que ellos se conviertan de las tinieblas a la luz.” Por eso digo que entonces, lo primero que debemos hacer, es aportar lo nuestro para abrir los ojos de la gente.
Y no estoy hablando solamente de gente del común, yo creo que debemos hacer lo posible para abrir los ojos de los ministros que hoy caminan en error. Dios mismo está hablando claramente. Y será Dios mismo el que ponga en el corazón de ciertos y determinados ministros la verdad clara y diáfana.
Porque podrá haber muy buena predisposición en la gente que se reúne en los distintos lugares del mundo, pero necesariamente los primeros que deberán cambiar sus conductas serán los que están en eminencia en la iglesia.
Porque si ellos no se humillan para creer en el cuerpo, y que el cuerpo tiene una cabeza, y que ninguno de nosotros tiene el modelo, aunque anden muchos por allí asegurando que tienen el modelo del éxito, y que por ciertos convenios fructíferos ese modelo es transferible.
Pero si ese modelo no es el modelo del Reino y del edificio celestial, apenas será un modelo para plantar iglesias que luego reditúen ingresos. Triste y mediocre. Entonces, nadie puede tener el modelo, porque si se trata del modelo genuino de Dios, a ese modelo lo tenemos que tener todos juntos.
Pero te digo algo que es triste pero al mismo tiempo positivo. Es muy probable que gente que hoy tiene grandes ministerios, no quiera doblarse para buscar íntimamente a Dios. Pero habrá otros que sí. Así que en esa fuerza de los que sí van a surgir, habrá una decantación justa y clara. Se separará lo verdadero de lo falso. Y eso se llama Juicio.
Por lo tanto, y reconociendo que como iglesia hemos fallado en la lectura real de cómo llevar adelante el destino de toda una generación, nos dispongamos a trabajar duro y en serio. Teniendo en cuenta que muy lejos de ser héroes, somos apenas ministerios de transición.
Estamos puestos y levantados para dejarles algo mejor a nuestros hijos para que ellos determinan una explosión espiritual poderosa en nuestros nietos. Si no pensamos de este modo, seguiremos encerrados en nuestros egocentrismos y haciendo, como decimos en Argentina que es muy futbolera, algo así como tirar un centro e ir corriendo a cabecearlo al gol. Todo hecho por nosotros. Y así no funciona.
De hecho, todo pasa por el engaño, por el error. ¿Tú crees que todos los grupos que se denominan a sí mismos como cristianos, no están creyendo fielmente que están siguiendo a Cristo como única cabeza? Claro está que, que lo crean es una cosa, pero que lo hagan, es otra.
Porque, te explico: decir: “Jesucristo es mi fundamento”, es muy vago. Porque después veremos que ese Jesucristo es modificado conceptualmente en cada uno de esos grupos. Como ejemplo, y no quisiera que nadie se ofenda, vemos que el catolicismo romano tiene a Jesucristo, pero a un Jesucristo apoyado en su madre.
Tienen a Jesucristo, lo honra y hablan muy bien de él, pero: ¿Tienen verdaderamente un fundamento claro de quién es Jesucristo y su verdadera importancia respecto a las otras figuras con las que lo rodean? ¿O seguirán creyendo que Jesús es un buen muchacho que necesita a su madre para que le arregle todos los asuntos?
Fíjate: tienen el nombre de Jesús, pero no es el Jesús correcto. Y como te dije, no quisiera que nadie se me ofenda, pero: ¿Tú crees que todas las denominaciones evangélicas tienen al Jesús correcto en sus corazones? ¿No tendrán algún Jesús intelectual por allí, infiltrado?
Jesucristo es el rey de Reyes y señor de Señores, así que todo aquel que presuponga, piense o enseñe que Jesús no tiene Reino, no tiene al Jesús genuino. Por eso, si dices que eres cristiano, lo primero que tienes que definir es quién es y qué representa Cristo Jesús.
Porque será sobre el entendimiento de esa obra terminada de Jesús que fundamentarás tu fe en primer lugar, y el funcionamiento operativo de la iglesia, más tarde. Cuidado, porque la piedra es angular porque tiene líneas, pero la mayor parte de los cristianos aún no se han alineado con esa piedra.
Entonces, la piedra angular que es Jesucristo, determina que su Reino está en medio de nosotros. Claro que, de pronto otra organización religiosa determina que Jesucristo todavía no tiene Reino, que tiene que venir un día a establecerlo en Jerusalén, la cual Jesús dijo que no quedaría piedra sobre piedra.
¿Para qué vendría Jesús a destruir a Jerusalén, a destruir el templo, si después su propósito iba a ser volver a edificar un templo de piedra, para volverse a sentar en un trono de un reino terrenal, cuando él mismo dijo que su Reino era espiritual?
Entonces estamos viendo un Jesús que no tiene reino, un Jesús que va a establecerse en la tierra, un Jesús que va a edificar otra vez un templo para volverlo a destruir. Entonces este Jesús y el Jesús que tiene Reino, y su Reino no es de este mundo, son dos percepciones de Jesús totalmente opuestas y diferentes.
Aquí esto nos está dando la luz de ver que la piedra angular no es simplemente decir tengo a Jesús. Cuál es mi percepción de lo que es Jesús, de lo que Él vino a establecer. Y él no podría establecer un edificio o una ciudad celestial, si él mismo no compusiera los límites o los parámetros de esa piedra angular.
Él, por necesidad absoluta, se pasó cuarenta días después de la resurrección, hablando acerca del Reino de Dios. Y por resolución absoluta, tenía que haber puesto los parámetros del Reino. ¿Te imaginas un seminario completo sobre el Reino de Dios, dado nada menos que por el Rey de reyes y señor de señores?
Obviamente que Él en ese momento les enseñó a la iglesia primitiva, cómo edificar. Y ninguno de ellos edificó su propio reino. Y ninguno de ellos predicó que Jesús regresaría a sentarse en Jerusalén. Ninguno de ellos. Fueron los fariseos los que creían estas cosas.
Por eso digo que es muy importante definir qué es Jesús como la piedra angular. A partir de allí tú y yo tenemos que meternos con Dios y meditar. Porque como peritos arquitectos necesito conocer la dirección vertical y la dirección horizontal, hacia donde se proyecta la ciudad celestial.
Ahora bien; partiendo de la base que el único que puede hacer la obra es Dios, la única forma en que Dios pueda hacer algo, es que se encuentre en la gente, (Pastores, apóstoles, profetas y pueblo), una gente que averigüe, que indague, que inquiera de Dios. Gente que se disponga a empezar nuevamente a leer la Escritura, desde cero.
Y decir: Señor; tú revélame a mí. Porque déjame decirte que es tremenda e inimaginable la cantidad de líderes y ministros, (Algunos de ellos muy importantes); que no leen la Escritura. Que basan sus entendimientos por lo que dijo uno o por lo que dijo el otro, pero no se meten ellos, íntima y personalmente con Dios.
Por eso, una de las cosas que Dios está hablando está reflejadas en muchas Biblias en sus letras rojas. Que es lo que Jesús dijo. Porque si vamos a conocer la piedra angular, vamos a conocerla a través de Jesús. Porque uno de los problemas que tenemos, es que tratamos de conocer a Jesús a través de Pablo. Y todo esto viene de la estructura que venimos heredando de la Iglesia Católica.
Como nadie puede llegar a Jesús porque necesita un intermediario, que pueden ser la virgen o los santos, esto se transfiere a la iglesia cristiana, y entonces, ¿Cómo vamos nosotros a interpretar a Jesús? Mejor vamos a interpretar a Jesús a través del apóstol Pablo.
Y entonces leemos al apóstol Pablo, que según Pedro es el más difícil de ser interpretado, y muchos tuercen lo que él dice. Y así agarramos al apóstol más difícil de interpretar, para ponerlo como filtro, y entonces conocer a Jesús. Cuando tendría que ser al revés.
Tenemos que conocer a Jesús que es la piedra angular, y Jesús nos va a decir qué quiso decir Pablo. Ese es el orden correcto de las cosas. Necesitamos salir de la ignorancia. La iglesia necesita estudiar. Pero no cursar materias en una facultad, aunque no lo censuro, sino meterse a estudiar con Dios.
¿Sabes cuáles son los hombres o las mujeres que marchan hoy varios pasos delante de todos nosotros en el mundo espiritual y su conocimiento? Aquellos que, por diversas razones, no tienen a quien seguir. Porque lo que les llega siempre les llega directamente del cielo.
Porque el primer contacto el Señor siempre lo hará contigo en lo que tú vayas a serle útil. Pero si tú le muestras tus dudas y tus ignorancias, seguramente va a enviarte apóstoles, profetas o maestros que con sus enseñanzas te confirmarán lo recibido. ¡Así es como funciona!
Me decía un ministro que un día se le ocurrió preguntar a su iglesia si sabían que Jerusalén había sido destruida y nadie se atrevió a responder nada. Otro día preguntó cuántos se comprometían a leer el capítulo 26 de Lucas para comentarlo el domingo próximo y media iglesia levantó la mano. ¡Y Lucas tiene sólo 24 capítulos! Así es el cristianismo de este tiempo en su gran mayoría.
Además, en muchos casos, autómatas de la religión. Yo me enojaba mucho en las campañas electorales cuando se me acercaban jóvenes a recitarme un discursito que se tenían aprendido de memoria.
Y recuerdo que solía decirles: ¿Ustedes no tienen una mente capaz de armar algo espontáneo? Mi tristeza fue total cuando me sucedió exactamente lo mismo pero con un supuesto grupo de evangelización de una prestigiosa congregación de mi ciudad.
¿Cómo hacía Jesús? Los mandaba a predicar el evangelio, a sanar enfermos, a liberar endemoniados y a resucitar muertos. ¿Y sabes qué? ¡Ellos volvían que no cabían dentro de sí mismos porque decían con impacto que hasta los demonios se les sujetaban!
Y esto, que parecería muy sencillo examinarlo así, como si fuera el periódico del lunes con todos los resultados deportivos del domingo, tiene una enorme y clara diferencia. La última es una enseñanza celestial, dependiente del Espíritu Santo. La anterior, una enseñanza griega, dependiente de nuestras habilidades para elaborar manuales de evangelismo.
Tenemos que cambiar muy especialmente todos nosotros, los que suponemos o pretendemos ser ministros del Señor, a semejanza del ministerio de Jesús. Pero no de Jesús de Nazaret, sino de Jesús Rey de reyes y Señor de señores. Porque como dice 2 Corintios 5: Si alguna vez conocimos a Jesús de esa manera, ya no le conocemos así.
No tenemos que modificar nuestros corazones, porque creo firmemente que en su gran mayoría, los ministros de hoy tienen un corazón noble y entregado. Lo que debemos modificar son las formas, llevarlas a imagen y semejanza del ministerio de Jesús. Dejar la mente y usar el espíritu.
Claro que después nos vamos a encontrar con que es mucha la gente, (Obviamente, cristiana) que asegura que no termina de entender nuestros trabajos, pero eso no debe preocuparnos ni distraernos. Nosotros debemos entregar al pueblo lo que estamos bien seguros que vienen de Dios. Después, Él será quien dé el crecimiento o no.
Porque uno es el que siembra, otro es el que riega y Dios es el que da el crecimiento. Yo sé que estos trabajos en muchos casos han quedado en el olvido, a un costado, por personas que no entendieron nada de lo que aquí se decía. Pero también sé que han cambiado vidas de manera casi dramática.
Y eso es lo que confirma y gratifica nuestro trabajo. Así sea de uno solo. Por eso yo siempre estoy repitiendo algo que primeramente me tocó vivir a mí, por eso es que lo sé. Si después de oír esta palabra sigues siendo el mismo cristiano que eras antes de oírla, entonces déjame decirte que no entendiste nada.
También debemos tener en cuenta que, tal como se puede leer en Daniel, algunas cosas que hoy se están diciendo y no son entendidas por una gran mayoría, recién lo serán en algunos años, en los tiempos en el que Dios abra sus ojos y sus oídos espirituales.
Porque hoy es muy fácil leer en la Biblia algunas historias, relacionarlas con todo lo demás y salir a predicarla sin problemas. Pero ahora imagínate a Isaías: Un niño nos es nacido; un hijo nos es dado. Dios con nosotros. ¡Huau! ¿De qué está hablando este Dios mío? ¡No le entiendo!
Hay un mover incipiente en Alemania, que comienza a desarrollarse a partir de las reuniones en las casas. Pero no con el manual del pastor que dice qué hay que hacer y qué no hay que hacer, sino con la participación de gente responsable que apela al Espíritu Santo para ver qué se hace o no.
Porque lo que hemos heredado de la Babilonia conocida, es que la gente en los templos ni siquiera se conoce entre sí. ¿Cómo vas a llamarle hermano a alguien que ni siquiera sabes cómo se llama? Quieras o no, algunas reuniones evangélicas se desarrollan casi con la impersonalidad fría de las misas.
En la iglesia primitiva no era así. Los hermanos se conocían. Es más; conocían los problemas de cada uno. Se ayudaban entre sí, porque ¿Cómo podía ser que uno tenga toda esa abundancia y el otro hermano amado no tenga para comer ni él ni su familia?
Eso sería armar un cuerpo fuerte. Que empieza a ser fuerte en las casas, y esencialmente en la koinonía. Perseverad en las oraciones, en la comunión de los santos, en la doctrina de los apóstoles y en el partimiento del pan. Eso es iglesia. Cualquier otra cosa es club. Y para colmo de males, elitista.
Yo creo que para encontrar perlas santas lo que sebe hacer tiene tres pasos indispensables: 1) Tener comunión permanente con el Señor, pero no para pedirle cosas personales, sino revelación global. 2) Adorar de manera genuina, en espíritu y en verdad. 3) Tener comunión sincera entre los hermanos.
Claro que de todas estas cosas mencionadas, hay una que surge casi con preponderancia por sobre las demás, y es el tema del carácter. Definitivamente, creo que todos identificamos al diablo como un adversario, y somos unánimes en eso.
Pero creo que no todos hemos sopesado el estorbo que significa en nuestro trabajo para el Reino, un carácter que todavía no haya sido desarrollado. Porque eso, paulatinamente, va a provocar que el proyecto fracase. Porque los grandes hombres y mujeres del evangelio descubrieron que, pese a tener tremendas unciones para realizar toda clase de milagros, señales y maravillas, no era suficiente para modelar sus caracteres.
Todos esos hombres y mujeres cometieron errores muy serios. Incluso, algunos de ellos, murieron antes de tiempo por causa de esos errores. Porque no supieron o no pudieron desarrollar su carácter. Entonces, a partir de eso, llegaron a cometer errores infantiles.
Normalmente, los ministros de Dios suelen tener dos caras bien definidas. Una, la que todos ven, la que ayuda, la ministerial, la pública, la que tiene empuje. Pero también se ve la otra, la que los muestra como padres, como esposos, como hijos, como gente que no cuida su salud, que no descansa bien, que cae en celos, que tiene problemas de rechazo y que comete errores por ser aceptado.
Y eso te confronta con una realidad. Les pasó a ellos, hace muchos años, y les está pasando a muchos ministros en este tiempo. Anónimos, desconocidos o prestigiosos y famosos. Cada nación tiene sus pormenores respecto a la instrumentación del evangelio. Son sus áreas débiles.
Y, de alguna manera, en el espíritu se puede empezar a entender que, si no se trabaja arduamente con eso, el Espíritu Santo no va a venir a hacerlo. Todos sabemos que existen dos áreas de desarrollo: la que viene de parte del Espíritu Santo y la que llega por contacto con los hermanos.
Ahora bien: uno de los puntos esenciales para que un ministro no tenga una formación correcta de su carácter, es el de no haber tenido buenos ejemplos. La mayoría de nosotros ha aprendido a ministrar viendo ministrar a otros. Sucede en todos los órdenes de la vida. Nos comportamos conforme a lo que hemos visto hacer o no hacer.
Eso determina que muchos ministerios existentes al día de hoy, estén siguiendo patrones que tienen que ver más con la gente que los formó que con Jesucristo y su modelo perfecto. Eso, aunque todavía no puedas verlo, genera lo que todavía hoy llamamos tradición.
En pocas palabras: cuando nosotros transmitimos algo que no necesariamente es bueno, o que no es lo mejor, también estamos transmitiendo errores. Y somos varios los que nos resistimos a eso. LA primera reforma en tu vida se plantea cuando tú dices: ¿Por qué voy a seguir este diseño si no lo veo correcto?
Yo empecé ministrando en un tiempo en el que ministrar era sólo para algunos pocos. Y llegó un momento en que eso se convirtió en un problema. Porque no podía ministrar lo que el Señor me daba en un lugar en el que a veces, lo que el Señor me daba, allí no se creía.
Algo muy importante de conocer es que la capacidad, no tiene nada que ver con el propósito. Dios no viene a levantar a los capacitados, Él capacita a los que va a levantar. Aprende: si buscas al señor con sinceridad y clamor, Él te va a conducir al lugar correcto, por extraviado que andes ahora.
Porque en el proceso de ir avanzando, lo primero que se pierde, es la dependencia al Espíritu Santo, por el afán del ministerio. Somos personas a las que les gusta planificar. Pero vas a darte cuenta que Dios no es compatible con la planificación.
La gente es atrevida, la gente es burlona, la gente publica cosas por Internet sin la menor idea de lo que es la ética. Editan prédicas o estudios sólo para mostrar supuestos errores, aunque sin especificar demasiado dónde están esos errores. Es gente corrupta, es gente mala.
Ese, aunque esos estudios o predicaciones tuvieran errores, no es el Espíritu de Dios. Dios nunca le jugó a espaldas de los que debía exhortar. Ese es el tremendo riesgo de acometer contra hombres y mujeres con nombres y apellidos. Dios puede humillarte al instante siguiente. ¡Es contra los sistemas satánicos nuestra batalla, no contra los utilizados por ellos!
Si quieres verdaderamente edificar un Reino, tendrás que hacerlo acumulando rocas, pero nunca jamás arrojando piedras. Por eso es que nos ha tocado ser partícipes de muchos cambios. Muy pocos de nosotros funcionan ministerialmente cómo funcionaban aquellos con los que empezamos.
¿Recuerdas cuando hablábamos de la conversión, de recibir a Cristo y todo eso? Se supone que este debería ser un tema al cual la iglesia lo tiene más que claro, ¿Verdad? Muy bien; déjame decirte que no, que no lo tiene claro en absoluto.
¿Quieres otros pequeños temas en los que la iglesia todavía anda perdida? Uno: ¿Cuál es el nombre de Dios? Otro: ¿Cómo es la educación en la iglesia? Claro está, entonces, que en esencia, es mucho más fácil hablar de ángeles y demonios, porque tú no puedes invocarlos para que sean examinados por el concilio.
De hecho, estas cosas no son manejables para el hombre, pero por seguirlas al extremo, nos hemos corrido de las otras cosas que sí son manejables. Como por ejemplo lo es: buscar al Señor, recibir palabra de dirección y el presentarla para ser evaluada y pesada. Y luego, recién, soltarla.
Hay un elemento que nosotros debemos recuperar es el de la educación en las casas. ¿Alguna vez pensaste que en Israel no había colegios? ¿Cómo funcionaba el sistema educativo en Israel? No se trata de que copiemos eso, ya que Israel es un borrador y hoy día tenemos el diseño final.
Israel, en todo caso, era el plano, pero hoy día ya tenemos el edificio construido. Pero hay un elemento que es vital en la educación. El gran problema de tratar el carácter, es que nosotros hemos concedido eso a otras personas.
Piensa un momento: ¿En qué etapa de la vida se desarrolla el carácter de una persona? Normalmente, tesis más, tesis menos, entre los cuatro y los catorce años. Ahora, esa ventana se ha achicado. Antes era hasta los diecinueve, pero ahora se ha achicado.
Te doy un ejemplo simple. Hoy día hay una muy mala idea de meter a los niños, lo más pequeñitos que sea posible, en un centro educativo. Cuando la palabra hablaba del destete, que se producía alrededor de los seis años, en algunos casos.
Hoy es normal ver a niños de dos años en centros educativos. ¿Cómo denominar eso? Hay una gran parte de cristianos que rotulan a eso simplemente como egoísmo materno. Al margen de aquellos casos puntuales que por razones de enfermedad u otras importantes o graves, descartaremos.
Hoy día hay niños llenos de alergias a todo, y ese es un tema de rechazo crónico. Escucha: hace cincuenta años eso no existía. Se supone que era porque los niños pasaban más tiempo en casa. La sobreabundancia de alergias se debe a que hoy pasan la mayor parte del tiempo fuera de la casa.
En esos años formativos, hasta que egresa de bachiller, ¿Cuánto tiempo de calidad pasaron los padres con el niño? Pasa un promedio de seis a ocho horas, en un colegio, de lunes a viernes; sólo suma. La casa es un hotel, va sólo a dormir allí.
Donde genera relaciones, donde descubre el mundo, donde hay una persona totalmente desconocida y con principios y valores que se ignoran, que será la responsable de decirle a ese niño lo que es verdad y lo que es falso, que no pertenece a la casa.
Cuando un niño termina el colegio, aunque sea hijo de cristianos fieles, tiene más del mundo que de su familia. Hay casos de abusos, hay casos de maltratos, allí empieza el rechazo y una serie de cosas más que van a signar su vida.
¿Por qué todo eso? Porque la idea básica de la Educación a nivel de países, es que sea una formación de cultura lo que se establezca allí. Porque no es posible transmitir conocimiento sin cultura. A la vez que tú transmites conocimiento, transmites cultura.
¿Recuerdas en la antigüedad cercana, aquella época casi bohemia en que tanto auge tuvo la poesía? La poesía, la música. Años 1930, 40, 50. ¿Cuál era la escena? Que el poeta, que el artista, tenía un cigarrillo en la mano, siempre, se acostaba tardísimo, también se levantaba muy tarde, tenía un grupo de acólitos con los que siempre se movía, de tal manera que, el que quería escribir, no solamente aprendía a escribir, sino que además también aprendía un estilo de vida.
Cualquiera que haya pasado por alguna Universidad más o menos abierta en sus conceptos, habrá visto que uno de los pocos docentes autorizados a fumar en clase, eran los de Literatura. Porque existía la idea de que para escribir, el escribiente tenía que estar relajado. Y las promociones de las empresas tabacaleras lograron convencer a mucha gente que el cigarrillo relajaba.
Y ese es un proceso que nos sirve de modelo para entender que muy difícilmente se pueda tomar un conocimiento sin tomar la cultura que lo acompaña. Otro ejemplo: el diseño de modas. Yo soy uno de los que cree que necesitamos diseñadores de modas para hombres y mujeres, pero que no sean formados en academias.
Porque en el momento en que entran a un centro educativo, van a ser afectados por la cultura. No es que quieran, es que no es posible separarlo. Te doy un ejemplo: va a tener que ver modelos. ¿Y dónde salen publicados los vestidos de los modelos? En las revistas.
Ahora te pregunto: ¿Qué proclaman esas revistas? Chismes, Viagra para las mujeres, intercambio de parejas, movimientos homosexuales, o sea: hay una cultura casi necesaria que acompaña a todo lo relacionado con el ambiente del diseño de la moda.
¿Y qué va a hacer un creyente cuando se enfrente con todas estas cosas mientras busca lo que considera que no es nocivo? Ahora bien; en esa etapa juvenil, donde alguien se está formando como profesional, ¿No retiene imágenes? ¿No es una esponja que absorbe todo?
¿Tú eres de los que todavía creen que alguien va a entrar a una mina de carbón vestido con ropas blancas, y va a salir de ella sin una mínima mancha? Yo entiendo que podemos necesitar diseñadores, gente creativa para el buen vestir, pero que no tengan que pasar por ese proceso.
Yo creo que las cosas que necesitan creatividad, tienen que ser un don, porque el mundo no tiene que tener nada para enseñarnos. Y eso se aplica a otras áreas. Porque, ¿Cuál es la idea ingenua que tienen muchos como padres? Que solamente va a esos lugares a estudiar, nada más.
Olvídalo, eso no es posible. La educación, definitivamente, es impartición de cultura, quieras o no. No hay forma de separarlo. Los mejores diseñadores, son gays. El diablo tomó la moda. Cierto. Tú puedes ir a sus clases solamente a estudiar diseño, pero, honestamente, ¿Crees que no impartirá nada de lo que mora en su interior?
Y me referí a la moda porque fue lo primero que se me ocurrió, pero hay muchos más. ¿Qué ambiente más seguro hay que un hogar? Entonces, algo que se debe recuperar como iglesia, es que los hijos se eduquen en la casa.
¡Pero es que no estamos preparados, para eso! Claro que no estamos preparados. Y nos va a costar muchísimo prepararnos, pero ¿Sabes qué? No se trata que saques un Einstein, se trata de que con todas tus fuerzas, y hasta donde sea posible, cuides el depósito de Dios en esta vida.
Y no es ningún proyecto burbuja, créeme. ¡Pero de todos modos tendrán que enfrentar al mundo! Cierto, pero mínimamente, después que hayan encontrado a Dios, y eso les dará más y mejores armas. Sabiendo lo que tienen adentro y que les sirve para vencer afuera.
¿Y tú quieres mandarlos afuera sin que sepan lo que tienen dentro? Recuerda algo que ya te he dicho: tú serás absorbido por la cultura del mundo cuando no tengas una cultura propia. Entonces, es buen momento este para preguntarte: ¿Qué cultura crees tú que tenemos hoy, como iglesia?
Y si pensaste en la cultura evangélica, déjame decirte ya mismo que para mi gusto es demasiado fofa. Necesitamos desesperadamente una cultura de Reino. Pero no la tenemos porque todavía no hemos visto al Reino como debemos verlo. ¿Y entonces qué cultura tenemos? Simple: no la tenemos.
Eso es algo que sí o sí debemos desarrollar. Y que te conste que para no atosigarte, no estoy respaldando todo esto que te estoy diciendo con versículos bíblicos, que los hay y muy precisos. Lo que sí puedo decirte, es que los padres cristianos deben recuperar a corto plazo, mínimamente, la mayordomía sobre sus hijos.
Porque es triste decirlo, pero es normal que un niño de doce años diga en cualquier momento: la que tiene razón es mi maestra, mi papá no sabe nada. O mi mamá no entiende de esto, es mi profesora la que está en lo correcto.
Y yo diría que si algo está ayudando a que la iglesia vuelva a sus principios, donde cada miembro educaba a su hijo en su propia casa, es el ambiente casi de terror que se está viviendo afuera. Narcotráfico, robos, terrorismo.
Seguramente que a esta altura tú estás pensando que todo esto será muy loable, pero que en tu caso es imposible porque trabajan los dos, tú y tu marido y el niño tiene que quedarse con alguien sí o sí. Lo he oído y hasta lo he dicho yo mismo, ¿Y sabes qué? Me respondieron que en ese caso, uno de los dos debería dejar de trabajar.
Y si la respuesta va a ser que en ese caso seguramente van a pasar necesidades, ya tengo la respuesta subsiguiente que me dieron a mí: ¡No! ¡Porque cuando tú decides meterte en el diseño de Dios, Él es quien corre con todos los gastos! Y yo no lo probé en esto, específicamente, pero en otras áreas, déjame decirte que sí funciona.
¿Usted me está diciendo que volver al principio es el padre trabajando y la madre cuidando a los niños? Sí, eso es lo que dije. ¡Pero eso es machismo arcaico y fuera de tiempo! ¡No1 ¡No es machismo, es diseño de Dios! No es machismo, Dios nos libre del machismo.
¿Qué mejor tutora habrá que una madre? ¡Pro es que soy una profesional! Correcto, pero entonces mientras ejerces tu profesión, no tengas hijos, Espera y tenlos luego. No tiene mucho sentido que un día tu hijo le diga mamá a la niñera. Tampoco lo puede criar la abuela. Ella lo debe malcriar, no educar.
La iglesia debe modificar lo que no es propio de ella. La escuela dominical, por ejemplo, viene del año 1800, no es parte de la iglesia primitiva. Y se creó para alfabetizar a los niños. Porque en la era victoriana, los niños pequeños trabajaban, y lo hacían de modo tal que abandonaban el colegio.
Entonces hubo un hombre que se llenó de misericordia, y abrió su congregación los domingos por la mañana, que era el único día que los niños no trabajaban, y los traía para enseñarles a leer, y en ese proceso los evangelizaba. Ahí surge la escuela dominical.
Nunca fue el diseño de Dios que sean otras personas las que enseñen a nuestros hijos. Después aparecerá el llamado líder de jóvenes. ¿Sabes cuál es la realidad hoy día? ¿Sabes a quién admiran los jóvenes de las congregaciones, en lugar de admirar a sus padres? ¡Al líder de jóvenes!
Sin proponérselo, y en la mayoría de los casos con su cómoda complicidad, los líderes de jóvenes les están robando a los padres de esos muchachos el rol de ser emblemas para ellos. Escucha esto que leí en alguna parte: No tenemos el derecho de reinventar la iglesia.
Te puedes dar cuenta, hoy, que la familia está, de lunes a viernes, entre colegio, trabajo, facultad, separados. En una de esas, cenan juntos, no lo sé. Llega el sábado, y el muchacho se va a su reunión de jóvenes. No está con sus padres. Llega el domingo y van a la reunión, pero al joven lo mandan por allá lejos, a alguna actividad especial para ellos, y para que no se aburran o molesten en el templo.
¿Dónde está toda la familia unida en este proceso? Además de eso, que el grupo para discipular solo a hombres, el otro que discipula sólo a mujeres. A la larga, te vas a dar cuenta que nosotros, lejos de defender un modelo de familia unida, lo que hacemos es promover un modelo de familia dividida. Disfuncional.
Yo creo fielmente que el líder de jóvenes tiene que ser el padre de cada uno de esos jóvenes. ¡Pero es que no están preparados! Pues se deben preparar si es que desean servir al Señor como dicen. El gran problema del sistema babilónico, es que anula la función del cuerpo.
Convierte a la persona en alguien que sólo debe escuchar. Al punto tal que de pronto no necesitamos nosotros educar a nuestros hijos, no necesitamos discipularlos, no necesitamos identificar sus puntos débiles, fortalezas o llamados ministeriales, ataduras o iniquidades. ¡Todo lo hace la iglesia!
Y ahí andan los padres, desesperados buscando a pastores para que encarrilen a sus hijos desviados. Atroz. Y cuando alguno de ellos logra encaminarlo, pasa a ser el héroe de la película, incluso hasta para el joven rescatado.
Hay algo que la iglesia en general ha perdido: la imagen masculina y la del padre como tal. Yo reconozco que una gran parte de mi formación e información, yo la recibí de mis amigos, de gente que tuve circunstancialmente cerca, no de mis padres. De acuerdo, fue así, no se puede cambiar. ¿Pero tendrán mis hijos, y los hijos de mis hijos, que repetir esa historia?
Yo particularmente creo que Dios nunca tuvo en su corazón que hubiera ministerios para trabajar con personas específicas de la familia. El diseño de Dios, era que la familia misma resuelva eso. ¿Quiénes ayudaron a Noé con el arca? Sus hijos. Punto y aparte. ¿Buenos, regulares, malos? Sus hijos. Listo.
De hecho, esto no tiene nada que ver con esos ministerios que están plantados en lugares muy complicados por la droga, el alcohol o el delito, donde sí tienen y deben hacer de padres para muchos jóvenes rescatados de la basura, porque los verdaderos no están en condiciones de hacerse cargo.
Pero esos son casos puntuales, donde de alguna manera la iglesia pasa a armar una especie de familia sustituta para reemplazar las que no existen. Nada que ver con congregaciones normales donde la mayoría de sus miembros se reparten en familias.
El setenta por ciento de la iglesia de Latinoamérica, está compuesto por mujeres. ¿Por qué? Porque venimos de un modelo equivocado. Venimos de la iglesia Católica, y ¿Qué figura preponderante tenía esa iglesia en la familia? La abuela. Ella era la que se imponía sobre marido, hijos, yernos y decidía quien y cuando se bautizaba o tomaba su comunión.
Y ese modelo ultra femenino ha quedado enraizado en la iglesia evangélica. Así va a ser complicado impactar a la sociedad como familia. Porque la cabeza del modelo anda por ahí, perdido, evadiendo responsabilidades.
Y eso es grave, porque las esposas deben admirar a sus maridos, no a sus pastores. ¿Por qué los hombres de la iglesia son así? Porque la misma iglesia no ayuda a los hombres a ser hombres. Venimos de modelos distorsionados. A la mayoría los educaron sus madres, no sus padres.
De allí que el varón latinoamericano promedio, para mi gusto, es demasiado pasivo. Pero este es un tiempo en el que Dios nos está quitando velos. Nos está confrontando con cosas que dábamos por sentadas. En suma, nos está incomodando.
Pero también nos está dando diseños, y a partir de ello, nos está hablando de varias formas. Por eso no tiene sentido que no aproveches esta apertura de cielos que hay en este tiempo. En primer lugar, un llamado de atención muy serio para comprobar si lo que sabemos es lo correcto.
Y cuando lo averigüemos, de lo que se tratará es que nosotros tengamos la honestidad y la disciplina para verificar de dónde hemos sacado nuestros puntos de fe con los que manejamos nuestras vidas. Y no es un hecho de consumo masivo, es algo estrictamente personal.
Asimismo, es notorio que estamos mirando el diseño de Dios. Como ya fue dicho, debemos subir a Sion y desde allí mirar todas las cosas. Si las miramos desde abajo, vamos a entender que hay una explicación para todo. Pero la explicación no justifica el desvío.
Si nosotros subimos a Sion, vamos a entender lo que Dios tiene en su corazón. Estamos en un clarísimo proceso de búsqueda. No hay una sola persona que pueda venir y decirnos que ya llegó, y que lo hizo por tal o cual ruta. Entonces sí es posible que todavía cometamos errores. No importa, estamos avanzando.
